Una separación necesaria

Una separación necesaria

viernes, 24 de febrero de 2017

CAPÍTULO 52

                                               

                                            HABLEMOS DE FUTURO

Rebecca se extiende la loción en sus piernas desnudas. Marlene en silencio abre la puerta mirando.
- ¿Estás vestida?- Ella entra con un termo en una mano y una pesada manta bajo el brazo.
- ¿Es eso un termo y una manta?-  Rebecca le pregunta, se encuentra perdida en cuanto a lo que Marlene estaba haciendo.        
- ¡Vístete!-  Ella le exige mientras deposita el termo en la mesa.
- Sólo me duché, estoy cansada y tengo un ajetreado día  mañana.- Menciona.  Marlene se sienta junto a ella en la cama.
- ¡Ven!- Marlene le tiende la mano. Rebecca tira del abrigo se lo pone y agarra la mano de Marlene de camino hacia la puerta.
- ¿A dónde vamos?-  Ella pregunta.
- ¡Fuera! – Le responde Marlene.
– ¡No hace treinta grados fuera Marlene!- Exclama, pero todo lo que consigue de su esposa es una  sonrisa.
- Deja de ser un bebé, yo ya tengo uno que crece dentro de mí y no necesito dos.- Le comenta mientras se abren camino por la terraza, luego hacia la hierba.
- Lo bueno es que me he vestido para temperaturas bajo cero.- En el césped Marlene extiende la manta de lana y se sienta. Con la palma de la mano abierta golpea en ella haciendo señas a Rebecca. Ella se sienta a su lado, recupera  los guantes del  bolsillo de la chaqueta y se los coloca.
- Es bonito estar aquí esta noche ¿no crees?- Marlene pregunta dulcemente. Es noche cerrada, y claro, hay millones de estrellas tintilantes en el cielo. La luna es de color amarillo y en cuarto  menguante.
- Quiero que este bebé sea sano.-  Marlene bromea.
– Y yo deseo un embarazo fácil.- Se pronuncia Rebecca. Se ríen.  Marlene sirve el batido caliente en las tazas del termo. El calor desprende un vapor que calienta sus bocas mientras observan los vapores del arroyo subiendo en el aire. - ¡Te quiero!- Rebecca expresa con un ligero temblor en su voz.
- Y yo también te quiero. Me pareció que la noche era hermosa y algo que debíamos compartir. La luna la he visto inquietante al mirarla y me llamó la atención.- Comenta y da un sorbo al batido.
- ¿Tu padre tiene una idea de cuándo va a estar terminada la casa?.- Le pregunta Rebecca.
- ¡Bueno! No estoy segura, le dije que estuvimos, y que no había nadie. Me explicó que están esperando a que los pintores terminen las paredes de la cocina, pero la pintura que queríamos no estaba disponible, por lo que…-  Ella frunce el ceño pensando.
- Los retrasos, hemos tenido unos pocos últimamente.-  Añade Rebecca.  Marlene la mira.
-  Estoy más que feliz de tener un bebé, que por fin he encontrado la paz y el amor en mi vida, aunque sea una Lahnstein.- Ella se ríe escandalosa y se lanza a hacer cosquillas a Rebecca.
- En secreto, creo que te gusto.- Ella le responde bromeando. Se sientan sobre la manta contemplando lo  que la noche ofrece. - Me encantan las noches como esta.- Expresa apacible Rebecca.
- Sobre todo contigo, en el pasado sólo podía soñar con ello, largos paseos, cenas a la luz de las velas, el baile lento cuando era sólo para nosotras dos, me perdía en esos momentos, nuestras conversaciones.-  Marlene acaricia su cara.
- Tienes todo de mí no te olvides,  estoy aquí a tu lado, junto ti.-  Le recuerda al tiempo que rueda encima de ella besando lentamente sus labios con ternura.
- Te quiero mucho Rebecca.- Ella cierra los ojos para continuar con un beso.
- Mis pies están fríos.- Declara Rebecca, pero no quiere moverse y perder el deleite que sentía. Marlene cubre sus pies con la manta y sirve más batido que  beben en un intento de calentarse.
- ¿Estamos listas para regresar?- Marlene pregunta y se pone de pie ayudando a Rebecca, se enrollan en la manta cogidas de la mano y caminan de nuevo hacia el calor de la orangerie.          
– Es algo diferente esta noche.-  Marlene expresa su pensamiento.
- ¡Sí! Y ni siquiera hicimos el amor.- añadió Rebecca.
- No tenemos que hacer el amor todas las veces.-  Ella se frota un lado de su brazo mirándola a los ojos.
- ¡No! No lo hemos hecho, pero tenemos que admitir que esa es la guinda del pastel.- Rebecca comenta con una risita entrando en la orangerie.

