Una separación necesaria

Una separación necesaria

martes, 30 de octubre de 2018

12ª Entrega


- Hay que pensar.

Rebecca no sale de su letargo. Casi no ha descansado, toda la noche pensando en la propuesta que hizo a Marlene la tarde del domingo. El sosiego que disfruta en su nueva vida parece haberse alterado. Regresar a Düsseldorf la inquieta, más de lo que podía imaginar. Marlene no se ha percatado del nerviosismo que sacude su interior ante la perspectiva de volver a su casa. Aquel lugar del que salió huyendo hace algo más de un año. El conflicto con su familia está aún por resolver. Quizás ahora que se encuentre en mejor situación anímica y puede afrontarlo sin daño imprevisto, pero duda. Empieza a pensar como decirle a Marlene que no le apetece nada en absoluto regresar al lugar del sufrimiento. Por otro lado, entiende sus razones. Ella no tiene un conflicto familiar, es más, su familia es del todo adorable por la relación tan sana que mantienen entre las hermanas y su padre. Que acepten la relación amorosa de ambas le parece fuera de lo común, no es algo que se admita tan natural en otros ámbitos, pero los Wolf lo han recibido sin ningún tapujo cuando percibieron la felicidad en el rostro de Marlene. A veces siente cierta envidia de ello, los Lanshtein son disfuncionales y la familia no está para nada cohesionada. ¿Cómo afrontará tener delante a Tristán y a Tanja? Dos figuras que menosprecia. Aún conserva la Orangerie como refugio, aunque a veces su hermano ha violado su intimidad de forma desaprensiva. Tiembla ante la perspectiva de bregar con Sebastián y Elena que nada aportan a su existencia, pero son insidiosos como para alterar su tranquilidad. 
Debo pensar con claridad. Amo a Marlene, la necesito a mi lado, ella es lo único y lo que más quiero en este mundo, es la mitad de mi misma. Quiero casarme y quiero vivir toda mi vida a su lado. Que lo hagamos en Düsseldorf y lo haremos, o en cualquier lugar, no hará que la defraude con mis caprichos, pero necesito estar preparada y ser fuerte para enfrentarme a mi propia familia. No derrumbarme cuando sienta sus incoherencias, sus desuniones, el trato de menosprecio y como me apartaron de lo único que me quedaba.”

Todas las mañanas, antes de acudir a la tienda de Stanton street, Rebeca continua con su rutina de correr por Central Park, unos cuarenta minutos que estimulan su cuerpo y la hacen sentirse en plena forma. Después de darse una ducha y tomar un desayuno ligero a base de frutas y yogurt se encamina a su trabajo donde es feliz durante unas horas haciendo lo que más le gusta, diseño y moda. Después del almuerzo se sienta en su despacho a la dureza de las cuentas, las relaciones públicas y comerciales. La última hora del día lo dedica a Marlene sentada delante del ordenador hablan de todo lo que las inquieta e interesa. A veces aparece Tommy en brazos de Marlene y juega con él a distancia. – Estoy pensando en que deberíamos viajar a Dusseldorf. Desde que me propusiste que nos casáramos y tener nuestro propio espacio, no hago más que darle vueltas.- Le expone con cierta inquietud. – No sé lo que haré allí, no encuentro nada que me estimule a este viaje. – Marlene quisiera tener a Rebecca entre sus brazos para consolar esa apatía con la que se expresa. Desde luego, no es una tarea fácil llegar a Koningsbrunm y presentarse ante la familia Lahnstein. Para Rebecca es un esfuerzo ímprobo, no le apetece nada encontrarse con la causa de sus males y su alejamiento. – Se lo difícil que es Rebecca. Te entiendo, pero nuestras familias están allí, por muy disfuncionales que seáis los Lahnstein son tu familia. Además Elena ha regresado para quedarse definitivamente en la Universidad de Colonia, ella será un buen apoyo.- 
Durante días hablan sobre el tema sin que Rebecca resuelva en tomar una decisión firme.

Cierto día que Rebecca despacha en su lugar de trabajo, a media tarde recibe una llamada de Marlene, algo extraño, pues en media hora o poco más, hablarían por las ondas. - Dime, ¿Qué pasa? – Expresa con preocupación al contestar. – No te lo vas a creer, mañana voy a verte, me traslado a Nueva York.- Le expresa muy contenta. – Te llamo porque después no podré. Estaré con Yakov en la agencia arreglando papeles y no sé a que hora acabaremos. ¿Qué te parece la noticia? – Rebecca no sale de su asombro. Responde balbuceante que le parece muy bien. Por lo inesperado de la noticia no sabe que decir. En un principio se alegra de que Marlene regrese a la ciudad y está segura de que compartirán su vida durante un tiempo. Para ella es una felicidad poder cumplir esa ilusión. El debut en Brodway no se produciría hasta Enero. Llegará con dos meses de adelanto lo que supone dos meses de felicidad anticipada.  

La terminal del John F. Kennedy es un bullicio enorme. Rebecca se ha desplazado hasta allí para recoger a Marlene, Tommy y Roselyn que vienen acompañados de un voluminoso equipaje. Está impaciente por verlas aparecer, el cartel anuncia que el avión ha aterrizado hace ya treinta y cinco minutos y no hay signos de que aparezcan por la puerta de salida. Por fin se abre la dichosa puerta y salen los tres. Marlene y Roselyn con sendos carros llenos de maletas, Tommy va sentado encima de la maleta más alta del carro que empuja Marlene. Rebecca mira con candor los ojos de su novia embelesada. Se besan discretas y pronto Tommy se tira en brazos de Rebecca y la abraza con fuerza. – Te ha cogido mucho cariño, cada vez que te ve es una fiesta para él.- Le dice Marlene, Roselyn sonríe y saluda con afecto a Rebecca. Acomodadas en el todoterreno de Rebecca se trasladan al apartamento de la calle 78. Después del esfuerzo de subir todo aquel equipaje y colocarlo en sitio conveniente, por fin se sientan en la barra de la cocina a tomar un refresco. Tommy se tira a la piscina de bolas según entra por la puerta y desaparece entre sus juegos. Roselyn se dedica a colocar la ropa del niño y la suya en las habitaciones correspondientes. La cara de cansancio de Marlene es evidente. De una maleta pequeña extrae una carpeta y la abre. Le cuenta a Rebecca que ya tiene el contrato para Brodway. Empezará los ensayos en cuatro semanas. – Yakov me ha dejado libre hasta entonces y lo primero que he pensado, es que quiero estar contigo. En los Angeles no tenía nada que hacer y aquí me tienes. Soy toda tuya. – Rebecca es todo felicidad, besa, ahora sí, amorosamente a Marlene.
Nada le gusta más que tener a su lado al amor de su vida y la alegría que supone que en un tiempo no lejano estarán casadas y unidas para siempre. Pero antes hay que pasar el trago Lahnstein, algo poco apetecible para Rebecca pero a fin de cuentas necesario.

Después de cenar Marlene y Rebecca se sientan cogidas de la mano en el diván frente a la cristalera mirando hacia Central Park que ya luce con toda su iluminación artificial y al otro lado el Uper West Side. Una copa de vino en la mano y miradas profundas, de vez en cuando un beso y el deseo que crece en ambas, lentamente se van apoyando la una en la otra. Marlene se tumba a lo largo del sofá apoyando su cabeza en las piernas de Rebecca a modo de almohada. Durante un rato continúan hablando hasta que Rebecca se da cuenta que habla sola, Marlene se ha dormido profundamente. El cansancio de un día tan agitado y la emoción de estar de nuevo al lado de su amada la ha relajado en exceso y ha caído en brazos de Morfeo de forma estrepitosa. Cuidadosamente Rebecca se incorpora, coloca un cojín debajo de su cabeza y la arropa con una manta ligera.  - ¡Buenas noches amor mío! – Besa su frente con suave toque y apaga la poca luz que proporcionaba una pequeña lámpara de mesa. Se retira al dormitorio y se acomoda en la cama después de ponerse el pijama. Se dispone a leer, no tiene sueño y así puede matar el rato hasta que el cansancio se apodere de ella. 
Ya entrada la madrugada Rebecca nota que alguien se cuela en la cama junto a ella, es un cuerpo desnudo y caliente que se abraza a su espalda. – ¿Creías que te habías librado de mí? - Le dice Marlene al oído al tiempo que muerde con delicadeza la oreja de Rebecca. - ¡Holaaa! Mi amor. -  Despierta Rebecca y se da la vuelta para poner su rostro frente a ella, la besa con dulce gesto y Marlene le desabrocha el pijama, con rapidez la deja desnuda frente a ella. – Ahora estamos igual. ¿Qué te apetece hacer? – Obvia la respuesta pues Rebecca se enlaza a Marlene boca a boca, pecho con pecho abdomen unidos y entrelazadas sus piernas comienzan a danzar sobre el blanco de las sábanas. El baile es tranquilo pero rítmico, la respiración se agita y esos gemidos apagados por la oclusión de sus labios suena como el discurrir del agua por un arroyo brusco. Llegan al culmen con fragor contenido y al poco se separan agotadas. Ambos cuerpos están humedecidos por el sudor generado durante el acto, pero ellas sonríen de puro placer amoroso. Aunque no es hora me daría una ducha relajante ahora mismo. – Expone Rebecca, solo la posibilidad de despertar a Tommy o que Roselyn las oiga retrae esa propuesta. – Si somos silenciosas no lo rechazo. - Apoya Marlene la idea. - ¿A qué esperamos? – Raudas se levantan y desnudas tal cual estaban se incorporan al baño para allí continuar con esas caricias, besos y gestos de amor entre ellas. 

En Central Park todo es bullicio, estamos en otoño y la vegetación ha comenzado ese cambio hacia el ocaso de las hojas de ciertas plantas y árboles que deciden invernar hasta la próxima primavera desnudando sus ramas. Los ocres, amarillos y verdes se entremezclan por el césped después de la caída de las hojas. El verde manto del suelo permanece inalterable sirviendo de alfombrado. Marlene y Rebecca están sentadas sobre una manta extendida sobre la hierba observando como Tommy corretea delante de Roselyn a la que trae mareada con sus giros y cambios de dirección, todo es un juego para él y se siente feliz, no hace más que reír. Rebecca mantiene el gesto serio y algo pensativo. - ¿Qué te ocurre cariño? – Pregunta Marlene algo intrigada al percatase de la expresión de su novia. Rebecca le dice que está pensando en Koningsbrunm. Buscando una motivación para poder ir a su casa, pero que no la encuentra. Solo ve dificultades y que tiene un miedo atroz a recaer en una depresión mayor que la sufrida. – Voy a estar a tu lado para que eso no ocurra. Siempre te apoyaré y no permitiré que nada te afecte como para que resultes dañada. – Marlene le expresa su actitud de protección y amparo. Acariciando con suavidad la mejilla de su novia le dice que entiende sus motivos, pero que si afronta con serenidad la situación con su familia, las consecuencias serán positivas, aunque ahora no lo tenga tan claro. - ¡Si! Pero me gustaría que lo contemplases desde dentro de mí. Aún me siento hundida con respecto a mi familia.- Marlene la mira profundamente a los ojos. - ¡Estoy dentro de ti! Tu sufrimiento es mi sufrimiento y nada deseo más que lo erradiques de tu alma. Soy tu esposa ya en el corazón y cualquier sentimiento que te afecte, me afecta a mí también. – Le dice con dulzura mirando a sus ojos marrones. Rebecca siente algo de inquietud por las palabras de Marlene, una zozobra feliz por ese pensamiento tan cariñoso. – Creo que todo saldrá bien si vamos juntas? – Expresa  Rebecca, Marlene la mira con misterio. - ¿Vamos juntas a Dusseldorf? – Le pregunta con una sonrisa. - ¡Sí! Sin dudarlo, me parece una idea magnífica. – Le responde con una sonrisa complaciente. El gesto de preocupación en ambas desaparece por una mímica mas gozosa. Enseguida comienzan a hacer planes de viaje. 

