NADA TRASCENDENTE
- No
me puedo imaginar lo que Rebecca podría querer cambiar en la línea.- Emily habla con aire de
preocupación.
-
Deja de preocuparte.-
Natasha le ordena frotando su hombro con
una mano consoladora.
-
¡Buenos días!-
La voz de Abby suena a sus espaldas.
-
¡Ahh! ¡Hola!-
Natasha la recibe con una sonrisa. Abby se detiene a hablar con ellas con su
mano llena de cuadernos.
-
¿Supongo que el viaje fue una buena experiencia?- Natasha pregunta tímida. Abby sonríe.
-
Fue largo, pero una gran práctica de aprendizaje.- Le responde haciendo a Emily una
señal para dejarlas a solas.
-
Me preguntaba.-
Comienza Abby. - ¿Si te gustaría salir a
cenar tal vez?- Natasha sonríe
aceptando.
-
¿Qué tienes en mente?-
Habla en voz baja.
-
¡No sé! Ese pequeño lugar italiano en la esquina de mi edificio. ¡El viernes?- Le pregunta con cierta inquietud.
-
¡Sí! Me encantaría.-
Lo confirman con una sonrisa.
-
Si me disculpáis tengo folletos del presupuesto que entregar, hablaremos más
tarde.- Abby se despide. Se aleja dejando a Natasha
contenta por la propuesta.
Marlene trabaja diligente en
las fotos del telón de fondo para la moda de primavera con los ojos pegados a
la computadora y esperando los posibles
cambios que quiere hacer Rebecca. Oye un leve golpe en su puerta. - ¡Entre!- Exclama y levanta la vista.
-
¡Buenos días!-
Abby saluda causando algo de agitación en Marlene. -
¿Puedo?- Pregunta mirando hacia la silla frente al escritorio de
Marlene.
-
¡Sí! Por favor.- Ella le responde colocando el teclado a un
lado. - ¿Qué puedo hacer por ti?- Abby siente un nudo formándose en su
garganta.
- Es necesario tener una reunión sobre el presupuesto la próxima semana, deberían estar
Tanja y Rebecca. Creo que lo mejor
para todos sería hacerla por la tarde.-
Expone iniciando la conversación.
-
¿Son esas las propuestas?- Marlene pregunta con la
mirada seria.
-
¡Si! Lo son.- Abby
pone la pila de libretas sobre el
escritorio y le entrega una. Solo
la punta del dedo rozó la parte posterior de la mano de Marlene que la mira con angustia y temor.
-
Lo siento, no pretendía tocarte, disculpa.- Abby se frotó la mano abierta en el
lateral de la pierna.
-
¡Está bien! Estoy segura que no fue intencionado.- Ella le responde y abre el libro. Empieza
a leerlo. Abby se queda inmóvil.
-
Debería irme.- Señala el folleto. - Por favor, házme saber tu opinión.- Su sonrisa se ensancha mientras su voz se quiebra
por la ansiedad que es mucha. Sale de su oficina sin decir nada más. Cierra la
puerta y se apoya contra la pared, se frota la frente tratando de no perder
compostura.
Rebecca hojea los patrones de
Emily y Natasha.
-
¡Ahí estás!-
Rebecca despierta de su humor aburrido.
–
He almorzado con Tristán.- Emily levantó la vista desde lo alto de las escaleras y de su
estación.
-
¿Dónde está Natasha?-
Emily mira a su alrededor.
- Aún no ha regresado del almuerzo.- Ella responde encogiéndose de hombros, Rebecca se queja en
voz baja.
-
¿Qué cambios son los que estabas pensando?- Emily interviene yendo al grano. Sacan el rack
y descubren toda la colección. Marlene viene desde su oficina empujando un
maniquí. Ya cerca de la mesa.
-
¡Hola!- Rebecca sonríe tocando su mano.
-
De mal humor te veo.-
Marlene afirma tranquila.
-
Lo estoy.-
Rebecca no se domina.
-
¿Vamos a hacer esto otra vez? Porque tengo otras cosas que hacer y no tengo
ganas de escuchar cómo te quejas de lo infeliz que eres, porque crees que las
cosas no van a tu manera.-
Marlene le reprocha cruzando los brazos con una mirada severa. Emily se queda
en silencio boquiabierta.
