Una separación necesaria

Una separación necesaria

viernes, 28 de septiembre de 2018

3ª Entrega


Viejas amistades

Correr por Central Park al amanecer resulta muy agradable. Es otoño y el colorido de la vegetación es espectacular. La estación cambia el aspecto de árboles y plantas. Una ligera brisa da frescor al rostro de Rebeca mientras corre, le obliga a  entrecerrar los ojos para evitar ese lagrimeo que provoca el frio. Levanta la frente en busca de alivio del sudor que comienza a cubrir su cuerpo. Esa tensión de frescura, estira la piel de su rostro creando una mueca similar a una sonrisa. Se siente a gusto mientras baja por la senda camino del lago.  Todas las mañanas sale de casa en dirección al parque. Con atuendo deportivo arranca a la carrera cruzando la quinta avenida y entra en Central Park por la calle setenta y nueve. Rodea la laguna pasando cerca de Strawberry fields. Allí cambia de rumbo dirigiendo sus pasos hacia Bethesda Fountain por el camino cercano a la orilla.  Contornea el lago por el laberinto de sendas que lo rodean para volver a Strawberry fields. Repite el circuito anterior hasta llegar cerca de la puerta de la calle setenta y dos. Ahí gira a su izquierda por un camino que discurre entre la valla de la quinta Avenida y  la pequeña laguna que sirve a los modelistas para navegar sus barquitos. Llega de nuevo a la puerta de la salida de la calle setenta y nueve y regresa a su apartamento.
Después de cada carrera se da un baño relajante. Es lo mejor para afrontar el día. A su memoria retornan las escenas en las que, ella y Marlene hacían gimnasia la una al lado de la otra. Para acabar haciéndose masajes corporales mutuos de recuperación. - ¡Qué felicidad!-

Se ha propuesto no disponer de una agenda que le marque lo que debe hacer cada jornada, pero al cabo de un tiempo ya está inmersa en una rutina, que si bien no es estricta, si proporciona algo de orden en el ciclo diario. Parte de su tiempo lo emplea en la lectura, en Alemán o Inglés, según le apetezca elige algo de la amplia biblioteca del salón. Casi a diario sale a la compra. Ha aprendido a cocinar, sin alardes, y se satisface al comprobar el buen resultado de sus cocimientos.  Por las tardes se va a curiosear por las tiendas de moda en los alrededores. Caminando por la quinta Avenida, un día llega al pie del Empire State. Se sienta en un banco y contempla el edificio recordando con nostalgia las sesiones de cine junto a Marlene. “Algo para recordar” con Cary Grant y Deborah Kerr. – Que hermosa historia de amor.- La vieron juntas en la Orangerie donde Rebeca tenía su apartamento en el castillo de la familia Lahnstein. Recuerda que ambas lagrimearon con las escenas más tiernas de la película. No es éste el único lugar para la nostalgia, en realidad cualquier circunstancia, detalle o fábula puede sugerir un recuerdo. Las prolongadas tardes de lectura, sentada a lado de la ventana frente a Central Park, dan rienda suelta a su imaginación, cualquier frase  hace que recupere escenas de sus recuerdos. Lee y lee páginas enteras a veces sin darse cuenta del contenido con el pensamiento en Marlene. Su comprensión ha sido invadida por esa rubia de ojos azules que le tiene encandilada la memoria.

Algo que no es capaz de dejar es la moda, adquiere las revistas más exclusivas, que devora con la vista para mantenerse al día en las novedades de la alta costura. Son los únicos ratos que comparte su pensamiento con algo más que Marlene.
Comienza a visitar galerías, desfiles de modelos e inicia contactos con modistos y modistas, intermediarios y galeristas. Viejas amistades de la época de aprendizaje en la escuela de diseño. Un día se presenta inesperada en la puerta de la tienda de la calle Stanton, entra y comienza a explorar la ropa expuesta para la venta. La gerente reconoce al instante su presencia dándole una bienvenida efusiva. Le presenta al resto de las dependientes y costureras.
En estado anímico de satisfacción regresa al apartamento y decide que poco a poco se debe ir incorporando a la tarea de la moda. Al lado de sus empleadas podrá ponerse al día en  asuntos relacionados con el mercado textil, aunque no tome parte activa en el movimiento del negocio, su presencia allí le da cierta sensación de estar ocupada.