Rebecca despierta y se vuelve para no encontrar a Marlene. Mira alrededor de la habitación. - ¡Marlene!- Grita, se  descubre y sale de la cama a la búsqueda de Marlene.  Inclinada sobre el lavabo estaba tan blanca como un fantasma con una toallita fría contra su frente. Rebecca le frota sobre los hombros de una manera relajante. 
- ¡Gracias!- Marlene apenas puede articular las palabras.
- ¡Shhhh! Deja que te ayude a volver a la cama.- Marlene se queja en voz alta.
- Me encuentro mareada.- Rebecca la  recuesta en la cama.
– Vuelvo enseguida.- Se dirige a la cocina pone la tetera a hervir y coloca unas rebanadas de pan en la tostadora. Prepara una bandeja para llevar de nuevo a la orangerie. Marlene se deja llevar por Rebecca  absorbe el té y mordisquea la corteza en la tostada.
- Me siento mejor, creo mi estómago se ha asentado y el vértigo se ha ido. ¡Gracias!-  Sonríe al terminar la última parte de su tostada.
- ¿Por qué no descansas un poco? Voy a la oficina, tengo que mirar algunas cosas con Emily y prometo no venir demasiado tarde.-  Lo dice con firmeza no está muy segura de la reacción de Marlene.
- ¡Por favor! No demasiado tarde.- Le pide Marlene. Termina de vestirse, besa su mejilla, se pone su abrigo y sale nerviosa.

