Una separación necesaria

Una separación necesaria

martes, 27 de marzo de 2018

Episodio trigésimo primero


Una curva en el camino


Los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses, Rebecca va haciendo grandes progresos en la preparación para el desfile de invierno organizado por LCL.  - ¿Has dejado preparadas las colecciones? - Le pregunta a André que lleva su portafolios en la mano. - ¡Sí! Acabo de dejar las planchas y les dije que bajaran los bastidores a la pasarela. - Le responde. - ¿Qué haría sin ti? – Admite Rebecca. - ¡Ah! Hay un reportero en la planta baja, un tipo nuevo de Fashion Düsseldorf, creo que dijo que se llama Eric y que está buscándote. - Asiente y termina de revisar sus papeles. - Me encontraré con él en un minuto, no quiero que el comienzo vaya con retraso. – Comenta. - No te preocupes que tenemos tiempo. - Él la tranquiliza. Rebecca baja las escaleras y, al llegar a la planta principal, ve a un hombre sorprendentemente apuesto paseando, mientras habla por teléfono. - ¡Hola! - Se acerca y él cuelga rápidamente. – Usted debe ser Rebecca Von Lahnstein. – Le extiende la mano estrechando la de ella. -  Soy Eric, Eric Drake  de la revista Fashion Düsseldorf. - Él tiene un brillo especial en sus ojos azules, lo que hace que ella muestre cierta intriga. Eric es un joven bien formado con pelo negro azabache que juega con su bigote mientras espera una respuesta de Rebecca. - ¡Uh! ¡Sí! Soy Rebecca Von Lahnstein. - Ella responde algo ansiosa atraída por él, Eric sonríe de una manera amable. - ¿Hablamos en mi oficina? - Ella le hace un gesto, él la sigue para realizar la entrevista.

El desfile de moda es un gran éxito, Tristán manda rosas a Rebecca y se realizan varias entrevistas a Rebecca y Elisabeth. - ¡Ollie! – Rebecca le llama gritando. - Quería darte las gracias, una vez más has dado un paso adelante y nos has demostrado lo bien que lo has hecho. Te ves bien en traje de baño. – Le dice en tono de broma. - ¡Gracias Rebecca! - Él la abraza. - Fiesta en “No Límits” todo el mundo. - Él habla en voz alta ganando la atención de los trabajadores. - ¿Vas a asistir? - Ollie también le pregunta a Rebecca. - ¡Sí! Tengo algunas cosas que hacer por aquí antes, luego que termine me incorporo. Guárdame un asiento en el bar. – Ella le ordena. - ¡Bien! Entonces te veré en un poco. - Se marcha y ella regresa a su oficina para terminar el papeleo y cerrar el programa de invierno.  “¡Qué éxito!” Piensa racionalmente. Suena la puerta, Tristán llama y ella le dice que entre. - Un espectáculo magnífico y un éxito brillante. Quiero felicitarte, a tí y a tu personal por un trabajo tan bien hecho. - Ella disfruta del voto de confianza de su hermano. - Tengo un gran equipo y Elisabeth ha sido amable, todos hemos trabajado duro durante los últimos meses para hacer que suceda. – Rebecca continúa hablando. - No es por cambiar el tema, pero la Navidad es en dos semanas. ¿Ann y las chicas estarán en el castillo? -  Él sonríe. - ¡Sí! Estaremos aquí. - Rebecca parece eufórica, apaga el ordenador portátil. - ¿No Limits? - Le guiña un ojo a Tristán que la escolta fuera de LCL.

Los sonidos de lo vasos tintineando y el ruido de la música de fondo sonando reciben a Rebecca y a Tristán en “No Limits.” Ollie trabaja detrás del mostrador preparando cócteles. - ¡Hola!  Has venido. - Sonríe al servir un vodka con una tónica. - ¿Tristán? - Pregunta sacando un vaso de debajo del mostrador. - ¡Scotch, por favor! -  Se sientan en la barra. - ¡Ollie! He visto que todavía estás haciendo de modelo. - Él sonríe. - Estaba a punto de dejarlo, pero Rebecca me convenció que lo retrasara. - Le contesta cogiéndose la mano. - No me costó mucho. – Dice Rebecca todos sonríen. Tristán alza la mirada y ve una cara familiar. - Discúlpame Rebecca, veo un colega del banco. - Se aleja de ella, le da un sorbo a su copa. - ¡Hola! No estaba seguro de que vinieras. - Eric se acerca a la barra al lado de Rebecca. – Una cerveza por favor. – Le pide a Ollie y se sienta junto a ella. - Hola de nuevo. - Saluda con una sonrisa. - ¡Bueno! Tengo que decir que le has dado la vuelta al mundo de la moda en tu desfile de esta tarde. – Él bromea, pero con seriedad. - ¡Gracias! - Ella se siente agradecida. - ¿Estás aquí con alguien? - Le pregunta mirando a su alrededor. - No especialmente. Sólo mi hermano Tristán. - Le responde con suavidad. - ¡Ah! Bien, espero que no te importe que me siente a tu lado, me gustaría conocerte mejor. – Le dice algo inquieto, le da un trago de su cerveza, incierto de lo que ella podría decir. Ella le mira y sonríe.  - Tengo treinta y tres años, soltera y muy ocupada en el diseño de moda. - Ella hace un corto semblante de si misma para iniciar la conversación. - ¿Eh? ¿Estás segura? – Se sorprende por la rápida respuesta. - ¡Lo estoy! Cuéntame algo sobre ti. -  Le responde y ordena otra copa    - También estoy soltero, soy de Londres, tengo treinta y dos años y me he graduado como periodista en Oxford. - Le contesta con firmeza. - ¿Vives en Düsseldorf ahora? – Ella le pregunta intrigada. - ¡Sí! Me hicieron una oferta que no podía rechazar. - Afirma. – ¿Y tú? ¿Has vivido aquí toda tu vida? – Se interesa por ella. - Excepto por el internado y el tiempo en Nueva York. LCL es propiedad de mi familia y he estado volcada trabajando ahí toda mi vida. - Remarca con frialdad en su tono. Eric mira profundamente a la oscuridad de los ojos de Rebecca, se siente atraído físicamente, la encuentra mundana y hermosa. - ¡Yo…! -  En ese instante suena una canción lenta. Rebecca le agarra de la mano. - ¡Bailemos! – Ordena y se levantan del taburete. Eric la toma en sus brazos, ella descansa la barbilla sobre su hombro. Eric puede oler la dulzura del perfume que irradia su piel. Rebecca coloca la mano en su pecho y puede sentir el tic-tac de su corazón. Bailan disfrutando de la danza sin decir nada. - No soy muy buen bailarín. - Murmura mientras regresan al bar. – Tengo dos pies izquierdos. - añade con una risita. - ¡Vente conmigo! – Le dice de improviso. - ¿Qué? - Ella pregunta con voz relajada. - Me encantaría llevarte a cenar. Soy nuevo aquí y no sé mucho sobre Düsseldorf, tengo una tarea en Berlín los próximos dos días y me preguntaba si te gustaría…- Rebecca le interrumpe. - ¿Volver a vernos? – Pregunta con una simple sonrisa. Rebecca escribe su número de teléfono en una servilleta del bar y se lo entrega. Tristán se acerca a ellos. - ¡Es tarde! – Le dice. - Tristan Von Lanhstein, es Eric Drake, periodista. – Rebecca hace una presentación formal. Extiende su mano hacia él y la estrechan. - Tengo que irme, tengo un vuelo temprano a Berlín, te llamaré. – Le dice Eric y abandona el bar. - Parece un buen tipo. – Tristán comienza la conversación mientras conduce a Rebecca de regreso al castillo. - ¡Sí!  Nos conocimos antes, él es reportero de Fashion Düsseldorf. - Ella le responde. – Me he fijado y él no pudo quitarte la vista de encima. - Suelta una risita y le da un puñetazo en el brazo. - ¡Me gusta!  Es nuevo aquí, procede de Londres y no sabe mucho sobre Düsseldorf. -  Tristán sonríe y se para en el camino circular frente a las puertas del castillo. - ¡Buenas noches y gracias! – Rebecca se despide. Él la mira mientras entra en el invernadero.

- Ayúdame con esta guirnalda. ¡Por favor! - Grace le pide en voz alta. Marlene la ayuda a pegarla en el salón del hospital. – Parece mentira, casi es Navidad. - Marlene le comenta. - Hemos trabajando muy duro y casi me olvidé de las decoraciones. - Marlene mira por la ventana mientras Grace habla. La pesada nevada casi había cubierto el cristal y el día se ve oscuro y gris. – Echas de menos tu hogar en esta época del año. ¿No? - Grace se acerca a ella.  - Las cosas estaban bien en New Haven, las Navidades lejos de mi familia han sido difíciles, pero es peor no estar con la persona que realmente amas. -  Ella se vuelve y mira a Grace.  - ¿Has tratado de contactar con ella? - Le pregunta colocando las manos encima de sus hombros. - ¡No puedo! Le dije hace unos meses que no vuelva a ponerse en contacto conmigo. No puedo pasar por el desamor de sus indecisiones. -  Grace baja su frente contra el costado del brazo de Marlene. - Has logrado mantenerte firme, pero me preocupo por ti. – Le dice con pesar. - No hay necesidad de preocuparte, tienes razón, me las he arreglado para mantenerme ocupada y ponerme en mi trabajo. - Suspira Grace. -  Tienes que hacerlo, es necesario, la quieres y ella te quiere. - Bromea con simpatía. - Tal vez un día. - Responde con cautela. - Es tarde y me queda un paciente antes de irme a casa. -  Marlene le dice y la ayuda a terminar el decorado. - Deberías enviarle una tarjeta a Rebecca, descubrir cómo está, no va a doler, y nunca se sabe. - Le aconseja amablemente.
Marlene termina su jornada y se dirige hacia su apartamento. En una tienda compra una tarjeta postal. Llega a su domicilio y arroja el abrigo a la silla al entrar en el apartamento. Deja la tarjeta sobre la mesa y se sienta con una pluma en la mano. - ¡Rebecca, Rebecca! - Susurra en voz baja. - ¡Rebecca! - Comienza a escribir. “Solo te escribo unas líneas para ver cómo estás, a menudo pienso en ti. Espero que estés progresando en la reparación tanto física como mentalmente. Sigo recordando las veces que pasamos juntas y espero que estés disfrutando de un gran éxito.” Lo cierra con: "Siempre, Marlene.”  Lo firma no deseando escribir más. La tristeza que la inunda se vuelve insoportable. Las lágrimas que surgen de sus ojos la hacen sollozar con intensidad. Coloca un sello en el sobre que luego lo tira de nuevo a la mesa. Marlene se hunde en los cálidos confines del colchón de su cama. Siente la necesidad que Rebecca estuviera tendida a su lado, arruga su cara y las lágrimas brotan y corren por su rostro otra vez. - Te echo de menos y te amo. -  Expresa gimiendo de dolor, el tiempo que las separa es un sufrimiento que ella podía haber advertido. Marlene piensa en desgarrar la tarjeta que está a punto de enviar, pero recuerda y piensa en las palabras de Grace, que no conoce los pensamientos de Rebecca o incluso sobre el estado en el que pueda encontrarse. Necesita tender la mano para llegar a ver si podrían reavivar el amor que había perdido, ella decide que enviará la tarjeta y esperar el resultado.