El vuelo desde N.York a Colonia transcurre con toda normalidad. Tommy ha dormido casi todo el tiempo, algo importante para la adaptación del niño. A las 9,35 aterrizan y en la sala de espera se encuentra Thomas deseando recibir a la feliz pareja. El encuentro no puede ser mas afectuoso, Marlene abraza a su padre con efusión, el niño se cuelga materialmente de los brazos de Rebecca, luego cede a los brazos de su abuelo para regresar de nuevo con su madre. - ¡Rebecca! Me alegro de verte, es una buena noticia comprobar que te has recuperado.- Le dice como saludo a Rebecca, ella abraza a Thomas con fuerza. - ¡Gracias Thomas! Estoy muy contenta de verte a ti también. – El padre de Marlene no sale de su asombro, nunca ella se había dignado a un afecto tan pronunciado. Se alegra profundamente de ello, pero no le encuentra justificación. Al salir del aeropuerto Marlene le indica que las lleve a  Koningsbrunm. La cara de sorpresa que él expresa, coloca a Marlene en situación de explicar la causa sobre semejante decisión. Rebecca le exterioriza superficialmente que deben aclarar algunas cosas con la familia Lahnstein y que han decidido quedarse en la orangerie. - ¿Y el niño? ¿Qué haréis con Tomy? Nadie de esa familia sabe que existe.- Marlene mira con seriedad a Rebecca. – He pensado que va siendo hora que se sepa que tengo un hijo. La paternidad seguirá siendo un misterio para ellos. No debe llegar a oídos de Tristán ni una sola sospecha. – Marlene enfatiza esta última frase, Thomas asiente certificando que ha recibido el mensaje. Koningsbrunm está vacío, solo Justus les recibe en la entrada del invernadero. Viendo con sorpresa la aparición del pequeño. Mientras se van acomodando aparece Elisabeth que se apea del flamante Mercedes. El saludo entre ella y Rebecca es muy afectuoso. Rebecca siempre ha considerado a Elisabeth como la madre que no tuvo y es la única de la familia que ama sinceramente sin conflictos. El almuerzo en casa de los Wolf se desarrolla con la acostumbrada alegría, Dana y Hagen así como Kim y Emilio completan la mesa. Hagen está especialmente contento por ver a Rebecca recuperada. Aunque él no entrara en conflicto con ella, siempre se ha recriminado el hecho de no haber podido hacer más en aquella desgraciada ocasión, Dana le tenía al tanto y eso le tranquilizaba, pero no se sintió satisfecho en ningún momento. No lo ha manifestado personalmente aún, espera poder confesarse con su hermana en algún momento. Acabada la comida, Dana saca una botella de champán y unas copas. - ¿Hay que celebrar algo? – Pregunta Biggy. Todos se miran mientras Rebecca y Marlene se miran con unas risas. Se cogen de la mano y Marlene toma la palabra. – Rebecca y yo nos hemos prometido, vamos a casarnos.- La cara de sorpresa es manifiesta en todos menos en Dana y Hagen. Ellos se limitan a hacer risas con todos. – Hijas, no puedo más que felicitaros por vuestro arrojo y decisión. Espero que seáis felices toda vuestra vida. – Dicho esto Thomas las abraza con brillo en los ojos, los demás hacen lo mismo deseando felicidad a la nueva pareja. Dana y Hagen siempre han estado informados de todo lo que sucede con Marlene y Rebecca, antes de su encuentro y luego de su vida en común. Recibieron la noticia del compromiso al día siguiente de la declaración de Rebecca, ella y Marlene se lo notificaron personalmente a los dos.

Koningsbrunm; Hogar de Rebecca durante mucho tiempo, hoy lo siente como algo extraño y lejano. La orangerie, sin embargo, es su casa, el lugar en el que desarrollaba su actividad febril de diseño. Cuando su mente se distraía con la imagen de Marlene terminaba por dibujar su rostro o su figura sobre la libreta de trabajo y se quedaba embelesada contemplando esa imagen que había surgido de su mano diestra. Hasta que otra cosa llamaba su atención. Podía pasar horas mirando el rostro de Marlene expresado en el papel. Es tan grande la fuerza de su sentimiento por ella que la abstrae de la realidad con una fuerza imposible de resistir. Descansa en el salón mirando por la ventana hacia el castillo. Allí han de dirigirse para cumplir en la cena con toda la familia. Marlene está vistiéndose en el dormitorio, se coloca el último pendiente y se dirige al encuentro con Rebecca.       - ¡Estás preciosa! – Exclama Rebecca al verla aparecer con un vestido azul claro que realza el oro de su pelo. – Tú si que estás preciosa, vas a impactar a toda tu familia.- Le expresa con dulzura y le da un corto beso muy cariñoso. Rebecca viste un traje verde oscuro con los hombros al aire y sobre ellos un chal blanco hueso con flecos que alargan su figura, destacan el pelo y sus ojos marrones sobre un collar de oro de estilo renacentista. - ¿Nos vamos? – Marlene indica que si. Salen por la puerta y atraviesan el jardín, Marlene cogida del brazo de Rebecca le transmite seguridad y fuerza para sentarse entre sus hermanos con confianza en sí misma. Entran por la puerta principal, en el recibidor está Justus, después de dar la bienvenida, les indica que todos están reunidos en el estudio esperando. 
Con decisión enfilan el pasillo hasta la puerta de la estancia y entran.



 




viernes, 26 de octubre de 2018

11ª Entrega


Un punto de inflexión



Hacia las siete de la tarde Marlene y Rebecca se marchan a cenar. El lugar elegido el Club A Steakhause, sitio del primer encuentro en New York. - ¡No podías elegir mejor el restaurante! - Rebecca ya tenía hecha la reserva desde hace días. Pidió la mesita de la escalera, es la única que proporciona algo de intimidad, a pesar de estar en medio del paso. Ella es cliente distinguida, y no tuvo inconvenientes. Durante la cena hablan de muchas cosas. Cercano el postre Rebecca pide Champán que les sirven en sendas copas. - ¿Y este dispendio?- Pregunta Marlene. – Es para una ocasión especial. – Rebecca se pone misteriosa. Con una pícara sonrisa mete su mano en el bolso y extrae un pequeño paquetito envuelto con un lazo violeta y que entrega a Marlene que pone cara de sorpresa, no sabe que hay dentro. Con cierto nerviosismo lo desenvuelve y lentamente lo abre. Sus azules ojos se abren como perlas brillantes al descubrir en el interior de la cajita dos anillos coronados por  pequeños diamantes. Rebecca en ese mismo instante coge la mano izquierda de su amada y le acaricia la piel con suavidad. - ¿Quieres casarte conmigo?- Le pregunta en voz baja y tono aterciopelado que llega al oído de Marlene como canto de sirena. No acierta a responder, se siente tan sorprendida como alegre su corazón. La voz trémula  espira un silencioso… - ¡Sí!- Apagado por la agitación de su alma. El corazón se acelera y el resto del cuerpo tiembla de emoción. Rebecca espera y observa. – ¡Te quiero cariño! Deseo compartir mi vida contigo. Casarnos es mi apuesta por tu amor.- Marlene aun no se ha repuesto de la emoción. Rebecca no ha escuchado el sí entrecortado. - ¡Rebecca! Eres lo mejor de mi vida. Yo también quiero pasar el resto de ella a tu lado.- Rebecca toma el anillo en su mano y delicadamente lo coloca en el dedo de Marlene. - ¿Y tú? ¿No tienes anillo?-  Con los nervios no se ha percatado. - ¡Ahí está! En la cajita- Marlene toma el otro anillo y repite el gesto en la mano de Rebecca.

