Enamoradas
El mundo da muchas vueltas y,
en una de ellas, Marlene y Rebecca, para su goce personal, acaban de encontrarse
por pura casualidad. Aunque ha pasado mucho tiempo, el hecho del encuentro no
es del todo casual. Son realidades de la vida, que, de forma involuntaria lleva
a las personas a reunirse sin que exista una intención premeditada. Solo hubo
una idea y un propósito en dos
ocasiones, de estar en New York juntas
y que nunca se cumplió. Esta situación, sin embargo, parece ser una conjunción
cósmica del destino que las pone en un
mismo lugar por mor de un influjo inexplicable. En el pasado imaginaron viajar
a ésta ciudad para rehacer su vida en un par de ocasiones. Todo estaba decidido
hasta que una oferta irrenunciable para Rebecca les hizo romper aquellos
planes. Soñaban con vivir su amor y labrarse un futuro en New York, lejos de los conflictos
familiares. Entonces no se cumplió, sin embargo, ahora han llegado a este
encuentro, al lugar elegido en el pasado, por distintos caminos y no hay un
plan determinado ni siquiera un objetivo, todo es pura casualidad. El destino
las ha colocado en el mismo escenario sin que ellas puedan saber por qué.
Se han desplegado demasiadas conmociones en un solo instante para ellas. Circunstancias
que las han desbordado en sus emociones y sentimientos. Pero también son muchas
las interrogantes pendientes entre las dos. Marlene no desea un compromiso sin estar
plenamente segura. Lo ha pensado con serenidad, lo ha madurado durante este
tiempo de separación, no está dispuesta a que algo inesperado enturbie de nuevo
una relación auténtica como ésta.
Puede ser el camino más difícil
a recorrer, su deseo es unirse para siempre con Rebecca, pero habrá de desechar
de su mente dudas, dificultades y posibles conflictos. Todavía no tiene una
percepción clara de si ella ha cambiado, o que esté dispuesta a renunciar a
cosas por estar a su lado. La personalidad de Rebecca siempre ha sido algo
complicada, en ambientes tensos o de apremio, sus respuestas pueden ser muy
agresivas, no permite explicaciones, aunque luego se arrepienta. Marlene piensa
que a veces se parece mucho a Tristán en ese comportamiento. En el pasado, Marlene
siempre encontraba algo positivo en los bretes que tenían entre ellas y
conseguía solucionar cualquier papeleta. Espera tener la misma fortuna de ahora
en adelante.
El amor que siente por Rebecca
no se ha amortiguado un ápice desde que se marchó de Düsseldorf. Muy al
contrario, pensó que la distancia haría
que terminase olvidando aquella loca
pasión. ¡Pero no! Pronto se dio cuenta lo que la echaba de menos. Amaba a
Rebecca más que nada.
Los compromisos adquiridos la
obligaron a permanecer anclada en Los Ángeles.
En la lejanía el sentimiento permanecía inalterable, la nostalgia
mantuvo la llama encendida. Cuando se encontraron en aquel restaurante, todo
ese amor, guardado durante meses, se desbordó casi al instante con una gran
emoción. Nunca habían dejado de pensar la una en la otra desde el mismo
instante de la separación.