Rebecca busca a tientas el papeleo que está disperso sobre su escritorio, resultado del desfile de moda pasado. Ahora es el momento de empezar a prepararse para los días de la moda. - ¡Disculpe! - La recepcionista llama su atención desde la puerta.    - ¿Sí? - Levanta la mirada. - Hay un caballero aquí que desea verla. - Abre la puerta de par en par, Eric está detrás de ella. - ¡Por favor, entra! – Le sonríe y se levanta en son bienvenida. Se abrazan de manera superficial. - Espero que no te moleste que pase, llegué de Berlín tarde anoche y tenía la idea volver a verte. – Rebecca sonríe encantada, se sienta frente a ella delante del escritorio. - Parece que el papeleo del desfile de moda es un poco abrumador. -  Él señala los amontonados papeles sobre la mesa. - ¡Entonces! ¿Cómo te fue en Berlín? – Ella se muestra curiosa. – ¡Interesante! – Dice con un tono peculiar. - ¿Te alegra estar de vuelta en Düsseldorf? -  Le pregunta ella un poco más relajada. - ¡Sí! - Suelta una risita burlona. - La entrevista se supone que la vas a publicar. -  Expone para conocer sus expectativas. – En la revista de la próxima semana, lo prometo, soy honesto. - Bromea mirándola a los ojos.  - ¡Bueno! Debo esperar, aquí todo fue un éxito y ya me estoy preparando para los días de moda, nuestro próximo evento. - Él niega con la cabeza. - ¡No puedes trabajar todo el tiempo! ¡Necesitas divertirte un poco! – Le expone con seriedad. - He estado demasiado tiempo fuera y estoy volviendo a la normalidad. – Él se muestra inseguro de lo que ella quiere decir. - Tuve un accidente hace un par de años y he tenido varias cirugías y largas sesiones de fisioterapia. - Su mente se posa en Marlene. - ¡Oh! ¡Lo siento! No me di cuenta. ¡Disculpa! – La mirada de Rebecca ahora es triste.  - ¡Está bien! Ya he sobrepasado lo peor. Por desgracia siempre voy a experimentar algo de rigidez en la pierna y lagunas en mi memoria. - Ella coloca su puño bajo la barbilla pensando. - ¿Tal vez podrías compartirlo conmigo durante la cena? - Él pregunta cortés.  - No veo porque no. – Eric muestra una sonrisa que parece feliz. Ella dispone los arreglos para esa noche.

- Te veo muy bien. - Elisabeth le habla. - ¿Es un vestido nuevo? - Rebecca sonríe complacida bajando las escaleras. - ¡Lo es! De hecho, tengo una cita esta noche. - Camina con Elisabeth hacia el comedor. - Me alegro de ver que estés saliendo de nuevo. ¿Es alguien especial? – Pregunta con inocencia. - Eric Drake, de la revista Fashion Düsseldorf. -  Ella responde. - ¡Sí! Lo conocí antes del desfile, muy guapo y parece ser muy agradable. - Ella lo recuerda mientras se sienta en la mesa. - ¿Té, señora? - Le pregunta Justus. - ¡Sí, por favor! - Le responde y continúa hablando con Rebecca. - ¡Me gusta! Es muy encantador y es nuevo aquí, de Londres, y no conoce mucho nuestra gran ciudad. – Le explica cuando suena el timbre de la puerta. - Diviértete y sácale del frío. - Sonríe, cogiendo la mano de Rebecca con seguridad. - ¡Gracias! – Se acerca a la puerta y la abre, Eric está ahí mirándola. - Te veo preciosa. - Apoya su brazo contra la jamba de la puerta. - ¿Por qué no iba a estarlo? - Ella señala hacia el auto con un gesto de la mano y él le abre la puerta para que se siente en el interior. - Tenemos una reserva para las siete y media en Schneider's. - Le dice ella.  - Espero que no te importe que sea uno de mis lugares favoritos y Charlie sea una buena amiga de la familia. – Eric la contempla hasta que termina de hablar. - ¡No! No me importa, para nada, nunca he comido allí, así que me alegro de que seas una especie de mujer guía. - Le guiña un ojo y sonríe mirándolo mientras se alejan del castillo.
- ¡Charlie! - Rebecca la agarra en un abrazo. – Que feliz estoy de verte de nuevo. – Le dice mirando a Eric. - Eric te presento a Charlie Helmke, nuestra anfitriona. - Ella extiende su mano y la estrechan. - ¡Eric! Bienvenido a Schneider. - Les acompaña hasta su mesa. – Disfruta. - Les entrega los menús. - ¿Qué te gusta? - Pregunta mirando por encima de la carta del menú y arqueando su frente. - El salmón con arroz pilaf es excelente aquí. - Contesta mientras ordenan una copa de vino tinto al camarero. – ¿Así que tuviste un accidente, de coche? - Pregunta cerrando la carta del menú y poniéndola a un lado. - De motocicleta, mi novia y yo no estábamos funcionando y quise terminar las cosas, discutimos y salí a toda prisa. Un camión que no vi me arrolló. – Le cuenta de forma simple. - ¡Wow! Es un milagro.- Expresa él con espanto. - ¡Sí! Estoy viva, estuve en coma varios días y mi pierna muy estropeada, he tenido suerte. – Le resalta su realidad. - Podría haber sido peor, pero estoy contento de que estés bien y aquí conmigo cenando. -  Eric le responde con una sonrisa. - ¿Y tú? - Ella le pregunta. - Como te dije, me gradué en Oxford, soy londinense y me encanta el fútbol. – Bebe de su vino. - ¿Alguien con quien estés en serio? - Ella le pregunta. - ¡No! No desde hace tiempo, me fui de Inglaterra debido a una situación, pero nunca me he casado. – Él responde con honestidad y frunce el ceño. – Por lo que parece, la oferta de trabajo fue una manera de alejarse de Inglaterra. -  Ella presupone. - ¡Sí y no! Me ofrecieron el trabajo, me entrevistaron, fue perfecto y aquí estoy. -  Con la yema del dedo acaricia el borde de su copa de vino.

Eric sostiene a Rebecca estrechamente en sus brazos mientras se mueven lentamente al ritmo de la música. - Eres muy hermosa. - Susurra él frente a ella, su mano acaricia la de ella, sonríe mientras bailan hasta que la canción se acaba y la cena es servida. Eric coloca la servilleta sobre la mesa. - Esto ha sido excelente, gracias por elegir un lugar tan agradable y con buena música. - Rebecca suelta una risita. - Pensé que te gustaría, pero se hace tarde y tengo un día muy ocupado mañana. - Ella mira su reloj de pulsera. - ¡Ok, ¿estás segura de que no puedo invitarte a una copa. ¿Tal vez en “No límits”? - Salen al aparcamiento. - Supongo que una bebida no va a doler, si es sólo una. – Ella levanta su dedo índice y se dirigen al encuentro de Ollie.  Rebecca y él se abrazan y le presenta a Eric. Ollie la aparta hacia un lado. - ¿Lizette? – Le pregunta, mirando a Eric que está colgando sus abrigos en el perchero. - ¿Dónde has estado? Nos separamos. Me he acordado de todo y mi memoria me está devolviendo poco a poco mis recuerdos. – Ollie la mira de nuevo. - ¿No era Marlene parte? ¿Cuál es la razón de la ruptura? - Rebecca gruñe.   - ¡Por favor! Hablaremos más tarde, ni una palabra. -  Coloca un dedo en sus labios. - ¡Ok! - Él susurra mientras Eric se une a ella en la barra.- Espero que quieras salir de nuevo. - Él formula en un tono feliz. - ¡Si! Me divertí, pero me tengo que ir. - Terminan sus bebidas. Eric devuelve a Rebecca a su domicilio. Él mira a su alrededor. - ¿Así que vives en un castillo? - Ella sonríe. - ¡Sí! Königsbrun, es de mi familia desde hace cientos de años. – Le explica apoyada en la puerta, extiende la mano y él intenta besarla en los labios, pero ella se aparta ligeramente. - ¡Buenas noches! - Rebecca entra y cierra la puerta dejándolo en el exterior preguntándose cosas sobre ella.

