Encuentro
Quince minutos después de salir del Club A
Steakhause entran en el apartamento de Rebecca abrazadas y besándose como
locas. Apenas un instante después, ya piel con piel, la dulzura regresa para
quedarse toda la tarde. Las palabras sobran en instantes tan emotivos. Sin que
nada las incomode repiten y repiten una y otra vez los besos, las caricias, los
actos de amor sin que el cansancio pueda con ellas. Así las encontró la noche,
así la madrugada, olvidando que el mundo exterior existe. La realidad las reclamaría por la mañana en
forma de soniquete insistente de un par
de teléfonos móviles que suenan al unísono.
Marlene responde -¿Sí? -
Un tanto molesta. Rebecca no consigue dar explicaciones a su interlocutor. – ¡Me tengo que ir!- Dicen ambas al
tiempo de colgar. Risas. – ¡Está bien! Pero antes recordemos viejos
tiempos.- Rebecca coge de la mano a Marlene y se internan en la ducha para
darse un último impulso amoroso bajo la corriente tibia. Allí el agua
se convierte en un lecho de amor fluyendo sobre ellas, se besan casi con
violencia. Marlene se enlaza entreabriendo las piernas de Rebecca con las
suyas. Miran hacia arriba con los ojos cerrados. - Esto es una locura.- Le
dice en un susurro, Rebecca cierra los ojos permitiendo a Marlene explorar cada
centímetro de su feminidad hasta que llega a un clímax incontrolable. El cuerpo
de Rebecca y sus piernas se contraen en un movimiento de total placer, se
estremece conforme las olas de gratificación sexual aumentan. Marlene la abraza
con fuerza besando su boca con
ternura. – ¡Marlene!- Con la
respiración se le escapa el nombre de su amor.
La lengua de Marlene retoma sus
labios tiernamente. Rebecca de repente la empuja contra el muro de la ducha. - ¿Es un poco duro, no?- Le dice
Marlene. Rebecca acaricia su pecho, lleva su boca hasta ellos y los besa con
suavidad. El agua caliente corre hacia abajo llenando de vapor el entorno. La
mano de Rebecca encuentra su camino hacia el montículo. Le desliza sus dedos en
el interior. - ¡Te quiero!- Le susurra con ternura en su oreja, Marlene
gime atrayendo el cuerpo de Rebecca al suyo. - ¡Oh, dios Rebecca!- Y llora
en la cumbre del éxtasis.
Mientras se
secan y se visten, Marlene toma la palabra. - Tengo mucho que contarte. Hoy
sería un buen día, pero el trabajo manda. Debo acudir a una audición. ¡Eso es
lo que me han recordado! -
Le dice sorprendiendo a Rebecca. - ¿Una
audición?- Le pregunta con extrañeza. -
¡Si! Luego te lo explico. ¿Nos vemos
a la tarde?- Marlene tiene prisa. – Y
¿Por qué no ahora? – Rebecca está muy curiosa - Es largo de contar. Cuando acabe te llamo
y hablamos. Ahora debo irme. Llego tarde.- Besa en los labios a Rebecca y
con dulzura le acaricia el rostro. - ¡Te
quiero! ¡Lo sabes! - Le dice mirando sus ojos marrones grandes como perlas. –
Yo, también te quiero.-
Rebecca
no se explica tanto misterio, pero no le preocupa en exceso. Se ha
reencontrado con el amor de su vida y para ella el futuro ahora es ilusionante.
Con la mirada perdida y el rostro proclamando su alegría, se acomoda en el sofá
ensimismada en lo sucedido las últimas horas. Da un salto al recordar que la han
llamado por una cita que tenía programada, debe acudir a la tienda a toda
prisa.
Rebecca llega al comercio exultante de alegría.
Saluda con afabilidad a las sorprendidas costureras y un par de clientes que
esperan. Percibe que éste día es un nuevo día de una nueva vida. Pasa el resto
de la mañana feliz y radiante. Nadie se
explica en la tienda semejante cambio, pero todas las empleadas se alegran de
ver a su jefa feliz y contenta. Siempre tan seria y preocupada por el trabajo. Marlene se ha comprometido a visitarla en cuanto
sus obligaciones se lo permitan. Al salir de casa de Rebecca, Marlene emprende
camino al Teatro. Cruza la Quinta avenida y entra en Central Partk por la calle
setenta y nueve y toma la senda hacia el interior del parque. Atraviesa la East Dr. Y la travesía setenta y
nueve hasta llegar al castillo Belvedere y de allí al jardín de Shakespeare al
lado del teatro Delacorte, entra por la puerta de artistas, se dirige a los
camerinos. Se adecenta un poco, luego toma en su mano un libreto y sale para
dirigirse al escenario.