Han pasado varias semanas desde que llegó a New York. Ya se encuentra con energía suficiente para emprender algún proyecto. Aunque ha pasado las Navidades en soledad, el nuevo año marca un comienzo diferente, siente que está  recuperando la inventiva perdida. De vez en cuando dibuja modelos y patrones en esa libreta de grandes dimensiones que ya ha regresado como su compañera permanente. La energía de los tiempos pasados va reapareciendo a pequeñas dosis. Aquel ardor que la hizo tan creativa va aumentando de intensidad. A pesar de llenar su tiempo de nuevo con su inventiva y la gestión de la tienda, no puede evitar, que al volver al apartamento de la calle setenta y ocho, encuentre la más absoluta soledad y una gran añoranza por Marlene.
Cierto día  que se encuentra visitando una firma de moda en la que hay un desfile de modelos de un modisto local, reconoce, entre las modelos que exhiben los trajes, a su antigua amiga Juliette, quien hace varios pases con distintos vestidos. Es en el pase final cuando ésta se percata de la presencia de Rebecca. Abre los ojos con una sonrisa espectacular y la saluda agitando su mano derecha. Le hace una señal para que la espere. Al poco rato aparece por la puerta detrás del escenario.  Expectante, espera a que Rebecca levante la mirada. La recibe con una amplia sonrisa de alegría contenida. Entre sorprendidas y cierta complacencia se abrazan con afecto. Siempre es una alegría encontrarse de nuevo con una persona conocida y en otros tiempos muy querida. Juliette no solo fue una gran amiga, también fueron amantes en la primera época que Rebecca estuvo en New York. No se volvieron hablar después que metiera la pata publicando una fotografía de Marlene y Rebecca durmiendo juntas en un sofá. La portada de la revista se preguntaba si la protagonista de Lilly Rose, Marlene, era lesbiana. El enfado de Rebeca con Juliette fue monumental. Le dijo que no quería volver a verla. Sin embargo, ha pasado mucho tiempo y aquello está olvidado. - ¿Cómo te vá? – Pregunta la modista. – Muy bien. Bueno, según se mire. Trabajo muchísimo.- Le responde la modelo. – A ti no te pregunto. No he dejado de seguir tus progresos. Tu fama ha llegado hasta S. Francisco.- Juliette sigue trabajando de modelo. Alguna vez Rebecca la ha visto fotografiada en revistas de moda. Es muy buena profesional y se cuida. Sabe que eso un día se acabará y trata de que suceda lo más tarde posible. - ¿Qué te trae por aquí?- Le pregunta Rebecca. – ¡Trabajo!- La llegada de su amiga coincide con un momento importante para Rebecca. Está ultimando la colección para la temporada de Verano que ha diseñado durante el invierno, y que ha de tener lista en cuatro días. - Por eso estoy aquí, para lucir tus modelos. Cuando la agencia me lo comunicó, no me lo podía creer. Volvemos a trabajar juntas como antaño. – Rebecca pone cara de ironía.   - ¿No lo habrás provocado tú?- Le dice Rebeca, recordando viejas prácticas de Juliette para estar junto a ella. – No, no, te lo juro. Esta vez ni me enteré de tu desfile hasta que la agencia me dijo que debía venirme a New York. He llegado esta mañana sin tiempo para avisarte. ¡Y aquí estoy! -
Rebeca muestra su satisfacción porque gran parte del trabajo, que exige instruir a una modelo antes de un pase, está hecho. Juliette es una profesional veterana y conoce perfectamente sus exigencias, que a veces lindan con la paranoia. El presunto ahorro de energías que supone, relaja mucho a Rebecca. Lo mismo que de distracción de su melancolía, estar entretenida le ayuda a pasar mejor el tiempo.

