Una separación necesaria

Una separación necesaria

martes, 29 de mayo de 2018

Episodio cuadragésimo septimo


 Tragedia

Marlene se sienta en las rocas que bordean la costa con su barbilla sobre sus rodillas. Mira hacia el océano observando la intensidad de las olas mientras golpean con fuerza en la orilla. Todavía se tambaleaba por la revelación de Rebecca y el dolor que siente después de escuchar que está embarazada. Rebecca se acerca y se coloca sentada a su lado. - ¡Hola! - Marlene la mira de reojo. - Sé que es algo que no esperabas. - Marlene suspiró. - Es mucho para ver de forma superficial. Rebecca. – Comenta y mira hacia las olas. - No sé qué más decir, aparte que lo sucedido no puedo cambiarlo. – Implora. - ¿Cómo pudo suceder esto? Nunca has sido una persona que no se  protegiera. - Rebecca baja la cabeza ante las palabras de Marlene. - Cometí un error, Marlene. - Dice con fuerza. - ¿Es de Eric? Quiero decir… -  Tartamudea brevemente. - Sé que es suyo, no tengo duda, ahora tendrás que decírselo. - Ella coloca un lado de su rostro sobre sus rodillas. Rebecca le responde. - No estoy segura de mantener a este niño, es una opción, aunque nunca me ha importado ser madre. - Ella le explica. - Esa eres tú, siempre centrada en ti  misma y no entregada a ti misma. - La regaña directamente, Rebecca hace una mueca. - Eso es injusto Marlene. - Ella refunfuña. - ¿Sabes? Las decisiones que he tomado en otro tiempo, fueron por buenas razones, ¡Mi dios! Me violaron y me sentí sucia y darme cuenta de que Alejandro podría haber sido el padre me ponía enferma del estómago. – Rebecca la agarra por el brazo. - Fue una decisión que tomaste por ti misma y dejaste a Tristán fuera de ella, te apoyé Marlene y estuve allí para ti en esos momentos tan difíciles. – Rebecca divaga. - Demonios, Marlene. - Habla entre dientes. – Por eso nunca podría odiarte, pero esta situación lo cambia todo. - Habla con sinceridad. - No quiero perderte Marlene, tengo miedo. - Marlene baja los hombros. - Tienes que decirle la verdad Rebecca, es la única manera y si piensas seriamente en ello, él querrá ser padre del niño. – Confirma con un movimiento de la mano. - ¡Lo sé! No puedo mentirle, pero no sé si mantener a este bebé merece la pena el dolor y la animosidad que puede causar. - Marlene frunció los labios. - No es el niño el que me preocupa, sino Eric, él te quiere Rebecca y si siente que puede construir una vida contigo, entonces hará todo lo que esté en su poder para recuperarte. -  Es sincera con su planteamiento. - ¡No lo amo! Lo sabe muy bien, no quiero una vida con él. – Expresa con honestidad.  - ¡Aún así! Él estará involucrado en tu vida, en nuestra vida. - Se queja Marlene. -  ¿Qué has dicho? - Rebecca le cuestiona al escuchar lo último que ha verbalizado. - ¡No sé! Esto es difícil, todo lo que hemos pasado, todo lo que hemos significado la una para la otra, parece que no podemos hacer las cosas bien. - Ella mira a sus ojos marrones. - Te amo y tenemos una oportunidad real de ser una familia. ¿Vamos a dejar que esto se escape? No voy a mantener este niño si significa que pueda perderte, mi corazón no puede soportar más desastres Marlene, simplemente no puedo. – Se levanta y camina de nuevo por el camino arenoso hasta la cabaña. Marlene se siente apenada al regresar a la cabaña. -  Tienes que descansar Rebecca. - Le ordena al acercarse, recoge el bolso. - He de hacer algunos recados, te veré un poco más tarde. - La deja en silencio. Rebecca está tumbada en el sofá con las piernas estiradas. Telefonea a su Köningsbrumn. Después reflexiona sobre si llamar o no a Eric.

Marlene se acerca hasta la casa de Grace. - ¡Hola! Pasa ¿Has dejado arreglada a Rebecca? – Por la expresión nota que algo anda mal. - Sólo necesito hablar.  - Le responde. – Ella está asentada y descansa ahora mismo, yo…-  Ella cuelga la cabeza.  -  Rebecca está embarazada Grace. - Ella la mira con cara de espanto. - ¡Oh no! -  Agarra su brazo y la lleva al sofá. - ¿Qué va a hacer? - Marlene se muerde el labio. - Le dije que Eric lo debe saber. Estuvimos de acuerdo, pero me temo que va a ser parte de la vida del niño y no podemos tener más conflictos en nuestras vidas. – Expresa en una queja. - ¿Ha pensado en un aborto? Quiero decir que es obvio para ti, es una posibilidad. -  Pregunta Grace, tirando del cabello del rostro de Marlene.   - ¡Sí! Ella no quiere perderme y si este niño significa que las cosas no funcionarán para nosotros, entonces lo haría. -  Grace se interesa por su amiga. -  ¿Cómo te sientes? -  Marlene respiró profundamente. - ¿Cómo estoy? Supongo que para sentirme deprimida. Realmente, pensé que al final estábamos recibiendo algo de paz. Nunca quise tener un hijo, luché contra Mark a cada paso y ahora me enfrento a esto. - Coloca su cara en las palmas de sus manos. - Es diferente Marlene, no amaste a Mark lo suficiente como para querer hijos, Rebecca es la que engendra este niño, una vida está creciendo dentro de ella y no necesita ningún contratiempo. Imagina cómo se debe sentir, encontrarte de nuevo querer empezar otra vez contigo, no todo en la vida es azucarado y realmente sí ella cometió un error, tú también. – Grace razona con conocimiento. - Simplemente no esperaba esto, un niño. - Ella gritó. - ¿La amas? - Grace preguntó. - Más que nunca, casi la he perdido y podría perderla de nuevo. Tengo mucho que pensar. -  Le dice. - ¿Qué quieres decir con perderla? - Grace pide una respuesta. - Está embarazada, Grace, es hijo de Eric, querrá estar en cada parte de la vida del bebé, significa que querrá que regrese a Düsseldorf para que puedan reunirse, ya te he dicho. Yo no voy a volver allí, no quiero ser una tercera rueda, no puedo hacerlo. – Se expresa con enfado y en voz alta. - Así que lo que estás haciendo es empujarla a tomar una decisión, estaré de acuerdo si ella decide no mantenerlo, entonces debe resolver esto pronto. Pero darle un ultimátum sobre algo tan surrealista como una vida que crece dentro de ella… - Marlene interrumpe. - Yo nunca le pediría que tomara esa decisión en ningún escenario. Ella debe decidir por su cuenta, si criar a este niño con él o no.  Solo cuenta lo que ella siente que debe hacer, entonces no podré detenerla, tendré que respetar su decisión, los niños necesitan a sus padres. -  Marlene es inflexible. -  No puedo estar en desacuerdo y tienes razón, los niños necesitan a sus padres, ¿Por qué no puedes ser tu el padre de ese niño? -  Le pregunta a Marlene que la mira con ojos de asombro. - La amas y aprenderás a amar a ese bebé porque Rebecca y tu estaréis involucradas en su vida cotidiana. ¿A quién le importa si Eric está aquí o pasa tiempo con su hijo? - Marlene escucha sus firmes palabras. - ¿Amas a Rebecca? – Pregunta con claridad, Marlene la mira. - Me encanta, Grace. ¿Eso responde a tu pregunta? – Le susurra con una sonrisa. – Entonces, ya sabes lo que tienes que hacer. - Le aconseja sabiamente. - ¡Sí! Lo haré. - Se abrazan y se despiden.

