Ciclo vital
Marlene permanece con Rebecca
un rato más. - Tengo pacientes. ¿Qué tal
si vengo a almorzar? Recogeré algo de la cafetería. - Se inclina y la besa.
- Te veré más tarde. - Coge su mano y
se las acarician. Marlene sale de la habitación sin saber que Tracey está
observando desde el otro lado del pasillo. La sigue con la mirada hasta que
entra en el ascensor. Rebecca cierra los ojos pensando en Marlene y deseando
empezar una nueva vida con ella, pero el embarazo la hace pensar. Tracey
anuncia su aparición llamando a la puerta. -
¿Cómo te encuentras? - Ella pregunta como si estuviera preocupada. - Me siento mucho mejor, gracias. Lista para
salir de aquí en realidad. – Ella expresa sinceramente. - Hablando de ello. -
Tracey interroga. - ¿Cuáles son tus planes? - Ella piensa
antes de responder. - No he decidido
nada, todavía tengo la cabaña y me gusta vivir aquí. ¿Por qué? – Rebecca
expone sin dificultades. - Marlene y yo
estamos felices, pero siento que la razón por la que realmente deseas quedarte
es por ella. – Afirma. - Marlene
tendrá que decidir que es lo que quiere. ¡Tracey! - Suspira mirándola. – Ella ya tomó una decisión y ella quiere
tener una vida conmigo, no veo nada más que problemas procedentes de ti y Marlene
no necesita el estrés, estamos felices. - Ella baja la cara a sus manos. –
Serías más feliz si no me encontrases como una amenaza. – Le dice Rebecca. -
Quiero que te mantengas alejada de ella, por favor, sé que eso no es lo que
querías escuchar, pero el hecho es que ella me ama. - La mira con
solemnidad. - ¡Entonces! Si ella te ama, como dices, no tienes que preocuparte.
– Le comenta cruzando los brazos. Tracey sale de la habitación con cara de
pocos amigos. - ¡Mierda! - Rebecca llora y se enjuga
los ojos. - ¿Qué voy a hacer? - Habla
en voz baja para sí misma, cierra los ojos y al poco rato se duerme.
-
¡Rebecca! -
Marlene le da un golpecito en el hombro.
- ¡Oh! ¡Hola! - Se sienta en el lado de la cama. - Ensalada de chef. -
Marlene sonríe dejando la bandeja junto a la cama. - Tracey vino a verme temprano. - Comenta Rebecca. - ¿Tracey? - Pregunta Marlene con el
corazón. - ¡Sí! Ella parece pensar que
soy un problema, que es la razón por la que todavía estoy aquí, que te persigo.
– Le explica. - Marlene deberíamos
hablar, es algo importante. - La mira. -
¿Puede esperar? Tengo una tarde muy
ocupada. - Le ruega, casi suplica. -
¡Venga Marlene! Eso está siendo un poco injusto. Marlene tienes que contarle a
Tracey lo nuestro ¿O es que te molesta? - Ella la reprende, Marlene se
sacude nerviosa. – Se lo diré, solo
necesito un poco de tiempo, Rebecca. - Marlene se levanta rápida, Rebecca
se estremece. Su cabeza le molesta de nuevo. - ¡Lo siento Marlene! ¡No quise decir…! - Intenta suavizar su
comentario. - ¡Está bien! Ella no tenía
derecho a preguntarte nada. - Insiste Marlene. Terminan el almuerzo. - ¡Te
veré esta tarde! – Se va y deja a Rebecca reflexionando sobre su situación.
-
¡Tracey! -
Marlene la encuentra en la sala de urgencias. - ¡Hola! ¿Estás en tu descanso? – Tracey no sabe que Marlene ha
hablado con Rebecca. - ¿Puedo hablar
contigo por favor? - Ella la agarra y la arrastra a una sala de examen vacía.