En estos días, cada tarde al terminar la jornada de trabajo, las dos amigas salen a cenar, pasear y lo que surja como diversión. Largas charlas sobre el pasado y los proyectos que cada una tiene en mente. Se divierten en el teatro, musicales o se van a bailar. Una noche al salir de una discoteca Juliette tienta a Rebecca. Desea volver a intimar con ella, como hace años. Siente todavía algo especial por ella y su corazón le pide una distancia más cercana a la que mantienen en la actualidad.
Con timidez coge la mano de Rebecca cruzando los dedos de ambas. El pensamiento de Rebeca está en ese momento en “No Limits” en Düsseldorf, cuando bailaba con Marlene. Pero se recupera a la realidad al ver que quien le da la mano no es ella. Con cierta vehemencia suelta la mano de su amiga. Juliette capta el mensaje.  “¡Amigas y nada más!”

Falta solo un día para el desfile de los  modelos que ha diseñado Rebecca en su tienda. Han trabajado duro para poner a punto todos los detalles del evento, después el consabido reposo. Durante un relajado paseo, Juliette decide  interesarse de forma más profunda sobre la vida afectiva de Rebecca. Hasta ese momento, y por lo sucedido con el intento de tomarle la mano, no se ha atrevido a ello. - ¿Qué quieres saber? ¿Si tengo compañía? A estas horas deberías saberlo. ¡Estoy sola! Y quiero seguir así. – Juliette está muy intrigada. – Pero ¿Porqué? Eres una persona encantadora, inteligente y triunfadora ¿Por qué esta soledad? – La modelo está confusa. Sabe que ella y Marlene se separaron, desconoce los motivos. Estima que Rebeca puede relacionarse con quien quiera. – ¡No tengo porqué darte explicaciones! ¡Quiero estar sola y nada más! – Rebeca se detiene. Con cierto afecto le dice a su amiga que no insista. – Es mi decisión. He decidido vivir inmersa en el trabajo. Es la única forma en la que sé que puedo vivir. Es lo único que me llena la vida, y no del todo.- Juliette calla pero en su pensamiento cree saber la causa, Marlene. Rebecca debe seguir enamorada y no la puede olvidar.

El pase de moda de la colección de Rebecca, donde Juliette se mostró exuberante, es todo un éxito. La celebración posterior es una felicitación continua, llena de anécdotas y simpatía. Rebecca se siente feliz por el éxito alcanzado y por escuchar de la crítica que era la revelación alemana de la nueva moda en Nueva York. La celebración duró hasta bien entrada la madrugada. Rebecca se retira a su apartamento con la nostalgia de no poder compartir el triunfo con el amor de su vida y pensando en ella se duerme plácida.
Al día siguiente Rebecca y Juliette se han citado para el almuerzo en un restaurante cercano, y celebrar el éxito juntas. La modelo ha mostrado su mejor versión durante el pase. Actuación que Rebecca desea felicitar y agradecer de forma muy personal.  – Ayer estuviste espléndida en el desfile. Me ha alegrado mucho tenerte cerca de nuevo. Tu compañía ha sido lo mejor de estas últimas semanas. – Juliette le responde.  – Lo sé. – Ella insiste en la intimidad de los sentimientos de su amiga.  - ¡No entiendo! ¡Sabes que todavía tengo sentimientos por ti! Y no pierdo la esperanza de conseguirte algún día. – Rebeca levanta la vista algo molesta. - Pero yo no te quiero nada más que como amiga. Fue muy bonito lo que tuvimos en el pasado. Pero no puedo quererte como te mereces.- Rebecca no quiere herir los sentimientos de su amiga. - ¿Es por Marlene? ¿Verdad? ¿Todavía sigues enamorada?- Responde con sinceridad.   ¡Sí! No quiero volver a defraudarla. Espero que algún día volvamos a ser la pareja enamorada y feliz que fuimos en Düsseldorf. – Juliette se muestra resignada. -¡Te entiendo! Yo también te esperaba, pero creo que no volverás.- Expresa lacónicamente Juliette.  – Mis sentimientos por ti siguen la senda de la amistad. Te necesito, pero solo como amiga. Ir más lejos supondría, más tarde o más temprano, exponernos al fracaso, y te perdería incluso como amiga. -

