Una separación necesaria

Una separación necesaria

viernes, 8 de junio de 2018

Episodio Quincuagésimo


Te tomo como mi esposa

Rebecca corta la tela a lo largo del patrón que había diseñado para el vestido de novia de Marlene. - ¡Hola! - Marlene saluda desde la entrada al traspasar la puerta. - ¡Aquí arriba! - Rebecca responde enhebrando una aguja y mirando hacia la escalera. - Vienes a casa temprano. ¿Está todo bien? - Marlene la abraza y le da un beso. - ¡Ah! Ese color es precioso. – Sonríe ignorando la pregunta de Rebecca. – Es, Marlene, una tela blanca. - Le corta y mira de reojo. Marlene suspira y se acerca hacia la pequeña ventana y ver las olas rompiendo en la orilla. - ¿Tracey, supongo? - Rebecca gruñe poniendo su trabajo a un lado y se une a Marlene en la ventana. - Creo que he enfadado a Grace. - Se da una palmada a la pierna. - ¿Grace? - Rebecca le pregunta con una ceja fruncida.  - Le dije que no podía trabajar con Tracey, que eso dificulta las cosas y ella, bueno, ella me dijo que debía lidiar con eso y crecer. -  Marlene la mira un tanto preocupada. Ella se encoge de hombros.  - Tracey tiene en mente que luchará por mi, que estoy cometiendo un error, y que realmente siento lástima por ti porque estabas enferma y podrías haber muerto. - Rebecca se siente angustiada. - Ella no tiene ni idea de nuestra vida y estoy segura de que le has contado algunas cosas. -  Rebecca esperó su respuesta. - ¡Sí! Sabe cosas, pero no sabe todo, nunca tuve la oportunidad de darle muchos detalles. - Le cuenta con honestidad. - Tal vez debería tener una charla privada con ella. -Reconoce Rebecca con suavidad y la abraza por la cintura. - ¿Qué debo decirle? - Empieza a hablar. - ¡Te amo! Me lo ha oído decir suficiente, creo que conoce algunas de las luchas por las que atravesamos. Le he hablado de mi necesidad de seguir adelante. - Levanta la ceja a Rebecca. – Aunque creo que fue un error. - Ella sonríe cálida a Rebecca al decir esas palabras, que la besa en el cuello. – Desearía que otros, además de nuestra familia, supieran lo que sucedió y lo difícil que fue por estar juntas y las pruebas a las que nos enfrentamos. Dejemos de hablar de esto, Grace fue muy inflexible en que eligiéramos una fecha. -  Rebecca revuelve entre las cosas apiladas en su máquina de coser buscando un calendario. Lo examina y propone. - Octubre, ¡Hmmm! - Ella sonríe y señala a una fecha. - El sábado veinticinco. – Expresa con una sonrisa. Marlene levemente vuelve la mirada. - Depende del tiempo. ¡Bueno! Son solo dos semanas, echemos un vistazo. - Ambas parecen ansiosas.  - ¡Bien! El tiempo parece prometedor. - Rebecca apaga el ordenador. - Marlene me casaría contigo incluso si el tiempo fuera tormentoso. – Añade, ella abraza a Rebecca en un cosquilleo y caen al sofá para besarse. - Debería decirle a Grace lo que hemos decidido. Se pondrá muy contenta y aliviada. - Ella insertó la punta de su dedo índice a lo largo del labio inferior de Rebecca. Marlene se puso de pie.  - ¿Quieres venir? - Ella mira su reloj pensando que Grace estará ya en su casa. - En realidad, tengo que terminar con ese vestido, ve a verla y te veo en un rato. - Rebecca tiene a Tracey en su mente.

