Una separación necesaria

Una separación necesaria

viernes, 27 de abril de 2018

episodio trigésimo octavo


La cabaña en Grey Gull Lane


Marlene sube las escaleras, por el pasillo balconado accede a la puerta de la habitación veintiséis. Golpea fuerte, pero no hay respuesta, aporrea de nuevo, pero en vano. Se siente angustiada apoyada en el marco de la puerta. - ¿Dónde estás Rebecca? – Reposa su frente contra la pared respirando hondo. Se da la vuelta para salir y mira por el balcón. Sobre las rocas que bordean la orilla ve una figura femenina sentada allí. - ¡Rebecca! -  Ella hace una mueca de dolor y se apresura a bajar las escaleras, se acerca a las rocas y se sienta a su lado.  Rebecca se limita a mirar al mar. - ¿Recibimiento muy caluroso? - Le pregunta. Rebecca gira su cabeza lenta hacia ella y luego mira hacia atrás hacia el agua. - ¡No! No lo fue. – Ella empieza a hablar. - No sé qué esperar, pero cuando te fuiste fue lo mejor, necesitaba ese tiempo para sanar y para ver si podría ser parte de tu vida otra vez, era realmente lo que ambas queríamos, nunca esperé ser tratada como una ciudadana de segunda clase. – Explica Rebecca. Marlene responde algo avergonzada. - ¡Lo siento! Nunca pensé que volvería a verte y fue un shock, solo solté groserías. - Se aclara la garganta. - Supongo que no debería sorprenderme, realmente no dejamos las cosas de una buena manera. - Respiró hondo. -  ¿Por qué estás aquí? - Ella mira fijamente a Rebecca. - Te lo acabo de decir Marlene. - Le echa la mirada Lahnstein de desaliento. – ¿Ahora quieres que estemos juntas? - Ella eleva el tono de su voz. - Quiero decir… ¿Por qué otra cosa estarías aquí? No voy a regresar a Alemania, no ahora, nunca, no serás capaz de arrastrarme de vuelta a una vida de aburrimiento y desesperación. - Se pone de pie en un bufido, Rebecca se vuelve cauta. - ¿Por qué actúas así Marlene? - Rebecca la sigue por las rocas.  - Nunca dije nada acerca de llevarte de vuelta a casa. - Le suplica. Marlene camina a paso rápido hacia su coche. Ella la sigue pisándole los talones. - He conocido a una mujer agradable, me preocupo muy profundamente por ella, Rebecca, y yo simplemente no quiero jugar, eres temperamental, incierta sobre las cosas y pensativa a veces, es, es demasiado.- Balbucea lanzando sus manos en el aire. - ¿No estás siendo un poco dura Marlene? - Rebecca siente el estómago en la garganta. - ¡Por favor! Vuelve a Düsseldorf y déjame en paz. - Abrió la puerta del coche, Rebecca la empuja. - ¡No! No, no es posible que no quieras escuchar esto, pero estás enamorada de mí. -  Ella rompe en una sonrisa con sorna. – ¡Traté de olvidarte! – Eso la enoja aún más y la mira con descontento. - No me olvidarás, me amas demasiado. -  Rebecca intenta bromear. – ¡Para! Y déjame ir. ¡Por favor! Vuelve a casa. - Se mete en el auto y se aleja dejando a Rebecca de pie en el estacionamiento. Ella inclina la cabeza en señal de deshonra personal e insatisfacción. Rebecca camina lentamente de regreso a su habitación y cae de nuevo en la cama con sensación de derrota.



Llaman a la puerta. Se levanta y abre. - ¡Hola Grace! Adelante. - Grace duda al ver la expresión del rostro de Rebecca. – Coge tu bolso y tu abrigo que necesitas comer y por encima de eso tenemos que hablar. – Ella la sigue dócil. Entran en un pequeño café no lejos del hotel. - Creo que cuando hablamos, debería haberte informado sobre la nueva compañera de Marlene. – Grace se sincera. Rebecca gime triste. - No habría importado, habría venido de todos modos. – Suavemente Grace le cuenta. - Marlene me confesó que una de las cosas que más le duele, y es lo máximo,  que nunca podías decir: “Estoy enamorada de ti Marlene.” - Rebecca frunce los labios con fuerza y ​​asiente con la cabeza. – Y yo puedo decir que ella me lo dijo en más de una ocasión, que estaba enamorada de mí, pero ya lo sabías. -Rebecca le dirige una mirada de claridad. - ¡Sí, lo sabía!  Hablamos de cómo eras  distante e inflexible acerca de Lizette. Le dije que le estabas mintiendo a ella y a ti misma. Que te diese tiempo para que te dieras cuenta de lo que ella significa para ti. – Grace habla con sapiencia. – Tenía muchas dudas y confusión. Había pasado por tanto sufrimiento que necesitaba estar sola y poder resolver las cosas. Nunca dejaré de amarla, no importa lo que traiga nuestro futuro, no podía decir  esas palabras que ella quería oír y sé que le duele. -  Grace frunce el ceño y pregunta. -Todos estos meses aparte. ¿Conociste a alguien más? - Rebecca sabe lo perspicaz que es Grace. - ¡Sí! Lo hice, conocí a un hombre, Eric, nada serio y terminé con él cuando finalmente me reencontré, sabía que lo que realmente quería era estar con Marlene. – Le comenta seria. - Tienes un duro trabajo preparado para ti. – Grace le responde y ordenan la cena. - ¡Grace! Hay tanto acerca de Marlene. - Interviene rápidamente. - Obviamente no sé ni la mitad. - Rebecca se ríe. - ¡Bueno! Ella te mantuvo en secreto durante todos los años desde que la conocí. - Ambas estallan en carcajadas. - En aquellos días, ella era una pervertida bruja cuando se casó con mi hermano Hagen, era una diva total y no se detenía en nada para salirse con la suya. - Responde bebiendo una taza de té caliente. - ¿Qué crees que la cambió? -  Grace sondea. - La aventura de Hagen con su hermana, Dana. Sabía que su matrimonio no duraría. Y luego su enredo con Tristán, la violación, el embarazo, el aborto. – Habla con suave tono relatando su pasado. - ¡Es verdad! Marlene también ha pasado por muchas cosas. - Comenta Grace. - No me gustaba cuando se casó con Hagen. Nos peleamos por un vestido de novia, ella fue muy insistente. Yo me fui a Nueva York, pero cuando regresé a casa las cosas habían cambiado, ella estaba sola, desorientada, sí estaba con Tristán y él la amaba profundamente, la violación y el embarazo la cambió mucho, necesitaba alguien en quien apoyarse. - Reflexiona acariciando su puño debajo de su barbilla. - ¿Entonces fue cuando comenzaste a enamorarte? - Grace interesa curiosa. – Tuve una ligera idea durante el aborto. Conocí a la verdadera Marlene en el hospital, estaba sola y angustiada. Le cogí la mano y pude sentir el ambiente, era extraño y algo que nunca había experimentado, comencé a sentir algo. Cuando nos acercábamos no podía controlarme. Estaba muy enamorada de ella, pero fue una lucha y una lucha en la que ella estaba totalmente perdida, su mundo giraba fuera de control. Siempre estaba enojada, irritada y celosa y quise quitarla de encima. Traté de seguir adelante, pero ella estaba allí al frente y al centro, nunca me dejaba alejarme. - Lo recuerda en la reflexión. - Esto es difícil, ella parece estar feliz con Tracey y yo ciertamente no quiero enojarla ni tomar partido, pero me gustas tú y siento que eres el adecuada para ella, sólo tenemos que trazar algún plan. - Sonríe ampliamente dando a Rebecca un impulso de confianza. - ¿Tracey? ¿Ese es su nombre? - Pregunta en voz baja. - Tracey Connors, encantadora, pero muy simple y lo han logrado, no te voy a mentir,  no va a ser fácil para ti. – Siguen hablando tratando de elaborar un plan.



Marlene se ducha, y se sienta al espejo, comienza a secarse la cabeza con la toalla. Oye el timbre de la puerta sonar y se impacienta.  Ata la faja de su bata y camina hacia la puerta. - ¿Quién es? - Ella pregunta con calma. – ¡Tracey! – Resuena detrás de la puerta. Marlene abre. - ¡Hola! Pensé en venir a comprobar cómo te encuentras. – Comenta. - He tenido mejores días. - Cierra la puerta detrás de ella y se sientan en el sofá. – Te fuiste muy seria, como si algo te estuviera molestando. - Ella supone mirándola fija. - Realmente no tengo ganas de hablar, solo quiero descansar y acostarme temprano. ¿Entiendes? -  Ella le pregunta, dulcemente envía el mensaje para deshacerse de Tracey. - ¡Claro! Entiendo. Te llamaré mañana para ver cómo estás. ¿Si no te importa? - Le comenta levantándose del sofá y caminando hacia la puerta, el teléfono de Marlene suena. - Espera, es Grace. - Tracey espera junto a la puerta mientras Marlene habla. Tracey escucha cuidadosamente. - ¡Ok! Sí le preguntaré. – Cuelga y la mira. - Grace y David harán una cena  mañana por la noche y se preguntaban si nos gustaría unirnos a ellos. - Ella sonrió. - Me encantaría, pero depende de cómo estés tú. - Marlene frunce el ceño. - Creo que estaré bien. - Le responde.