Rebecca aprecia los sentimientos de su amiga, pero en su conciencia se ha instalado un principio que está dispuesto a respetar, aunque ello le lleve a la soledad más absoluta, la fidelidad a sus propios sentimientos de amor por Marlene, nadie entrará en su vida si no es ella.




miércoles, 26 de septiembre de 2018

2ª - Entrega


- Asentada en la ciudad de los rascacielos.



Poco tiempo después de que Marlene regresara a Los Angeles, volvieron a acontecer circunstancias difíciles, nada extraño en la familia Lahnstein, siempre dando espectáculo con sus escándalos. Aquellos sucesos fueron una de las causas del tormento y tristeza para Rebecca. Sin su amor y acosada por todas partes, se hundió en una gran pena que casi acaba con ella.

En esta noche de su arribada a New york, mientras contempla el cielo a través del cristal de las ventanas y sentada en el diván de su apartamento, evoca también la primera vez que, después de la fallida boda de Marlene con Tristán, le propuso escapar a New York. Tras los conflictos familiares que se generaron y las profundas heridas emocionales producidas en su hermano, motivaron durante un tiempo que Tristán persiguiera a Marlene tratando de vengarse de lo que él consideraba un agravio a su persona producido al pié del altar. A ello se añadieron los problemas profesionales de  Rebecca en esas fechas. Había dimitido de la LCL.   “Nunca debí regresar a la LCL. ¡Nada de lo sucedido habría pasado!”  Piensa que aquella primera oportunidad, era el momento oportuno. “No debí aceptarlo y ahora seríamos felices. Ella no habría perdido la voz. Y yo no me hubiese comportado como una auténtica estúpida egocéntrica vanidosa y egoísta.”

Rebecca se incorpora, reflexiona sobre ese pasado, camina hacia el ventanal desde donde contempla Central Park. Esta noche lo único que perciben sus ojos son las luces de los edificios del otro lado, la Central Park West Ave en el Upper West Side. Las pocas farolas del inmenso jardín neoyorquino dejan entrever algunas de las sendas, el contorno del lago frente a su ventana, y el Teatro Delacorte. “Echo de menos correr por las mañanas. Aquí lo haré, como muchos vecinos del barrio.”  Piensa, al tiempo que da un sorbo a la bebida. “Tengo que poner un orden nuevo a mi vida.” Vuelve a reflexionar. Rebecca se sienta y busca  su teléfono móvil en el interior del bolso. Hojea los contactos hasta que encuentra el número de Marlene. Mira  su foto desesperada por llamarla y escuchar el dulce sonido de su voz. Tiembla por dentro, se le pone un nudo en la boca del estómago y respira con profundidad. - ¡Cuánto te echo de menos!-  Hace una ligera pausa y vuelve a inspirar a fondo. - ¡No ha sido fácil! Defender nuestro amor no ha sido fácil. Todo pudimos superarlo por la fuerza del cariño y el deseo de estar unidas… ¡No puedo soportar estar sin ti! Echo de menos tus caricias, tu mirada de ternura, los momentos que con devoción nos dedicábamos, esos besos robados a escondidas en cualquier rincón…- Cierra el teléfono y regresa al ventanal.

Marlene ha marcado una época muy importante en la vida sentimental de Rebecca. No solo el amor que le profesa es grande. Es fuerte. Las penalidades sufridas, antes y después de entregarse, le dieron una pujanza inquebrantable. Fue una relación firme, en la que el romanticismo y la pasión se transformaron en una necesidad natural de estar juntas, como el respirar. Rebecca percibe el revoloteo incontrolable de su corazón, Marlene, la boda, sus problemas familiares. Se sienta de nuevo en el sofá tirando de las rodillas bajo la barbilla. Cierra los ojos y se relaja sobre los almohadones del diván. Pensamientos nebulosos asaltan su mente,  rememora el juego botella, su corazón late con fuerza al recordar el beso que compartieron, un beso que significó para Rebecca percibir cual era el verdadero sentimiento de Marlene. Se toca los labios con los dedos en una sonrisa. - Siempre podré recordar esos momentos.-

Un imperdonable error de Rebeca rompió con todo al dejarse llevar por las adulaciones, las lisonjas, su dedicación casi obsesiva  al trabajo y no ver claro que se estaba transportando al púlpito de la vanidad. Todo ello la condujo al barranco de la decepción, al fracaso y ser abandonada por Marlene. Marlene regresó a Los Ángeles hace ya tiempo, había estado en Düsseldorf  diez meses después de la ruptura. No ha vuelto a tener noticias suyas desde entonces y la invade el terror de no volver a verla. En el tiempo consecutivo a su segunda partida, desolada por haberla perdido de nuevo, Rebecca se entregó en cuerpo y alma a su labor creativa. Trabajaba de noche y de día hasta que, víctima del cansancio llegó al agotamiento, cayendo en una gran apatía que le hizo perder la ilusión. La intensa actividad la había agotado completamente.  La  creatividad la abandonó y todavía permanece ausente. Lleva tiempo desconectada del mundo de la moda. Falta ese apremio personal que la encamine de nuevo al señorío creador que la distinguía. Toda su capacidad imaginativa e inventora en el diseño era algo más que un trabajo, era su forma de vida. La absorbía en gran manera tiempo y energías. Ahora su mente está en blanco para las telas, los patrones y las costuras.

Desde que Marlene se marchó de su lado, no duerme a gusto, vive intranquila y algunas noches llora desesperada. La medicación le ayuda pero no es la solución, necesita desprenderse de ella, es uno de los motivos por los que ha huido de su casa. Su familia ha dejado de importarle y las relaciones sociales las ha desechado. Su amigo Ricardo, siempre interesado en su estado emocional no la perdía de vista. Olly y Cristhian observaban con preocupación sus pasos, sus gestos y comportamiento.  Apreciaban que con el paso del tiempo lejos de mejorar, su estado de ánimo empeoraba. Tristán, su hermano, le recordaba a Marlene, siempre con algún comentario insidioso y sus sarcasmos. Sebastián estaba alejado siempre, se justificaba en sus ocupaciones, Tania exigente y dura como es ella y su hermana Helena, que regresó, no era ningún consuelo.

Rebeca vive en soledad emocional aislada del mundo que la rodea. Nada satisface su interior melancólico deseoso de su amada Marlene. Su corazón y su cabeza solo se ocupan de ella, nada más atrae su atención.
Decidió marcharse de Düsseldorf y dejarlo todo, después que estallara el ambiente en la Lahnstein Corp. Los unos y los otros, todos familia, se tiraban los trastos a la cabeza. Estas luchas intestinas se desarrollaban  ante la impasible actitud de Rebeca, no le importaba nada lo que estaba sucediendo. Contemplaba aquellas disputas con estupor. Cada cual buscaba el beneficio propio, sin importarle  la situación de la empresa familiar. Juzgó que no había arreglo para aquella situación y decidió que lo mejor era desaparecer un tiempo, evaporarse de allí, ya no lo soportaba más. Huir a un lugar donde  hallar tranquilidad, que nada enturbiara su vida y su nostalgia era  lo más razonable. Necesitaba salir, irse muy lejos de las presiones que soportaba a diario con su presencia en Düsseldorf. 
Mientras contempla la noche neoyorquina a través de la ventana, sigue recordando las dos veces que en el pasado decidió hacer lo mismo. Ahora está arrepentida de no haberlo llevado a cabo. 
En el presente, de pié ante la ventana de su apartamento de la ciudad de New York,  piensa que podrá encontrar esa vida nueva que la permita crecer siendo ella misma. Vida que ideó sola. Pero la mejor de todas sus ilusiones sería vivirla en compañía de Marlene. Todos los proyectos que organizó con ella antes del desastre, permanecen frescos en su memoria. “Algún día los haré realidad. Será mi homenaje a la única persona que amo.”



   




viernes, 21 de septiembre de 2018

1ª- Entrega.


- De Düsseldorf a New York

El golpe del tren de aterrizaje al desplegarse despierta súbitamente al pasaje creando cierta confusión. Sobresaltada, Rebeca da un bote en el asiento. Al momento escucha la voz del piloto comunicando la cercanía al aeropuerto John F. Kennedy de New York.                       Desde la salida de Düsseldorf Rebecca ha dormido  casi las ocho horas del viaje. La medicación que le prescribió el psiquiatra tiene una acción relajante que le permite descansar sin importar las circunstancias, el contrapunto son los efectos secundarios. Al abrir los ojos, siente la cabeza embotada, la boca seca como esparto, una sed terrible y cierta sensación de vahído que la mantiene como mareada durante unos minutos. Se va despabilando después de haber sufrido una pesadilla fastidiosa, aunque no tanto como la realidad de la que ha salido huyendo. Pide un zumo de naranja, necesita  beber algo que le dé frescor a su boca y sacie esa endiablada sed. 
El reloj de pulsera marca las seis treinta y seis de la madrugada. Es la hora de Alemania, allí amanece en esta hora, mientras en New York aún es noche cerrada, apenas es la una y media. El vuelo llega puntual. Por la ventanilla contempla, bajo el manto oscuro de la noche,  la ciudad que nunca duerme. Toda la apoteósica luminaria de los rascacielos es un espectáculo deslumbrante, se lleva una mano a la frente y fija su cara contra el cristal para visualizar mejor el paisaje desde el aire.

Es una huida hacia adelante, Rebecca está escapando de todo lo que fue su mundo, su familia y su trabajo. Toda esa angustia la invade de nuevo. New York es el lugar perfecto para ocultarse, la superpoblada urbe le proporciona un escondite ideal donde guarecerse de cualquier inconveniente. Disponer de un espacio limpio de ansiedades, presiones, desazones y congojas a veces tiene mucha utilidad, te ayuda a ver las cosas con una perspectiva más tranquila y serena. Es lo que viene buscando. 
Rebecca conoce bien ésta inmensa metrópoli. Recuerda el tiempo que pasó aquí formándose como diseñadora. La exploró al detalle en aquellos tiempos iniciales de su aprendizaje en el diseño. Se movió por esa parte de la ciudad donde hubiera cierto mundillo de creación de moda. Aprendió a transitar por los lugares donde se encuentran los corrillos en boga más exclusivos, las salas más importantes, allí donde se encuentra el núcleo de la alta costura neoyorquina y se realizan los pases de modelos más distinguidos. Ella siempre aparecía dispuesta a aprender todo lo que su mente fuese capaz de absorber. En aquella época visitó todas las tiendas de los modistos más relevantes, descubriendo las grandes y pequeñas marcas. Aquí sembró la semilla de su creatividad como destacada diseñadora de moda.
No hay casi nada en esta urbe que recuerde su vida en Düsseldorf. Todo es diferente y, por decirlo de una manera fresca, nuevo para ella. Tiene por objetivo reconquistar, cuando tenga fuerzas, los ambientes de modistilla que tan bien conoce. 
En Nueva York el mundo de la moda se encuentra en Manhattan. Las grandes marcas y modistas mas relevantes se localizan en ésta popular zona de la amplia urbe de los rascacielos. Al sur del Upper East Side y de Central Park en pleno MidTown, más al sur, en East Village, está el lugar donde comienza Brodway, Avenida emblemática de Teatros de Revista.