-
Entonces vete de nuevo a tu oficina y deja que me ocupe de ello. - Rebecca contesta bruscamente.
Marlene suspira y se va. - ¡Lo siento! -
Rebecca declara. -
Mi estado de ánimo no es bueno.- Ella se frota las sienes con la punta de sus dedos. - Debo ir a pedir disculpas a mi esposa.-
Ella se aleja y lentamente abre la puerta del despacho de Marlene que está de
pie junto a la veneciana, como si estuviera esperando que apareciera.
-
¿Te sientes mejor?-
Le pregunta acercándose a ella, con las manos agarra su cintura y la acerca. Comienzan
a besarse saboreando con necesidad mutua. Marlene se detiene cierra las
persianas de la oficina apaga la luz y cierra girando la cerradura de la
puerta.
-
¡Hmmm!- Gimotea Rebecca. Marlene se sujeta, besándole
el cuello, de morder su suave piel entre los dientes. - ¡Marlene!- Apenas puede pronunciar las palabras, con la
boca inundada con el empuje de la lengua de su esposa, que le pasa las manos por la
cintura tirando de su pierna y enfrentando su montículo contra el de
ella. - ¡Hazme el amor!- Rebecca
musita. El movimiento está marcando un ritmo rápido. Marlene la empuja contra la pared, sus ojos se desconciertan, no puede tragar saliva. Los delicados
dedos lentamente desabrochan su camisa las luces tenues del techo
apenas dan un brillo a su tez oliva. Abre la camisa y le desabrocha el
sujetador dejándolo caer al suelo. Rebecca se queda desnuda de cintura para arriba, Marlene acaricia primero los brazos y luego
los pechos. Los besa saboreando sus pezones erectos. Ella responde abrazando las nalgas de Marlene y acercándola más. Los montículos de ambas descargan olas cargadas de entusiasmo. Retrocede
un poco, su mirada se fija en la cintura vestida de Rebecca, adelanta sus manos
para desabrochar los pantalones que
lleva puestos. Su mirada se convierte en lujuriosa. Marlene encuentra
el camino entre las caderas y hace que palpite a ritmo hasta llevarla a un orgasmo
incontrolable. Sus labios chocan, sus quejidos y gemidos son intensos, los dedos
hurgan en el pelo de la otra hasta que se hace el silencio en la sala.
Rebecca se inclina, recoge el sujetador, la camisa y se los pone de nuevo.
-
¿Es esto lo que el doctor ordenó?- Marlene se burla de ella mientras mete su
camisa y se sube la cremallera de los pantalones.
-
Yo necesito otra dosis para esta noche.- Ella bromea con ligereza.
-
¿Vas a estar disponible?-
Rebecca añade sonriendo. Marlene esboza una
sonrisa.
- Estoy a tu disposición, todo lo que tienes que hacer es llamar.- Le ayuda a enderezar su cabello dando unos golpecitos con un poco de arte. Rebecca abandona la oficina y regresa a la zona de diseño. Su estado de ánimo ahora es muy relajado.
- Estoy a tu disposición, todo lo que tienes que hacer es llamar.- Le ayuda a enderezar su cabello dando unos golpecitos con un poco de arte. Rebecca abandona la oficina y regresa a la zona de diseño. Su estado de ánimo ahora es muy relajado.
-
¿Estamos dispuestas a trabajar?- La sonrisa de Rebecca
es refrescante y cargada de energía. La mirada de Emily es pensativa.
-
No estoy muy segura de qué o por qué quieres hacer cambios.- Emplea un tono serio, algo preocupado. Natasha saca el rack mirando a
Rebecca con nerviosismo. Descubre la ropa y empieza a colocar los vestidos y
chaquetas en el brazo del bastidor, Marlene se une a ellas. Rebecca da un paso
atrás y con un movimiento de su ojo toma notas mentales en su mente de vuelta
al juego sexual que acababan de tener.
-
¡Marlene! ¿Dónde están las fotos telón de fondo?- Las
coloca encima de la mesa de diseño de Rebecca, los hojea. - ¿Podemos añadir un poco de color brillante aquí?- Le pregunta. Marlene asiente.