Durante el ensayo le da la impresión de
estar fuera de sitio, a duras penas consigue concentrarse en el texto. Lleva
una hora intentando hilar dos frases
seguidas sin dejar de pensar en las últimas horas. Hasta que el director detiene
el ensayo. Marlene se disculpa, él cree conocer la causa de su estado de
ausencia mental por lo que presenció el día anterior. – Lo siento. No estoy aquí. Me ha sucedido algo muy trascendente y no
me puedo concentrar. Necesito tiempo y aire.- El director trata de entenderlo por lo que le permite leer el
texto en el guión el resto del ensayo. -¡Mañana
te quiero fresca!- Le dice en tono de advertencia. - ¡Lo haré bien!- Responde con convicción. No puede esperar, nada más acabar el ensayo regresa a un nuevo
encuentro con Rebecca.
Toma un taxi para dirigirse a la calle
Stanton, Durante el trayecto su mente se va al encuentro con Rebecca. El rostro
sonriente y la mirada ensimismada. Ahora no es capaz de pensar en otra cosa,
ella es lo más valioso en estos momentos. Está impaciente por estar a su lado
de nuevo. Contarle todo sobre su nueva vida, sobre todo lo más vital de sus
sentimientos. El dolor al abandonar Düsseldorf. Todas las sensaciones que
experimenta a su lado. Y un sinfín de cosas más. Quiere compartir con ella
todos los momentos que ha vivido sin su compañía. -¡Son diez dólares!- El conductor la saca de la ensoñación.
Rebecca también sueña con cada uno de los
detalles que vivió construyendo este negocio. Está impaciente por contárselo.
Cómo había seguido todos los consejos e ideas que ella sugirió en otro tiempo, cuando
pensaron en vivir en New York.
Es mediodía, hoy luce el sol de primavera
entrando entre los rascacielos buscando iluminar las calles. Marlene llega
antes de lo previsto. El taxi la deja en la acera de enfrente. Levanta la vista
y lee en el luminoso de la fachada “M&R”
A través del cristal contempla la figura de Rebecca trabajando sobre la
mesa de costura. En ese momento se le enciende el rostro con una sonrisa. Cruza
la calle y entra en la tienda buscando con la mirada. Se planta ante ella
firmes con el bolso cogido con las dos manos sin gesticular movimiento alguno. Rebecca
percibe cierto cosquilleo y levanta la mirada. La alegría crece en su
expresión. Se acerca y besa con gran dulzura los labios de Marlene. Todos los
presentes en la tienda, empleadas y clientes, dan por explicada, al mismo
tiempo que sorprendidas, el comportamiento alegre de Rebecca.
Marlene está impresionada del éxito de Rebecca. Le enseña todos los vericuetos del negocio. Los
modelos, el taller de costura. En el almacén, un rato a solas, le roba un prolongado
y apasionado beso. Al salir a la calle, mientras caminan hacia la quinta avenida, Rebecca le confiesa
que: M&R, es Marlene&Rebecca. –
Sin el apellido Lahnstein, la vinculación termina por condicionar el estilo. Siempre pensé
que compartiríamos éste proyecto. Tú como manager y yo en la creación. Solo
debes dar tu conformidad. Llevo mucho tiempo pensando en este día y en
este momento. Quiero que volvamos a ser felices juntas. – Expresa Rebecca
con una alegría no vivida desde hace tiempo. – He comenzado algo nuevo, diferente y con la libertad que necesito. Sin
limitaciones y sin normas. Quiero mostrar una moda que refleje la inquietud
femenina. ¡Sabes! Todo lo que siempre quise fue hacer diseño de moda propio,
quería hacer algo diferente de lo que siempre he hecho en LCL.- Marlene
nerviosa, duda que decir. Coge la mano de Rebecca. – Espera un poco. Es muy pronto. No quiero decir que no lo deseo. ¡Si!
Quiero volver a ser feliz contigo. Pero hay cosas que hacer antes. Necesito
tiempo. Este encuentro tan hermoso, ha sido una gran sorpresa, no me lo
esperaba, no entraba en mis planes.-
Marlene se explica a medias, no dice nada de aquello que “debe hacer antes”. Rebecca
se intranquiliza nerviosa pero ella la serena, haciendo ver que tiene una vida
presente y necesita ordenar algunas cosas.