Marlene se dirige a pie hasta la puerta que da acceso al interior de la cabaña que se encuentra al final de Grey Gull Lane. Admira a su alrededor la singularidad y belleza del lugar. Con tranquilidad pasa el dedo por el borde de la puerta y entra con lentitud encontrando a Rebecca dormida en el sofá. - ¡Rebecca!  -  Marlene la mueve con suavidad. - ¡Hola! – Abre los ojos enfocando el rostro de Marlene. - Te has dormido un buen rato. Voy a hacerte algo de comer. -  La mira con una expresión cálida y palpa su frente para sentir su estado. Rebecca se sienta. - ¡Estoy bien! Y estoy hambrienta. -  Marlene coloca la olla en la cocina, mientras, Rebecca se relaja moviendo la mano sobre la pantalla de su teléfono celular. Le había dejado un mensaje de voz a Eric hace rato, pero él no ha contestado la llamada. Lo deposita sobre la mesita de café. Marlene le indica que se siente a la mesa y se dedican a comer. - ¿Has vuelto a tu apartamento? - Rebecca sondea. - ¡No! Mi contrato de arrendamiento ha terminado y la mayoría de mis cosas están en la habitación de invitados. – Señala hacia la puerta cerrada. - ¡Oh! Diría que estabas muy enojada e insegura de mí, cuando te fuiste antes. – Comenta. Marlene la mira de reojo y aprieta la mandíbula. - No estoy enojada, Rebecca, solo estoy dolida y decepcionada. – Le dice dejando la cuchara en el plato de sopa vacío. - ¡Lo siento y entiendo que si no quieres quedarte… ¡Tienes razón! Parece que nunca hacemos las cosas bien, sin importar cuánto, siempre hay interferencia y creo que no estamos destinados a ser… familia, después de todo. - Suena convincente para Marlene. - Así que quieres mantener a ese niño y regresar a Düsseldorf. ¿Se lo has dicho ya a Eric? - Ella habla en un tono suave pero severo. - ¡No! No lo haré. Lo he llamado, pero no ha respondido, estoy esperando que me devuelva la llamada. -  Afirma expeditiva. – Entonces, supongo que debes estar tomando una decisión. – Marlene la presiona para obtener algo afirmativo de ella. - Te amo Marlene y tengo que decidir si quiero tener este bebé. – Expresa con dolor. Se levantan de la mesa y salen porche trasero. – Hace un hermoso día. - Marlene dice y saca un suéter para Rebecca, se lo pone y abotona. - ¡Rebecca! Tengo que preguntarte algo. – Le comenta Marlene. Se miran una a la otra mientras se sientan en la verja del porche. - ¿Qué quieres saber? - Sonríe sintiéndose algo a gusto. – Primero, quiero que sepas lo mucho que te amo. - Se inclina hacia adelante y la besa con cortedad. - Sé que esto ha sido un gran susto para ti, descubrir que estás embarazada es algo inesperado. - Se pone seria. - Yo debería haber sido más tolerante y comprensiva, has pasado por mucho y perderte, yo...yo… - Solloza, pierde el aliento. - ¡Marlene! Sé que no te sientes cómoda con esto y el miedo de que Eric quiera llevarme lejos. Eso no sucederá porque te amo solo a ti y si pensara por un momento que te puedo perder, no seguiría adelante con el embarazo. – Le explica suplicando. - ¡Rebecca! No puedo preocuparme por Eric, ni por lo que él piense, ni nada de eso. - Toma su mano para callar un instante de misterio. – ¡Rebecca! Hemos pasado mucho juntas y separadas, pero nada en el mundo conseguirá separarnos de nuevo, te amo mas que nunca y no quiero volver a perderte. Todo han sido dificultades y problemas, pero a pesar de todo eso, quiero decir que debemos hacer algo que no deje lugar a dudas en nuestras vidas. – Marlene se pone de pie y la mira solemne. - ¿Me harías el honor de casarte conmigo? – Rebecca se queda quieta con cara de asombro y la respiración cortada. Marlene espera una respuesta. - ¡Sí! Sí me casaré contigo. – Salta sobre ella, la abraza y la besa con fuerza. - ¿Estás segura? - Rebecca pregunta con gran emoción y los ojos empapados. - Nunca he estado más segura en mi vida. Sé que habrá decisiones que tú y Eric tendréis que tomar, especialmente si conservas a este bebé, pero Rebecca te apoyo de todo corazón y, sea lo que sea lo que decidas, estaré ahí para ti. – Le dice con convicción. Se miran cara a cara con una sonrisa de satisfacción y se besan. - Ven conmigo. - Rebecca le coge la mano y se apartan de la barandilla, regresan al interior y se dirigen al dormitorio quitándose la ropa dejando un reguero de vestimentas por el camino. Rebecca contempla el cuerpo desnudo de Marlene. - Me haces temblar cuando te miro, por lo hermosa que eres. - Extiende sus dedos tocando su pecho expuesto. Marlene le toma la mano, besando la punta de sus dedos. - ¡Hagamos el amor! - Le ruega a Rebecca. - ¡Hmmm! - Ella la acerca. - Creo que mejor una ducha. ¿No? - Ella la conduce hasta la cabina. Allí el agua caliente golpea sobre su piel mientras se besan abrazadas firmemente con sus cuerpos entrelazados, ambas bocas en conexión con sus lenguas jugando entre ellas. Finalmente cierran el grifo, Rebecca recoge la toalla y se envuelven en ella.  Rebecca bromea, salen del cubículo y una vez secas se introducen en la cama. – Aquí estaremos calientes. – Sonríe Marlene tumbada encima de Rebecca, extienden las piernas y se enlazan, con su mano acaricia el camino hasta su rincón más íntimo, estimula su cuerpo en un movimiento constante. – Déjate llevar, estás perfecta. – Le susurra en el lóbulo de su oído. Marlene se arquea al ritmo de Rebecca. - No te detengas. – Gime cuando comienza a perder el control. Rebecca también dirige su mano hacia el montículo y se desliza en su interior, lo que las lleva al clímax en un frenesí de besos gimiendo apasionadas.  Marlene agarra las sábanas tirando de ellas con fuerza, luego lentamente desciende desde la intensidad sexual en la que se encuentra.

Ambas permanecen abrazadas la una en los brazos de la otra disfrutando del silencio. - Tenemos que planear nuestra boda, Rebecca. ¿Hay un lugar en especial en el que te gustaría casarte? - Marlene pregunta besando en la mejilla a Rebecca. - En cualquier lugar. Solo me hace feliz saber que lo haré contigo. – Sonríe. - Estoy pensando en David y Grace. – Le responde. - Eso sería genial, en la playa, nosotras tus compañeros de trabajo… - Añade mientras se pone de rodillas sobre la cama. - ¡Un hermoso día de otoño! – Marlene expresa con romanticismo. Rebecca guarda silencio, la mira seria. - Deberíamos hablar del bebé. - Comienza a hablar. Marlene suspira. - ¡Tienes razón! ¿Qué quieres hacer? – Pregunta relajada. - Sé que Eric no te ha devuelto la llamada. – Hace una pausa. Momentánea. - Siento que quieres mantener a este niño o no lo hubieras llamado. - Ella conjetura mirando fijamente a sus ojos. - Es una gran decisión, nunca había pensado en tener hijos, incluso cuando pensé que estaba embarazada hace unos años, siempre he estado ocupada en mi trabajo y eso no me interesaba. - Admite sin rodeos. - Pero esto es diferente, eres más madura y estás, un poco a tu manera, más cerca de ello que antes. - Comenta Marlene con una mirada serena. - ¿Quieres criar a este niño conmigo? ¡Será nuestro! - Rebecca divaga interrogando. – Yo. - Marlene se levanta de la cama y se viste. - Tengo hambre. ¿Te importa si cenamos comida china? - Pregunta a Rebecca. - ¿Estás pensando en un paseo por la ciudad? – Pregunta saliendo fuera de la cama y comienza a vestirse.  - No quiero que salgas. – Le pone la mano en la frente. – Estarás cansada. – Le responde a Rebecca. - Pero bien cansada. – Refunfuña Marlene. - ¿Por el sexo, cansada? – Le pregunta a Marlene. - ¡Si! Y no es negociable. - La ordena con firmeza, Rebecca mira su teléfono celular y la hora. - Debería tratar de llamar a Eric otra vez. Me sorprende que no me haya devuelto la llamada. - Expresa con incertidumbre y le telefonea de nuevo, pero el tono va directamente a su buzón de voz.

Marlene besa su mejilla y sale a comprar la cena. Rebecca busca entre los números de su teléfono hasta que encuentra el número de la revista de moda de Düsseldorf y marca pidiendo que Eric contestase. - ¡Sí! Soy Rebecca Von Lahnstein y estaba tratando de contactar a Eric Drake. – Dice con algo de ansiedad mientras habla, pero la llamada es desviada a su editor. Su corazón se agita nervioso deseando compartir las noticias con él. - Soy William Klein, soy el editor y el jefe de Eric. -Murmura. - Supongo que no ha podido contactar con Eric. - Le pregunta con suavidad. - ¡No! No he podido. - Le responde con preocupación.  - Siento decirle que Eric murió en un accidente de tráfico el mes pasado en Milán. - Rebecca pierde el aliento y se estremece cayendo de rodillas. - ¿Muerto? ¿Está seguro? - Su voz se llena de angustia. - ¡Sí! Se lo aseguro. –

Marlene entra por la puerta y coloca las bolsas de papel marrón en el mostrador de la cocina. - La cena está lista. – Sonríe y mira a Rebecca a través de la puerta en la sala. - ¡Rebecca! – Corre a su lado al ver la expresión y el llanto en su cara. - ¡Cariño! ¿Qué te ocurre? – Le pregunta nerviosa al mirar la desolación en el rostro de Rebecca. - ¿Estás enferma? - Ella le pone la mano en la frente y empieza a secarle las lágrimas de su rostro. - Marlene, tengo malas noticias. – Le dice en un tono lacónico. - ¿Qué pasó? – Le pregunta perpleja. - No pude hablar con Eric y llamé a su oficina, hablé con su jefe y él me dijo. - Ella tose y llora con intensidad. - ¡Continúa! - Marlene coge con sus manos acunando el rostro de Rebecca. - Eric está muerto. – Expresa con el llanto y apoya su cabeza en el pecho de Marlene. - ¿Qué? -  Sienten sus mundos destrozados por la noticia. - Él estaba en Milán, le atropelló un conductor que se salió de la calzada. – Le cuenta con tristeza. - ¡Lo siento Rebecca! ¡Lo siento mucho! Sé lo que significaba para ti. – La abraza firme contra su pecho acariciando los cortos mechones de su cabello. Permanecen sentadas durante lo que parecen horas. -  No tengo hambre ahora mismo. – Rebecca dice con una mueca de dolor. - ¡Ok! Te la calentaré más tarde. Ve y descansa. - Marlene la observa lentamente mientras camina hacia el dormitorio.

viernes, 25 de mayo de 2018

Episodio cuadragésimo sexto


Ciclo vital

Marlene permanece con Rebecca un rato más. - Tengo pacientes. ¿Qué tal si vengo a almorzar? Recogeré algo de la cafetería. - Se inclina y la besa. - Te veré más tarde. - Coge su mano y se las acarician. Marlene sale de la habitación sin saber que Tracey está observando desde el otro lado del pasillo. La sigue con la mirada hasta que entra en el ascensor. Rebecca cierra los ojos pensando en Marlene y deseando empezar una nueva vida con ella, pero el embarazo la hace pensar. Tracey anuncia su aparición llamando a la puerta. - ¿Cómo te encuentras? - Ella pregunta como si estuviera preocupada. - Me siento mucho mejor, gracias. Lista para salir de aquí en realidad. – Ella expresa sinceramente.  - Hablando de ello. - Tracey interroga. - ¿Cuáles son tus planes? - Ella piensa antes de responder. - No he decidido nada, todavía tengo la cabaña y me gusta vivir aquí. ¿Por qué? – Rebecca expone sin dificultades. - Marlene y yo estamos felices, pero siento que la razón por la que realmente deseas quedarte es por ella. – Afirma. - Marlene tendrá que decidir que es lo que quiere. ¡Tracey! - Suspira mirándola. – Ella ya tomó una decisión y ella quiere tener una vida conmigo, no veo nada más que problemas procedentes de ti y Marlene no necesita el estrés, estamos felices. -  Ella baja la cara a sus manos. – Serías más feliz si no me encontrases como una amenaza. – Le dice Rebecca. - Quiero que te mantengas alejada de ella, por favor, sé que eso no es lo que querías escuchar, pero el hecho es que ella me ama. - La mira con solemnidad.         - ¡Entonces! Si ella te ama, como dices, no tienes que preocuparte. – Le comenta cruzando los brazos. Tracey sale de la habitación con cara de pocos amigos. - ¡Mierda! - Rebecca llora y se enjuga los ojos.  - ¿Qué voy a hacer?  - Habla en voz baja para sí misma, cierra los ojos y al poco rato se duerme.