Rebecca camina lentamente hacia la puerta de la cabaña de Tracey. Puede ver la luz en la cocina a través de la cortina. Se presenta en la puerta que ella golpea nerviosa. - ¿Quién es? - La voz de Tracey suena desde el otro lado de la puerta. – Rebecca. - Ella le responde áspera. Tracey abre la puerta. - ¿Marlene sabe que estás aquí? – Ella hace un gesto para que acceda al interior, Rebecca acepta y entra. Tracey cierra la puerta detrás de ella. - ¡No! No, no obstante, es hora de que tú y yo hablemos. – Le dice. Tracey se apoya en la puerta. - ¿Puedo prepararte algo? - Rebecca niega con la cabeza.  - ¡Gracias! Pero realmente tenemos que hablar sobre Marlene. -  Tracey se sienta en el sofá y Rebecca frente a ella. - Marlene parece creer que lucharás por ella, que esto conmigo es sólo una fase. - Tracey traga saliva mientras escucha a Rebecca. - Yo la amo y siento que me quiere, es simple, tuvimos una vida antes de que aparecieras. - Rebecca sonríe. - ¡Ya veo! ¿Y mi regreso causó esta ruptura? - Tracey suspira de forma deliberada. - ¡Sí! Supongo que podría decir eso. – Rebecca refunfuña a continuación. - Estoy segura que te ha contado nuestra historia. – Ella la interrumpe. – De alguna manera, pero ¿Qué sentido tiene? Ella comenzaba una nueva vida, estaba empezando a salir conmigo y si no hubieras enfermado te puedo asegurar que el resultado sería muy diferente. -  Ella se expresa con confianza. - Marlene nunca amará a nadie, sino a mí, Tracey puedes estar segura de que puede tener sentimientos por ti, pero cuando se trata de mí, es todo muy distinto. - Ella se aferra a su palabra Tracey gruñe de nuevo. - ¿Por qué decidiste venir a jugar con su vida, eh? - Rebecca frunce el ceño. - Ella me pertenece y yo a ella. Estoy perfectamente ahora y alejándome de mi enfermedad. - Tracey no sabe cómo responder no sabe si sentirse despreocupada y enojada. - ¿Sabes qué tipo de pelea pasó para estar juntas? ¿De verdad la sabes? ¿Sabes que tipo de lucha, el estrés de estar enamorada de la novia de tu hermano? ¿El sentido de culpa sabiendo que ella estaba enamorada de ti? Y en un momento no había nada que pudieras hacer al respecto, porque arruinarías a ambas familias...  Marlene dejó a mi hermano en el altar, el día de su boda, fue una revelación para ella, casi pierde la cabeza. - Rebecca se levanta del sofá y toca su frente mientras revive todo. Tracey permanece en silencio. - Mi hermano trató de matarnos, arruinó la carrera de Marlene como cantante y trató de arruinar mi vida también. - Ella mira de reojo a Tracey. Vivimos nuestras vidas ganando batallas, pero entraron tantas cosas que nos hicieron daño. Entendí la decisión de Marlene de alejarse de lo que teníamos, ella estaba sola e insegura de sí misma, necesitaba una salida, volver a encontrarse. ¿La ayudé? - Se pregunta a sí misma Tracey tiene una lágrima corriendo por su mejilla. – ¡No! Lo empeoré, trabajé tratando de adelantarme en el mundo de la moda.  La dejé sola. Me pregunto aún porqué la engañé y mentí. Tiré todo lo que quería en mi vida por la ventana. Lo veo de manera diferente ahora. La dejé escapar sin que alguien agitara la bandera blanca, me rendí a la derrota sabiendo que nunca habría otra como ella, así que no, no voy a renunciar a nosotros, estoy más allá de todo eso. El futuro con ella es lo que realmente me hace feliz. - Rebecca se detiene empieza a sentirse mal. - ¡Wow! - Tracey está asombrada. - ¿Entonces te culpas por todo? - Rebecca baja la cabeza. - La forma en que lo veo, es que ella me amaba incondicionalmente. - Tracey se levanta caminando hacia la puerta y la abre. - Es obvio que tienes mucho que compensar, Marlene es una mujer maravillosa que solo merece lo mejor. ¿Estás segura de que no volverás a caer en tus antiguas costumbres? Sólo para que lo sepas, estaré esperando a que te equivoques. - Tracey le dice en un tono convincente. Rebecca se siente eufórica, pero abatida. Ha conseguido su objetivo con Tracey, se pregunta cómo. Vagabundea hasta encontrar el camino de regreso a su cabaña y relajarse en el sofá. 
- ¡Rebecca! - Marlene le mueve el hombro y la despierta.  - ¡Hey! Debo haberme quedado dormida. ¿Qué hora es? - Ella mira alrededor de la sala como viendo en una bruma. - ¡Las siete! ¿Tienes hambre? - Marlene le pregunta. Rebecca pone la mano en su vientre. - Yo diría que sí. - Ambas ríen.  - ¿Ella dices? - Marlene se sienta a su lado colocando su mano sobre el pequeño, pero notable bulto del abdomen de Rebecca. - Estoy esperando una niña. – Rebecca sueña en voz alta. - Mientras sea saludable. - Marlene debe matizar antes de seguir hablando. - ¡Está bien! - Marlene se pone en pie. - ¡Venga! A disfrutar de la cena esta noche. - Rebecca toma su mano. - ¿Qué tal un paseo primero a lo largo de la playa? La luna está brillando y me encanta. – Le pide mirando por la ventana. Marlene da su conformidad con un gesto. Salen al porche trasero y caminan despacio cogidas de la mano, la luz de la luna les ilumina el camino. – Relájate, esta noche todo está tranquilo. – Rebecca dice rodeando la cintura de Marlene con sus brazos. - Grace quiere hacerse cargo de la comida, las flores, hmmm, de todo. - Marlene le cuenta y coloca sus labios en los de Rebecca. - Yo diría que la dejes hacer. Yo voy a terminar tu vestido y tú puedes intentar hacer algo. - Marlene mira fijamente a Rebecca a los ojos. - ¿Me pellizcas? -  Ella se ríe. - ¿Por qué? – Rebecca busca una explicación con recelo. - Quiero asegurarme de que esto realmente está sucediendo, que finalmente después de todos estos años vamos a estar juntas, unidas, viviendo nuestras vidas como siempre quisimos hacer. - Rebecca sonríe. - Es cierto y ¿Sabes qué? – Le cuestiona. - Estoy enamorada de ti, Marlene. – Expresa con una mirada tierna que acaba en un beso romántico. Marlene y Rebecca se dirigen hacia la ciudad caminando de la mano. En un pequeño café se sientan junto a la ventana que da al puerto. -Tengo que contarte… - Rebecca habla mirando el menú, pero tiene toda la atención de Marlene. - ¿Qué es? - Ella sonrió. - ¡Uff! Fui a ver a Tracey. -  Ella tartamudea carraspeando. Marlene la mira. - ¿Hiciste… qué? - Ella habla en voz baja. - Por favor, no te enfades. Necesitaba despejar nuestro camino, siento que hay disturbios y quiero claridad antes de casarnos, de verdad. – Le explica en un suave tono. - ¡Por dios Rebeca! - Marlene aprieta algo su mandíbula. - ¿Qué le dijiste? - Hay un tono de reproche en su expresión. – Le conté de nuestras dificultades, que teníamos una historia y que siempre habíamos sentido lo que significaba estar juntas. Le dije que arruiné las cosas entre nosotros y que me amabas incondicionalmente. – Le narra con orden en sus palabras, con certeza y seguridad. - ¡Bueno! - Expresa Marlene. Piensa un segundo. - ¡Tú! ¿Tú, no…? – Titubea. Rebecca interrumpió. - ¡No! No fui mala ni perversa, solo fui sincera, le dije que nunca amarías a nadie más que a mí. -  Busca un pañuelo para secarse los ojos. - Le dije…, me encontré con ella en el hospital y hablamos un rato, le dije que me dejara en paz. -  Marlene también le confiesa. -  Ojalá lo hubieras hecho antes, pero no hay nada que se pueda hacer ahora. Ella está herida y enojada, sabe que tenemos algo especial y que yo no iba a dejarlo pasar. Tengo miedo Marlene. - Rebecca le coge la mano. - ¡Marlene! Creo que ella piensa que no seremos felices, pero sea lo que tengas con ella, no es lo mismo que lo que tú y yo tenemos. - Aprieta con fuerza su mano y la mira a los ojos.

Marlene camina por el sendero arenoso hasta la playa cogida del brazo de Thomas, Rebecca espera bajo de un arco de rosas. Una ligera brisa mueve las cintas de colores que revisten las sillas de los invitados y adornadas con flores. Tristán está con Elisabeth escoltando a Rebecca. El día es hermoso y soleado. El sonido de las olas rompiendo en la orilla, tiene un efecto tranquilizante. Vestida con un traje de novia blanco de hechura sencilla, Marlene se acerca a Rebecca. Ella viste de blanco también, un blanco distinto algo menos brillante. La felicidad está plasmada en el rostro de ambas con una sonrisa espléndida. Thomas dulcemente besa la mejilla de su hija y desbloquea su brazo para entregarla a Rebecca. Ella coge su mano con una sonrisa en el rostro. Dana y Kim flanquean a su hermana Marlene. – Estamos aquí reunidos para unir en matrimonio a Marlene Wolf y Rebecca von Lahnstein. ¿Quién presenta a Marlene Wolf para el enlace en matrimonio? - El juez le pregunta con una sonrisa. Thomas responde feliz. - ¡Yo! Thomas Wolf, su padre. - Declara y se sienta. - ¿Y quién presenta a Rebecca von Lahnstein para el enlace en matrimonio? -  El juez hace de nuevo la pregunta. - ¡Yo! Elisabeth von Lahnstein, su madre. – Dice en voz alta. - Hoy es una ocasión muy especial para Marlene Wolf y Rebecca Von Lahnstein, que han decidido unir sus vidas bajo la cobertura del don del amor, y se convertirán en una sola persona para formar una familia. ¡Marlene! – Se dirige a ella con un ademán. Ella se gira, enlazan sus manos y la mira a los ojos.  – ¡Rebecca! Todo lo que el mundo representa para mí, está en ti. Mi amor es tan grande que no entiendo mi vida sin tu presencia. Eres todo lo que he deseado como compañera de vida. Estar a tu lado anima y mantiene viva mi alma. Vengo libremente para unirme a ti como tu esposa hasta el fin de mis días. – Sonríe y sus ojos brillan de moción.   - ¡Marlene! Me enamoré de ti sin darme cuenta. Eras maravillosa como amiga, pero nuestra relación tenía algo más. Las penalidades que pasamos nos han hecho muy fuertes y seguras de nuestro amor. No entendería mi existencia si no estás conmigo. Eres mi fuerza, mi voluntad y, como tú, levantas mi alma. Seré tu esposa hasta el final de nuestros días. Porque como dice el libro de Ruth: Donde quiera que tu vallas, iré yo. Donde quiera que tu vivas, viviré yo. Donde tu murieras, moriré yo y allí seré enterrada contigo. – Un momento de silencio acoge las palabras de las novias. Marlene no puede contener sus lágrimas que discurren por sus mejillas. Rebecca la contempla con expresión enamorada. El juez pide los anillos que son entregados por Grace en una cajita de plata. Marlene recoge el primero. - Este anillo es la señal de mi amor por ti y yo te entrego con todo mi corazón. - Lo desliza en el dedo de Rebecca sonriendo. Rebecca, recoge el otro anillo y lo acerca al dedo de Marlene. – Este anillo te entrego en señal de mi amor por ti y como tu amada esposa hasta el final de los días. – Lo desliza en su dedo y sonríe. Enlazan sus manos de nuevo. - ¡Entonces! Por los poderes que me confiere la ley, las declaro casadas de acuerdo a nuestras leyes civiles. Señoras y Señores les presento al matrimonio Wolf-von Lahnstein.  Pueden besarse. -  Se abrazan y besan dulcemente. Los invitados aplauden mientras regresan por el camino y hacia la casa. 
- ¡Champán para todos! - Ofrece Grace mientras David ayuda a servir los vasos. - ¡Rebecca! - Le entrega una copa. Brindan por el amor, la vida y la felicidad. Tristán con ojo avizor se lleva a Rebecca hacia un lado. - ¡Salgamos! - Hace un gesto con la cabeza hacia el camino. Pasa al lado de su esposa y besa los labios de Marlene.  - ¡Está bien! - Ella le dice. - De alguna manera yo o Elisabeth…, no sé lo que está pasando contigo. - Comienza a hablar.  Rebecca le confiesa que está embarazada. Él pone una mirada de sorpresa en su rostro. - ¿Embarazada? ¡No entiendo! - Ella le da todas las explicaciones de lo sucedido. Regresan a la recepción.  Tristán la coge la mano y se la aprieta. - Voy a ser un tío, otra vez. -                                                                                                                     Rebecca y Elisabeth se apartan a un lado y ella le revela lo que había pasado con Eric y el embarazo. - ¡Elisabeth! No lo hemos dicho a nadie más en nuestra familia. - Tristán se acerca a Marlene y deja su copa. - ¿Puedo tener el privilegio de bailar con mi cuñada? – Propone haciendo un gesto con la cabeza. - ¡Sí! – La coge de la mano. - ¡Bueno! Aquí estamos. – Comenta. - Rebecca tiene suerte de tenerte. - Le mira a los ojos. - Ella me dijo lo del embarazo. -  Él se siente cercano. – Fue difícil al principio. – Le responde Marlene con una mueca de dolor. - Apuesto a que él habría tenido algo que decir. - Sonríe levemente. – Pero no está. Me encantas Tristán, siempre hurgando. Esta es la oportunidad de tener una verdadera familia. ¿Sabes? - Contesta ella y sonríe con sarcasmo. - Sé lo grande que es tu amor por ella, nada ni nadie podría interponerse entre las dos. - Rebecca interrumpe casualmente. - ¿Puedo? - Tristán se aleja de ellas. Se abrazan y bailan. - ¡Bueno! Mi familia ya lo sabe, es hora de que lo digas a los tuyos. - Acaricia su nariz contra la de Marlene y se balancean lentamente al ritmo de la música. - ¡Lo haremos! - 