Rebecca entra en LCL abre la puerta de su oficina y pone sus cosas a un lado, se sienta y abre su portátil. Emily había publicado fotos de su colección y enviado al correo electrónico de Rebecca. Los estudia y luego decide  hacer una visita de primera mano. Sube las escaleras y se sorprende por la presencia de Angelo.           
– ¡Hola!- Le saluda.
- ¡Oh! Rebecca necesito un consejo de usted.- Le dice sonriente, ella puede ver que está dibujando un diseño  con el lápiz sobre el papel.
- ¿Bloqueo de diseñador?- Ella le pregunta acercándose.
- ¡Sí! Se podría decir que ha arruinado  mi cerebro esta pieza en particular desde el viernes.-  Parece ofendido.
- ¿Qué piensa Elisabeth?- Ella pregunta. 
- Ella es tan perpleja como yo, de verdad. ¡Maldita sea!- Exclama lanzando el lápiz a un lado.
- ¿Te importa si le echo un vistazo? Yo no soy ducha en el diseño de la ropa interior, pero a veces un par de ojos frescos puede hacer magia.- Ella se ofrece y él abre la mano en un gesto de afirmación, Rebecca coge el cuaderno de dibujo y lo estudia durante un breve momento. Comienza a dibujar el vestido de noche muy bien sobre el papel.
- Hay algo que no veo claro en la parte frontal de este vestido.-  Angelo hace una mueca.
- El plisado en la parte delantera está mal y la cintura no es tan afilada, los dos simplemente no coinciden.-  Rebecca le da su opinión. Pensó por un segundo.
- ¿Qué tal si nos tomamos el pliegue?-  Pone en duda. - ¿Y cambias la cintura un poco?-  Ella le añade. Ambos ríen.
- Voy a esbozar otra.-  Él comenta.
- Yo, voy a echar un vistazo a la colección de Emily.-  Ella se aleja y él la mira con ojos interesados en ​​su bien formada figura  y su pequeño cuerpo le hizo detenerse a pensar.
Rebecca llega al estante de ropa y comienza a descubrir la colección de Emily, saca un vestido de noche y lo cuelga en el brazo del bastidor,  lo mira caminando alrededor del  traje. - ¡Hmmm!-  Ella gruñe suavemente para sí misma. Suena el pin en su teléfono celular.  “No llegues demasiado tarde”  Es un recordatorio de Marlene. Saca otro vestido y lo coloca delante del primero,  sondea como  se recoge el dobladillo de abajo hacia arriba. - ¡Rebecca!- La voz de Ángelo la llama.    
- Dame un momento y voy a comprobarlo de paso.- Le responde. Examina unas cuantas piezas de ropa antes de volver a ponerlos en su lugar.  Regresa hacia el  puesto de Angelo. Empuja a un lado el cuaderno de dibujo.  - ¡Vale!-  Ella mueve la cabeza de una manera positiva.
- Hice lo que usted sugirió. - Toma el lápiz y lo usa como una guía para mostrar su trabajo. - Tomé el pliegue por completo y lo reemplacé con un rediseño de la cintura.-  Él le expone.
- ¡Ya veo!-  Ella  pone la punta del dedo en el diseño. 
- Le alargué la cintura un poco e hizo que la base del vestido de noche tenga un poco más de flujo. - Traza el dibujo con el lápiz, la mano toca casualmente la de ella que lo mira con reprobación. Él sonríe levemente y continua.
- ¿Es esto para una mujer mayor?-  Ella le pregunta  manteniendo su mente en el dibujo.
- ¡Sí! Elisabeth y yo estamos enfocando más hacia eso que a los jóvenes en este momento.-  Ella asiente.
- Si me disculpa.- Rebecca de pronto se acuerda de Marlene.
–Tengo a mi esposa esperando en casa. ¡Hasta mañana!-  Bromea dejándole.  Angelo observa en silencio a Rebecca bajar por las escaleras. Está intrigado y piensa en la noche en que coqueteó con Marlene y la fría acogida que recibió de Rebecca. Deja caer el lápiz en el bloc de dibujo y cruza los brazos y con un profundo suspiro suelta un venablo. Su afirmación suena alto, mira alrededor de la habitación moviendo la cabeza.  Un nuevo interés apenas había inflado su ego masculino. Él cierra la carpeta acercándose a la colección de Emily puede oler el perfume de Rebecca que queda en medio de la ropa en el perchero. Aspira profundamente pensando en su figura bien formada como ella se había alejado de él antes. 
  