- ¡Rebecca! - Marlene le da un golpecito en el hombro. - ¡Oh! ¡Hola! - Se sienta en el lado de la cama.  - Ensalada de chef. - Marlene sonríe dejando la bandeja junto a la cama. - Tracey vino a verme temprano. - Comenta Rebecca. - ¿Tracey? - Pregunta Marlene con el corazón. - ¡Sí! Ella parece pensar que soy un problema, que es la razón por la que todavía estoy aquí, que te persigo. – Le explica. - Marlene deberíamos hablar, es algo importante. - La mira. - ¿Puede esperar? Tengo una tarde muy ocupada. - Le ruega, casi suplica. - ¡Venga Marlene! Eso está siendo un poco injusto. Marlene tienes que contarle a Tracey lo nuestro ¿O es que te molesta? - Ella la reprende, Marlene se sacude nerviosa. – Se lo diré, solo necesito un poco de tiempo, Rebecca. - Marlene se levanta rápida, Rebecca se estremece. Su cabeza le molesta de nuevo. - ¡Lo siento Marlene! ¡No quise decir…! - Intenta suavizar su comentario. - ¡Está bien! Ella no tenía derecho a preguntarte nada. - Insiste Marlene. Terminan el almuerzo.  - ¡Te veré esta tarde! – Se va y deja a Rebecca reflexionando sobre su situación.

- ¡Tracey! - Marlene la encuentra en la sala de urgencias. - ¡Hola! ¿Estás en tu descanso? – Tracey no sabe que Marlene ha hablado con Rebecca. - ¿Puedo hablar contigo por favor? - Ella la agarra y la arrastra a una sala de examen vacía. - ¡Marlene! ¿Estás bien? - Le pregunta intrigada. - ¿Fuiste a hablar con Rebecca? - Ella le pregunta irritada. - Me detuve, sí. - La mira extrañada. - ¿Por qué tenías que hacer eso? - Se revuelve hacia ella. - Solo le pregunté por sus planes, eso es todo. – Oculta parte de la verdad, coloca sus manos sobre los hombros de Marlene. - ¿Estás enfadada? - Ella pregunta con curiosidad. - Me duele que decidieras hablar con ella sabiendo la condición en la que ha estado. -  Se queja Marlene. - ¡Vamos Marlene! Eso fue un poco injusto ¿no crees? ¿La condición en la que ha estado? ¿De verdad? - La regaña. Marlene aprieta los dientes y vuelve a mirarla. – Creo que éste no es lugar para discutir esto. Creo que debemos hablar en otro sitio. - Añade con disgusto. - ¡Bueno! Ahora quieres hablar. - Tracey siente la espalda contra la pared. - ¡Sí! Deberíamos. Esta noche después del trabajo. – Airada regresa a su oficina y recoge sus cosas. Acabada la jornada sale y se dirige al apartamento. Marlene coge su teléfono celular del bolso.  “¡Rebecca! Esta noche se lo digo.”   Ella lo envía. "Sólo si sientes que es el momento adecuado, no te presiones, tenemos que hablar de nosotras mismas, te amo”  Le escribe en respuesta.  Marlene lo lee con lágrimas en los ojos. Va a herir a una persona con la que ha estado involucrada. Todo esto se está convirtiendo en un problema con su corazón dolido.  Soportar el dolor de otra ruptura y las ansiedades que seguirían, pero Rebecca está en el centro de su mente. El amor de su vida está en el hospital incapaz de defenderse de un golpe abrupto.



Llega a la puerta de la cabaña de Tracey y llama. -  ¡Por favor, entra! - Marlene parece pensativa, ella cierra la puerta. - ¡Mira! Puedo entender… - Ella comienza a hablar.  Marlene le corta al quitarse su chaqueta. - ¡No! No puedes, en realidad no tienes ni idea. - Marlene se siente con valor. Tracey le echa una mirada distante. - Rebecca es perjudicial para nuestras vidas. ¿Porqué no iba a preguntarle? Tenía que hacerlo, te amo Marlene y sólo quiero que las cosas sean fáciles para ti. -  Ella se pone hosca y se enrojece su cara. - Creo que debo ser honesta contigo, ¡No! Ya no mantendré esto más tiempo, tengo que… pero… - Ella hace una breve pausa.  - La amo, lo he sabido todo el tiempo y he tratado de no dejar que interfiera en mi relación contigo, pero casi perderla me hizo ver que no sería feliz sin ella. - El corazón de Tracey se hunde al oír su confesión. - ¿Qué estás diciendo? Porque estaba enferma y cerca de la muerte. ¿Te debes a ella? - Ella le grita. - Me dijiste que tu vida estaba conmigo, que hacemos un buen equipo. ¿Vas a tirarlo por ella? Eres una imprudente. - Ella se enoja deforma terrible mientras habla. – No he querido hacerte daño, Tracey, pero no puedo mentirte a ti, a mí y a Rebecca, ¡Lo siento! – Ella está indignada. - ¿Lo siento? ¿Creías que ibas a entrar aquí, para decirme cómo te sientes realmente y yo diría que está bien? - Parece aturdida y fuera de sí con Marlene. - No estaba segura de cómo lo tomarías. – Le dice en un tono suave. - No puedo creer que esto esté pasando. - Solloza con la cara en sus manos. - ¡Por favor, Tracey! - Le ruega Marlene queriendo calmarla. - ¡No me toques! - Se aparta de forma brusca de ella. - Me tengo que ir. - Agarra su chaqueta y sale corriendo por la puerta antes de que pudiera detenerla. Marlene se siente enferma, ha herido a la mujer con la que pensaba que estaría ganando vida, recoge sus cosas y regresa al hospital para ver a Rebecca.



- ¡Gracias, David! - Expresa Rebecca.  - Estás yendo mucho mejor, todavía hay algo de congestión en el pecho, pero eso era de esperar y no hay fiebre en estos últimos tres días. - Observa la bolsa de medicamentos que gotea lentamente en su vena. – Un par de días mas y creo que seré capaz de quitarte esto, y ver cómo reaccionas después. - Le da la vuelta a su gráfica. - ¿Tienes alguna decisión sobre el embarazo? - Él cuestiona serio, ella frunce el ceño. - No lo he hecho, tengo que contárselo a Marlene, pero… - Deja de hablar. - No creo que este sea un buen lugar para contarle nada sobre ello y no he decidido si quiero quedarme con este niño. - Ella baja la cabeza sintiendo algo de desgracia. - La decisión es tuya y puedo respetar lo que sientes, pero no puedes esperar mucho tiempo, programaré  una cita con el Dr. Raines en tu nombre.-  Le propone. - Creo que es una buena idea, me preocupa el daño  que se haya podido causar al feto. - Se  acaricia el abdomen. Ella levanta la mano hacia él. -  Entiendo lo que pretendes, no sabía que estaba embarazada y no sabía cómo estaba mi salud, realmente. – Le explica con calma. - Entonces programaré la cita mañana. – Afirma. - ¿Cuánto tiempo más estaré aquí? – Intenta. Buscar una respuesta concreta. – Tenemos que ver cómo evolucionas primero, los antibióticos y esa congestión aún tienen que desaparecer. - Su sonrisa y sus palabras alivian su preocupación. - Te veré mañana. -  Cierra la puerta y la deja reflexionando sobre la situación.



Marlene entra en la habitación con una mirada áspera. - ¡Hola! - Ella saluda tirando de la silla al lado de la cama. – Por lo que veo, se lo has dicho. - Rebecca afirma mirando a su rostro. - No ha ido bien, ella piensa que te debo algo y que esa es la razón por la que quiero estar contigo. – Expone sus sensaciones. - ¡Lo siento! Las rupturas son duras siempre y sé que te preocupas por ella. - Añade y se abrazan. Permanecen en silencio un momento. - La he destrozado, igual que hice con Mark.  Define sacudiendo la cabeza con fuerza y gimoteando. - ¡Marlene! Nadie se da cuenta lo difícil que ha sido para nosotros, salvo para nuestra familia. Nos amamos, eso es un hecho. -  Sonríe. - Sé que lo único que quiero es pasar mi vida contigo, haciéndote feliz,  sinceramente es hora de dar lo mejor de mí misma como nunca antes lo hice.  -  Rebecca le exterioriza mirando a esos ojos azules que ella adora.  - Te amo de una manera tan profunda y apasionada que me duelen hasta mis huesos.- Habla Marlene riéndose. - Todavía tenemos muchas cosas de las que hablar. - Se siente insegura pensando en el embarazo. – Nada es más importante que tu salud ahora Rebecca, cuando salgas tendremos mucho tiempo para hablar de todo lo que nos importa. - Ella sonríe y la abraza. - ¡Bésame! - Rebecca le pide dulce. Marlene se aparta algo de ella y sus labios se encuentran en un beso apasionado, con sus manos acaricia los costados de los brazos de Rebecca.  - He esperado demasiado para tener esto. - Marlene bromea. - Esta bata de hospital no es muy romántica, que digamos. - Rebecca se ríe. - Cuando te lleve a casa no necesitarás ese vestido. – Le tira de sus dedos. La mirada de Rebecca se pone seria. - Te quiero Marlene. – Le dice y una lágrima cae por su mejilla. - Y yo te amo con todo mi corazón, no creo que nunca nos lo digamos lo suficiente. - Le limpia la lágrima de la cara. - Debería irme, tengo un día muy ocupado mañana y te veré a primera hora. - Le da un beso. - ¡Que tengas una buena noche de sueño, descansa! –