- ¡Marlene! ¿Estás bien? - Le pregunta
intrigada. - ¿Fuiste a hablar con
Rebecca? - Ella le pregunta irritada. -
Me detuve, sí. - La mira extrañada. -
¿Por qué tenías que hacer eso? - Se revuelve hacia ella. - Solo le pregunté por sus planes, eso es
todo. – Oculta parte de la verdad, coloca sus manos sobre los hombros de
Marlene. - ¿Estás enfadada? - Ella
pregunta con curiosidad. - Me duele que
decidieras hablar con ella sabiendo la condición en la que ha estado. - Se queja Marlene. - ¡Vamos Marlene! Eso fue un poco injusto ¿no crees? ¿La condición en
la que ha estado? ¿De verdad? - La regaña. Marlene aprieta los dientes y
vuelve a mirarla. – Creo que éste no es
lugar para discutir esto. Creo que debemos hablar en otro sitio. - Añade
con disgusto. - ¡Bueno! Ahora quieres
hablar. - Tracey siente la espalda contra la pared. - ¡Sí! Deberíamos. Esta noche después del trabajo. – Airada regresa
a su oficina y recoge sus cosas. Acabada la jornada sale y se dirige al
apartamento. Marlene coge su teléfono celular del bolso. “¡Rebecca!
Esta noche se lo digo.” Ella lo envía. "Sólo si sientes que es el momento adecuado, no te presiones,
tenemos que hablar de nosotras mismas, te amo” Le escribe en respuesta. Marlene lo lee con lágrimas en los ojos. Va a herir
a una persona con la que ha estado involucrada. Todo esto se está convirtiendo
en un problema con su corazón dolido. Soportar
el dolor de otra ruptura y las ansiedades que seguirían, pero Rebecca está en
el centro de su mente. El amor de su vida está en el hospital incapaz de
defenderse de un golpe abrupto.
Llega a la puerta de la cabaña
de Tracey y llama. - ¡Por favor, entra! - Marlene parece
pensativa, ella cierra la puerta. - ¡Mira!
Puedo entender… - Ella comienza a hablar.
Marlene le corta al quitarse su chaqueta. - ¡No! No puedes, en realidad no tienes ni idea. - Marlene se siente con valor. Tracey le echa una
mirada distante. - Rebecca es perjudicial para nuestras vidas. ¿Porqué no iba a
preguntarle? Tenía que hacerlo, te amo Marlene y sólo quiero que las cosas sean
fáciles para ti. - Ella se pone
hosca y se enrojece su cara. - Creo que
debo ser honesta contigo, ¡No! Ya no mantendré esto más tiempo, tengo que… pero…
- Ella hace una breve pausa. - La amo, lo he sabido todo el tiempo y he tratado
de no dejar que interfiera en mi relación contigo, pero casi perderla me hizo
ver que no sería feliz sin ella. - El corazón de Tracey se hunde al oír su confesión. - ¿Qué estás diciendo? Porque estaba
enferma y cerca de la muerte. ¿Te debes a ella? - Ella le grita. - Me dijiste que tu vida estaba conmigo, que
hacemos un buen equipo. ¿Vas a tirarlo por ella? Eres una imprudente. -
Ella se enoja deforma terrible mientras habla. – No he querido hacerte daño, Tracey, pero no puedo mentirte a ti, a mí
y a Rebecca, ¡Lo siento! – Ella está indignada. - ¿Lo siento? ¿Creías que ibas a entrar aquí, para decirme cómo te
sientes realmente y yo diría que está bien? - Parece aturdida y fuera de sí
con Marlene. - No estaba segura de cómo
lo tomarías. – Le dice en un tono suave. - No puedo creer que esto esté pasando. - Solloza con la cara en
sus manos. - ¡Por favor, Tracey! - Le
ruega Marlene queriendo calmarla. - ¡No me
toques! - Se aparta de forma brusca de ella. - Me tengo que ir. - Agarra su chaqueta y sale corriendo por la
puerta antes de que pudiera detenerla. Marlene se siente enferma, ha herido a
la mujer con la que pensaba que estaría ganando vida, recoge sus cosas y
regresa al hospital para ver a Rebecca.