viernes, 23 de marzo de 2018

Episodio trigésimo


 La vida cambia


Marlene coloca su equipaje junto a la puerta y mira alrededor del apartamento. Se acerca a la mesa del sofá y levanta una imagen enmarcada de su madre y sonríe.     – Te quiero mucho, no hay un día que pase que no estés en mis pensamientos. - Sus ojos comienzan a brillar por las lágrimas. El timbre de la puerta suena, se pregunta si es el taxista que ha solicitado. Abre y encuentra a Rebecca allí de pie frente a ella. - ¡Rebecca! - Ella se apoya contra la jamba no está segura de que deba dejarla entrar. - ¿Puedo? – Señala. Le hace un gesto a Marlene con la mano. - ¡Claro! ¿Qué puedo hacer por ti? - Pregunta, cerrando la puerta. – Siento que te fuiste muy enojada y furiosa el otro día. – Rebecca ve el equipaje que había junto a la puerta.   - ¿Así que te vas hoy? - Ella también pregunta. – Así es, comienzo mi nuevo trabajo la próxima semana y necesito buscar un lugar para vivir, así que sí, para responder a tu pregunta, me voy. -  Ella mira su reloj. – Y mi taxi debería estar aquí en unos pocos minutos. - Termina su respuesta. - ¡Lo siento Marlene! - Rebecca le implora. - Realmente está bien Rebecca, no pensé en cómo te sentías, supongo que estaba delirando. -  Rebecca interrumpe. - Eso no es justo, Marlene y tú lo sabes. - Contesta al instante. – No quiero discutir, no quiero salir de aquí con más malos recuerdos, jugué y fracasé. - Rebecca la detiene. - ¡No fallaste! Estos últimos meses han sido emocionantes, maravillosos, me diste mi vida y yo siempre estaré agradecida. -  Marlene baja la cabeza. - ¿Agradecida? ¡Huh! – Las lágrimas son un torrente. Rebecca sacude negando con la cabeza. - No quise decirlo así. Me gustaría que pudieras entenderme, cómo me siento, por qué he tomado esta decisión. Necesito ver hacia dónde me conduce el camino que tengo enfrente y tengo que hacerlo sola, sin intervención. - Mira fijamente la tristeza de sus ojos azules. Marlene suspira. Nuevamente Rebecca la agarra por los brazos. - ¡Cuídate! – Le habla con suave tono abriendo la puerta y se aleja no queriendo mirar atrás.

Rebecca levanta el cuello de su chaqueta contra su rostro mientras camina por la orilla del Rin.  “¡Te amo Rebecca!” Las palabras que Marlene pronunció resuenan en su mente. Encuentra un tronco viejo y se sienta en el. Observa los remolcadores tirando de las barcazas, los sonidos de los cuernos del barco en el puerto le recuerdan sus paseos por el río, cuando los tiempos eran felices. Rebecca respira hondo y cierra los ojos.  "Te amo" Susurra en voz baja. "Pero tal vez algún día encontraré lo que busco y entonces todo estará libre y claro para una vida contigo, Marlene" Responde a sí misma en voz alta. Se levanta y camina de regreso a LCL abriendo las puertas y respirando el aire de un nuevo día.  “Elisabeth” Piensa y sonríe con algo de tristeza en el gesto al quitarse la chaqueta y dejar su bolso en el escritorio de recepción. 

El estudio está tranquilo Elisabeth trabaja en los papeles y un vaso de agua, al que repetidas veces recurre, reposa encima de la mesa. Rebecca aparece con semblante serio y se coloca frente a ella. - ¿Quieres hablar? Te noto enfadada. -  Ella se cruza de brazos y se sienta. – Marlene se ha marchado hoy… - Deja de hablar. Elisabeth conoce lo que le ocurre. – Sé que estás triste porque ella se está yendo, eso es comprensible, te ha ayudado a ponerte de pie. - Elisabeth se queda mirando a Rebecca a los ojos.  – Cuando regresó de anular su matrimonio ya había decidido aceptar un trabajo con su amiga Grace en Rhode Island y yo no puedo estar más feliz por ella. - Elisabeth puede ver la angustia en su rostro. - ¡Oh! Yo diría que todo sucedió. Muy rápido. - Rebecca frunce los labios. - Las cosas no fueron tan bien, ella todavía está muy enamorada de mí. -  Elisabeth contiene el aliento.  – ¿Hablamos de cómo te sientes ahora? - Pregunta claramente. - Tengo que averiguar dónde encajo, Elisabeth, no puedo simplemente salir a tomar decisiones antes de redescubrir lo que he perdido. - Se deja caer en la silla. - ¿Amas a Marlene por encima de todo? - Elisabeth pregunta, aunque sabe la respuesta. - Lo hago, sí, estoy muy enamorada de ella, pero todavía tengo sentimientos profundos por Lizette, Marlene lo sabe y acepta que es parte de la conexión con mi accidente. -  Suspira Elisabeth. - Puedo entender que deseas recuperar tu vida y el tiempo que has perdido, pero tienes que recordar que no puedes vivir en ella siempre, volverá tu memoria, sólo dale tiempo, no desperdicies tu vida por alguna idea que podrías haber tenido de antemano. -  Advierte Elisabeth. - Fui a verla antes de irse, fue lastimoso, me dolió verla así, me rompió el corazón. ¿Qué pasaría si nunca pudiéramos encontrar la felicidad? Sólo necesito estar segura, Elisabeth. Cuando recordé lo que había sucedido, obviamente no estaba contenta con Lizette, me engañó muchas veces y quería buscar una segunda oportunidad con Marlene. Lo sabía antes del accidente, pero de alguna manera el golpe en la cabeza me hizo olvidar las verdaderas razones por las que quería buscarla, no sé si fue porque estaba tan enojada con Lizette o porque había perdido lo que teníamos y yo esta terriblemente sola. -  Elisabeth le sirve una copa de whisky. - Nunca me dijiste, antes del accidente, que te sentías de ese modo, todo el mundo pensaba que estabas feliz con Lizette. Han pasado años desde que se fue Marlene y apenas has vuelto a decir algo sobre ella. - Elisabeth se sienta a su lado. - ¡Es verdad! Pero ella nunca dejó mis pensamientos. Sin embargo, su vida aún está en un lío en este momento, ella me quería de vuelta, su marido se enteró de lo nuestro y tuvo problemas que le hicieron perder el control. - La mira extrañada. Rebecca solo puede mirar al infinito. Elisabeth la toma de la mano para consolarla. - Ojalá no hubiéramos dormido juntas, y no nos hubiésemos entregado, eso sólo alimentó el fuego que hay entre las dos. -  Ella mira en su copa.  - ¿Él conoce del asunto? - Elisabeth pregunta. - ¡No! Ella decidió no decirle nada hasta después de la anulación y estoy seguro de que no es algo que se planteara, ella le ha mentido y yo también, no se lo dije a Lizette tampoco. - Ella se encoge de hombros. - ¿Cuál sería el punto? Yo ya estaba herida y confundida con nuestro enfrentamiento, me sentía pequeña y mierda. - Ella le expresa de forma razonable. - No te hagas daño, las cosas pasan por una razón y sé que con el tiempo tú tomarás las decisiones correctas para ti. - Rebecca sonríe. - Debería ponerme a trabajar, tengo algunos bocetos pensados para dibujar. - Sale dejando a Elisabeth preguntándose si Marlene duraría mucho tiempo alejada.

- Marlene descansa en los brazos de Grace, que la tranquiliza. Se seca las lágrimas que le corren por la cara. - Lo siento Marlene, sé lo mucho que amas a Rebecca. - Se seca el dorso de la mano. - No hace que te duela menos. – Le murmura ella. - Al menos sabes cómo se siente y, Marlene, puedo entender por lo que ha pasado perdiendo a la persona con quien quería pasar su vida, encontrándote de nuevo, creo ella está siendo admirable, dejando que vivas la tuya. Ella sintió que necesitaba alejarse y realmente no puedes culparla. - Palabras severas y al blanco.  - Rebecca era muy egoísta consigo misma, es como si nunca me hubiera dejado entrar del todo, lo que pasó por la infelicidad, me había entregado a ella. -  Se confiesa. - Eso fue en tu pasado. Ha tenido que ser difícil para ella tomar una decisión muy complicada y que fuese adecuada para las dos, tienes que seguir adelante. - Ella le aconseja. - No me detendrá de amarla, Grace, me duele el estómago pensando en lo que podríamos haber tenido. – Grace la calla. - No sabes lo que te depara el futuro, estás libre, libre de hacer lo que te plazca, tienes una carrera esperando sólo para que te diviertas y la conquistes. - Sus palabras y su sonrisa calientan el corazón de Marlene. - ¿Por qué no te encontramos un lugar para vivir? – Le propone Grace cambiando de tema, coge el periódico y busca los clasificados para hacer una búsqueda. - ¿Has oído algo de Mark? - Pregunta Marlene levantando la vista del periódico. - Él y David pasaron unos días en la granja, tuvo tiempo para relajarse. – Le responde. - Espero que esté mejor. -  Cuenta su deseo. -  Regresa al trabajo el lunes y dice que está listo para volver a la medicina deportiva. – Ella deja de mirar el periódico.