-
Voy a empezar a trabajar en él de inmediato.- Recoge las fotos. Emily se queda en
silencio sin saber el próximo movimiento de Rebecca.
-
¡Emily! Coloca el vestido azul en el maniquí.- Sin dudarlo un instante, lo hace. Rebecca
lo mira.
-
La parte superior de este vestido tiene un defecto en el cuello, no está bien.- Rebecca lo estudia con más detalle. Natasha
busca los patrones del traje que las
ocupa. Rebecca lo eleva hasta la luz y luego lo deja caer en la mesa.
-
Veo que no dejas suficiente para la costura aquí.- Señala. - La costurera debe rehacerlo de inmediato y volver a comprobar todas
las costuras de los vestidos con los patrones. – Rebecca le ordena en tono
paternal.
-
Lo siento, Rebecca, yo debería haber visto esos errores.- Emily le implora.
-
Está bien ya está resuelto, errores de principiante, que siempre ocurren, así
es como se aprende, hay que tener cuidado y asegurarse de que los patrones
coinciden con lo que están cosiendo.- Emily asiente con una sonrisa se gira frente a Natasha que está con el ceño
fruncido. Rebecca se acerca de nuevo a la oficina de Marlene. - Creo
que hemos encontrado el problema y se puede eliminar.- Marlene imprime los
nuevos escenarios y se los entrega.
- Me gustan los colores que has elegido hacen tranquila la visión ¿Verdad? ¿Qué piensas?- Marlene la mira sin decir palabra. - ¡Marlene! ¿Estás bien?- Pregunta con preocupación. Ella suspira.
- Me gustan los colores que has elegido hacen tranquila la visión ¿Verdad? ¿Qué piensas?- Marlene la mira sin decir palabra. - ¡Marlene! ¿Estás bien?- Pregunta con preocupación. Ella suspira.
-
Sólo disfruto de la vista.- Rebecca se echa a
reír. - Te quiero, me doy cuenta de que
todo el día, todos los días la cantidad de amor que yo…- Expresa dulce
Marlene.
- ¡Yo también te amo!- Rebecca responde se inclina sobre el escritorio besándola suavemente. Son interrumpidas por un golpe en la puerta.
- ¡Yo también te amo!- Rebecca responde se inclina sobre el escritorio besándola suavemente. Son interrumpidas por un golpe en la puerta.
-
Probablemente Tanja queriendo saber dónde estamos con el telón de fondo.- Marlene mira levantándose de su escritorio.
-
¡Oh! Angelo, adelante.-
Ella se muestra hospitalaria, Rebecca se
da la vuelta hacia él.
-
Siento interrumpir, pero yo… he terminado ese conjunto camisón y estoy listo
para conocer tu opinión.- Rebecca da un beso en la
mejilla a Marlene.
-
¡Ok! Angelo, adelante.-
Ella hace un gesto hacia la puerta.
-
Creo que te va a gustar cuando lo veas.- Parece feliz caminando ligeramente detrás
de ella, con los ojos en aquella figura bien formada.
-
¿Qué piensas?-
Él se apresura a preguntar, una vez le muestra el dibujo.
-
Me gustan los cambios.- Ella le responde, él se acerca y con el brazo roza su
hombro, ella lo mira con extrañeza.
-
¡Lo siento! No quería…- Su sonrisa tímida hace que ella alivie su
tensión.
-
Me gustaría ver otros colores que no sea el negro, azul oscuro o tal vez un
blanco apagado.- Angelo está capacitado para
el diseño en la línea interior, así lo cree Rebecca. Él coge su lápiz que apoya sobre el cuaderno y
comienza a dibujar otro diseño que tenía en mente. Quiere mantener su atención,
está enamorado de su belleza. Rebecca se queda mirándole la nuca, toma el lápiz de él y comienza a
añadir trazos a su boceto, ella se centra en el dibujo, mientras él posa sus ojos
sobre ella.
-
¡Hmmm! ¡Me gusta! ¿Crees que podríamos reunirnos más tarde? Me gustaría que repases
algunos otros diseños que he elaborado.- Rebecca levanta el boceto que acaba de
mejorar con su mano.
–
Podríamos.-
Ella le responde.