Los invitados se sientan a la mesa para una fiesta llena de vino, champán y sopa de langosta. A los postres se oye el tintineo de una copa y todos guardan silencio. - ¿Alguien tiene algo que decir? - Pregunta David, levantando su copa de champán. Grace se levanta y alza su copa mirando a sus amigas. - ¿Por dónde empezar…? – Comienza con una pregunta. - ¡Marlene! Eres la mejor amiga que alguien puede tener. Me enseñaste algo, algo muy importante, que el amor es la presencia más fuerte en la tierra y cuando amas a alguien lo suficiente, nada puede interponerse en tu camino, he visto ese amor entre tú y Rebecca. Un amor de voluntad y lucha. Os deseo a ambas nada más que felicidad. -  Marlene sonrió. - ¡Gracias amiga mía! - Tristán se alza al lado de Rebecca y se aclara la garganta. - ¡Hermanita! - Le dice con un tono socarrón. - Nunca conocí a alguien que pudiera amar a otro tan profundamente hasta que vosotras dos os enamorasteis. ¡Marlene! Eres el amor más grande de Rebecca, por no decir el único. Es un desafío que estoy dispuesto a confirmar. - Habla un poco más alto haciendo que los invitados se rían.  -  Pero al final, un desafío que has logrado dominar, Rebecca cuida de ella, enséñale cómo ser una Lahnstein, amor siempre os podéis otorgar la una a la otra, nunca lo perdáis. -  

Tristán se sienta. Thomas y Elisabeth se levantan el uno al lado del otro. - ¡Hija mía! Cuando dijiste por primera vez que amabas a Rebecca y querías pasar tu vida con ella… – Se expresa con humildad. - No estaba seguro de lo que pasaba. Pero con el tiempo en mi corazón, siempre he sabido que nadie más que Rebecca conseguiría hacerte feliz. Mi deseo es que juntas crezcan como familia. -  Elisabeth lo mira y luego a Rebecca.  - Mi querida y dulce Rebecca, finalmente la felicidad se interpone en tu camino, pero, sobre todo, ten la valentía y la fuerza de admitir que nada más que el amor gobernará vuestras vidas. – Levanta su copa en un brindis y todos la siguen.

Rebecca toma a Marlene en sus brazos, bailan una canción de amor, algo especial que suena mientras bailan solas en el espacio abierto del patio. - ¿Estamos realmente aquí? ¿O estamos en un sueño? - Marlene le pide a Rebecca que la despierte. - Soy tu esposa, es real. -  Ella comenta muy dulce. - No puedo esperar a descubrir lo que será nuestro hijo. Espero tanto que nuestras vidas se completen, Rebecca. -  Ella la besa. - ¡Marlene! - Rebecca se separa ligeramente de ella. - Es hora de contarle a tu familia nuestras noticias. - Ella la coge de la mano y cuando se acercaron a Thomas, Dana y Kim se miran.  - ¡Te amo! - Marlene susurró.  - ¡Yo también te quiero! – Le responde Rebecca con mirada de embeleso.

Tumbadas encima de la cama, la una frente a la otra con la mirada fija en sus ojos, están en silencio disfrutando de la sensación de felicidad que el día les ha proporcionado. El acto de amor ha dejado una sensación agradable en sus almas. Con lenta parsimonia se fueron besando y acoplando sus cuerpos. Con sincronía de un tempo de vals bailaron al son de la música que sonaba en el salón. La tenue luz que penetraba por la ventana le daba un tono romántico al encuentro y sus almas llegaron al culmen en concordancia a sus deseos. Después relajo y silencio, no quieren cerrar los ojos por miedo a caer en un sueño, que por muy dulce y necesario que sea, ellas dejarán de vivir la experiencia de amarse solo con los besos de sus miradas. – Sigo en un sueño, Rebecca, aún no concibo que estemos casadas. – Marlene comenta en voz baja. Sus ojos azules brillan en la casi penumbra de la habitación. – Lo estamos vida mía, esta felicidad no se nos escapará, no lo permitiré. Nada en el mundo me apartará de ti mientras viva. Te quiero como nunca creí que amaría a alguien.  - Hace una pausa y se moja los labios. - Una vez me dijiste que creías saber lo que era amar y a continuación razonaste, que en realidad no tenías ni idea. Eso es lo que me sucede contigo. Amar, amar es lo que siento ante ti. -