Rebeca termina la reunión con su equipo. André se acerca a ella. - ¿El horario de otoño? - Pregunta mirándola con sus brillantes ojos verdes, él es un diseñador joven de procedencia francesa que ha probado su valor en numerosas ocasiones cuando LCL ha estado en un apuro. Su esbelta figura alta se alza sobre Rebecca mientras mira. - Estoy tan contento de tu regreso, honestamente todos te hemos echado de menos. – Dice con esa sonrisa que la encanta. - Y es bueno estar de vuelta, yo también he echado de menos esto. He estado trabajando en algunos nuevos bocetos y quería hablar contigo acerca de trabajar en algunas nuevas líneas de creación. - Ella le dice mientras se dirigen a su oficina. - ¿Café? - Sirve un par de tazas y se sientan frente a frente. - ¿Qué tienes en mente? – André siente curiosidad. - Me gustaría renovar la línea de trajes de baño y volver a equipar nuestra colección de accesorios. - Abre su bloc de bocetos y se los muestra. - Como siempre, me dejas impresionado. - Se ríe con satisfacción. - … y creo que las nuevas ideas siempre son útiles. - Le recuerda. - Eres demasiado amable. - suelta una risita mientras terminan de hablar. Hay un momento de silencio. - Me enteré de lo de Lizette. - Rebecca hace una mueca. - ¡Lo siento también! Pero tengo que preguntarte algo, André. – Le dice. - ¿Sabías algo de sus asuntos? - Baja la cabeza. - ¡Como siempre! Había rumores. No los creí hasta que asistí al seminario en Módena. Ella estaba con Carlos Gonzáles. - Gruñe Rebecca. – Director de la agencia de modelos Gonzales. - Barrunta negando con la cabeza. - Me acordé de él. Estoy recibiendo mensajes en mi cabeza, su nombre estaba en mi mente. -  Ella hace una mueca y él pregunta. - ¿Te acuerdas entonces? - Vuelve a colocar su taza de café en el platillo. - Mucho y luego pedazos. – Le mira a los ojos. - Pero sabía que iba a dejarla. - Piensa en Marlene. - ¡Bueno! Si lo tenías planeado, entonces eres muy buena guardando ese secreto. -  Dice él. “Si no fuera por el accidente.” Piensa ella, André la interrumpe. - ¡Sucedió! Ya sabes que ahora, ahora es el momento de volver a la tradición. - Terminan a hablar sobre los proyectos de LCL.
Rebecca se queda en su oficina, sentada delante de su mesa va jugando con el teclado del teléfono.  Desea escribirle a Marlene para saber cómo está, mira la hora con nerviosismo, no es demasiado tarde.  “Solo necesito saber cómo estás y asegurarme de que tuviste un viaje cómodo.”  Escribió antes de enviarlo, finalmente lo manda y empieza a dibujar esperando un mensaje de vuelta.  Ella continúa esbozando el diseño que había dibujado hábilmente, cuando suena un mensaje. “Espero que te encuentres bien, yo lo estoy, mi viaje ha sido tranquilo y empiezo a trabajar en unos días."  Rebecca sonríe rápidamente enviándosela de nuevo.  “Eso es bueno, espero que te mantengas en contacto" Le responde y se va de vuelta al bosquejo, Marlene devolvió un mensaje.  "No creo que sea una buena idea, fue doloroso cuando me fui y lo mejor para mí es seguir adelante. Te deseo toda la felicidad del mundo. Adiós." Le escribe, Rebecca lee y siente un dolor en su corazón, se le revuelve el estómago de tristeza. "Marlene” Susurra casi imperceptible. Se limpia los ojos de las lágrimas que se van formando, traga saliva y vuelve a su silla, sus pensamientos se llenan de culpabilidad. Elisabeth entra en su oficina. - ¡Hola! ¿Que te pasa? – Pregunta al ver la expresión de su rostro. Ella trata de poner buena cara. - ¿Qué sucede? - Se acerca a ella con preocupación. - Marlene, le envié un mensaje para ver cómo estaba y básicamente me pidió que no volviera a contactarla. - Se encogió de hombros y puso los ojos en blanco. – Una vez más la he herido profundamente, dios, sé que no quiero hacerlo y termino por conseguirlo de todas maneras. -  Pronuncia con energía. Elisabeth se sienta.  - Concéntrate en lo que tienes enfrente, las cosas se suavizarán, has de seguir adelante aquí o al menos eso es lo que me has dicho antes. - Le advierte con amabilidad. - Marlene necesita encontrarse a sí misma otra vez, no puedo cambiar eso y no voy a interferir. - Rebecca proclama.

- ¡Marlene! ¿Qué pasa? - Grace se sienta en el porche con ella, el viento fresco de esta tarde de otoño las envuelve. – Un mensaje de Rebecca, le dije que era mejor si no nos comunicábamos. - Baja la cabeza frotando la pantalla de su teléfono con el pulgar e inclinando la cabeza. - ¿Estás segura de que eso es lo que quieres? No puedes estar enojada con ella siempre, tomó una decisión que sentía que te beneficiaría a la larga y quién sabe, con el tiempo las cosas podrían cambiar. - Marlene suavemente la interpela. - Pensaba… Se supone que el amor era para conquistarlo todo. - Grace duda. - Sólo en los libros y las películas. - Hace que Marlene ría. - No creo que debas cortar toda comunicación, déjale una carta o una tarjeta de vez en cuando. – Ella le ofrece una alternativa. - ¡No sé! Necesito involucrarme más en mi trabajo ahora y no preocuparme por mi vida amorosa o las personas que he lastimado. – Asegura con solvencia. - ¿Estás contenta con el apartamento que has encontrado? - Grace curiosea cambiando de tema. - ¡Lo estoy! Y estoy lista para desempaquetar, solo hace falta encontrar tiempo para hacerlo. – Se expresa con entusiasmo. -  Puedes tomarte unos días antes de que comiences en tu nuevo trabajo. - Marlene sonrió. - Nunca te he dado las gracias. - Comenta. - ¿Por qué me lo dices? -  Grace le presta toda su atención. - Por estar ahí para mí, para comprenderme y mantenerme, siendo mi mejor amiga, no sé lo que haría sin ti y tu apoyo. Sé que lastimé a Mark y, si, vosotros dos estabais cerca pero ya hemos logrado pasarlo todo. – Le explica con afecto. - ¿Para qué son los mejores amigos? – Marlene siente que su amiga debe conocer cuáles son sus sentimientos. - Sí, estoy triste de que las cosas no hayan funcionado con Mark, pero es mejor saberlo ahora,  más adelante sería muy complicado, en el matrimonio o ante la posibilidad que pudieses estar embarazada. – Le expone seriamente. - Se está haciendo tarde, deberíamos empezar a pensar en la cena. - Grace le indica, la coge de la mano y tira de ella hacia arriba.

Rebecca y Elisabeth revisan los nuevos bocetos que había creado. - Me gustan estas ideas, no había pensado en renovar la fantasía húmeda y la colección de accesorios en diferentes versiones, es una gran idea. - Deposita los bocetos sobre el escritorio. - ¡Sí! Creo que los cambios siempre son necesarios para renovarse. - Contesta ella, pero, a Elisabeth le parece que Rebecca está algo lejos mentalmente. - Tómate tu tiempo, descansa y no trabajes demasiado. - Ella hace una mueca. - Simplemente no sé si he tomado la decisión correcta Elisabeth, no me siento tan bien por dentro con la insidia de haber conseguido lastimar a la mujer que amo. - Menciona suspirando y cerrando los ojos. – No te has rendido totalmente, como hablamos una vez. El día que recuperes toda tu memoria, en ese instante sabrás por qué querías encontrarla. - Rebecca rápidamente corta. - Ella no me quiere, he hecho un lío de cosas y sigo repitiendo los mismos errores una y otra vez, no voy a pedirle una segunda oportunidad. Nunca pensé que pudiera hacerla feliz, ella siempre tendría una duda persistente sobre mí, mis motivos o incluso lo que esté pensando la mayoría del tiempo, simplemente no puedo pasar por más sucesos desgarradores y traumáticos. - Balbucea en voz alta. - ¡Para Rebecca! - Elisabeth le gruñe con fuerza, la mirada de Rebecca es penetrante. - Estás en un momento de tu vida donde todo en tu mente es fresco y nuevo. Vas haciendo pasos a diario para recordar, no te sobrecargues, cálmate, debes de tener un plan, ¡Organízate! – Le espeta en una regañina. Rebecca se levanta. - Ya estoy cansada y si no te importa, tengo que ir a casa a descansar. - Recoge su bolso y su bloc de notas. – Te veré en la cena. - Añade mirando a Elisabeth con dudas sobre su futuro y sale.

Tristán entra en el comedor. - ¡Oh! No sabía que estabas en la ciudad. – Expresa Rebecca con sorpresa, mientras él se sienta a su lado. – Tengo una reunión del banco mañana en el centro. - Contesta con un ¡Hmmm! Ella coge comida de su plato. - ¿Elisabeth? - Mira a su alrededor. – En el estudio, llamada telefónica. – Responde en un tono hosco. - He oído que Marlene se ha ido a un nuevo trabajo en Estados Unidos. - Él pregunta con inocencia. - ¡Sí! Es lo mejor. - Le responde. - Rebecca no trates de engañarme. ¿Por qué esa cara tan larga? -  Él pone la mano en su hombro y ella le mirada extraña. - Nos encontramos antes de que se marchara. Quería que me fuera con ella, lo pensé, pero le dije que no que aún no estaba lista para una relación, que yo necesitaba redescubrir lo que había perdido y a donde podría llevarme este nuevo camino - Él escucha frotándose la cara. - ¿Cuál fue su respuesta? - Rebecca baja la cabeza. – No le sentó bien, creo que ella lo entiende, yo todavía amo a Lizette Tristán, no es tan fácil y no puedo simplemente unirme a ella todavía. Me dijo que no sería un rebote para mí. – Responde con un tono de amargura. - ¿La amas? Quiero decir, sé que en tu corazón ella siempre será el amor de tu vida, pero honestamente, yo sé que ella te ama y sé que no será tan fácil superar a Lizette, no lo tires por una tonta idea. – Concluye. Elisabeth se reúne con ellos para cenar.


martes, 20 de marzo de 2018

Episodio vigésimo noveno


Dejando ir


Rebecca empieza a trabajar antes de que Marlene llegue. Está preocupada de que Mark podría haberse enfrentado a ella, piensa en si o no comentarle algo sobre la conversación de la mañana. - ¡Hola! - Marlene saluda al entrar, casi la sorprende ensimismada en sus pensamientos. Grace la acompaña. - ¡Estás muy bien! – Le dice. Rebecca detiene la cinta de caminar. - Me siento mucho mejor, la rigidez que he tenido ya no es igual, noto que está cediendo. -  Responde ocultando la preocupación por Marlene. Grace prepara el gran balón y Rebecca se sienta para rodar el pie sobre él a un ritmo constante, Marlene rellena algo en una ficha ajena a ellas dos.  Rebecca le pide a Grace que se acerque. - ¿Puedo hablar contigo en privado? - Grace frunce el ceño. - ¡Si, claro! ¿Cuándo? - Rebecca mira hacia Marlene que tiene la vista fija en su ficha mientras anota. – Mas tarde, cuando Marlene esté ocupada con otros pacientes. - Ella asiente con la cabeza. - Te daré mi número antes de que salgamos, te hago una llamada y podemos vernos. -  Se arreglan a espaldas de Marlene. Al acabar la sesión. - Tengo otros dos casos después del almuerzo. -  Marlene menciona al salir del castillo, Grace desliza su número a Rebecca que asiente con la cabeza en señal de aceptación.