-
¡Muy bien! ¿Entonces esta tarde-noche? Si no hay nada pendiente.- Le pregunta con la esperanza de poder pasar
algún tiempo juntos.
-
Déjame hablar con Marlene por si ella tiene algo que ya estaba previsto, y
reorganice mi agenda.-
Ella deja su compañía. Angelo la ve
alejarse acariciando por la posibilidad de trabajar con ella a solas.
Rebecca entra en la oficina de
Marlene.
- ¡Hola!- Ella le sonríe, Marlene la mira.
- ¿Qué pasa?- Pregunta curiosa mientras se separa del ordenador.
- ¡Hola!- Ella le sonríe, Marlene la mira.
- ¿Qué pasa?- Pregunta curiosa mientras se separa del ordenador.
-
¿Tienes algo planeado para esta noche?- Marlene
levanta una ceja.
-
¡No! Irme a casa para hacer un poco de
yoga, ducharme y curiosear el resto de las muestras de pintura, tenemos que
tomar una decisión sobre la cocina, papá dice que no pueden encontrar el
color que elegimos.-
Marlene responde formal.
-
Ya veo.- Dice Rebecca.
-
¿Por qué?-
Marlene intrigada.
–
Estaba pensando en quedarme esta tarde para trabajar en algunos diseños con
Angelo, es decir, si no tenemos nada planeado. Y si no te importa que me quede
con él.- Ella se encoge de hombros.
-
¿Hay alguna razón por la que no estarías bien con él? Quiero decir que entiendo
la necesidad de prepararse para el desfile de moda, pero no es algo que quiero
que hagas todas las noches, porque entonces te quedas atascada en esa rutina de
trabajo , trabajo, trabajo y no voy a permitirlo.- Marlene responde con una
sonrisa satírica.
-
Sólo voy a estudiar unos borradores que ha diseñado y ver si son útiles en
nuestra línea.- Le responde Rebecca.
-
Entonces te veré en casa más tarde, tengo que terminar estos telones de fondo
porque mañana tengo que empezar a trabajar en el presupuesto.- Las palabras de Marlene le recuerdan que Abby está
todavía en una parte de sus vidas.
-
¡Ok! ¿Has dicho a Abby estás embarazada?-
Ella le pregunta como tragando saliva.
-
¡No! No tengo porqué hacerlo, es irrelevante en este momento porque a ella no le
importa y tampoco encaja en la ecuación de ninguna manera.- Marlene hizo una breve pausa.
- Pero se lo voy a decir. Tal vez ella se
dé por vencida.- El suspiro es de incertidumbre. Rebecca sonríe sacudiendo
la cabeza.
-
Lo dejo a tu criterio, no creo que sea lo mismo si ella lo escucha de otra
persona.-
Marlene se levanta y se acerca a Rebecca.
-
¡Tienes razón! Aunque no me importa, yo sólo quiero que cierre el tema y
diciéndoselo cara a cara, con suerte, puede encontrar la paz y a otra persona.- Rebeca escucha con calma y
sin hablar asiente y abre la puerta.
-
Hablaremos esta noche, no llegaré demasiado tarde.- Ella sale de la oficina y regresa a su escritorio. Pocos
minutos después suena un golpeteo en su puerta.
-
¡Rebecca!- La
puerta se abre.
-
¡Aarón! ¿Has olvidado algo antes?-
Ella le hace un gesto para que entre.
-
He decido aceptar el trabajo.- Le anuncia.
-
Esto es, si no tienes a nadie más en mente.- Confirma
Aarón con dudas.
- ¡No! Creo que vas a encajar muy bien. ¿Cuándo puedes empezar?- Abre su agenda. - Debería ser antes de una semana.- Le dice y se levanta de su escritorio para estrechar su mano. - Voy a llamar a Sebastián para que pueda discutir sueldos y demás ¡Si tienes tiempo!- Marca el número correspondiente al despacho de su hermano. - ¿Sebastián? Mi elección para ayudante, Aaron Strauss está aquí, ha aceptado la proposición. ¿Tienes un momento para reunirte con él?- Cuelga y con una sonrisa le acompaña a la oficina de Sebastián. Se lo presenta y llegan a un acuerdo sin problemas, comenzará la semana siguiente.