Marlene tenía previsto acudir
a Düsseldorf en la semana de descanso del teatro, era un plan para verse con
ella, deseaba ese acercamiento, ese… aproximarse e intentar un nuevo encuentro
sentimental con Rebecca. - Yo sólo quise hacerte feliz, dediqué mi
vida a ti de manera incondicional, pero estabas distraída y fuera de
control. Un día te pusiste fuera de mi
alcance, y no pude continuar a tu lado.-
Las palabras de Marlene golpean fuerte
en lo profundo del alma de Rebecca. - No
podía pronunciar tu nombre ya fuese para hablar o escribir. Nada tenía sentido,
la angustia que sentí causó una gran grieta en mi corazón, tuve que salir de
allí. Necesito decirte que fue así como sucedió. Tenía que buscar la claridad
para mí Rebecca. Que no estuvieras presente cada día era necesario para poder
encauzar mi vida. – Rebecca recuerda la amargura de los dos momentos que
Marlene se alejó. - ¿Sabes? Cuando te
fuiste la primera vez, entendí tu postura, yo no quería que te alejaras, quería
que te quedases, estaba dispuesta a luchar por nosotras. Cuando de repente
regresaste pensé que podríamos haber tenido una segunda oportunidad.- Le
expresa con nostalgia del pasado. -
Quiero decir que, estuviste trabajando en el castillo, lo tomé como una señal,
que por fin habías llegado de nuevo para estar a mi lado. Pero el destino quiso que te marchases de
nuevo. - Marlene está sorprendida por la confesión de Rebecca. Piensa cómo va a responder. - Lo siento si te has sentido así Rebecca, pero que ni siquiera tuvimos
una relación amistosa. Estabas completamente absorta en ti misma con LCL. –
La mirada de Marlene se hace algo fría. –
Yo no podía ver esa actitud en ti, no dabas señales. La sensación que tuve es
que estabas muy lejos de mí, aunque físicamente estuvieras cerca. Comencé a sentir
que esa cercanía dañaba mi corazón, no lo soportaba y decidí poner tierra por
medio.- Rebecca inclina su cabeza y
traga saliva. - No quiero volver a vivir
lo qué pasamos si… ¡Marlene! ¡Sí! Me
equivoqué, fui egoísta y absurda cuando se trataba de ti. Había tomado nuestra
relación por sentada. - La mirada de Rebecca se transforma en lágrimas. -¡No voy a pasar por eso de nuevo! – Afirma
con certeza. Toma un pañuelo de su bolso y se enjuga las lágrimas. Marlene le expresa con la mayor dulzura que
el tono de su voz puede. – Ahora sé lo
que quiero y estoy dispuesta a luchar para conseguirlo, pero creo que es pronto
Rebecca. Te quiero, te quiero sin duda, con más intensidad que nunca. Este
tiempo sin ti ha sido muy difícil. No
entiendo mi vida sin ti. ¡Ya no lo podía aguantar más! - Rebecca escucha en
silencio. Deja que Marlene vuelque su corazón. – Yo
tampoco aguanto más tiempo sin tu compañía.- Expresa Rebecca con sentimiento. – Tenía decidido ir a verte a Düsseldorf a
encontrarme contigo y contarte lo mucho que te amo. ¡Ahora…! - Rebecca la interrumpe… -
Marlene, he sido una completa idiota. No sé como pedirte perdón. Lo que hice no
me lo perdonaré nunca. – Marlene mira a los ojos de Rebecca. – Yo también lo hice muy mal. Me dolió aquel
engaño. Luego me volví loca. Lo de Tristán fue una equivocación mayor que la
tuya.- Rebecca no sabe que decir. -
¿Qué tenemos que hacer ahora?-
Marlene mira con ojos tiernos a su novia. –
Tenemos que hablar. Aún no te he contado todo. Necesitamos tiempo y contarnos
muchas cosas. ¡Te necesito!- Le dice con una dulzura encantadora. Hace un
instante de silencio, mira hacia el suelo, duda en pronunciar las palabras. – Perdona que lo diga de esta forma, pero, ¡No
a cualquier precio! ¡Hay condiciones! – Rebecca levanta la cabeza con
cierto aire de altivez. - ¿Y cuál se
supone es el precio?- Le pregunta. Marlene
guarda un momento de silencio reflexionando. - ¡Tiempo y diálogo! ¡Sinceridad y honestidad! ¡Dedicación y confianza! No quiero que
tengamos ningún conflicto que grave nuestro cariño. Sé que podemos hacerlo,
pero necesitamos tener honestidad mutua. - Rebecca se siente descolocada. No acaba de comprender
lo que Marlene le transmite, quiere entregarse del todo, pero le parece que
ella no debe tener tan claro.