Ya en el apartamento almuerzan relajadas y haciendo risas. - ¿Vas a venir conmigo esta tarde? - Le pregunta a Grace. - ¡No! Ve tu sola, tengo que empacar y creo que me echaré una siesta. – Le sonríe. Marlene se marcha. Poco después suena su teléfono celular. - ¡Rebecca! ¿Puedes venir al apartamento? -  Le pregunta. - Estaré ahí en breve. - Grace se pregunta acerca de qué quiere hablar con ella.
Rebecca hace sonar el timbre, Grace respondió de inmediato. – Adelante. - Entra mirando a su alrededor, duda si Marlene pudiera estar allí. – Gracias por cederme tiempo para hablar. - Grace le ofrece sentarse en el sofá. – Me pareció que estabas molesta. – Le dice mientras toman asiento. - Mark vino a verme esta mañana. - Ella traga saliva para limpiar su garganta, Grace pone cara de sorpresa. - ¡Oh! ¿Qué te dijo? – Rebecca va directa al asunto. - Me dio la impresión que él cree que tengo una especie de influencia sobre Marlene, me pidió que me alejara de ella. – Baja los hombros mirando a Grace. - ¿Y qué le respondiste? - Rebecca baja un instante la cabeza y vuelve a mirarla. -  Le dije que Marlene era una mujer capaz de tomar sus propias decisiones y que no podía detenerla. - Grace arquea la ceja. - Él parece pensar que puede llevar a Marlene de vuelta a New Haven. – Le da su impresión. - No me sorprende y me preocupa, intenté razonar con él, pero estaba hasta ilusionado. – Le dice. - Me temo que en el fondo está realmente enojado y lo intentará. Ella ya le tenía miedo. – Le cuenta Rebecca con emoción. - Puedo estar allí para ella, no me voy a mudar a New Port de inmediato, tengo negocios familiares que atender, pero estaré a  su lado cuando me necesite. – Grace la tranquiliza. - Marlene me contó sobre la oferta de trabajo. -  Rebecca comenta. - Gracias por darte cuenta de su talento. - Sonríe Grace. -  Está muy dotada y preparada. Sería un excelente miembro para mi equipo. -  Añade con amabilidad. - Le dije que debería aceptar el trabajo, es lo que realmente quiere, Marlene luchó durante mucho tiempo por tener una carrera, estoy realmente triste porque lo que realmente amaba era cantar y nunca más volverá a hacerlo. - Explica Rebecca. - Supongo que no te has comprometido. -  Rebecca interrumpe. - ¡No! En realidad, creo que dependerá de sus decisiones, no le he dicho nada positivo, es algo que debe enfrentar ella. Estoy preocupada. - Grace suspira profundo y baja la vista. - ¿Cómo te sientes acerca de ella? - Rebecca frunce los labios. – La amo, Grace, siempre la he amado, ella es parte importante de mi pasado y tuve un futuro con otra persona hasta el accidente, me perdí en el camino, yo… - Implora, hace una pausa y continúa.  - Necesito recuperar cosas y necesito mi cabeza para pensar con claridad. Marlene me preguntó qué quería hacer, ahora que estoy de vuelta en mi realidad y he recuperado mi memoria, quiero volver a LCL a tiempo completo, trabajar con mi equipo, dirigir el negocio en diferentes trayectorias. – Habla con seguridad de lo que quiere. - ¿Cuál fue su respuesta? – Ella, a su vez, le pregunta con interés. - Estaba preocupada porque sabe de primera mano lo que sufrí tratando de mantener nuestro negocio a flote, eso y tratar con mi familia, nos destruyó literalmente, pero las cosas ahora son diferentes, el negocio está haciendo su mejor esfuerzo en años. He trabajado duro, pero los dos últimos años he estado en el asiento trasero de todo, no podía funcionar físicamente y mentalmente era un desafío. - Añade con franqueza compartiendo su historia con Grace. - Puedo ver la necesidad de que vuelvas a lo que amas, Marlene dijo que era tu vida, tengo que preguntarte esto. ¿Dijiste que ibas a ir a buscarla? - Grace espera una respuesta. - ¡Lo hice! Recordé que quería tenerla cerca otra vez y ver si había alguna posibilidad para nosotras, una segunda oportunidad. – Responde sin dudarlo. - ¿Y cómo te sientes al respecto ahora? Obviamente has estado en contacto íntimo con ella y compartido tiempo juntas. - Rebecca se sorprende un poco que ella supiera de ese contacto. - ¿Así que ella te dijo? -  Grace se ríe. - ¡Por supuesto! Tuve que sacárselo, me di cuenta pronto que había algo entre vosotras dos. - Le aclara con una sonrisa. - Supongo que la pregunta es obvia. ¿De verdad piensas pasar la vida con ella? - Rebecca hizo una mueca ante su pregunta. - Aún no estoy segura, pero por favor no le digas eso, no quiero quebrar sus esperanzas sobre un futuro conmigo, no estoy muy segura de mí misma y aunque me encanta que las cosas sean diferentes ahora, necesito recuperar todo lo que he perdido como lo hizo ella, cuando decidió que necesitaba un cambio en su vida, Mark es su esposo y necesita tiempo para sanar de esta separación. - Rebecca se expresa en un tono algo doliente. - Sé que Marlene está enamorada de ti, ella me lo ha dicho, pero también me dijo que no sería un rebote, que en su corazón sentía que necesitabas superar a Lizette. - Hay silencio entre ambas, Rebecca retoma lo que ha dicho. - Todavía guardo algo de mi relación con Lizette. También necesito superarlo. Quiero decir que estaba tan enojada cuando me enteré de su trampa y luego cuando tuve el accidente, ella no se comportó con limpieza. – Le argumenta. Grace la detiene. - Puedo entenderte Rebecca, pero decidiste ir a buscar a Marlene, de todos modos, ibas a terminar con ella. – Le expresa con decisión. - Lo sé, pero eso no cambia el hecho de que la amo y siempre la amaré, pero no pienso llevarla de vuelta al sufrimiento que tuvimos, eso ha terminado, solo sé que debo seguir adelante. -  Habla con tristeza sabiendo lo que se avecina. - Entonces tienes mucho en qué pensar y una decisión que tomar. - Le dijo Grace. - No quiero lastimar a Marlene, no podía soportarlo ahora, todo lo que ella está esperando es mi amor y yo deseo entregarlo, pero debo ser yo misma, debo encontrarme también. - Rebecca se calla. Nada mas se habla ambas intercambian saludos de adiós. - Tengo que irme. -  Rebecca afirma. - ¡Por favor! Mantente en contacto. -  Grace le ordena con afecto. Rebecca llega a la puerta, Grace la ve salir con sus pensamientos sobre Marlene.



Marlene y Rebecca caminan de la mano por el camino hacia el arroyo que bordea Königsbrunn.  - ¿Estás segura? - Rebecca la envuelve con sus brazos. -  Estoy tan segura como siempre lo estaré. - Suspira y besa a Rebecca. - Pero volveré dentro de una semana o así, tengo cabos sueltos que ordenar aquí. – Le contesta ella. - Me preocupo por ti Marlene. - Le implora. - Grace estará allí y Mark sabe que esto es lo correcto para los dos. -  Trata de calmarla y quitarle esos miedos. - ¡Marlene! Me temo que intente convencerte, él te ama y si él siente que tiene alguna posibilidad luchará por ello. - Mira a Rebecca sin expresión alguna en su mirada. - ¡No lo amo! No soy capaz de verlo feliz sabiendo cómo me siento y su comportamiento. - Hace una mueca de dolor. Guardan silencio y continúan caminando. – Voy a regresar a tiempo completo a LCL la próxima semana, he pasado los últimos días preparándome para algunas ideas nuevas, quiero moverlo en una dirección completamente nueva. - Marlene baja la euforia de Rebecca. – Si haces eso, sé que te estresarás. - Rebecca se aparta el pelo de la cara. - No tengo interferencias, Tanja, Tristán, Elisabeth o Sebastián ya no son un peligro. – Le responde con seguridad. - Estoy haciendo y sé cómo tomar las riendas, estaré bien. - Le besa la mejilla y la abraza. – Yo también tengo que tomar decisiones. -  Apunta Marlene. - ¡Sí! Deberás hacerlo. Y apoyo cualquier decisión que tomes, es importante que pienses en ti Marlene y en nadie más. Debes luchar por lo que has trabajado tan duro, y llegar a donde estás. – Rebecca infunde ánimo a Marlene. - Es lo que siempre quise. Y es cierto lo que dices, pero te quiero a mi lado. - Le transmite con firmeza. - Cuando regreses, hablaremos. -  La acompaña hasta su auto frente al castillo. - ¡Cuídate! - Rebecca la besa antes de subir al automóvil.  Marlene conduce el vehículo mientras Rebecca mueve su mano con señas de tristeza por su partida, el dolor la abruma en este momento.