- ¡Oh! Estás de vuelta y antes de lo que pensaba.- Marlene le dice contenta. Rebecca corre a su lado para besarla.
- ¿Qué te gustaría para la cena? Esto es, si te apetece, quiero decir. ¿Te gustaría algo especial?-  Ella le pregunta con una sonrisa.
- ¿Qué hay de ese pequeño lugar junto al río? El que frecuentábamos cuando estuvimos por primera vez juntas. Sirven un buen pescado a la parrilla.- Rebecca duda.
- Pero ¿Puedes comer eso, sé que tu estómago no debe sentirse de lo mejor.-  Ella le responde abrazándola  por la cintura, Marlene la mira fijamente.
- ¡Uh! Tengo hambre y el pescado a la parrilla suena excelente.-  Se aparta para ponerse el abrigo. Rebecca agarra sus llaves y el bolso. Conduce  a lo largo del Rin con sus manos entrelazadas. Entran en la cafetería para encontrar una mesa junto a una ventana que da al río.
- El río se ve hermoso. - Rebecca comenta.  
- Me recuerda lo mucho que disfruté de nuestro tiempo aquí. – Le cuenta con el puño escondido debajo de su barbilla mientras mira profundamente a los ojos de Rebecca. Su voz provoca una sonrisa en Rebecca.              
- Tuvimos buenos momentos aquí, he pensado en este lugar siempre.- Comenta mirando alrededor notando que no había cambiado mucho. La vela en la mesa arde en un brillo bajo dejando un reflejo en la ventana. Suavemente  se tocan la mano de una a la otra en un gesto juguetón.
- ¡Señoras! ¿Tienen  decidido?- El camarero le pregunta con su libreta y un lápiz en la mano.
- Vamos a tomar las dos el pescado a la parrilla por favor.-  Rebecca dobla los menús y se los entrega.
- ¿Qué tienes en la agenda de mañana?-  Marlene pregunta a Rebecca, ella frunce el ceño.
– La colección de Emily.-  Se inclina hacia delante. - He revisado algunos de los vestidos y he visto que deben hacerse algunos cambios.-  Marlene la mira con una expresión seria. - ¿Qué, por qué? Yo sólo dibujé algunos bocetos para esos vestidos.-  Ella empieza a frotar sus sienes. - Tengo una entrevista con un candidato para asistente a las diez y luego debería reunirme con Emily.-  Rebecca le relata algo incómoda.
- ¡Rebecca! Si  hay cambios, yo estaré me quedaré atrás debido a esos cambios.-  Marlene responde con preocupación.
- Tienes la línea de ropa interior para trabajar. ¿No?-  Le pregunta con sinceridad. Marlene hace una respiración profunda.
- ¿Que hago si, como creo, será el foco principal?-  Rebecca apretó su mano.
- No pienso  que haya mucho de que preocuparse,  los cambios no serán tan drásticos.- Ella le asegura.  Terminan la cena y deciden dar un paseo a lo largo del río. Marlene va cogida del brazo de Rebecca. Las vistas y olores de los jardines les dan la bienvenida, se besan suavemente, recordando los paseos del pasado.
- Echo mucho de menos aquellos tiempos, debemos disfrutarlos ahora,  antes de que tengamos a nuestro bebé.-  Rebecca le dice en voz baja.
- Siempre podemos poner al bebé en el cochecito y pasear con él, no vamos a perder las cosas del pasado o nuestro presente sólo porque tenemos un bebé.- Marlene le argumenta con cariño. Rebecca se encoge de hombros.
- Las cosas serán diferentes Marlene no puedes negarlo.-  Rápidamente la mira  extrañada.
- ¿Tienes dudas acerca de ser madre? ¿Acerca de mí y este bebé?-  Marlene pregunta mientras las lágrimas comienzan a nublar los ojos, Rebecca se mordió el labio. - ¡No! Yo quiero a este bebé, estoy tan emocionada como lo estás tu, pero no puedo dejar de estar preocupada.  Sé que ayudaste a criar a Tommy en algunos momentos, pero yo no sé absolutamente nada acerca de tener o criar a un bebé.- Rebecca se pone áspera consigo misma. - Sólo me preocupáis  los dos y si algo se pone difícil Marlene.-  Suspira con incertidumbre. La mano de Marlene  acaricia el rostro de su amada.
- Yo estoy bien, tú estás bien y este bebé estará bien y criar a un niño no es fácil, nadie dijo que lo sería.  He pensado en esto durante mucho tiempo y me he preparado para hacerlo, y tú,  aprenderás y será la experiencia más grande de amor que nosotras afrontaremos.-  Marlene le habla con cariño e inteligencia para calmar a Rebecca con una actitud cuidadosa.