- ¡Bueno!  No hay fiebre tampoco hoy. - La enfermera le comunica. - ¿Qué tal una ducha caliente? -  Le dice con firmeza.  - ¿Crees que podrás hacerlo? -  Ella sonríe y la ayuda a salir de la cama.  Marlene aparece con un pijama limpio. - ¡Hola! - Rebecca la saluda con la mirada iluminada. - Déjame poner este. -  Coge el pijama que trae Marlene, la enfermera le ayuda con los tubos que tiene conectados. – Espero que David esté dispuesto a sacar esto hoy. - Dice en referencia a los aparatos.  Marlene mientras se acerca desde el cuarto de baño, la enfermera las deja solas. - David me dio una buena charla, me dijo podría irme a casa pronto. - Marlene la ayuda a sentarse en la cama. - ¡Eso es bueno! – Le dice ella. - ¿Estás mejor esta mañana? – Le pregunta Rebecca. – Estoy hecha una pena, no dormí bien pensando en la agitación y el dolor que he creado. -  Responde con franqueza. - Marlene no seas tan dura contigo misma, nunca es un buen momento para dejar a alguien. No habría importado cómo o cuándo lo dijeras, lo que no podías era seguir mintiéndole. - Trata de calmar a Marlene. - Eso no lo hace más fácil. -  David golpea la puerta y expresa un… - ¡Buenos días! Marlene, Grace te está buscando. – Él se acerca a la cama con su estetoscopio en la mano. - Te veo más tarde. -  Marlene sonríe y les deja. - ¡Vamos a explorar! -  David saca el estetoscopio y escucha la respiración de Rebecca. - ¿Cómo suena? – Pregunta ella curiosa. David se guarda el estetoscopio en el bolsillo. - ¡Suena muy claro! Estoy contento y sorprendido de lo bien que  estás evolucionando.- Mira a la puerta y luego a ella.  -  Mucho que ver con tu progreso. – Le dice en referencia a Marlene. Su sonrisa de aliento la entusiasma.    -  Aún no me lo creo, pero volvemos a estar juntas. - Se encoge de hombros. - Sé que hay algunas dificultades con Tracey pero ella es mi mejor medicina, sin su amor no soy nada. - Expone en un tono racional.  - Voy a suspender los antibióticos y los otros líquidos hoy, espero enviarte a casa en unos días, pero el descanso, de todo tipo, es muy importante. Deberás beber más agua. - Le entrega un papel. - El lunes tienes una cita con el Dr. Raines. -  Le ordena apuntando a la nota de la cita. - ¡Ok! Gracias David por todo, hablaré con Marlene sobre el embarazo este fin de semana, y yo… La decisión la tomaré antes de ver a este Dr. Raines. - Sostiene la nota de la cita mirándola. - Creo que tener una idea o un plan sobre cuáles son tus intenciones es muy importante, recuerda que hay una vida que crece dentro de ti. – Añade con una sonrisa. - Te veré mañana. -  Le dice con aire paternalista. Rebecca se queda sola  reflexionando sobre lo que ha conversado.



- ¡Buenas tardes! - Marlene entra en la habitación.  - ¡Hola! - Rebecca está vestida y sentada al lado de la cama.  - ¿Dónde has estado todo el día? Te he echado de menos.  - Rebecca pregunta. -  Tenía que preparar la casa, nuestra casa ahora y  tuve que mover mis cosas del apartamento. - Ella sonríe haciendo feliz a Rebecca, se abrazan. - He arreglado unos días de descanso para estar contigo. - Le comenta empacando las cosas de Rebecca. - ¡Oh! Eso estará bien. – Rebecca  piensa en el bebé y en el tiempo que necesita para saber qué hacer. - Te veo triste. - Le nota Marlene cuando entra la enfermera trayendo una silla de ruedas. - ¡No! Realmente estoy bien. - Traga saliva con fuerza. - Vamos a llevarte a casa. – Le dice con autoridad y ella se sienta en la silla de ruedas, Rebecca mira hacia atrás en su tiempo pasado allí y piensa en el punto de inflexión que allí sucedió, el embarazo y el reinicio de su relación con Marlene.



Rebecca respira el aire que sopla a través de las ventanas. - Veo que has arreglado las cosas. -  Rebecca habla al notar que los muchos botones, hilos y materiales de tela que estaban dispersos por la casa, ahora están bien escondidos arriba. Marlene toma a Rebecca en sus brazos.  - David ha ordenado un montón de descanso. - Ella le besa brevemente. - ¡Si! Me lo dijo, pequeña bruja. – Le dice de una manera un tanto sensual.  - Creo que cuando dijo descanso, significaba que no habría sexo. – Le observa atrevida. - ¿No hay sexo? – Cuestiona decepcionada. - Así que hoy no vas a tener nada. - Le gruñe Marlene caminando hacia el sofá, Rebecca hace una mueca al sentarse. - ¿Por qué no? ¿Ni unos besos de cariño? - Le implora. Rebecca hace un puchero al sentarse. - ¿Por qué no? -  Suplica. - Porque ¿Quieres sobrecalentarte ahora? -  Ella sonrió traviesamente. - Creo que si lo tomamos con calma… - Marlene pone su mano sobre la boca de Rebecca. - ¡Shh! Y deja de ser tonta.-  Quiere detenerla, los labios se encuentran con suavidad. - ¡Por favor! Llévame a la cama. - Rebecca acaricia un lado de su rostro. - ¡Hmmm!  - Marlene gimotea, se levantan y coge a Rebecca en brazos cargando con ella, sus labios en contacto y se dirigen a la habitación.

Ambas se colocan de rodillas, una frente a la otra en el centro de la cama. - ¡Bésame! - Le insta Marlene, Rebecca recorre con tacto sus labios ya acercadas  ambas bocas. Lentamente desabrocha su camisa desprendiéndose del sostén.  El pecho de Marlene al aire primero con el toque de sus manos y luego con sus labios recorre su piel. Las puntas de los dedos de Marlene se entrelazan en los mechones cortos del cabello de Rebecca mientras gime. Rebecca se tumba despacio sobre su espalda, se desprende de los pantalones, Marlene se los quita también rápidamente quedando desnudas las dos. Marlene rueda poniéndose encima a Rebecca, guía sus manos hasta su cintura aferra los lados de sus caderas presionando para acercar los montículos y fusionar la relación que a continuación suceda. En ese instante Marlene gime. - ¡Cómo he extrañado tanto esto! – Susurra, Rebecca siente el tacto de Marlene. - ¡Y yo cariño mío! - Le suspira en el oído mientras baila sobre ella.  Marlene besa y traza dibujos con su lengua sobre la piel de Rebecca. Entra en su boca con pasión, besa y besa repetidamente al tiempo que van llegando al clímax mutuo en ese baile erótico sin freno que las deja desfallecidas.

Se recuestan de costado frente a frente, tendidas mirándose durante un rato no articulan palabra alguna, no son precisas la mirada entre las dos habla por si sola.   - ¿Que estás pensando? - Rebecca recapacita sobre la vida que crece dentro de ella y se siente extraña y repentinamente fría. - ¡Rebecca! - Marlene coloca el pulgar bajo su barbilla y eleva su rostro hasta encontrarse las miradas.  -  Rebecca, ¿Qué ocurre? - Ella aspira aire. - Estoy bien pero…-  Ella duda un segundo. - Tengo que decirte algo. - Marlene la mira con desazón. - ¡Ok! ¿Qué puedo esperar? - Pregunta con expresión perpleja. - Descubrí algo sobre mí misma cuando estaba en el hospital. – Empieza a hablar poniéndose más cerca de ella. - ¡Continúa! – dice algo perpleja. - No sé lo que esto hará con nuestra relación y no estoy segura de cómo debo o incluso quiero manejarlo. - Se queda en silencio mirando hacia abajo a su abdomen.  - Estoy segura de que sea lo que sea, lo podremos solucionar. - La besa dulcemente.  - ¡Estoy embarazada! - La mira directa a los ojos, mientras Marlene se queda sin aliento. Con una expresión de perplejidad. - ¿Qué? -   Marlene suelta un grito al aire  preguntando en voz alta. - ¡Lo siento! - Rebecca gruñe, Marlene apenas puede respirar. - ¡Embarazada! - Ella exclama, se levanta de la cama. - Por favor Marlene! – Alarga el brazo hacia ella, pero se aleja.  - Sé que debería habértelo dicho enseguida, pero era mucho para mi encajarlo, me sorprendió y puede haber un problema con el bebé. - Marlene sacude la cabeza y vuelve a sentarse en la cama. - En el momento en que lo descubriste, deberías habérmelo dicho, Rebecca. – Le dice Marlene con un tono de enfado. Rebecca mira hacia abajo y se frota la cara. - No sabía cómo y no quería que te alejaras de mí, te amo y quiero estar contigo, Marlene. – Trata de justificarse. - ¿Pensaste que si me lo decías de inmediato que no querría estar contigo? - Ella se cruza de brazos. - ¡Sí! Sí, tenía miedo. – Argumenta. - No puedo hacer esto sola, te necesito. - Marlene se levanta y comienza a ponerse la ropa.  - ¿Te vas a ir? - Marlene la mira con algo e indiferencia. - Solo déjame pensar, Rebecca. - Se marcha. Ella se queda de pie en la sala de estar.

martes, 22 de mayo de 2018

Episodio cuadragésimo quinto


Enfrentamientos 


- Ahora te veo mejor. - Comenta Marlene, ajustando las sábanas de Rebecca.  - David me ha informado que te retira el tubo de oxígeno hoy. - Su voz suena más fuerte y respira sin dificultad. Rebecca asiente. - Podría ir a la cafetería y traerte una sopa. - Rebecca le extiende la mano. - Más tarde, quédate a mí lado. - Marlene se acerca con mirada dulce y se sienta. - Me alegra que te hayas recuperado. – Le dice Marlene. - Los últimos días han sido duros, me gustaría darme una ducha, pero las enfermeras me lo niegan. - Ella se ríe, su pecho aún suena un poco ruidoso. - Puede que tengas que esperar un poco todavía. – Le responde Marlene, con sus dedos recoloca el flequillo de Rebecca. - El otro día, dijiste… - Duda Rebecca un momento, traga saliva. - Dijiste que me amas. - Marlene la mira respira hondo. - Te amo Rebecca.- Le responde. - ¿Qué hay de Tracey? - Rebecca se interesa aún más. - ¿Qué hay de ella? - Marlene se inquieta por esa cuestión. - ¿Todavía sientes algo por ella, Marlene?- Ella respira con profundidad. - Ahora no es el momento de hablar sobre esto, debes centrarte en mejorar. -  Le dice. - ¡Bueno! Estoy lista para salir de aquí. -  le suelta con franqueza. - ¡No tan rápido! - Marlene detiene su pensamiento. – Aún estarás aquí unos días más y luego necesitarás mucho descanso en tu hogar, sin estrés ni tensión. - Le recuerda.  - Creo que debería pensar en contratar una enfermera para que se quede contigo. – Le indica. - ¡Mejor! - Sonríe sintiendo a Marlene muy cerca. Ella se dispone a salir. -  Es una buena opción, pero espera un poco, ya veremos. – Le apunta levantando su mano y acariciando el brazo de Rebecca. - Tengo pacientes para tratar esta mañana, te veré un poco más tarde, traeré el tazón de sopa. – Le dice acariciando el dorso de la mano de Rebecca. - Te amo Marlene. - Le expresa seria. - ¡Lo sé! - Agita su mano en un hasta luego y sale cerrando la puerta.   
Marlene entrega la última de sus fichas a la enfermera. - La recogeré esta tarde. – Le dice. Tracey se acerca a ella. - ¿Almorzamos? - Pregunta con una sonrisa y su mano encuentra la cintura de Marlene y la aprieta suavemente. – De acuerdo. - Caminan lentamente a la cafetería. - ¿Rebecca está mejor? - Ella pregunta. - ¡Sí! la he revisado esta mañana y ha mejorado. – Contesta. - ¿Sabe lo que va a hacer cuando salga del hospital? - Marlene le dirige una mirada. - Hemos hablado de contratar a una enfermera para que se quede con ella hasta que esté recuperada completamente. - Hace un suspiro de alivio. - Creo que es una buena idea. - Se sientan a una mesa. - ¡Marlene! Tienes que decirle la verdad sobre nosotras. Sé que ahora es un momento difícil para ella y para ti, pero necesita un descanso limpio para que pueda seguir adelante. -  Ella aborda el tema, Marlene siente un agujero en el estómago. Envuelve el sándwich que estaba comiendo. - ¡Ey!  ¿Estás bien? Pareces un poco ruborizada. - Tracey agarra su mano sacudiéndola. - ¡Estoy bien! Rebecca me ha pedido que le lleve algo de sopa. -  Ella le hace una medio sonrisa.   - ¡Ok! - Los ojos de Tracey la siguen hasta el mostrador, sabe que algo está pasando, pero que no puede precisar exactamente.  - Terminaré esto. - Le dice a Tracey mirando el sándwich al regresar a la mesa. - ¡Ok! Piensa en lo que acabo de decir. Te veré más tarde. – 
Marlene se marcha y vuelve a la habitación de Rebecca. -  ¡Aquí está la sopa! - Ella coloca la bandeja cerca de Rebecca y abre la tapa. - ¡Bien y caliente! - Le entrega la cuchara y Rebecca va sorbiendo despacio. Marlene la ve triste. -  ¿Qué te ocurre? - Ella frunce el ceño.  - Creo que deberíamos hablar de nosotros. – Comenta en un tono apagado. - Rebecca, no es el momento adecuado, estoy más preocupada por tu salud que cualquier otra cosa en este momento. -  Expresa. Rebecca termina su sopa. - Estoy cansada ahora, ¿Te importa? - Marlene retira la bandeja. Rebecca comienza a cerrar los párpados. - Te veré antes de que de marcharme esta noche. - Marlene sale y se detiene en la puerta observándola por la ventana. - ¡Te quiero Rebecca! – En ese instante quiere llorar pero contiene sus lágrimas.  - ¡Hola! - Grace la atrapa con la guardia baja, Ella la mira y ve en su expresión algo extrañamente terrible. Marlene se apoya contra la pared, Grace se para frente a ella. - Tracey piensa que debo decirle a Rebecca la verdad sobre ella y yo, no sé qué hacer Grace. -  Ella cruza los brazos inclinando la cabeza. - Sabes que estás enamorada de Rebecca y en tu corazón ella es con la que siempre has estado, ¿Quieres que Rebecca siga adelante? -  Le dice algo molesta. - Precisamente eso es lo que ella quiere. - Grace asiente con la cabeza. - Tiene sentido, pero vas a tener que dejarla Marlene y deberías hacerlo ahora, antes de que las cosas se hagan más difíciles. Rebecca es tuya para siempre, especialmente si ella ve que la acompañas hasta que se mejore y no es justo para ninguna de ellas que estés así, toma la decisión de ser feliz, lo mereces. -  Ella aconsejó. - Tengo trabajo que terminar, apoyaré la decisión que tomes, sólo asegúrate de que es la correcta. – Le expone con una sonrisa. Marlene tiene esa sensación de que  siempre la hace sentirse tranquila. Regresa a su oficina, se siente triste, sabe en su mente que devastará a Tracey cuando le dé la noticia, debe buscar el momento adecuado para decirle que quiere una vida con Rebecca.

David entra en la habitación de Rebecca, escucha su corazón, sus pulmones y luego comprueba la gráfica. - Hoy estás mucho mejor. - Le dice presionando las glándulas del cuello con la punta de sus dedos.  -  ¿Cuándo crees que yo… voy a ir a casa? - Ella pregunta en un tono lleno de emoción. - ¡Pronto! - Su comportamiento cambió.    - Esperé para decirte algo, teníamos que tratarte y salvarte la vida primero. - Rebecca frunce los labios espera algo que no está segura de querer oír. - ¿Qué es?-  Ella le insta algo apremiada. - Cuando hicimos los análisis de sangre y demás pruebas,  descubrimos que estás embarazada. - Rebecca frunció el ceño. - ¡Quéee! ¿Embarazada? ¿Estás seguro? – Exclama  en su pregunta. - ¡Sí! Sin embargo, no hay garantías de que ese embarazo sobreviva a lo que te ha sucedido, me preocupan los antibióticos de alta potencia que te dimos, podría haber causado daño al feto, le pedí al Dr. Raines que revise tu caso y revise el trabajo del laboratorio, creo que es mejor que te vea una vez que hayas  salido de aquí y de esa manera puedas tomar una decisión sobre lo que quieras hacer. - Rebecca se frota los ojos y la cara en estado de shock.  - ¡Por favor, no se lo digas a Marlene! - David le sonríe con candidez. - Privilegio de paciente médico, solo tú puedes decirlo. - Le asegura. - Las enfermeras están a punto de entrar para adecentarte, solo espero que todo salga bien. – Añade, recoge sus papeles y sale de la habitación. - ¡Embarazada! – Rebecca aún no se lo cree frotándose el abdomen. - ¡Dios mío! -  Hace una mueca al cerrar los ojos, la confusión en la que se encuentra es para ella un delirio, no sabe como decírselo a Marlene.

Marlene archiva el último de sus papeles, se quita la bata y la cuelga. Escucha un golpe en la puerta de su oficina. - ¡Entre! - Tracey abre y saluda. - ¡Hola! - Ella besa puntual los labios de Marlene.  - Tengo entradas para esa banda que nos gustó en la casa de la caza de ballenas. - Las saca de su bolsillo y las muestra. - ¡Oh! No estoy  de humor para el entretenimiento en vivo esta noche. - Tracey le dirige una mirada cortante. - Rebecca tiene un montón de gente para cuidar de ella para quedarte todas las noches, Marlene,  y tienes que decirle sobre nosotros, te sugiero que lo hagas pronto antes de que las cosas se salgan de la mano. -  Desliza los boletos de nuevo en su bolsillo decepcionada y abandona la oficina en un enfado manifiesto. Marlene se apoya contra la puerta y levanta la mano hacia la frente. - ¿Qué voy a hacer? - Se pregunta  mordiendo el labio.

Marlene camina lenta por el pasillo hacia la unidad de la unidad de cuidados intensivos. - ¡Buenas tardes! – Dice desde la puerta. – Me acaban de decir que te llevarán a una habitación mañana. – Ella sonríe. -  ¡Si! La enfermera acaba de decírmelo. - Intenta sonreír.  - Quiero volver a la cabaña, realmente haré las cosas mejor allí. - Expresa en tono deseoso. - Ten paciencia, solo tienen que asegurarse que estás bien. - Le responde Marlene. - ¡Tenemos que hablar! - Marlene se acerca. - ¡Ok! Supongo que aquí es donde me dices, gracias pero no, gracias y que tú y Tracey estáis felices. -  Marlene pone su mano sobre la boca de Rebecca. - ¿Podrías dejarme hablar, por favor? – Le habla en un estado de ánimo serio. -  Tracey tiene razón. - Le quita la mano de la boca. Rebecca se queda callada y escucha. - Ella y yo tenemos una relación maravillosa y ella me ha presionado para que te diga la verdad, que somos muy felices juntas y que planeamos comenzar una nueva vida. - Le plantea  suspirando profundamente. Mientras,  una angustia indeseable se deslizaba sobre la cabeza de Rebecca. - Veo y lo puedo entender, me has dicho que querías vivir una vida sencilla, no llena de dudas, es cierto, yo soy egocéntrica y… - Marlene sonríe. - Y todo lo que podría desear en alguien a quien amo. - La interrumpe y la deja sorprendida. -  ¿Qué estás diciendo? -  Rebecca se endereza en la cama. – Que estoy enamorada de ti, Rebecca, siempre lo he estado y siempre lo estaré. - Sonríe sentada en la cama con ella. - ¿Que acabas de decir? -Rebecca pregunta de nuevo, no acaba de creer lo que ha escuchado. - ¿Me has oído?-  Repregunta. - Lo oí, pero quiero volver a escucharlo. - Sonríe ampliamente. - Estoy enamorada de ti Rebecca von Lahnstein. ¡Te quiero! – Se ríen tontamente y se abrazan. La dura realidad del embarazo de Rebecca empieza a desgarrarla. - ¿Estás bien, te veo como si hubieras visto un fantasma? - Le coloca la mano en la frente, Rebecca está indecisa. - Sólo la excitación del momento. - Contesta  manteniendo lo del embarazo tranquilo. - ¡Bueno! No tienes fiebre. – Le responde ella. – Tendré que darle la noticia a Tracey, por favor no le digas nada, ella estará devastada y con el corazón roto, pero necesito manejarlo a mi propio criterio. -  Marlene acaricia la nariz de Rebecca con la punta de su dedo. Ella opina sobre el tema.  - No es mi lugar Marlene, lo que hay entre las dos sé que no será fácil,  ella te ama y sé que, a tu manera, también la amas. - Marlene tomó la mano de Rebecca sosteniéndola con la suya.  - Podría haberme enamorado de Tracey muy fácil. - Sonríe al pensar en ella. - Es una persona inteligente y fantástica, la amo, pero no estoy enamorada de ella. - Marlene baja la cabeza. - Será una pausa dolorosa, pero tengo que planear cómo se lo voy a decir. - Rebecca extiende su mano detrás de Marlene acercando su rostro al suyo, se miran profundamente a los ojos. - Te quiero Marlene Wolf, nunca lo olvides, no importa lo que pase, yo nunca amaré a nadie sino a ti. - Dulcemente besa sus labios.