Después de la cena pasean tranquilas por la quinta avenida hasta llegar a la calle sesenta y ocho. Entran en el portal y suben al piso trece. En el ascensor Rebecca mira con fijeza a los ojos de Marlene. - No hay nada que yo quiera más, que estar contigo y solo contigo, comenzar de nuevo a tu lado. ¡Te amo! - Rebecca sella su promesa con un profundo beso lleno renovada dedicación.
- Es lo que deseaba porque no iba a dejarte hacer otra cosa.- Marlene bromea mientras frota la nariz de Rebecca con la suya. Entran en el apartamento. Marlene se quita la chaqueta y la arroja al sofá. La canguro se despide, Tommy duerme plácidamente en su cuarto. Rebecca desaparece en la habitación mientras Marlene investiga la pequeña sala de estar. Se sonríe mientras contempla el espacio acogedor. Rebecca recapacita sobre lo mucho que Marlene ha cambiado su vida.  Rebecca había pensado en pasar una noche romántica en un hotel, pero ahora este simple espacio era más grandioso que cualquier hotel en el que había estado nunca, porque nunca estuvo más feliz que ahora, está en su apartamento, en su hogar. Su sonrisa se engrandece al sentir que los brazos de Marlene le envuelven la cintura por detrás apretándola contra si. Se escita fácilmente al notarla aún más cerca. Siente que su cuerpo se debilitaba cuando los labios de Marlene le rozan suavemente la nuca. Marlene puede encender los deseos de Rebecca que no hace nada por resistir el tacto de su piel, le da la vuelta lentamente desabrochando la chaqueta de Rebecca que pronto la tira al suelo. Marlene no puede resistir la oportunidad de besarla en los labios con ingenuidad y toma a Rebecca de la mano. - Ven conmigo.- Rebecca la sigue como una niña, está encantada con la escena que sucederá a continuación, le parece perfecta y se deja llevar. 
Marlene descubre que mientras su primera impresión era que el apartamento estaba tranquilo y como lo habían dejado, su punto de vista cambia al entrar en el dormitorio, parece una escena mágica. La habitación está débilmente iluminada por velas estratégicamente colocados por la estancia. La cama  cubierta de sábanas blancas y almohadas voluptuosas.  Los jarrones de flores silvestres  ocupan casi cada rincón, creando un ambiente romántico como en el campo en primavera. - ¿Te gusta?-  Rebecca susurra mientras abraza frágil a Marlene. - ¡Me gusta! - Responde con una sonrisa. - Pero algo me dice que me va a gustar aún más. - La mirada de  Rebecca se dirige de la habitación hacia  la antigua bañera que se aprecia en el cuarto de baño a través de la puerta al lado opuesto de la habitación. La pared superior de la bañera son múltiples ventanas de cristal que proporcionan una visión perfecta de las estrellas y la luna que adornan el cielo nocturno. Dos de ellas permanecen abiertas y Rebecca podía sentir la cálida brisa que llena la estancia. - ¡Es hermoso, eres hermosa! - Rebecca es la que esta vez se acerca a Marlene. - Debemos entrar antes de que el agua empiece a enfriarse. - Sugiere Marlene, lentamente comienza a desnudar a Rebecca quitando cada artículo de ropa como si estuviera revelando una delicada pieza original de arte de porcelana. Se queda sin respirar, paralizada por la belleza desnuda que estaba ante ella. Rebecca pudorosa y vulnerable da un paso adelante hacia Marlene y con suaves besos comienza a desnudarla. Se introducen en la bañera y el vapor del agua se levanta en el aire. Rebecca se sienta en el calor de la bañera, Marlene lo hace entre sus piernas y se apoya en los invitadores brazos de Rebecca. Hay un largo silencio, sin embargo hablan sus cuerpos, lo dicen por sus toques y caricias. Rebecca explora con suavidad la piel de Marlene empezando primero con su cuello inclinado donde coloca muchos pequeños besos, se encamina al oído,  empuja los lóbulos de su oreja. El sonido del placer de Marlene que escapa suavemente de sus labios y alienta a Rebecca a seguir explorando el cuerpo de su amada. Marlene no había sentido tanto placer en mucho tiempo. Mientras las manos de Rebecca sondean tiernamente su cuerpo deseoso, siente la tensión reprimida de la separación,  ansía más del contacto de Rebecca. Sentir que su cuerpo se entrega, le da a Rebecca la renovada confianza que había perdido, y su deseo y necesidad de complacer a Marlene en todos los sentidos y sus gestos de cariño se intensifican. Estimulados sus sentidos. Con el pecho de Marlene en sus manos, la excita juguetonamente. Marlene se está dejando llevar por los maestros caminos de Rebecca. El palpitar de su sexualidad se hace insoportable. Está más que avivada  y preparada para llegar al clímax al mínimo contacto de las caricias de Rebecca. Ella  tiene todo el control y Marlene está pidiéndole que no se detenga. Oscilan sus caderas en un empuje rítmico que se mantiene en un tempo musical de adaggio. Con cada paso diligente de sus cuerpos, tanto Marlene como Rebecca sienten una pasión elevada que está a punto de estallar. Sabiendo a Marlene en el punto de llegar al culmen, Rebecca se torna más rítmica, aumenta la presión al pequeño montículo palpitante de Marlene, consiguiendo el resultado que buscaba. Marlene ya no puede contener el placer apasionado que las acciones de Rebecca consiguen liberar de su cuerpo. - ¡Rebecca! ¡Oh, Dios! ¡Rebecca, voy a ...! - Marlene se queda sin aliento mientras su cuerpo explota por el deseo acumulado que brota de su interior. Rebecca sostiene la temblorosa figura de su amada apretando en un abrazo, disfruta de cada pequeño temblor que ella experimenta. Marlene finalmente comienza a relajarse y Rebecca se alegra de que esta vez fuese ella quien la pudo traer hasta el punto de puro éxtasis. Sin embargo, cuando se da cuenta de que Marlene está llorando en silencio en sus brazos, se llena de preocupación.- Marlene, ¿Qué pasa? ¿Estás bien? ¿He hecho algo mal? - Rebecca sintió una pequeña punzada de pánico de que ella no estuviera tan satisfecha como había asumido. - ¡No! - Marlene sacude su cabeza y se vuelve hacia Rebecca besando cada rincón de su rostro. - ¡No! Cariño, cariño, cariño, no has hecho nada mal, de hecho ha sido todo perfecto y te amo por ello. ¡Lo siento! No quería llorar. – Marlene mira a Rebecca con tanto amor. – ¡Entonces! ¿Por qué lloras? - Rebecca sostiene tiernamente el rostro de Marlene y le seca una lágrima. - Porque nunca he estado tan feliz, el hecho de que estemos aquí juntas de nuevo ... yo ...- Marlene no puede contener su necesidad de engullir a Rebecca en un apasionado beso, una vez satisfecho su deseo, continúa. - Hubo tantas veces en las que pensé que estábamos perdidas, completamente perdidas, que nunca volveríamos a tener momentos como éste, moría por dentro, nunca me había sentido tan vacía e incompleta ... ¡Sí! Mientras estaba fuera, descubrí mi fuerza profesionalmente , pero lo que también descubrí, es que, sin ti para compartir mi vida, todos mis logros realmente no significan nada. -

Por la mañana del Domingo se despiertan abrazadas en la misma posición que se durmieron después de hacer el amor con pasión la noche anterior. Esta tarde Marlene ha de regresar a California de nuevo.- No tengo ganas de volver a Los Ángeles. No después de lo de ayer.- Verbaliza Marlene durante el desayuno. – Si antes teníamos necesidad de hablar, ahora lo es mucho más. ¿Porque son tan perturbadoras estas situaciones que te hacen desear lo contrario de lo que debes hacer? - Rebecca responde como airada. - ¡Eso pienso yo! De alguna forma es como si nos dieran una moratoria para estar reunidas de nuevo.- Le da un trago al vaso del zumo. Tomy observa a las dos con curiosidad, no parece darse cuenta de lo que sucede, pero tiene la sensación que debe ser interesante, no retira la mirada de ellas mientras hablan. - ¿Cuándo y dónde lo hacemos?- Pregunta Marlene. - ¿Casarnos? Pues no tenía nada pensado. Te lo he pedido por una corazonada que tuve hace unos días. En mis planes está, pero sin una idea fija. ¡Lo vamos pensando poco a poco! Ahora no tenemos prisa, ya está decidido. - Marlene se inquieta, es un carácter más intranquilo que Rebecca y necesita poner marcha al camino. Rebecca le propone que rebusque ideas durante el viaje a Los Ángeles, mientras ella hará lo mismo y ya cambiaran opiniones en las próximas semanas. Marlene parte a Los Ángeles a media tarde en compañía de Tomy. Esta vez Rebecca no tiene esa sensación de pérdida al despedirla en el aeropuerto, la siente abrazada a si como en una conexión cósmica entre sus mentes.

Nada mas llegar a Los Ángeles Marlene llama a Rebecca por internet. -¿Sabes lo que he pensado? Creo que deberíamos casarnos en Düsseldorf. En nuestra casa, quiero decir, con los nuestros alrededor. Haríamos muy  feliz a mi padre. Siempre me está recordando lo feliz que fui a tu lado.

martes, 23 de octubre de 2018

10ª Entrega


Moratoria

Marlene se ha ido a Los Ángeles llevándose con ella a Tomy con la cuidadora, y también alguna de las ilusiones de Rebecca. Ha regresado a la soledad, pero algo ha cambiado, no es esa soledad absoluta que vivía en los meses precedentes al encuentro con Marlene. Aunque hay miles de kilómetros de distancia, la percibe cercana, mucho. Todos los días, cuando Marlene despierta lo primero es acordarse de Rebecca. Sobre la mesilla hay una fotografía idéntica a la de Rebecca en la piscina de “No Limits” Ambas parecen felices jugando en el agua. Por internet pueden contemplarse a través de la pantalla de un ordenador, y contarse todos los sucesos del día, los pensamientos, las ideas y los proyectos. Algún fin de semana Rebecca viaja a Los Ángeles. Lo propio hace Marlene a la inversa, cuando sus obligaciones se lo permiten. Con este panorama se mantienen en contacto durante unos meses. No conviven  como lo hicieron en el pasado. Permanecen alejadas en la distancia la mayor parte del tiempo, pero la sensación de cercanía es grande y crece continuamente.  Así cada encuentro es un cúmulo de alegrías de las que Tomy también participa. Es un escenario que no hace cómoda una relación estable, pero ellas creen en que el futuro les puede dar soluciones y viven con la esperanza de volver a vivir unidas de forma permanente. Rebecca se refugia en el trabajo como siempre, Marlene en los escenarios y el resto del día con su hijo.

Así va pasando el tiempo hasta que una propuesta llega a Marlene. Yakov, su representante, le comunica que tiene una oferta para trabajar actuando en revista en un teatro de Broadway. Es un papel muy interesante que la puede promocionar en la ciudad de los rascacielos. Sería un gran empuje en su carrera. El corazón se le altera porque piensa que podrá vivir al lado de Rebecca un tiempo indefinido. Llena de ilusión y feliz por la perspectiva, no quiere echar las campanas al vuelo. Le oculta la noticia a Rebecca hasta que, confirmado por el teatro y Yakov tuvo cerrado el acuerdo, viaja a New York el fin de semana siguiente con todo el proyecto convertido en una realidad. Aunque ella misma estaba ilusionada con la idea, no quiso crearse o crearle a Rebecca expectativas sin un fundamento sólido.  

Como es natural el rostro de Marlene es muy claro en sus expresiones para Rebecca. Al verla salir por la puerta de la terminal del aeropuerto sabe que algo agradable le sucede. Como siempre la recibe con entusiasta alegría y la mirada llena de felicidad. Marlene trae en brazos a su hijo, esta vez sin cuidadora. Tomy se abraza también a Rebecca, para alivio de su madre, ya ha cumplido dos años y pesa como una roca. El niño ya ha tomado confianza con ella. Rebecca también le ha preparado una pequeña sorpresa a Marlene. Al llegar al apartamento de la calle 78, Rebecca abre la puerta de una de las tres habitaciones que tiene la vivienda mostrando el interior. La ha habilitado para Tomy, mobiliario infantil y juguetes de todo tipo para disfrute del crio. - ¡No tenías que hacerlo!- Le dice Marlene. -¿Por qué no? Será su habitación cuando estéis aquí. Y en el futuro será solo para él.- El niño se coloca en medio de todos aquellos artefactos de juego y desaparece en una pequeña bañera de bolas situada en un rincón. – Creo que está encantado. - Dice Rebecca. – Es casi igual a la suya de Los Ángeles. ¿La has reproducido para que se sienta como en su casa?- Pregunta.  - Sí, y tú ¿No tienes nada que contarme?- Marlene abre los ojos con sorpresa. - ¿Por qué debo contarte algo? Hablamos a diario y ya lo sabes todo.- Trata de justificarse con una medio sonrisa. Se ha dado cuenta que Rebecca ha percibido alguna señal, aunque trate de disimularlo, ella siempre encuentra algo diferente en la mirada, en los gestos o el karma que transmite señales de forma inexplicable. Son pequeñas sutilezas  que no se aprecian con facilidad en una pantalla de ordenador. La abraza por la cintura y besa sus labios con pasión. - Pues… aunque no veo motivo. Me ha parecido apreciar que algo nuevo traes bajo esa sonrisa y esa mirada.- Responde Rebecca ya sin ocultar sus propias sensaciones. Marlene le provoca la necesidad de ser sincera y no quiere ni puede evitar serlo. Ella era mucho más reservada en el pasado, no tenía esa hambre de honestidad, su recato y mesura estaban en concordancia de no mostrar su verdadera naturaleza, no quitarse la máscara. Con Marlene al lado no tiene esa premura, sin embargo es su carácter. Era un mecanismo defensivo. Virtud o defecto, con el tiempo se fue convirtiendo en una constante que terminó por enturbiar todas sus relaciones. Marlene la mira con el rostro encendido de alegría. -¿Qué me dirías si te cuento que me han ofrecido un trabajo en Broadway?- Rebecca abre los ojos como dos portales de cristal, expresa una sonrisa enorme y con un nerviosismo incontenible no acierta a responder. - ¿Qué, que… que vas a trabajar aquí en New York? ¡No me lo creo! ¿Estás diciendo la verdad?- Rebecca está a punto de explotar. - ¡Sí, sí! Es cierto, me han ofrecido un papel para toda la temporada y si tiene éxito, ¡Otra más! - Rebecca abraza, besa y acaricia a Marlene como nunca. Besaría y la amaría allí mismo de no ser por la presencia de Tomy. De pronto se pone muy nerviosa, casi excitada de alegría, no sabe si volver a besarla o ponerse a brincar de la emoción.