Mark y Marlene se encuentran en la antesala del tribunal de familia. - ¿Estás segura? – Él pregunta en un tono tranquilo, Grace se aferra al brazo de Marlene. - Estoy segura de que esto es lo mejor, para mí y para ti, que ambos podamos movernos con libertad. - Él pone una mirada de descontento. - No quiero discutir y este no es lugar ni momento para hablar. -  Grace se aclara la garganta. - Estoy aquí con los dos como apoyo moral, por favor no discutan. - Recalca recordándoles dónde estaban. La miran y entran en la sala del tribunal.  El abogado de Mark pregunta primero. - ¡Sra. Blair! Asumo que ha leído todos los documentos. – Ella responde con celeridad. - Lo he hecho. Nada que objetar. - Se sientan en las sillas de las mesas del tribunal. El juez aparece y entabla conversación con ellos sobre lo tecnicismos del proceso. Firman los documentos y parten en silencio. - ¿Hay algo más? - Marlene pregunta al abogado. - ¡No! - Responde cortante y seco, sin argumentos. - Facilitó mi trabajo, la mayoría de las mujeres quieren obtener todo lo que puedan de sus maridos. Usted lo ha hecho fácil. - Frunce el ceño con modestia. - Yo solo necesito lo justo, es lo que he obtenido. Una separación limpia. Ahora soy libre para seguir adelante con mi vida. -  El abogado asiente con la cabeza y cierra su maletín y abandona la habitación. - Sé que es difícil. ¿Estás segura de que estás bien? -  Grace pregunta. - ¡Si! ¡Lo estoy! Solo necesito algo de tiempo a solas. - Grace la conduce de regreso a su apartamento. – Me tengo que ir, debo terminar de recoger mi oficina, David volverá tarde esta noche. Regreso dentro de un rato. -  Se despide. Grace la deja en el apartamento, Marlene sube lentamente las escaleras y entra en la habitación de invitados. Se echa sobre la cama y le envía un mensaje a Rebecca. Sabe lo tarde que es allí, pero quiere que conozca de su mano, que la tarea estaba hecha y ella era una vez más una mujer libre.



A la mañana siguiente Marlene es despertada de un sueño profundo por el timbre de la puerta que la levanta confusa sin saber dónde está. Se quita el pelo de la cara, se calza las zapatillas y baja las escaleras abrochándose la bata. abre la puerta acelerada. - ¡Mark! ¿Qué haces aquí? – No está dispuesta a dejarlo entrar.  - Sólo quería hablar, sólo un momento, por favor. - Le suplica. – No tenemos nada de lo que hablar, ya no estamos casados y no me debes nada. – Explica con claridad. Pero le deja entrar. - ¡Rebecca! ¿Te dijo que le hice una visita? – Mark le pregunta.  Marlene se muestra sorprendida y niega con la cabeza. - ¡No! No, no lo hizo. - Ella dice molesta. - ¿Qué le dijiste exactamente? - Se agarra la mandíbula con fuerza esperando su respuesta. - Le pedí que se alejara de ti. Que aún podíamos tener una oportunidad cuando regresaras aquí. -  Ella pone los ojos en blanco. - Realmente Mark…-  Le regaña. - ¡Marlene! Entiendo que ella es lo que estaba en nuestro camino, te amo y quiero una vida contigo. - Ella camina hasta mirarle cara a cara directamente. - Ella no es el único problema que tuvimos, no has sido realista, actuaste con egoísmo y poco dispuesto a comprender que las cosas no eran como tú querías. - Tartamudea él baja la cabeza. – Quise hablarlo antes de la anulación, que podríamos empezar por aquí pero David y Grace me convencieron de que no lo hiciera, que eso causaría problemas y…- Deja de hablar conteniendo la respiración.  - Simplemente te pierdo, no recuperaremos lo que solíamos tener. - Una lágrima gotea por su rostro. - ¡Se acabó! ¡Por favor! Vete y deja de tratar de convencerme de nada, no pienses que me siento culpable, ninguno de los dos seríamos felices y lo sabes. – Él sale caminando por la puerta. - ¡Adiós Marlene! – Se despide sin volver la espalda y cierra la puerta.



Marlene entra por las puertas de la recepción del hospital. Grace la espera apoyada en el mostrador de recepción. - ¡Wow! Esto es bonito, es toda una obra de arte. - Su sonrisa calienta el ánimo de Grace. - Ven por aquí. - Le enseña todas las instalaciones. Al terminar almuerzan en la cafetería. - ¡Entonces! ¿Qué piensas? - Grace pregunta con entusiasmo. - Me gusta mucho, ¿Has contratado más fisioterapeutas? - Marlene pregunta con curiosidad. - ¡Sí! Un joven recién salido de la escuela, empezará la próxima semana. – Satisface su indagación. - He visitado ayer la ciudad y me encanta lo pintoresca que es. – Le dice y toma un sorbo de café. - David y yo no hemos decidido todavía entre un apartamento o una casa de campo que nos gusta cerca de la playa que hemos alquilado. Me gustaría que vivieras con nosotros mientras estés aquí. - Se ofrece Grace. - ¡Gracias! Pero yo… estaré volando a primera hora de la mañana, tengo que cerrar el apartamento de mi padre y ver a Rebecca. - Grace frunce el ceño. - ¿Qué vas a hacer? -  Le pregunta en un tono serio. - Voy a estudiar tu oferta, quiero decir: ¿Cómo puedo dejarla pasar? Me encanta lo que he visto hasta ahora y necesito convencer a Rebecca. - Grace la abraza con entusiasmo. - David estará eufórico y yo puedo decir lo mismo.-  Le dice su amiga. - Espero que esto me haga feliz a mí y que Rebecca se sienta igual. - Ella expresa con brillo en los ojos. - Ahora, si me perdonas, todavía quedan algunas cosas que quiero ver en la ciudad. - Le acaricia la mejilla a Grace con los dedos. - Te llamaré cuando vuelva. – Grace la acompaña a la puerta y Marlene se marcha. Grace se siente satisfecha pues tiene la sensación de que ella finalmente regresará.



Marlene entra en un apartamento muy silencioso y oscuro, deja su equipaje detrás de la puerta principal y se dirige a la ducha. Necesita descansar para relajarse y dormir bien antes de reunirse con Rebecca por la mañana.
A la mañana siguiente se sacude somnolienta de un sueño prolongado que necesitaba para adaptarse al cambio de horario. Una vez vestida envía un mensaje a Rebecca. Se citan en el castillo. - ¡Buenos días! – Le dice al tiempo que se besan con dulzura. Marlene arroja su bolso al sofá envolviendo sus brazos alrededor la cintura de Rebecca. - Te he echado de menos. – Rebecca juguetea con un mechón de su cabello girándolo con sus dedos. - Y yo te he extrañado mucho. -  Marlene la empuja hacia el sofá y se echan en él. La vuelve a besar de nuevo con romanticismo. - ¿Por qué no me dijiste que Mark vino a verte? – Le pregunta con incógnita. – No quería molestarte y le dije que eras una mujer capaz de tomar tus propias decisiones. Confío en que todo salió bien. – Rebecca se justifica con amorosa actitud hacia Marlene. - De hecho, él no intentó convencerme de lo decidido hasta después de que firmamos los documentos, pero, soy libre, libre para ser yo, hacer lo que quiera. -  Sonríe ampliamente. - Sé que Grace estuvo allí para ti, me prometió que lo haría, realmente la preocupé mucho. - Marlene ahueca la cara de Rebecca en su mano.  - He tenido algo de tiempo para pensar y descansar. – Empieza a hablar. – He pensado en aceptar la oferta de Grace, es todo lo que puedo desear y más.  - Rebecca se frota la nariz contra la de Marlene. - Estoy muy feliz por ti, es una decisión muy acertada, progresarás en tu carrera. – Rebecca le dice en un tono bajo. Marlene toma la palabra de nuevo. – Rebecca quiero preguntarte algo importante. - Estrecha su mano en la de ella.  - ¡Ven conmigo! Ponte a mi lado, te amo y tú también me quieres, por favor di que sí. -  Le suplica ligeramente, Rebecca respira profundamente y lo exhala el aire despacio. - ¡Marlene! Me encantas, y te amo, nunca lo dudes, significa mucho para mí pero yo… aún no estoy lista para un compromiso. - Marlene se muerde el labio inferior mientras ella continúa con su justificación. - ¡Por favor! Trata de entender que nuestras vidas son diferentes ahora. ¿Recuerdas cuando decidiste dejar el dolor y el desconsuelo que ambas sufrimos? No podía hacerte feliz, lo intenté, simplemente no pude y necesitabas encontrarte a ti misma, ambos sabemos cómo lo necesitabas para prosperar y para convertirte en quien eres hoy.  No quiero quitarte eso. – Le explica a Marlene, que va llorando al oírla. - ¡Rebecca! Creo que podría ser feliz contigo, si quieres otra oportunidad. - Rebeca pone los dedos en los labios de Marlene. - Podría ayudarte a recuperar tu memoria. – Rebecca no quiere decirlo, pero ha de ser sincera con el amor de su vida. - Cuando pienso en ello, todavía amo a Lizette - Le dice en un tono más serio. - Sería una tontería pensar que no entiendo que creías que ella sería la única. – Le explica con su corazón latiendo rápido. - Eres demasiado amable. - Bromea Rebecca y de nuevo se queda callada, pensativa.  - ¡Si te dijera que sí!  ¿Qué pasaría si después no pudiéramos ser felices? Sería injusto para las dos. – Con su mano acaricia el rostro de Marlene. - Así que el tiempo que hemos pasado juntos, ¿No significa nada para ti? - Marlene sondea a Rebecca. – Ha significado más de lo que puedas imaginar, pero necesito redescubrir quién soy y tengo tantas cosas que atender, retomar el rumbo, mi trabajo está esperando y quiero ver a dónde me llevará. - Marlene niega con la cabeza. - ¡Lo siento! Pensé que querías pasar nuestras vidas juntas, dime algo Rebecca, te he dicho muchas veces que estoy enamorada de ti, pero nunca me has respondido realmente. ¿Te lo dije en vano? - La cuestionó severamente. – ¡Nunca! Simplemente no estoy lista o realmente segura para enfrentarme a un compromiso, no quiero arriesgar ninguna esperanza que pudieras tener Marlene. - Rebecca la consuela. - Deberías estar feliz de que tengas un camino fantástico por delante. Sé que esto no me será fácil dejarlo, es de las cosas más difíciles que he tenido que hacer, solo quiero lo mejor para ti. - Ella la abraza. Marlene recoge su bolso y la deja sin decir una palabra de la angustia que siente en este momento.