- Me
fui en busca de algo que faltaba en mi vida y lo encontré, yo sé quien soy ahora. Al renunciar a ti, a la
persona que siempre amaré, no buscaba una oportunidad. Necesitaba saber quien
soy después de que mi vida se fuera al traste al perder mi voz. No sé si
recuperaré el tiempo perdido, a ti, el
amor de mi vida y todas las demás cosas que me hicieron feliz. – Marlene abre su corazón con plenitud, está
ante la oportunidad de recuperar lo perdido, pero quiere ser prudente, no
precipitar las cosas y sobre todo ganar confianza en que el mañana esté en
equilibrio con su vida.
– Me has contado casi todo lo que has hecho.
¡Ahora me toca a mí! Mi vida ha cambiado mucho. ¡Más de lo que imaginas!- En esos instantes ya caminan por Central
Park. – Antes de ayer por la tarde me pareció reconocerte en la puerta de la
sesenta y siete. – Le cuenta Rebecca mientras se acomodan en el césped. – ¡Pues era yo! Regresaba al hotel después
del ensayo.- Marlene le cuenta que se ha convertido en una buena monitora
de expresión teatral. El mundo del escenario seguía llamando su atención. En
California había continuado con el trabajo de entrenadora vocal. Un día su
amigo Jakov Bailey, y hoy representante, consiguió para ella un cameo en una
serie de televisión. Fue un papelito corto que le gustó representar, no hacían
falta cualidades especiales. Consiguió agradar a los productores y a sí misma.
Mas adelante condujo su ilusión en aprender nuevos aspectos escénicos,
diferentes a los de la revista musical. En talleres de teatro fue modelando sus cualidades para convertirse
en actriz. Llegó a interpretar papeles secundarios en escenarios de la
misma ciudad, en San Diego y San Francisco
con cierto éxito. Apariciones esporádicas en series de televisión, y por fin el
cine. Toda una carrera para un solo año. –
Hace unas semanas Jakov me llamó para decirme si quería venir a New York, y de
paso interpretar algo de Shakespeare. ¿Te puedes imaginar lo que para mi
carrera puede suponer? Aún estaría en California de no ser por esta
oportunidad.- Rebecca escucha seria y expectante. Marlene le explica que el
festival Shakespeare de Central Park es de un gran prestigio. Un papel
secundario puede ser muy importante en la trayectoria de cualquier actriz. – Pero habías desechado la opción de
dedicarte a la interpretación.- Marlene sonríe. - ¡Sí, claro! Recuerdo que en aquellos momentos todo era muy difícil
para mí. Fuiste muy dulce apoyándome. Eso demostró que me querías con más
pasión que realismo.- En aquellas
audiciones Rebecca siempre le insistió que debía perseverar. – Creía que estaba acabada, que nunca
pisaría un escenario de nuevo. Tenías razón. La interpretación es un arte que, una
vez aprendido, se puede modelar. Solo hay que perseverar y entrenar. En aquel
momento no estaba preparada.-
En dos días estrenará en el auditorio Delacorte
de Central Park. Marlene está
descentrada.- Ahora estoy conmocionada
por nuestro encuentro.- Le cuenta que esa mañana fue incapaz de acabar el
ensayo. - ¿Vienes al estreno?- Le
pregunta interesada. - ¡Claro que sí!
Estoy impaciente por verte en ese escenario.- Rebecca señala en dirección
del auditorio. – Estoy deseando actuar
ahí.- Rebecca responde que estará siempre para apoyarla. Marlene mira a Rebecca
con inquietud, sabe a qué se refiere, volver a vivir la una al lado de la otra,
como antes. Ella lo contempla, pero no como algo inmediato. Antes tiene la
necesidad de poner muchas cosas en su sitio, la más trascendente, la relación entre
ellas. Lo ocurrido años atrás trajo consecuencias que en apariencia pueden no apreciarse, pero
que sospecha se pueden repetir. Le asaltan muchas dudas y la vida de las dos ha
cambiado mucho, sus sentimientos
permanecen inalterables. Es una situación nueva en un lugar diferente, sobre
todo para ella. Si algunas realidades emotivas
no se reafirman entre ambas, el futuro puede no ser lo que se espera. Rebecca
ha dejado atrás la problemática situación de Düsseldorf. Marlene huyó al no poder soportar el “adúltero” comportamiento
que ambas tuvieron. Rebecca con el diseñador que la adulaba con persistencia y,
¡Ella misma! No sabe todavía si en venganza o por el alcohol. Lo hizo con
Tristán en el almacén de “No Limits”.