Pero antes necesita rescatar la tranquilidad y poder reconciliarse consigo misma. Los errores cometidos en el pasado se han cobrado factura. Una factura personal que le ha llevado a la ruptura familiar y a una sensación de fracaso en lo personal, difícil de soportar. El regresar a Nueva York es encontrar una nueva vida después de las tormentas pasadas en su ciudad natal. Piensa que ya se encuentra en situación de enfrentarse a la gran crisis emocional sufrida en los pasados meses, y trata de restablecer el equilibrio espiritual que le permita abandonar ese tratamiento del que depende en gran medida y sentirse emocionalmente estable.  Necesita levantar el ánimo, buscar una motivación para vivir  y poder creer en sí misma de nuevo. Un rasgo de su carácter es que siempre ha sido muy decida y voluntariosa, personalidad Lahnstein, pocas cosas se le resistían, cualquier objetivo que se propusiera lo alcanzaba gracias a sus habilidades y tenacidad. 
Con este cambio de ambiente, no solo espera restablecer la fe en sí misma, está esperanzada que cara al futuro, despertará de nuevo a la creatividad. 
De su imaginación salieron los mejores diseños de moda, extraídos de su genial capacidad.  Un volumen grande de fantasía que llenó las arcas de la empresa familiar LCL hasta que, exprimido su firmamento creativo, esa fantasía desapareció.

En la ciudad de los rascacielos  encontrará el merecido descanso, nunca disfrutó de unas vacaciones de verdad, en el auténtico concepto de la palabra, solo pequeños espacios en los que, a pesar de estar alejada de todo trabajo, continuaba produciendo ideas nuevas, estimulada por una visión creativa, casi paranoica, de todo lo que veía en su entorno. Muchas veces ella misma no se concedía ninguna pausa, aunque lo necesitara con urgencia. Entraba en un círculo vicioso obsesivo, cuanto más estresada, más se involucraba en el trabajo, una situación que al final siempre le producía una catarsis y terminaba por sufrir una crisis física y mental de la que no sabía cómo salir.

Nueva York es un lugar entretenido cuenta con muchos recursos de actividad lúdica, hay distracciones suficientes para poder entretenerse, asistir a cualquier espectáculo mantendrá alejada su mente del sufrimiento. Podrá hacer cientos de cosas con las que llenar el tiempo y el pensamiento. 
En la intimidad la lectura será un gran compañero, entre novelas y revistas de moda, podrá navegar sin preocupaciones. Y en los ratos de abandono no podrá evitar que su pensamiento vuele hacia el amor de su vida, tan estúpidamente perdido.
Pasear por las calles,  avenidas y sobre todo por Central Park, que en otoño presenta un impresionante colorido de ocres, amarillos y verdes exagerados.
Cuesta olvidar  lo que se deja atrás. Años de trabajo intenso y estresante. Después de que la marca de la familia Lahnstein hubiese estrujado sus habilidades hasta la extenuación. Ahora se encuentra liberada de todo compromiso. Ha renunciado a todos sus privilegios en la empresa. Delegados los poderes del consejo en Elisabeth, ha escapado de una vida laboral y familiar muy, pero que muy complicada. 