Marlene regresa a su oficina y envía un mensaje a Tracey tratando de conocer su paradero.  Responde que terminando su último paciente. “¿Vas a venir conmigo esta noche?"  Le pregunta. “¡Sí! Te busco en unos pocos minutos.”  Le responde. Lo envía con alguna vacilación. Marlene coge su bolso, su chaqueta y se dirige al vestíbulo. - ¡Grace! – Le grita. - ¡Buenas noches! - Ella se detiene en la puerta. - ¿Cómo está Rebecca esta noche? He oído que la trasladan a una habitación mañana. – Le comenta. - ¡Uh! Ella está bien, y definitivamente lista para salir de aquí. – Le responde en una risita. - ¿A dónde vas esta noche? -  Grace también pregunta. - Tracey tiene entradas para ese concierto en la casa de la caza de ballenas esta noche. – Responde con firmeza. - ¿Has tomado una decisión? - Ella arquea su ceja esperando una respuesta. Marlene mira a su alrededor antes de contestar. - ¡Lo hice! - Dice con calma. -  ¿Y? - Grace se acerca más a ella.  - Le he dicho a Rebecca que quiero estar con ella. – Susurra y continúa.  - Tengo que decírselo a Tracey así que este es el momento de ver cómo voy a manejar las cosas. -  Sonríe.  - Creo que has tomado la decisión correcta Marlene. Tracey es una mujer maravillosa y podría verte con ella si Rebecca no estuviera en la foto, pero si lo piensas bien, siempre ha sido por ella por quien has ansiado. -  Le pellizca la mejilla. - Estoy feliz por ti, pero debes prepararte para las consecuencias con Tracey. – Le comenta. - David me está esperando en el estacionamiento. ¡Te veo mañana! -

Tracey se acerca a ella por la espalda sorprendiéndola. – ¡Hola! – Marlene habla en un tono sombrío. - Me alegro de que hayas cambiado de opinión, pido disculpas por ser un poco grosera antes, sé que estás preocupada por Rebecca. - Le declara mientras salen del hospital juntas. El camino hacia la Casa de la caza de la Ballena es extrañamente silencioso, no hablan mucho entre sí. Los pensamientos de Marlene están en Rebecca y cómo decirle a Tracey la verdad. - Mesa para dos. - Le pide Tracey al camarero mientras le entregaba los boletos. Se sientan. -  ¿Vino? – Pregunta. - ¡Sí! Por favor. - responde Marlene. - Día ocupado en urgencias, me han inundado con pies cortados y borrachos. -  Tracey se ríe. - El verano está casi terminado, el invierno estará sobre nosotros antes de que lo pienses.- Le dice. - ¡Marlene! Tengo una pregunta. -  Comienza a hablar y en serio. - No hemos hablado realmente de esto, pero creo que es hora de que vivamos juntas. - Marlene apenas puede tragar escuchando la cuestión. - No estoy segura de que esté lista para mudarme. - Ella razona. -  ¿Por qué no? Sería perfecto la cabaña sería un borrar y cuenta nueva, sería toda tuya. - Ella agarra su mano y la acaricia. – Tracey, ya la has decorado como te gusta, es tuya y yo no estoy lista para hacer ese movimiento. - Tracey toma un trago de vino y la mira fijamente. - Nos amamos Marlene y queremos estar juntos ¿No crees? - Le pregunta. - Tonterías Tracey, tengo que pensarlo, vivir juntos es un gran paso. - Trata de razonar con ella. - Si dos personas están enamoradas, vivir juntos no debería ser una banalidad. No lo entiendo. - Le transmite con tristeza. – Tracey, por favor, no estoy de humor para hablar de vivir juntos, deberíamos hablar de esto en privado, Dios mío, estamos sentadas en un bar. - Apoya el puño firmemente en la mesa, Tracey baja los hombros con desesperación. - ¿Podemos simplemente escuchar la música y disfrutar de la cena?- Añade Marlene con voz acalorada. Tracey da un trago de vino mirándola, piensa que algo está mal con Marlene.

El regreso al apartamento de Marlene vuelve a ser en silencio, aparca el coche lo apaga y se quedan allí sentadas allí sin decir nada. - ¿Quieres que entre? - Pregunta a Marlene que le da una rápida ojeada. - ¡Es tarde! Tengo una gran carga de pacientes a primera hora de la mañana. - Tracey agarra el picaporte de la puerta, la abre. - ¡Buenas noches! - Besa su mejilla y baja del coche. - Te veré mañana entonces.  - Ella se marcha encendida. Marlene mira fijamente las luces traseras de su auto con la tristeza en sus ojos.


- ¡Buenos días! - Marlene entra en la nueva habitación de Rebecca. -  ¿Ha sido dura la unidad de la UCI? – Marlene pregunta algo jocosa. - No hay verdadera intimidad allí – Le replica Rebecca. - Acércate. – Entrecierra los ojos y mira a Marlene.  - ¿Hay algo en mi cara? - Ella siente su caricia con la mano, Rebecca alarga la mano para agarrar su antebrazo y tira de ella hacia sus labios y se besan muy suave.  Marlene gime. - Hay más de dónde vengo. - Se ríe. - Es obvio que te sientes mucho mejor. - Marlene canturrea burlándose de ella. - ¿Cómo fue anoche? – Le pregunta. - Fue tensa e incómoda. - Comenta Marlene. - ¿Por qué? ¿Le dijiste algo? - Rebecca pregunta en un tono racional.  - Ella quiere que me traslade a su cabaña. - Rebecca niega con la cabeza. - Deberías haber sabido que eso vendría en algún momento. -Marlene suspira profundo. - ¡Es cierto! Creo que ella sabe que algo está pasando,  quería pasar la noche conmigo, pero creo que la discusión que tuvimos hizo trizas cualquier plan. - Marlene se sienta en la cama. - Tengo que decírselo más temprano que tarde o sospechará algo. Si durmiera con ella, te estaría engañando. - Mira a Rebecca mientras habla con sinceridad. - Marlene, lo entendería, estás en una relación con ella y puedes hacer cosas o decepcionarla, va a doler, no importa cuándo o cómo se lo digas, ella no sabe que está viviendo en una mentira.  -  La mano de Rebecca encuentra su camino hacia la cara de Marlene. - Te amo y no quiero que estés con ella, pero lo entiendo y no me hará cambiar lo que siento por ti. ¡Mierda! Hemos llegado hasta aquí y no voy a volver a perderte. -  Dice enérgica. Marlene tartamudea. – Se lo diré esta noche, no puedo posponer esto por más tiempo. – Comenta en voz baja. - Tengo que preguntarte algo Rebecca. ¿Fue difícil con Lizette? Cuando terminaste con ella. - Ella miró a Marlene con determinación. - Yo la amaba, pero me había estado mintiendo durante años, me engañó más de una vez y sabía en el fondo de mi mente que algo estaba mal con ella y nuestra relación. - Ella lo narra sin acritud. - Todavía no has respondido a mi pregunta. – Replica a Rebecca. - ¡Sí! Lo fue, sobre todo cuando recordé su engaño, mi cabeza todavía estaba en una nebulosa, los dolores de cabeza se habían apoderado de mí.  Al menos ahora, ya no me arrepiento. - Ella comenta. - ¿Qué pasa con Eric? - Ella le pregunta, Rebecca puede sentir que el pelo se le levanta en su cuello. - ¿Qué hay de él? - El semblante del embarazo centra toda su mente. - ¿Cómo fue cuando terminaste las cosas con él? - Rebecca tartamudea. - ¡Yo! Yo, ¡Uh! Fue un gran compañero y disfruté de su compañía. Por un breve momento pensé que podría hacer una vida con él, pero me di cuenta de que lo que sentía por él no era lo que siento por ti. – Le narra recordando que había momentos juntos. - No rompiste con él. ¿Lo llevas aún contigo? Quiero decir que vino aquí con la esperanza de reavivar las cosas, te acostaste con él. - Ella respira profundo, Rebecca siente que es difícil  tragar. - ¡Lo hice! No tenía ni idea de que me quería de vuelta, tuve que intentar obviarle para seguir adelante. Te digo como lo siento pero… - Ella la mira sin pronunciar palabra. - ¡Está bien! Entiendo, Creo entender cómo proceder con Tracey, los dos hemos estado en situaciones que deseamos solucionar. – Se sincera. - ¡Sí! Bueno, no podemos cambiar el pasado que compartimos con otros. Todo lo que sé es que cada momento que he estado sin ti, ha sido triste y decepcionante. - Rebecca se expresa con alegría. - Ahora sé que al final permaneceremos juntas. –




