La
cabaña en Grey Gull Lane
Marlene sube las escaleras, por el pasillo
balconado accede a la puerta de la habitación veintiséis. Golpea fuerte, pero
no hay respuesta, aporrea de nuevo, pero en vano. Se siente angustiada apoyada en
el marco de la puerta. - ¿Dónde estás
Rebecca? – Reposa su frente contra la pared respirando hondo. Se da la
vuelta para salir y mira por el balcón. Sobre las rocas que bordean la orilla ve
una figura femenina sentada allí. - ¡Rebecca!
- Ella hace una mueca de dolor y se
apresura a bajar las escaleras, se acerca a las rocas y se sienta a su lado. Rebecca se limita a mirar al mar. - ¿Recibimiento muy caluroso? - Le
pregunta. Rebecca gira su cabeza lenta hacia ella y luego mira hacia atrás hacia
el agua. - ¡No! No lo fue. – Ella
empieza a hablar. - No sé qué esperar,
pero cuando te fuiste fue lo mejor, necesitaba ese tiempo para sanar y para ver
si podría ser parte de tu vida otra vez, era realmente lo que ambas queríamos,
nunca esperé ser tratada como una ciudadana de segunda clase. – Explica
Rebecca. Marlene responde algo avergonzada.
- ¡Lo siento! Nunca pensé que volvería a verte y fue un shock, solo solté
groserías. - Se aclara la garganta. -
Supongo que no debería sorprenderme, realmente no dejamos las cosas de una
buena manera. - Respiró hondo. - ¿Por qué estás aquí? - Ella mira
fijamente a Rebecca. - Te lo acabo de
decir Marlene. - Le echa la mirada Lahnstein de desaliento. – ¿Ahora quieres que estemos juntas? -
Ella eleva el tono de su voz. - Quiero
decir… ¿Por qué otra cosa estarías aquí? No voy a regresar a Alemania, no
ahora, nunca, no serás capaz de arrastrarme de vuelta a una vida de
aburrimiento y desesperación. - Se pone de pie en un bufido, Rebecca se
vuelve cauta. - ¿Por qué actúas así
Marlene? - Rebecca la sigue por las rocas.
- Nunca dije nada acerca de llevarte
de vuelta a casa. - Le suplica. Marlene camina a paso rápido hacia su
coche. Ella la sigue pisándole los talones. -
He conocido a una mujer agradable, me preocupo muy profundamente por ella,
Rebecca, y yo simplemente no quiero jugar, eres temperamental, incierta sobre
las cosas y pensativa a veces, es, es demasiado.- Balbucea lanzando sus
manos en el aire. - ¿No estás siendo un
poco dura Marlene? - Rebecca siente el estómago en la garganta. - ¡Por favor! Vuelve a Düsseldorf y déjame
en paz. - Abrió la puerta del coche, Rebecca la empuja. - ¡No! No, no es posible que no quieras
escuchar esto, pero estás enamorada de mí. - Ella rompe en una sonrisa con sorna. – ¡Traté de olvidarte! – Eso la enoja aún
más y la mira con descontento. - No me
olvidarás, me amas demasiado. - Rebecca intenta bromear. – ¡Para! Y déjame ir. ¡Por favor! Vuelve a casa. - Se mete en el
auto y se aleja dejando a Rebecca de pie en el estacionamiento. Ella inclina la
cabeza en señal de deshonra personal e insatisfacción. Rebecca camina
lentamente de regreso a su habitación y cae de nuevo en la cama con sensación
de derrota.
Llaman a la puerta. Se levanta y abre. - ¡Hola Grace! Adelante. - Grace duda
al ver la expresión del rostro de Rebecca. – Coge tu bolso y tu abrigo que
necesitas comer y por encima de eso tenemos que hablar. – Ella la sigue
dócil. Entran en un pequeño café no lejos del hotel. - Creo que cuando hablamos, debería haberte informado sobre la nueva
compañera de Marlene. – Grace se sincera. Rebecca gime triste. - No habría importado, habría venido de todos
modos. – Suavemente Grace le cuenta. -
Marlene me confesó que una de las cosas que más le duele, y es lo máximo, que nunca podías decir: “Estoy enamorada de ti
Marlene.” - Rebecca frunce los labios con fuerza y asiente con la cabeza. – Y yo puedo decir que ella me lo dijo
en más de una ocasión, que estaba enamorada de mí, pero ya lo sabías. -Rebecca le dirige una mirada de claridad. - ¡Sí, lo sabía! Hablamos de cómo eras distante e inflexible acerca de Lizette. Le
dije que le estabas mintiendo a ella y a ti misma. Que te diese tiempo para que
te dieras cuenta de lo que ella significa para ti. – Grace habla con
sapiencia. – Tenía muchas dudas y confusión.
Había pasado por tanto sufrimiento que necesitaba estar sola y poder resolver
las cosas. Nunca dejaré de amarla, no importa lo que traiga nuestro futuro, no
podía decir esas palabras que ella
quería oír y sé que le duele. -
Grace frunce el ceño y pregunta. -Todos
estos meses aparte. ¿Conociste a alguien más? - Rebecca sabe lo perspicaz
que es Grace. - ¡Sí! Lo hice, conocí a un
hombre, Eric, nada serio y terminé con él cuando finalmente me reencontré,
sabía que lo que realmente quería era estar con Marlene. – Le comenta
seria. - Tienes un duro trabajo preparado
para ti. – Grace le responde y ordenan la cena. - ¡Grace! Hay tanto acerca de Marlene. - Interviene rápidamente. - Obviamente no sé ni la mitad. - Rebecca
se ríe. - ¡Bueno! Ella te mantuvo en
secreto durante todos los años desde que la conocí. - Ambas estallan en
carcajadas. - En aquellos días, ella era
una pervertida bruja cuando se casó con mi hermano Hagen, era una diva total y
no se detenía en nada para salirse con la suya. - Responde bebiendo una
taza de té caliente. - ¿Qué crees que la
cambió? - Grace sondea. - La aventura de Hagen con su hermana, Dana. Sabía
que su matrimonio no duraría. Y luego su enredo con Tristán, la violación, el
embarazo, el aborto. – Habla con suave tono relatando su pasado. - ¡Es verdad! Marlene también ha pasado por
muchas cosas. - Comenta Grace. - No
me gustaba cuando se casó con Hagen. Nos peleamos por un vestido de novia, ella
fue muy insistente. Yo me fui a Nueva York, pero cuando regresé a casa las
cosas habían cambiado, ella estaba sola, desorientada, sí estaba con Tristán y
él la amaba profundamente, la violación y el embarazo la cambió mucho,
necesitaba alguien en quien apoyarse. - Reflexiona acariciando su puño
debajo de su barbilla. - ¿Entonces fue
cuando comenzaste a enamorarte? - Grace interesa curiosa. – Tuve una ligera idea durante el aborto. Conocí
a la verdadera Marlene en el hospital, estaba sola y angustiada. Le cogí la
mano y pude sentir el ambiente, era extraño y algo que nunca había
experimentado, comencé a sentir algo. Cuando nos acercábamos no podía
controlarme. Estaba muy enamorada de ella, pero fue una lucha y una lucha en la
que ella estaba totalmente perdida, su mundo giraba fuera de control. Siempre
estaba enojada, irritada y celosa y quise quitarla de encima. Traté de seguir
adelante, pero ella estaba allí al frente y al centro, nunca me dejaba alejarme.
- Lo recuerda en la reflexión. - Esto
es difícil, ella parece estar feliz con Tracey y yo ciertamente no quiero
enojarla ni tomar partido, pero me gustas tú y siento que eres el adecuada para
ella, sólo tenemos que trazar algún plan. - Sonríe ampliamente dando a
Rebecca un impulso de confianza. - ¿Tracey?
¿Ese es su nombre? - Pregunta en voz baja. - Tracey Connors, encantadora, pero muy simple y lo han logrado, no te voy
a mentir, no va a ser fácil para ti. –
Siguen hablando tratando de elaborar un plan.
Marlene se ducha, y se sienta al espejo,
comienza a secarse la cabeza con la toalla. Oye el timbre de la puerta sonar y
se impacienta. Ata la faja de su bata y
camina hacia la puerta. - ¿Quién es? -
Ella pregunta con calma. – ¡Tracey! –
Resuena detrás de la puerta. Marlene abre. -
¡Hola! Pensé en venir a comprobar cómo te encuentras. – Comenta. - He tenido mejores días. - Cierra la
puerta detrás de ella y se sientan en el sofá. – Te fuiste muy seria, como si algo te estuviera molestando. - Ella
supone mirándola fija. - Realmente no
tengo ganas de hablar, solo quiero descansar y acostarme temprano. ¿Entiendes? -
Ella le pregunta, dulcemente envía
el mensaje para deshacerse de Tracey. - ¡Claro!
Entiendo. Te llamaré mañana para ver cómo estás. ¿Si no te importa? - Le comenta
levantándose del sofá y caminando hacia la puerta, el teléfono de Marlene suena.
- Espera, es Grace. - Tracey espera
junto a la puerta mientras Marlene habla. Tracey escucha cuidadosamente. - ¡Ok! Sí le preguntaré. – Cuelga y la
mira. - Grace y David harán una cena mañana por la noche y se preguntaban si nos
gustaría unirnos a ellos. - Ella sonrió. - Me encantaría, pero depende de cómo estés tú. - Marlene frunce el
ceño. - Creo que estaré bien. - Le
responde.
- ¿Puedo
ayudarte con algo? -
Rebecca le pregunta a Grace. - ¡No! Todo está
bien. - David entra en la cocina cogiendo a Rebecca por los hombros. - Será la mejor sopa de pescado que has
comido. Ahora ven. - Le da un vaso de vino tinto y se sientan en el porche.
Una brisa fresca sopla a través de las dunas de arena. - Es
hermoso éste lugar. – Dice Rebecca mirando hacia arriba y observando las
gaviotas hacer cabriolas de vuelo en el cielo. - ¡Lo es! Me encanta. - David contesta. – Me ha contado Grace que Marlene no estuvo muy amistosa. - Trata
de ser sensible con sus palabras. - Eso
es subestimarla, se mostró muy enojada. - Rebecca responde con una sonrisa.
- Creo que nuestros invitados están
llegando. - Levanta la vista. Marlene y Tracey entran sin ver a Rebecca,
Grace las recibe en la puerta. - ¿Nos disculpas
un momento Tracey? – Coge a Marlene de su codo y la lleva a la cocina. - No te
enfades, hemos invitado a Rebecca. – Le dice en voz baja. Marlene aprieta
los dientes. - ¿Cómo quieres que le
explique eso a Tracey? - Susurra en un tono cortante. - ¡Lo siento! Pero ella está aquí sola y se siente horrible por lo que
pasó entre ustedes dos ayer. - Tracey en cocina. - Espero no interrumpir. - Se siente fuera de lugar e intrusiva. - ¡No! ¡Lo siento! ¿Quieres una copa de
vino? - Saca un vaso del armario. -
¿Marlene? - Les sirve una copa. Llaman a la puerta y llegan dos invitados
más. David y Rebeca entran desde el porche. Marlene sólo puede mirar fijamente.
- ¡Marlene! - Rebecca saluda y luego
mira a Tracey. - ¿Ustedes se conocen? - Parece sorprendida. Rebecca extiende su mano y
la estrechan. - ¡Rebecca! Rebecca Von Lahnstein. - Se presenta con cordial gesto. - ¡Hola! Tracey Connors. - Responde y
luego agarra la mano de Marlene. Rebecca mira hacia abajo para ver el cálido
intercambio entre las dos. Siente que sus entrañas se revuelven. - ¡Tracey!
- La voz oportuna de una compañera de trabajo la llama, se excusa de Marlene y
Rebecca. - ¿Por qué no te has ido a casa?
- Habla humilde siguiendo a Rebecca hacia el porche. - No voy a casa.- Proclama con una mirada firme. - ¿Qué quieres decir? - Pregunta
angustiada. - Justo lo que dije, he venido a quedarme. – Le comunica. - ¡Por favor! No lo hagas, vas a terminar
arruinando mi vida. - Ella empieza a
caminar de regreso. Tracey los encuentra en el porche. - Odio romper esto. - Marlene asiente caminando de nuevo dentro. - No quería interrumpir, supongo que tú y tu
amiga tienen algo que hablar, pero tengo una emergencia en el hospital. - Marlene siente un levantamiento de peso de su
pecho. - Puedo conseguir que Grace me
lleve casa. - Rebecca las ve salir a
la puerta, se inclinan y se besan. - ¡Marlene! - Grace la llama a un lado. - ¡Lo siento! No sabía qué más hacer. -
Ella hizo una mueca. - ¡Está bien! -
Encuentra a Rebecca en el porche. - ¿Te
importa si damos un paseo antes de que se ponga el sol? - Rebecca pregunta
con una sonrisa. - ¡Sí! Déjame conseguir
mi suéter. – Pasan más allá de las dunas y caminan cerca del agua, hay
silencio. - ¡Marlene! Tengo tanto que
decir. - Ella comienza a hablar. -
Estoy escuchando. - Le confirma. - He pensado muy a menudo en ti, mi corazón
simplemente no estaba en el lugar correcto, traté de enterrarme en mi trabajo.
Salí del pozo y sabía que tenía que averiguar si tú y yo podíamos hacer que
funcionara de verdad. - Con la mano tira de Marlene y se coloca delante de
ella. - Quiero que sepas lo mucho que
significas para mí. - Marlene levanta
la mano. - ¡Alto! Muchas de las veces que
hemos estado juntas dije que estaba enamorada de ti. Te quedabas guardada,
silenciosa y nunca te has comprometido a nada. - Ella implora y comienza a
caminar más lejos de la orilla. - ¡Lo siento! Tienes que creerme. ¿Cómo
puedo decir esas palabras, palabras que sé que querías oír? - Marlene
cambia rápidamente de tema. - Mira todas
esas cabañas, encantadoras, ¿Verdad? – Rebecca mira. - Quiero tener una, tal vez un día. - Baja la cabeza y Rebecca se
pone de pie delante de ella. - ¿Es eso lo
que es importante para ti? - Ella pregunta en un intento de aligerar su
estado de ánimo. - Tengo las cosas que
son importantes para mí, tengo libre reinado aquí, he conocido a una mujer
maravillosa que comparte cosas sencillas, que tiene una cabaña en el camino, y
últimamente he pasado mucho tiempo allí, el cacao al lado del fuego, paseos por
la playa. - El corazón de Rebeca se desgarra. - ¿Marlene la amas? - Ella la agarra por los dos brazos y la mueve
para llamar su atención. - No lo sé
Rebecca. - Su tono es ronco. - Sólo sé que cuando estoy con ella me siento
viva y querida. - Rebecca niega con la cabeza. - ¿Creo que nunca te di eso? - Ella le quita la mano a Marlene. - Me diste mucho más, más que cualquier
relación que yo hubiera tenido, me liberaste y me enseñaste que estaba bien
amar a cualquiera sin importar quién fuera y estoy agradecida. - Rebecca llora escuchando. - ¿Agradecida? - Marlene deja de
hablar. - Cuando hacíamos el amor en el invernadero, te decía que estaba
enamorada de ti. ¿Sabes lo me dolía ver que nunca respondías? - Rebecca se
aclaró la garganta en un - Sabías que
estaba en un aturdimiento. ¡Por dios Marlene! Estaba enredada, sabes de primera
mano por lo que pasé, recuerdo todo sobre nosotros, nuestra relación, recuerdo
todas las peleas y el dolor, el dolor de estar juntos, mi carrera, el negocio
familiar que pesó mucho sobre mí. No podía darte una respuesta. Amaba a Lizette
o al menos yo pensaba que sí y sí, ella me dolió mucho y fue devastador para
mí, simplemente no era un buen momento para hacer declaraciones y compromisos
que no podía cumplir. - Marlene
escucha las súplicas frenéticas de Rebecca. -
Siento que me usaste porque estaba allí y alguien a quien conoces bien, no soy
una obra de teatro, un juguete o algo que puedas sacar de un estante y
mostrarlo, Rebecca. - Contesta enfadada, rápidamente camina de regreso a la
casa de Grace y se marcha.
