Una separación necesaria

Una separación necesaria

viernes, 30 de noviembre de 2018

20ª Entrega


Es solo un trámite. 

La temporada de revista de Brodway poco a poco se va transformando en un éxito casi inesperado. El público acude de forma creciente a la revista en la que Marlene luce sus mejores dotes de actriz. Por su parte Rebecca está exultante con su tienda de la calle Stanton. El fluir de clientes es constante y las ventas de sus modelos aumentan de forma constante, se ha vuelto muy popular entre la alta sociedad neoyorquina. Las ganas de Rebecca por crear nuevos diseños son estimuladas con tanto laurel. Antes de la primavera ya se está planteando realizar su propio desfile de moda, como cualquier modista de alta costura. Marlene la anima en esa idea y como buena organizadora le prepara un estudio previo para llevarlo a una realidad.
Todo parece maravilloso de cara al futuro, pero deben de cumplir con lo prometido entre ellas, enlazar sus vidas como lo están sus almas. Tanto trabajo casi les hace perder el rumbo y olvidar que tienen pendiente una ceremonia de boda que debió aplazarse por un desgraciado accidente.
Rebecca propone que, ya concluido el otoño y casi el invierno, opina que con la primavera avanzada y la floración explotando el mes de Mayo sería una buena época para realizar la ceremonia. Marlene se muestra conforme, hasta le parece una preciosidad que se casen rodeadas de flores en plena efervescencia.  Consigue en el teatro licencia para una semana, actuará una de las suplentes en su lugar y Rebecca no necesita cerrar la tienda. A primeros de mes viajan a Düsseldorf, no sin antes planificar con toda la familia los detalles de la boda, cuando ellas lleguen estaran ultimados los encargos y casi todo lo concerniente a la ceremonia.
Justus despliega todo su ingenio para que ese día todo sea perfecto para las condesitas, como ella las llama, organiza a la servidumbre, los adornos florales, el templete de la ceremonia, y todos aquellos elementos necesarios para que todo esté perfecto.



El día anterior a la boda se realiza en el castillo una cena familiar en la que solo están presentes los Lanhstein y los Wolf. Es una idea de Tristán que está resuelto a compensar todo lo que de inoportuno ha forjado. La cena se desarrolla con toda cordialidad, llena de sonrisas y buenos deseos entre todos. Con parsimonia actitud al llegar a los postres Tristán se levanta y hace sonar su copa golpeándola con un tenedor. Con la atención sorprendida de todos comienza a hablar. – Deseo hacer un brindis por lo que va a suceder mañana. Queridas Marlene y Rebecca, sé que en el pasado todo fue tormentoso entre nosotros. Nada deseo más que olvidarlo y que vosotras lo olvidéis también. Mi apuesta para el futuro es un deseo de que seáis felices sin interferencias que os perturben. He entendido que vuestro amor es el más sólido que he visto nunca. Marlene, sé que cuidarás de Rebecca como solo tú eres capaz, no se necesitan más pruebas de tu amor por ella después de lo vivido. Rebecca, tienes a tu lado lo más preciado que una persona pueda desear, un amor incondicional fuerte y solidario, cuídala, es una joya, lo sé muy bien. Solo contemplar como os miráis cualquiera puede apreciar esa conexión de vuestras almas. Espero que seáis felices el resto de vuestra vida. ¡Por el amor y por vosotras! – Levanta su copa y le acompañan todos los comensales poniéndose en pie. -¡Por el amor! – Dicen todos al unísono.



Y llega por fin el ansiado día, un bullicio tremendo recorre  el castillo. Han preparado la carpa en el centro del gran patio. La ceremonia será al aire libre. 
Las novias han pasado la noche en el invernadero mirándose fijamente a los ojos. - Mañana sellamos nuestras vidas, Marlene.- Ella la mira complacida y le responde con dulzura. – La sellamos hace mucho Rebecca, mañana prometemos no volver a separarnos nunca.- Coge aire despacio y vuelve a mirar a esos ojos marrones que la absorben.   – Hay algo que quiero decirte. Ya sabes lo que me gusta leer libros de los clásicos, de la historia y de las religiones como la judía o la cristiana. A veces encuentras cosas muy interesantes y muy bonitas. Esta que te voy a relatar me hizo acordarme de ti cuando estaba en Los Angeles. Describe con toda claridad lo que es el amor entre dos personas y no puede describir con más exactitud lo que siento. Es del libro de Ruth en la tradición judaica, dice así: No me pidas que te deje o que me aparte de ti. Donde quiera que tú vayas, iré yo. Donde quiera que tú mores, moraré yo y donde tu murieras, moriré yo y allí seré enterrada. Es el pensamiento más bello que conozco sobre el amor y así pienso, donde tú estés allí me  encontrarás.- Rebecca no sabe qué decir, solo contempla maravillada la belleza que Marlene atesora en su interior y en su cuerpo. La besa con toda dulzura y se abrazan con fuerza.

Hileras de sillas blancas están ocupadas por amigos y familiares con los que Marlene y Rebecca querían compartir su enlace y al fondo hay un arco de flores silvestres cuidadosamente diseñado que marca el lugar donde ellas se comprometerán para siempre. La espera para el comienzo de la ceremonia acaba  al sonar, del cuarteto de violinistas que comienzan a interpretar, el Canon de Pachelbel. Tristán y Tomás situados en sus respectivos lugares, al principio del pasillo, están listos para escoltar a las novias. Marlene a la derecha y Rebecca a la izquierda aparecen por detrás de las barreras florales que habían mantenido a las dos escondidas simbólicamente la una de la otra. Ambas mujeres irradian alegría en el momento en que sus ojos se fijan entre sí, una sonrisa permanente aparece en cada una de sus caras encantadoras. Casi en estado hipnótico comienzan a caminar una hacia la otra, frente a frente, sólo para ser interceptados por Thomas y Tristán. La separación será breve, apenas el paseo por el pasaje entre las sillas hasta el arco floral. Marlene se coge del brazo de su padre y Rebeca de su hermano, cada uno conduce con orgullo a las novias por el pasillo hacia la oficiante. Thomas y Tristán toman las manos de ambas damas para unir a las novias. Thomas besa en la mejilla a Marlene y Tristán en los dos hombros de Rebecca desvaneciéndose hacia el fondo. Kim y Dana son las damas de Marlene. Hagen y Sebastian testigos a la izquierda de Rebecca. Marlene percibe temblando la mano de Rebecca en la suya. De pie delante de la audiencia no es fácil para Rebecca. En un esfuerzo por tranquilizarla Marlene acaricia suavemente sus dedos, susurrando en el oído en voz baja - ¡Cálmate! - Rebecca consigue sentirse serena ante la sensación del tacto de Marlene y el sonido de su voz, con un ligero asentimiento de sí, las dos dan un último paso más hacia la oficiante de la boda. Ella comienza la ceremonia con una breve alocución.    - Nos hemos reunido aquí con la finalidad de unir en matrimonio a Rebeca von Lahnstein y Marlene Wolf. Esta unión es el fruto de un sentimiento de amor fuerte y sólido entre ambas contrayentes. Han decidido unir sus almas para afrontar el futuro con la esperanza de una vida en armonía y con el objetivo de ser felices hasta el final de sus días. – Hace una pequeña pausa y abre una carpeta para comenzar a leer. - ¿Rebecca von Lahnstein y Marlene Wolf acudís a esta ceremonia voluntariamente con los corazones dispuestos a recibiros la una a la otra en matrimonio?- Se miran fijamente a los ojos - ¡Sí! - Contestan ambas mujeres. 
¿Prometéis amaros, respetaros con absoluta lealtad, compartir la alegría y apoyaros en las dificultades? – Vuelven a mirarse frente a frente. - ¡Si! Es lo que haremos toda nuestra vida. – Responden al unísono.
Marlene se esfuerza todo lo posible por prestar atención a las palabras pronunciadas por la oficiante, pero su atención no puede desviarse de los cautivadores ojos marrones de Rebecca que están encerrados en los suyos. Las palabras aleatorias del discurso del oficiante, como el respeto y la lealtad, distraerían a Rebecca y Marlene de la mirada de cada una. Llega el momento de que Rebecca y Marlene intercambiaran los anillos y los votos. Con el permiso de la oficiante Marlene comienza a hablar. - Me resultó difícil escribir lo que siento necesario para decirte en estos momentos. No pude encontrar todas las palabras que podrían describir ... cuán increíblemente enamorada estoy de ti.  Recuerdo una época en la que tuve miedo de decir en voz alta que te quería y ahora ... No quiero nada más que todo el mundo lo sepa, que sin ninguna duda, tú, Rebeca von Lahnstein tienes todo mi corazón. Nunca supe lo poderoso que era el amor hasta que descubrí la vida contigo. Todo mi mundo quedó hecho un revoltijo. Aquello que pudiera pensar acerca de amar a otra persona cambió radicalmente… para mejor. Cuando entraste en mi corazón ya no pude imaginar mi vida sin ti. Tu amor me ha hecho más fuerte y sólo espero que mi amor pueda hacer lo mismo por ti, espero con ansias conocer lo que nuestro futuro juntas tiene reservado y juro estar a tu lado siempre, para lo bueno y para lo malo.-
Biggi ayuda a Tommy a acercarse a Marlene, y en su pequeña mano sostiene la almohadilla con la banda de raso para Rebecca. Marlene toma la banda y enlaza la mano de Rebecca en la suya cuidadosamente, toma el anillo de desposorio, lo pone en el dedo de Rebecca. - Este anillo representa mi promesa de que seré la morada del amor y la devoción que tengo y siempre tendré por ti. - La alegría de Rebecca se desborda mientras mira el símbolo de oro que ahora adorna su mano. Su atención a Marlene es interrumpida por la petición de la oficiante, ahora es su turno. Antes de que pudiera hablar, siente un suave tirón de su vestido. Rebecca baja la mirada hacia el dulce rostro de Emma, que está de pie a su lado con el brazo extendido, sostiene la banda de raso en oro que debe enlazar la mano de Marlene. Rebecca toma el anillo del querubín con la mano, agradece el gesto a la niña con una sonrisa, y se dispone a completar los votos. Rebecca comienza a hablar, sus abrumadoras emociones hacen que su voz quiebre. Una vez más Marlene no puede resistir el encanto subconsciente de Rebecca. Marlene es ahora la que empieza a estar emotiva. Rebecca se aclara la garganta y comienza de nuevo.  – Marlene, tú has sido mi inspiración y mi apoyo a través de los momentos más difíciles de mi vida, te sacrificaste por mí porque me amabas incondicionalmente e incluso siempre viste en mi lo mejor de mi persona.  Que esta unión sea el comienzo de una vida larga y feliz llena de hogar, familia e hijos. Que nunca más nos perdamos en el camino. Y lo más importante, dejar que el amor que compartimos sea un recordatorio constante de lo que hemos construido. Que él sea ese faro de luz que alumbre el sendero en nuestro caminar en tiempos de incertidumbre. Marlene te doy mi amor eterno ante nuestra familia y amigos. Este anillo te entrego como un símbolo de mi amor por ti, junto con el tuyo será el lazo que una nuestras vidas juntas para la eternidad. - Antes de que el oficiante pudiera reanudar, añadió Rebeca. - Eternidad, ese es el tiempo que te amaré. - Marlene no creía que su corazón pudiera llenarse más de amor por ella, estaba delante suya besándose con la mirada. Dándoles su momento el oficiante continuó. - Es un honor y un privilegio para mí deciros, Rebecca von Lahnstein y  Marlene Wolf, que desde ahora estáis unidas en uno, en el amor y el matrimonio. Pueden certificar el enlace con el beso ceremonial. - A pesar de que sus labios se habían reunido muchas veces antes nunca habían tenido un beso tan dulce para ambas mujeres. Fue el único beso que selló su destino, las dos en uno solo. Un beso que podrían haber dejado ir por mucho más si no hubiera sido por el anuncio de la oficiante. - Señoras y caballeros, les presento al matrimonio Rebecca y Marlene von Lahnstein Wolf. - Ambas se dan la vuelta para presentarse ante su familia y amigos. Incapaces de contener tanta felicidad se toman de la mano y dan sus primeros pasos hacia un futuro juntas para siempre.