-
¡Gracias, David! -
Expresa Rebecca. - Estás yendo mucho mejor, todavía hay algo de congestión en el pecho,
pero eso era de esperar y no hay fiebre en estos últimos tres días. - Observa
la bolsa de medicamentos que gotea lentamente en su vena. – Un par de días mas y creo que seré capaz de quitarte esto, y ver cómo
reaccionas después. - Le da la vuelta a su gráfica. - ¿Tienes alguna decisión sobre el embarazo? - Él cuestiona serio,
ella frunce el ceño. - No lo he hecho,
tengo que contárselo a Marlene, pero… - Deja de hablar. - No creo que este sea un buen lugar para
contarle nada sobre ello y no he decidido si quiero quedarme con este niño. -
Ella baja la cabeza sintiendo algo de desgracia. - La decisión es tuya y puedo respetar lo que sientes, pero no puedes
esperar mucho tiempo, programaré una
cita con el Dr. Raines en tu nombre.- Le propone. - Creo que es una buena idea, me preocupa el daño que se haya podido causar al feto. - Se acaricia el abdomen. Ella levanta la mano
hacia él. - Entiendo lo que pretendes, no sabía que estaba
embarazada y no sabía cómo estaba mi salud, realmente. – Le explica con
calma. - Entonces programaré la cita
mañana. – Afirma. - ¿Cuánto tiempo
más estaré aquí? – Intenta. Buscar una respuesta concreta. – Tenemos que ver cómo evolucionas primero,
los antibióticos y esa congestión aún tienen que desaparecer. - Su sonrisa
y sus palabras alivian su preocupación. -
Te veré mañana. - Cierra la puerta y
la deja reflexionando sobre la situación.
Marlene entra en la habitación
con una mirada áspera. - ¡Hola! - Ella
saluda tirando de la silla al lado de la cama. – Por lo que veo, se lo has dicho. - Rebecca afirma mirando a su
rostro. - No ha ido bien, ella piensa que
te debo algo y que esa es la razón por la que quiero estar contigo. –
Expone sus sensaciones. - ¡Lo siento! Las
rupturas son duras siempre y sé que te preocupas por ella. - Añade y se
abrazan. Permanecen en silencio un momento. -
La he destrozado, igual que hice con Mark.
–Define sacudiendo la cabeza con fuerza y gimoteando. - ¡Marlene! Nadie se da cuenta lo difícil
que ha sido para nosotros, salvo para nuestra familia. Nos amamos, eso es un
hecho. - Sonríe. - Sé que lo único que quiero es pasar mi
vida contigo, haciéndote feliz, sinceramente
es hora de dar lo mejor de mí misma como nunca antes lo hice. - Rebecca le exterioriza mirando a esos ojos
azules que ella adora. - Te amo de una manera tan profunda y
apasionada que me duelen hasta mis huesos.- Habla Marlene riéndose. - Todavía tenemos muchas cosas de las que
hablar. - Se siente insegura pensando en el embarazo. – Nada es más importante que tu salud ahora Rebecca, cuando salgas
tendremos mucho tiempo para hablar de todo lo que nos importa. - Ella sonríe
y la abraza. - ¡Bésame! - Rebecca le
pide dulce. Marlene se aparta algo de ella y sus labios se encuentran en un
beso apasionado, con sus manos acaricia los costados de los brazos de Rebecca. - He
esperado demasiado para tener esto. - Marlene bromea. - Esta bata de hospital no es muy romántica, que digamos. - Rebecca
se ríe. - Cuando te lleve a casa no
necesitarás ese vestido. – Le tira de sus dedos. La mirada de Rebecca se pone
seria. - Te quiero Marlene. – Le dice
y una lágrima cae por su mejilla. - Y yo
te amo con todo mi corazón, no creo que nunca nos lo digamos lo suficiente. -
Le limpia la lágrima de la cara. -
Debería irme, tengo un día muy ocupado mañana y te veré a primera hora. -
Le da un beso. - ¡Que tengas una buena
noche de sueño, descansa! –
-
¡Bueno! No hay fiebre tampoco hoy. - La enfermera le comunica. - ¿Qué tal una ducha caliente? - Le dice con firmeza. -
¿Crees que podrás hacerlo? - Ella
sonríe y la ayuda a salir de la cama. Marlene aparece con un pijama limpio. - ¡Hola! - Rebecca la saluda con la
mirada iluminada. - Déjame poner este. - Coge el pijama que trae Marlene, la enfermera
le ayuda con los tubos que tiene conectados. –
Espero que David esté dispuesto a sacar esto hoy. - Dice en referencia a
los aparatos. Marlene mientras se acerca
desde el cuarto de baño, la enfermera las deja solas. - David me dio una buena charla, me dijo podría irme a casa pronto. -
Marlene la ayuda a sentarse en la cama. -