Por la tarde, una vez acostado el niño, se sientan a cenar con tranquilidad. Sendas copas de vino en cada mano y un brindis. – ¡Por el éxito!- Propone Rebecca. -¡Por el amor!- Responde Marlene. Durante la cena van desgranando los muchos proyectos para ese futuro inmediato que se presenta prometedor. A principios de año Marlene se trasladará, pero aún hay cosas que todavía no han hablado y va siendo el momento porque ya el tiempo empieza a ser escaso. – ¡Rebecca! Hay algo que me gustaría comentar. No quiero que lo interpretes como algo negativo.- Rebecca pone toda su atención en las palabras de Marlene. - ¿De qué se trata?- Marlene baja la mirada al plato y se muerde el labio inferior con suavidad, levanta la vista y la fija en la mirada de Rebecca. - ¡El trabajo! Las horas, los días y las noches trabajando. ¿Eso sigue siendo igual? – Rebecca hace tiempo que esperaba se lo planteara. 
Ha tenido mucho espacio para reflexionar sobre la armonía en la existencia y lo imprescindible que es tener vida después del trabajo. - ¡Nó! Nada es igual desde que salí de Düsseldorf.– Le cuenta con mucho relajo. – Todo lo negativo que me ha sucedido me ha hecho ver que necesito vivir después del trabajo. ¡Si! ¡Es cierto! Mi trabajo es una forma de vida que me llena. Sin embargo he comprendido que no lo es todo. Por culpa del trabajo me pasó lo que me pasó. Es un proceso que nunca se acaba. Nunca daba por acabado todo mi trabajo. Las consecuencias ya las conoces. No quiero que me vuelva a ocurrir. Hasta me concedo descansos fuera de hora.- A Marlene le agrada la respuesta, le coge la mano. – Me alegra que pienses así. Recuerdo lo sola que me encontraba cuando trabajabas tantas horas, de día y de noche. Me angustiaba entre las paredes de la Orangerie.-  Rebecca asiente con una sonrisa.  - Tienes razón, te abandonaba por las telas. Pero eso no volverá a suceder.- Rebecca necesita volcar de nuevo su corazón sobre Marlene. Se encontró tan sola después de la crisis que la necesidad de cariño se convirtió en aire para respirar. - ¿Sabes? Si algo o todo te falla en la vida, tus jefes o los clientes no serán quienes te ayuden. Lo que necesitas solo te lo proporciona tu verdadera familia y los amigos auténticos. Las personas que realmente te quieren. -  Rebecca  reflexiona con cariño. - ¿Cómo Olli, Cristian, Ricardo… Dana?- Le pregunta Marlene, Rebecca levanta la mirada hacia ella, toma aire y hace un momento de silencio. – ¡Nunca podré devolverles todo el agradecimiento que se merecen!  - Rebecca comprende en ese momento que la ausencia de Marlene en aquellos momentos había sido vital en su recuperación. Quizás las cosas no se habrían desbocado tanto o tal vez aquel conflicto acabaría con ellas dos de forma definitiva. Ahora se siente feliz por haberla recuperado. Pero algo más debe decirle para ahuyentar las dudas. – ¡Marlene! ¡Tú eres mi familia, ese pequeñajo también! Y os voy a dedicar todo el tiempo que me sea posible. El trabajo se acaba para mí al concluir el espacio que le debo tributar. Regresaré a tiempo a casa porque quiero tener una vida familiar a la que dedicarme y esa eres tú con Tomy.-  Entre las reflexiones que sostuvo tiempo atrás entendió que los intereses de los clientes o de la empresa en la que trabajaba, no son tan importantes como los intereses de una familia. - No hemos estudiado y luchado en la vida para ser máquinas que trabajen sin descanso. La vida no es ir al taller de costura, volver a casa y luego dormir. Hay muchas más cosas en la vida que hacen que ésta no carezca de sentido.  La obsesión por las colecciones se ha acabado para mí. Al menos en el sentido que tuvo en la LCL. Esas histerias se terminaron el mismo día que me puse a trabajar en mi propia marca. Me juré que jamás me volvería a suceder. Solo pensar que me dejes… ¡Si te pierdo me muero!-  Marlene escucha inquieta las palabras de Rebecca en silencio, en el instante que no le cabe el corazón en el pecho, se le salta una lágrima de emoción y con la voz entrecortada.    - ¡No puedo mirar hacia adelante sin ti! Es algo que pesaba en exceso. Gracias por liberarme. Mi felicidad contigo es lo más importante, formas parte de mi vida y quiero que sea siempre así.- Rebecca se siente  feliz de recuperar el amor de Marlene. El tenerla cerca colma sus esperanzas y se encuentra en la nube perfecta de la ilusión. Un prolongado y suave beso sella la conversación y acto seguido se funden en un abrazo que perdura toda la noche.  

- ¡Mamá! ¡Mamá!-  Grita Tomy con furia desde su habitación, Marlene asustada corre hacia allí con el corazón en un puño. Tomy está perfectamente, se encuentra en la bañera de bolas completamente feliz jugando. Ha gritado buscando compañía para sus juegos. Sobresaltada, aparece Rebecca también con cara de susto.- ¿Qué ha pasado?- Pregunta al tiempo que observa la falsedad de la alarma. Son las siete de la mañana del Sábado y no estaba previsto semejante madrugón. Las dos con cara de sueño regresan al dormitorio. Rebecca acude al cuarto de baño mientras Marlene se sienta en la cama tratando de recuperarse de la conmoción. Luego, ya en la cocina con el desayuno entre manos y mucho más tranquila, le cuenta a Rebecca que nunca había hecho nada parecido.  - ¡Claro! Siempre está Roselyn que duerme en el cuarto de al lado, y yo no me entero de nada. ¡Habrá que acostumbrarse!- Después de desayunar solo un café, Rebecca se ausenta con la disculpa de que tiene una cita. Marlene la mira con gesto interrogante. - ¡No tienes que preocuparte! Es trabajo pero durará poco ¡Te lo prometo! - Rebecca sale del apartamento para regresar una hora más tarde con una sonrisa espectacular. Mientras tanto Marlene desayuna con Tomy con parsimonia, lo baña y viste para dar un paseo por el parque. Luego ella hace lo mismo. Se pone un atuendo deportivo y se recoge el pelo en una coleta. Cuando se dispone a salir aparece Rebecca muy sonriente. - ¡Hola! Ya he llegado como te prometí.- Marlene sonríe al verla aparecer. – Vamos al parque  a jugar un rato. ¿Vienes?-  Le pregunta feliz. - ¡Claro! ¿Qué podría hacer si no? Quiero que estemos juntas todo el tiempo.- Durante el resto de la mañana no hacen otra cosa que jugar con el niño en Central Park. Sintiéndose una familia alegre. Después de almorzar en un local de comida rápida regresan al apartamento para que Tomy duerma una buena siesta agotado después de corretear por todo el césped de Central Park. Ellas, también agotadas, se tumban en el sofá. – ¿Salimos a cenar juntas?- Pregunta Rebecca. - ¿Cómo vamos hacerlo con el niño? ¡Se nos dormirá!- Rebecca esboza una sonrisa. – No te preocupes. Lo tengo todo arreglado. He contratado una cuidadora por horas. ¿No te importa?- Marlene está sorprendida. - ¡Pero…! A Tomy le resultará  extraño.-  Marlene duda.   - No te preocupes. Lo tengo todo controlado. Es alguien de confianza. ¡Tenemos algo que celebrar! - Marlene sonríe. - ¡Si! Supongo que sí.- A media tarde se presenta en la puerta María, una de las planchadoras del taller de Rebecca, que en sus ratos libres hace de canguro para sacarse un pequeño sobresueldo.

viernes, 19 de octubre de 2018

9ª Entrega


Tenemos que hablar

Han pasado tres días desde que Rebecca y Marlene hablaron en el jardín de Shakespeare. Marlene se ha incorporado a las representaciones en el teatro Delacorte. Después de que el telón caiga, cada día busca con la mirada para tratar de ver si Rebecca está entre el público. Los días se le van haciendo eternos. Esa larga espera comienza a ser de impaciencia. A diario pasea por Central Park en compañía de Roselyn y Tommy, con él juega divertida sobre el césped todas las mañanas, y por las tardes antes de incorporarse al escenario. De vez en cuando mira hacia lo alto del nueve, seis, nueve de la calle setenta y ocho en busca de una respuesta. A veces percibe esa sensación de inquietud como cuando Rebecca está cerca, mira a su alrededor para no encontrarla en el entorno. 
En esta soleada tarde Rebecca observa desde la espesura cercana. No quiere acercarse demasiado aún. No acaba de encajar el hecho de ver a Marlene como madre. Observa a los dos, los gestos de afecto materno y las risas de Tommy. Hay felicidad en el rostro de Marlene mientras juega con su hijo, ella contempla con agrado la escena. Por fin se decide a salir de la espesura y se acerca con expresión tímida. - ¡Hola!- Marlene abre los ojos expectante. - ¡Hola!- Se miran con gesto circunspecto. Marlene esboza una leve sonrisa. - ¡Rebecca!-  El corazón se le acelera ante la aparición  sorpresiva, pero esperada de Rebecca. Es esa sensación de inquietud de no saber qué pasará en los próximos minutos. - ¡Marlene!- Al acercarse, Marlene duda como recibir a Rebecca, ella le quita las dudas, besa sus labios con dulzura, un beso corto que deja en su boca la sensación de  necesitar más.  Rebecca rompe el silencio. – Veo que lo pasas muy divertida con Tomy.- Marlene no sabe que contestar. - ¡Sí! Bueno, juego mucho con él. Es un amor de crio. ¿Y tú? ¿Pasabas por aquí?-  Rebecca no quiere confesarle que lleva un rato observándola, y que la ha espiado los dos días anteriores, sin atrever a acercarse.  – Me dirigía al teatro a buscarte. Te he visto jugando con el niño y ¡Ya ves! Aquí estoy.-  Le dice con una sonrisa relajada.  - ¡Que bien! Pues ¿Me acompañas? Debo entrar en escena en media hora. Roselyn se lleva a Tommy a la rutina de todas las noches.- Con un buen achuchón Marlene despide a su hijo. Mientras Roselyn se aleja con él en brazos, ambas contemplan  como el niño se despide agitando el brazo. – ¿Cómo estás? - Pregunta Marlene a Rebecca. Las sensaciones percibidas la tarde del impacto no fueron las mejores para ella. Tuvo la sensación que Rebecca no aparecería. Esa última noticia la dejó muy tocada, más en lo emocional a saber que el niño era hijo de Tristán. Ahora la pregunta es ¿Cuál será su respuesta? Después de tres días de espera. - ¡Marlene! ¿Te apetece salir a cenar conmigo esta noche?- Marlene respira hondo, siente un alivio grande. Esta propuesta supone que hay esperanza. - ¡Sí! ¡Por supuesto!- No hace falta decir nada más.

Mientras Marlene realiza su trabajo personificando un personaje de Shakespeare, Rebecca la contempla entre bambalinas. Desde el escenario, en medio de la representación, Marlene efectúa varias miradas hacia ella. Todas las veces se encuentra con una sonrisa franca y relajada de Rebecca.
Acabada la última escena, Marlene se recompone lo mejor que puede y sale en busca de Rebecca que espera sentada en un banco cercano. Se coge del brazo de Marlene, que a su vez aferra la mano con fuerza como queriendo evitar que escape. Mientras caminan Rebecca habla, poniendo su corazón en la mano. - ¿Sabes? ¡Tenía un sueño! El sueño de vivir contigo de otra forma. Un sueño de felicidad aquí en New York. Aquel proyecto de estar juntas toda la vida, era un sueño romántico.- Guarda silencio durante un momento. - ¡Tengo la sensación que el mundo se acaba si no estás tú!- Marlene se para la mira a los ojos con ternura. – Yo también vivo esa sensación, sigues siendo lo más importante de mi vida.- 
A Rebecca se le agolpan los pensamientos, los problemas y las situaciones sin resolver. En estos tres días no ha parado de reflexionar sobre el amor de su vida. Aquel que vivieron la una al lado de la otra, rodeadas de problemas de todo tipo. La vida ha alterado todo, para ella y para Marlene, y ello exige también un cambio  de las realidades respecto del pasado. - ¡Ya! Tienes razón, debemos hablar de muchas cosas. Todo lo que puedo crear en mi vida solo tiene un sentido, todo mi amor está en aquellas cosas que hago, las hago pensando en ti. Si no estás, me encuentro vacía. ¡Te quiero! Y te necesito.- Marlene se siente abrumada, pero feliz. Ella también necesita a Rebecca, forma parte inseparable de su alma desde hace una eternidad y en este momento posee las fuerzas que necesita para pelear por recuperar ese amor tan romántico y tan pleno que vivieron juntas en Düsseldorf.  Al día siguiente vuelven a encontrase de nuevo, y al otro, y al otro, los encuentros diarios son del todo reconfortantes. Citas en el parque al atardecer, mientras Marlene y Roselyn juegan con el niño.  Rebecca se escapa de la tienda dejando, incluso, cosas a medias y corre hacia Central Park a media tarde, o salen a comer, a pasear y todo aquello que suponga estar la una al lado de la otra. Ha descubierto que hay mayor felicidad en la relación familiar que en el trabajo. Es la primera vez,  en mucho tiempo, que Marlene se halla radiante de alegría. Y percibe esa sensación de haber recuperado lo mejor de su amor. Durante un buen rato charlan y juguetean con Tommy, hasta que Marlene debe cumplir con sus obligaciones de actriz. Cuando se cierra la función pasean y hablan de sí mismas.

Cogidas del brazo por el Parque o por las calles camino de algún lugar donde guarecerse del mal tiempo, conversan de todo lo imaginable. Ríen con soltura.  Aunque sus mundos han cambiado, los sentimientos no. Quizás sea lo mejor que les ha podido suceder, un lugar nuevo, una vida nueva pero  el amor de siempre. - ¡Sabes! Nunca imaginé que pudiéramos tener un hijo. Me había instalado en la comodidad de nuestra vida sin pensar más allá.- Rebecca se dirige a Marlene con animosidad. - ¡A mi tampoco se me había ocurrido! Eso dice mucho de la inmadurez de nuestro idilio.- Es cierto, siempre se mantuvieron en un romance continuo pensando la una en la otra, pero nunca tuvieron un proyecto de futuro orientado en una dirección determinada. Casi siempre fue vivir en la inmediatez del presente. El tener un hijo plantea que hay un futuro en el que pensar y por supuesto, proyectar. Ser madres es una situación que cambia la vida de forma radical. Eso pensó Rebecca en la soledad de su apartamento, después que dejó plantada a Marlene en el jardín de Shakespeare. - ¿Por qué no me lo contaste?- Marlene está confusa. Sabe el por qué, pero duda la respuesta. – Hemos hablado de honestidad y sinceridad. Hay dos razones. La primera tiene que ver con Tristán y su personalidad. Sus respuestas emocionales son inimaginables, recuerda todo lo que nos hizo pasar. No tengo duda alguna que en este caso se comportaría de forma desastrosa también.- Rebecca escucha con gesto serio. – La segunda tiene que ver contigo. Eres dulce y adorable pero, cuando se trata de dar una respuesta en situaciones desfavorables eres un pequeño demonio, aunque luego te arrepientas. La situación después de separarnos no era, precisamente serena. Temí que lo que quedase de cariño entre las dos desaparecería por un malentendido. Pensé en el aborto como solución. Mi memoria me aterró. Todavía recuerdo aquello con horror.- Marlene se detiene para inspirar aire con profundidad. – Tu apoyo entonces fue vital. Te eché de menos muchísimo en esta ocasión.- A Rebecca se la saltan las lágrimas. – No sé cómo explicarme. Te fuiste y no supe más de ti hasta muy tarde.- Marlene le cuenta su experiencia de ser madre. - El embarazo no fue ninguna complicación, el estado de ánimo sí. Sentía una gran nostalgia y un gran dolor por la separación. No tener a nadie en quien apoyarse en una aventura tan apasionante como ser madre, es complicado. Si hubo un momento en el que te echara de menos con auténtica necesidad, fue durante la gestación, haberla compartido contigo me hubiese llenado de alegría. Luego el nacimiento de Tomy. Dana estuvo conmigo en todo el proceso del nacimiento y primeras semanas después de haber nacido. Ocurrió en Colonia antes de aparecer, regrese a Düsseldorf con la promesa de mi familia de no revelar a nadie el secreto. Oculté a mi hijo por miedo. –

Dana cumplió su palabra con Marlene igual que hizo con Rebecca. No debió ser fácil estar callada sabiendo, que una palabra suya las hubiese reunido de una forma u otra. Se sentía a gusto consigo misma por la palabra cumplida. Aunque a veces pensaba… ¿Que hubiese sucedido de haber contado a Marlene la depresión de Rebecca o a ésta lo del embarazo de Marlene? Se sentía como una celestina en potencia, papel que no le iba nada, lo suyo son los caballos. Los dos meses que Marlene permaneció en su casa de Düsseldorf mantuvo al niño oculto a las miradas de conocidos y familiares. El regresar a Los Ángeles fue una decisión tomada a la sombra de mantener oculto a su hijo sobre todo de Tristán, de quien solo se espera comportamientos problemáticos y no estaba dispuesta a soportar otra vez un acoso por su parte.



El tiempo es un cruel acompañante que al final nos transmite, que hay que seguir viviendo, seguir viviendo cada cual en el lugar que le corresponde. Terminan las representaciones de Shakespeare en Central Park y Marlene debe regresar a su lugar, a Los Ángeles, a su casa y a los estudios de cine. Rebecca espera este momento con temor. No ha querido hablar de ello pero el final se acerca y hay que apartar los temores y enfrentarse a la realidad.   – ¡Marlene! ¿Ahora que ha de pasar?-  Rebecca comienza a mostrarse nostálgica antes de tiempo. – Tengo una semana libre. ¿Vienes a California con nosotros?-  Le propone unas vacaciones. - En estas fechas es imposible.  ¡No puedo!-  Responde lacónica. - ¿El desfile de Otoño?- Con un gesto de conformidad asiente mostrando una mueca queriendo decir, “me apetece”. – Está bien, lo entiendo, son fechas importantes…   ¿Me das alojamiento? He de dejar el hotel una vez acabada la temporada.- El rostro de Rebecca se ilumina con una sonrisa. – ¡Por supuesto!- Marlene da un paso enorme, después de semanas de estar al lado de Rebecca. No lo piensa, solo decide que quiere estar unida a ella y se deja llevar por el corazón. En su interior sabe los riesgos que corre, pero está dispuesta a luchar por el amor de Rebecca.

martes, 16 de octubre de 2018

8ª Entrega


Recuperarse

Marlene regresa a New York a los cinco días de haber partido, su cabeza no hace más que dar vueltas. Rebecca se ha convertido en una gran obsesión. La visita familiar y a sus amistades en Düsseldorf ha levantado una inquietud inesperada en su corazón, algo tenebroso acecha su mente y le es imposible desprenderse de esa sensación.
Con las largas conversaciones que ha mantenido con Rebecca durante tres semanas, en su pensamiento se fijó la idea de que habían aclarado mucho los conflictos del pasado y creía firmemente que habían dejado pocas cosas pendientes que pudieran interponerse entre ellas. Salvo aquello que ella misma le comentó que debía contarle. De nuevo Marlene tiene la sensación que Rebecca se esconde de sí misma. Dana se lo ocultó de forma deliberada. No podía reprochárselo, había empeñado su palabra. La propia Rebecca le obligó a ocultarlo. Ahora Marlene se enfrenta a un doble reto; explorar las causas del trastorno sufrido antes de continuar el camino de la reconciliación. Y después contarle su propio secreto, algo oculto que es importante darle a conocer.
A su llegada a New York espera en el aeropuerto su representante Yakov.  Marlene le pide que retrase todo compromiso si no es importante. Le comenta que debe hacer algo ineludible esa misma mañana, sin precisar nada del asunto.

Después de instalarse de nuevo en el hotel. Toma un taxi a la calle Stanton donde se encuentra la tienda de Rebecca. Baja del vehículo frente al escaparate. Rebecca trabaja afanosa sobre unos patrones al tiempo que apunta algo en el cuaderno. Levanta la vista pensando o buscando inspiración. Al dirigir la mirada a la calle contempla la figura de Marlene que cruza desde el lado opuesto en dirección hacia ella. Suelta todo lo que tiene entre manos y corre hacia la puerta para abrazarla y cubrirla de besos de bienvenida.
La alegría es contagiosa, las personas que están dentro de la tienda esbozan una sonrisa mirándose. – Ven, vamos.- Rebecca conduce a Marlene hasta el despacho, cierra las cortinillas y se dan un prolongado y apasionado beso, abrazadas con fuerza. Marlene acaricia el rostro de Rebecca, que la contempla con cara de inocencia y una sonrisa de felicidad. – Te he echado mucho de menos.- Le dice al tiempo que toma  su rostro con las manos. - ¡Yo también, corazón, yo también.- Durante unos instantes solo se miran con ternura. Marlene está confusa. Las incógnitas asaltan su mente y su expresión la delata. - ¿Ocurre algo cariño?- Le pregunta. Conoce muy bien sus expresiones y esa mirada indica algo de misterio.     - ¡No, no! No pasa nada. Debe ser el cansancio. Acabo de llegar.- Rebecca no la cree. -¿Seguro?- Marlene se inquieta y aparta la mirada. – ¡Tenemos que hablar!- Rebecca se sorprende. – Lo hemos estado haciendo. ¿Qué sucede ahora? - Rebecca sospecha que en Düsseldorf ha pasado algo. Marlene es muy transparente,  y reconoce en ella los signos con facilidad. Siempre ha leído con claridad los gestos y expresiones de Marlene. – Marlene. ¿Hay algo que deba saber?- Marlene fija la mirada en la de su amante. - ¡Creo que sí! ¡Y yo! ¿Hay algo que debiera saber y aún no me has contado?- Le responde que no. Que no hay nada importante que contar. - ¡Escucha Rebecca! Amar significa confiar. He venido hasta aquí, desde el aeropuerto, porque deseo confiarte algo que aún desconoces. Te dije que algo más debía decirte. Pero tú no lo has hecho, y creo que hay algo que yo debería saber.-

Es un instante tenso. Rebecca es reacia a contar sus debilidades. Así lo ha considerado siempre. La depresión pasada es  para ella una impotencia de su personalidad. No desea que Marlene la perciba como un ser débil. Siempre se consideró una mujer fuerte, con personalidad y un claro sentido de lo que desea en su vida.  Düsseldorf es la causa de esta situación. ¡Seguro! Marlene ya debe saberlo o lo intuye.”  Rebecca piensa que no tiene más remedio que confesarlo, pero para ella es un problema expresar aquello de repente y sin meditar. En este momento, su carácter se impone y le pide dar una salida hacia adelante.  - ¿Y tú? ¿Qué tienes que contarme que yo no conozca?-  Marlene no se sorprende, está preparada para estos cambios de dirección en las conversaciones. – ¡Está bien! Las dos tenemos algo que confesar. Pero, al contrario que tú, yo si creo conocer ese secreto. El mío es un misterio para ti ¿Por dónde empezamos? - Rebecca pone gesto de indisposición y mira frenética a Marlene. Como siempre realiza un gesto habitual en ella, esconderse. -¡Tengo mucho que hacer!- Suelta la mano de Marlene que la sigue y salen por la puerta. Sabe que en este momento no va a progresar en la conversación. Llega a su vera, Rebecca se gira y la mira con frialdad. La situación vuelve a tensarse. Le propone encontrarse más tarde en un lugar lejos de la mirada de sus empleadas, donde poder charlar con tranquilidad. Rebecca asiente con gesto turbado. Marlene la besa, un beso corto apenas, la punta de sus labios tocan los de Rebecca, que acto seguido esboza una ligera sonrisa. Marlene le responde con el mismo gesto.


Esa misma tarde pasean por Central Park, cerca del teatro de marionetas y el jardín de Shakespeare. Detrás se encuentra el Teatro Delacorte donde Marlene representa “Mucho ruido y pocas nueces” un pequeño papel pero permanece en el escenario una buena parte de la obra. Rebecca y Marlene caminan cogidas de la mano. Rebecca ha llegado tarde a la cita. La responsabilidad del trabajo la lleva a olvidarse del tiempo y los compromisos. Marlene se irrita cuando la llama por el móvil para disculparse.  – El trabajo, siempre el trabajo. Se ha vuelto adicta de nuevo. No sé cómo luchar contra eso.- Antes de que se desespere Rebecca aparece. Está a punto de sermonearla, pero desiste. La importancia del momento no aconseja ingredientes que agrien el entorno. En actitud humilde y casi queriendo arrodillarse, le suplica. - ¡Perdona! No me he dado cuenta de la hora. ¡Lo siento!- Marlene acepta las disculpas. Por otro lado piensa que no tiene otro remedio, aprecia sinceridad en el gesto. El paseo por el jardín Shakespeare resulta delicioso. El aire fresco y el aroma de la vegetación de esta tarde de Junio transportan a Rebecca lejos de los patrones y las telas de su tienda. – Recuerdo las veces que pensamos venir a ésta ciudad a buscar una nueva vida.- Marlene responde que en ambas ocasiones fue a causa de situaciones de conflicto. - Todos esos problemas  no han hecho más que fortalecer nuestros sentimientos.- Esa visión positiva anima a Rebecca a abrirse.  - Siempre sentí la necesidad de ser agresiva, como si tuviera que demostrar algo a mi familia. No me importaba, cuántas veces caminaran por encima de mí, me empeñé en demostrarles mi valía y  me dejé llevar por mi egoísmo.-  Marlene espera más. – Perdí el control de mi misma y te perdí. Jamás pensé que volvería a verte. Cuando volviste a Los Ángeles desapareció toda esperanza de mi corazón.  Rebecca comienza así una confesión muy difícil. - ¡Sin yo saberlo! Mis sentimientos hacia ti, tan intensos y profundos, tu ausencia y la soledad fueron minando mi alma, fue uno de los motivos que me hundieron.- Todo había empezado antes de que  Marlene regresara  a Los Ángeles sin conocer lo que sucedía con Rebecca. – Entonces no era consciente de lo que me estaba ocurriendo, pero repercutió en mi creatividad. No te echo la culpa, no eras tu la causa, de verdad, era yo que no miraba mas allá de mi misma, era yo quien se culpaba de todo. Mi creatividad se fue diluyendo de mi mente y al final no tenía nada en la cabeza. Mi familia me fue arrinconando, en LCL igual. Quise buscarte pero te habías ido. ¡Me sentí abandonada, perdida, insignificante! La vida dejó de tener sentido, todo era negro a mí alrededor. No hice otra cosa que lamentarme de mi mala suerte. Me faltaba lo más querido y necesitado, mi amor y mi trabajo. Lo había perdido todo. No sé cuánto tiempo permanecí alejada de la realidad.-  Rebecca no hace responsable a nadie de lo que le ocurrió. El refugiarse en el trabajo y tanto estrés la agotaron al extremo. Luego sintió que estaba sola. El único soporte firme en el que apoyarse estaba lejos, demasiado. -Tampoco se me ocurrió volar hasta ti. Estaba muy ofuscada. Pensé que me recibirías de forma hostil… Dejé de ser creativa, de relacionarme y rechazaba cualquier ayuda que los más cercanos me ofrecían.  ¡Pobre Ricardo! Le hice la vida imposible. – Rebecca comienza a notar alivio en su espíritu y se anima a continuar hablando.  - En plena fase aguda de aquella depresión agredí a Tristán produciéndole varias heridas y arañazos. Fuera de mí, me ingresaron en una clínica especializada, dónde permanecí varias semanas. La convalecencia la hice en la Orangerie. Estuve bajo la tutela de nuestro amigo Ricardo y de Justus que no me quitaba ojo, hasta que recobré algo mi ánimo. Cuando consideré superado el problema emocional, decidí levantar el campamento y trasladarme a New York, aunque aún no estaba del todo bien,  la recuperación no progresaba. Meses después que te marcharas me vine aquí para respirar y emprender una nueva aventura. Y a fe que lo he conseguido. Esta ciudad me ha devuelto la vida, y tú has regresado. No puedo pedir más.  ¡Bien! Ya sabes mi secreto. Querías oír de mis labios lo que han debido contarte en Düsseldorf.- Marlene respira tranquila. Se ha confesado sin presión. Sabe lo que le cuesta a Rebecca poner sus debilidades al descubierto. - ¿Qué importa lo que me hayan contado? Ahora me importa que me lo cuentes tú. Necesitamos confianza, decirnos todo lo que llevamos dentro.- Hacen una pausa. Rebecca tiene la sensación de haberse desprendido de una pesada carga. Nunca había creído que vaciando sus inquietudes en la persona que ama fuese tan liberador. - ¿Sabes una cosa? Cuando llegué a New York todavía tomaba unas pastillas para mantenerme tranquila y equilibrada, para poder dormir y esas cosas. Desde que nos hemos encontrado, he dejado de tomarlas, no me acuerdo de ellas, no las necesito. ¡Tú eres mi equilibrio y mi sosiego! - Rebecca muestra una paz interior de la que no disfrutaba desde hace mucho tiempo. – ¡Ahora te toca! ¿Cuál es tu secreto?- Marlene la mira con una medio sonrisa. – ¡No te lo voy a decir! ¡Te lo voy a mostrar! - Los secretos, siempre trataron de evitarlos, pero en el presente forman parte de la existencia de ambas y  tienen el propósito de ponerlos al descubierto. Como siempre la verdad, igual que el corcho en el agua, siempre sale a la superficie. -¡Quiero presentarte a alguien!- Le dice Marlene con cierto misterio. Hace una señal a una mujer morena, que está acompañada de un niño de corta edad muy rubio y de ojos azules, para que se acerque. Ha permanecido a corta distancia de ellas en todo momento, mientras jugaba con el pequeño. -¿Ves esa mujer con un niño en brazos?- Vuelve a mover la mano hacia ella. - Pero ¿Qué haces?-  Le dice a Marlene pensando en que se ha vuelto loca. – Tranquila. Ahora lo vas a comprender.- Al llegar a su altura el niño se lanza hacia los brazos de Marlene y la abraza con efusión. – ¡Este es Tomy! ¡Mi hijo! Tomy ésta es Rebecca.- La expresión de Rebecca es todo un poema. - ¿Qué es tu hijo? – Marlene responde con naturalidad. - ¡Sí! Acaba de cumplir año y medio. ¡Éste es mi secreto! ¿No te parece guapo?-  Rebecca está estupefacta. - ¡Pero, pero! ¿Cómo…?- Marlene no acaba de ver claro algo en la respuesta de Rebecca. – ¿Te ha sorprendido? – Con gesto de enfado Rebecca se levanta y con enojo responde. - ¡Por supuesto! Pero ¿Qué es esto? Te presentas con un niño y me dices que quieres estar conmigo. ¿Qué broma es esta?- Marlene entrega el niño a Roselyn. - ¡Deja que te explique!-  Rebecca muy airada no escucha. Se da media vuelta con el fin de alejarse. Marlene la sigue insistiendo que tiene que escuchar sus explicaciones. Rebecca se da media vuelta para gritarle. - ¡Maldita sea! ¿Cómo te atreves?- No atiende a razones y continua caminando. Se queda fría al oír de nuevo a Marlene. - ¡Es hijo de Tristán! – Rebecca se detiene en seco. Se da media vuelta con los ojos abiertos, todo lo que su anatomía permite, y clava su mirada en Marlene.  – Consecuencia de lo que pasó entre nosotras cuando nos separamos.-

Cuando Marlene salió de Düsseldorf la primera vez rumbo a Los Ángeles, viajaba embarazada, algo que no podía saber en ese momento, lo descubrió estando ya en California. Tristán hizo la última fechoría cuando Marlene se enzarzó sexualmente con él en “No Limits” después de romper con Rebecca. La dejó embarazada, consecuencia, el pequeño Tomy, que nació en Colonia y en secreto. Nadie de su familia supo nada hasta que ella se lo dijo a su padre con la promesa de no divulgarlo. Solo Dana, su hermana Kim y Biggy estuvieron enteradas. – Ella me acompañó en el tramo final del embarazo y las semanas siguientes al parto. ¡No sabes lo que pensé en ti en aquel momento! También le hice jurar a mi hermana que mantendría el secreto hasta que yo  lo desvelara.  ¡Pobre Dana! Hubo de aguantar doble secreto. ¡Es una gran persona!-  Le dice a Rebecca. – En eso te doy la razón. También estuvo a mi lado en momentos difíciles, ella y Kim se preocuparon mucho por mi. - Marlene se siente orgullosa de sus hermanas. Luego le narra las sensaciones encontradas de lo que sucedió con Tristán, aquel amargo día en que rompieron.