Rebecca habla con sinceridad. - ¡Lo siento! - Se coloca de frente para
poder mirar a Marlene a los ojos. - Lo
siento mucho por todo el infierno por el que te he hecho pasar, después de todo
el caos, no puedo creer que aún me quieras. - Marlene silencia a Rebecca
con un dedo en los labios. - Te amo
Rebecca y juré que nada iba a impedirme estar contigo, nada ni nadie volvería a
vencerme en esta batalla. - Sella su promesa con un beso. - ¿Qué propones?- Rebecca habla con la intriga. - Nada
en concreto. ¡Bueno sí! Lo primero. ¡Tiempo y dialogo! Lo demás vendrá solo si
lo hacemos bien. - Toma aire como queriendo dar la impresión de ser
reflexiva. - Voy a estar tres semanas
representando a Shakespeare en el teatro Delacorte en Central Park. Es tiempo suficiente
para que hablemos de todo lo que nos importa.- Rebecca se siente algo
turbada. Reacciona rápido. - ¡Bien! Ya
que quieres aprovechar el tiempo. Puedes venir a vivir conmigo. Te aseguro que
será fructífero.- Le dice con mirada insinuante, Marlene esperaba esta
propuesta tan sugerente, para ella no es novedad, ya ocurrió en el pasado en
circunstancias poco favorables. Ahora necesita declinar la invitación. - ¡Me encantaría poder hacerlo Rebecca! ¡Te
lo aseguro! Pero no creo que sea lo más acertado.- Marlene es realista y reflexiva
al tiempo. - Pero ¿Por qué? Haríamos
todas las cosas juntas como en el pasado. Tendríamos mucho tiempo para hablar.-
Marlene busca una respuesta convincente. Que Rebecca no juzgue que pretende
alejarse. – Mi deseo es hablar de lo
nuestro. Necesitamos tener claridad para empezar de nuevo con limpieza. Cada
día requerirá una reflexión sobre lo que hablemos. Si estamos liadas, ninguna
lo hará. Hagamos un noviazgo pero sin convivir. - Rebecca la mira con
seriedad, pero entiende la razón de Marlene. - Se trata de saber ¡Qué queremos en nuestra vida en común! Si vamos a
estar juntas para siempre, necesitamos un horizonte limpio al que dirigirnos.
Porque yo no contemplo otra vida si no es contigo. Volver a romper sería
demasiado doloroso. - Rebecca guarda silencio. Necesita expresar sus
sentimientos con convicción. – ¡Marlene! Todo este tiempo sin ti ha sido
muy largo y cruel. Sentía que una parte de mi no estaba. Era incapaz de
moverme. Tu ausencia me hundió y no quiero pensar que vuelvas a desaparecer.
Todo lo que hago es pensando en ti. No hay ningún otro sueño que me mueva,
¡Solo tú!- Marlene se siente halagada, sin embargo le responde rotunda. - ¡Lo sé! Si no lo creyese, no estaríamos
hablando. Pienso en ti muy a menudo y nunca ignoro nuestra relación. – Rebecca
está en una nube y no quiere bajar de ella. - Siempre me preocupo por ti, lo que compartimos fue muy especial, en mi
corazón permanece a pesar del tiempo que hemos estado separadas, lo viviremos
en el alma siempre.- Marlene sonríe.
- Yo sé una cosa Rebecca, gracias a ti sé lo que soy y quién soy. Lo que me
quede en este mundo, siempre te estaré agradecida por ello.-
Marlene no volverá al
apartamento de Rebecca.
Rebecca se encuentra en el
vestíbulo del teatro en espera de la salida de Marlene. Porta entre sus manos un
ramo de flores silvestres. El estreno ha sido un éxito, “Mucho ruido y pocas
nueces” De W. Shakespeare. Se nota en el contento del público que
paulatinamente abandona el recinto comentando alegre sobre lo que han visto y
oído en ese espectáculo.
Las manos le tiemblan
ligeramente mientras sujeta el pequeño ramo de flores. No es un ramo elegante
como las rosas de tallo largo. Sabe que el gusto de Marlene es natural y
sencillo. Margaritas, gardenias y lirios componen un conjunto hermoso de
colores, que hará feliz a su amada. Una leve sonrisa esboza el rostro de
Rebecca. A su imaginación acuden recuerdos en el jardín de Konigsbrunn, en una
cálida y hermosa tarde de primavera. Marlene consiguió arrastrarla desde el
trabajo hasta allí, algo raro y escaso en Rebecca siempre tan atareada y
ocupada en las tareas interminables de LCL y pendiente de las luchas internas
en la familia Lahnstein. Se considera una persona en paz al recordar el
sentimiento de deseo y sosiego que experimentaba al acomodarse junto a ella sobre
la suave manta de algodón extendida sobre el césped. El aroma de las flores se
sumaba a la fragancia que Marlene engrandecía en su entorno vital, vapores que
estimulaban los sentidos de Rebecca despertando un ardor cercano a la pasión. - ¡Sabes! Siempre me han gustado mucho las
flores silvestres. – Le decía, al tiempo que cogía una margarita de entre
la hierba donde había crecido, mirando con dulzura, acaricia la suave piel del
brazo de Rebecca, en un transitar lento hacia el hombro, con el tierno pétalo
hasta cerca de su cuello, provocando un cosquilleo en el lóbulo de su oreja.
Siempre tiene difícil pensar
en otra cosa que no fuese Marlene, sobre todo cuando se funde en su mirada, se
siente cautiva de esos preciosos ojos azules. – Todo el mundo desea que le regalen rosas rojas, a mí me encantan éstas,
las silvestres, porque son libres de nacer en cualquier parte. Las rosas las
cortan el tallo cuando aún no se han abierto y las guardan al frio, de alguna
forma son presas, privadas de su libertad. – Rebecca está en ensoñación. - ¡Te amo Marlene! Siempre te he amado.- El
letargo no dura mucho un ligero empujón casual y un…- ¡Disculpe! – El acomodador no se apercibe de su cercanía y roza
contra su brazo de forma accidental. - ¿Le
puedo ayudar en algo? – Pregunta a Rebecca en forma de súplica. - ¡No, gracias! Estoy esperando a Marlene von Lahnstein. – Responde cordial el
acomodador. - ¿La actriz? – Rebecca
responde afirmativamente. - ¡Lo siento!
Pero los actores tardarán en aparecer. Ahora tienen un encuentro con amigos y
familiares en los camerinos. – Le explica con tranquilidad. Rebecca no está
dispuesta a esperar de forma indefinida. - ¿Cómo
puedo acceder a ese lugar? – Pregunta interesada a lo que el acomodador le
responde que lo siente de nuevo pero el acceso es restringido a amigos y
familiares, como ya le ha manifestado antes. –
Eso no debe ser un inconveniente, soy de la familia, mi nombre es Rebecca von
Lahnstein. – Le
dice con autoridad. - ¡Ah! En ese caso,
no hay problema. Acompáñeme. – Dicho esto el acomodador conduce a Rebecca
por un pasillo lateral hasta una puerta final que abre y le cede el paso para
que se introduzca. Él la conduce por entre actores y visitantes hasta que
encuentran a Marlene charlando con algunos compañeros del reparto, que aún no
se han desprendido de sus ropas escénicas, ella tampoco. - ¡Marlene!
– Reclama su atención. Ella se da la vuelta exponiendo una gran sonrisa. - ¡Rebecca! – Exclama como sorprendida. - ¡Que alegría verte aquí! – Se funden en
un abrazo, Rebecca muestra el ramo como en una ofrenda. - ¡Qué maravilla! – Marlene deja ver su espléndida sonrisa y besa con
mimo la mejilla de Rebecca muy cerca de sus labios.
Tras el éxito cosechado por la
compañía de teatro en Central Park, Marlene y Rebecca, con el resto del reparto
salen a celebrarlo. Después de tomar un refrigerio recalan en una discoteca
donde bailar y divertirse hasta pasada medianoche. Después
en el apartamento de Rebecca, con la euforia del momento, se entregan con la
pasión que los sentimientos impulsan.
Han pasado las tres semanas de
representaciones. No han vuelto a compartir
lecho. Sólo besos prolongados, realizados en rincones a hurtadillas, en el
almacén de M&R, o en cualquier lugar escondido de las miradas ajenas.
Hablan todo el tiempo. Las conversaciones se desenvuelven entre lo trivial y lo
importante, a veces también discuten, dentro del orden lógico de la relación de
pareja. Luego se disculpan sin mirar atrás. –
Ahora he empezado algo nuevo con libertad.- Explica Rebecca.- Algo nuevo con la libertad que deseaba, sin limitaciones ni normas.
Quiero mostrar una moda que refleje la inquietud femenina. Una moda, como dijo
Thorn, provocativa y fantasiosa, atrevida, bohemia y al mismo tiempo clásica.- Marlene también cuenta sus
vivencias teatrales. Como enfoca su vida como actriz. Sueña con poder debutar
algún día en Brodway.
Pasadas esas tres semanas
Marlene ha de viajar a Düsseldorf como tenía previsto. No solo era buscar el
encuentro con Rebecca, otras obligaciones familiares y sociales que debe
cumplir la están esperando. La despide en el aeropuerto con un abrazo
apasionado. – Solo es una semana. ¡Lo sé!
Pero es que no puedo quitarme esa sensación de perderte, aunque sea un solo
día. – Marlene tranquiliza a Rebecca. -
¡Volveré! ¡Te lo prometo! Siempre cumplo mi palabra, lo sabes. Te llamo cuando
aterrice en Alemania.-
Detiene la mirada sobre la de Rebecca. –
¡He de contarte algo a mi regreso! - Con
esta frase misteriosa y un cariñoso beso, se despide, dejando a Rebecca
intrigada. Retorna a su apartamento. Por
el camino trata de reflexionar sobre ese misterio. No encuentra una
respuesta convincente. Ya en casa pasea por el salón sin un propósito, no tiene
sueño, se ha acostado hace rato pero se ha vuelto a levantar. Se encuentra algo
nerviosa y decide recurrir a las medicinas, que sin duda la conducirán a un sueño reparador. Con la
cápsula en una mano y un vaso conteniendo un zumo en la otra, se detiene frente
a la ventana, contempla el paisaje, mira el medicamento depositado en su mano y
cierra el puño. En este momento está pensando que el motivo de su inquietud
está volando sobre el océano. Lleva quince días sin recurrir a las ayudas para
poder descansar. “¿Por qué habría de
necesitarlo ahora? Desde que Marlene está
a mi lado no me he acordado de tomarla y he descansado muy bien. ¿Qué me pasa
ahora?... ¡Se ha alejado! “ Respira.
Reflexiona. “Simplemente se ha ido de visita, no seas
histérica, volverá. Me lo ha prometido
y ella cumple sus promesas.” A las seis de la mañana la
despierta el sonido insistente del móvil. -¿Marlene?...
¡Buenos días cariño!... ¡Nó! Ya se que es muy temprano, en cinco minutos
sonará el despertador… ¿Qué tal el vuelo?... Pues anoche tardé en dormirme ¡Te
echo de menos! … ¡Yo también te quiero!... Un beso… ¡Adiós! -
Con una sonrisa puesta en su
rostro, comienza a estirarse y a revolcarse entre las sábanas, se apoya en los
codos para elevar la mirada y poder alcanzar con la vista el paisaje del
exterior, ya amanece y la luz primera del día le parece maravillosa. Ha
conseguido dormir sin la medicina, como los días anteriores, al regresar a la
cama lo hizo con el rostro sonriente de Marlene en su pensamiento y una
fotografía en sus manos, que besa como si fuese Marlene en relidad. - ¡No hay mejor medicina que el amor!-
Se dice dando un salto sobre la alfombra.
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