- ¿Puedo ayudarte con algo? - Rebecca le pregunta a Grace. - ¡No! Todo está bien. - David entra en la cocina cogiendo a Rebecca por los hombros. - Será la mejor sopa de pescado que has comido. Ahora ven. - Le da un vaso de vino tinto y se sientan en el porche. Una brisa fresca sopla a través de las dunas de arena.  - Es hermoso éste lugar. – Dice Rebecca mirando hacia arriba y observando las gaviotas hacer cabriolas de vuelo en el cielo. - ¡Lo es! Me encanta. - David contesta. – Me ha contado Grace que Marlene no estuvo muy amistosa. - Trata de ser sensible con sus palabras. - Eso es subestimarla, se mostró muy enojada. - Rebecca responde con una sonrisa. - Creo que nuestros invitados están llegando. - Levanta la vista. Marlene y Tracey entran sin ver a Rebecca, Grace las recibe en la puerta. - ¿Nos disculpas un momento Tracey? – Coge a Marlene de su codo y la lleva a la cocina.     - No te enfades, hemos invitado a Rebecca. – Le dice en voz baja. Marlene aprieta los dientes. - ¿Cómo quieres que le explique eso a Tracey? - Susurra en un tono cortante. - ¡Lo siento! Pero ella está aquí sola y se siente horrible por lo que pasó entre ustedes dos ayer. - Tracey en cocina. - Espero no interrumpir. - Se siente fuera de lugar e intrusiva. - ¡No! ¡Lo siento! ¿Quieres una copa de vino? - Saca un vaso del armario. - ¿Marlene? - Les sirve una copa. Llaman a la puerta y llegan dos invitados más. David y Rebeca entran desde el porche. Marlene sólo puede mirar fijamente. - ¡Marlene! - Rebecca saluda y luego mira a Tracey. - ¿Ustedes se conocen? -  Parece sorprendida. Rebecca extiende su mano y la estrechan.              - ¡Rebecca! Rebecca Von Lahnstein. -  Se presenta con cordial gesto. - ¡Hola! Tracey Connors. - Responde y luego agarra la mano de Marlene. Rebecca mira hacia abajo para ver el cálido intercambio entre las dos. Siente que sus entrañas se revuelven.  - ¡Tracey! - La voz oportuna de una compañera de trabajo la llama, se excusa de Marlene y Rebecca. - ¿Por qué no te has ido a casa? - Habla humilde siguiendo a Rebecca hacia el porche. - No voy a casa.- Proclama con una mirada firme. - ¿Qué quieres decir? - Pregunta angustiada.  - Justo lo que dije, he venido a quedarme. – Le comunica. - ¡Por favor! No lo hagas, vas a terminar arruinando mi vida. -  Ella empieza a caminar de regreso. Tracey los encuentra en el porche. - Odio romper esto. - Marlene asiente caminando de nuevo dentro. - No quería interrumpir, supongo que tú y tu amiga tienen algo que hablar, pero tengo una emergencia en el hospital. -  Marlene siente un levantamiento de peso de su pecho. - Puedo conseguir que Grace me lleve casa. -  Rebecca las ve salir a la puerta, se inclinan y se besan.    - ¡Marlene! - Grace la llama a un lado. - ¡Lo siento! No sabía qué más hacer. - Ella hizo una mueca. - ¡Está bien! - Encuentra a Rebecca en el porche. - ¿Te importa si damos un paseo antes de que se ponga el sol? - Rebecca pregunta con una sonrisa. - ¡Sí! Déjame conseguir mi suéter. – Pasan más allá de las dunas y caminan cerca del agua, hay silencio. - ¡Marlene! Tengo tanto que decir. - Ella comienza a hablar. - Estoy escuchando. -  Le confirma. - He pensado muy a menudo en ti, mi corazón simplemente no estaba en el lugar correcto, traté de enterrarme en mi trabajo. Salí del pozo y sabía que tenía que averiguar si tú y yo podíamos hacer que funcionara de verdad. - Con la mano tira de Marlene y se coloca delante de ella. - Quiero que sepas lo mucho que significas para mí. -  Marlene levanta la mano. - ¡Alto! Muchas de las veces que hemos estado juntas dije que estaba enamorada de ti. Te quedabas guardada, silenciosa y nunca te has comprometido a nada. - Ella implora y comienza a caminar más lejos de la orilla.       - ¡Lo siento! Tienes que creerme. ¿Cómo puedo decir esas palabras, palabras que sé que querías oír? - Marlene cambia rápidamente de tema. - Mira todas esas cabañas, encantadoras, ¿Verdad? – Rebecca mira. - Quiero tener una, tal vez un día. - Baja la cabeza y Rebecca se pone de pie delante de ella. - ¿Es eso lo que es importante para ti? - Ella pregunta en un intento de aligerar su estado de ánimo. - Tengo las cosas que son importantes para mí, tengo libre reinado aquí, he conocido a una mujer maravillosa que comparte cosas sencillas, que tiene una cabaña en el camino, y últimamente he pasado mucho tiempo allí, el cacao al lado del fuego, paseos por la playa. - El corazón de Rebeca se desgarra. - ¿Marlene la amas? - Ella la agarra por los dos brazos y la mueve para llamar su atención. - No lo sé Rebecca. -  Su tono es ronco. - Sólo sé que cuando estoy con ella me siento viva y querida. - Rebecca niega con la cabeza. - ¿Creo que nunca te di eso? - Ella le quita la mano a Marlene. - Me diste mucho más, más que cualquier relación que yo hubiera tenido, me liberaste y me enseñaste que estaba bien amar a cualquiera sin importar quién fuera  y estoy agradecida. -  Rebecca llora escuchando. - ¿Agradecida? - Marlene deja de hablar.  - Cuando hacíamos el amor en el invernadero, te decía que estaba enamorada de ti. ¿Sabes lo me dolía ver que nunca respondías? - Rebecca se aclaró la garganta en un - Sabías que estaba en un aturdimiento. ¡Por dios Marlene! Estaba enredada, sabes de primera mano por lo que pasé, recuerdo todo sobre nosotros, nuestra relación, recuerdo todas las peleas y el dolor, el dolor de estar juntos, mi carrera, el negocio familiar que pesó mucho sobre mí. No podía darte una respuesta. Amaba a Lizette o al menos yo pensaba que sí y sí, ella me dolió mucho y fue devastador para mí, simplemente no era un buen momento para hacer declaraciones y compromisos que no podía cumplir. -  Marlene escucha las súplicas frenéticas de Rebecca. - Siento que me usaste porque estaba allí y alguien a quien conoces bien, no soy una obra de teatro, un juguete o algo que puedas sacar de un estante y mostrarlo, Rebecca. - Contesta enfadada, rápidamente camina de regreso a la casa de Grace y se marcha.



Rebecca despierta de una noche agitada de sueño, se viste y baja al vestíbulo. Recoge un café, un periódico y regresa a su habitación. Se sienta a estudiar los anuncios. Llega a las agencias de bienes raíces y llama para concertar una cita para mirar las cabañas. - Creo que te va a gustar esta. –

Camina por un camino de adoquines a una cabaña de tejas grises con un porche adornado por cajas de ventana rebosantes de flores primaverales. - Como se puede ver la casa ha sido renovada, la han pintado en su totalidad  y el porche delantero es nuevo. -  El agente de bienes raíces explica con detalle todas las virtudes de la casa. Él desliza la llave en la puerta. - Es linda, en realidad perfecta. -  Sonríe mientras entran. Rebecca se enamora de la cabaña, se siente acogida en ella. Desplaza la mano a lo largo de la encimera de la cocina mientras miran alrededor,  las paredes están blancas y limpias.  - Como puede ver, tiene una chimenea, dos habitaciones y mire esto. -  Abre las puertas francesas que dan a un porche trasero cubierto con muebles de patio con una vista espectacular. Rebecca respira en el cálido y soleado aire. - ¡Hermoso! Me encanta. ¿Está cerca el hospital? - Ella le pregunta. - Está a unos diez minutos a pie del nuevo hospital y, como puede ver, cerca de las tiendas y la ciudad. -  Él le indica. Miran hacia atrás en el horizonte.     - ¡Es perfecto! - Vuelven a entrar y se sienta en la barra de la cocina. - El piso de arriba es pequeño y tiene un estudio, ideal para pintores o escritores o lo que sea que te guste hacer. - Rebecca sube por la escalera mirando la habitación y la vista desde arriba. Pasea silenciosamente por el estudio. – La vida aquí puede ser bastante cara, esta casa no ha estado en el mercado durante mucho tiempo y los propietarios anteriores la han cuidado. - Él comienza a hablar hojeando los papeles.  - No durará mucho, aunque tiene un precio alto. – Añade observando todos los rincones. - Es hermosa y pintoresca. -  Rebecca comenta fascinada. - Tengo otras en la lista si quisieras verlas. – Le dice.  - No será necesario, me gusta esta. – Le responde mirando las flores por la ventana. - Por lo tanto ¿Quieres hacer una oferta? Los propietarios viven al otro lado de la bahía. -  Él pregunta. - ¡No! No quiero hacerles una oferta, es un objeto. - Ella le define. Regresan a su oficina y se dedican a la tarea de llenar el papeleo.