                               Fin

martes, 5 de junio de 2018

Episodio cuadragésimo noveno


El corazón de una rosa

Marlene examina las numerosas fichas que aún quedan sobre su escritorio. Alguien llama a su puerta. - ¿Puedo entrar? - Tracey pregunta desde la abertura de la puerta. - ¡Uh! Si, por favor. – Marlene accede a su petición, se produce un momento de silencio, ambas se miran con dudas. - Supongo que estaría de más preguntarte cómo te encuentras. - Marlene rompe el silencio al ver el dolor en los ojos de Tracey. - Me duele estar aquí y verte después de que me rompieras el corazón. -Contesta con una lágrima en el ojo. - Nunca quise hacerte daño. – Se levanta de su escritorio y se acerca a ella. – Que me lastimaras no es exactamente lo que quería oír. Lo que quiero oír es que finalmente has recuperado tu cordura y tus sentidos. Que has dejado de sentir algo por Rebecca y querías empezar de nuevo con lo que teníamos. -  Aprieta a Marlene por los brazos. - ¡Tracey! Se razonable, me encanta y amo a Rebecca. -  Marlene se separa de ella. - ¿Cómo pudiste olvidar lo que teníamos? Me di a ti sabiendo que habías estado con ella, me dijiste que me amabas Marlene. - Habla intentando recuperar el aliento. – ¡Y lo siento, Tracey! - Exclama en voz alta. - No me rendiré tan fácilmente Marlene, cuando pienses… - Tracey hace una pausa frunciendo sus labios. - Me encanta Rebecca, ¿Cuántas veces tengo que decirlo? - Expresa con fuerza. - ¡Bueno! El amor no lo es todo Marlene. Pero lo que teníamos era mágico y… - Marlene entrecierra los ojos mientras escucha. – Y no creo que estés en tu sano juicio. ¡Sí! Sé que Rebecca estaba muy enferma y que sentías que una parte importante de tu pasado estaba a punto de perderse. -  Continúa Tracey divagando.  – Entonces, piensas que debido a que Rebecca estaba cerca de la muerte. ¿Yo le debía algo? - Marlene cuestiona con acidez cruzando sus brazos. - ¡Algo así, sí! - Responde ella. - Rebecca y yo hemos planeado una vida juntas, le he pedido que se case conmigo. - Marlene habla con valentía. Tracey percibe que el aire sale de sus pulmones y su corazón cae sobre sus pies. - ¿No crees que eso es repentino? - Preguntó apartándose de Marlene. - ¡Nos amamos! Y queremos formar nuestra propia familia. -  Tracey se gira sobre sus talones con una mirada extraña. - ¿Familia? - Marlene la mira sin hablar.  - ¡Rebecca está embarazada! - Responde sin pensar. - ¿Embarazada? ¿En serio? ¿Y ahora quieres ser el padre de ese niño? No es tuyo. Lo más probable es que el padre sea ese individuo con el que estaba follando este verano. ¿Tengo razón? -   Marlene gime manteniendo un labio apretado. - ¡Sí es suyo! Rebecca no estaba segura de querer mantenerlo, existía la posibilidad de que no fuera normal. - Tracey respira hondo.   - Su enfermedad y los medicamentos que estuvo recibiendo. - Ella le comenta. - Sabiendo perfectamente que el niño podía ser deforme. ¿Es esa tu excusa para casarte con ella? - Ella pregunta con intención. - No tiene sentido continuar con esta conversación. Te he dado a conocer nuestros sentimientos. Y estoy feliz. – Le responde con honestidad. - ¿Qué va a pasar, si el padre quiere ser parte de la vida del bebé? - Marlene bajó la cabeza. - No va a suceder. - Le comenta mirando hacia atrás a Tracey. - Marlene, no puedes evitar que el padre trate de estar, en serio. - Le regañe. - No importa si Rebecca le miente, simplemente no es realista. - Marlene la detiene. - Eric murió en un accidente de tráfico el mes pasado en Italia. -  Le dice y se aleja de Tracey que se cubre la boca con la mano jadeando. - ¡Lo siento mucho! – Expresa sincera. - ¡Sí! Rebecca se lo tomó con mucha intensidad, él le era cercano y no fue fácil. - Suspira con profundidad. - Supongo que debe ser difícil para ella. - Reflexiona caminando hacia la puerta. - Pero no renunciaré a lo que teníamos. - Se aparta silenciosa del despacho de Marlene sin volverse hacia ella. Marlene se sienta en el escritorio con la cara entre las manos afligida. Suena su teléfono, lo saca del bolsillo de su bata y lee un mensaje de Rebeca “¿Almuerzo?” Marlene pasa el dedo por la pantalla pensando en su conversación con Tracey. “Iré a casa” Le responde. Se está quitando la bata cuando Grace entra sonriente.  - ¿Almuerzo? - Se acerca a ella con la garganta seca. - Voy a ir a casa para almorzar con Rebecca. - Ella pone una mirada extraña. - ¡Hey! ¿Hay algo que esté mal? – La sujeta por la manga. - Tracey estaba justo aquí hace un momento y me dijo que no se da por vencida de lo que teníamos. - Le responde estresada. - ¡Oh! Lo siento, no lo sabía. -  Marlene camina hacia la puerta. - ¿Qué hago? Quiero decir que tengo que trabajar con ella. - Expresa con un movimiento de su mano.  - ¡Marlene! No puedo darte un consejo para eso y no puedo pedirle que deje su trabajo porque habéis tenido una relación. – Ella le contesta con firmeza.   - No quise decirlo de esa manera Grace, sé que ella es feliz aquí, pero resulta difícil. – Suspira al terminar de hablar. - ¡Mira! Cuanto antes te cases y comiences tu vida con Rebecca, mejor. Tracey entenderá lo que realmente sientes. - Marlene baja la cabeza. - Tienes razón habrá que trazar un plan. –

- ¡Hola! - Rebecca se encuentra con Marlene en la puerta, lleva un rollo de tela en sus brazos. - ¡Hola! – Se acercan y se besan. - ¿Estás bien? Te veo un poco seria, como irritada. - Marlene deja su bolso y las llaves en el recibidor. – Tenemos que planificar nuestra boda. – Propone y la abraza. - ¡Ok! Pero ¿Ha sucedido algo? - Marlene gimotea. - Tracey me visitó antes, no quiere renunciar a lo que teníamos y… - Marlene respira hondo, Rebecca se sienta en el rollo material. - Y tu no estás segura de lo que sientes. - Rebecca termina diciendo. – Te amo Rebecca, pero Tracey y yo tuvimos algo muy especial y este es un dolor en mi corazón. - Se levanta del sofá, una lágrima se desliza por su cara. - ¡Hey! - Rebecca se acerca a ella coge un mechón de su cabello. - ¡Escucha! No espero que la superes rápidamente. – Sonríe y consigue relajarla. - ¿Almuerzo? - Rebecca propone comer. – Creo que debería volver al trabajo, no tengo hambre. – Recoge el bolso y lo cuelga sobre su hombro, a continuación, sale por la puerta. Marlene se dirige a la sala de emergencias donde sabe que encontrará a Tracey.  – ¿Podemos hablar? - Le pregunta, Tracey señala el camino hacia una habitación vacía.  - Creo que lo que dije lo has entendido. ¿Lo recuerdas? - Ella se acerca a la cara de Marlene. - Lo recuerdo y tu estarás de acuerdo en que lo que teníamos era especial y también es algo que tomará algún tiempo poder superarlo. Nunca esperé conocer a alguien como tú y vas y rompes mi corazón en pedazos porque las cosas terminaron como lo hicieron. -Tracey traza la cara de Marlene con las yemas de sus dedos. - Aún podrías cambiar de opinión. – Ella acaricia sutil el rostro de Marlene. - ¡No puedo! Estoy enamorada de Rebecca, siempre lo he estado y eso no va a cambiar nunca. - Solloza Tracey bajando la cabeza. - Creo que me amas demasiado, si no ¿Por qué estás aquí? -  Ataca valiente a sus sentimientos. Marlene se muerde el labio. - Me preocupo por ti. Me sentí mal después de que te lastimara, pero Rebecca es mi futuro. - Trata de ser amable. - No estoy de humor para discutir contigo Marlene. Creo que te darás cuenta de que algo bueno salió de lo que tuvimos y ahora con Rebecca embarazada y bebé, podrías sentirte incómoda con la situación. - Arquea su ceja mientras habla con firmeza. - ¡No! En absoluto, yo quiero y estoy de acuerdo en tener este niño. Y quiero casarme con ella. - Tracey asiente con la cabeza. - ¡Sí! Dijiste eso antes, pero ¿Estás realmente segura? - Ella le pregunta aclarándose la garganta. - Nunca he estado tan segura en mi vida, he esperado este momento más de diez años, estamos juntas y ahora somos libres para hacerlo. - Tracey recoge el historial que llevaba. - ¡Haz lo que quieras! - Se aleja sin hablar más. Marlene mete las manos en los bolsillos de su chaqueta y respira hondo. Vuelve a pensar en la conversación emocional con Tracey.

