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Hay que pensar.
Rebecca no sale de su letargo. Casi no ha descansado,
toda la noche pensando en la propuesta que hizo a Marlene la tarde del domingo.
El sosiego que disfruta en su nueva vida parece haberse alterado. Regresar a
Düsseldorf la inquieta, más de lo que podía imaginar. Marlene no se ha
percatado del nerviosismo que sacude su interior ante la perspectiva de volver
a su casa. Aquel lugar del que salió huyendo hace algo más de un año. El
conflicto con su familia está aún por resolver. Quizás ahora que se encuentre en
mejor situación anímica y puede afrontarlo sin daño imprevisto, pero duda.
Empieza a pensar como decirle a Marlene que no le apetece nada en absoluto
regresar al lugar del sufrimiento. Por otro lado, entiende sus razones. Ella no
tiene un conflicto familiar, es más, su familia es del todo adorable por la
relación tan sana que mantienen entre las hermanas y su padre. Que acepten la
relación amorosa de ambas le parece fuera de lo común, no es algo que se admita
tan natural en otros ámbitos, pero los Wolf lo han recibido sin ningún tapujo
cuando percibieron la felicidad en el rostro de Marlene. A veces siente cierta
envidia de ello, los Lanshtein son disfuncionales y la familia no está para
nada cohesionada. ¿Cómo afrontará tener delante a Tristán y a
Tanja? Dos figuras que menosprecia. Aún conserva la Orangerie como refugio,
aunque a veces su hermano ha violado su intimidad de forma desaprensiva.
Tiembla ante la perspectiva de bregar con Sebastián y Elena que nada aportan a
su existencia, pero son insidiosos como para alterar su tranquilidad.
“Debo
pensar con claridad. Amo a Marlene, la necesito a mi lado, ella es lo único y
lo que más quiero en este mundo, es la mitad de mi misma. Quiero casarme y
quiero vivir toda mi vida a su lado. Que lo hagamos en Düsseldorf y lo haremos,
o en cualquier lugar, no hará que la defraude con mis caprichos, pero necesito estar
preparada y ser fuerte para enfrentarme a mi propia familia. No derrumbarme
cuando sienta sus incoherencias, sus desuniones, el trato de menosprecio y como
me apartaron de lo único que me quedaba.”
Todas las mañanas, antes de acudir a la
tienda de Stanton street, Rebeca continua con su rutina de correr por Central
Park, unos cuarenta minutos que estimulan su cuerpo y la hacen sentirse en
plena forma. Después de darse una ducha y tomar un desayuno ligero a base de
frutas y yogurt se encamina a su trabajo donde es feliz durante unas horas
haciendo lo que más le gusta, diseño y moda. Después del almuerzo se sienta en
su despacho a la dureza de las cuentas, las relaciones públicas y comerciales.
La última hora del día lo dedica a Marlene sentada delante del ordenador hablan
de todo lo que las inquieta e interesa. A veces aparece Tommy en brazos de
Marlene y juega con él a distancia. – Estoy
pensando en que deberíamos viajar a Dusseldorf. Desde que me propusiste que nos
casáramos y tener nuestro propio espacio, no hago más que darle vueltas.- Le
expone con cierta inquietud. – No sé lo
que haré allí, no encuentro nada que me estimule a este viaje. – Marlene
quisiera tener a Rebecca entre sus brazos para consolar esa apatía con la que
se expresa. Desde luego, no es una tarea fácil llegar a Koningsbrunm y
presentarse ante la familia Lahnstein. Para Rebecca es un esfuerzo ímprobo, no
le apetece nada encontrarse con la causa de sus males y su alejamiento. – Se lo difícil que es Rebecca. Te entiendo,
pero nuestras familias están allí, por muy disfuncionales que seáis los
Lahnstein son tu familia. Además Elena ha regresado para quedarse definitivamente
en la Universidad de Colonia, ella será un buen apoyo.-
Durante días hablan sobre el tema sin que
Rebecca resuelva en tomar una decisión firme.
Cierto día que Rebecca despacha en su lugar
de trabajo, a media tarde recibe una llamada de Marlene, algo extraño, pues en
media hora o poco más, hablarían por las ondas. - Dime, ¿Qué pasa? – Expresa con preocupación al contestar. – No te lo vas a creer, mañana voy a verte, me
traslado a Nueva York.- Le expresa muy contenta. – Te llamo porque después no podré. Estaré con Yakov en la agencia
arreglando papeles y no sé a que hora acabaremos. ¿Qué te parece la noticia? – Rebecca
no sale de su asombro. Responde balbuceante que le parece muy bien. Por lo
inesperado de la noticia no sabe que decir. En un principio se alegra de que
Marlene regrese a la ciudad y está segura de que compartirán su vida durante un
tiempo. Para ella es una felicidad poder cumplir esa ilusión. El debut en
Brodway no se produciría hasta Enero. Llegará con dos meses de adelanto lo que
supone dos meses de felicidad anticipada.