El agente inmobiliario programa una reunión con los propietarios para el día siguiente. - ¿Venta en efectivo dices? - Le pregunta ansioso. - Haré que el banco le entregue el dinero a primera hora de mañana. – Le confirma. - Voy a conseguir esto rápido sin demora, pero tardará unos días en conseguir el título y todo el papeleo en orden. – El agente le informa. - ¿A qué reunirnos con ellos? Tengo algo muy especial planeado y esperaba que una vez, el dinero estuviese depositado podría obtener la llave, estoy ansiosa por instalarme. – Rebecca se expresa en un tono feliz. - Estoy seguro de que no será un problema. -  Afirma. Rebecca termina de firmar todos los documentos necesarios. Empieza a cumplir sus sueños y los de Marlene, ponerse en el camino frente a ella, éste es  lugar y el momento de poner en marcha un nuevo plan. Le envía un mensaje a Grace y organiza una reunión con ella en su nueva casa, la casa de campo, a las tres y diez, Gray Gull Lane.

martes, 24 de abril de 2018

Episodio trigésimo séptimo

Me perteneces


Rebecca está vestida en previsión de un largo vuelo a Nueva York, su primera parada a lo largo de su viaje a New Port, Rhode Island. - ¡Rebecca! -  Elisabeth entra, ella puede ver la tristeza en su rostro. - ¡No llores Elisabeth! - Ella la abraza con cariño. - Estoy emocionada por ti, tengo los dedos cruzados. ¿Vendrás a desayunar con nosotros esta mañana? - Ella pregunta esperando que tenga unos momentos de sobra. - ¡Sí! En un ratito. Tengo que volver a revisar todo primero y  estaré abajo en un momento. – Responde, revisa el pasaporte para asegurarse de que todo está en orden. - Te deseo lo mejor, pero sé que no será fácil, Marlene se siente herida y tal vez crea que la has rechazado. - Rebecca recapacita un instante. - He pensado mucho en ello, de nuevo conseguí estropear las cosas. - Elisabeth le da una palmada en el hombro. - Pero tengo que intentarlo Elisabeth la amo demasiado como para intentar una reconciliación, ella lo sabe y lucharé por recuperar lo que es legítimamente mío. -  Elisabeth arquea su ceja. - Eso es una armadura con la que te has vestido. -  Ella se da cuenta que había estimado a la baja la determinación de Rebecca.  Ella le contesta. – Mas bien una declaración de moda. – Le dice en tono de broma. - Te veré en el desayuno. ¿Tristán te llevará al aeropuerto? - Ella le pregunta. - ¡Sí! Sé que tiene una reunión temprano en el banco. Espero que eso no lo demore. - Le menciona. Elisabeth deja silenciosamente a Rebecca para que termine con el último de sus asuntos personales. Se peina el corto cabello y endereza la camisa antes de ir a desayunar. Un ligero golpe en la puerta suena y ella abre. - ¡Eric! - Exclama con sorpresa. – Espero no te importe, vi a Elisabeth y me dijo que estabas aquí. - Le deja entrar, mira alrededor de la habitación viendo las maletas preparadas junto a la puerta y que la mayoría de los efectos de Rebecca están desaparecidos. - Supongo que lo estás haciendo, me refiero a irte. – Le dice con tristeza. - Lo estoy. - Ella le indica que se siente en el sofá. - No quiero pelea Eric, solo quiero que sepas lo que has significado para mí. - Ella le plantea con calma. - Si yo significaba algo para ti, entonces te quedarías y…- Lucha contra las lágrimas. - No puedo, siempre supe que debería intentar reavivar mi vida con Marlene. -  Eric le acaricia la cara con la mano. - ¡Por favor! Considéralo, podría hacerte feliz, cuidarte, te amo Rebecca y sé que si buscas en tu corazón te darás cuenta de que sientes lo mismo que yo. - Ella lo mira con una sensación de incomodidad. - ¡Estoy enamorada de Marlene Eric! – Le dice tajante pero sincera. - Entonces supongo que realmente te vas a marchar. – Le dice en un tono melancólico. - Este es el movimiento correcto para mí. Te conozco, sé que no quieres escucharlo, pero la amo y quiero pasar mi vida con ella. – Se expresa con dureza. - ¿Y qué pasa si ella no acepta? ¿Has pensado siquiera eso? - Él cuestiona su idea. - ¡No me afecta! No voy a renunciar a ella sin que me importe lo que valga la pelea, no tienes idea de nuestra historia y la lucha que tuvimos para estar juntas. -  Vuelve a ser severa.  - Esa es toda la historia. – Argumenta pasándose los dedos por el cabello. – Marlene es mi gran amor, Eric. – Rebecca ya no aguanta más. - ¡Por favor! Vete, vete, no puedo hacerte entender y no voy a discutir más contigo, debes aceptar que se acabó. Yo no estoy enamorada de ti. – Le recuerda otra vez. Camina hacia la puerta, él se levanta del sofá y se dirige hacia ella. - Estaré aquí esperando que vuelvas. - Le señala con el dedo. – Tu nunca estarás lejos porque nunca serás feliz lejos de tu hogar o de tu trabajo, de tu obstinación a lo que te dedicas, a lo que haces. ¿Vas a dar de lado el diseño de alguna idea nueva que tengas? -  Él le suplica y  agarra la puerta para que ella no pueda cerrarla. - ¡Déjalo ya Eric! No quiero discutir más esto, encontrarás a alguien que te hará feliz, te lo prometo.  Eres un tipo simpático pero no estás en lo cierto. No eres para mí. - Proclama, ella baja la cabeza al decir esas palabras que la apuñalan. - ¡Por favor no te vayas! - Le suplica de nuevo. - ¡Adiós Eric! - Ella se queda en el pasillo mientras él sale del castillo. Rebecca se dirige al comedor. - Pensé que habías cambiado de opinión. -  Elisabeth dijo alegremente. - Eric y su miserable Ego. - Le responde. - Le dije que estabas en el invernadero. - Añade en voz baja. - No le hubiera importado  se habría presentado de todos modos, mendigando como un niño y no me ha escuchado, Elisabeth, cree que volveré arrastrándome.  De vuelta a él si las cosas no funcionan con Marlene. – Explota. - Márchate y una vez que tú y Marlene lo hagáis oficial, él lo entenderá. – Le dice Elisabeth agarrándola de la mano. - Ahora ven.  ¿No tienes hambre? – Sonríen y se sientan a desayunar.



Tristán ayuda a Rebecca con su equipaje en la terminal del aeropuerto. – Te voy a echar de menos hermana pequeña. - Sus ojos comenzaron empañarse. - ¿Estás llorando? - Ella se burla. - ¡En realidad no! Sólo estoy emocionado, puedes seguir adelante con tu vida, encontrando tu verdadero amor otra vez, ¡Wow! - Él se ríe., Rebecca extrae del bolso su billete para facturar. - Te echaré de menos. - Ella toca su solapa, él le coge la mano y la besa abrazando a su hermana y cerrando los ojos. - Nunca pensé que vería el día en que saldrías de nuevo, dejando LCL, pero entiendo que amas a Marlene. -  La abraza de nuevo. - Te quiero hermano mayor y siempre estaré agradecida por todo lo que has hecho por mí. - Una lágrima gotea por la mejilla. Se separan y ella entra en la terminal para comenzar lo que espera sea una nueva vida al lado de la mujer que ama. Rebecca atraviesa el control  y busca la puerta de embarque.  Coge el teléfono y escribe un mensaje a Grace.  “Estoy a punto de embarcar, te enviaré un mensaje mañana a primera hora. Te doy las gracias por toda tu ayuda."  Lo envía y coloca el teléfono en el bolsillo. Cierra los ojos soñando con un encuentro casual con Marlene.



– ¿Estás despierta? - Tracey hace girar a Marlene besándola. – Ahora lo estoy. - Ella  sonríe con los brazos alrededor de su cuello. La atrae más cerca. - Esta noche fue maravillosa. - Ella comenta. - ¡Hmmm! - Tracey murmura. - ¡Hmmm! ¿Qué dices?- Empieza a hacerle cosquillas, y se pelean en la cama hasta hacer el amor otra vez. - No me he divertido tanto desde hace tiempo. ¡Gracias Tracey! – Lo dice seria. - No hay necesidad de agradecerlo, he disfrutado simplemente estar contigo, tu compañía ha sido una bendición para mí, de verdad. - Sonríe besándola. Tracey se queda en silencio. Marlene puede oírla respirar. - ¿Qué estás pensando?-Le susurra. - Nada y mucho, trabajo mañana… -  Ella responde. - ¡Tienes razón!  Debo volver a mi apartamento, darme una ducha y prepararme para dormir. Tengo mucho trabajo mañana. – Expone haciendo una mueca. - ¿Seguro que no quieres pasar aquí la noche? – Tracey suplica con ojos pedigüeños. Marlene suspira. - ¡Ojalá! Y podría gustarme, pero tengo un día muy ocupado por delante. - Se inclina sobre la cama. - Pero podemos almorzar mañana. - La besa. Tracey le pone su brazo en el costado. - Te veré mañana. - Se besan en la puerta y Marlene sale afuera.



“¡Habitación veintiséis!” Rebecca le envía un mensaje a Grace. “Te veo en un ratito.”  Ella le responde, Rebecca empieza a deshacer su maleta colgando la ropa en el pequeño armario, coloca las prendas en el cajón superior y arregla sus otras cosas muy ordenadas, saca un bloc de dibujo y se acurruca en la cama, antes de que llegue Grace. Empieza a dibujar el rostro de Marlene y pensando en ella. Casi pierde la compostura cuando un golpecito suena en la puerta. - ¡Grace! – Expresa con alegría y abre la puerta. Grace entra en la habitación y se abrazan. - Es maravilloso verte de nuevo. – Le dice. Se quita la chaqueta y se sienta. - Un viaje largo supongo, apuesto a que estás cansada. – Le comenta sonriente. - ¡Lo estoy! – Le responde ella. - Y tu pierna veo que está completamente recuperada. -  Ella consigue que Rebecca se relaje y esté tranquila. - He hecho lo que me dijeron, los ejercicios rigurosamente a diario, caminar me ayudó mucho. – Relata con brevedad. Respira.  - ¿Cómo está Marlene? - Ella sondea con una mirada amistosa. - ¡Genial! Hemos estado muy ocupadas desde la apertura del nuevo hospital, Marlene es increíble, está muy dotada sabes. - Junta sus manos con fuerza. – La echo de menos, Grace, intenté desesperadamente seguir adelante después de que se fuera, quería esto para ella, he sido tan egoísta en el pasado y ella necesitaba un nuevo objetivo sin ninguna interferencia por mi parte. -  Relata a Grace, ella suspira. - Hemos hablado sobre ti. Ella estaba desgarrada por no tener una carrera o poder trabajar en una profesión en la que estuviera cualificada.  Que tú te volcabas en la tuya y que eso fue el comienzo del final de vuestra relación, lo que os hizo separaros. – Le narra su impresión de forma honesta. Rebecca se levanta y cuenta cual era su situación. - Dejé que mi familia gobernara mis decisiones, estábamos en un aprieto financiero y cuando las cosas comenzaron a ir hacia mal, me alejaba de ella, la traté como si fuera un extraño, mi familia, especialmente mis hermanos no querían que le dijera nada, me dolía y ella se daba cuenta de que algo estaba mal. – Rebecca no puede resistir el lagrimeo recordando aquel pasado. - ¡Bueno! Eso fue hace mucho tiempo y obviamente has logrado tener éxito en el negocio de la moda. -  Grace añade con amabilidad. - He trabajado muchas horas y días, mis dedos me duelen hasta los huesos, el dinero no es un problema, nunca lo fue y especialmente después de mi accidente, nunca más necesitaré trabajar de nuevo y puedo cuidar a Marlene como se merece, si ella me deja. - Ella deja el comentario y la puerta está abierta para que Grace comente una realidad. - ¡Rebecca! - Respira hondo. - Marlene está bien y feliz, también ha conocido a alguien. - Contempla la expresión triste en su rostro. – Yo pensaba que no podía pedirle que me esperara, con todas mis incertidumbres. Mi memoria estaba nublada y perdida en un mundo de dudas, traté de razonar con ella, hacerle entender que las razones por las que ella debía marcharse eran las mismas razones por las que yo quería volver a conectar conmigo misma y tratar de recordar mi pasado. -  Declama paseando por la habitación. - ¿No estabas convencida de que ella te esperara, verdad? - Grace preguntó honestamente. - ¡No! Mentiría si dijera que lo hice, ella no estaba muy feliz conmigo cuando se fue, pero tuve que dejarla ir. - Se sienta en la cama. – Tenía que venir. ¿De qué otra manera sabré cómo se siente realmente si no me acerco a ella? – Rebecca cuestiona seriamente. -  No será una tarea fácil. Desde la primera vez que os vi juntas, siempre he sabido que estabas muy enamorada de ella. – Sonríe y hace un guiño. - Sé que en el fondo ella te ama más de lo que quiere manifestar. -  Rebecca relaja sus hombros. - No puedo esperar que ella abandone su relación, pero tengo que luchar por recuperarla Grace. Me pertenece, nos pertenecemos. - Le asegura. - ¡Wow! Eso es una afirmación y pensaba que Marlene era agresiva. - Se ríe con estrépito. - ¡La amo! - Expresa con voz tranquila. - Tengo un plan preparado. - Grace cambia de tema y se pone en movimiento. Ha planeado que Rebecca y Marlene se reúnan al día siguiente.



- ¡Buenos días, Marlene! – Saluda Grace con una sonrisa un poco nerviosa. - ¡Buenos días! ¿Estás bien? - Ella deposita el gráfico que estaba repasando. - ¡Uh! Sí, sí, estoy bien. ¿Tracey anda por aquí? -  Responde escudriñando la estación de las enfermeras.  - Está en la sala de urgencias esta mañana.  ¿Por qué? - Ella le dirigió una mirada extraña. - Sólo preguntaba por curiosidad. - Mira a su alrededor sabiendo que ha dejado a Rebecca en la sala de examen. -Tengo un nuevo paciente.- Se inclina de nuevo sobre el gráfico. - Jane Smith. ¿Se le ha hecho cirugía a la señora Smith? - Le pregunta a Grace sin saber quién era. Grace traga saliva con fuerza. - ¡No sé! Tal vez sea una transferencia. -  Ella se encoge de hombros. - ¡Ok! Ella es la primera de la lista. - Cierra el gráfico y entra en la habitación sin levantar la vista. - Señora Smith… – Levanta la vista hacia una sorpresa repentina.  - ¡Hola Marlene! - Rebecca está sentada en la mesa de examen. Marlene se queda sin palabras incrédula. - ¡Rebecca! – Exclama y mira a la puerta para darse cuenta de que Grace lo había preparado. - ¿Qué estás haciendo aquí? - Ella necesita recuperar el aliento. - Vine a verte. – Dice con rotundidad en su respuesta. - Yo, no sé qué decir… yo. - Se detiene un instante. - Dime que te alegra verme. – Sonríe.    – En realidad estoy aturdida. - Baja la mirada a su pierna. - ¿Estás bien? - Rebecca flexiona su pierna mostrándole la funcionalidad que ahora tiene. - ¿Estás visitando Nueva York o algo así? - Marlene pregunta claramente. - ¡No! Estoy aquí para ti. - Le responde con claridad. - ¿Para… mi? - Marlene se señala a sí misma. - ¡Sí! Quería verte y pasar un poco de tiempo contigo. – Le confirma. - Tengo trabajo que hacer, quiero decir, no puedo irme ahora. - Tropieza con sus palabras. - Estoy hospedada en la habitación veintiséis del Shoreview Inn. - Le  dice recobrando la atención de Marlene.  - ¡Rebecca! No sé por qué has venido, todo esto no era necesario, he aceptado que has querido una vida diferente para ti y he conocido a otra persona, una mujer maravillosa divertida y amable. - La mira con sinceridad. - Lo puedo entender Marlene, pero en mi corazón y en el tuyo tenemos asuntos pendientes. - Su mirada penetra en los ojos de Marlene. - Rebecca estarás perdiendo el tiempo, deberías volver a Düsseldorf y comenzar tu vida allí donde perteneces. - Es severa en su respuesta. - Sólo dame la oportunidad de demostrarte que he cambiado que estoy dispuesta a sacrificarme por ti. - Le dice con suave tono. - ¡No puedo! Y no quiero volver allí, soy feliz aquí. Me encanta mi trabajo, mi vida, me he instalado y quiero que mi vida siga adelante con Tracey. - Ella le implora. - ¿Tracey? ¿Es una terapeuta, enfermera, o qué? - Ella pregunta con emoción. - ¡Si! Ella es una doctora, es simple y reservada, el tipo de persona que me permite sacar lo mejor de mi. – Marlene se enerva. - ¿Estás diciendo que nunca te he mimado? - Rebecca se pone ruda. – Hazme un favor, vete, tengo una agenda muy ocupada hoy y no quiero discutir contigo y sobre todo te deseo lo mejor. ¡Por favor! Déjame en paz. - Ella cierra el gráfico y rápidamente sale de la sala de examen dirigiéndose a La oficina de Grace. Rebecca se va y toma un taxi de vuelta al hotel. - ¿Lo has preparado tú? - Le habla en un tono grosero, Grace está sorprendida. - ¡Cálmate Marlene! - Se levanta de su escritorio y se acerca a ella. - Rebecca me contactó hace un par de semanas y hablamos. Ella quería verte y poder hablar contigo. Por lo que veo la recepción no ha sido muy cálida. – Marlene trata de calmar su respiración.    Me enfadé mucho, simplemente estaba sorprendida, no me lo esperaba. – Se apoya en la puerta. – No podía decírtelo, se lo prometí. Ella no viene a pelear contigo, está en un punto en el que ha recuperado por completo sus funciones y quería verte, hablar sobre cosas. - Marlene hizo una mueca y baja la cabeza. – Me sentí débil y desorientada. La herí con mis palabras, realmente no le di mucha oportunidad de hablar, me sentí abatida al verla. - Marlene responde en monótono, - Ella necesita tener un cierre Marlene. – Grace dice tajante. - Ha recorrido un largo camino y no me refiero al viaje desde su casa, quiero decir mental y físico. ¿Y  si hay una chispa? -  Marlene interrumpe. – Realmente me importa Tracey, no tiene ninguno de esos rasgos de egocentrismo, rasgos de personalidad egoísta que salen de ella, no quiero estar atascada. - Grace la agarra por los brazos. - Hace unos meses la querías de vuelta a toda costa, no seas injusta Marlene. ¿Cómo puedes estar enamorada de ella y luego hacer comentarios como ese? - Ella le pregunta hinchada de cólera. - Ella no me quiso, ella realmente nunca me dijo que me amaba Grace, las veces que dormimos juntas, yo quería oír esas palabras, le expuse mi corazón, pero ella me dijo que no se comprometería. Le pedí que viniera a New Port, pero ella quería encontrarse a sí misma. Me dejó marchar Grace y nunca realmente se comunicó después, hasta que me animaste a enviar aquella tarjeta, luché contra mis sentimientos y ¿Qué tipo de respuesta tengo? - Sonríe burlona. – Estoy bien y tengo una buena vida. -  Canturrea en voz alta, Grace gruñe. - Detenlo simplemente detenlo, puede que no lo quieras, pero por lo menos necesitas hablar con ella, no la dejes colgada sin nada que decir. - Ella miró a Grace fríamente. - ¿Por qué debería? Sólo tiene que volver a Düsseldorf. - Ella cierra la puerta dejando su oficina.



Marlene se desplaza hasta el salón y se sirve una taza de café caliente. Se sienta.  - ¡Ahí estás! -Tracey aparece en su rato de descanso. Marlene parece haber visto un fantasma. - ¿Marlene estás bien? – Le pregunta al ver su rostro huraño. - Estoy bien sólo que tengo mucho que hacer hoy y no me siento bien. - Tracey le toca la frente con el dorso de su mano. - No tienes ganas o tienes fiebre, ¿Por qué no reprogramas a tus pacientes y te vas a casa a descansar? - Ella se inclina y la besa en los labios. - ¡Si! Tienes razón, voy a hablar con Grace. - Le responde pero no comenta nada de Rebecca. - Nosotras hablamos más tarde. - Tracey agarra su mano. - ¡Claro! - Murmura Marlene saliendo del salón. Se dirige pasillo adelanta hasta que entra al despacho de Grace. - ¡Tienes razón! Debería hablar con Rebecca. ¿Puedes llevar a mis pacientes hoy? - Pregunta con tristeza. - ¡Sí! Ve, te veré mañana y por favor llámame. - Asiente Marlene. - ¡Tracey! Sabe que me voy todo el día, a ella no le he dicho nada sobre Rebecca. -  Expresa rotunda. – No pienso decir una palabra. - Sonríe al verla salir.

martes, 17 de abril de 2018

Episodio trigésimo sexto

Deseos y promesas
¿Estás ya empacando? - Elisabeth le pregunta a Rebecca al entrar en el comedor. - ¡Si! Estoy. - Se sirve una taza de té caliente. - Todo en LCL está hecho y asuntos cerrados. Elisabeth. -  Ella le replica y ambas sonríen. - Pensé que debía enviar un mensaje a Grace, he reservado vuelo y sólo llevaré cosas que realmente necesite. – Les cuenta mientras da un sorbo al té. – Creo que es buena idea. Preparar a Grace para decirle que viajas y espero que sea para más que sólo una visita. – Elisabeth trata de ser animosa. - No creo que sea fácil ganarme a Marlene de vuelta, creo que ella siente que la he abandonado y será complicado conseguir una oportunidad de reconciliación. -  Elisabeth sonríe.  - No seas tan dura contigo misma Rebecca, te recuerdo que siempre puedes volver a casa. - Ella coge su mano y se la acaricia. - Sueño con largas caminatas con Marlene a lo largo de la playa, comer langosta, ir de compras a Nueva York… – Le confía a Elisabeth, pero ella piensa que las cosas no serán fáciles. - Entonces ¿Has decidido qué día partir? - Rebecca frunce los labios. - Tristán estará aquí mañana y quiero pasar un poco de tiempo con él. – Comenta y baja la vista al suelo. - Ha sido tu mayor apoyo. -  Le dice sonriendo. - Y él comparte que realice este movimiento, se da cuenta de que nunca podría ser feliz con nadie distinto a Marlene. - El tono de Rebecca es optimista. Elisabeth toma un sorbo de té. - ¿Has hablado con Eric? - Pregunta con preocupación. - No te dije que me pidió que me casara con él después de la inauguración. -  Elisabeth la mira bajando su taza. - ¿Asumo que cuando no aceptaste le dijiste la verdad? - Ella preguntó en voz baja. - Me importa mucho Eric, pero no lo amo, nunca fue mi intención casarme con él, sólo para satisfacer su deseo, sí, le dije la verdad y él no se sorprendió, pero cree que seré decepcionada y herida. – Rebecca se siente triste por lo sucedido. - Lo siento por él. Ha sido bueno contigo y un buen hombre joven y agradable. - Elisabeth con sinceridad. - Creo que lo tiene en su mente. Que Marlene no volverá a mí y regresaré corriendo hacia él dispuesta a comenzar un hogar y una familia. - Elisabeth se sonríe. - ¡Disculpa! - Ella cubre aún más la boca.  – Simplemente es que no puedo verlo. – Comenta en tono de burla. Rebecca se ríe.   - Has sido mi mejor amiga en todo esto, incluso cuando mis días estaban oscurecidos por la incertidumbre en la que estaba, nunca podré agradecer lo suficiente todo tu cariño, Elisabeth. – Respira un momento. - LCL está ahora en gran forma, nuestros diseñadores son competentes y confiables, André me ha asegurado que no permitirá que nadie deje caer el balón y me siento bien, bueno explorando un nuevo mundo. -  Se desahoga satisfecha y muy alegre. - Rebecca desde que tomaste la dirección de LCL la has colocado en una trayectoria positiva. Ahora no hay la anarquía anterior, ha funcionado mejor y podré controlar y ejecutar cualquier operación sin problemas. - Rebecca muerde su tortilla. Deja el tenedor sobre el plato. - Después de todo tengo que admirar la decisión de Tanya de irse, centrarse en Hannes y Emma. – ​​A Elisabeth se le escapa una sonrisa de satisfacción. -  Esto marcó una gran diferencia en nuestras vidas. - Comenta en un tono jocoso y terminan el desayuno. - Tengo una reunión con el personal esta mañana y voy a aclarar el borrador final para las colecciones de verano. - Informa a Elisabeth mientras sale del comedor.
- ¡Buenos días! - saluda Marlene con voz fría mientras se pone detrás de Tracey.    - ¿Cómo estás? -Ella sonríe. - ¡Estoy bien! Esperaba que pudiéramos tomar un café.- Mira su reloj y mira a Tracey. - ¿A qué hora? - Ella pregunta. - ¿Dentro de una hora en la cafetería? - Ella frunce los labios. - ¡Bien! Te encontraré allí. - Marlene la deja para atender a sus pacientes, Grace la encuentra por el pasillo. - Veo que estabas hablando con Tracey. - Marlene hace una mueca. - ¡Sí! La invité a tomar un café en nuestro descanso. – Le cuenta. Ella pone cara de sorpresa. - ¡Oh! ¿Vas pedirle que salga contigo? – Marlene se encoge de hombros. - Pensé que podríamos tomarlo con tranquilidad esta vez, ella me gusta y… - Grace levanta su mano. - ¡Tú solita! -  Es honesta en su tono de voz. - ¡Grace! No estoy lista para nada serio. , en realidad, ni siquiera llevo separada de Mark tanto tiempo. – Llena el aire con preocupación en su tono. - Seguramente no estás usando a Mark como excusa, aquello terminó antes de que comenzara a caminar. - Se cruza de brazos y le echa una mirada seria. - He logrado arruinar mi vida. - Se siente mal por ella misma.  - David está incluso un poco preocupado por ti. ¿Por qué no invitas a Tracey este fin de semana? David y yo vamos a cocinar almejas, el fin de semana se supone que será agradable, algunos de los empleados asistirán también. - Le propone con sinceridad. - Eso suena como buena idea. - Sonríe, sintiéndose cómoda. - Te veré más tarde y te daré los detalles. -  Grace regresa a su oficina cuando suena su teléfono. Lo saca del bolsillo de su bata y para sorpresa suya es un mensaje de Rebecca, ella rápidamente le responde, le dice que su llegada será una sorpresa para Marlene. “Te reservaré una habitación en el Shoreview Inn, esto sorprenderá a Marlene, pero tengo que preguntarte. ¿Estás segura de ello Rebecca?" Ella contesta el mensaje con un corazón latiendo salvajemente.  "Nunca he estado más segura en mi vida.”  Vuelve a enviar otro mensaje. “No quiero que lo sepa, esto debe ser una sorpresa, llegaré en un par de semanas."

- Me alegro de que me hayas encontrado hueco para tomar un café. - Dice Marlene sentada al lado de Tracey. - ¡Yo también! Pensé mucho en nuestra charla durante los últimos días y creo que he sido injusta y he juzgado demasiado rápido. – Escucha algo eufórica a Tracey hablando. - ¡Me alegro! No quería bajar con el pie equivocado, pero disfruto de tu compañía, y sí, siento que el pasado todavía me duele. - Le recuerda. - ¡No debería! No he analizado bien la forma en que te sientes y sé que ahora mismo estás sola, sin compañía. – Le responde con realismo. - Eso es todo lo que hay y quién sabe lo que el futuro nos depara. - Ella contesta con cierta dulzura. - Me alegro de haber superado esto, Marlene, me gustaría verte más, es decir, si es tu voluntad. - Ellas terminan su café. - Grace y David preparan una barbacoa en la playa. Me preguntaba si te gustaría acompañarme. - Tracey asiente. - Grace había mencionado algo al respecto. ¡Me encantaría! – Sonríe y coge su mano. - ¡Gracias! Voy a ver un momento a Grace y hacérselo saber. - Ella abandona alegre la mesa, Tracey la ve alejarse, está empezando a ilusionarse.
– Marlene. ¿Hablaste con Tracey? - Grace se encuentra con Marlene fuera de la puerta de la cafetería.   - ¡Si! Ella me acompañará a probar tus almejas. - Suelta una risita y a Grace le parece que ella está feliz. Su rostro no muestra tanta felicidad y Marlene nota algo. - ¿Qué pasa Grace? - Marlene pregunta intrigada. - ¡Nada, nada! Estoy perfectamente bien. - Comenta, pero se siente incómoda por Rebecca. - ¿A qué hora debemos estar? - Ella pregunta con algo de ansiedad. – A las cinco y trae una botella de vino. -  Grace intenta sonreír.
Marlene se acerca al porche de la cabaña de Tracey, está a punto de llamar cuando ella abre la puerta. - ¡Adelante! - La coge de la mano. - Sé que es un poco pronto. – Comienza a hablar. Tracey coloca sus labios en los de Marlene en un profundo beso. - ¡Hmmm! - Marlene gimotea. - ¿Así? - Ella le susurra. - ¡Así es! - Se besan de nuevo, Marlene cruza los brazos por la cintura de Tracey. - No queremos llegar tarde. - Se separan. - Voy a buscar mi chaqueta. Un paseo por la playa más tarde sería agradable. – Le propone. Marlene le pasa el índice por la mejilla y se dirigen a la cabaña de Grace y David. Caminan por el sendero arenoso hasta la parte de atrás de la cabaña. - ¡Marlene! ¡Tracey! - Grace las recibe, David hace una gran hoguera y sus compañeros de trabajo se colocan alrededor en mantas sobre la arena.  - Déjame prepararte un poco de vino. -  Grace regresa a la casa y les sirve sendas copas. Marlene se encuentra con ella en el camino. - ¡Gracias! - Le entrega las copas. - ¡Marlene! - Grace la llama en voz baja. - Sé que te gusta Tracey, pero... - Deja de hablar. Marlene la mira con extrañeza. - ¿Pasa algo? - Ella pregunta con una mueca, - ¡No! Ella es maravillosa y hermosa, simplemente no creo que realmente hayas terminado con Rebecca. - Responde con voz temblorosa. - ¡Grace! Rebecca eligió su destino, yo no, estoy aquí, ella está allí y ella no quiso seguirme. - Responde dando media vuelta y caminando hacia la playa. Deja a Grace preguntándose qué pasará cuando vuelvan a encontrarse. Marlene se recuesta en la manta cerrando los ojos y escuchando las interesantes conversaciones que vuelan a su alrededor, el sonido de las olas a lo largo de la orilla al estallar y el chisporrotear del fuego.  - ¿Podemos pasear? -Tracey aparta los cabellos de Marlene de su rostro y contempla la quietud de sus ojos azules. - ¡Claro! – Tracey la ayuda a levantarse.     - Esta noche es fría - Murmura Marlene. - Me gustaría estar sentada junto a un acogedor fuego en el interior. - Tracey suelta una risita.
Caminan de la mano de regreso. – Estoy repleta de esas almejas. - Añade Marlene sonriendo mientras se detienen a ver las olas rompiendo en la orilla. - ¡Bésame otra vez! -  Le suplica Marlene con un movimiento en el labio. Tracey obliga a conectar y sus lenguas se juntaron en un beso febril, el toque de las manos acariciando los lados de las caras de ambas causó un revuelo sexual en las dos. - Deberíamos regresar. -  Marlene se aparta despacio. - ¡Sí! Antes de que la gente sospeche. – Ríen cómicas. - Realmente no me importa lo que piense la gente. -  Comenta Marlene. - Nunca me importaron las etiquetas, eres quién eres y estar casado y no compartir esa honestidad con esa persona. - Baja la cabeza y deja de hablar. - Debería haber sido honesta con mi esposo sobre mi pasado y la forma en que realmente me sentí. - Le echa un rápido vistazo a Tracey y luego frunce el ceño. - ¡Lo siento! No pensé, arrojé mis problemas pasados ​​sobre ti. – La mira algo confusa. - ¡Está bien! ¿De qué otro modo puedo llegar a conocerte si no compartimos cosas que sentimos y que son importantes para nosotras? – Marlene se siente más tranquila. - ¡Tienes razón! Tracey, siento que me libero cuando puedo hablar abiertamente con alguien. -  Da impulso a la charla. - Yo también tengo un pasado. Siempre he sido gay, nunca hubo una curva en mi camino, fue difícil para mí, mis padres no eran muy receptivos, mis tres hermanas intentaron apoyarme, eran mayores, yo el bebé, tenían su vida personal, pero siempre estaban ahí sin importar lo desordenada que estuviera. - Se ríe con soltura. - ¿Tus padres alguna vez te censuraron? - Marlene pregunta sin malicia. - No realmente, quiero decir, si salía con alguien amable y educado. Gracias a mi esfuerzo, fui inteligente y hábil, me apliqué en la escuela y en la facultad. Están orgullosos de mí y me aman, pero no tengo el derecho de llevar una chica como pareja a casa todavía. -  Suelta una risita, se cogen de las manos y caminan de vuelta a la hoguera.
Concluida la velada al calor de la hoguera, al volver se detienen frente a la cabaña de Tracey. - ¿Quieres una taza de chocolate? - Marlene la mira fijamente. - ¡Claro! – Se miran con una sonrisa y entran. - Fue una noche agradable. - Dice ella sacando las tazas del gabinete. - Grace y David saben cómo pasar un buen rato. - Marlene comenta descansando en los cálidos cojines del sofá. Tracey trae las tazas del chocolate y se acurruca junto a ella. - Disfruté de la caminata, fue iluminadora y en cualquier momento que quieras hablamos. - Marlene coloca su taza y pone su mano en el cuello. - No quiero hablar. - Tracey se inclina hacia delante y la besa de nuevo con los labios entreabiertos. Se miran con las caras muy cerca, el dedo de Tracey traza el contorno de la nariz de Marlene. - Eres hermosa y amable. - Expresa, Marlene la besa de nuevo. - ¡Te quiero! -  Tracey gime y se levanta, toma a Marlene de la mano  y la lleva al dormitorio. - ¿Estás segura? - Marlene pregunta mientras Tracey se desabrocha la camisa. – ¡Lo estoy! - Le susurra en el oído y le besa el cuello antesala de entregarse al amor durante toda la noche. El olor a café y huevos fritos despierta a Marlene. Tracey abre la puerta trayendo una bandeja de desayuno a la cama, Marlene se incorpora arreglándose el pelo. - ¿Café? -  Ella bosteza. - Estabas durmiendo tan tranquilamente antes, no quise despertarte. – Le dice. - ¿Qué hora es? – Marlene mira alrededor buscando un reloj. - ¡Diez treinta! - Responde Tracey bebiendo un sorbo de café y compartiendo el plato de huevos y tostadas. Marlene se recuesta y cierra los ojos estirándose. - Debería vestirme y regresar al apartamento y darme una ducha. - Hace una mueca. - ¡Ok! ¿Puedo verte a la tarde? - Tracey pregunta interesada. - ¡Claro!  ¿Por qué no vamos a por langosta esta noche y cenamos tranquilamente? - Responde feliz. - ¡Bien! ¿A qué hora te recojo? – Pregunta Marlene. - Alrededor de las seis. - Tracey se ofrece para que Marlene la bese suavemente. Finalmente se viste para regresar a casa.

Rebeca está desordenando el invernadero colocando las cosas en cajas para  almacenarlas. De pronto suena un golpe en la puerta. - ¡Adelante! – Grita.                 - ¡Tristan! -  Ella lo abraza. - ¿Preparada para salir? - Ella sonríe. – En un par de semanas. – Le dice, identificando la caja que acababa de cerrar. - ¿Lo sabe Marlene? – Se interesa. - ¡No! Quiero sorprenderla, he hablado con su amiga Grace, ella está al tanto. - Le responde y se sientan en el sofá. - ¿Qué harás si te rechaza? - Pregunta en un tono realista. - Luchar por ella y esta vez no voy a renunciar. -  Se mantiene firme en su tono de voz. - Supongo que esto significa que si está viendo a alguien… -  Ella interrumpe rápidamente. - Estoy preparada, si es así, no voy a mentir, lo haré. Las cosas serán más difíciles, pero como dije antes, pelearé por ella, no quiero separarme más de lo necesario, sé que ella me ama Tristán, solo tengo que convencerla de eso. Esta vez soy real, sin juegos. – Él la ve positiva.  - Y ¿Qué pasa con LCL? - Ella suspira. - Mi colección fue un éxito y Andre ayudará a Elisabeth a manejar las cosas, voy a trabajar desde casa, eso es si Marlene me quiere, estoy seguro de que tendré que hacer sacrificios para que podamos estar juntas. -  Tristán gruñe levemente. - Es un gran riesgo Rebecca y tú sabes cómo eres con el trabajo, ahora que estás de pie y las cosas van bien, no estoy seguro de que puedas quedarte quieta. – Refunfuña. - Estoy enamorada, es así de simple y me ha tomado todo el tiempo posible para darme cuenta de que ella es a la que le daría todo por no tener más incertidumbres. - Ella le aclara. - ¿Has oído algo de Eric? Ha sido una gran parte de tu vida en los últimos meses. - Le pregunta a su mirada severa. - No desde la ruptura. – Niega con la cabeza. - Ni siquiera quiero llamarlo ruptura ya que no era algo serio para mí como lo era para él, pero le hice daño, debería haber detenido las cosas antes de que se me fuesen de la mano. - Siente lástima por él. - ¡Rebecca! Estás siendo un poco dura contigo misma, simplemente sucedió, he sabido todo el tiempo que nunca podrías estar realmente con él. Me viene a la cabeza Lizette. -  Él siente una enfermedad en su estómago al mencionar su nombre. - Podrías haberla traído de vuelta fácilmente, la amaste una vez y la ruptura con ella no fue hace mucho tiempo. Eric solo fue un faro en la noche por que tuviste compañía, las cosas comenzaban a estar bien. - Rebecca gruñó en voz alta. - Lizette está fuera de escena, antes incluso del accidente. Sabía que quería a Marlene pero la forma en que las cosas sucedieron, me obligaron a volver a conectar con todo lo que había perdido.  Marlene necesitaba irse para arraigar en su carrera, había demasiado tumulto aquí,  ella no quería caer en la misma rutina Tristán, y yo tampoco lo quería, porque  las cosas podrían volver a ser cómo fueron. Quiero un nuevo comienzo con ella y debo hacer que suceda como he dicho antes. Sólo quiero una segunda oportunidad, deberé ser convincente y tendrá que ser en sus términos. - Tristán se levanta del sofá. - Marlene es dura y positiva en lo que ella quiere, no será una misión fácil, tendrás que trabajar para atraparla. - Sonríe con aire travieso. - Basta de hablar, ayúdame con éstas cajas. - Tristán la ayuda a identificar las cajas y las colocan en el armario vacío riendo.

- ¿Tienes el día muy ocupado? - Grace se acerca a Marlene. - Tengo dos nuevos casos en los que estoy trabajando. ¿Por qué? - Grace se queda mirando con candidez. - Sólo curiosidad. – Le sonríe. - Es sólo que no te he visto mucho últimamente y me preguntaba… -  Marlene la corta. - ¡Lo siento! La última semana la he pasado con Tracey. - Grace se anima. - ¿Supongo que has decidido que tu pasado no era tan preocupante después de todo? -  Le señala de una manera cortés. - Supongo que nos atraemos la una a la otra y… - Grace la interrumpe. - ¿Has estado durmiendo con ella? - Le pregunta, Marlene baja los hombros. - ¡Sí Grace! Es lo que dos personas hacen cuando hay un fuego entre ellas, estoy disfrutando de nuestro tiempo juntas, ella me hace reír y sentirme cómoda. - Grace traga saliva. - ¿Sientes algo por ella de la misma forma que lo sentiste por Rebecca? - Marlene la mira muy extrañada. - Rebecca y yo hemos terminado, necesito esto, tengo que seguir adelante y tener… No quiero pensar en Rebecca, quiero esperar una nueva relación y mi carrera está en ciernes ahora. Tracey me hace pensar en positivo, de apoyo que podría… - Grace baja la cabeza. - ¿Por qué me traes a Rebecca ahora? - Ella se cruza de brazos e insiste en una respuesta.

viernes, 13 de abril de 2018

Episodio trigésimo quinto


Un cambio en el viento

- ¡Buenos días! - Tristan gime. - ¿Llegaste tarde anoche? - Elisabeth pregunta mientras Justus sirve el desayuno. - Demasiada bebida en la gala de primavera del banco. Ann no se ha movido todavía. - Declara abriendo su servilleta y colocándola sobre su regazo. - ¡Rebecca! - Elisabeth saluda. - ¡Buenos días! – Saluda también y se sienta. - Elisabeth me ha dicho que has terminado una nueva colección. -  Bebe de su café hablando. - ¡Sí! Esta noche lo presentaré a todos en LCL. - Elisabeth sonríe ampliamente. - Estoy contenta de ver que estás de vuelta, te hará sentirte mucho mejor. - Ella comenta y terminan de desayunar. - Es una hermosa mañana, ¿Quieres dar un paseo? Necesito hablar. - Rebecca le pregunta a Tristán que le murmura que es una buena idea.
Caminan por el sendero a lo largo del jardín de rosas. - Ya sabes que lo estoy haciendo mucho mejor. - El dirige la mirada a su pierna con sorna. – Me mantengo al día con los ejercicios que me enseñó Marlene. -  Él sonríe y ella lo empuja con el puño. - ¡Si! Es lo que veo. Estás caminando mejor. – Menciona. – ¡Sí! Incluso he trotado esta primavera. - Ella coloca las manos en los bolsillos de su chaqueta. - ¿Como está Eric? - Él pregunta ella se encoge de hombros. - Quiere tener una relación seria. -  Ella sonrió. - Y asumo que no estás interesada. - Él calcula en busca de una respuesta. - Me gusta, pero no estoy enamorada de él, he estado dudando últimamente, no soy el tipo de persona que se asienta, por lo menos con él, no. - Tristán suspira profundamente. - ¿Marlene? -  Le pregunta y vuelve la vista hacia ella. Tristán la abraza. - ¡La amo Tristán! Necesito ver si ella todavía siente lo mismo, la he lastimado antes, la he rechazado hasta el punto de que dudo que ella me quiera de vuelta. – Expone con dolor. - Tienes que intentarlo y creo que deberás estar preparada, no será fácil, pero sé que te quiere, solo tienes que ser convincente. – Él aconseja con tacto. - No quiero lastimar a Eric, es algo que ha estado en mi mente un tiempo, ahora debo defraudarlo. - Ella dice con severidad mirando al infinito. – Por desgracia le harás daño, aunque no quieras. Me dijo hace un tiempo que él tenía sentimientos profundos por ti, tengo que decirte que estaba preocupado por tu pasado. -  Ella baja la cabeza. - ¡Lo sé! Creo que me ha presionado porque él no quería perderme. – Le explica la situación. - Marlene es tu gran amor y ahora que te acuerdas de cosas, Lizette te habría proyectado hacia ella si las cosas no hubiesen sucedido como lo hicieron. – Le responde con confianza. - ¿Se lo has contado a Elisabeth? – Pregunta. Siguen caminando. - Cuando termine contigo, me sentaré con ella y hablaremos. - Tristán sonríe. – Sabes que estoy orgulloso de ti, de que camines tan bien. LCL no debe ser impedimento, no es el hogar para encontrar a la persona con la que se supone que vivirás el resto de tu vida, desafiante sí pero un logro que bien lo vale, sé que no quieres lastimar a Eric y yo… - Rebecca abraza a su hermano. - ¡Gracias Tristán! Gracias por estar a mi lado y darte cuenta de que esto es lo que quiero hacer, amo tanto a Marlene, ella es la persona con la que quiero pasar mi vida. -  Él agarra su mejilla con los dedos. - ¡Mi hermana pequeña! – Él niega con la cabeza y continúa. - Ve a hablar con Elisabeth, tienes mucho que planear y que hacer. - Ella se aleja de él en el jardín de rosas.



Rebecca se apoya en la puerta del estudio observando a Elisabeth que examina los informes bancarios que Tristán había dejado para ella. - ¡Oh! Rebecca, por favor, entra. – Se acerca al escritorio y se sienta. - ¿Estás lista para la inauguración esta noche? - Ella la mira por encima de sus gafas de leer. – Lo estoy, será mi última colección, creo. -  Ella sonríe ligeramente. Elisabeth sospecha que ella no ha venido a hablar de moda, se quita los anteojos. - ¿Hay algo de lo que quieras hablar conmigo? - Rebecca cruza las piernas y apoya las manos sobre la rodilla. - ¡Sí! Quería decirte algo. - Ella la mira brevemente. - ¿Estás bien? - Rebecca sonríe. Elisabeth cierra el libro de contabilidad que estaba viendo. - ¡Adelante Rebecca! - Ella amablemente la anima. -  He tomado una decisión. – Anuncia, Elisabeth sospecha que afectará a la familia. - He decidido ir en busca de Marlene y ver si ella me da una segunda oportunidad. - Sus palabras suenan firmes, Elisabeth escucha con dudas. - ¡Ya veo! ¿Y Eric? - Rebecca hace una mueca. - Se lo diré después de la inauguración. – Elisabeth no sale de su asombro. - Debo decir que estoy sorprendida, pero no desilusionada, será difícil para Eric. - Explica suavemente a Rebecca. - Eric es un hombre maravilloso que merece a alguien que le dé lo que él desea y merece. Quiere asentarse. -  Elisabeth inquiere con curiosidad. - ¿Te ha pedido que te cases con él? - Rebecca parece sorprendida. - ¡No! No lo ha hecho, pero él me ha dado a conocer sus sentimientos. -  Elisabeth se levanta de su silla y se sienta junto a ella. - ¿Marlene lo sabe? - Ella niega con la cabeza. - ¡No lo sabe! Pero tengo que intentarlo, la amo, Elisabeth, y lo sé, pero necesito estar con ella y si ella me quiere tendré que hacer sacrificios. – Sus sentimientos están a flor de piel.  - ¿Vas a renunciar a LCL? Las cosas van muy bien, acabo de revisar los libros del banco y estoy satisfecha con el resultado financiero del desfile. -  Ella le informa apresurada. - LCL se las arreglará sin mí como lo hizo cuando no pude por el accidente. Podría trabajar y diseñar desde casa. -  Insiste con una sonrisa de confianza. Elisabeth pensó en lo que estaba diciendo. - Solo quiero que seas feliz Rebecca, eso es todo lo que todos nosotros hemos querido para ti, tu padre sabía cuánto significaba ser feliz. Tú eras su pequeña niña, te amaba. – Le recuerda Elisabeth. - Sé que lo hizo y sé que él conocía que la única forma en la que, de alguna forma, iba a ser feliz era estar con Marlene. - Le explica sus sentimientos de nuevo. – Debes prepararte para hacer un viaje de ida y vuelta si es necesario. – Su madrastra se hace realista. - ¡Elisabeth! Si voy a ganarme a Marlene en este momento, tendré que dar más de mí, no solo un poco y lo más probable es que ya esté en condiciones. - Ella habla sombría. - Eso es comprensible, LCL ha sido próspero desde que te has apoderado de él, no me puedo quejar, pero es hora de vivir para ti, Rebecca, nos las arreglaremos. – Elisabeth aún tiene una reflexión más para Rebecca. - André está haciendo un trabajo fantástico como jefe de diseño y ha encontrado su sitio, debes ir y hablar con él antes de la inauguración y arreglar todos los temas de lo que haya que hacer. - Rebecca levanta sus ojos acuosos. - ¡Gracias Elisabeth! – Sale después de besar a su madrastra y regresa al invernadero, se viste y luego se dirige a LCL.
- ¡Hola Rebecca! – Saluda feliz André con una carga de dibujos en las manos. - ¡A mi oficina! - Ordena apuntando con un dedo. - ¡Está bien! – André la sigue hasta el despacho, muy intrigado. Coloca los cuadernos de dibujo sobre su escritorio. - ¿Algunas ideas nuevas? - Le pregunta Rebecca. - ¿Estás feliz aquí? – André no responde, a su vez, ella vuelve a preguntar. - Quiero decir como diseñador de moda. – Añade. - ¿Por qué Rebecca? ¿Está todo bien? -  Se preocupa. - Es hora de hacer algunos cambios en mi vida. - Ella duda un instante. André escucha con el oído muy agudo. - Es sobre Marlene. – Interrumpe André. - ¿Lo que tú y yo hablamos hace un tiempo? - Ella asiente con la cabeza. - Tengo que ver si hay otra oportunidad. A pesar de los reproches, necesito intentarlo. -  André apunta algo que está en el aire. -  Eric no lo va a tomar bien. – Ella frunce el ceño. - No estoy enamorada de Eric. -  Le dice claramente. -  No cambia el hecho de que me guste, pero no pienso en mi vida con él. – Remata el tema. - ¿Qué hay de esta presentación? -  André pregunta con firmeza. - ¡Sí! Es mi última colección formal. - Contesta en voz baja. - ¿Serás feliz si vas a vivir a los Estados Unidos? ¿Serás capaz de diseñar allí? - Le propone hacerse cargo de todo el diseño de LCL, él lo cuestiona y se siente halagado, hace muchas preguntas. - ¡Yo…! - Comenta balbuceando. - Estaré feliz de hacer lo que sea necesario para que LCL funcione eficientemente. - Y sonríe aliviado. - ¡Gracias André! Sabía que podía contar contigo, después de cerrar esta muestra tendrás que bajar a la dura tarea de la dirección. - Ambos se ríen con estrépito. - Este es el día más feliz que he visto en ti en mucho tiempo Rebecca, estoy encantado por que hayas encontrado el amor en alguien que sabes te corresponde, aunque sabes que va a ser difícil y tendrás que hacer sacrificios. Pero el amor, bueno, es lo que es. - Él bromea. - He sabido todo el tiempo que ella era la única y la descubrí cuando empecé a recuperar la memoria de lo sucedido con Lizette. Recordé que quería buscar a Marlene y el destino me la devolvió como mi fisioterapeuta. – Reflexiona con afectividad. - ¡Sí! Me enteré por los comentarios aquí en LCL. -  André explica, Rebecca gruñe con desagrado.  - Fue una situación delicada, cuando apareció aquí, ella estaba casada y su esposo era mi doctor. - Suspira negando con la cabeza. - ¡Algo pasó! – Inquiere mirándola. - Tuvimos una aventura y ella me confirmó que todavía estaba enamorada de mí. Luché al principio, pero luego me di cuenta de que tenía que resolver cosas pendientes en mi vida antes de tomar alguna decisión sobre lo que realmente quería. -  Rebecca le cuenta con claridad. - Pero luego estuvo Eric. - André parece confundido cuando dice su nombre. - Marlene quería que me fuera con ella a New Port. Decidió aceptar un trabajo allí, no quería quedarse en Alemania, yo no podía, necesitaba encontrar lo que había perdido, y se lo expliqué, pero ella insistía en que la acompañara y nos separamos, fue hiriente, pero tuve que mantenerme fuerte, no podía obligarla a quedarse y ser infeliz, ella había pasado por muchas cosas y esta era una verdadera oportunidad para ella en su carrera. – Le explica con serenidad. - ¡Ya veo! Así que cuando ella se fue, pensaste que las cosas podrían haber terminado y comenzaste a salir con Eric. - Ella asiente. Rebecca cierra el tema y comienzan a ultimar detalles de la muestra para mostrar la última colección.



Elisabeth y Rebecca se sientan en la primera fila. Las modelos comienzan a caminar por la pasarela y el escenario, los fotógrafos disparan fotos y los periodistas comentan entre ellos. Finalizada la exhibición. La prensa las rodea. - ¡Bueno! otra gran colección Señora. Von Lahnstein. - El Sr. Flock entrevista a ambas. Eric se mantiene al margen y Rebecca le mira mientras es Elisabeth quien contesta las preguntas de los periodistas. Una vez concluidas todas las obligaciones de cierre del desfile Rebecca se dirige a su despacho. Entra en su oficina y comienza a guardar sus cosas. Un ligero golpeo se oye en la puerta. - ¡Adelante! – Es Eric que aparece con gesto serio. - Parece que has copado el mercado otra vez. – Comenta sereno. - ¡Sí! Lo he conseguido. Y creo que para LCL será un éxito. – Él se acerca. - Te he echado de menos. - Le acaricia la mejilla con la mano. Ella emite un gemido. – Tenía pensado hablar contigo después. – Le dice, Eric la interrumpe. – Quería preguntarte algo. - Mete la mano en el bolsillo de su chaqueta, saca un anillo de compromiso y se arrodilla. Rebecca se sorprende y se asusta. - ¿Me harías el honor de convertirme en mi esposa? – Él pregunta con sus ojos traspasando los de ella. Rebecca se queda sin palabras. - ¡Por favor! Rebecca. – Le suplica en voz alta. - Me siento halagada y honrada, Eric. – Duda un instante. - Pero no puedo. – Él se levanta del arrodillado.   - ¿Por qué? ¿No somos tan buenos juntos Rebecca? Tienes que admitir que si es así. -Le suplica. - ¡No es eso, Eric! Sí me importas mucho, pero no puede ser. – Ella le contesta con suavidad. - ¡Rebecca te amo! Es a ti a la que quiero y con quién deseo pasar mi vida. - Ella le coge de la mano y se sientan frente a frente el uno del otro. - Hay una rubia de ojos azules que me está esperando, Eric. Ella es todo mi mundo y la mujer que amo. Estoy enamorada y lo he sabido desde el primer momento que nos dimos un beso hace años, es ella la que no puede salir de mi mente y hace que mi corazón revolotee, que mi estómago tenga mariposas…-  Eric la interrumpe brusco. - ¿Marlene? - Ella sacude la cabeza afirmando. - Pero ella se ha ido y tiene una vida lejos de ti. ¿Dejarías de diseñar para LCL? No estás siendo racional. -Le implora en voz alta. - Sé que te duele Eric y nunca quise hacer eso, tienes que creerme. – Pide disculpas. - ¡Te amo! Me gustaría que pensaras antes de actuar, puedes salir herida, devastada por una decisión sobre la que no tienes control. ¿Sabe ella cómo te sientes? - Pregunta con emoción, ella apenas puede hablar.  - ¿Rebecca lo sabe? - Él la agarra por los brazos. - ¡No! Ella no sabe que voy a buscarla. - Le responde. - Así que básicamente te estás preparando para el fracaso, debes escuchar a la razón. - Le insiste. - ¿Querías que mintiera, te dije que todo en mi vida era perfecto? Mi pasado era inestable y tenía cosas que me atormentaban. Te dije que no teníamos lazos y es doloroso, Eric. Debía ser honesta contigo, no endulzarlo, nunca te amaré como me amas. - Una lágrima cae de su ojo mientras contempla la expresión pensativa de su rostro. - Y nunca te amaré como la amo a ella. Sé que no será sencillo. ¿Quién dijo que lo sería? -  Ella se desgañita.     - Sólo pensé… - Él traga saliva cuando ella deja de hablar. - Sabías cuando nos conocimos que solo estaba buscando compañerismo, diversión. - Ella baja la cabeza, - ¿Así que todo este tiempo, yo no era más que un entretenimiento y que en realidad me utilizabas? - Su pregunta la enfurece. - ¡Eric! Se racional. ¿Cuántas veces tengo que decir cómo me siento? Nunca te olvidaré y tú eres una parte muy importante de mi vida, me has ayudado a ponerme en pie. - Ella clama comprensión. – Siento que no eres honesta contigo misma. Que esto es una cierta clase de farsa, una mierda si no lo entiendes. Nosotros no dormimos juntos por compañerismo, había algo más entre los dos. -  Él se manifiesta en voz alta. – ¡Eric! ¡Lo siento! Pero es tarde y tengo trabajo para terminar. ¿Podrías disculparme por favor? – Él suspira profundamente, camina hacia la puerta y la abre, mira hacia ella. – ¡Esta es Rebecca! – Lo dice en un exabrupto. Cierra la puerta y la deja. Rebecca se siente insignificante.

Tristán aparece a continuación. - ¡Hola!  Me parece que las cosas no van bien. – Le dice al notarla dolorida. Ella se acerca rápida hacia él y lo abraza. – Eric no ha sido agradable, está muy enojado y molesto, trató de hacerme cambiar de opinión. - Rebecca balbucea al hablar. - ¡Por supuesto que trataría de hacerte cambiar de opinión! -  Tristán bromea en un esfuerzo por relajarla. - No siento lo mismo que él. ¡Dios mío! ¿Cuántas veces debo decirlo? Me sentí mal y amargada por sus comentarios cortantes. - Ella se explica entre sollozos. - Es un hombre y ahora está herido, siente que deberías avergonzarte. – Tristán le comenta con frialdad.  Ella se cruza de brazos y le dirige una fría mirada. - Supongo que puedo decirlo, sé lo que se siente. – Expresa con honestidad. - ¡Vamos Tristán! Hemos pasado de todo. - Él la abraza por los hombros.  - Sé que tú y Marlene compartís ese tipo de amor que nada o nadie puede romper, estoy de tu lado, solo quiero que seas feliz. - La abraza de nuevo. - ¡Venga! Déjame llevarte a casa. -  Coge su chaqueta del perchero y se la coloca sobre los hombros. - ¡Mi bolso! - Lo agarra, apaga las luces y cierra la puerta de su oficina. Salen y se marchan a casa.



Marlene está sentada en su oficina escribiendo algunas notas, Grace golpea su puerta y entra. - ¡Hola! ¿Qué tal estás? Y ¿Cómo te ha ido en Nueva York? - Ella se sienta frente al escritorio. - Como cualquier seminario. ¡Aburrido! - Ella exclama y ahora pregunta. - No tuve tiempo de hablar contigo antes de irnos.  ¿Cómo te fue con Tracey? - Parece emocionada de oír cualquier buena noticia sobre Marlene. Ella deja caer el lápiz sobre los papeles que estaba escribiendo y frunce el ceño. - No tan bien como pensé. – Le explica con dudas. - ¡Oh, lo siento! Pensé que realmente estaba interesada. - Ella dice con tristeza. - ¡No es eso! Soy yo, salimos y fue una noche divertida. Me invitó a su casa, allí hablamos con seriedad, sobre todo sobre mi pasado. Ella piensa que necesito aclarar mi mente acerca de Rebecca. Tracey está interesada, pero no quiere una relación nublada por incertidumbres. - Marlene apoya la mejilla encima de su puño. - Pensé que tu ruptura con Rebecca estaba limpia cuando te fuiste y después de Navidad. ¿Rebecca todavía está en la foto? - Ella busca una respuesta de Marlene. - Hemos terminado, no he escuchado otra palabra de ella y yo he intentado seguir adelante. Me gusta mucho Tracey, puedo imaginar cómo se siente, Rebecca es mi pasado, ahora es obvio para mí, pero debo tener dudas persistentes. - Intenta sonreír. - Tal vez deberías tratar de hablar con Rebecca otra vez, todavía podría haber una conexión. - Le dice con sensatez.    - No creo que sea una buena idea Grace. ¡Lo intenté! Y todo lo que obtuve fue un mensaje diciendo que estaba bien y esperaba que mi vida estuviera yendo perfecta.-  Termina casi sollozando. - Percibo que todavía la amas mucho. – Grace le apunta. - Lo hago, pero ya caminé por esa puerta. - Ella suspira algo aparatosa.         - Ella no volverá a mí y tengo que lidiar con eso. - Le responde con tono de realismo. Grace se siente mal por Marlene, por su pasado y la incertidumbre de un futuro con alguien.  - Sé que no te rendirás, hay alguien especial para ti esperando. - Marlene la mira.  - Debería enfocarme en mi carrera y no en aspectos personales ahora mismo. – Contesta tajante.