Marlene se encamina al despacho de Grace. - ¡Entra! - Le indica ella mientras cuelga el teléfono. - ¿Tienes un momento? – Se sienta frente a su escritorio. - ¡Sí! Pero a ti no te veo muy bien. - Reflexiona, mirando fijamente la expresión de los ojos de Marlene. - Creo que Tracey tiene razón. - Plantea mirando a su amiga. - ¿De qué? Pensé que antes había un problema y no te sentías cómodo trabajando con ella. - Le habla en un tono pasivo. - Ella piensa que no seré feliz con Rebecca, el bebé, que no tuvimos oportunidad real de hacer una vida juntos y que yo no le di esa oportunidad. – Baja la cabeza. - ¡Marlene! Puedo ver dónde puedes tener una duda persistente sobre las cosas con Tracey después de todo, entró en tu vida cuando las cosas eran inciertas con Rebecca. - Marlene se pone de pie y camina hacia la ventana. - Pero tengo sentimientos por ella. - Se gira hacia Grace. - Mucho de lo que dijo es cierto. Estoy preocupada por tener un hijo, quiero decir que no haría nada para lastimar a Rebecca. - Le responde honestamente. Grace se levanta y se acerca a Marlene. - Rebecca es el amor de tu vida y estoy segura de que, si le hablas de tus temores y preocupaciones, ella será todo oídos y te escuchará. -  Abraza a Marlene tratando de aliviar la tensión ella estaba sintiendo. - ¿Tienes algún otro paciente esta tarde? - Le pregunta. - ¡No! Sólo papeleo. – Responde. - Vete a casa y habla con Rebecca. Dile cuál es tu sentimiento, pon todo esto a descansar Marlene. - Le manda expresándolo con calma. Marlene se marcha después de abrazar a Grace. Recoge sus cosas en su oficina y se dirige a la cabaña. Entra y encuentra a Rebecca trabajando en un diseño en la sala de arriba. - ¡Hola! - Se acerca por detrás de ella.  - Estás en casa muy pronto. ¿No tenías pacientes ésta tarde? – Pregunta cerrando una caja de alfileres que tenía en la mano. - ¡No! Estuve pensando y… ¿Podemos hablar? - Ella expresó suavemente. - ¡Sí! - Rebecca ordena sus cosas y baja, la encuentra con una expresión como quien ha visto un fantasma. La toma entre sus brazos. - ¿Me quieres Rebecca? - Ella se aparta algo. - ¿Por qué lo preguntas? Sabes que te amo, pase lo que pase. -  Se cogen de la mano y caminan hasta el sofá para sentarse. - ¿Se trata de Tracey? - Ella levanta su barbilla con el dedo índice. - Creo que lo que ella me dijo antes sobre que no hemos terminado, es verdad. -  Rebecca traga saliva mirándose fijamente en sus ojos.  - Lo dije en el almuerzo, debes estar por encima de ello, pero tú estás aquí conmigo, me has pedido que me case contigo y vamos a formar nuestra familia. - Rebecca duda un segundo. - A menos que no sepas lo que te pasa por este bebé. – Comenta. Marlene comienza a llorar. - No sé, ha sido un día emocionante para mí, verla, escuchar sus súplicas. - Le responde, la cabeza de Rebecca se muere de tristeza. Se levanta del sofá y entra en el dormitorio. Se sienta en el borde de la cama con las manos juntas. Marlene corre al dormitorio detrás y se coloca a su lado. - Te quiero mucho y no quiero que te asustes o te preocupes de que no te quiera, ni a ti ni a este niño. Las inseguridades a veces nos trastornan. ¡Y sí! Tener un bebé será un reto, uno que tú y yo no esperábamos, pero yo te quiero y quiero que este hijo sea nuestro. - Ella la tranquiliza, los labios se unen con suave toque. Marlene se encuentra en un beso erótico. - ¡Hmmm! -  Ella la hace girar un poco. - Haz el amor conmigo, Rebecca. - Marlene le suplica con una sonrisa. - ¿Estás segura? - Ella susurra dulcemente. - Nunca he estado más segura. - El dedo índice de Rebecca traza el contorno del cuello de Marlene sintiendo el tic-tac de su pulso a través de la piel. Despacito desabrocha su camisa acariciando su piel con su dedo índice. Libera el botón en sus pantalones. - ¡Rebecca! - Le suplica, las prendas de Marlene caen. - Estás muy sensible. – Rebecca se echa de espalda y se desnuda. Se coloca encima y contacta sus montículos con intensidad.   - ¡Te quiero Marlene! - Ella le besa el oído y recorre el cuello de Rebecca besando con fuerza y deseo. Sus gemidos hacen vibrar a Rebecca. - ¿Te besa como yo? - Rebecca suena sexual en ese susurro. - ¿Ella hace el amor y te hace sentir como lo hago yo? - Apenas puede sacar las palabras. Marlene apenas puede callar a Rebecca y tapa sus labios con su boca. - Nadie me ha acariciado, ni me ha abrazado, ni me ha besado como tú lo haces. - La besa con una pasión retorcida mirándose en la oscuridad de sus ojos castaños que la hipnotizan como siempre lo han hecho y atormentándola con tanta pasión y deseo. - ¡Dios te amo! - Rebecca exclamó incontrolada, se besan con intensidad. Marlene rueda sobre Rebecca besando su cuerpo en un placer ardiente, los labios de Marlene besan su boca perforándola con la punta de su lengua Rebecca se arquea, flexionando y gimiendo hasta que explotan en el culmen del sexo.

Se quedan en silencio, la mano de Rebecca acariciando el lado del muslo exterior de Marlene. - ¿Qué estás pensando? - Ella pregunta silenciosa. Marlene permanece con los ojos cerrados. – Que ya hemos llegado a este momento, que nos vamos a casar, mi vida ha estado destinada a vivir contigo, que nací para amarte sólo a ti, que hagas latir mi corazón, que mi mundo gira en torno a tí y que todas las razones, por las que tengo dudas, son porque no puedo creer que es esto lo que realmente está sucediendo. – Ella vuelca las sensaciones de estar a su lado. - ¡Shh! -  Rebecca besa los labios de Marlene. - ¡Es real! Estamos juntas, nos merecemos y nada o nadie podrá separarnos. Vamos a vivir nuestras vidas de la manera que siempre pensamos hacer. - No permite que Marlene hable, presiona los labios contra su boca, su lengua explorando en el interior de Marlene en un beso tierno, pero travieso. Rebecca se pone de rodillas mirando la belleza del cuerpo desnudo de Marlene. Se coloca encima acariciando su piel con la punta de sus dedos, su boca en el pecho, sus manos que cierran sus caderas. - ¿Tú me quieres? - Susurra al oído de Marlene. - ¡Más que nada en el mundo! – Rebecca escucha con la respiración entrecortada.  Rebecca acerca su boca y lengua para hacer una fusión y comenzar el trabajo de ese baile rítmico y constante que lleva a Marlene al clímax. Marlene expele el aire… - ¡Dios Rebeca!  ¡Te amo! - Ella hace una mueca de placer. Rebecca acaricia la piel de la espalda de Marlene sin decir nada. Permanecen desnudas sobre las sábanas de la cama. - ¿Cuánto tardaremos en obtener una licencia de matrimonio? - Rebecca se pregunta. Marlene se ríe. - Mañana, preguntemos primero. – Lo dice con seriedad.