La terminal del John F. Kennedy es un
bullicio enorme. Rebecca se ha desplazado hasta allí para recoger a Marlene,
Tommy y Roselyn que vienen acompañados de un voluminoso equipaje. Está
impaciente por verlas aparecer, el cartel anuncia que el avión ha aterrizado
hace ya treinta y cinco minutos y no hay signos de que aparezcan por la puerta
de salida. Por fin se abre la dichosa puerta y salen los tres. Marlene y
Roselyn con sendos carros llenos de maletas, Tommy va sentado encima de la
maleta más alta del carro que empuja Marlene. Rebecca mira con candor los ojos
de su novia embelesada. Se besan discretas y pronto Tommy se tira en brazos de
Rebecca y la abraza con fuerza. – Te ha
cogido mucho cariño, cada vez que te ve es una fiesta para él.- Le dice
Marlene, Roselyn sonríe y saluda con afecto a Rebecca. Acomodadas en el
todoterreno de Rebecca se trasladan al apartamento de la calle 78. Después del
esfuerzo de subir todo aquel equipaje y colocarlo en sitio conveniente, por fin
se sientan en la barra de la cocina a tomar un refresco. Tommy se tira a la
piscina de bolas según entra por la puerta y desaparece entre sus juegos.
Roselyn se dedica a colocar la ropa del niño y la suya en las habitaciones correspondientes.
La cara de cansancio de Marlene es evidente. De una maleta pequeña extrae una
carpeta y la abre. Le cuenta a Rebecca que ya tiene el contrato para Brodway.
Empezará los ensayos en cuatro semanas. –
Yakov me ha dejado libre hasta entonces y lo primero que he pensado, es que
quiero estar contigo. En los Angeles no tenía nada que hacer y aquí me tienes.
Soy toda tuya. – Rebecca es todo felicidad, besa, ahora sí,
amorosamente a Marlene.
Nada le gusta más que tener a su lado al
amor de su vida y la alegría que supone que en un tiempo no lejano estarán
casadas y unidas para siempre. Pero antes hay que pasar el trago Lahnstein,
algo poco apetecible para Rebecca pero a fin de cuentas necesario.
Después de cenar Marlene y Rebecca se
sientan cogidas de la mano en el diván frente a la cristalera mirando hacia
Central Park que ya luce con toda su iluminación artificial y al otro lado el
Uper West Side. Una copa de vino en la mano y miradas profundas, de vez en
cuando un beso y el deseo que crece en ambas, lentamente se van apoyando la una
en la otra. Marlene se tumba a lo largo del sofá apoyando su cabeza en las
piernas de Rebecca a modo de almohada. Durante un rato continúan hablando hasta
que Rebecca se da cuenta que habla sola, Marlene se ha dormido profundamente.
El cansancio de un día tan agitado y la emoción de estar de nuevo al lado de su
amada la ha relajado en exceso y ha caído en brazos de Morfeo de forma
estrepitosa. Cuidadosamente Rebecca se incorpora, coloca un cojín debajo de su
cabeza y la arropa con una manta ligera.
- ¡Buenas noches amor mío! – Besa
su frente con suave toque y apaga la poca luz que proporcionaba una pequeña
lámpara de mesa. Se retira al dormitorio y se acomoda en la cama después de
ponerse el pijama. Se dispone a leer, no tiene sueño y así puede matar el rato
hasta que el cansancio se apodere de ella.
Ya entrada la madrugada Rebecca nota que
alguien se cuela en la cama junto a ella, es un cuerpo desnudo y caliente que
se abraza a su espalda. – ¿Creías que te
habías librado de mí? - Le dice Marlene al oído al tiempo que muerde con
delicadeza la oreja de Rebecca. - ¡Holaaa!
Mi amor. - Despierta Rebecca y se da
la vuelta para poner su rostro frente a ella, la besa con dulce gesto y Marlene
le desabrocha el pijama, con rapidez la deja desnuda frente a ella. – Ahora estamos igual. ¿Qué te apetece hacer?