Son las dos de la madrugada en New York. Es noche cerrada. Al salir de la terminal llama un taxi.  – A la setenta y ocho con la Quinta Avenida.- Le dice al conductor del vehículo. Un individuo con turbante y una poblada barba, como muchos de los taxistas de ésta urbe, que pertenece a la comunidad Sij. El curry invade todo el interior del vehículo, domina sobre otros distintos aromas, especies y ambientadores, todos ellos entremezclados. Esta combinación de olores es molesta para Rebecca, hasta el punto de la náusea, que la va poniendo enferma. Para aliviar esa horrible sensación y poder respirar libre de algo que le parece una pestilencia, abre la ventanilla. El Sij le grita que si es que quiere que la asalten en plena carrera, y la obliga a cerrar de nuevo. Conteniendo el aliento, las arcadas se suceden de forma intermitente, por fin llega al novecientos sesenta y nueve de la  calle setenta y ocho, situada en el Upper East Side de Manhattan, enfrente de Central Park. Sale del vehículo casi con violencia. Por poco vomita sobre la acera. Engancha la maleta, la bolsa de viaje y rápidamente se introduce en el portal. El tufo del taxi le da la sensación de llevarlo impregnado en ropa y equipaje. Sube al ascensor y marca el piso trece, el más alto, donde está ubicado su apartamento.  Llega al descansillo y abre con presteza, entra y cierra la puerta dándole una patada tras de sí. Rápidamente se desviste y entra en el cuarto de baño, se mete en la ducha pretendiendo despojarse de la horripilante impregnación de su piel. Deja que el agua se deslice por todo el cuerpo limpiando  la contaminación  contraída. Por fin, se deleita debajo del cálido chorro pensando que, no solo es el curry y demás olores acompañantes lo que desea desprender de sí misma. La pesada carga que arrastra desde su casa en Düsseldorf no se desprende con la misma facilidad que la impregnación de la piel. Pero necesita experimentar esa sensación de aligerar los malos momentos, ratos amargos vividos durante meses en el castillo y en la empresa. Después de un buen rato bajo el agua caliente, nota que no percibe en su pituitaria el nauseabundo aroma, se convence que no le queda resto alguno del mismo. Cierra el grifo, se seca y se envuelve en un suave albornoz blanco. Ese baño, tan impetuoso a la llegada a su apartamento, le da la sensación de ser algo mágico. La piel, y por supuesto el pensamiento, estima que se han renovado de alguna manera, como si el baño hubiese limpiado también su mente de los acontecimientos del pasado, dejando frescos y relajados alma y cuerpo. Prepara una bebida de chocolate caliente y se sienta en el sofá a oscuras. La tenue luz que procede del exterior penetra por los cristales creando un ambiente íntimo que invita a la meditación.

Su pensamiento va recordando que hace mucho había proyectado, por segunda vez, junto a Marlene venir hasta este lugar y poder hallarse solas, apartadas de los conflictos de la familia. Vivir una vida diferente, Marlene no lo aprobó en un primer instante, quería solucionar primero la caótica situación en que estaba en aquel momento. Una segunda posibilidad se planteó más adelante, después de hablar y compartir sus pensamientos, decidieron llevar a cabo aquella aventura de venir a New York y montar una tienda de moda en el local de la calle Stanton, fue una gran idea que no cuajó. La familia Lahnstein le hizo una oferta irrenunciable. Rebecca sin embargo se hizo con el local poco tiempo después para crear una boutique o como inversión. Tenía la sensación que en algún momento podría necesitarlo en el futuro. El momento presente demuestra que la previsión fue acertada.

Haber creado esa tienda en la calle Stanton, fue una idea bastante acertada, pronto se encontró con que, ese negocio, que se había planteado a medias con Marlene, fue un éxito. Que no esté ella no significa que no siga adelante. Ella misma creó una distribuidora de los productos de la marca LCL para Nueva York. Mas tarde fundaría su propia marca, todo lo regentaba ella sola desde Düsseldorf en los dos últimos años. Este negocio significa la coartada perfecta para poder llevar a cabo su plan de alejamiento, dar la escapada ante la familia y de aquella guerra fratricida en la que estaba envuelta.


miércoles, 19 de septiembre de 2018

Hola a todos/as

Hola a todos/as admiradoras/es de Marlene y Rebecca.
Siento haber tardado en publicar el nuevo relato, pero me ha sido imposible por causas ajenas a mi voluntad.
Este nuevo relato es consecuencia de un duro trabajo llevado a cabo durante meses de redacción y creatividad para darle algo de interés.
Todavía no he acabado toda la redacción, aunque si ya tengo el final. Me quedan algunos flecos y algún capítulo inconcluso que supongo acabaré pronto. 
La primera entrega será el día 21 de este mes, es decir pasado mañana.
Espero que os guste.
De la misma manera me gustaría que fuesen etiquetando cada capítulo al final donde  pone reacciones: divertido, interesante o guay. 
Y otro punto: la publicidad, no pasa nada por que se pinche algún artículo o producto, aunque solo sea para ver, eso genera recursos para mantener las páginas de blog en las que publico. Por ese motivo están incluidas.
Muchas gracias.
Besos y abrazos.