- ¡Buenos días! Perdón por llegar tarde. – Se disculpa Marlene con una melodía feliz entrando en la estación de enfermeras y observando a Grace. - Espero que sea por una buena causa. - Le dice Grace, ella la mira de reojo.  Marlene hizo una pausa. - Rebecca y yo ya hemos obtenido nuestra licencia de matrimonio esta mañana y ella ha empezado a hacerme un vestido. – Lo dice festiva. Grace la abraza. – No sabes lo que me alegro, estoy feliz por ti. Parece que tendremos que fijar un sábado, y pronto, antes de que el clima cambie. - Se ríe con satisfacción y siguen hablando hasta que Tracey entra en el puesto de enfermeras. - ¿He echado de menos algo? - Se acerca a ellas. - ¡Uh! No ¿Por qué lo preguntas? -  Marlene intenta mantener sus noticias en secreto. - Porque pareces feliz, en todo caso tal vez te has dado cuenta de que lo que hemos hablado ha cambiado tu mente. - Se acerca más a ella, Grace se aclara la garganta. - Si me disculpan, tengo cosas que supervisar. - Hace mutis y se apresura a abandonar la estación de enfermeras sin mirar a Marlene. - ¡Sí, Tracey! Lo que hablamos, lo pensé y tienes razón. - Marlene le dirige una medio sonrisa. - Tengo sentimientos por ti, pero me encanta Rebecca y me voy a casar con ella, viviremos juntas, porque estoy destinada a ella, vamos a tener un bebé y estoy feliz. - Tracey gime con rencor. – Realmente no creo que seas feliz Marlene y me parece que no me has oído en absoluto ¿Verdad? -  No pregunta a la ligera. - ¡Tracey!  Lo que compartimos es otro capítulo en mi vida, uno que recordaré con agrado, pero no cambiará el hecho de que Rebecca es para quien estoy destinada. Sé que no quieres oír esto, nunca quise lastimarte de esta manera, pero si debes saber que Rebecca y yo ya tenemos nuestra licencia de matrimonio desde esta mañana. - Tracey se siente débil y enferma de dolor. - ¡Bueno! No puedo detenerte. - Comienza a llorar. - Solo puedo esperar que recobres tus sentidos y veas que podemos pertenecernos, Marlene. - Se da la vuelta rápido y sale de la estancia.



- No sé si podré seguir trabajando con Tracey, no de esta manera, tan cerca. - Marlene gruñe al entrar en la oficina de Grace. - Tendrás que… - Le responde colocando su pluma sobre la mesa. Cierra la carpeta y observa a Marlene cruzada de brazos colérica. - ¡No es justo! -  Espeta en voz alta. - ¿No es justo? - Grace frunce el ceño mientras responde. – Empezaste esto y ahora tendrás que lidiar con ello. ¿Qué esperabas, que Tracey se escondería debajo de una roca? ¿Creías que Rebecca había venido hasta aquí para ser despreciada? – Marlene baja la cabeza con el rostro entre las manos. - Fija la fecha para tu boda, David y yo estamos listos y encantados para prepararla. Es lo que realmente es necesario para terminar con ella y crecer. No debería haber ninguna duda de lo que realmente quieres Marlene. - Grace se acerca a ella y la abraza. – Adoro a Rebecca, Grace. – Le asegura.

viernes, 1 de junio de 2018

Episodio cuadragésimo octavo


  Decisiones difíciles

Marlene consuela a Rebecca abrazándola. Empieza a bajar del shock que había sentido. - Está bien llorar, Rebecca. - Marlene le dice como alivio. - Simplemente no puedo creer lo que está sucediendo. - Ella aparta el rostro de Rebecca para mirar en sus ojos. - ¿Tiene familia? - Ella preguntó. - Sé que sus padres están en Inglaterra y que ambos estaban con una salud deficiente, era hijo único. - Rebecca hace una mueca y le responde. - ¿Los conociste? - Pregunta. - ¡No! Él se fue a casa la pasada Navidad, pero no me contó mucho a su regreso. - Expresa pensando en la época en que estaban juntos. - ¿Tratarás de hacerles saber? - Marlene pregunta curiosa. - No lo creo. - Se encoge de hombros. - No los conocí, Eric no hablaba de ellos en absoluto y no sé los problemas de salud que me dijo, tenían. - Sacude la cabeza una vez más con incredulidad. - ¡Shh! Pronto estarás bien. - Reconforta de nuevo acariciando el rostro de Rebecca con la mano.  - ¡Te amo! – Mueve su mano hacia el abdomen de Rebecca, tocando suave. - Estoy sin hambre. ¿Te importaría si me acuesto un rato? Necesito algún tiempo sola. - Se levanta del sofá y camina lentamente hacia el dormitorio. Cae sobre la cama en duelo, se acaricia el abdomen y solloza en voz alta por el dolor que siente al perder a alguien con quien ella estuvo tan cerca, se siente devastada.



Marlene camina hacia el exterior y se sienta en el porche trasero. Cuelga su cabeza de tristeza por Rebecca. Levanta el móvil y llama a Grace. - ¿Podemos hablar? – Le pregunta con severidad. - ¡Sí! Ven preparo un poco de té, te espero. - Marlene entra y verifica a Rebecca y la deja llorando.

Marlene sube corriendo las escaleras y entra en la cocina de Grace, ella ha puesto la tetera y las tazas en una bandeja. - Pareces disgustada, ¿Está todo bien? -Pregunta con curiosidad. - ¡Sí y no! - Marlene le responde. Toman la bandeja, salen al porche y se sientan. - Rebecca se está sintiendo bien, pero hemos tenido un problema. - Comienza a decir. - ¡Bueno! Espero que sea algo que pueda resolverse. -  Le sirve el té de Marlene mientras habla. - Grace, creo que Rebecca va a mantener al bebé. – Le dice con tranquilidad. - Es su decisión. - Grace parece aliviada. - ¡Sí! y Eric es definitivamente el padre. ¿Sabes algo sobre esto? - Busca una respuesta.   - ¡No! - Suspira al darse cuenta que podría causar una brecha entre las dos. - ¡No! No sabía nada, Rebecca no dijo una palabra. David tampoco lo haría, la privacidad del paciente. Marlene pareces insegura. ¿Qué está pasando? – Responde con una pregunta. Marlene piensa un momento. - No estaba segura de poder tratar con su embarazo, ella me ama y vino aquí para estar conmigo, pero se acuesta con un hombre de su pasado. - Se queja Marlene. - ¿Y lo estás manteniendo en contra de ella? - Grace responde rápida, Marlene entiende el sentido de la pregunta. - No debería, la negué demasiadas veces, no puedo culparla por completo, soy culpable también si quiero ser realista conmigo misma, él entró en un momento en que era muy vulnerable. – Razona dando el hecho por aceptado. - ¿Qué decisión has tomado? - Pregunta Grace, Marlene sonríe. - Le pedí que se case conmigo, Grace. - Hay un segundo de silencio entre ellas. - ¿Ella dijo que sí? – Pregunta intrigada. – Lo hizo, quiere casarse conmigo. - Grace la estruja en un fuerte abrazo. – Me has alegrado el día. Estoy muy feliz por ti. – Marlene se queda pensativa pero sonriente. - Rebecca y yo hablamos, estuvimos de acuerdo en que Eric debía saberlo. Ha estado tratando de hablar a él sin conseguirlo, al fin llamó a la revista para la que trabaja. Allí le dijeron que Eric había muerto en un atropello en Milán donde estaba cumpliendo un reportaje. - Le explica. - ¡Oh, Dios mío! Rebecca debe estar devastada. - Comenta Grace, mirando a Marlene con tristeza. - Y por eso estoy aquí, ella necesita algo de tiempo a solas. - Terminan el té. - Debería ir a ver, si se despierta, se preguntará dónde estoy. – Le dice Marlene con una mueca de dolor al caminar hacia la puerta. - Otra cosa más. – Grace la mira con suspicacia. - ¡Si! ¿Y qué es? - Grace pregunta curiosa. – Rebecca y yo hemos hablado de un lugar donde nos gustaría casarnos y nos preguntamos si te importaría que lo hiciéramos aquí. - La cara triste de Grace se convierte en una sonrisa. - David y yo estaremos muy honrados. – Expresa llena de agradecimiento. Marlene se echa hacia atrás. - ¿Podrás defenderlo por nosotras? - Ella cuestiona con una sonrisa. - Seguro, eres mi mejor amiga Marlene y siento que también he encontrado una verdadera amiga en Rebecca. -  Suscribe sin excitación. - Así que supongo que tendremos que hacer arreglos, pero primero necesito ayudar a Rebecca a superar esta devastación. -  Le expone con firmeza. - ¡Bueno! Cuando vuelvas a trabajar ya se hablará, Rebecca también necesita atención para su salud y con un bebé. -  Marlene arquea la frente y dijo. - ¡Dios mío! Vamos a ser madres. -Sonríe pensando. - ¡Sí y pronto! Pero tengo que preguntarte, Marlene. - Grace hace una pausa. - No querías hijos con Mark. - Marlene la detiene. - No amaba a Mark, no le exigí a Rebecca que tenga este niño, no es esa la opción, pero la amo y quiero esto para nosotras. -  Expresa con convicción. - Serás una buena madre, Marlene, no tengo dudas. – Se despiden y la contempla paternalmente mientras se aleja.