– Obvia la respuesta pues Rebecca se enlaza a Marlene boca a boca, pecho
con pecho abdomen unidos y entrelazadas sus piernas comienzan a danzar sobre el
blanco de las sábanas. El baile es tranquilo pero rítmico, la respiración se
agita y esos gemidos apagados por la oclusión de sus labios suena como el
discurrir del agua por un arroyo brusco. Llegan al culmen con fragor contenido
y al poco se separan agotadas. Ambos cuerpos están humedecidos por el sudor
generado durante el acto, pero ellas sonríen de puro placer amoroso. – Aunque
no es hora me daría una ducha relajante ahora mismo. – Expone Rebecca, solo
la posibilidad de despertar a Tommy o que Roselyn las oiga retrae esa
propuesta. – Si somos silenciosas no lo
rechazo. - Apoya Marlene la idea. - ¿A
qué esperamos? – Raudas se levantan y desnudas tal cual estaban se
incorporan al baño para allí continuar con esas caricias, besos y gestos de
amor entre ellas.
En Central Park todo es bullicio, estamos
en otoño y la vegetación ha comenzado ese cambio hacia el ocaso de las hojas de
ciertas plantas y árboles que deciden invernar hasta la próxima primavera
desnudando sus ramas. Los ocres, amarillos y verdes se entremezclan por el césped
después de la caída de las hojas. El verde manto del suelo permanece
inalterable sirviendo de alfombrado. Marlene y Rebecca están sentadas sobre una
manta extendida sobre la hierba observando como Tommy corretea delante de
Roselyn a la que trae mareada con sus giros y cambios de dirección, todo es un
juego para él y se siente feliz, no hace más que reír. Rebecca mantiene el
gesto serio y algo pensativo. - ¿Qué te
ocurre cariño? – Pregunta Marlene algo intrigada al percatase de la
expresión de su novia. Rebecca le dice que está pensando en Koningsbrunm.
Buscando una motivación para poder ir a su casa, pero que no la encuentra. Solo
ve dificultades y que tiene un miedo atroz a recaer en una depresión mayor que
la sufrida. – Voy a estar a tu lado para
que eso no ocurra. Siempre te apoyaré y no permitiré que nada te afecte como
para que resultes dañada. – Marlene le expresa su actitud de protección y
amparo. Acariciando con suavidad la mejilla de su novia le dice que entiende
sus motivos, pero que si afronta con serenidad la situación con su familia, las
consecuencias serán positivas, aunque ahora no lo tenga tan claro. - ¡Si! Pero me gustaría que lo contemplases
desde dentro de mí. Aún me siento hundida con respecto a mi familia.- Marlene
la mira profundamente a los ojos. - ¡Estoy
dentro de ti! Tu sufrimiento es mi sufrimiento y nada deseo más que lo
erradiques de tu alma. Soy tu esposa ya en el corazón y cualquier sentimiento
que te afecte, me afecta a mí también. – Le dice con dulzura mirando a sus
ojos marrones. Rebecca siente algo de inquietud por las palabras de Marlene,
una zozobra feliz por ese pensamiento tan cariñoso. – Creo que todo saldrá bien si vamos juntas? – Expresa Rebecca, Marlene la mira con
misterio. - ¿Vamos juntas a Dusseldorf? – Le
pregunta con una sonrisa. - ¡Sí! Sin
dudarlo, me parece una idea magnífica. – Le responde con una sonrisa
complaciente. El gesto de preocupación en ambas desaparece por una mímica mas
gozosa. Enseguida comienzan a hacer planes de viaje.