¡Eso es bueno! – Le dice ella. - ¿Estás
mejor esta mañana? – Le pregunta Rebecca. – Estoy hecha una pena, no dormí bien pensando en la agitación y el
dolor que he creado. - Responde con
franqueza. - Marlene no seas tan dura
contigo misma, nunca es un buen momento para dejar a alguien. No habría
importado cómo o cuándo lo dijeras, lo que no podías era seguir mintiéndole. - Trata
de calmar a Marlene. - Eso no lo hace más
fácil. - David golpea la puerta y
expresa un… - ¡Buenos días! Marlene,
Grace te está buscando. – Él se acerca a la cama con su estetoscopio en la
mano. - Te veo más tarde. - Marlene sonríe y les deja. - ¡Vamos a explorar! - David saca el estetoscopio y escucha la
respiración de Rebecca. - ¿Cómo suena? – Pregunta
ella curiosa. David se guarda el estetoscopio en el bolsillo. - ¡Suena muy claro! Estoy contento y
sorprendido de lo bien que estás evolucionando.-
Mira a la puerta y luego a ella. - Mucho
que ver con tu progreso. – Le dice en referencia a Marlene. Su sonrisa de
aliento la entusiasma. - Aún
no me lo creo, pero volvemos a estar juntas. - Se encoge de hombros. - Sé que hay algunas dificultades con Tracey
pero ella es mi mejor medicina, sin su amor no soy nada. - Expone en un
tono racional. - Voy a suspender los antibióticos y los otros
líquidos hoy, espero enviarte a casa en unos días, pero el descanso, de todo
tipo, es muy importante. Deberás beber más agua. - Le entrega un papel. - El lunes tienes una cita con el Dr. Raines.
- Le ordena apuntando a la nota de
la cita. - ¡Ok! Gracias David por todo,
hablaré con Marlene sobre el embarazo este fin de semana, y yo… La decisión la
tomaré antes de ver a este Dr. Raines. - Sostiene la nota de la cita
mirándola. - Creo que tener una idea o un
plan sobre cuáles son tus intenciones es muy importante, recuerda que hay una
vida que crece dentro de ti. – Añade con una sonrisa. - Te veré mañana. - Le dice
con aire paternalista. Rebecca se queda sola reflexionando sobre lo que ha conversado.
-
¡Buenas tardes! -
Marlene entra en la habitación. - ¡Hola! - Rebecca está vestida y
sentada al lado de la cama. - ¿Dónde has estado todo el día? Te he echado
de menos. - Rebecca pregunta. -
Tenía que preparar la casa, nuestra casa ahora y tuve que mover mis cosas del apartamento. -
Ella sonríe haciendo feliz a Rebecca, se abrazan. - He arreglado unos días de descanso para estar contigo. - Le
comenta empacando las cosas de Rebecca. -
¡Oh! Eso estará bien. – Rebecca piensa
en el bebé y en el tiempo que necesita para saber qué hacer. - Te veo triste. - Le nota Marlene
cuando entra la enfermera trayendo una silla de ruedas. - ¡No! Realmente estoy bien. - Traga saliva con fuerza. - Vamos a llevarte a casa. – Le dice con
autoridad y ella se sienta en la silla de ruedas, Rebecca mira hacia atrás en
su tiempo pasado allí y piensa en el punto de inflexión que allí sucedió, el
embarazo y el reinicio de su relación con Marlene.
Rebecca respira el aire que
sopla a través de las ventanas. - Veo que
has arreglado las cosas. - Rebecca
habla al notar que los muchos botones, hilos y materiales de tela que estaban
dispersos por la casa, ahora están bien escondidos arriba. Marlene toma a
Rebecca en sus brazos. - David ha ordenado un montón de descanso. -
Ella le besa brevemente. - ¡Si! Me lo dijo,
pequeña bruja. – Le dice de una manera un tanto sensual. - Creo
que cuando dijo descanso, significaba que no habría sexo. – Le observa atrevida. - ¿No hay sexo? – Cuestiona decepcionada. - Así que hoy no vas a tener nada. - Le gruñe Marlene caminando
hacia el sofá, Rebecca hace una mueca al sentarse. - ¿Por qué no? ¿Ni unos besos de cariño? - Le implora. Rebecca hace
un puchero al sentarse. - ¿Por qué no? - Suplica. - Porque ¿Quieres sobrecalentarte ahora? - Ella sonrió traviesamente. - Creo que si lo tomamos con calma… -
Marlene pone su mano sobre la boca de Rebecca. - ¡Shh! Y deja de ser tonta.- Quiere detenerla, los labios se encuentran con
suavidad. - ¡Por favor! Llévame a la
cama. - Rebecca acaricia un lado de su rostro. - ¡Hmmm! - Marlene gimotea,
se levantan y coge a Rebecca en brazos cargando con ella, sus labios en
contacto y se dirigen a la habitación.