                 Se acabó.


martes, 27 de noviembre de 2018

19ª Entrega


 Reencuentro.

El encuentro entre Rebecca y Tristán en los jardines de Koninsgbrunm es inesperado, pero a la vez resulta tranquilizador para él. Aunque las noticias que le han llegado, sobre el estado de salud de su hermana, son muy positivas, verla de nuevo ejerce de bálsamo en la preocupación de Tristán. Ella le mira seria, no se han visto desde el día del accidente y el gesto es tenso entre los dos. Elisabeth capta la zozobra de Rebecca.  - ¿Estás bien? – Rebecca asiente con la cabeza y mira desafiante a Tristán. Él también se siente inquieto, hace semanas que quiere hablar con ella, pero no se ha sentido lo suficientemente fuerte para hacerlo. - ¿Cómo estás, hermanita? – Pregunta con timidez y algo nervioso, empleando un tono conciliador. - ¡Recuperada! – Ella le contesta en un tono algo lejano. – ¿Podemos hablar? – Continúa su nerviosismo.  - ¡Por supuesto! - Ella no le cierra la puerta. Necesita conocer cómo será su relación de ahora en adelante y eso solo lo sabrá entendiéndose con él. Es mucho lo que Tristán ha hecho de mal y el cariño fraternal que existía entre ellos dos se ha ido degradando hasta que el día del accidente todo pareció romperse. Elisabeth mira expectante a Rebecca, ella le asiente con un gesto de su mirada. – Estaré en el estudio, si me necesitas. – Abandona con dudas la compañía de los dos hermanos, confía en que ambos hablen con sensatez. Tristán es un misterio pues nunca da signos de su comportamiento inmediato y casi siempre rompe cualquier pronóstico. Rebecca está tranquila porque ha visto y captado sensación culpable en sus ojos y espera que tenga un gesto de desagravio con ella. Recuerda la conversación con Marlene y lo que expresó mientras estaba inconsciente.
Ambos caminan despacio, el uno al lado del otro en silencio. Rebecca espera que Tristán rompa el mutismo en el que está encerrado, al fin y al cabo, él es quien ha propuesto hablar. Ella no se descompone ni apura el momento.  - ¡Lo siento! Lo siento mucho, no me lo perdonaré en la vida. Si hubieses muerto, yo me moriría detrás de ti. Nunca quise hacerte daño, pero en aquel momento no pensaba, era mi lado oscuro quién me gobernaba. – Rebecca está a punto de lágrima, pero se recompone.  – Fue un accidente, no tenías intención de hacerme daño, me caí al apartarme, tu estabas enfurecido con Marlene y actuabas cegado. – Tristán mira a su hermana algo sorprendido. Pensaba que ella le echaría la culpa de todo lo sucedido y eso le preocupaba. Oyendo la respuesta que le ha dado, se da cuenta de lo superficial que era su pensamiento.  - ¡Lo siento! Lo siento de nuevo por el infierno que os he hecho pasar. Me he dado cuenta, muy tarde para mi conciencia, de que el amor entre vosotras dos es algo que impresiona. Marlene me lo describió con palabras que yo nunca sería capaz de expresar. Hagen me hizo ver lo importantes que sois la una para la otra y me arrepiento de estar tan ciego. Me ofuscó mucho veros de nuevo, ya había olvidado mis rencores. Estabais fuera de mi vista y muy lejos. Cuando Marlene mostró a su hijo, algo se revolvió dentro de mí y por un momento pensé que era mío. A partir de ahí no quise escuchar a nadie y actué cegado por mi locura. – Rebecca se siente ahora reconfortada por las palabras de Tristán. Sin embargo, todavía tiene sus dudas. En el pasado también prometió no intervenir entre ellas y no cumplió su palabra, una vez casi las mata en la cuadra con un incendio. – Comprenderás que debo ser cauta con lo que me estás diciendo. Tu pasado habla por ti. – Le expone en un tono menos tenso. Ella entiende el gesto de sinceridad de su hermano, pero duda de que sea capaz de mantener su promesa, sobre todo en momentos tensos o cuando el nivel de alcohol le haga estar fuera de la realidad. -  Tristán, la semana que viene regreso a Nueva York, Marlene ya está allí. Como ya sabes nos casaremos muy pronto. No volveremos a cruzar nuestros caminos, salvo que sea necesario. Busca tu felicidad, olvídate de nosotras, ya somos felices juntas y tu no eres parte de esa felicidad. Solo lo serás el día que olvides a Marlene y lo que te hizo. Debes emprender una nueva vida al lado de otra persona o vivas solo porque así lo has decidido. Déjanos vivir la nuestra en paz, ya tenemos un proyecto de futuro organizado. Si quieres formar parte de ello, reconduce la tuya y todos ganaremos. Le dijiste a Marlene que una vez te dije que eras mi héroe. Vuelve a serlo, solo debes recuperar tu propia vida  y vívela feliz, entonces volverás a ser mi héroe. Hasta ese momento solo serás mi hermano… un hermano lejano. – Duras palabras de Rebeca que hacen mella en el alma de Tristán. Él recapacita durante un rato, mientras caminan, le va dando patadas a algunas piedrecitas de la senda, con eso descarga su ansiedad. Rebecca lo observa con el rabillo del ojo. - ¡Sabes! En parte estoy haciendo lo que me dices. Hace meses que estoy saliendo con alguien que me gusta y que tiene una personalidad magnética.  Ella no sabía nada de lo de Marlene hasta que no tuve más remedio que contárselo, me veía muy triste por tu salud, y le terminé confesando que me consideraba culpable de lo sucedido. Le conté todo y lo que más me sorprendió es que comprendió mi zozobra. Ese día fuimos al Hospital, fue cuando te visité, estabas inconsciente, Marlene estuvo muy tolerante, pero salí de allí completamente entristecido después de ver el estado en el que te había dejado. – Rebecca se detiene en su caminar, se gira hacia él y le mira. – Tú no hiciste nada, yo me caí sola porque tropecé, no te culpes por ello. Es ya agua pasada y no debes atormentarte. Es cierto que si no te hubieses presentado de esa manera nada hubiese sucedido, pero ya está, estoy curada, viva y deseando ver a Marlene con toda el alma. Olvida todo y empieza de nuevo. -  Toma aire después del discurso y en un tono más suave comienza a hablar de nuevo. - Me alegra lo que me has dicho y veo que has encontrado a alguien que puede hacerte feliz. La comprensión del otro es la base fundamental de una relación, ojalá tengas suerte Tristán, estaré muy feliz si consigues estabilizar tu vida.- Tristán sonríe ligeramente y mira al suelo con algo de pudor.  – Marisa es un encanto, desde que la conozco vivo muy a gusto. – Rebecca vuelve a mirar a su hermano con misterio.  - ¿Has dicho Marisa? ¿No será la as…?- Tristán corta la frase asintiendo con una sonrisa.  - ¡Ahhh! Bonita chica, muy agradable. Ha estado como asistente conmigo. -  Tristán sigue sonriendo, - ¡Lo sé! Me ha contado que no has perdido tu creatividad. Y no solo es asistente, será una diseñadora de categoría, he visto sus bocetos y son espléndidos. – La conversación deriva hacia el tema de Marisa. Durante rato hablan de ella, LCL y el banco. Él la informa puntualmente de todo lo relacionado con las empresas de la familia.

Rebecca espera con el equipaje en la terminal del aeropuerto de Colonia la llegada de Thomas con el pequeño Tomy, al que no ha dejado de ver un solo día. Se lo lleva a Nueva York. También ha llamado a Roselyn para que regrese a la ciudad de los rascacielos. Como de costumbre el niño se abalanza sobre ella. Thomas está algo triste por la partida del niño, todas estas semanas en casa han sido una alegría para él y Biggy, y por supuesto para su tío, el otro Thomy. Rebecca toma el vuelo de media tarde, cuando llegue a su destino Marlene estará en pleno ensayo, la esperará en el apartamento. Aunque le ha anticipado que ya puede viajar, mantiene el misterio de la hora de llegada. Calcula que estará en el apartamento sobre las ocho de la tarde de N.York, tiempo suficiente para dejar a Tomy en su cama, estará completamente dormido, facilitando así los planes de Rebecca para dar la sorpresa a Marlene. 
La pesada carga de Tomy y la maleta no amilanan las ganas de Rebecca, está ansiosa por ver de nuevo a Marlene. Llega al apartamento y acuesta al niño en su cama, comprueba que está todo correcto y se dedica a preparar la bienvenida a su amada.
Marlene abre la puerta, el cerrojo muestra signos de no estar pasado, recuerda que todos los días al salir si lo cierra. Piensa que quizás no lo ha hecho. Al abrir percibe un aroma familiar y que algo hay en el dormitorio, una tenue luz asoma por una rendija de la puerta de acceso a la habitación, se acerca misteriosa y la empuja suavemente. Una hilera de velas encendidas ilumina el rostro de Rebecca allí de pie delante suya. La encuentra bellísima y de un salto se acerca, la abraza besando sus labios con verdadera pasión. Se le saltan las lágrimas de felicidad - ¡Oh! ¡Dios mío! ¡Cuánto he soñado con verte! – Marlene no cabe en si de gozo al tener a Rebecca en sus brazos. - ¡Te quiero, te quiero, te quiero! Eres lo mejor de mi vida. – Le dice nerviosa y aún temblorosa. Deseaba tanto volverla a encontrar que no cabe en si de gozo. Con insinuante actitud Rebecca comienza a desabrochar la camisa de Marlene. Al principio se deja llevar, pero de pronto se le despiertan las alarmas. - ¿Estás segura? ¿Podemos hacerlo? – Pregunta algo insegura.  - ¡Estoy segura! Y nada me apetece más que hacer el amor de nuevo contigo, lo deseo mas que nada en el mundo.- Rebecca disipa todas las dudas de Marlene con un profundo beso. Ella misma se desprende del camisón que lleva puesto, descubriendo su desnudez ante su amada, que rápidamente la sigue y se introducen en la cama llenas de pasión. Es Rebecca quien toma el mando de las operaciones. Se coloca sobre Marlene y encajan sus cuerpos de forma perfecta. para seguir con ese baile erótico que las conduce finalmente al éxtasis mutuo. 

La tienda de la calle Stanton es un hervidero de gente esa mañana, Rebecca no se lo cree, casi no puede conducirse entre la gente hasta detrás del mostrador, donde sus empleadas la reciben de forma entusiasta. Con la cara llena de espanto se introduce en su despacho y algo especial está en el ambiente que la intriga. Se sienta en la silla de la mesa para comprobar que está modificada. – Aquí se ha sentado otra persona. -  Expresa un pensamiento en voz alta. El orden de la mesa también está alterado, no es su orden. De pronto le entra una sensación de que alguien ha invadido su espacio vital en aquel lugar. Revisa la documentación, los cajones, los expedientes comerciales y todo está en orden, todo está al día, como si ella hubiese estado trabajando cada jornada de ausencia. -  Solo puede ser una persona. Marlene. – Reflexiona un instante y a continuación comienza a reordenar el despacho a su manera, ajusta la silla a su medida y coloca las cosas como a ella le gustan. Del bolso extrae una fotografía enmarcada de Marlene y ella abrazadas y mirándose a los ojos. La coloca sobre la mesa a su izquierda, entre la puerta y su mirada. Poco rato después aparece Isabel, la encargada, es una mujer alta, latina y atractiva, cuerpo de modelo y una mirada inteligente. Ella le cuenta que los últimos días Marlene ha estado gestionando todo lo que había pendiente. Rebecca le contesta que ya lo sabía. Se disculpa con ella por no haberla avisado. – No hacía falta, tu hermano Sebastián nos avisó. De hecho un día pasó por aquí con su mujer, Tanja, de camino a San Francisco, hicieron una visita a la tienda. – Rebecca se enciende, nada tenía que hacer aquí Tanja. Esta tienda no pertenece a LCL. Siempre tiene que entrometerse.  

Marlene aparece antes de la hora del almuerzo, sonriente entra en la tienda y pregunta por Rebecca. Isabel señala el almacén. Abre la puerta y la ve de espaldas buscando algo en un estante. Sigilosa se acerca a ella y la abraza por la cintura. Rebecca da un respingo asustada, se le ilumina la mirada al ver a su amada sujetándola por la cintura y queriendo darle un beso de bienvenida. Ella la rodea con su brazo derecho y se desprende de la caja que lleva en la mano izquierda para abrazarla mientras recibe el cariñoso beso de Marlene.  - ¿Dónde estabas? Te perdí al salir de casa. -  Le dice tierna.  – Fui a buscar a Roselyn al aeropuerto. Me llamó para decir que ya estaba en La Guardia. Ahora está con Tomy en casa. ¿Almorzamos? – Rebecca pone una sonrisa con los ojos iluminados. – Marlene, ¿Has hecho tú todo lo que me he encontrado en la tienda?- Marlene la mira extrañada. - ¡Sí! ¿No te gusta? -  Rebecca la mira con pasión, no puede verla de otra forma. - ¡Me encanta! Has hecho un trabajo magnífico.- Salen del almacén y se dirigen al despacho, Rebecca recoge el bolso y salen hacia la calle. En el restaurante Balvanera deciden hacer el almuerzo, como hacía Rebecca con frecuencia. - ¿De verdad te ha gustado? No estaba segura si querías algo así. Puse mi cabeza a trabajar por que no podía estar casi medio día sin hacer nada. Los ensayos comienzan a las cuatro de la tarde, estamos unas cinco horas en el escenario ensayando, pero las mañanas eran interminables sin ti a mi lado y ya ves. -  Rebecca escucha con atención. – Pero ¿Cómo has conseguido llenar la tienda de gente? Esta mañana no se cabía, Isabel está encantada. – Marlene le va explicando paso por paso todos los detalles de la campaña publicitaria y las gestiones que ha realizado con casas comerciales y centros de ocio, teatros y salas de muestras textiles. - Isabel ha sido de gran ayuda para conocer algunas cosas de esta ciudad que me han sido muy útiles. – Así fue desgranando uno a uno todos los detalles. Acabada la comida, Rebecca regresa a la tienda y Marlene se encamina al teatro de la Avenida Brodway.

El estreno de Marlene en la escena resulta muy satisfactorio, no ha sido un gran éxito pero al menos ella se siente triunfadora por el trabajo realizado en escena.  Rebecca la ha acompañado en esta noche tan especial y al acabar la representación se dirige a su encuentro en el camerino. Entra mientras ella se está cambiando detrás de un biombo. Se acerca al espejo para domarse el pelo, se lo han peinado muy voluptuoso y a ella no parece gustarle. Rebecca la detiene. – Déjalo así, estas preciosa. Me encanta lo bonita que me pareces con ese peinado. – Ella la mira con una sonrisa. – Pues si a ti te gusta, a mi también. – 
Durante semanas el ritmo de vida está en una rutina alrededor de la Tienda con Rebecca y del teatro para Marlene. Los domingos son para disfrutar en Central Park jugando con el niño y Roselyn que se ha quedado definitivamente con ellas. La boda quedó pendiente a causa de las lesiones de Rebecca. Un día regresaran a Düsseldorf solo con esa única intención.




viernes, 23 de noviembre de 2018

18ª Entrega.


Hay que continuar.

Rebecca ha vuelto a respirar. Antes de que saliera de la UVI, Ricardo le hizo pasar por algunas pruebas para comprobar que su estado era óptimo, previo al traslado a una habitación convencional de la clínica en la que está convaleciente. Pruebas de Rx y de laboratorio. Con su abdomen se entretuvo un buen rato explorando por delante, por detrás, arriba y abajo. Lo que le preocupaba eran sus análisis clínicos. Seguía manteniendo ese rostro céreo, incluso a veces, estando sentada notaba cierto mareo, que poco a poco va desapareciendo. Desde el sillón en el que se acomoda, puede contemplar el exterior con cierta confortabilidad por la ventana. Marlene sigue a su lado sin separarse ni un momento. Ahora trabaja activa para que Rebecca se sienta cómoda, es la perfecta asistente para su recuperación. Sus hermanas en cooperación con Elena y Justus son la logística de apoyo para que todo ruede perfectamente. Cuando llegó a la habitación desde la UVI se encontró con casi toda la familia Lahnsteinn y Wolf. Se alegró especialmente a ver a Thomas, el padre de Marlene. Al día siguiente apareció con los dos niños, Tomy se abrazó a ella y no quería despegarse en ningún momento, Marlene contempla la escena feliz, nunca había pensado que su hijo pudiera tener tanto cariño a Rebecca, la satisface enormemente y sonríe contenta con la escena. Thomy el hermano de Marlene mira a su hermana con ojos de misterio, ella le explica en un lenguaje comprensible para un niño de cinco años lo sucedido con Rebecca obviando las causas. Justus aparece todos los días para traer el menú elegido por ella misma.   – La comida de los hospitales es horrenda.- Decía él mismo cada vez que Rebecca se deleitaba con las excelencias culinarias de la señora Lenz.

Tras una semana de vivir bajo la tutela de Ricardo y sus enfermeras, por fin él le dice que puede irse a casa, no obstante, estará bajo la estrecha vigilancia de la enfermera de visita a domicilio, que la verá a diario en su hogar. Para este acontecimiento Justus le ordena al chófer que use el Rolls, Sebastián le recrimina semejante ostentosidad para ir a un hospital a lo que él responde que: – No es ostentosa mi pretensión, es de espacio. El Rolls tiene el doble de capacidad que cualquiera de los que tenemos en el garaje y es el adecuado para trasladar a la condesa Rebecca en su estado actual con toda comodidad. – Ante el razonamiento tan contundente Sebastián reconoce sus saberes y le felicita por la elección. Dicho esto, se acomoda en el asiento delantero de copiloto y ordena inicie el camino a la clínica para traer de vuelta a casa a la condesita, como él la llamaba cuando era pequeña.

Al salir por la puerta del hospital Marlene y Rebecca, sentada en una silla de ruedas, miran con ojos de sorpresa a Justus que está de pié al lado de la puerta de atrás del Rolls con una sonrisa poco habitual en él. - ¡Justus! ¿Cómo se te ha ocurrido traer el Rolls?- Pregunta Rebecca sonriendo alegre por salir de nuevo al mundo real. - ¡Cuestión de espacio condesas!– Contesta acomodando a ambas en el interior. Sin decir nada más cierra la puerta y se coloca otra vez al lado del conductor. – A Konnigsbrunm. – Ordena con altivez.
Llegan a la orangerie, Rebecca se apropia del sofá, Marlene coloca una bolsa de viaje que trae de vuelta, Justus se acerca a la puerta y les dice que si le necesitan no duden en llamar. Ellas le dan las gracias y esperan a que desaparezca. Rebecca esperaba quedarse a solas con Marlene que le está preparando una taza de chocolate caliente. Se acerca con la taza en la mano y la ofrece a su novia con una mirada cariñosa. La contempla sonriente y le dice que se siente a su lado. - ¡Al fin en casa! – Dice Marlene.  - ¡Sí! Al fin en casa las dos. -  Rebecca mira a los ojos de Marlene con una sonrisa leve, se acerca a ella y la besa con suavidad.  – Te quiero Marlene, te amo más de lo que yo misma he imaginado. Mi vida no es nada sin ti.- Se gira hacia la mesita y deja la taza sobre ella. Mirando hacia sus ojos, que brillan como dos perlas azules. - ¡Sabes! Recuerdo que en los días que estaba dormida debí soñar mucho, o no… no sé, es una sensación extraña porque sentía que estabas a mi lado, si te alejabas me veía caer a un pozo. Era muy extraño. Solo cuando estabas cerca notaba la frescura del aliento de tus palabras empujándome a salir de allí. Supongo que debía ser el deseo de mi alma de permanecer a tu lado lo que me mantenía a flote hasta que me he recuperado. No podía abandonarte, irme yo sola y dejarte aquí sufriendo mi ausencia para siempre. ¿Comprendes como te quiero? No soy nada sin ti amor mío. – Marlene está a punto de romper a llorar, su corazón acaba de comprender que el permanecer a su lado fue lo mejor que pudo decidir para las dos. Su corazón late rápido y con fuerza, el nerviosismo se apodera de ella en un momento. Rebecca la observa con embeleso, ella baja la mirada a las manos que están enlazadas. – ¡Rebecca! Nada me va a separar de ti en esta vida. El que nuestras manos permanezcan enlazadas siempre que estamos juntas no es casualidad, es una necesidad que tenemos de percibirnos y de entregarnos. Yo me he entregado a ti todos estos días, en especial desde el momento que saliste del quirófano. Desde ese momento nuestras manos estuvieron enlazadas todo el tiempo y no solo nuestras manos. Yo te hablaba, te decía que tenías que ser fuerte, que tenías que salir de donde estabas, que yo moriría detrás de ti si te ibas al más allá. No era un sueño lo que escuchabas, era a mí, porque estando en el más extremo de los cansancios soñaba que estaba a tu lado y sabía que me escuchabas. – A Rebecca se le saltan las lágrimas de los ojos en un torrente incontrolable. Marlene le sigue en el llanto, pero no es de sufrimiento es de emoción al comprobar que su conexión, tantas veces manifestada de palabra, es una realidad, sus almas de alguna manera están conectadas.  – Creo que después de esto casarnos es un trámite burocrático, realmente pienso que este amor es para toda la vida, y que, aunque viviésemos lejos la una de la otra nunca se apagará. – Rebecca mira a los ojos de Marlene y lentamente acercan sus labios para unirlos igual que sus almas. 