Rebecca refleja en su cara el efecto del aire frío cuando abre la puerta para entrar en LCL. Reconoce a Tanja en el bar tomando un café.
- ¡Buenos días!- Tanja la saluda.
- ¡Buena mañana!-  Rebecca contesta pidiendo un café con leche.              
- ¿Marlene?-  Tanja le pregunta  mirando hacia la puerta.
- Estará aquí un poco más tarde, las náuseas matutinas.-  Le cuenta Rebecca.
- ¡Ah!  No te preocupes, espero que no le dure mucho tiempo.-  Rebecca la mira con incertidumbre.
- Me siento mal por ella.- Toma un sorbo de café.  
- ¡Lo sé! Pero todo es parte de estar embarazada, náuseas, aumento de peso, los antojos extraños.-  Añade en una carcajada. Rebecca suspira.
– ¿Galletitas, pasteles  y helado en el medio de la noche, supongo?-  Ella comenta, Tanja arquea la ceja.
- ¡Oh, sí!- le contesta en voz baja. Se ríen y terminan su café.
- ¡Buenos días a todos! - Rebecca saluda mientras permanece de pie en medio de la zona de diseño. - ¡Emily! Tengo que hablar contigo.-   Se desplazan hacia un lado.
- Esta tarde quiero que Marlene y yo nos reunamos contigo y Natasha. - Emily parece extrañada.  
- ¡Ok! ¿Está todo bien? Estoy trabajando en esos patrones.-  Ella le contesta.
- Vamos a necesitar, para completar la colección, hacer unos pequeños cambios.- Ella respondió con severidad. Emily mira a Rebecca mientras camina por las escaleras, en su mente se pregunta qué significa esos cambios.
Rebecca explora su hoja para la entrevista, alguien llama a su puerta.
- ¡Adelante!- Ella levanta la vista, Aaron está de pie en la puerta.
- ¡Hola! Pasa.-  Ella hace un gesto con la mano. Se levanta y estrechan sus manos.  
- Te veo muy bien.-  El saluda con una amplia sonrisa. – Toma asiento, por favor.- Rebecca le ofrece. Aaron es alto y delgado, con el pelo rubio rizado ojos marrones brillan dando paso a una personalidad relajada.
- ¿Te apetece un café?-  Le pregunta Rebecca.
- Estoy bien, gracias.-  Se sienta en la silla.
- ¿Que tal está Katherine?-  Él se fija en el anillo de su dedo.
- Vive en Berlín.-  Ella duda un momento.  - Le ofrecieron su propia tienda y es diseñador jefe en lo que concierne a la moda adolescente. - Contesta Rebecca. Aaron se quedó sin habla al principio.
- ¿Te has  casado?-  Le pregunta con curiosidad.
- Sí, lo he hecho, me he casado.- Responde. Él vuelve a preguntar.
- ¿Y estás buscando un ayudante?-  Rebecca se pone de pie y empieza a caminar.
- ¡Sí! cuando  nos conocimos mostraste  cierto interés y he pensado en ti para este trabajo.-  Él se frota la barba en el mentón.
- ¿Qué tienes en mente?-  Ella vuelve a su escritorio y recoge sus notas.
- ¿Todavía puedes hacer una sesión de moda?-  Él asiente con la cabeza.
- ¿Mi cámara sería parte del trabajo supongo?-  Su pregunta da en el blanco.
– Lo sería, tendrás que viajar conmigo, programar reuniones, reservar vuelos, escribir cartas y citas… y así sucesivamente, supongo que se podría decir que estoy buscando una persona bien preparada con algo más de talento que la cámara. -  Afirma obteniendo  toda su atención.
- ¡Entonces!  Soy el hombre para ese trabajo.-  Se presenta con confianza.
- ¡Ok! Unos días para pensarlo vendrán bien, no quiero que te apresures a tomar una decisión.-  Rebecca le responde. 
- Tengo un trabajo que estoy terminando en Kölonia, voy a darle unas vueltas en la cabeza y volveré con una respuesta al final de la semana. ¿Está bien así?-  Le sugiere.
- Perfecto, si estás interesado tendré a Sebastián a tu disposición para discutir opciones de sueldo y demás.-  Ella sonríe  y le acompaña hasta la puerta. Cuando cierra su mente se arrastra de nuevo a Katherine y el tiempo que pasaron al conocerlo en Riga.

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