viernes, 16 de marzo de 2018

Episodio vigésimo octavo


Sacrificios dolorosos

Marlene recoge a Grace en la puerta del hospital. Ella puede ver la mirada espantada y la piel pálida en el rostro de su amiga cuando sube al coche. - ¿Estás bien? - Le pregunta cogiéndola por el brazo. - ¡No! No lo estoy, Mark está confuso y muy arrogante de la situación contigo, él te quiere de vuelta, pero con sus condiciones, yo simplemente no lo entiendo. -  Ella busca en sus razones algo de coherencia, pero no la haya. Hay silencio entre las dos hasta que llegan al apartamento. Marlene sirve sendas copas de vino y se sientan en el sofá. - ¡Lo siento, Grace!  Sé lo que sientes por él, vuestra amistad. - Le expresa dulce. Grace deposita su vaso en la mesa. - Estoy sorprendida por su comportamiento, por su total carencia de autocontrol cuando habla de ti, está enojado y en despropósito con la realidad. – Pone la mano en su frente. - Yo deseaba que las cosas fueran diferentes. No tenía ni idea de que una vez casados, fuese a ser tan controlador e impredecible. - Grace deja escapar un suspiro. - ¿Hay alguna posibilidad de que todo sea un reproche hacia ti? - Marlene la mira con extrañeza. - ¿Estás hablando en serio? No, no lo hay y si hubiera sabido lo que sé ahora, entonces nos habríamos ido por caminos separados, no habría habido un matrimonio. - Ella responde con hastío. - No sé por qué incluso he hecho esa pregunta. No tiene sentido - Intenta sonreír. - Mark nunca estará contento conmigo, estamos más allá de eso, no confía en mí y tiene buenas razones para no hacerlo, no puedo contarle nada más sobre el asunto hasta que esté anulado nuestro matrimonio. - Marlene habla con realismo. - Entiendo que la separación es probablemente lo mejor. – Grace afirma ahora el pensamiento de su amiga, le da la razón y aprueba la salida. - Solo que en mi corazón sé que él te ama y en algún lugar del tuyo todavía lo amas. -  Ella le dirige una mirada. Marlene mira al infinito haciendo una mueca.  - No he tenido más que mala suerte cuando se trata de una vida amorosa, pero con Rebecca fue diferente, nunca he amado a nadie de la manera que amo. -  Dice volcando su corazón. - He pensado en una segunda oportunidad con ella, quiero trabajar en reavivar lo que teníamos. - Inclina la cabeza - Pero sé en mi corazón que no será fácil, tengo que tener en cuenta toda la agonía que ha pasado, la desconfianza con Lizette y no quiero ser un rebote para ella, no puedo, ella debe darse cuenta de que Lizette fue un error y debe superarla. - Grace aclara su panorama con una pregunta. - ¿Qué va a pasar si ella no quiere una relación romántica contigo? ¿Has pensado en eso? La posibilidad de que no quiera una segunda oportunidad. – Marlene la mira inexpresiva.  - No puedo detenerme en eso. Tengo que mantenerme positiva y esperar que se dé cuenta más pronto que tarde de sus errores. - Grace piensa un momento. - ¿Te quedarás aquí? Es tu casa, aunque los recuerdos sean malos, o quizás quieras estar sola. – Se interesa por su futuro inmediato. - Basta de hablar de mí, oí las buenas noticias de David. -  Grace sonríe. - Y tú, tendrás la sala de terapia en un abrir y cerrar de ojos. - Ambas se ríen. – Triste de alguna manera, nunca quise salir de New Haven por mi familia, pero esta es una oportunidad de toda una vida para David y sé lo duro que ha trabajado y se lo merece Marlene. – Se expresa con entusiasmo. - Quiero que pienses algo. – Llama su atención. - ¿Qué? - Marlene encuentra su expresión extraña. - Voy a tomar posesión el mes que viene y me gustaría que consideres trabajar para mí. David y yo hicimos una gira por el hospital, New Port Memorial, hace dos semanas, David está trabajando en la construcción de su equipo y me sugirió que empiece a hacer lo mismo, que sería perfecto y que amaría New Port, la costa, la hermosa ciudad, Rhode Island es magnífica, podríamos pasar el tiempo en Nantucket. - Marlene sueña con un lugar en la playa.  - Y no está lejos de Nueva York, Boston, los teatros, tiendas. - Grace chasquea los dedos sacando a Marlene de su aturdimiento. - ¿De verdad que quieres que trabaje para ti? - Marlene frunce el ceño y pregunta. - Es un hospital nuevo y todo será a partir de cero, podrías ser tan feliz allí. Rebecca podría ser atraída a visitar, quédate como dije que no está tan lejos de Nantucket.  - Grace le recuerda que trata de mantener la conversación positiva. Marlene permanece callada y comienza a pensar en la propuesta de Grace. - Cuando vaya a New Haven, iré a visitarte, veremos qué pasa. – Le comenta. – Es todo lo que pueda soñar, un refugio seguro lejos de todas las cosas malas que lo han plagado últimamente, podrías ejecutar tu propio programa de yoga. - Suelta una risita. - Es mucho a considerar, no sé si me quedaré aquí, especialmente si las cosas no funcionan con Rebecca. - Grace gruñe con ligereza.  - Hay algo que deberías pensar Marlene y esto te da la oportunidad de hacer una vida para ti y para tu carrera. ¿No es eso lo que siempre has querido? Tu eres fuerte, vibrante y talentosa. ¿Porqué crees que esto no es lo que Rebecca quiere? Le estás pidiendo mucho, todavía tiene que recuperarse. -  Marlene escucha sus palabras y se sirve otra bebida, dejando que los efectos calmantes del vino la relajen.



- ¡Buenos días! - Saluda Marlene con cierta alegría al ver a Mark en el pasillo de la sala de rehabilitación. - ¡Buenos días! – Murmura él. - ¿Podemos hablar? - Pregunta mientras se sientan en la sala de espera. – Me marcho el sábado, le he dicho al doctor Kessler que permanecerías aquí por un tiempo, pero que no sabía cuáles eran tus planes, de trabajo por supuesto. - Él hace una mueca de mirarla a los ojos. - No he decidido nada aún, pero gracias por comentárselo. No hemos tenido oportunidad de hablar. -  Ella sonríe levemente tratando de mantener su compostura. - He programado una cita con un abogado para tramitar el divorcio. - Le comenta. - Estaré allí en unas pocas semanas. - Añade levantándose de la silla. - Tengo trabajo, hablaremos más tarde. - Ella salió dejándole reflexionar sobre todas las cosas que han salido mal en su matrimonio. Las fosas nasales le brillan cuando piensa en Rebecca y su pasado con Marlene. Se tranquiliza dándose cuenta de que Rebecca era sólo una parte del problema y él necesita recoger y averiguar donde lo llevará el camino en su vida. - ¡Mark! - Le grita Grace, de pronto se acuerda de lo grosera que fue su actitud con que la trató el día anterior. - Me quedaré unos días, Marlene me dijo que te irás pronto. - Él asiente y la abraza. - ¡Sí! Hablé con David, él me ofreció que pasara un poco de tiempo en la granja de sus padres después de que regrese. - Grace sonríe y siente algo de alivio hacia él. - Quería disculparme por mi grosería de ayer, simplemente no he sido yo mismo. Sabes que la amo. ¿Qué haré? – Vuelve a sentarse frotándose la cara. - Continuarás, no harás que el mundo esté esperando al talentoso Dr. Mark Blair. – Le suelta una risita tonta aliviando su tensión.  He de terminar de empacar mis cosas. - Le extiende la mano a su mejilla. -  Te veré pronto. -  Sonríe y se aleja con paso cansino.