La recuperación de Rebecca es notoria al cabo de diez días. Camina por los jardines del castillo todas las mañanas y todas las tardes, no importa la climatología, la temperatura o la calidad del aire, ella y Marlene salen a disfrutar del aire libre. Todos los días Thomas trae a Tomy para que pase tiempo con sus madres lo que insufla mucha alegría a ambas, Marlene juega con él en el suelo, algo aún vetado a Rebecca, pero ella sabe sacarle partido cuando se le sube encima y la abraza con fuerza. Los planes de boda se han post puesto hasta que Rebecca esté completamente recuperada. Y además está cerca la fecha en la que debieran regresar a Nueva York. Rebecca sabe que Marlene no puede faltar a la cita en Brodway, decide pues animarla para que viaje sin ella. Llegado el momento que Ricardo le de permiso, no perderá un minuto en hacerlo. Durante días porfía con ella no logrando convencerla. Marlene es muy testaruda, si decide que algo es como ella dispone, no ceja en su empeño. Está convencida que Rebecca es lo más importante y no piensa alejarse por muy importante que sea su vida profesional, su prioridad es ella y nada más que ella. Rebecca llama a Yakov a espaldas de Marlene para que él intente convencerla por si tiene argumentos más convincentes. Dos días después él le dice que no encuentra la manera de convencerla.

El té es la bebida más frecuentada por las dos mujeres, y así después del paseo vespertino Marlene prepara sendas tazas y las dispone en la mesita del salón de la orangerie.  Marlene, tenemos que hablar. – Le dice con actitud seria. -  ¿Otra vez lo de Brodway? Ya te he dicho que no y no pienso cambiar de idea.- Le contesta con cierto enojo. – Perderás la oportunidad de tu vida. Yo ya estoy bien, y es cuestión de pocas semanas que pueda viajar.- Le razona con tranquilidad, cree Rebecca que Marlene está muy obstinada en mantenerse a su lado de forma permanente y eso la halaga, pero no encuentra razonable esa actitud de arriesgarse a perder semejante oportunidad, lo encuentra irresponsable. Suenan unos golpes en la puerta de alguien que llama. Marlene se levanta y se dirige para abrirla. Ricardo aparece en el pasillo con una sonrisa, Marlene le abraza, Rebecca se incorpora para hacer lo mismo. Después del buen trabajo de Ricardo con Rebecca, los saludos protocolarios de simples amigos han pasado a algo más cercano entre personas que viven la mistad casi como si fueran hermanos. - ¿Qué te trae por aquí? – Pregunta Rebecca como en broma. Él responde que ha perdido un cliente y busca recuperarlo. – Pues aquí la tienes al completo. – Entre risas y bromas le invitan a una copa de vino que acepta encantado. En el transcurso de la conversación Rebecca se interesa en saber cuando podrá viajar a América, se justifica por el negocio de la calle Stanton. Ricardo contesta que es pronto para ello, podría viajar, pero asumiendo algún riesgo. Marlene mira con ojos de espanto lo que cree que está pensando Rebecca. - ¡Ni se te ocurra! No vas a viajar conmigo. – Ricardo pone cara de póker y pregunta que es lo que sucede. - Marlene debe estar en Nueva York la próxima semana y no quiere dejarme sola. No encuentro argumentos para evitar que pierda la oportunidad de su vida en el teatro en Brodway, porque yo no pueda viajar.– Ricardo entiende el planteamiento de Rebecca y apoya la postura.  – Realmente es razonable lo que dice Rebecca. Vete a Nueva York, a Rebecca le falta poco e irá detrás. No veo el problema.- Son los mismos argumentos, Marlene mira con rabia a Ricardo, esperaba que promocionara los cuidados de Rebecca y así ella se encontraría fuerte. -  No quiero dejar sola a Rebecca, tengo miedo que le pase algo y no esté nadie aquí para ayudarla. ¡No! No pienso dejarte sola ¿Entiendes? – Le dice alzando la voz, no le deja otra alternativa, Rebecca debe decidir sobre el futuro de Marlene, dejarla o acompañarla. Finalmente decide que la acompañará.     – Pues entonces creo que tendremos que preparar la maleta. Pediré los billetes del vuelo para dentro de cuatro días. Volveremos al apartamento de la calle 78. ¿Crees que estaré en condiciones para entonces, Ricardo? – Sin mirar a Marlene permanece pendiente del médico. - ¡No es conveniente! Y ante la duda, yo no recomiendo que lo hagas.- Le aconseja. - ¡Pues eso es lo que haremos! – Marlene se enciende y responde que no lo piensa tolerar. - ¿Es que quieres jugarte la vida o la salud?- Rebecca la mira estoicamente. - ¡Pues elige! O te vas por delante o me voy contigo a costa de lo que pueda suceder. – Marlene no sale de su asombro por la dureza de Rebecca. A escondidas Ricardo sonríe, acaba de adivinar cual es la pretensión de Rebecca. Cuando le llamó para que acudiera a visitarla le expuso que tenía que convencer a Marlene de algo importante. Ahora está viendo la estrategia. Marlene pasea de un lado a otro de la habitación. Rebecca la observa estoica siguiéndola con la vista como si fuera un partido de tenis. Completamente irritada contesta casi a gritos.   - ¡Está bien! Tú ganas. Me iré, pero quiero que alguien se quede aquí contigo de forma permanente. Y tú le das permiso solo si está en verdaderas condiciones.- Ambos sonríen con satisfacción. Marlene se siente incómoda por el chantaje de Rebecca y muestra un serio semblante de enfado manifiesto.  - ¡Bien! Pues que sea así. – Sentencia Rebecca.  

Dos días antes de que Marlene tenga que comenzar los ensayos vuela a Nueva York, disconforme con la decisión de Rebecca. Ella la tranquiliza cada vez que muestra ese nerviosismo por dejarla sola. Su hermana Elena se traslada a vivir con Rebecca durante su ausencia. Marlene es muy insistente también y durante horas aleccionaba e instruía a su cuñada sobre las tareas y los cuidados que debía realizar a Rebecca, hasta que estaba segura de que había entendido todo el proceso. Elena cuenta con el apoyo y la ayuda de Justus y todo el servicio de Konignsbrunm para lo que se necesite y también actúa como tranquilizadora de Marlene. 
Aunque el vuelo se desarrolla por la noche, la histeria de Marlene por Rebecca no le permite conciliar el sueño. El viaje se le vuelve eterno, ni la lectura ni las películas consiguen distraerla. Cuando llega a la terminal del J. Fitgeral Kennedy sale casi con desesperación maldiciendo el haber aceptado realizar el viaje. Son las dos de la mañana cuando llega al apartamento de la calle 78. Entra y deposita las maletas sobre la mesa del salón. Toma el teléfono para llamar, pero se da cuenta que en Düsseldorf son las 8 de la mañana y Rebecca aún debe estar dormida. Piensa que el descanso es más importante para ella que recibir una llamada, que bien puede demorarse unos pocos minutos más. Decide pues hacer dos cosas: deshacer las maletas y luego darse una ducha. Una vez fresca se pone el albornoz, se prepara un chocolate caliente y se pone el pijama. Ya sentada en la cama recoge de nuevo el teléfono y esta vez sí, marca el número de Rebecca. - ¡Buenos días! – Se oye la dulce voz de Rebecca que saluda en un tono de voz alegre. Lleva despierta dos horas esperando esa llamada.  - ¡Buenos días, amor mío! ¿Te he despertado?- Le pregunta inquieta. Ella le responde que no, ella y Elena están desayunando antes de vestirse para salir a dar el paseo matutino.  – Ha sido desesperante, el vuelo se me ha hecho eterno, no hacía más que pensar en ti, que te he abandonado y eso no lo puedo soportar.- Rebecca esboza una sonrisa. – No debes preocuparte, mi hermana se ha pegado a mí como una lapa y estaré segura todo el tiempo.  Ya nos hemos organizado y todo estará bien.- Continúan hablando hasta que a Marlene le aparecen los primeros síntomas de sueño, pierde claridad al conversar, Rebecca se da cuenta y le aconseja que descanse. Marlene se mete en la cama con una sonrisa feliz después de hablar con su amada. 

Rebecca pasa la mayor parte de las mañanas paseando, leyendo o dibujando dentro del castillo, mientras Elena está en la Universidad. A veces charla de cocina con la señora Lenz. Con Elisabeth de negocios e incluso con Thomas, al que visita en el taller del castillo. Sin proponérselo ha construido una rutina que casi le ocupa todo el día. Cada dos días aparece Ricardo de visita entre profesional y de amigo. Comprueba la evolución favorable de Rebecca en la salud y en lo anímico. Ella le manifiesta que solo le falta algo en su vida, Marlene, su presencia es estimulante y tremendamente enternecedora. - ¿Sabes que ella no se separó de ti ni un instante?- Le manifiesta Ricardo en forma de pregunta. - ¡Si! La sentía muy cerca. Fue mi salvación. – Responde mirando al cielo en un tono muy sensiblero.  – Doy fe de ello. Cuando se alejaba de ti, tu pulso bajaba de forma alarmante, se acercaba y te recuperabas. Hice la prueba varias veces, me sentí asombrado, no lo entendía. Cedí a su pretensión de quedarse a tu lado porque veía que si se marchaba tu corrías un gran riesgo. – Rebecca extiende sus labios en una sonrisa gratificadora. - Había oído hablar de ese fenómeno. Lo que nunca pensé es que me pudiera ocurrir a mí y con dos de mis mejores amistades. Vuestro amor es indestructible Rebecca y no sabes lo feliz que me siento por ello. Sois dos personas maravillosas y os lo merecéis. – A Rebecca se le salta una lágrima al oír a su amigo.  – Ha pasado una semana y estoy ansiosa por encontrarme de nuevo con ella, es necesidad coger su mano, abrazarla y besarla. Alimenta mi alma solo con mirarme. -   Le dice embelesada en sus propias palabras. Ricardo no sabe que decir, él no tiene esa poesía en su vida, pero está encantado de vivirla de cerca.  - ¡Bueno! Pues creo que eso lo harás pronto. Pasado mañana hacemos una última revisión en la clínica y si todo está como debe ser, podrás viajar a su encuentro. – Rebecca salta de alegría sobre Ricardo abrazándole y llenando su cara de besos fraternales.  - ¿De verdad?- Él responde que si, que ha evolucionado muy bien y que está en unas condiciones físicas envidiables. – Pues tienes que venir conmigo, te lo mereces como premio. Te enseñaremos la ciudad más cosmopolita del mundo. Tenemos que organizarlo y no acepto un no por respuesta. – Ricardo rechaza la oferta en un principio por razones evidentes de trabajo, pero promete visitarlas más adelante. Rebecca piensa en Marlene y lo feliz que se sentirá en el momento que estén de nuevo la una al lado de la otra y comienza a planear como será el encuentro.

A la mañana siguiente mientras pasea en compañía de Elisabeth por los jardines se topa de frente con su hermano Tristán.

martes, 20 de noviembre de 2018

17ª Entrega


 Volver a la vida. 

Marlene duerme apoyada su cabeza sobre el costado de Rebecca que tarda en recuperarse. Abre lentamente los ojos, pero le cuesta mantenerlos abiertos. Incluso la tenue luz resulta dolorosa. Finalmente puede concentrar la vista en el jarrón de flores al otro lado de la habitación. Continua parpadeando tratando de saber dónde se encuentra. Las blancas paredes no dan indicios y ese terrible sonido del monitor la incomoda. Aprieta los párpados y abre los ojos completamente, respira profunda y mientras el aire llena sus pulmones, aparecen sus últimos recuerdos llenando su conciencia. Su memoria repite toda la confrontación con Tristán, el dolor agudo al caer, y luego una última escena final, Marlene, que se cierne sobre su llanto. Rebecca abre de nuevo sus pesados ojos tratando desesperadamente de reconocer el entorno. A pesar del desconcierto de dónde se halla y sus alrededores. No hay confusión en cuanto a quién busca. - ¿Marlene? – Trata de que su voz se esfuerce por ir más allá de un susurro. - ¿Marlene? - Es entonces cuando se da cuenta. Marlene está maravillosamente dormida a su lado. Coloca la mano encima de su pelo y lo acaricia, luego le toma de la mano y la envuelve con la suya. Escanea el resto de la habitación percibiendo finalmente cual es el entorno dónde se encuentra. Se concentra en el amor que duerme a su lado. Una vez más, y esta vez con un suave apretón de la mano de Marlene, Rebecca susurra. - ¡Marlene! -  Ella siente los párpados como pesados, muy pesados. El agotamiento todavía mantiene capturada a Marlene, pero el sonido de su nombre la hace luchar contra su necesidad de dormir. Oye el susurro de su nombre. - ¡Marlene! - Esta vez lo escucha acompañada por una suave caricia en su mejilla. Lucha contra la necesidad de dormir y se obliga a abrir los ojos. La aguarda una oleada en su cuerpo que será como las primeras mariposas de amor mezcladas con el temor y de que todo fuera un sueño. Mira fijamente a la causa por lo que había estado orando durante los últimos días. Puede sentir que sus propios ojos comienzan a llenarse de lágrimas al contemplar de nuevo los hermosos ojos marrones de Rebecca. Tiene miedo de parpadear, está asustada de que en realidad no sea más que un sueño. - ¿Rebecca?-  Rebecca confirma el hecho de que Marlene no sueña, sonríe al oír la voz de Marlene. El alivio y la excitación en Marlene borran de su rostro cualquier signo de agotamiento que pudiera haber tenido. Sabiendo que Rebecca continua en estado frágil, con su temblorosa mano acaricia cuidadosa el rostro de Rebecca. No hacen falta más pruebas para demostrar que no está soñando. Con el pulgar limpia suavemente la lágrima que escapa por el exterior del ojo de Rebecca. - ¡Oye! - Rebecca le susurra. - ¡Oye, tú! - La sonrisa de Marlene provoca una lágrima y en una vertiginosa risa la acompaña. Con la mayor ternura besa los labios de Rebecca. Nunca lo había puesto tan dulce. Nunca un beso significó más para ella. A pesar de que todavía estaba en una nube drogadicta por los medicamentos, Rebecca también percibe que el beso de Marlene es la mejor sensación de siempre, quería más, pero al acercar más a Marlene se da cuenta de la gravedad de su situación. El dolor atraviesa su cuerpo, es incapacitante y hace que Marlene se separe. Ella responde de inmediato fijando su atención en los gestos el dolor de Rebecca, y se despierta en su conciencia la necesidad de hacer que se lo calmen. Inmediatamente alcanza el botón de llamada con la esperanza de que Ricardo, la enfermera o cualquier persona llegue rápidamente para aliviar el malestar que la está incordiando. En este punto, los pies de Marlene están listos para arrastrar a una enfermera allí, si tenía que hacerlo, pero afortunadamente Ricardo se abre paso a través de la puerta. - ¡Ricardo, está sufriendo, tienes que hacer algo para el dolor! - Marlene está ansiosa y su carácter protector se ha activado con fuerza. No queriendo inquietar a Marlene, Rebecca hace todo lo posible por no mostrar cuánto dolor está soportando. Ricardo llega a su lado. – Estoy encantado de ver que ya estás alerta.- Responde. - ¡Hola mi amigo! - Rebecca sonríe forzando el gesto. - ¡Hola.- Le responde y se dirige de inmediato a la enfermera que lo había seguido, dando orden que preparare los medicamentos para el dolor que necesita. Marlene ronda mientras Ricardo examina a Rebecca. - Respira profundo. - Le ordena Ricardo mientras escucha atentamente el corazón y los pulmones de Rebecca, satisfecho, su sonrisa le brinda alivio a Marlene. - Todo está sonando muy bien, los signos vitales de Rebecca están donde deben estar. - En ese momento la enfermera inyecta en el suero el medicamento para el dolor prescrito. - Y esto pronto hará efecto, mitigará la mayor parte de tu malestar. - Expresa Ricardo mientras la enfermera hace su trabajo buscando el alivio de la paciente. - Nos habéis dado un susto de muerte, pero ahora que estáis despiertas tengo plena fe de que os recuperaréis completamente. - Marlene se aparta con Ricardo mientras la enfermera mantiene su atención en Rebecca. - Gracias Ricardo por todo lo que has hecho, sé que Rebecca nunca habría sobrevivido sin tu gran cuidado. - Exclama Marlene con aire de aprecio. - Rebecca es una de mis amigas más queridas, siempre he mantenido un interés cercano sobre ella. El hecho de que ahora esté despierta y alerta es un paso en la dirección adecuada. Sin embargo, ella todavía está sanando y es importante que no sufra ningún estrés. Me gustaría mantenerla todavía durante un día más en la UVI para controlar cualquier signo extraño que aparezca de la hemorragia interna sufrida. Después de examinarla no veo ninguna razón por la qué Rebecca no puede tener una recuperación completa. - Marlene no puede contener su felicidad, coge a Ricardo por sorpresa al abrazarle alrededor de su cuello. - Ricardo es la mejor noticia que he escuchado, no se cómo puedo agradecértelo. -  La felicidad de Marlene contagia a Ricardo y él sonríe, pero no pierde el sentido de la realidad. - ¡Bueno! No quiero atribuirme todo el éxito, tú has sido una parte muy importante en que regrese entre nosotros, tu amor la ha salvado. Ahora necesito atender a otros pacientes en este momento. Estoy feliz por vosotras Marlene. Sé que esto no ha sido fácil para ninguna de las dos ...- Le embarga la emoción. - De verdad que me voy a ir. Estoy seguro de que Rebecca estará bien cuidada contigo a su lado.- Ella le mira contenta. - Naturalmente.- La sonrisa de Marlene crece al ver a Rebecca ya relajada, una vez que la enfermera termina sus deberes. Rápidamente recupera el puesto a su lado. Toma la mano de Rebecca entre las suyas. - ¡Marlene! – La llama con una sonrisa y una voz aún débil pero hermosa. Le dice que está empezando a sentir los efectos de alivio de los medicamentos y el dolor se está marchando. Ya casi aliviada, se concentra en Marlene en lugar de su incomodidad.  - ¡Dios! Nunca he estado tan feliz de oírte decir mi nombre.- Marlene besa ansiosamente la mano de Rebecca y luego la sostiene pegada a su mejilla. No puede evitar una vez más las lágrimas por la alegría de que Rebecca la mirara. No dejan de mirarse a los ojos con pasión encendida. - ¡Lo siento mucho! – Marlene pide perdón a Rebecca.  - ¿Perdón por qué? -  Pregunta a Marlene.  - Nunca debería haberte puesto en peligro, nunca debería haber permitido que Tristán se acercara, tu has pagado las consecuencias de la virulencia de tu hermano para conmigo.-  Rebecca levanta la mano y pone un dedo en su boca. -Shhhh, para, para ahora, no tienes la culpa, no hay necesidad de discutir esto más, se acabó, todo ha terminado. Nos casaremos y nos iremos de aquí, como teníamos planeado. Eso es todo lo que quiero. - Marlene se tranquiliza.  - ¿Cómo que terminó? ¿Qué quieres decir? - Marlene no está segura de que Rebecca ese encuentre en situación para decidir alguna cosa en estos momentos. – Mi hermano no nos volverá a molestar, no volveremos a verle nunca más, para mí está desaparecido. -Marlene respira con profundidad. -¡Lo siento Rebecca! Pero Tristán no ...- Rebecca detiene a Marlene en medio de la frase. – Espera. Se que esto ha sido un desgraciado accidente, el no lo hizo de forma intencionada, pero sus acciones, intencionadas o no, siempre acaban mal, lo más seguro es mantenerle alejado, porque a su lado no sabes lo que puede suceder. -  Se entristece algo por el comentario de Rebecca, Marlene quiere ser sincera con ella, debe narrarle la visita que le hizo hace dos días.  - Tristán está muy afectado…-  En pocos minutos le cuenta como se desarrolló la conversación y lo confuso que estaba. – Le dolía en el alma verte ahí sin conocimiento y al borde del abismo. Reconocí el arrepentimiento en su mirada y me dijo también que lo sentía, que todo lo que había hecho por hacernos daño que había sido un error. ¡Ah! También me dijo que había sido tu héroe.- Rebecca aspira aire con lentitud. – Aún así creo que alejarnos no es una broma. El es gafe cuando se trata de nosotras. Creo que he podido morir y te hubiese dejado sola.-  Busca a Marlene para acercarla más a ella. - Y yo nunca habría sobrevivido si eso hubiera ocurrido. Te amo. - Es todo lo que Marlene podía pensar en decir para devolver el afecto de Rebecca. – Y yo también te amo.- Rebecca está empezando a sentir los efectos de somnolencia del medicamento para el dolor. - ¿Crees que podrías hacer algo por mí?- Pregunta con misterio. - Haré todo lo que necesites. - Responde Marlene. - ¡Abrazarme de nuevo! - Marlene no puede evitar cumplir el pedido de Rebecca. De hecho, es lo único que ella quería hacer. Por no hablar de mirar esa cara preciosa y esos ojos marrones que la iluminan. Marlene nuevamente se coloca con cuidado junto a Rebecca y las dos cogidas de la mano. Marlene rompe el breve silencio y se posa sobre su codo para mirar a Rebecca a los ojos. - Estos últimos días pasé miedo de perderte para siempre. Fue un sufrimiento horrible. – Le cuenta con algo de sentimiento, necesita liberar su angustia. - Lo siento Marlene.-  Rebecca se siente ligeramente culpable por haber preocupado a Marlene. Ella responde. – No quiero estar sin ti. ¿Entiendes?-  Libera su ansiedad acumulada. Los ojos azules de Marlene sólo  refuerzan su declaración. Rebecca asiente con la cabeza. Comprende la sinceridad de Marlene y le responde. - Entonces contigo, para siempre, es donde me quedaré, donde quiero quedarme. Es donde quiero vivir, donde tu estés, viviré yo.- Marlene sella el trato con un beso que está lleno de amor.


viernes, 16 de noviembre de 2018

16ª Entrega


Tiempo de esperanza

Marlene abre los ojos cansinamente. El agotamiento está empezando a cobrar su precio, pero ella permanece fiel al lado de Rebecca. Han transcurrido dos días y medio, ella permanece inconsciente, ya no precisa respiración asistida, ayer se la retiró Ricardo después de comprobar que podía hacerlo de forma espontánea, pero Marlene continua esperando pacientemente el momento en que pudiera volver a mirar sus bellos ojos marrones, espera sufrida que Rebecca la llame una vez más, para borrar el doloroso sonido de la última vez que dijo su nombre antes de que las sombras la cubrieran. Marlene sacude la cabeza para alejar la repetición de aquel momento de su memoria. Afortunadamente para ella un golpe en la puerta la distrae de esos pensamientos. Marlene se cohíbe y se tensa un poco cuando ve quien está delante de ella. - ¿Tristán? – Exclama con cautela y se incorpora en actitud defensiva. De pronto percibe que la ansiedad la invade pensando en lo que puede venir a continuación, no está en condiciones de discutir con él de nuevo, pero está preparada para mantenerse firme. Exhala un suspiro de alivio cuando él le entrega una taza de café. - ¡Gracias! - En realidad se siente agradecida por el caliente líquido. Necesita algo de calor y energía. Tristán asiente y dirige su atención a Rebecca. Camina hacia el lado opuesto de la cama, él acaricia nervioso la mano de Rebecca. - ¿Alguna vez te contó que la perdimos? - Marlene abre los ojos.  - ¿Cómo que la perdisteis? - Marlene se da cuenta que Tristán está afectado por el estado de su hermana. Él sonríe entre dientes al recordar aquel suceso. - ¡Sí! Bueno, no sólo fui yo, todos nosotros habíamos salido al bosque un día, Rebecca tenía unos cinco años y, por supuesto, tenía dificultades para mantenerse cerca. Lo siguiente que todos recordamos es que no estaba alrededor nuestra. La buscamos durante horas, no sólo temíamos lo que pudiera haberle sucedido, también lo que nos pasaría a nosotros una vez que nuestra madre se enterara de que la habíamos perdido. – Explica Tristán con cierta gracia. - ¿Cómo la encontraste? - Pregunta Marlene con gran interés. De nuevo Tristán sonríe. A pesar de todo lo que Rebecca y Marlene han pasado con Tristán, Marlene puede ver el amor evidente que tiene por ella. - ¡Bueno! Resulta que realmente no estaba tan perdida como pensábamos. Como estoy seguro de que eres consciente de que mi hermana tiene un lado terco y obstinado. Ella simplemente se subió a un árbol y se encaramó muy por encima de nosotros. Contemplaba divertida como la buscamos frenéticamente por todas partes. Finalmente comenzó a sentirse mal porque estábamos muy preocupados y trató de bajar, pero descubrió que no era tan fácil. Primero la oímos llorar, no pidió ayuda, levanté la vista y pude comprobar lo asustada que estaba, subí hasta ella lo más rápido que mis manos me permitieron, nunca olvidaré cómo se aferró a mí. Hagen, era ya muy grande y acudió a nuestro rescate. Esta vez yo fui el héroe. Yo era el héroe de Rebecca. Sé que era así, porque eso es lo que me llamó. Su héroe. - Tristán comienza a ahogarse en sus propias palabras mientras trata de contener su emoción. - Nunca había sido un héroe para nadie. Le prometí que siempre sería su héroe. - Tristán deja de hablar mientras mira con ternura a su hermana pequeña, a la que obviamente ama grandemente. Marlene no está segura de qué hacer o decir. - No he sido un buen héroe. ¿Verdad? -  Nuevamente Marlene no está segura de cómo responder, sobre todo porque ella tiene cierta sensación de culpabilidad, recordando cómo lo utilizó de forma inconsciente para conseguir a Rebecca. - Ser héroe de alguien a veces puede ser una cosa difícil de vivir hasta, afortunadamente ... para nosotros dos ... Rebecca tiene… es capaz de perdonar. - Marlene trata de explicarse entre dudas. - La amas como lo dices continuamente, realmente no es una pose ni un capricho. ¿verdad? -Tristán sigue enfocándose en Rebecca mientras hace la pregunta. - Sí, más que nunca. Mi vida carece de sentido si ella no está. - Marlene responde con una cuidadosa consideración. Tristán afirma con la cabeza. - ¡Yo también! - Marlene recibe con sorpresa la siguiente declaración de Tristán, se vuelve hacia ella para mirarla. - ¡Lo siento! Lo siento por todo lo que he hecho, a las dos.- Marlene se queda sin habla, no encuentra palabras y sólo es capaz de asentir con la cabeza  aceptando su disculpa. Tristán pasa junto a Marlene, pero antes de salir por la puerta se vuelve. - Ahora eres mi héroe. – Le dice Marlene con paz en la mirada.  Con ese comentario final en su oído se marcha.

Marlene percibe firmemente que la paz está sellada con Tristán. Se dirige de nuevo al lado de Rebecca, donde ha permanecido durante estos días. Una vez más, sigue con la mirada todos los tubos a los que está unida. Envidia del hecho de que estén más cerca de Rebecca que ella. ¡Cómo le duele tener a Rebecca en esta situación! Marlene ya no puede resistir la necesidad de tener a Rebecca cerca de ella. Cuidadosamente se acerca a la cama y se coloca a su lado, mueve su cuerpo para ajustarse lo mejor que puede a su costado. Con suavidad, apoya la cabeza en el pecho de Rebecca, donde una vez más la tranquiliza el sonido del corazón. - No necesito ser tu héroe, simplemente quiero ser tuya para siempre. - Le susurra suavemente cerca del oído.  - Te quiero Rebecca, por favor, vuelve a mí. - No hay respuesta a la petición de Marlene. Con un suspiro y su corazón pesaroso, coloca la cabeza en el pecho de Rebecca y los dedos enlazados con los de ella. Marlene ya no puede luchar contra el agotamiento que consume su cuerpo. Lentamente sus ojos se cierran, el rostro pacífico de Rebecca es la visión que aparece en sus sueños. 

Ricardo entra en la sala en compañía de la enfermera, Marlene duerme reposada su cabeza sobre el costado de Rebecca. Él la mira con candidez, se acerca con lentitud y le toca con su mano en el hombro. Ella está dormida en profundidad y no responde a un primer estimulo. A Ricardo le cuesta despertarla pues el cansancio es tan grande que duerme sin conexión con la realidad. Por fin se sacude ligeramente y levanta la mirada buscando ubicarse. Da un respingo al ver a su lado a la enfermera y a Ricardo que sonríe ante el susto de Marlene. - ¿Qué pasa? ¿Ha sucedido algo? Ricardo ¿Por qué estás aquí? – Ella habla sobresaltada, él la tranquiliza. – No te preocupes, no pasa nada. Estabas dormida y te he asustado sin querer. - Le dice con una sonrisa y acaricia su cara con complacencia. – Queremos hacerle una prueba a Rebecca, si la supera la dejaremos sin el tubo de respirar. Será una buena noticia si responde de forma positiva. – Marlene se espabila y abre los ojos buscando tener mayor claridad en su cabeza. Entran dos médicos llevando un carrito con instrumentos y monitores que ella no entiende. Ricardo ordena que procedan, ellos obedecen y enseguida descubren algunos de los tubos que penetran en el cuerpo de Rebecca. Uno de los médicos enseña un bote al final de un tubo, Ricardo asiente y él procede a retirar dicho tubo del cuerpo de Rebecca. Por la parte superior el otro facultativo desconecta el tubo por el que respira y Ricardo acerca el estetoscopio a un costado y escucha, luego al otro haciendo la misma maniobra. Con un gesto de aprobación el tubo de su boca es extraído mientras él mantiene la escucha a través de la piel de Rebecca. Repite la maniobra varias veces por todo el pecho de la inconsciente Rebecca hasta que levanta la vista y mira el monitor cardiaco. Marlene asiste a toda esta tarea con gesto compungido ante la incertidumbre de lo que pueda pasar. Ricardo se vuelve hacia ella con ese gesto serio que le caracteriza, a ella le entra una angustia atroz. - ¡Prueba superada! Rebecca es realmente fuerte, está respirando por si misma sin ayuda y sin apoyo. Ahora solo cabe esperar. Todos los parámetros están correctos, le falta recuperar algo de sangre, pero está en índices aceptables. Todo depende ahora de ella misma. Si es lo que pienso no tardará en recuperar el conocimiento. Está fuera de peligro. - Marlene abraza a Ricardo con fuerza, es la primera buena noticia desde el accidente y siente que el cansancio ha desaparecido. Una vez retirados los tubos que tanto aterraban a Marlene y que los médicos abandonen la sala, entran las enfermeras y auxiliares para asear a Rebecca y adecentar la ropa de la cama cambiándola por otra limpia.

Poco después aparecen Elisabeth y Elena con un ramo de flores en la mano. Elisabeth reconoce la palidez de Rebecca y pregunta si está bien, Marlene le responde que está mejorando y que, aunque aún permanece dormida sabe que despertará en cualquier momento, que espera ese instante con impaciencia, pero con la serenidad que le ha transmitido Ricardo. Ellas están impresionadas por la entereza de Marlene, que no la haya abandonado durante estos tres días ni un solo instante, les dice lo mucho que ama a Rebecca le dice a su hermana y a Elisabeth que no puede contener la emoción. – Rebecca es lo más importante de mi vida ahora, no puedo vivir si ella no está, es mi ancla de existencia, mi alma gemela y el ser humano más grande que conozco. – Les dice a las dos mujeres que más tarde abandonan la estancia profundamente impresionadas por lo que han visto y oído, Elena se echa a llorar al encontrarse con Hagen y Dana en la sala de espera. Hagen se asusta, pronto se da cuenta de que no sucede nada trágico, Elena se ha desbordado emocionalmente.

Thomas y Biggy se presentan en la sala de espera con los dos pequeños. Alguien avisa a Marlene de su presencia y desea salir, pero le resulta complicado abandonar, aunque sea unos instantes, a Rebecca para abrazar a su hijo. Sin decir nada a nadie Dana coge al pequeño Tomy en brazos y entra en la sala, con celeridad se presenta en la puerta de la habitación de Rebecca y abre ligeramente la puerta para llamar a Marlene, sale y el pequeño se abalanza sobre ella que lo abraza con fuerza y lágrimas en los ojos. No le resulta fácil volver a soltarlo, antes de despedirse, Dana y ella se abrazan también deseando lo mejor. Marlene regresa al lado de Rebecca para seguir esa inacabable espera.


martes, 13 de noviembre de 2018

15ª Entrega


 A vida o muerte

Completamente entumecida sentada en el suelo de la sala de espera del hospital no puede controlar el flujo de lágrimas que discurren por sus mejillas.  Su cuerpo se sacude por un escalofrío como si fuera una puñalada helada. Entumecimiento, eso es todo lo que puede permitirse sentir mientras mira hacia adelante sin ver nada de lo que por allí sucede. Todavía está desencajada por la visión y la sensación del cuerpo abatido de Rebecca en sus brazos y el oír su nombre en las últimas palabras que pronunció antes de perder el conocimiento. La escena se repite entera en su mente una y otra vez, prolongando que las lágrimas aumenten su intensidad. - ¿Marlene? – Suena una voz familiar, Thomas explora desde la puerta buscando a su hija. Él no está preparado para ver a su primogénita en sufrimiento, perdida la mirada, con la ropa manchada de sangre y sentaba en el suelo completamente desvalida. Ama a sus hijas incondicionalmente, pero siempre hay algo especial en Marlene. No fue la muerte de su madre lo que la separó de los demás. Ella era la hija predilecta. Dana y Kim heredaron de su madre los ojos oscuros y cabello, pero Marlene tiene los ojos azules y cabellos rubios, se parece a él, pero con la personalidad de Vicki. Marlene se había convertido en la fuerza, la lógica, la sabiduría y la belleza que había atesorado su madre. En este momento, todo lo que Thomas puede ver ante si es a su niña presa por el dolor. Se arrodilla a la altura de los ojos de Marlene. - ¿Marlene? - Ella continua mirando fija hacia delante, la luz de sus ojos no brilla, está apagada, ha perdido la irradiación que de vida que proyecta de forma permanente. Con pausa gira la cabeza para encontrar la mirada de su padre. Una vez que hace contacto visual con el hombre, con su protector, Marlene se deja inundar por el dolor que consume cada centímetro de su cuerpo y alma. - ¡Papá! – Es todo lo que puede expresar con la tristeza plasmada en el rostro, antes de que la fuerza de su dolor se derrame en sollozos incontrolables. Se aferra a su padre como lo hacía de niña cuando él la consolaba, después de sus peleas con las pesadillas. Como había hecho tantas veces cuando era pequeña, la recoge en sus brazos y la abraza con fuerza. Trata de darle la misma comodidad y tranquilidad que había hecho siempre que lo necesitó. Le duele mucho verla herida. De todos sus hijos Marlene ha sido la que ha experimentado los mayores obstáculos en la vida. El asunto de Dana y Hagen. Alexander que la violó y hubo de abortar. La pérdida de su voz y de su carrera a manos de Tristán, y la separación de Rebecca, pero de todos esos acontecimientos nunca la había visto tan rota. Nunca se había derrumbado por el puro dolor de la situación. Thomás empatiza con su dolor. Son los mismos sentimientos que lo consumieron después de la muerte de Vicki. Él había cuestionado la elección de Marlene cuando le dijo todo lo concerniente a su amor por Rebecca. Tuvo que admitir lo que sucedía, muchas veces pensó que aquello sería una fase de la vida, pero ahora, viendo lo que le afectó todo el tiempo que estuvo separada de Rebecca y su aspecto dolorido después de los sucesos de la mañana, ya no piensa que fuera una fase de la vida, sino la de un amor verdadero. La atrae más fuerte y le besa la parte superior de la frente mientras la percibe cada vez más débil y desesperada.