- ¡No! Creo que vas a encajar muy bien. ¿Cuándo puedes empezar?- Abre su agenda. - Debería ser antes de una semana.- Le dice y se levanta de su escritorio para estrechar su mano. - Voy a llamar a Sebastián para que pueda discutir sueldos y demás ¡Si tienes tiempo!- Marca el número correspondiente al despacho de su hermano. - ¿Sebastián? Mi elección para ayudante, Aaron Strauss está aquí, ha aceptado la proposición. ¿Tienes un momento para reunirte con él?- Cuelga y con una sonrisa le acompaña a la oficina de Sebastián. Se lo presenta y llegan a un acuerdo sin problemas, comenzará la semana siguiente.
Rebecca se acerca a la oficina
de Marlene.
- ¡Hola!
¿A qué hora te irás a casa?- Marlene mira su reloj.
-
Pronto, estoy cansada.-
Rebecca se sienta a su escritorio.
–
Ya tengo asistente, empezará la próxima semana.- Rebecca
parece complacida.
- ¡Ah! Fue una decisión rápida.- Contesta con agrado.
- ¡Ah! Fue una decisión rápida.- Contesta con agrado.
-
Su nombre es Aaron, Aaron Strauss.- Rebecca le expresa.
–
¡Me suena familiar!-
Le dice Marlene frunciendo el ceño. – ¿Hace
mucho que lo conoces?- Ella preguntó.
-
¡No! Lo conocí el año pasado en Riga, él estuvo haciendo una sesión de fotos,
es un profesional independiente en todo lo que hace, me gusta por su
inteligencia y motivación.- Rebecca le resume.
-
¿Sabes de dónde es?-
Rebecca niega con la cabeza. - No estoy segura, pero podrás conocerlo
pronto.- Marlene piensa en ese
nombre, aún le suena familiar.
- ¡Me voy! Por favor, no llegues demasiado tarde.- Le recuerda a Rebecca.
- ¡Me voy! Por favor, no llegues demasiado tarde.- Le recuerda a Rebecca.
-
¡No lo haré!-
Marlene rodea con sus manos la cintura de Rebecca y cerrando los ojos la besa
lentamente.
-
Estaré en casa pronto.-
Ella arquea la ceja.
- Estaré esperando.- Añade
Marlene, besándola de nuevo.
Rebecca
se dirige a la sala de diseño para estudiar con Angelo los diseños que había
estado trabajando.
- Estos los dibujé hace unos años, nunca pude averiguar dónde encajarían.- Rebecca los revisa, coge un lápiz.
- Estos los dibujé hace unos años, nunca pude averiguar dónde encajarían.- Rebecca los revisa, coge un lápiz.
- ¿Puedo?- Ella
le pregunta.
-
¡Claro!- Empieza a sentirse más cómodo, se pone de pie
detrás de ella viendo como su talento añade una nueva vida a sus diseños.
-
¿Ves lo que estoy añadiendo?- Le propone gira ligeramente mientras él mira sobre su hombro.
-
Más elegante y completo en la cintura y el fondo.- Frunce el ceño rascándose la
cabeza.
– Piensa ¿Para quién es el diseño? A quien estás tratando de atraer,
joven y moderno, casado, treinta algo. ¿Te haces una idea?- Ella le aconseja.
-
¡Ya veo!- Sonríe,
con su mano le toca el hombro.
-
No sé como puedo agradecérselo.- Él mira su reloj.
-
Digamos que la invito a tomar una copa. ¿Vale? Me gustaría contarle estas cosas e ideas, si
pudiera escucharme.- Rebecca suspira.
-
Mi bella esposa me espera en casa. Estoy segura de que entiende que una copa en
un bar no es una buena idea.- Su mirada es seria mientras deja el lápiz. Angelo baja la
cabeza como sintiendo una sensación de vergüenza.
-
¡Tienes razón! No lo había pensado. ¡Lo
siento! – Él se
disculpa y se pone su abrigo.
-
¡Te veré mañana! Podemos caminar hasta el coche.- Ella asiente con la cabeza, recoge sus
cosas mientras hablan de la moda y se dirigen a la salida.