Una separación necesaria

Una separación necesaria

martes, 10 de abril de 2018

Episodio trigésimo cuarto


Razones


Eric espera a que Rebecca hable, su corazón le late fuerte en la garganta. - Es la única persona de la que realmente estoy enamorada. – Responde con honestidad, él la suelta. - ¿Todavía tienes sentimientos por ella? - Pregunta aturdido. - ¡Sí! Siempre la he amado y siempre lo haré. – Le responde en un tono emotivo. - ¡Ya! Y ¿Por qué estoy aquí? Contigo, en esta habitación, ahora mismo. – Se mantiene tranquilo mientras habla. - ¡Eric! No es tan fácil, Marlene vive en Estados Unidos, donde está feliz y ha encontrado su carrera. -  Se frota la cara de angustia. - No pude imaginar que primero estuvieras con Lizette. ¿Habría sabido alguna vez de ella de no haber salido de tu despacho ese día? – Rebecca se da la vuelta y se acerca a la ventana. - Al final te lo habría dicho. - Habla ella sin mirarlo. - Me importas Rebecca, pero no puedo jugar. – Le dice en voz baja. - Me gustas mucho y estos últimos meses han sido maravillosos, te dije cuando nos conocimos que no quería nada serio, ponerme bien y recuperar mi memoria es lo más importante, no quiero discutir contigo, prefiero tomar las cosas con calma, no puedo manejar los celos o las peleas, esto no es de lo que se trata. - Expone con firmeza. - Puedo entender y disfruto mucho el estar contigo también, pero no quiero infelicidad entre nosotros. -  Él se acerca detrás de ella cogiéndole la barbilla, la apoya sobre su hombro. - La cena la servirán pronto debemos irnos. -  Ella se separa y se dirigen al comedor él la sigue.
- ¿Te interesa una copa? - Tristán le ofrece a Eric cuando entran en la sala. - ¡Claro! - Él mira a Rebecca. - Elisabeth y yo tenemos cuentas trimestrales para revisar. – Sonríe al hablar. Tristán y Eric se sientan en la sala. - ¿Cigarro? - Eric acepta. - ¡Entonces! ¿Cómo están las cosas con Rebecca? – Comienza preguntando. - ¡Bueno! Nos llevamos bien y nos divertimos haciendo cosas juntos. – Comenta intentando ocultar su incertidumbre. - Mi hermanita, es maravillosa, hermosa y talentosa. – Se da un baño de hermana. - Realmente me importa Tristán, conocerla ha sido lo mejor que me ha ocurrido. - Deja de hablar y mira el interior de su copa. - Detecto que hay un problema – Dice Tristán arqueando la frente al preguntar. – Creo que ella tiene un pasado del que no está segura. - Él responde taciturno. - El accidente ha cobrado su precio, pero ella se está recuperando muy bien. – Él juega con sus palabras. - ¿Lizette? – Pregunta. Tristán pone los ojos en blanco. - Lizette fue un error, no estuvo muy dedicada a Rebecca, ella es una mentirosa y una tramposa, entre otras cosas. - Mira a Eric severamente mientras habla.  - ¡Exactamente! -  Eric se muestra de acuerdo. -  Pero si no hubiera aparecido en LCL ese día, puedo entender que no sabría que había estado con una mujer. - Tristán gruñe. - ¿Eso te molesta? - Eric pensó por un momento. - Al principio no estaba seguro y creo que Rebecca no estuvo muy comunicativa sobre ella, pero no tanto sobre la otra mujer en su vida, Marlene. – Le dice a Tristán en voz baja. - Le pregunté sobre eso y obviamente todavía tiene algo que ver con ella. – Le dice. - ¡No tienes idea! - Le comenta socarrón, dándole a Eric una dosis de realidad. - Es tarde y debería encontrar a Rebecca. - Deja el vaso sobre la mesa auxiliar.



Elisabeth y Rebecca miran el último de los informes trimestrales. - Estoy cansada y el papeleo siempre me agota. - Elisabeth frunció el ceño. - Eric estaba muy callado durante la cena. ¿Sucedió algo? - Ella pregunta insegura. - Eric me preguntó por Marlene, yo debería estar muy enfadada con él. - Ella mira a Elisabeth. - ¿Por qué? – Se sorprende. - Porque leyó la tarjeta que Marlene me envió, realmente, me gusta mucho pero no estoy preparada para una seria relación de peluche con él. Me estoy recuperando y me dije a mí misma que tenía que conseguirlo antes de que me relacione en serio con alguien de nuevo. – Rebecca espeta todo gruñendo. - ¿Tienes esos sentimientos por él? - Rebecca sacudió la cabeza. - ¡No sé! No estoy enamorada, es amable y apasionado, pero no puedo Elisabeth. – Responde lamentándose.  - Rebecca, has estado durmiendo con él, las cosas cambian cuando te entregas a un hombre o una mujer. - Suspira con un puchero sabiendo que Elisabeth conoce sus movimientos. - Sé lo que estás diciendo, pero yo amo a Marlene. – Expresa con valentía. - ¡Rebecca! Tienes que preguntarte si Marlene es la correcta para ti, las relaciones a larga distancia son difíciles. Os habéis separado porque era lo mejor para las dos, quiero que sepas que apoyo cualquier decisión que tomes, Eric está aquí y tienes una relación con él. ¿Realmente estás segura de que no estás enamorada de él? -  Elisabeth sabe la respuesta, pero pregunta de todos modos buscando que ella se lo confirme. - ¡No lo estoy! Ahora es el momento de empezar a pensar en lo que realmente quiero. – Deja sola a Elisabeth y vuelve al invernadero.



Rebecca entra por la puerta, Eric se sienta en el sofá con las manos juntas.            - ¡Hola! -  Rebecca se acerca a él y se levanta. - ¡Escucha! Voy a dormir a mi apartamento esta noche. - Él hace una mueca. - ¡Está bien! – A Rebecca no le sorprende su decisión. - Eric tienes que hacer lo que creas que es mejor, odio verte triste y de mal humor, no voy a mentir acerca de mis sentimientos, simplemente no sería yo, quieres honestidad, realmente amo a Marlene, pero se ha ido y se ha decidido por una vida que la hace feliz, como yo, ella es muy profesional y disfruta de su trabajo. -  Ella le mira fijamente mientras habla. - Yo sólo pensé, diablos, no debería haber pensado saber lo que tú… he pasado por el tiempo que me dijiste que tomarías en recuperarte, no quiero estar en tu camino Rebecca, pero yo… me he enamorado de ti y tú necesitas estar segura de lo que realmente quieres. - Su rostro enrojece, su voz se agrieta por la emoción. - ¡No! No puedo oír esas palabras, no estoy preparada para un compromiso. -  Camina hacia la puerta mientras la escucha. -  Nos lo pasamos muy bien y disfruto de las cosas que hacemos, no necesito o quiero el estrés de una relación seria. -  Él sale y la deja sola. Rebecca baja la cabeza y luego se dirige hacia el dormitorio, extrae la tarjeta que Marlene le había enviado y la lee de nuevo. - Te quiero tanto. - Mira de nuevo la tarjeta. - No importa qué, yo sólo te amo. – Se acurruca en la cama y cae en un sueño profundo.



Tracey está de pie en la estación de enfermeras, estudiando el planning diario.  - ¡Buenos días! -  Grace aparece a su espalda. - ¡Hola! – Ella corresponde. - ¿Cómo van las cosas? – Empieza Grace la conversación. - ¡Bueno! Quería agradecerte personalmente por recomendarme el trabajo. - Grace le pone una mano en el hombro con seguridad. - David parece pensar que eres un buen fichaje y tengo que estar de acuerdo. - Sonríen cuando Marlene sale de su despacho. - ¡Marlene! - Tracey se vuelve para mirar a Grace. - ¿Qué pasa con ella? – Le responde volviendo la cabeza. - Parece agradable, tomamos un café el otro día. - Grace parece sorprendida. – Lo es y además una buena amiga. -  Le añade. - ¡Me gusta! - comenta sacando su cabello de su la cara. - ¿Te preguntas si está con alguien? – Grace busca   una respuesta.  - Me disculpo, espero no ser demasiado atrevida, pero cuando tomamos el café tuve la sensación de que está sola. -  Se siente intrusa al preguntar.  - Ella está divorciada, y estoy segura de que te lo dijo. – Grace habla con franqueza. - ¡Si! lo ha hecho, pero no me ha explicado gran cosa. - Contesta ella. - Eso le corresponde a ella decirlo. - Replica Grace en confianza. - Puedo decirle que estás interesada. – Ella frunce el ceño, Grace la mira en positivo. – ¿Es ella…?- Pregunta Tracey con los ojos abiertos. Grace duda un segundo. - Sé que ella no cree en las etiquetas y está disponible. -  Grace hace un guiño para que Tracey se sienta más a gusto. - Ahora si me disculpas, tengo trabajo que hacer. -  Ella añade. Tracey está allí mirando a Marlene conversando con una paciente, pensando en lo amable que era y hermosa. Marlene termina y se acerca con paso lento a ella. - ¡Buenos días! - Saluda la joven doctora con alegría. – Y buen día para ti, es mi tiempo de descanso. ¿Te tomas un café? – Marlene la invita, Tracey asiente con la cabeza y se dirigen a la cafetería. - Me gustó la pequeña cafetería que fuimos el otro día, quería darte las gracias de nuevo por la hospitalidad. - Marlene la mira a los ojos. - No hay problema. Ya sé cómo es esto, un lugar nuevo, realmente no conoces a nadie. - Ella agita la crema en su café mirando hacia Marlene. Hubo un momento de silencio entre ellas. - ¿Grace Brandon es amiga tuya? - Finalmente pregunta. - ¡Sí! Mi mejor amiga desde hace años. – Sonríe. - Espero que no te importe, pero le pregunté por tí. - Tracey se pone nerviosa al hablar. - ¡Oh! - Marlene tragó saliva. - Cuando hablamos la otra noche me dijiste que eres soltera, divorciada y me costó un poco leer, pero ... - Rápidamente toma un sorbo de café antes de continuar. - Me preguntaba si te gustaría salir, uh , quiero decir en una cita. - Tartamudea sintiendo enrojecidas sus mejillas, Marlene sonríe y pregunta seria. - ¿Así que me estás pidiendo una cita? -  Tracey baja los hombros. - ¡Sí! - Marlene frunce los labios, le echa una sonrisa. - ¡Acepto! – Tracey se siente eufórica. - ¡Bien! Te llamo el viernes por la noche y si el sábado estás libre tal vez podamos comer algo, ver una película. – Describe con entusiasmo. Una fecha se hace realidad y terminan su café. - Tengo un paciente a las once. -  Marlene observa mirando a su reloj. - Y tengo un montón de papeleo para acabar, te veré más tarde. - Mira alrededor de la cafetería y aprieta la mano de Marlene ligeramente. Marlene se queda apoyada contra la pared de su despacho viendo como ella se aleja. - Parece bastante amable. - Comenta Grace sorprendiendo a Marlene. - Me asustaste - Le dice frunciendo el ceño. - No creo que te haya avergonzado. - Añade entre risas. - Ella es amable y tenemos una cita el sábado por la tarde. – Responde. - ¡Oh! Ella me preguntó por ti. - Grace escogió. - Bueno, veremos cómo van las cosas. - Ella respondió.



Rebecca está sentada a la mesa dibujando. Se detiene un momento mirando por la ventana las gotas de lluvia que caen lentamente contra los paneles, se levanta y se sienta en el alféizar de la ventana, las floraciones de la primavera comienzan a mostrarse. - ¡Rebecca! – La puerta del invernadero se abre lentamente, Eric se queda allí de pie con un ramo de flores en la mano. - ¡Hola! – Sonríe y continúa mirando hacia afuera. - Sé que estás ocupada. - Observa las plumas, lápices y papel extendidos sobre la mesa. - Estoy trabajando en una colección, una nueva colección para mí misma. - Le entrega las flores y huele su frescura. - Así que has decidido empezar a diseñar de nuevo. -  Él parece sorprendido. - ¡Sí! ¿Por qué no? Debería estar trabajando junto a mis diseñadores. - Ella busca un jarrón debajo del gabinete y coloca las flores en él. - Sólo me detuve a ver cómo estás, Wolfsburgo fue bastante aburrido. - Sonríe entre dientes acercándose a la ventana. - Pensé que tal vez podríamos hablar. -  Él aborda el tema. - No estoy segura de lo que nos queda por hablar Eric. -  Ella se cruza de brazos bajando la cabeza. - ¡Lo siento! Nunca pensé en lo que podrías sentir y yo fui un egoísta cuando salí de aquí la otra noche. – La mira con sus ojos azules hoscos. - Tengo un pasado que no está resuelto. Estar contigo, salir contigo es genial y no hay lazos, tampoco quiero que me ahoguen, tengo que pensar en mi misma. - Traga saliva con fuerza. - Necesito hacerlo sola y no preocuparme por lo que otros están pensando de mí. – Eric le acaricia el hombro. - Supongo que no debería haberte dicho que me estaba enamorando de ti. - Él comenta. - No importa Eric, me preocupo por ti, pero no estoy lista para ese tipo de compromiso. – Concluye racional. Eric se sienta en el sofá. - Quiero algo más, algo más de lo que estás dispuesta a dar, sé que suena injusto y unilateral, pero es la forma en que me siento Rebecca. No puedo decirte cómo pensar y no quiero controlar tu vida, pero estoy llegando a la edad en la que estoy preparado para establecer una familia. - Ella se siente tensa escuchando, como si lo que había dicho no hubiera sido oído. - No quiero hablar más de esto, por favor, necesito terminar el trabajo que empecé mientras está en mi cabeza. – Le acompaña a la puerta, él se inclina tiernamente, toca sus labios con los de ella. - ¡Por favor! Piensa en lo que dije, toma todo el tiempo que necesites, por favor Rebecca no descartes eso, te amo. - Ella asiente con la cabeza sintiéndose desprotegida. Cierra la puerta volviendo a la ventana y mirando hacia afuera piensa en Marlene, sus ratos juntas, las muchas veces que miraban por ventana y los días que caminaban por los terrenos.  - Quiero tanto ver que te sostienen mis brazos. - