Una separación necesaria

Una separación necesaria

viernes, 26 de octubre de 2018

11ª Entrega


Un punto de inflexión



Hacia las siete de la tarde Marlene y Rebecca se marchan a cenar. El lugar elegido el Club A Steakhause, sitio del primer encuentro en New York. - ¡No podías elegir mejor el restaurante! - Rebecca ya tenía hecha la reserva desde hace días. Pidió la mesita de la escalera, es la única que proporciona algo de intimidad, a pesar de estar en medio del paso. Ella es cliente distinguida, y no tuvo inconvenientes. Durante la cena hablan de muchas cosas. Cercano el postre Rebecca pide Champán que les sirven en sendas copas. - ¿Y este dispendio?- Pregunta Marlene. – Es para una ocasión especial. – Rebecca se pone misteriosa. Con una pícara sonrisa mete su mano en el bolso y extrae un pequeño paquetito envuelto con un lazo violeta y que entrega a Marlene que pone cara de sorpresa, no sabe que hay dentro. Con cierto nerviosismo lo desenvuelve y lentamente lo abre. Sus azules ojos se abren como perlas brillantes al descubrir en el interior de la cajita dos anillos coronados por  pequeños diamantes. Rebecca en ese mismo instante coge la mano izquierda de su amada y le acaricia la piel con suavidad. - ¿Quieres casarte conmigo?- Le pregunta en voz baja y tono aterciopelado que llega al oído de Marlene como canto de sirena. No acierta a responder, se siente tan sorprendida como alegre su corazón. La voz trémula  espira un silencioso… - ¡Sí!- Apagado por la agitación de su alma. El corazón se acelera y el resto del cuerpo tiembla de emoción. Rebecca espera y observa. – ¡Te quiero cariño! Deseo compartir mi vida contigo. Casarnos es mi apuesta por tu amor.- Marlene aun no se ha repuesto de la emoción. Rebecca no ha escuchado el sí entrecortado. - ¡Rebecca! Eres lo mejor de mi vida. Yo también quiero pasar el resto de ella a tu lado.- Rebecca toma el anillo en su mano y delicadamente lo coloca en el dedo de Marlene. - ¿Y tú? ¿No tienes anillo?-  Con los nervios no se ha percatado. - ¡Ahí está! En la cajita- Marlene toma el otro anillo y repite el gesto en la mano de Rebecca.

Después de la cena pasean tranquilas por la quinta avenida hasta llegar a la calle sesenta y ocho. Entran en el portal y suben al piso trece. En el ascensor Rebecca mira con fijeza a los ojos de Marlene. - No hay nada que yo quiera más, que estar contigo y solo contigo, comenzar de nuevo a tu lado. ¡Te amo! - Rebecca sella su promesa con un profundo beso lleno renovada dedicación.
- Es lo que deseaba porque no iba a dejarte hacer otra cosa.- Marlene bromea mientras frota la nariz de Rebecca con la suya. Entran en el apartamento. Marlene se quita la chaqueta y la arroja al sofá. La canguro se despide, Tommy duerme plácidamente en su cuarto. Rebecca desaparece en la habitación mientras Marlene investiga la pequeña sala de estar. Se sonríe mientras contempla el espacio acogedor. Rebecca recapacita sobre lo mucho que Marlene ha cambiado su vida.  Rebecca había pensado en pasar una noche romántica en un hotel, pero ahora este simple espacio era más grandioso que cualquier hotel en el que había estado nunca, porque nunca estuvo más feliz que ahora, está en su apartamento, en su hogar. Su sonrisa se engrandece al sentir que los brazos de Marlene le envuelven la cintura por detrás apretándola contra si. Se escita fácilmente al notarla aún más cerca. Siente que su cuerpo se debilitaba cuando los labios de Marlene le rozan suavemente la nuca. Marlene puede encender los deseos de Rebecca que no hace nada por resistir el tacto de su piel, le da la vuelta lentamente desabrochando la chaqueta de Rebecca que pronto la tira al suelo. Marlene no puede resistir la oportunidad de besarla en los labios con ingenuidad y toma a Rebecca de la mano. - Ven conmigo.- Rebecca la sigue como una niña, está encantada con la escena que sucederá a continuación, le parece perfecta y se deja llevar. 
Marlene descubre que mientras su primera impresión era que el apartamento estaba tranquilo y como lo habían dejado, su punto de vista cambia al entrar en el dormitorio, parece una escena mágica. La habitación está débilmente iluminada por velas estratégicamente colocados por la estancia. La cama  cubierta de sábanas blancas y almohadas voluptuosas.  Los jarrones de flores silvestres  ocupan casi cada rincón, creando un ambiente romántico como en el campo en primavera. - ¿Te gusta?-  Rebecca susurra mientras abraza frágil a Marlene. - ¡Me gusta! - Responde con una sonrisa. - Pero algo me dice que me va a gustar aún más. - La mirada de  Rebecca se dirige de la habitación hacia  la antigua bañera que se aprecia en el cuarto de baño a través de la puerta al lado opuesto de la habitación. La pared superior de la bañera son múltiples ventanas de cristal que proporcionan una visión perfecta de las estrellas y la luna que adornan el cielo nocturno. Dos de ellas permanecen abiertas y Rebecca podía sentir la cálida brisa que llena la estancia. - ¡Es hermoso, eres hermosa! - Rebecca es la que esta vez se acerca a Marlene. - Debemos entrar antes de que el agua empiece a enfriarse. - Sugiere Marlene, lentamente comienza a desnudar a Rebecca quitando cada artículo de ropa como si estuviera revelando una delicada pieza original de arte de porcelana. Se queda sin respirar, paralizada por la belleza desnuda que estaba ante ella. Rebecca pudorosa y vulnerable da un paso adelante hacia Marlene y con suaves besos comienza a desnudarla. Se introducen en la bañera y el vapor del agua se levanta en el aire. Rebecca se sienta en el calor de la bañera, Marlene lo hace entre sus piernas y se apoya en los invitadores brazos de Rebecca. Hay un largo silencio, sin embargo hablan sus cuerpos, lo dicen por sus toques y caricias. Rebecca explora con suavidad la piel de Marlene empezando primero con su cuello inclinado donde coloca muchos pequeños besos, se encamina al oído,  empuja los lóbulos de su oreja. El sonido del placer de Marlene que escapa suavemente de sus labios y alienta a Rebecca a seguir explorando el cuerpo de su amada. Marlene no había sentido tanto placer en mucho tiempo. Mientras las manos de Rebecca sondean tiernamente su cuerpo deseoso, siente la tensión reprimida de la separación,  ansía más del contacto de Rebecca. Sentir que su cuerpo se entrega, le da a Rebecca la renovada confianza que había perdido, y su deseo y necesidad de complacer a Marlene en todos los sentidos y sus gestos de cariño se intensifican. Estimulados sus sentidos. Con el pecho de Marlene en sus manos, la excita juguetonamente. Marlene se está dejando llevar por los maestros caminos de Rebecca. El palpitar de su sexualidad se hace insoportable. Está más que avivada  y preparada para llegar al clímax al mínimo contacto de las caricias de Rebecca. Ella  tiene todo el control y Marlene está pidiéndole que no se detenga. Oscilan sus caderas en un empuje rítmico que se mantiene en un tempo musical de adaggio. Con cada paso diligente de sus cuerpos, tanto Marlene como Rebecca sienten una pasión elevada que está a punto de estallar. Sabiendo a Marlene en el punto de llegar al culmen, Rebecca se torna más rítmica, aumenta la presión al pequeño montículo palpitante de Marlene, consiguiendo el resultado que buscaba. Marlene ya no puede contener el placer apasionado que las acciones de Rebecca consiguen liberar de su cuerpo. - ¡Rebecca! ¡Oh, Dios! ¡Rebecca, voy a ...! - Marlene se queda sin aliento mientras su cuerpo explota por el deseo acumulado que brota de su interior. Rebecca sostiene la temblorosa figura de su amada apretando en un abrazo, disfruta de cada pequeño temblor que ella experimenta. Marlene finalmente comienza a relajarse y Rebecca se alegra de que esta vez fuese ella quien la pudo traer hasta el punto de puro éxtasis. Sin embargo, cuando se da cuenta de que Marlene está llorando en silencio en sus brazos, se llena de preocupación.- Marlene, ¿Qué pasa? ¿Estás bien? ¿He hecho algo mal? - Rebecca sintió una pequeña punzada de pánico de que ella no estuviera tan satisfecha como había asumido. - ¡No! - Marlene sacude su cabeza y se vuelve hacia Rebecca besando cada rincón de su rostro. - ¡No! Cariño, cariño, cariño, no has hecho nada mal, de hecho ha sido todo perfecto y te amo por ello. ¡Lo siento! No quería llorar. – Marlene mira a Rebecca con tanto amor. – ¡Entonces! ¿Por qué lloras? - Rebecca sostiene tiernamente el rostro de Marlene y le seca una lágrima. - Porque nunca he estado tan feliz, el hecho de que estemos aquí juntas de nuevo ... yo ...- Marlene no puede contener su necesidad de engullir a Rebecca en un apasionado beso, una vez satisfecho su deseo, continúa. - Hubo tantas veces en las que pensé que estábamos perdidas, completamente perdidas, que nunca volveríamos a tener momentos como éste, moría por dentro, nunca me había sentido tan vacía e incompleta ... ¡Sí! Mientras estaba fuera, descubrí mi fuerza profesionalmente , pero lo que también descubrí, es que, sin ti para compartir mi vida, todos mis logros realmente no significan nada. -

Por la mañana del Domingo se despiertan abrazadas en la misma posición que se durmieron después de hacer el amor con pasión la noche anterior. Esta tarde Marlene ha de regresar a California de nuevo.- No tengo ganas de volver a Los Ángeles. No después de lo de ayer.- Verbaliza Marlene durante el desayuno. – Si antes teníamos necesidad de hablar, ahora lo es mucho más. ¿Porque son tan perturbadoras estas situaciones que te hacen desear lo contrario de lo que debes hacer? - Rebecca responde como airada. - ¡Eso pienso yo! De alguna forma es como si nos dieran una moratoria para estar reunidas de nuevo.- Le da un trago al vaso del zumo. Tomy observa a las dos con curiosidad, no parece darse cuenta de lo que sucede, pero tiene la sensación que debe ser interesante, no retira la mirada de ellas mientras hablan. - ¿Cuándo y dónde lo hacemos?- Pregunta Marlene. - ¿Casarnos? Pues no tenía nada pensado. Te lo he pedido por una corazonada que tuve hace unos días. En mis planes está, pero sin una idea fija. ¡Lo vamos pensando poco a poco! Ahora no tenemos prisa, ya está decidido. - Marlene se inquieta, es un carácter más intranquilo que Rebecca y necesita poner marcha al camino. Rebecca le propone que rebusque ideas durante el viaje a Los Ángeles, mientras ella hará lo mismo y ya cambiaran opiniones en las próximas semanas. Marlene parte a Los Ángeles a media tarde en compañía de Tomy. Esta vez Rebecca no tiene esa sensación de pérdida al despedirla en el aeropuerto, la siente abrazada a si como en una conexión cósmica entre sus mentes.

Nada mas llegar a Los Ángeles Marlene llama a Rebecca por internet. -¿Sabes lo que he pensado? Creo que deberíamos casarnos en Düsseldorf. En nuestra casa, quiero decir, con los nuestros alrededor. Haríamos muy  feliz a mi padre. Siempre me está recordando lo feliz que fui a tu lado.

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