viernes, 18 de mayo de 2018

Episodio cuadragésimo cuarto


No podría perderte


-¡Hey! ¿Sales temprano hoy? - Marlene le pregunta a Grace mientras camina hacia la puerta.  - ¡Uh! ¡Sí! Tengo que recoger a Rebecca en el aeropuerto. - Marlene la mira con intriga, desliza sus manos en los bolsillos de su bata. - ¡Oh! Entonces… ¿Así que ella ha decidido volver? - Marlene pregunta. - ¡Sí! - Responde Grace mientras busca las llaves del coche en su bolso. - Necesito irme, no quiero llegar tarde. - Ella deja a Marlene allí de pie, observando cómo se apresura hacia su coche. - ¡Hola! - Tracey aparece detrás de ella, sus manos se apoyan en los hombros de Marlene. - ¿Cenamos esta noche? - Le pregunta, Marlene observa en silencio como Grace se aleja.  - ¡Uh! ¿Qué decías? -  Se expresa lejana a Tracey.  - ¡Lo siento!  Estaba perdida en mis pensamientos. - Se gira para mirarla. - ¿Esta noche? - Le repite. - ¡Claro, claro! ¿A qué hora? - Intenta actuar con normalidad Tracey frunce el ceño. - ¿Estás bien? – Pregunta sintiéndose rechazada. - ¡No! Quiero decir…  ¡Estoy bien! -  Su corazón hace tic tac acordándose de Rebecca. - ¡Entonces! ¿Qué tienes en mente? - Marlene pregunta mirando alrededor del vestíbulo para poder besar a Tracey en los labios.  – Tengo pensado hacer una sopa de almejas. – Le dice mientras recoloca la solapa de la bata de Marlene. - ¡Hmmm! Supongo que te veré un poco más tarde, entonces. – Responde con una sonrisa. - ¿A las seis? - Tracey reflexión. - ¡A las seis pues! Tengo algunas cosas que hablar contigo. – Le recuerda. – No debes preocuparte. Allí estaré. - Regresa a su oficina.  Rebecca regresa a su pensamiento, ha pasado más de un mes desde su último encuentro y no tiene intención de tener problemas con Tracey. 



- Ya estás aquí. - Grace se acerca a Rebecca después de esperarla frente a las puertas del aeropuerto. - ¡Hola. Grace! Gracias por venir a recogerme. – Le sonríe y se abrazan, pero Grace intuye que algo no está bien en Rebecca. Le ayuda a recoger su equipaje y Rebecca empieza a toser. - No suena bien. – Aprecia palidez  en su piel. - He tenido una tos persistente durante estos últimos días, estaré bien pronto. - Se dirigen al coche. - ¿Qué tal en Nueva York? -  Le pregunta al arrancar el coche. - Maravilloso, la pequeña tienda que encontré en la calle Stanton estaba disponible, así que la alquilé.  He adecentado mi apartamento y lo he preparado para vivir en el de nuevo. - Le responde tosiendo de nuevo. - No me gusta la forma en que suena esa tos Rebecca. Deberíamos ver a David para que te explore. - Ella le expresa con preocupación. - ¡Mañana! Sólo necesito una buena noche de sueño, nada que un poco de aire del océano no cure. - Rebecca mira a Grace. Se siente terriblemente mal y comienza a sudar, pero nota frío y su cuerpo caliente.
Llegan a la cabaña y abre la puerta. Acarrean el equipaje hacia dentro de la vivienda. - Entra y voy a por la última maleta. – Ordena Grace, ella obedece y pasa dentro. Cierra el auto y camina hacia el porche, abre la puerta. - ¡Bueno! ¿Cómo están las cosas? - Grace pregunta, pero no hay respuesta. - ¡Rebecca! – La llama en voz alta desde la puerta, pero de nuevo no hay respuesta. Grace deja la maleta, pasa por delante de la cocina y encuentra a Rebecca tendida en el suelo y sin conocimiento.  - ¡Rebecca! – Grace le chilla y la agita, pero no responde. Coge su teléfono celular del bolsillo de su chaqueta y llama a emergencias. Hace rodar a Rebecca y puede ver que respira con dificultad. Cuando llega la ambulancia los sanitarios entran a la sala de estar. Ella se identifica. - Nos vemos en el Memorial de New Port, he llamado a mi esposo y él estará en urgencias. – Les informa y sigue a la ambulancia en su coche.

Grace se sienta en la sala de espera de urgencias contemplando el teléfono y dudando si llamar o no a Marlene. Al final decide enviar un mensaje. - Perdóname, Tracey. - Marlene coge el teléfono de su bolso. - ¡Oh! Es Grace, tiene una emergencia. Déjame llamarla. – Se levanta del sofá y sale. - ¿Grace está todo bien? – Ella siente extraña la voz de Grace. - ¡No! No lo está, Marlene, es Rebecca, estamos en la sala de urgencias. - Marlene se siente enferma. - ¿Qué le pasa Grace? -  Su voz se hace penumbra. - La encontré desmayada y sin conocimiento cuando la traje a la cabaña. - Contesta con un temblor en su voz. - Estaré allí en breve. – Contesta presa de un importante nerviosismo. – No hace falta, te llamo más tarde. – Marlene ya no escucha, agarra su bolso y el suéter. - ¿Qué está pasando? - Tracey le pregunta. - Tan pronto lo sepa te llamo. - Rápidamente besa su mejilla y sale fuera, se monta en su coche y sale corriendo hacia el hospital.  Grace repiquetea con el tacón sentada en la sala de espera, Marlene entra con mirada de intriga y desconociendo lo que está sucediendo.  - ¡Marlene! Gracias por venir. - Ella se sienta a su lado. - Estoy esperando a que David salga. - Ella baja el rostro entre las palmas de las manos. - ¿Qué pasó? - Marlene pregunta en un tono sombrío. - Cuando la recogí en el aeropuerto noté que parecía pálida, tenía un aspecto terrible, estaba sudorosa y fría. - Reconoce Grace. – ¡Continua! - Apura Marlene con el miedo en el cuerpo. - Estábamos descargando su equipaje, ella se adelantó y yo la seguí poco después, la encontré en el suelo sin conocimiento. - Marlene puede sentir el miedo en su voz, Marlene se levanta inclinando la cabeza, la apoya en la pared casi en el sollozo y traga saliva con desespero. No puede hacer nada, espera a que David aparezca. Los minutos parecen horas, mientras Marlene camina hacia adelante y hacia atrás. Finalmente, David sale con el rostro gris y hosco, Marlene corre a su lado, lo mismo hace Grace. - Ha sido providencial que estuvieras allí en ese momento Grace. -  Le dice. -  La vamos a trasladar a la unidad de cuidados intensivos. - El corazón de Marlene se hunde en lo más profundo, siente la necesidad de llorar, pero pone cara de valiente. - ¿Qué le ocurre? - Grace tiene miedo de preguntar, pero lo hace. - Ella tiene una grave neumonía en el pulmón izquierdo, el derecho muestra cierta congestión, las próximas cuarenta y ocho horas serán críticas, hemos hecho radiografías de tórax, el análisis de sangre completo saldrá por la mañana.  - Contesta cruzado de brazos. - La tenemos con oxígeno puro, continúa inconsciente, necesita respiración asistida.  Ella es joven y fuerte, pero su situación sigue siendo crítica. – Advierte con firmeza. - ¡David! ¿Puedo quedarme con ella? - Marlene le coge del brazo con desespero y le suplica. Él puede ver la tristeza en sus ojos. - Si quieres, podrías colaborar incluso en su cuidado, no estará de más, haré los arreglos con la UCI para que estés allí. - Marlene lo sigue hasta la unidad de cuidados intensivos. Mira a Rebecca a través de la ventana de vidrio, la impresión la atenaza e intenta componerse del impacto que está siendo verla allí indefensa, inconsciente y totalmente desvalida.  - Puedes entrar ahora. – Le dice la enfermera. - Su corazón late fuerte y hace algunas muecas, pero eso es inconsciente. -  Lo mira con un gesto de gratitud. - ¡Gracias! - Poco a poco gira el picaporte de la puerta, se lleva la mano a la boca mientras mira las líneas de los monitores a los que está conectada Rebecca. Le acerca su mano a la de ella y siente la frialdad de su tacto, la agarra con fuerza. - ¡Rebecca! – Le dice en un susurro, casi con llanto, pero no hay ninguna respuesta, aunque la llame por su nombre. Unas lágrimas comienzan a caer de sus ojos mirando la expresión en blanco de su rostro.

La enfermera entra tirando de una silla al lado de la cama.  - ¡Siéntate! La espera será larga. – Le ordena amable, muestra un recipiente con compresas en la bandeja. - Sudará mucho de vez en cuando, sécale el rostro, la frente y el pecho, ayudará a mantenerla seca. -  La enfermera le sonríe. Marlene apenas puede decir una palabra, se encuentra muy abrumada por la situación. - ¿Estarás aquí? - Le pregunta. - Las próximas ocho horas, si necesitas algo, no tienes más que decirlo. – Le responde acariciando su hombro. Marlene se sienta cerca del rostro de Rebecca y la mira con lamento. - ¡Rebecca! - Marlene susurra cerca de su oído, le acaricia el brazo con el dorso de la mano, hay un movimiento de ella, gemidos bajos y respiración ronca. Marlene coge una compresa y empieza a secarle el sudor que le corre por sus labios y los seca. - ¡Te amo! – Pronuncia en voz baja. Llora mirando su cuerpo inerte y frío.
Las horas pasan lentamente sin que Rebecca muestre alguna respuesta. Marlene, sentada en la silla, entra y sale del sueño. Grace abre lenta la puerta. - ¡Hola! – Saluda en un susurro. - Te he traído un poco de café. - Se lo da en la mano. - ¡Gracias! – Marlene lo bebe con avidez. - ¿Alguna respuesta de ella? - Grace le pregunta acariciando su hombro. - ¡No! - Ella comienza a llorar de nuevo. - Grace, no puedo perderla, yo no puedo vivir sin ella, Ella lo es todo en mi vida, hemos pasado por demasiadas cosas para que ahora se pueda ir sin más. – El lamento cae de sus labios como pidiendo auxilio. – Te espera un camino duro por delante Marlene, ella está muy enferma, sé que no necesito decirte lo peligroso que puede ser esto. - Le advierte. - Me he equivocado, la he rechazado sin piedad, necesito recuperarla de nuevo. No puedo vivir sin ella. – Vuelve a mirarla comprueba que una lágrima corre por el lado de su cara. Marlene se la limpia y le acaricia la frente. - ¡Por favor! Despierta. - Le suplica en voz baja. – Te dejo ahora, luego regreso. - Le dice Grace, Marlene asiente y coge la compresa para secarle otra vez la cara. Grace sale al pasillo, David la espera de pie mirando hacia Marlene. - ¿Cómo está Marlene? - Le pregunta y la abraza. - Angustiada. - Le responde. - Esperaba eso. -  Afirma. Sonríe y toma a Grace de la mano. - ¿Qué estás pensando? - Le pregunta Grace mirando su expresión.  - Va a ser difícil, esto no es algo que Rebecca superará de repente.  Marlene necesita saber que, con los antibióticos que le estamos dando y los otros medicamentos, espero una recuperación completa, pero lenta. - Grace se relaja. - ¡Bueno! Eso es positivo, conozco tu toque profesional y lo listo que eres. – Le dice, él envuelve su brazo en el de su esposa. - Déjame llevarte a casa. - Sonríe pellizcándole la mejilla. - Dejaré que Marlene tenga su tiempo con Rebecca y volveré un poco más tarde y comprobar como está. – Le dice ella. - Pasaré por su apartamento y le cogeré ropa limpia y algunas cosas que puede necesitar. - David se ríe. - Buena idea, las necesitará, apuesto a que tendrá a Rebecca para ella para mucho tiempo. - Caminan hacia el automóvil y se dirigen a su casa.