Rebecca despierta de una noche agitada de
sueño, se viste y baja al vestíbulo. Recoge un café, un periódico y regresa a
su habitación. Se sienta a estudiar los anuncios. Llega a las agencias de
bienes raíces y llama para concertar una cita para mirar las cabañas. - Creo que te va a gustar esta. –
Camina por un camino de adoquines a una
cabaña de tejas grises con un porche adornado por cajas de ventana rebosantes
de flores primaverales. - Como se puede
ver la casa ha sido renovada, la han pintado en su totalidad y el porche delantero es nuevo. - El agente de bienes raíces explica con detalle
todas las virtudes de la casa. Él desliza la llave en la puerta. - Es linda, en realidad perfecta. - Sonríe mientras entran. Rebecca se enamora de
la cabaña, se siente acogida en ella. Desplaza la mano a lo largo de la
encimera de la cocina mientras miran alrededor, las paredes están blancas y limpias. -
Como puede ver, tiene una chimenea, dos habitaciones y mire esto. - Abre las puertas francesas que dan a un
porche trasero cubierto con muebles de patio con una vista espectacular.
Rebecca respira en el cálido y soleado aire. - ¡Hermoso! Me encanta. ¿Está cerca el hospital? - Ella le
pregunta. - Está a unos diez minutos a
pie del nuevo hospital y, como puede ver, cerca de las tiendas y la ciudad. - Él le indica. Miran hacia atrás en el
horizonte. - ¡Es perfecto! - Vuelven a entrar y se sienta en la barra de la cocina.
- El piso de arriba es pequeño y tiene un
estudio, ideal para pintores o escritores o lo que sea que te guste hacer. -
Rebecca sube por la escalera mirando la habitación y la vista desde arriba.
Pasea silenciosamente por el estudio. –
La vida aquí puede ser bastante cara, esta casa no ha estado en el mercado
durante mucho tiempo y los propietarios anteriores la han cuidado. - Él comienza
a hablar hojeando los papeles. - No durará mucho, aunque tiene un precio
alto. – Añade observando todos los rincones. - Es hermosa y pintoresca. -
Rebecca comenta fascinada. - Tengo
otras en la lista si quisieras verlas. – Le dice. - No
será necesario, me gusta esta. – Le responde mirando las flores por la
ventana. - Por lo tanto ¿Quieres hacer
una oferta? Los propietarios viven al otro lado de la bahía. - Él pregunta. - ¡No! No quiero hacerles una oferta, es un objeto. - Ella le define.
Regresan a su oficina y se dedican a la tarea de llenar el papeleo.
El agente inmobiliario programa una reunión
con los propietarios para el día siguiente. -
¿Venta en efectivo dices? - Le pregunta ansioso. - Haré que el banco le entregue el dinero a primera hora de mañana. –
Le confirma. - Voy a conseguir esto
rápido sin demora, pero tardará unos días en conseguir el título y todo el
papeleo en orden. – El agente le informa. - ¿A qué reunirnos con ellos? Tengo algo muy especial planeado y esperaba
que una vez, el dinero estuviese depositado podría obtener la llave, estoy
ansiosa por instalarme. – Rebecca se expresa en un tono feliz. - Estoy seguro de que no será un problema. -
Afirma. Rebecca termina de firmar todos
los documentos necesarios. Empieza a cumplir sus sueños y los de Marlene,
ponerse en el camino frente a ella, éste es lugar y el momento de poner en marcha un nuevo
plan. Le envía un mensaje a Grace y organiza una reunión con ella en su nueva
casa, la casa de campo, a las tres y diez, Gray Gull Lane.