Rebecca está acurrucada en el sofá. - ¡Hola! ¿Dónde has estado? – Bosteza al preguntar mientras Marlene cierra la puerta. – Hablando con Grace, pensé que querías estar a solas. - Rebecca gruñó. - Todavía no puedo con el dolor, me siento horrible, la última vez que lo vi, lo lastimé sabiendo que estaba enamorado de mí. – Cuenta Rebecca. – Quiero ayudarte a vencer esto, sé que significó algo para ti, después de todo es el padre de este niño. - Marlene habla con realismo.  – Lo sé Marlene, pero me siento mal y… - Ella la mira fijamente a los ojos. - ¿Podrías por favor solo abrazarme? – Le suplica en voz baja. Marlene acoge a Rebecca en sus brazos. - ¡Te amo Rebecca! Y mucho más de lo que en la vida sabrás, no quiero vivir sin ti. - Le pasa los dedos por el cabello. - Marlene, espero que no te enojes conmigo, quiero decir que… yo causé esto. - Expresa inclinando la cabeza contra el pecho de Marlene. - Vamos a ser madres, una vez que nazca nuestro hijo, lo puedo adoptar y verdaderamente convertirme también en su madre. - Ella consigue una sonrisa de Rebecca. - Estás muy delicada Rebecca, no puedes permitirte estar estresada o no conseguir el descanso que necesitas para recuperar tus fuerzas, no queremos que vuelvas al hospital. – Acaricia con su dedo índice la barbilla de Rebecca. - Tengo una cita con el Dr. Raines el lunes, David se empeñó. - Ella habla serio. - Necesitas prepararte porque habrá pruebas para conocer si los medicamentos que te han administrado no han dañado al feto. Debemos asegurarnos de que el bebé esté bien. -  La instruye con un tono informativo, muy profesional. - ¡Sí! David me lo explicó. - Acaricia el rostro de Marlene. - Así que vamos, tienes que comer ahora, no sólo para mantener tus fuerzas, sino para reponerte. - Ordena Marlene tratando de levantar el espíritu dañado de Rebecca. Se sientan a la mesa juntas, Marlene toma su copa, bebe su agua y mira a Rebecca. - ¡Te amo! – Le dice con la mirada encendida. Rebecca juguetea con su comida. – Yo también te amo. – Le contesta con una sonrisa burlona. - Termina el resto de tu comida Rebecca. – Le ordena y ella apura el plato. Marlene limpia la mesa recogiendo el servicio, Rebecca ayuda, Juntas frente al fregadero, miran por la ventana. - Es una tarde hermosa. ¿Por qué no ponemos los suéters y damos un paseo? Puedo hacerlo. - Rebecca propone con calma. - Está cerca la oscuridad, Rebecca. No te quiero en el aire de la noche. -  Le comenta, se visten con sendos chaquetillas de punto y se dirigen por el camino de arena a la playa. Rebeca toma a Marlene por la cintura. - ¿Sabes cuántas veces he soñado con un paseo como este? – Le habla con dulce tono, Marlene sonríe. - Una de las cosas que más he echado de menos eran nuestros paseos a caballo. -  Comenta contenta. - Yo también, y por el río. - Responde Marlene. – Y echaba de menos el tiempo que compartíamos a solas. -  Se ríe. Rebecca la hizo girar hacia sí. – Lo sé, me dediqué a trabajar y perdimos eso. - Señala racionalmente. - Mi visita a Nueva York me dio algo. – Comenta dirigiéndose a Marlene mientras caminan. - ¿Y qué fue? - Le pregunta. - La tienda de Stanton Street está disponible y la alquilé. -  Siente que su garganta se aprieta mientras habla. - Creo que es genial. - Ella sonríe al responder. - ¿Lo dices, lo dices en serio? - Rebecca exclama con una amplia sonrisa, la abraza con fuerza y acerca los labios a su boca en un tierno beso. – Mas que nada, te amo. Si quieres trabajar, nunca te pediré que dejes de hacer lo que amas. No quiero volver a Düsseldorf. Si vuelves a LCL, eso no está en mi idea de vida. – Le dice en un reto. Rebecca acerca su rostro al de Marlene.  - Cuando te dije que haría sacrificios para estar contigo, eso es exactamente lo que quería decir, sí habrá veces que deba ir a casa y hacer cosas en LCL, es mi negocio Marlene. La tienda en la calle Stanton me da la oportunidad de probarme a mí misma, en solitario, como una empresaria por su cuenta. - Reflexiona. - No olvides que vamos a tener un bebé. - Marlene bromea y la abraza. Rebecca se siente triste viendo los últimos rayos del sol ocultarse. - Hoy es para Eric. - Hace una mueca mirando hacia su vientre. - Estoy de acuerdo, sé que en el fondo significaba algo para ti, un hombre maravilloso que cumplía con la necesidad perdida que tenías. -  Marlene reconoce en voz baja. Rebecca suspira profundamente. - ¡Qué pérdida! Una pérdida que otra mujer podría haber disfrutado. -  Suspira. - Volvamos a la cabaña. - Caminan de regreso. – Arriba. - Marlene señala y continúa. - ¿Será esa tu oficina? - Rebecca sonríe. - ¡Sí! Planeo diseñar y coser en el sofá sentada.  Contrataré a un gerente diseñador y una costurera para la tienda de Stanton Street. Yo dibujaré los bocetos que tendrán un nuevo estilo de diseño. Todo para allí en una operación pequeña pero fantástica. - Suelta una risilla y le hace cosquillas a Marlene. - Veo que tus intenciones con Stanton Street son buenas. - Dice Marlene y luego la mira.  - Sé que estás preocupada por LCL, he hablado con Elisabeth al respecto y ella piensa que es una idea maravillosa, Tristán también, solo quieren que sea feliz. – Le dice y la acaricia mirando sus azules ojos. - ¿Entonces esto no será de gran escala? - Busca una respuesta. - ¡No! Una simple tienda de vestidos que satisfaga las necesidades de aquellos que quieren diseños de primera línea. – El comentario la hace sentir más a gusto. - ¿Qué hay de LCL? – Marlene no ceja. - Como he dicho, habrá momentos en que necesitaré atender las cosas allí, las reuniones, los días de la moda, yo ya no voy a vivir allí, es aquí donde quiero estar, contigo. Tienes una carrera ahora y es hora de dejarte vivir tus sueños, sin argumentos. - Sonríe y se besan. - Me preocupa que no te sientas feliz de estar aquí. - Marlene habla en un tono realista. - Tonterías, te amo y quiero estar contigo sin importar qué y si significa… entonces, entonces… - Se levanta del sofá y camina hacia la ventana. - ¿Qué sucede Rebecca? - Marlene pregunta con un aire de preocupación. - No puedo dejar de pensar en como te lastimé en el pasado, mi estupidez en lo que se refiere a nuestras vidas personales, las mentiras que dije, lo perdí todo. Cuando te fuiste fue una llamada de atención, no peleé lo suficiente, pero en el fondo de mi pensamiento, supe que necesitabas una liberación, todo lo que pasaste con Hagen, la violación, Tristán. - Tartamudea muy cerca de ella. - ¡Shhh!  Todo eso está acabado, sí, es cierto sí, no tomé las mejores decisiones y debería haberte dado otra oportunidad. - Con su dedo alza la barbilla de Rebecca. - ¡Cariño! Todo está bien ahora, tenemos que superar todas esas preocupaciones y dudas, empezamos de nuevo sin nada que nos retenga, solo tú y yo. - Su sonrisa calentó el ánimo de Rebecca. - Nunca he sido buena para cumplir las promesas, pero te prometo que haré lo que sea necesario para hacerte feliz. - Se acerca y toca sus labios con los suyos. - ¿Estás al tanto que te vas a casar conmigo?  Ya soy feliz con saberlo. – Le dice Marlene con ternura. Se abrazan. - ¡Marlene! - Rebecca se queda mirando y traga saliva. - ¡Sí Rebecca! – Susurra con sus labios temblando. - ¿Hacemos el amor?  - Acaricia su garganta y toma su mano llevándola a la cama.  - ¿Estás segura? - Pregunta y empieza a desabotonar su camisa. - Estoy muy segura. - Rebecca le desabrocha la camisa exponiendo la epidermis que se excita como piel de gallina. - Mi dios me vuelves loca. - Marlene usa la punta de los dedos y la piel de Rebecca se enerva al tocarla con esa ternura. Marlene contempla su desnudez, la libera de los pantalones y se desprende de los suyos. Rebecca yace en la cama extendido su cuerpo y aceptando el tacto de Marlene dentro de sí.  Gime y gime con pasión, los besos se mezclan con los cabellos de Marlene. Jadea con ganas. - ¡Por favor! No te detengas. - Marlene aprieta sobre las caderas de Rebecca conduciendo a que se mueva a impulsos hasta que se arquea rígida, se agita y se encrespa en un clímax magno. Rebecca rueda rápida sobre Marlene besando salvaje su cuerpo con placer erótico. - ¡Eres tan sexy! - Susurra Rebecca mordisqueando los labios y con las manos acariciándole los costados. - ¡Rebecca! - Marlene jadeó respirando. - ¡Dime amor mío! - Susurró suavemente. - Te quiero en mí. – Ella aprieta sus cuerpos y empuja a Rebecca hasta que la siente, comienza con un movimiento constante hasta que hace una mueca de satisfacción en un clímax de liberación sexual. 
Rebecca pronto se queda dormida por el agotamiento. Marlene permanece acostada a su espalda acariciando el lado de su brazo con las yemas de los dedos. - Te amo tanto que significas todo para mí. – Le expresa romántica besando la parte superior de la cabeza de Rebecca que podía sentir el aire entrar y salir fuera de su pecho. - Hay tanto esperando por nosotros. - Musita en continuidad. Se queda dormida, acunando a Rebecca en sus brazos.