Marlene y Grace recogen unos bocadillos y se dirigen de nuevo al apartamento, el teléfono de Marlene suena, un mensaje de Rebecca. “¿Tienes un rato para vernos?”  Lo lee con un solo vistazo y aprieta con fuerza su mano. - ¿Rebecca? - Grace pregunta. - ¡Sí! - Responde sincera. - Después de este bocadillo, voy a relajarme, subiré a dormir la siesta, así que mientras tu deberías contarle sobre tu oferta de trabajo. - Ella le guiña un ojo. Terminan los sándwiches, Marlene se da una ducha, se viste cómodamente y se dirige al castillo. Golpea con impaciencia la puerta, Rebecca responde y la deja entrar. - ¿Estás bien? - Rebecca pregunta ofreciéndole una copa de vino que ella acepta. - Mark se va el sábado, supongo que la realidad me afectará cuando ya esté sola. - Expresa sentada en el sofá. - ¿Has sabido alguna cosa de Lizette? - Marlene sondea, Rebecca frunce el ceño. - ¡No! Pero estoy casi segura que volverá a Düsseldorf y pedirá perdón. - Le responde. - Debe ser difícil, ha sido parte de tu vida durante mucho tiempo, apartarla después de saber lo que te hizo, te engañó intencionalmente, te lastimó una y otra vez, era lo más razonable. - Rebecca niega con la cabeza. - ¡Basta de Lizette! ¿Cómo estás realmente? – Marlene deja el vaso y se agarra las manos. - ¡Estoy bien! Grace ha estado aquí para mí, de apoyo. Mark empieza a ser racional y comenzará los procedimientos de anulación con su abogado la próxima semana. -  Rebecca la mira. - ¿Quieres…? ¿Tienes que volver a New Haven? - Hay un momento de silencio. - ¡Sí! Tendré que firmar el papeleo y tomar algunas decisiones. - Apoya su cabeza contra el sofá. - ¿Volverás aquí? – Siente inquietud. - ¡No lo sé! - Respondió mientras con su dedo traza el contorno del sofá. - Grace y David han aceptado nuevas posiciones en New Port, Rhode Island, hay un nuevo hospital y David será el jefe del equipo quirúrgico y Grace el departamento de fisioterapia, me ha ofrecido un trabajo. - Rebecca la miró pensativa. - ¡Oh! Ya veo ¿Aceptarás? - Ella preguntó nerviosamente. - No lo sabré hasta que visite el hospital y eche un vistazo a la ciudad. Entonces tomaré una decisión. – Marlene es honesta en su contestación. - Realmente no hay nada que te detenga, esto es lo que tú has querido durante mucho tiempo, una carrera y una oportunidad de mostrarte a ti misma. - Rebecca manifiesta bebiendo su vino. - Volveré aquí después del divorcio y debo dejar arreglado el apartamento, papá se quedará en Hannover con Dana y Hagen hasta la próxima primavera, Tommy hará su educación allí. - Ella le narra lo inmediato. - ¿Has decidido qué vas a hacer? - Marlene pregunta con angustia sobre lo que Rebecca podría decir. – Necesito a LCL, he estado fuera demasiado tiempo y estoy pensando en orientarlo en otras direcciones, hemos tenido éxito hasta ahora, pero conoces mi determinación y manejo. - Se ríe un poco. Marlene se siente triste porque creía que Rebecca era una persona cambiada y no permitiría que LCL la gobernara como lo hizo en su vida anterior. -  Entonces, volverás al trabajo. A esa rutina en la que estabas atrapada. – Le dice inflexible. - Marlene, tengo tantas cosas que ponerme al día, por favor no seas así. – Ella se expresa en voz alta. - Te amo, Rebecca y yo… simplemente lo vuelves a hacer, pasas por todo ese estrés otra vez. - Marlene se acerca tomando a Rebecca en brazos, su mentón descansó sobre su hombro. - Las cosas eran diferentes antes, Tanya se ha ido, ahora yo estoy al cargo. - Sonríe pasando sus dedos por los mechones del cabello de Marlene, que lentamente echa los ojos a los labios de Rebecca, le posa el dedo índice y percibe que Rebecca siente el calor que sube por su piel. La mirada es toda una declaración. - ¡Buena idea Marlene! - Rebecca susurra con sus ojos aún paralizados en Marlene.  - ¡Hmmm! Todo lo que puedo pensar ahora es en besarte. -  Responde quitándole el dedo del labio y sus labios ciegan los de Rebecca besándola con pasión. Sus lenguas exploran mutuamente enlazadas. Sin despegar el contacto se oye… - Llévame a la cama. - Le ruega Marlene. - No sé si hacerlo. - Bromea Rebecca en voz baja hablándole de nuevo. – Tu sabor es tan dulce. - Gime y luego se levanta y toma a Marlene de la mano, atrayéndola hacia ella. - ¡Te quiero! Te quiero tanto. – Marlene mira a sus ojos para adorarla. Poco a poco comienzan a desprenderse de la ropa de Marlene. La camisa, el pantalón y la ropa interior hasta que se queda allí desnuda.  - ¡Sólo quiero mirarte! ¡Eres tan bella! - Rebecca le expresa con cariño, recorre con sus manos la longitud de sus brazos y toma sus manos. - Y sólo quiero hacerte el amor. – Le dice en voz templada al oído sonriendo. Rebecca tira de las sábanas y abre la cama.  Marlene se acuesta contemplando como Rebecca se quita pausadamente la ropa, la acoge con sus manos abrazándola. La sujeta por la espalda y besa en profundidad su boca no dejando que escape una gota de aire. - Esto es maravilloso y sienta tan bien, tan bien. - Susurra mientras con su lengua juega en el interior de su novia. Rebecca permanece en silencio, con su boca traza el contorno de los labios de Marlene, baja después al pecho que ella besa erizando su piel. Con los dedos acaricia el abdomen, con suave tacto crea una pasión erótica. Va besando y trazando curvas alrededor del ombligo. Su mano y sus dedos encuentran el punto más sensible y acarician de aquella manera en su intimidad enviando a Marlene al clímax. Rebecca no se detiene ahí, mueve sus labios hacia el montículo saboreando su dulzura y gimiendo de placer. Marlene acerca a Rebecca de nuevo para que la bese apasionada. Aún lleva el sujetador de encaje, ella lo desabrocha y lo arroja al suelo. Toma su pecho entre sus labios. Rebecca gime en voz alta.  - ¡Por favor no te detengas! - Empuja la cabeza de Marlene más cerca pasando sus dedos por el cabello. La mano de Marlene encuentra el camino hasta el botón superior de su interior deslizando sus dedos dentro de ella apoyada en el montículo, se retuercen sus caderas en un deseo caliente, Rebecca se ofrece mientras Marlene pasa sus labios entre sus muslos provocando a Rebecca el espasmo intenso del máximo placer. Se detienen exhaustas respirando con profundidad. - ¿Estás bien? - Marlene pregunta en un susurro de sus labios tocando en el lado de la cara de Rebecca dulce beso. - Estoy muy bien, solo pensando y disfrutando el silencio, me agotas, sabes. - Le dice con todo el cariño. - Me encanta estar aquí contigo, en la cama como si fuéramos las únicas dos personas en el mundo. - Aprieta con fuerza a Rebecca con sus brazos. - Me he perdido tanto esto, sosteniéndome en tus brazos. - Marlene se ríe besando el lado de su rostro otra vez. -  ¡El sexo! – Exclama ruidosa. Rebecca rueda sobre su costado y la mira. - ¡Dime! ¿Ha habido otra mujer mientras vivías en New Haven? - Marlene suspira con suavidad. - Una vez, una estudiante, ella era hermosa y más joven que yo, éramos compañeras de laboratorio, no sabía nada de mi pasado, pero de alguna manera ella era un revulsivo para mí, pero era escrupulosa y tímida. Solo tuvimos sexo una vez, se fue después de ese semestre. - Rebecca pareció sorprendida. - ¿Así que la conociste antes de Mark pero no trataste de mantener una relación con ella? -Marlene sonrió. – Fue un día de copas en un bar y bebimos un poco de más,  una cosa llevó a la otra y me desperté a la mañana siguiente con ella acostada en mi cama, desnuda y todo lo que podía pensar era… - Se detiene mirando la expresión en el rostro de Rebecca. - No quería que otra mujer te siguiera, no te amaba porque eras una mujer sino porque eras la persona de quien estoy enamorada. -   Le razona en un tono simple. Rebecca casi se ruboriza cuando comienza a contar algo de su historia. - No podía creer que en realidad estuviera conectada con un hombre. - Rebecca comienza a hablar entornando los ojos. - No podía revivir lo que teníamos en ese momento con otra mujer, simplemente no funcionaba, salí con unas cuantas mujeres pero sobre todo por el sexo y no por el día a día, ah miel, beso, beso, situación. -  Ella se ríe al hablar. - Tim se preocupó por mí y fue una buena relación al principio, pero realmente no lo amaba ni me sentía cómoda, su pasado era un problema y realmente no tenía futuro. -  Marlene escucha con entereza. - Sé lo que quieres decir, yo también estaba perdida e insegura de cosas mi compañera de laboratorio era curiosa y ella me atraía, pero ella estaba muy asustada.  Mark apareció un día y me dejé ir, me encantó y me adulaba, decía lo grande que era. -  Cierra los ojos pensando en él. - Nuestras vidas parecen haber girado y evolucionado. – Rebecca hace una mueca de dolor. -  Y aquí estamos de vuelta a donde deberíamos estar. - Añade Marlene. - Debería irme, Grace probablemente se está preguntando qué me ha pasado. - Se levanta de la cama, y se pone la ropa interior. Rebecca la agarra por la cintura. - Quédate, por un rato más, por favor. – Le implora un poco cómica. - Me encantaría, pero he de regresar. – Menea la frente mientras le responde. - ¡Ok! - Rebecca responde haciendo un puchero y se recuesta. - ¡Está bien! -  Rebecca baja la cabeza, Marlene se inclina y la besa mientras se abrocha la camisa. - Veré que terminaremos tu terapia. -  Rebecca se incorpora desde la cama y se pone su bata. - Te veo afuera. - Pasan del dormitorio a la sala de estar, Marlene coge el pomo, la mano de Rebecca toca la suya.  - Hoy fue maravilloso y yo… -  Marlene la detiene.  - No necesitas decir nada, te veré mañana. – Rebecca se gira hacia el sofá, pero su mente está insegura sobre hacia dónde van ahora las cosas.



Rebecca se viste para desayunar retocando su cabello y aplicando una pequeña cantidad de brillo labial cuando oye unos golpecitos en la puerta, endereza su camisa y se dirige a abrir. - ¡Mark! - Expresa sorprendida. - Sé que soy la última persona que esperabas ver, pero me gustaría hablar contigo, si pudiera. - Ella lo mira por un momento con gravedad y lo invita a entrar. - ¡Gracias! – Comenta. - Me voy a ir a primera hora de la mañana, regreso a New Haven, supongo que Marlene te lo habrá dicho. - Él le pregunta directamente. - Sí lo hizo y lo siento, realmente, siento que las cosas resultaran de esa manera. Sé que nunca quiso hacerte daño. - Rebecca le expone. - No puedo culparla por todo, sé que te quiere. - Rebecca no sabía qué decir en un principio. - ¡Mark! Tenemos un pasado, nuestra historia llegó a ser tórrida, pero nos amábamos, Marlene debería habértelo contado, pero realmente no puedo culparla, ella estaba sufriendo, quería olvidar. – Le narra sin miedo. - No quiero eso, la amo y deseo que ella pueda ver, nos casamos porque estábamos enamorados, pero hemos perdido todo. - Él mira hacia abajo un instante. - No sé, ¿Qué quieres que diga? - Él respira con profundidad. - Sólo quiero que ella vuelva a mí y te estoy pidiendo que por favor la dejes sola, la única manera que pueda tener una oportunidad es si te alejas. Eso te estoy pidiendo Rebecca. - Son súplicas emocionales, pero Rebecca no está dispuesta. - No tengo nada que ver con sus decisiones, ella es una mujer a la que no se le puede decir qué debe hacer y no le voy a mentir. – Ella alcanza rápido la puerta y la abre, él comenzó a salir. - ¡Por favor! Considéralo, puedo hacerla feliz de nuevo si ella se distancia de ti. Necesito demostrarle que nuestro matrimonio vale la pena. -  Él mendiga con la cabeza como haciendo una despedida. - Quiero agradecerte de nuevo que me salvaras de una incertidumbre en mi futuro, te estaré eternamente agradecida. Recuerda que es su decisión no la mía, lo que ella elija hacer con su vida, la amé y la perdí porque yo era egoísta y centrada en mí misma. – Le observa con franqueza. - Lo recordaré. - Logra esbozar una sonrisa al alejarse de Rebecca.