Marlene saca una nueva compresa del recipiente y comienza a limpiar la cara de Rebecca otra vez. Ella hace una mueca a través de su expresión fantasmal. - Recuerdo la primera vez que nos besamos. - Le habla mientras acaricia, mas que limpia su rostro y sus hombros. - Ese juego tonto de girar la botella. – Sonríe y mira hacia adelante recordando. - Nunca me habían besado así en mi vida. - Duda por un segundo. - Supe entonces que estaba enamorada de ti. - Se seca las lágrimas de los ojos volviendo a sentarse. Marlene comienza a dormitar cuando suena el móvil. Tracey le envía un mensaje.  "¿Qué pasa, alguna noticia?" Lee, Marlene suspira pensando en cómo responderle. "Es tarde hablaremos mañana" Le contesta en otro mensaje y luego apaga el teléfono.



Rebecca empieza a temblar y a mover los brazos. - ¡Marlene! - Ella se estremece al no abrir los ojos, su cabeza gira un poco hacia atrás y hacia adelante. - ¡Marlene! – Gime al despertar.  - ¡Rebecca! - Exclama con suavidad, pero Rebecca está inmóvil. - ¡Por favor, Rebecca! Abre los ojos. - Le acaricia un lado de su cara con los dedos, apartando las diminutas gotas de sudor, se inclina y le besa la frente. Tira de la silla más cerca y apoya su cabeza al lado de Rebecca. Marlene se despierta por la sacudida de su brazo, se levanta de un salto y mira a una Rebecca durmiente. - ¡Grace! - Trata de enfocar sus ojos. - ¿Qué hora es? - Grace deja la bolsa junto a la puerta. – Las siete, necesitan entrar aquí y hacer algunas pruebas, te traje ropa y artículos de tocador. - Le señala la bolsa al lado de la puerta. - Ve al vestuario de los médicos y date una ducha. - Salen fuera de la habitación permitiendo que las enfermeras entren. Grace la sigue. - Le dije a Tracey esta mañana que no te moleste. -  Marlene se encoge de hombros suspirando. - Ella me puso un mensaje anoche y yo estaba muy mal. Le contesté y apagué mi teléfono. -  Gruñe molesta. - Tienes que decirle la verdad Marlene. - Entran en el vestuario de los doctores. - ¿De que estoy enamorada de Rebecca? Creo que ella ya lo sabe. Estábamos tratando de resolver nuestros problemas y ahora esto. - Ella levanta los brazos en el aire con incredulidad. – Ve a ducharte, te traeré un café. -  Ella se va fuera del vestuario. Marlene se queda sola, se ducha con rapidez y se viste. - ¡Oh! ¡Tracey! - Marlene se sobresalta cuando sale del vestuario y se la encuentra delante y le da un beso a Marlene. – Lo he oído. – A Tracey le parece triste. - ¡Sí! Debería haberte llamado, está en estado grave y no quería irme. - Tracey se cruza de brazos. - Puedes entender que no conoce a nadie más aquí y no querría estar sola. -  Camina acompañando a Marlene y la sigue de regreso a la UCI. - Gracias por tu comprensión. – Marlene le responde. - Te veré un poco más tarde, tengo un montón de papeleo que terminar. - Le besa en la mejilla. - ¡Te amo! - Le dice Tracey con una sonrisa. Ella le da una palmada en la espalda.

Marlene se sienta allí esperando que las enfermeras completen sus tareas, David sale viendo la gráfica de Rebecca, levanta la vista y ve a Marlene.  - ¡Buenos días! – Saluda. - ¿Cómo está ella realmente? David. - Le pregunta preparándose para lo peor. – Está grave, pero su respiración es mucho mejor esta mañana que anoche. - Le dice honestamente. - ¡Gracias a Dios! – Explota. - ¡Sí! Las cosas podrían haber sido terribles si Grace no hubiera estado allí. - Marlene niega con la cabeza. - No entiendo. – Comenta. - Ella puede haber cogido el mal en cualquier lado, quién sabe. Pero es fuerte. Marlene, a veces, cuando la gente pasa por un trauma importante en su vida, eso puede tomar su peaje, sí, ella es fuerte como he dicho, pero su sistema inmunológico puede ser muy difícil, tendré una idea más concreta esta tarde si el antibiótico que le damos es efectivo. – Le responde y le acaricia el hombro. - Las enfermeras están a punto de terminar con ella. - Sonríe aliviando sus tensiones. Marlene se apresura a regresar al lado de Rebecca y encuentra un nuevo recipiente de compresas y empieza a secarla. - ¡Buenos días! - Le sonríe hablando en voz baja.  - Necesito que te mejores. Hay muchos vestidos que necesitas diseñar y coser. - Sus labios tocan su mejilla en un beso Rebecca permanece indiferente. Marlene extrae el teléfono de su bolso y llama a Tristán y le explica la situación. - ¡Sí! Te llamaré en el momento en que despierte, te lo prometo. - Le responde. - Ese era Tristán. - Murmura y puede sentir el dolor de un escozor en su garganta, trata de tragar, pero se siente ahogada.
Rebecca mueve su cuerpo y se retuerce ligeramente, abre los ojos lentamente. - ¿Dónde estoy? - Su voz alerta a Marlene que agarra su mano.  - Rebecca soy yo. - Ella pulsa el botón para llamar a la enfermera. - ¿Marlene? - Ella susurra, una lágrima cae del ojo de Marlene, sonríe en un gesto a medio camino del llanto. La enfermera entra rápidamente, Marlene llama al teléfono de David. - Está despierta. - Grita emocionada. - Estaré allí en breve. - Le responde. - Estás en el hospital. -  Marlene le dice. Rebecca extrañada se siente incoherente. - ¿Hospital? - Ella pregunta, sus ojos se hunden. - ¡Sí! - Ella responde. David entra. - ¿Puedes disculparnos? -  Él pregunta. – Rebecca estaré justo aquí fuera. - Le promete. Marlene se dirige a la sala de espera. Grace se acerca a ella. - ¿Así que está despierta? Eso es muy bueno. - Marlene frunce el ceño, la abraza y rompe a llorar de forma estrepitosa. Descarga sobre su amiga toda la ansiedad acumulada en las últimas horas. - ¡Está viva, ha revivido! - Grace la tranquiliza acariciando su espalda. - No puedo ni me alejaré de su lado Grace, tengo pacientes. - Interrumpe Grace rápida.  - Los he reasignado por ahora, Marlene, sé lo importante que es para ti estar aquí, ahora. -  Marlene sonríe algo después de tantas horas de angustia. - Eres la mejor amiga que cualquiera podría tener Grace Brandon. - Ella se confía.  David sale de la zona de la UCI.  - Parece que los antibióticos están funcionando. Lo ha superado, pero todavía tenemos un camino por recorrer. - Marlene lo abraza con fuerza. Aún tiene los ojos gripados del llanto. - ¡Gracias David! – Él hace un rápido ademán hacia dentro del cuarto de Rebecca. Marlene corre hacia ella. - ¡Hola! - Le sonríe. - ¡Hola! – Responde Rebecca mientras trata de tragar con dificultad. - ¿Te lo han dicho? -  Ella le pregunta a Rebecca, ella asiente con la cabeza no queriendo hablar mucho. - Gracias por estar aquí. - Ella finalmente consigue articular las palabras. Marlene acerca a su rostro al de ella. - Yo no estaría en ningún otro lugar sino aquí, quiero que sepas eso. – Con el dedo acaricia su barbilla. - ¿Para qué son los amigos? - Susurra Rebecca, Marlene sonríe mirando con cautela. - ¡Te amo! - Responde Rebecca sonriendo y cierra los ojos. - Descansa un poco, te veré pronto. -  Ella coloca sus labios en la frente de Rebecca que se queda dormida.



Marlene ha quedado con Tracey en la cafetería donde se sientan a almorzar.  - Neumonía viral, ¡Hmmm! Podría haberlo cogido en Nueva York. - Tracey conjetura mordiendo su ensalada. – Yo… Marlene, ¿Por qué no me dejas cocinar para ti? Esta noche, una comida caliente te haría bien. - Marlene toma un sorbo de té. – He de ver cómo está. - Responde, Tracey se sienta. - Sé que estás preocupada, pero ella está en buenas manos Marlene. – Con su mano acaricia el lado de la cara de Marlene mientras habla. - No tiene a nadie más aquí, Tracey y yo he prometido a su hermano que me ocuparía de cuidarla y que lo llamaría cuando despertara. - Su mirada es severa al responder. - Está bien, bueno pues avísame, pensé que un poco de tiempo a solas esta noche sería bueno. - Menciona Tracey al terminar la ensalada. Se pone de pie dejando a Marlene sola en la mesa. Marlene piensa cómo va a contarle a Tracey sus verdaderos sentimientos sobre Rebecca.