Marlene pasea por la sala de espera de la consulta del doctor Raines cuando oye el crujido de la puerta que se abre, se da la vuelta para ver a Rebecca allí de pie. - ¿Está todo bien? - Se apresura a su lado. - ¡Bueno! Estoy definitivamente embarazada. Me han hecho un análisis de sangre y han programado algunas pruebas para mañana, pero dado como están las cosas hoy, no se puede hacer más. - Rebecca tiene una mirada preocupada. - Estaré a término, a finales de abril. - Murmura mientras salen. - ¿Son esas pruebas en el hospital? - Marlene pregunta ayudando a entrar en el auto. - ¡Si, lo son! A las nueve. – Responde. - Así que esperamos lo mejor. ¿Estará el doctor Raines haciendo esas pruebas? -  Marlene curiosea. - ¡No lo sé! Sólo me dijo que me informe en la recepción y que me llevarán a la sala correspondiente. - Marlene la llevó de vuelta a la cabaña. - ¿Qué pasa si las cosas no son todo lo buenas que esperamos? - Marlene pregunta con aire de preocupación. Rebecca se encoge de hombros y un rastro de miedo cruza su rostro. - No lo sé Marlene, solo… - Hace una pausa y aspira aire. - Si el niño es deforme... - Menea la cabeza y luego mira a Marlene. -  Entonces no sería justo mantenerlo, no lo puedo ver. -  Llora mientras habla, Marlene asiente. - Entiendo que no sería justo, pero tu calendario para un aborto es muy corto y tendría que hacerse rápido. - Suspira en una respuesta. - Estoy cansada, creo que me ducharé y me voy a acostar temprano. –

  

El día de las pruebas Marlene se encuentra en la sala de espera del ala de Ginecología del hospital. Grace aparece de pronto. - ¿Estás bien? – Le pregunta y ella se frota el lado de su brazo. – Lo estaré cuando escuche algo que me haga sonreír. – Le dice, aunque lo ve difícil. - ¿Por qué no tomamos un café? - Grace le ordena y le coge la mano. - Yo debería esperar aquí. - Grace sonríe. - Tardarán un buen rato, ven. -   Marlene la sigue y encuentran un asiento en una mesa cerca de la puerta de la cafetería. - ¡Rebecca! ¿Cuáles son sus sentimientos? – Pregunta Grace. -  Hablamos anoche sobre eso y estoy de acuerdo con ella, que si el niño no es normal no lo mantendrá. - Grace cierra los ojos y respira hondo. - Es un gran paso, pero comprensible. – Reflexiona y abraza a Marlene. - Quiero lo mejor para ella, Grace. -  Implora y mira fijamente el último trago del café en su taza.  - Quiero volver arriba. - Apura rápidamente el café y abandona a Grace. Se acerca al ascensor, sube y cuando las puertas se abren mira alrededor de la sala de espera, pero no ve que Rebecca esté. Toma asiento pensando en cómo debía estar.  - ¡Marlene! - Se sobresalta de sus pensamientos, alza la vista y ve a una Rebecca sonriente. Ella la coge del hombro y luego le pone su chaqueta. - Tengo hambre. – Rebecca no dice mucho a una Marlene intranquila. - ¿Qué dicen las pruebas? - Marlene pregunta cuando las puertas del ascensor se cierran y se quedan solas. - Estoy bien y el bebé también. – Le dice aliviada. Marlene la toma entre sus brazos. - ¡Gracias a Dios! - La sostiene abrazada.