Ambas se colocan de rodillas,
una frente a la otra en el centro de la cama. - ¡Bésame! - Le insta Marlene, Rebecca recorre con tacto sus labios
ya acercadas ambas bocas. Lentamente
desabrocha su camisa desprendiéndose del sostén. El pecho de Marlene al aire primero con el toque
de sus manos y luego con sus labios recorre su piel. Las puntas de los dedos de
Marlene se entrelazan en los mechones cortos del cabello de Rebecca mientras
gime. Rebecca se tumba despacio sobre su espalda, se desprende de los
pantalones, Marlene se los quita también rápidamente quedando desnudas las dos.
Marlene rueda poniéndose encima a Rebecca, guía sus manos hasta su cintura aferra
los lados de sus caderas presionando para acercar los montículos y fusionar la
relación que a continuación suceda. En ese instante Marlene gime. - ¡Cómo he extrañado tanto esto! – Susurra,
Rebecca siente el tacto de Marlene. - ¡Y
yo cariño mío! - Le suspira en el oído mientras baila sobre ella. Marlene besa y traza dibujos con su lengua
sobre la piel de Rebecca. Entra en su boca con pasión, besa y besa
repetidamente al tiempo que van llegando al clímax mutuo en ese baile erótico
sin freno que las deja desfallecidas.
Se recuestan de costado frente
a frente, tendidas mirándose durante un rato no articulan palabra alguna, no
son precisas la mirada entre las dos habla por si sola. - ¿Que
estás pensando? - Rebecca recapacita sobre la vida que crece dentro de ella
y se siente extraña y repentinamente fría. -
¡Rebecca! - Marlene coloca el pulgar bajo su barbilla y eleva su rostro
hasta encontrarse las miradas. - Rebecca,
¿Qué ocurre? - Ella aspira aire. -
Estoy bien pero…- Ella duda un
segundo. - Tengo que decirte algo. -
Marlene la mira con desazón. - ¡Ok! ¿Qué
puedo esperar? - Pregunta con expresión perpleja. - Descubrí algo sobre mí misma cuando estaba en el hospital. –
Empieza a hablar poniéndose más cerca de ella. - ¡Continúa! – dice algo perpleja. - No sé lo que esto hará con nuestra relación y no estoy segura de cómo
debo o incluso quiero manejarlo. - Se queda en silencio mirando hacia abajo
a su abdomen. - Estoy segura de que sea lo que sea, lo podremos solucionar. - La
besa dulcemente. - ¡Estoy embarazada! - La mira directa a los ojos, mientras Marlene
se queda sin aliento. Con una expresión de perplejidad. - ¿Qué? - Marlene suelta un grito al aire preguntando en voz alta. - ¡Lo siento! - Rebecca gruñe, Marlene apenas puede respirar. - ¡Embarazada! - Ella exclama, se levanta
de la cama. - Por favor Marlene! – Alarga
el brazo hacia ella, pero se aleja. - Sé que debería habértelo dicho enseguida,
pero era mucho para mi encajarlo, me sorprendió y puede haber un problema con
el bebé. - Marlene sacude la cabeza y vuelve a sentarse en la cama. - En el momento en que lo descubriste,
deberías habérmelo dicho, Rebecca. – Le dice Marlene con un tono de enfado.
Rebecca mira hacia abajo y se frota la cara. - No sabía cómo y no quería que te alejaras de mí, te amo y quiero
estar contigo, Marlene. – Trata de justificarse. - ¿Pensaste que si me lo decías de inmediato que no querría estar
contigo? - Ella se cruza de brazos. - ¡Sí!
Sí, tenía miedo. – Argumenta. - No
puedo hacer esto sola, te necesito. - Marlene se levanta y comienza
a ponerse la ropa. - ¿Te vas a ir? - Marlene la mira con algo e indiferencia. - Solo déjame pensar, Rebecca. - Se marcha.
Ella se queda de pie en la sala de estar.
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