El vuelo desde N.York a Colonia transcurre
con toda normalidad. Tommy ha dormido casi todo el tiempo, algo importante para
la adaptación del niño. A las 9,35 aterrizan y en la sala de espera se encuentra
Thomas deseando recibir a la feliz pareja. El encuentro no puede ser mas afectuoso,
Marlene abraza a su padre con efusión, el niño se cuelga materialmente de los
brazos de Rebecca, luego cede a los brazos de su abuelo para regresar de nuevo
con su madre. - ¡Rebecca! Me alegro de
verte, es una buena noticia comprobar que te has recuperado.- Le dice como
saludo a Rebecca, ella abraza a Thomas con fuerza. - ¡Gracias Thomas! Estoy muy contenta de verte a ti también. – El
padre de Marlene no sale de su asombro, nunca ella se había dignado a un afecto
tan pronunciado. Se alegra profundamente de ello, pero no le encuentra
justificación. Al salir del aeropuerto Marlene le indica que las lleve a Koningsbrunm. La cara de sorpresa que él
expresa, coloca a Marlene en situación de explicar la causa sobre semejante
decisión. Rebecca le exterioriza superficialmente que deben aclarar algunas
cosas con la familia Lahnstein y que han decidido quedarse en la orangerie. - ¿Y el niño? ¿Qué haréis con Tomy? Nadie de
esa familia sabe que existe.- Marlene mira con seriedad a Rebecca. – He pensado que va siendo hora que se sepa
que tengo un hijo. La paternidad seguirá siendo un misterio para ellos. No debe
llegar a oídos de Tristán ni una sola sospecha. – Marlene enfatiza esta
última frase, Thomas asiente certificando que ha recibido el mensaje. Koningsbrunm
está vacío, solo Justus les recibe en la entrada del invernadero. Viendo con
sorpresa la aparición del pequeño. Mientras se van acomodando aparece Elisabeth
que se apea del flamante Mercedes. El saludo entre ella y Rebecca es muy
afectuoso. Rebecca siempre ha considerado a Elisabeth como la madre que no tuvo
y es la única de la familia que ama sinceramente sin conflictos. El almuerzo en casa de los Wolf se
desarrolla con la acostumbrada alegría, Dana y Hagen así como Kim y Emilio
completan la mesa. Hagen está especialmente contento por ver a Rebecca
recuperada. Aunque él no entrara en conflicto con ella, siempre se ha
recriminado el hecho de no haber podido hacer más en aquella desgraciada
ocasión, Dana le tenía al tanto y eso le tranquilizaba, pero no se sintió
satisfecho en ningún momento. No lo ha manifestado personalmente aún, espera
poder confesarse con su hermana en algún momento. Acabada la comida, Dana saca
una botella de champán y unas copas. - ¿Hay
que celebrar algo? – Pregunta Biggy. Todos se miran mientras Rebecca y
Marlene se miran con unas risas. Se cogen de la mano y Marlene toma la palabra.
– Rebecca y yo nos hemos prometido, vamos
a casarnos.- La cara de sorpresa es manifiesta en todos
menos en Dana y Hagen. Ellos se limitan a hacer risas con todos. – Hijas, no puedo más que felicitaros por
vuestro arrojo y decisión. Espero que seáis felices toda vuestra vida. –
Dicho esto Thomas las abraza con brillo en los ojos, los demás hacen lo mismo
deseando felicidad a la nueva pareja. Dana y Hagen siempre han estado informados
de todo lo que sucede con Marlene y Rebecca, antes de su encuentro y luego de
su vida en común. Recibieron la noticia del compromiso al día siguiente de la
declaración de Rebecca, ella y Marlene se lo notificaron personalmente a los
dos.
Koningsbrunm; Hogar de Rebecca durante
mucho tiempo, hoy lo siente como algo extraño y lejano. La orangerie, sin
embargo, es su casa, el lugar en el que desarrollaba su actividad febril de
diseño. Cuando su mente se distraía con la imagen de Marlene terminaba por
dibujar su rostro o su figura sobre la libreta de trabajo y se quedaba
embelesada contemplando esa imagen que había surgido de su mano diestra. Hasta
que otra cosa llamaba su atención. Podía pasar horas mirando el rostro de
Marlene expresado en el papel. Es tan grande la fuerza de su sentimiento por
ella que la abstrae de la realidad con una fuerza imposible de resistir. Descansa
en el salón mirando por la ventana hacia el castillo. Allí han de dirigirse
para cumplir en la cena con toda la familia. Marlene está vistiéndose en el
dormitorio, se coloca el último pendiente y se dirige al encuentro con Rebecca. -
¡Estás preciosa! – Exclama Rebecca al verla aparecer con un vestido azul
claro que realza el oro de su pelo. – Tú
si que estás preciosa, vas a impactar a toda tu familia.- Le expresa con
dulzura y le da un corto beso muy cariñoso. Rebecca viste un traje verde oscuro
con los hombros al aire y sobre ellos un chal blanco hueso con flecos que
alargan su figura, destacan el pelo y sus ojos marrones sobre un collar de oro
de estilo renacentista. - ¿Nos vamos? – Marlene
indica que si. Salen por la puerta y atraviesan el jardín, Marlene cogida del
brazo de Rebecca le transmite seguridad y fuerza para sentarse entre sus
hermanos con confianza en sí misma. Entran por la puerta principal, en el
recibidor está Justus, después de dar la bienvenida, les indica que todos están
reunidos en el estudio esperando.
Con decisión enfilan el pasillo hasta la
puerta de la estancia y entran.
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