- Lo
que tuvimos fue maravilloso, pero empezaba a necesitar espacio. Y sobre todo
tiempo para intentar borrar lo que pasó, que la mancha desapareciera.- Le explica Marlene a Rebecca. - Quise
recuperar mi vida. Tenía que mirar hacia adelante sin ti, si estabas cerca no
podía. Necesitaba una nueva perspectiva de la existencia, saber lo que mi alma
necesitaba y para ello debía alejarme. Los Ángeles me pareció el lugar
perfecto. Te enojaste y ello me turbó mucho, no puedo estar enfadada contigo,
no lo soporto, hasta el punto que no fui capaz de marcharme sin despedirme. No
puedo estar enojada contigo, me es imposible.- Rebecca escucha con la
mirada llena de cariño hacia Marlene, está a punto de germinar una lágrima de
sus ojos y el gesto de sus labios es de dolor dentro de la felicidad. - ¡Marlene! No quería aceptar que todo había
terminado entre nosotras. Dejé que mi carrera y el negocio se interpusiera
entre nosotras. Yo me iba de casa a
trabajar, tú te quedabas sola en el castillo día tras día sin nada que hacer.
Habías perdido tu voz. Tristán se aseguró de
arruinar tu carrera como cantante. Yo estuve demasiado ciega con mi
ambición y no noté el dolor y el miedo que tenías. No fue fácil seguir
adelante, me escondí en el trabajo, en mis patrones e hilos. Lo único que sé es
que a solas sufro si no estás a mi lado.- Rebecca no está dispuesta a
separarse de Marlene. Quiere encontrar argumentos para convencerla. - Debemos aclarar muchas de las cosas que
sucedieron y que no estoy dispuesta a vivir e nuevo. Mi amor por ti sigue
siendo incondicional. Estoy preparada para vivirlo contigo pero debemos aclarar
muchas cosas.- Marlene le expone con
toda crudeza. Recuerda los peores momentos antes y después de separarse.
- Yo estaba en una actitud negativa por
todas las cosas tontas que nos aislaron. Era un dolor
horroroso, sólo quería olvidar, yo quería olvidarte. ¡Nunca he podido hacerlo!
Cuando estoy sola asaltas mi pensamiento
y duele, duele mucho.- Marlene
le explica que se sentía entumecida. -
Necesitaba cambiar de ambiente. En aquellos momentos tenía que buscar
encontrarme. Tuve la fortuna de tener
cerca una persona maravillosa, Jakob, mi representante, al que estoy muy agradecida por todo. Me
estuvo apoyando durante mucho tiempo, sabía que estaba sufriendo.- Ella le
mira con una sonrisa. – En realidad
entonces no me daba cuenta de quién era yo. Había estado fingiendo ser otra
persona, sin saberlo.- Marlene se
expresa relajada apoyando la espalda en el respaldo del banco. - De alguna manera Rebecca me hiciste ver
quién era. La Rebecca, de la que me separé,
ya no era la que me había enamorado.- Respira tranquila y quiere ser dulce,
presiente que la Rebecca que la está escuchando, es aquella de la que se
enamoró. - Sigo amando a aquella Rebecca buena y cariñosa que me hizo tan feliz,
que me empujaba a hacer cosas y me apoyaba en los momentos difíciles. Tengo que
saber si podemos encontrar el camino de vuelta a lo que teníamos. -Toma
aire de nuevo y reflexiona por un momento. -
Me han dicho muchas veces en mi vida que debo escuchar a mi corazón y eso me ha
hecho ser capaz de perdonar. Mis heridas se han curado, pero necesito saber la
respuesta a una pregunta que me hecho muchas veces: ¿También ella? ¿Me habrá
perdonado? ¿Tendrá una respuesta? Es lo que necesito.- Explica Marlene con emoción. Rebecca la mira con asombro,
siente un nudo en el estómago.- No pienso
que esto sea fácil, pero estoy enamorada. ¿Que me lastimes de nuevo? ¡Sí!
Siempre hay esa posibilidad, pero el tiempo no ha borrado esa pequeña chispa
que queda, deseo correr ese riesgo, si no lo intento nunca te voy a tener.
Que no que ya se volvieron a encontrar
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