Ha pasado un buen rato con ambas sentadas en un banco del parque con la mirada hacia adelante y sin pronunciar palabra. La una al lado de la otra sin contacto, aunque sus manos permanecen muy cerca deseando entrar en unión. Rebecca toma la iniciativa. - ¡Perdóname! Me he descontrolado. ¡Lo siento, de verdad, lo siento!- Marlene la mira con timidez. – No me imaginé que lo fueses a encajar así. Yo podía haber sido más cauta. - Rebecca mira con fijeza a Marlene. - ¿Lo sabe? ¿Tristán, lo sabe?-  Le pregunta. - ¡No! No le he dicho nada.- Responde Marlene con la vista perdida.  - ¿Piensas contárselo?- Rebecca investiga. - De momento, nó. Tengo muchas dudas. Por no decir todas las dudas.- Marlene responde con firmeza. - Yo también las tendría.-  El impacto es tremendo para Rebecca. Marlene piensa que debía haber preparado el terreno. No se le ocurrió. Tampoco sabía cuando le iba a dar la noticia que tenía un hijo llamado Tomy, cuyo padre, ignorante de su existencia, era Tristán. No calculó las consecuencias y el impacto en sus emociones. Ha reaccionado de forma brusca e incontenible.   – Necesito pensar.-  Le dice Rebecca. - ¡Está bien! Lo entiendo.- Marlene siente que huye y que no volverá a verla. - ¿Vas a alejarte?- Pregunta con timidez, sabe cuál es el riesgo, Rebecca es muy drástica, casi tajante. – Si no quieres que volvamos a…-  Rebecca corta la frase de Marlene, sabe lo que quiere decirle. – No. No es eso. No pienses que quiero abandonarte. Ha sido todo un impacto. Necesito pensar, me he desequilibrado. Esto es completamente nuevo para mí.- Coge la mano de Marlene y mira sus ojos. - Te quiero más que a nada en el mundo. Te llamaré, lo prometo. Ahora debo irme.- Marlene se queda sola. A los pocos minutos rompe a llorar. Cree que no volverá a ver a Rebecca y la invade la tristeza.

Al entrar en el apartamento, presa de un gran nerviosismo, Rebecca se dirige a la búsqueda de sus medicinas. La sacudida que ha supuesto el cambio de situación de Marlene la ha descentrado de ese equilibrio y sosiego que le mencionó en el parque. Necesita recuperar esa paz, pensar con calma como conectar con esta nueva realidad. -¿Qué es lo que debo hacer?- Una vez las pastillas están en su mano, y dispuesta a engullirlas de un solo golpe, se detiene en la intención. De sus ojos brotan dos lágrimas emotivas.

Marlene se encuentra de nuevo con Roselyn y Tomy. Con alegría abraza a su hijo y lo llena de ternura con lágrimas en los ojos. No cree en las promesas de Rebecca, muchas veces las ha incumplido mientras estaban juntas, ¿Por qué iba a ser ahora diferente? Rebecca es una Lanhstein y lo será toda su vida.

viernes, 12 de octubre de 2018

7ª Entrega


En casa


Dana espera en el vestíbulo de la terminal del aeropuerto de Düsseldorf. El vuelo en el que viaja Marlene ha llegado sin contratiempos. Debería surgir pronto por  la puerta de salida de viajeros. Aparece sonriente, muy alegre se abraza a su hermana. Se desplazan hasta Düsseldorf por la autopista al encuentro del padre de ambas. Mientras circulan por la autopista, Dana aprecia cierta alegría en el rostro de su hermana, le pregunta cual es el motivo de esa cara de felicidad. – ¡He visto a Rebecca!- Dana se sorprende poniendo gesto serio. Marlene aprecia un gesto extraño en su hermana. - ¿Pasa algo que deba saber?- Pregunta Marlene con algo de asombro.- ¡No! ¡Nada! Es que no me lo esperaba. ¿Te la has encontrado así de repente?- Dana responde dubitativa. - ¡Sí! Fue toda una sorpresa. ¿Sabes que tiene un éxito tremendo con su nueva marca?  M&R.- Le dice. - ¿M&R?- Pregunta Dana con gesto de asombro. - Marlene y Rebecca.- Dana se siente incómoda, le intranquiliza seguir con la conversación. - No quiero saber nada. No creo que sea buena idea seguir hablando de ello.- Marlene no entiende la respuesta de su hermana. - ¿Porqué? ¿Es que me he perdido algo?- Dana no contesta a la pregunta de Marlene. Se escuda en un mutismo inacabable. - ¡Ya me lo contarás!-  Mira muy extrañada a su hermana.

Marlene había reaparecido diez meses después de romper con Rebecca. Hasta entonces no tuvo noticia de ella. El primer encuentro entre ambas sucedió en el cumpleaños de Dana, nada más llegar a Düsseldorf. Un saludo un poco frio, Rebecca extendió su mano, Marlene la tomó del brazo y se acercó hasta el contacto de un ligero abrazo. Un suave abrazo que despertó el sentimiento en ambas. Rebecca se estremeció entre sus brazos, pero no fue capaz de exteriorizarlo, Marlene tuvo la misma sensación, pero la percibió alejada y mantuvo una distancia discreta.  Demasiados acontecimientos en ese día, en el corto espacio que lleva del aeropuerto a la casa de su padre. Marlene se había reencontrado con Hagen, al que daban por muerto y después Rebecca. Regresaba a la casa familiar después de mucho tiempo y algunas vicisitudes que no debía mostrar. - ¿Cómo estás? – Le dijo Marlene.. - ¡No muy bien!- Rebecca no podía mentirle. - ¿El trabajo, acaso?- Volvió a preguntar. -¡Sí, si! - ¡Mentía! Estaba encubriendo sus sentimientos. Aquel encuentro fue una sorpresa para Rebecca, creyó esperanzada igual que Marlene, que algo más podría ocurrir. ¡Pero no! Todo siguió un guión de distancia que parecía premeditada. No fueron capaces de dar un paso adelante. Rebecca estaba muy estresada por el trabajo y el estado de euforia de Marlene no le permitió detectar esas señales que siempre fue capaz de descubrir con una simple mirada a los ojos de Rebecca. 
En los dos meses siguientes en que Marlene permaneció en Düsseldorf se encontraron en diversos sitios. Cada encuentro estaba rodeado de una cierta nostalgia. Las miradas mutuas se notaban alegres por haberse visto, a veces se cortejaban sin darse cuenta de ello,  mostrando que algún rescoldo quedaba de una relación tan intensa. Marlene volvió a trabajar para la Lahnstein Corp. Esta vez en un cargo ejecutivo a la sombra de Hagen y que nada tenía que ver con Rebecca. Poco a poco se fueron distanciando de nuevo, la vida no les facilitó relacionarse con más asiduidad. Mientras Marlene entraba en una fase de trabajo absorbente, Rebecca abandonaba el suyo poco a poco. Al poco tiempo su hermano Sebastián a propuesta de Tania prescindió de su labor. Ella abandonó el taller de costura de la LCL y se recluyó en la Orangerie. Poco antes Marlene había decidido regresar a Los Ángeles, el tener cerca a Rebecca y no poder estar a su lado resultaba un fastidio, a veces angustioso, sobre todo cuando se encontraban en algún acontecimiento y no aparecían síntomas ni propósitos para emprender una nueva aventura romántica. Aquella situación no despegaba ni había indicios que fuese a ocurrir.  Con esta  ausencia de señales, pensó que lo mejor era regresar a California e intentar olvidar. Han pasado casi dos años desde aquel nuevo distanciamiento. Hoy todo es distinto, después de lo sucedido en New York, el reencuentro no ha podido ser más prometedor.       

– Que maravilla de día me recibe mi tierra. – Pensaba durante el viaje a casa. Al día siguiente de su llegada visita a Olly en el nuevo “No Limits”. El local es ahora de Olly en sociedad con Tristán, sigue estando igual, nada ha cambiado desde que se marchara por segunda vez. Al entrar es él quien primero repara en su presencia desde detrás de la barra. Deja todo y se acerca corriendo para abrazarla. La levanta del suelo y gira con ella en brazos. La alegría es mutua. Al momento se acerca Jessie, la camarera, que también la recibe muy afectuosa. Tanto jaleo atrae la atención de Tristán que está detrás de la barra revisando unos papeles. Se pone de pie  y se acerca hacia ellos para reconocer la figura sonriente de Marlene. Al llegar a su altura. - ¡Marlene!- Ella le responde con frialdad. - ¡Hola Tristán!- Estrechan sus manos como buenos amigos. – ¡Mucho tiempo! – Exclama él. – ¡Sí!- Responde ella. - ¿Cómo te va por Los Angeles?- Pregunta con cierta curiosidad. – Bien, muy bien.- Le contesta. - ¡Ajá!- La conversación se desenvuelve en un tono de  frialdad. No hay motivo de calidez entre ambos. El pasado todavía cuenta y tanto él como ella no olvidan. Marlene le cuenta lo  del mundo del teatro. Como llegó a ello y lo a gusto que trabaja. Al nombrarle New York, Tristán le cuenta que Rebecca se había marchado a esa ciudad dejando todo empantanado en la Lahnstein Corp. Con sus dotes de actriz ya más experta le contesta. - ¿No me digas? No tengo noticias suyas desde que regresé a California.- Tristán la mira con escepticismo. Rebusca en su mente fases del pasado. - ¿Estás segura? Con tus dotes de actriz nunca me he convencido cuando actúas o nó.- Marlene le mira con indolencia.- Puedes pensar lo que quieras. No he venido para discutir.- Con una cínica sonrisa le responde que sabe cual es el motivo de la visita. – Tengo tu liquidación de la venta del negocio preparada desde hace tiempo. Me lo recordó Dana un día. Supongo que la enviaste para eso.- Y es cierto, en una ocasión hizo ese encargo a su hermana. Que se lo sugiriera con discreción, para no herir la susceptibilidad de Tristán. Pero se ve que a él no se le escapa ningún detalle. Después de todos los sucesos ocurridos a partir de la fallida boda. Siempre ha tenido la sensación que, aparte de muy inteligente, era un poco esquizofrénico. - ¿Sabes que Rebecca estuvo en tratamiento psiquiátrico después que te marchaste?- Tristán no puede dejar de vengarse de Marlene. Cualquier cosa que le pueda hacer daño es una fiesta  para él. Todo lo que se refiera a su propia hermana lo emplea como arma arrojadiza en contra suya.  Marlene se detiene un segundo. Eso no lo sabe, tampoco Rebecca se lo relató. – Mi hermana me ha tenido informada. ¡Si lo sé!- En este momento tiene que inventarse el embuste y miente bellacamente. No quiere darle el placer de sentirse vencedor en esta ni en ninguna contienda con él. No busca tampoco un enfrentamiento innecesario y si no le da importancia a lo que le diga, para agredir su sensibilidad, piensa que dejará de hacerlo.  Las pocas dudas que tiene sobre su actitud se despejan, Tristán no le ofrece garantías. Su comportamiento agresivo y vengativo significa que sigue sin recuperarse a pesar del tiempo pasado. Tiene la sensación que cada vez que se halla cerca, a él se le nubla el pensamiento y actúa con una sola intención ¡Hacerle daño! No lo soporta y se alegra que se cierre este último capítulo económico, el único que aún les vinculaba de alguna forma. Todavía alberga en su corazón una última cuestión, pero nunca se lo desvelará.

Liquidados los papeles y cerrado el contrato que aún les ligaba en aquel negocio. Marlene abandona el local muy satisfecha, y con una buena liquidación. Después de que  Tristán le contara ese posible  problema de Rebecca,  germina en su ánimo un sentimiento de curiosidad y preocupación por ella, necesita saber que le ha pasado. Antes de salir del local acuerda con Olly y Cristhian cenar esa noche en Schneiders. Ya fuera del local toma el teléfono y hace una llamada. - ¿Ricardo? ¡Sí, soy yo!- Empieza una nueva charla con Méndez, quien fuese el portador de las peores noticias para una cantante como ella. Comunicarle que había perdido su voz. Hoy compartirá cena con sus mejores amigos. También Dana se unirá a la cena. Son pocos días y hay que aprovecharlos para compartir con los amigos.

La cena en Schneiders resulta de lo más agradable. Cristhian y Olly siguen siendo los mismos, amables, dicharacheros, una compañía especial y unos amigos de verdad. Ricardo si ha cambiado algo en lo físico. Ha adelgazado y se le vé más sereno y maduro. Viste con mejor estilo y por fin va siempre bien afeitado. -¿Y cómo te va con el teatro?- Le pregunta Cristhian con curiosidad.- Me voy identificando. No es lo mismo que la revista musical pero empiezo a disfrutar con este trabajo. – De repente se pone misteriosa. Quiere hablar de Rebecca para enterarse de cuan cierto es lo que Tristán le ha comentado. - ¿Sabéis quien ha asistido a mi estreno de Shakespeare en Central Park?- Los tres varones se miran entre sí completamente despistados, luego a ella y a Dana, que no puede evitar una sonrisa a comprobar que su hermana quiere hablar de Rebecca. - ¿Alguien famoso? ¿El presidente?- Sin esperar más opiniones lo dice resuelta. - ¡Rebecca!- La mirada de sorpresa manifiesta lo inesperado. -¿Rebecca? ¿Nuestra Rebecca? ¿Tu Rebecca?- No comprende la cara de sorpresa de ellos. - ¡Claro Olly! Mi Rebecca. No hay otra.- Ricardo es quien le dice. - Pues nos acabas de alegrar la noche.- Mirando con aire serio a Dana, que hace un gesto de disculpa mirando a Marlene. Les cuenta lo ocurrido antes y después del estreno. Todo lo que concierne a sus sentimientos y las sensaciones que experimentó. La tienda de M&R, y los infinitos paseos por la ciudad hablando de si mismas. En un momento de la charla, Marlene le pregunta a Ricardo si era cierto el problema psicológico de Rebecca.  - Tristán me ha dicho algo de psiquiatra.- Ricardo mira a Dana que asiente y él responde con gesto preocupado. - ¡Sí! Durante un tiempo me tuvo muy nervioso.- Marlene se pone inquieta pero pausada.  – ¿Qué le pasó? - En este punto mira a Dana con gesto recriminatorio. Ella esconde la mirada como queriendo huir. Ricardo y Olly le van contando de forma alternativa todo lo ocurrido. - Al principio solo era apatía, después desidia y más adelante se volvió muy regresiva y violenta. Agredió a Tristán en un acceso de ira. Le echaba a él la culpa de todo lo malo que le ocurría. Incluso de que tú la abandonaras. ¡Se fue de la realidad! Dejó de ser creativa para convertirse en autodestructiva. Ahora nos haces felices al saber que está  bien. Que os halláis encontrado,  puede ser el fin de su letargo.- Olly quiere quitarle el desasosiego a Marlene. - Cuando se marchó a New York, en teoría estaba bastante equilibrada, aunque sin interés por la vida. No sé nada de ella desde entonces. Me alegra saber que está bien. – Marlene quiere saber más.  - ¿Alguna vez os habló de mi? Alguna cosa, ¡O que se yo! - Pregunta. Marlene necesita saber si es ella la causa de todo el problema.  Se siente inquieta, quiere conocer el motivo de tanto desequilibrio. El tono de su voz es de nerviosismo. Los demás lo captan, Cristhian le cuenta.   – Ni mucho ni poco. Cuando lo hacía se expresaba desde la nostalgia. A veces terminaba llorando. Te nombraba con todo el cariño del que era capaz. Siempre pensé que seguía enamorada de ti y te echaba de menos.-  Ella necesita más. - ¿Cuándo empezó a estar así de mal?- Ricardo le cuenta que en la LCL comenzaron  a dejarla de lado cuando su veta creativa empezó a apagarse. Dejó de tener el protagonismo anterior y poco a poco la fueron marginando. Entró en crisis a partir de una pelea verbal con Sebastián y Tania. Después le siguió un capítulo depresivo de carácter leve para transformarse en poco tiempo en severo. Sus ataques de nervios la llevaron a agredir violentamente a Tristán en “No Limits”. A lo que siguió un ingreso en una clínica psiquiátrica. Allí estuvo varios días hasta que se recuperó.  Marlene quiere culparse sin sentido de ello. -Y yo la abandoné pensando que ya no le interesaba.- Olly se fija en el cristalino de Marlene, está a punto de lágrima.  – No debes pensar eso. No podías saber lo que ocurrió. Por entonces ya te habías marchado. Ella estaba en pleno conflicto por su situación en la LCL. -  Marlene vuelve a intervenir. - ¡Desconocía esa situación! Tal vez si hubiese estado mas cerca…- Cristhian le aclara. – Tampoco habrías podido hacer nada. Ese nuevo enfrentamiento con sus hermanos le hizo mucho daño psicológico y afectivo, era el enésimo y no pudo soportarlo, tu ausencia era en aquel momento lo menos importante para ella.- Marlene insiste en su idea. – Si hubiese podido estar a su lado… - Esta vez es Olli quien rebate a Marlene. - No puedes saberlo. Es posible que hubiese sido bueno, pero también peligroso, en su estado mental también te podría haber arrastrado. Las cosas son como vienen. Ya no puedes cambiarlas. Ahora toca recoger los pedazos después del desastre. – Ricardo intercede. - Quizás fuese bueno que no estuvieses entonces pero estés ahora.- Se muestra como un amigo leal y le hace ver que el futuro puede ser más esperanzador ahora que hace un año. Continuaron hablando hasta que el restaurante prácticamente cerró. Cuando se quedó a solas con su hermana, no hizo falta preguntarle, Dana se confesó sin que Marlene se lo pidiera. Nunca le dijo nada de todo lo acontecido con Rebecca por expreso deseo de la propia Rebecca. Aun sabiendo que estaba mal no quería que su sufrimiento fuera la causa de un regreso que quizás Marlene no desease hacer. No quería obligarla. – ¡Dana! Estoy enamorada de Rebecca. La quiero como no he querido a nadie. Respeto tu honestidad para con ella. Pero ¡Debiste decírmelo! ¡Soy tu hermana!-  Dana trata de ser honesta. - ¡Lo sé! Me arrepentí en el mismo momento que le hice esa promesa a Rebecca. Pero ¿Qué podía hacer?-



En este último año Marlene es la primera visita que efectúa a Düsseldorf. Los  trabajos en el teatro han alargado la ausencia más tiempo del que ella misma hubiese deseado. No conocer, en su momento, el lamentable estado emocional de Rebecca le causa una gran perturbación. Cuando regrese a New York se ocupará de  ello. 
Una visita ineludible es la que realiza antes de partir a LCL. No podía dejar de visitar a su amiga Tania antes de regresar a New York. Su amiga y perturbación constante. Cuando se presenta en la puerta del despacho, Tania frunce el entrecejo. - ¡No puedo creer lo que estoy  viendo! La amiga pródiga regresa a casa.- Marlene no oculta cierta frialdad pero se abrazan con afabilidad. – ¡Yo también te quiero!- Le dice con ironía. Marlene acerca una silla hacia la mesa de Tania. Durante un rato charlan sobre la vida de Marlene en Los Angeles y Tania le cuenta cosas de la familia Lahnstein, las conspiraciones y los escándalos de algunos de sus miembros, como de costumbre. En un momento de la conversación surge el nombre de Rebecca. Tania se pone tensa.  – Dejó de ser la gran diseñadora que era. Se convirtió en un mero espécimen que vagaba por el castillo y de vez en cuando venía por aquí a dar la lata. La tuve que despedir. No la he vuelto a ver. Sé que se ha marchado, una alegría para Düsseldorf.- Marlene se encoleriza. - ¿Sabes que tuvo una depresión y ha estado en tratamiento psiquiátrico? - Marlene le pregunta con agresividad. -¡Sí! ¡Lo sé! Pero no le sirvió de nada. Se fue hecha una mierda.- De nuevo el cólera, Marlene se sosiega. - ¡La he visto en New York! Está perfectamente y triunfando como diseñadora.- Tania abre los ojos sorprendida mirando con actitud despreciativa.  - ¡No lo sabía! Me alegro que le vaya bien.- Marlene toma aire  en profundidad. Está muy indignada por los comentarios de la que ya considera su ex amiga. La mirada no puede ser mas hostil. No tolera ese comportamiento en alguien que siempre había apreciado y respetado. - Como siempre el sello de los Lahnstein. Nadie fue capaz de ayudarla cuando lo necesitó. Pero la compañía, si que la necesitaba para su propio beneficio. La habéis explotado hasta la extenuación y, cuando es ella la que os necesita, la abandonáis para que se pudra por improductiva. Ella sola vale mas que todos vosotros juntos. Ella sola, ¿Entiendes? Se ha levantado sin ayuda de nadie. Cuando me he encontrado con ella la he visto cambiada sí, pero feliz de no teneros cerca.- Tania se percata de la indignación de Marlene. El tono de su reprimenda le indica que puede ser el fin de su relación. - ¿Sabes una cosa? Cuando quisiste meterme en uno de tus escándalos para promocionar le empresa, me importó menos, que lo que le habéis hecho a Rebecca tú y sus hermanos. Sabes que la amo y que me importa más ella que yo misma. Comprenderás que mi indignación sea grandiosa. Hasta ahora he querido ser correcta en nuestra amistad con todo la que has intentado,  pero lo que siempre has estado cosechando, ya lo has conseguido. ¡Da por finalizada nuestra amistad! Y a los Lahnstein que les den. - Sin más explicaciones se levanta de la silla y sale del despacho con aire decidido. Al llegar a la puerta se da la vuelta y con tono de desagrado le espeta. – Por cierto ¡Coloca tu la silla! Y cierra la puerta.- Dando un giro con gran altivez, se aleja con paso firme.