Ha transcurrido más de una hora, ambos siguen sentados en silencio. Todavía la mantiene abrazada, consigue que se siente en la butaca mientras trata de que recobre la compostura. El silencio es interrumpido por Dana y Kim que entran muy ofuscadas en la estancia. - Hola, papá.-  Kim saluda primero a su padre y se arrodilla al lado de su hermana, Dana toma a Marlene de la mano y, al hacerlo, siente la cadena del collar de Rebeca que ella aprieta con fuerza. - ¿Marlene? - Pregunta Dana con preocupación. Ella mira la pieza simbólica de joyería en su mano. - La enfermera me lo trajo poco después de que se llevaran a Rebecca. - Marlene acaricia suavemente los dedos sobre oscura piedra y no puede evitar la lágrima que se le escapa de su ojo.  Kim alcanza y recoge el collar de sus manos y lo engarza amorosamente alrededor del cuello de Marlene dejándolo junto al de color fósforo sobre su pecho. - Ahora estará a salvo hasta que pueda volver a usarlo. – Le dice Kim mientras limpia suavemente las lágrimas de Marlene. Ella mira alrededor el amor que la rodea y agradece a su padre y hermanas que la cuiden y la amen tanto como ella. - ¡Vamos! Vamos a limpiarte, te traje ropa para cambiarte, y una vez que estés lista podremos volver al vestíbulo para ver si hay alguna novedad más sobre la situación de Rebecca. - Ofrece su mano para ayudarla a levantarse. - Tengo miedo Dana, ¿Y si no sale? Cuando llegamos, Ricardo no estaba seguro de que pudiera sobrevivir ... Sangre ... Dana ... Perdió mucha sangre.- Marlene lucha por mantenerse bajo control. Con la ayuda de su hermana, se levanta y se dirige al cuarto de baño, delante del espejo, puede ver la evidencia de la vida de Rebecca empapada en los hilos de su camisa, huellas de rojo aún manchan sus ropas. La visión de las manos de Marlene tratando de contener la pérdida de sangre de Rebecca hasta el momento en que los paramédicos llegaron reaparece en su mente. - Lo he intentado Dana, he intentado salvarla. - Dana ve claramente que Marlene está todavía en estado de shock.  - Marlene Todavía hay esperanza, Ricardo y su equipo están en el quirófano ahora haciendo todo lo que pueden, llegó al hospital viva por ti. – Le dice dulce pero firme a su hermana.  - Dana tiene razón Marlene, todavía hay esperanza, Rebecca es una luchadora, y sabe que estás aquí esperando por ella. - Kim la tranquiliza. Salen del cuarto de baño, una vez Marlene ha cambiado su ropa por una limpia y se ha lavado cara y manos de la sangre de Rebecca. Thomas hace por verse frente a frente con Marlene. - ¡Sabes! Un padre nunca cree que alguien amará a su hija tanto como él la ama, y yo sabía que ningún hombre podría hacerlo, yo tenía razón, pero esa mujer, es Rebecca von Lahnstein la que te ama con toda el alma. He tenido mis momentos con la familia Lahnstein, pero hay una cosa que tengo que admitir como Wolf, son fuertes y son luchadores. Pelean duro por lo que aman y quieren. Rebecca es fuerte y no tengo ninguna duda de que ella quiere volver a ti, y eso es porque te ama.- Por primera vez desde que llegó al hospital Marlene siente una chispa de  esperanza oyendo hablar a su familia. Como una niña obediente está conforme con las palabras de su padre. - Ahora voy a salir por un momento y dejaré que tus hermanas terminen de adecentarte. - Thomas se vuelve para irse, pero es detenido por el abrazo de Marlene alrededor de su cuello. - Tal vez mi amor por una mujer fue porque sabía que nunca podría amar a otro hombre más que a ti. – Marlene le susurra con mimo. Thomas sonríe y abraza a su hija con fuerza, con un beso en la mejilla la deja en las cuidadosas manos de sus hermanas. Finalmente, limpia y con ropa fresca, Marlene comienza a sentirse un poco aliviada. No tener el sangriento recordatorio de la desgracia de Rebecca salpicada por su cuerpo la ayuda a recuperar parte de su fe. - ¡Ahí! - Dana endereza el cuello de la blusa de Marlene. Feliz de que esta vez pueda estar allí para Marlene como había sido tantas veces al revés. Dana también comprende lo que siente Marlene, recordando su propio dolor cuando se creyó que Hagen estaba muerto. Ver la pena que ahora aflige a su hermana mayor hace que se sienta agradecida, ella reza por el mismo feliz resultado para Marlene y Rebecca, como cuando regresó Hagen. - ¡Gracias! Gracias a las dos. - Marlene expresa con voz ronca mientras busca un último y consolador abrazo de grupo de sus hermanas. Más evidencia de su cercanía.  - Rebecca ha estado en el quirófano ya un par de horas, estoy seguro de que Ricardo o una de las enfermeras saldrá pronto para darnos buenas noticias. - Kim quiere ser portadora de buenas noticias. Marlene respira hondo y se muestra conforme con el planteamiento de su hermana. Con renovada fuerza y fe de su familia, está lista para esperar las noticias sobre el estado de Rebecca. 
Pero lo que Marlene no había previsto era la oleada Lahnstein. Entran en tromba mientras se acomodaba en la sala de espera. Todos estan allí. Elizabeth, Elena, Sebastian, Hagen, Tanja y Ansgar, y luego Tristán. La atención de Marlene se fijó en él principalmente en parte debido a la maniobra que lanzó a Rebecca al suelo y fue causa del accidente. Inmediatamente se acercó ella. - ¿Cómo te atreves a venir aquí? – Marlene ladra en lugar de hablar. - Es por tu imprudencia que tu hermana está al borde de la muerte.-  El trata de defenderse. - No tienes derecho a… -  Las palabras de Tristán acuchillan a Marlene como una serpiente venenosa.  En cualquier otro momento ella sería rápida en defenderse, pero su alma está demasiado dolida y no se encuentra capaz. - ¡Detente Tristan! - Elizabeth rápidamente salta para terminar la confrontación. - Ahora no es el momento para esto. - Antes de que pudiera continuar sus palabras, la atención es desviada hacia la llegada de Ricardo con noticias. El rostro de Ricardo no ofrece indicios de lo que está a punto de informarles. - Bueno, me alegro de que todos lo oigan. – Se conforta Ricardo. - ¿Y Rebecca? ¿Qué está pasando con Rebecca? - Sebastián pregunta con fuerza. - Rebecca está fuera de la cirugía, sin embargo, su condición es todavía muy grave y muy delicada. El hierro penetró en una pequeña porción de su hígado. Por suerte no lo suficiente para generar un desorden serio, pero antes había atravesado la arteria renal que se ha reconstruido, no es un órgano vital y no preocupa, lo que si preocupa es que Rebecca ha sufrido una pérdida de sangre extrema, ha superado la cirugía afortunadamente, las próximas 48 horas son muy críticas en este momento, la hemorragia está bajo control, pero necesitamos un suministro adicional de sangre.-  Hagen rápidamente se adelanta. - Eso no es un problema, estoy seguro de que uno de nosotros, si no todos nosotros somos del grupo que ella necesita. Podemos donar todo lo que se precise. - Ricardo asiente y sonríe. - Eso es lo que yo esperaba, una enfermera os llevará al laboratorio. – Hagen Sebastien y Elena hacen ademán de salir para ser conducidos por una enfermera. - ¿Cuándo puedo verla? - La voz de Marlene es ligera, por encima de un susurro, pero suficiente para que la atención de todos se vuelva hacia ella.  Tristán retorna a dar a conocer su opinión. - ¿Cuándo puedes verla? No se te permite acercarte a Rebecca, como te decía antes, es por ti que nuestra hermana está en el hospital. ¿Y tienes el valor de preguntar cuando puedes verla? Ahora Rebecca solo necesita a su familia y usted no es su familia. La dejaste. ¿Lo recuerdas? y francamente, nunca deberías haber regresado. - A pesar del estado sensible, Marlene siente que la ira hacia Tristán irrumpe dentro de ella y explota por cada uno de sus poros. Lo empuja con violencia contra la pared gritando. - ¿Cómo te atreves a juzgarme después de todo el infierno que nos hiciste pasar a mí y a Rebecca? ... Tú mismo, con tus propias manos, casi me matas a mí ya tu hermana, has olvidado ese poco de información. Veo que todavía me odias en secreto ¿no? Odias el hecho de que nunca te amé de la manera que amo a tu hermana, ¡Sí! La amo a ella con cada onza de mi ser. Y ¿Quien eres tú para decir que no somos de la familia? Cada pedacito de Rebecca es mi familia. Ella es mi socio, mi alma gemela y nada que de lo que usted diga cambiará eso. - Marlene abandona a Tristán y le pregunta de nuevo a Ricardo. - ¿Cuándo puedo verla, Ricardo? ¿Puedo verla ahora? - Ricardo mira a Marlene con ojos apologéticos.  - Lo siento Marlene, entiendo lo que sientes por Rebecca, pero la verdad del asunto es que el permiso de la familia de Rebecca lo permita. - Marlene siente que le han dado un puñetazo en el estómago.  - Ricardo no seas ridículo, sabes muy bien que Rebeca me necesita.-  Los ojos de Marlene empezan a llenarse de lágrimas. - Sabes que la necesito, nosotros, nosotros, Rebecca y yo, somos familia, ella es mi compañera.- Le suplica con el rostro empapado de lágrimas. - Sé que es así como lo ves, pero Marlene, legalmente no lo eres. - Ricardo odia como el infierno cuando la ley interfiere con lo que es mejor para sus pacientes. – Sin el permiso de su familia, no puedo dejar que la veas. -  Una voz sale desde atrás. - Ella no tiene permiso de la familia.- Interrumpe Tristán, pero Elizabeth rápidamente expresa su propia opinión. - Tristán, párate, no eres el único miembro de la familia aquí para determinar cuál es el mejor curso de acción para Rebecca.-  Hagen, que escuchaba desde la puerta, los gritos de Marlene despertaron en él la alarma, se volvió hacia Marlene. - No todos de la familia Lahnstein están de acuerdo con Tristán, legalmente o no, no es un error que seas familia.-  Hagen no puede evitar darle una  sonrisa y entre dientes mientras toma a Marlene por los hombros. - Ha sido un viaje interesante en la familia Lahnstein, ¿Verdad? - Marlene asiente con la cabeza. - ¡Sabes! Cuando te conocí, sabía que eras una mujer especial, siempre he pensado que las mujeres inteligentes y fuertes tendrían que ser parte de la dinastía de Lahnstein, ahí está Elisabeth, y tú… tuve muchas veces esa sensación, sabía que debías ser un Lahnstein cuando nos conocimos ... Quizás por eso sentí la necesidad de casarme contigo, a pesar de la falta de amor verdadero entre nosotros. - Marlene sonríe y asiente de nuevo con la cabeza.  - Necesitabas más que el poder y el nombre de Lahnstein, igual que mi hermana necesitabas el AMOR mas que el poder y encontraste el amor en Rebeca ella encontró ese amor en ti. A pesar de lo que la ley o Tristán tengan que decir, Marlene, eres una Lahnstein, eres de la familia. - Él mira a Sebastian y a Elizabeth, quienes dan su aprobación a las sabias palabras de Hagen.  Tristán se ha ido alejando al otro lado de la habitación con actitud desaprobadora. - ¿Qué hay de Tristán? - Pregunta Marlene. – Deja de preocuparme por Tristan, ahora mismo tiene que donar sangre.- Hagen se retorna hacia Ricardo. - Que Marlene vea a Rebecca todo lo que se necesite.- Le expresa con contundencia. - ¡Gracias, Hagen! - Marlene abraza con fuerza a su cuñado. Después él coge a su hermano del brazo y lo arrastra por el pasillo en búsqueda de la sala de donación. - Ven, te llevaré con ella. -  Ricardo hace un gesto para que Marlene lo siga. 
Mientras caminan por el pasillo hasta la habitación de Rebecca, Ricardo prepara a Marlene. - Quiero que estés preparada para lo que vas a ver Marlene, como ya he mencionado está fuera de peligro, por así decirlo. A partir de ahora, no hemos conseguido ninguna respuesta física todavía de Rebecca, aún no hay estímulo, sin embargo, todos sus signos vitales están dentro de lo esperado, son buenos signos, pero todavía está en una etapa en la que todo podría cambiar rápidamente. Te parecerá pálida, es debido a toda la pérdida de sangre y tiene muchos tubos conectados. - Finalmente llegan a la puerta que conduce al cuarto de Rebecca. - ¿Estás lista? - Marlene da su conformidad con un gesto de la cabeza. Cuando la puerta se abre Marlene recibe el primer golpe al escuchar el sonido de las máquinas y el pitido repetitivo del monitor cardíaco. Entonces, y a pesar de las advertencias de Ricardo, Marlene se debilita al ver a su amada en esa oscura habitación fría, los tubos que Ricardo le advirtió, en todas direcciones hacia su cuerpo. Marlene recibe vestimenta aséptica y acepta las instrucciones de seguridad para acercarse a Rebecca. - ¡Está bien! Puedes ir con ella.- Ricardo la tranquiliza y la acompaña. Mientras se dirige a la cama de Rebecca, Ricardo cierra la puerta en silencio. Al principio, todo lo que Marlene puede hacer es estar junto a la cama de Rebecca. Con los ojos, sigue todos los tubos para ver exactamente dónde están colocados, a qué máquina pertenecen. Quiere desesperadamente tocar a Rebecca, pero está aterrorizada. Asustada de que su tacto hiciera que algo saliera mal. Marlene tira de un taburete, lo pone cerca de la cama y se sienta. Lentamente, busca la mano de Rebecca. Calor. En el momento en que Marlene percibe la pequeña cantidad de calor de la mano de Rebecca. Marlene entonces aprieta la frágil mano de Rebecca con la suya, la lleva con suavidad a los labios y le coloca un beso en la palma de la mano. - ¡Rebecca! - Susurra Marlene. - Cariño, soy yo, lo siento tanto, lo siento, lo siento, me gustaría que fuese yo quien estuviera acostada aquí y no tú.-. Marlene no puede detener las lágrimas. - Por favor, tienes que ser fuerte, por favor, sal de aquí pronto.- El pitido continuo del monitor cardíaco es tranquilizador, sí, pero al mismo tiempo el tono agudo y áspero es más de lo que Marlene puede manejar. Alarga la mano para silenciar la máquina. Después de un momento, sin embargo, el silencio es aún peor. - ¿Cómo sabría si el corazón de Rebecca se detiene? - Ajustando los tubos Marlene se inclina sobre el cuerpo dormido y coloca cuidadosamente su oído en el pecho de Rebecca. Puede oírlo. Tendría que ser el sonido más glorioso que haya escuchado. El latido lento del corazón de Rebeca. No quiere moverse de ese lugar. Oír el suave sonido rítmico de los latidos de Rebeca es lo único que trae a Marlene algún tipo de consuelo. Su momento con Rebecca es interrumpido por Ricardo y la llegada de su enfermera. - Lo siento Marlene, pero tenemos que mantener las visitas al mínimo, la enfermera y yo revisaremos los signos vitales y debemos examinar a Rebecca para asegurarnos de que todo está en orden.-  Marlene odia la idea de dejar a Rebecca, pero no desea impedir el trabajo de Ricardo. No desea nada más que el mejor cuidado para ella. Con un último beso en su frente y un susurro de “te amo”. Marlene retrocede y se da la vuelta para alejarse. Cuando ya está cerca de la puerta, oye el pitido del monitor cardiaco, la enfermera volvió a encender el volumen, pero esta vez suena diferente y de repente una alarma se apaga y Marlene observa una mirada de inquietud entre Ricardo y la enfermera. - ¿Ricardo? - Pregunta Marlene. - Marlene tienes que irte.- El tono urgente de Ricardo le dice inmediatamente que algo anda mal. - Ricardo, ¿Qué pasa? ¿Qué está pasando? – Vuelve a pregunta mientras trata de regresar al lado de Rebecca. La enfermera trata de sacarla de allí. - ¡Ahora! -Ordena Ricardo mientras presiona el botón para recibir ayuda adicional. Pero la enfermera no llega a Marlene antes de que pudiera volver al lado de Rebecca. - Rebecca, Rebecca, por favor ... ¡por favor, no me dejes! ¡POR FAVOR! - La enfermera la toma por un brazo. - Marlene, tienes que ...- Las palabras de Ricardo caen al darse cuenta de que el ritmo cardíaco de Rebecca está recuperando un ritmo más aceptable. - Ricardo, ¿Qué ocurre? Dime algo. – Balbucea Marlene presa del pánico. - Está bien Marlene, creo que está bien. - Ricardo escucha el corazón de Rebeca y comprueba los signos vitales adicionales. Sinceramente, no sé lo que acaba de suceder, el monitor indicó que Rebecca estaba en un paro cardiaco, nunca lo había visto parar así. Lo siento, Marlene, pero realmente creo que deberías irte. Vigilaré de cerca a Rebecca. Es la orden y lo único que Marlene puede hacer, liberar de nuevo la mano de Rebecca. Le entra el miedo alejarse de ella, sigue muy confusa y asustada por el hecho de que Rebecca está aún en peligro. Un beso a su amada y comienza a alejarse, cuando llega a la salida. - Marlene, ¡vuelve! - Ricardo continúa observando el monitor cardíaco. – Ricardo. ¿Qué pasa? - Ella toma la mano de Rebecca de nuevo. - ¡No lo sé! Por favor ve hacia la puerta de nuevo. - Marlene duda. – Haz lo que te digo, confía en mí. – Ella obedece y lentamente se aleja de la cama. Cinco pasos después Ricardo le ordena que regrese. Repite tres  veces más, va y vuelve, lo que su amigo le va ordenando. – ¡Está bien! – Vocifera él exhalando aire un tanto confuso. Marlene podía oír el cambio del sonido del monitor cardíaco, pero no entiende por qué de esas variaciones. - Es algo que ya he escuchado sobre algunos pacientes. – Comenta sin especificar. - ¿Has oído qué? ¿Qué pasa? - Marlene se preocupa.  - Nada está mal, al contrario, creo que todo está bien, muy bien al menos mientras estés con ella. Cada vez que te alejas su ritmo cardíaco cae a un nivel peligroso, pero cuando estás con ella vuelve a una cadencia normal. Es como si ella se diera cuenta de que estás aquí. – Expresa sin mucho convencimiento que su cercanía está siendo percibida por Rebecca y no quiere que se aparte. La sonrisa de Marlene, dentro del dolor, no puede ser más amplia, se dirige hacia ella y coge su mano.  - Estoy aquí mi amor, estoy aquí y no me iré, nunca me iré, solo tienes que regresar, por favor vuelve a mí. - Le dice susurrando al oído. Marlene mira a Ricardo.  - No me voy de aquí Ricardo, no me voy de su lado, no hasta que vuelva en sí.- Ricardo mueve la cabeza con incredulidad. Conoce la política del hospital, pero también sabe que debe hacer lo que es lo mejor para su paciente y ahora, lo mejor es tener a Marlene al lado de su novia. - Marlene va en contra de la política del hospital, tenemos normas estrictas para la visitas en Cuidados Intensivos.- Le informa que lo que plantea presenta dificultades. – No la voy a dejar Ricardo, te juro que voy a pelear, Rebecca me necesita y no la abandonaré.- Marlene es inflexible. Ricardo no tiene dudas sobre la declaración de Marlene. Al cabo de unos segundos da su brazo a torcer. - ¡Bien! Puedes quedarte a su lado, pero cuando yo o la enfermera entremos debes ponerte a un lado para permitirnos hacer nuestro trabajo y es imperativo que ella permanezca tranquila. Como dije antes, ella todavía está en una fase crítica, pero tengo que reconocer que puedes ser la mejor terapia para ella ahora mismo. -  Ricardo impone sus normas al ceder a las pretensiones de Marlene.  - Te prometo que no interferiré en ningún momento cuando estéis aquí, quedándome a su lado será la mejor medicina para las dos. Gracias Ricardo. - Marlene sostiene la mano más apretada.  - No estoy seguro de cómo puedo hacer que tu estancia sea más cómoda, pero veré lo que puedo hacer. ¿De acuerdo?- Marlene le mira con simpatía. - Estaré bien, siempre y cuando pueda quedarme al lado de Rebeca, estaré bien.- Ricardo asiente en conformidad. – Bueno... entonces.-  Él sonríe. En colaboración con la enfermera terminan de revisar los signos vitales de Rebecca. - Te dejaremos sola por ahora, pero volveremos a vernos a menudo.- Marlene acepta las instrucciones de Ricardo y recupera su puesto al lado de Rebecca en el taburete. Marlene contempla amorosamente a Rebecca. Se explaya pensando en ello. - Rebecca von Lahnstein Nunca creí que alguien pudiera cambiar mi vida de la manera que tu la has cambiado.- Le dice soltando una leve risita. - Te di mucha guerra, ¿Verdad? Al principio, tratando de negar lo fuertemente que me enamoré de ti y ahora me miras, ahora ni siquiera puedo imaginar ... - Marlene hace una pausa y luego susurra con culpa.  - Nunca debí haberme dado por vencida.- Marlene trata de ahogar el dolor. - Lo siento mucho por darme por vencida y alejarme, por favor, por favor, Rebecca, no te rindas, hazlo por nosotras ahora, por favor, te amo. Necesito de ti, yo no me sentiría completa sin ti. - La única respuesta que recibe Marlene es el pitido inquietante del monitor cardíaco de Rebecca.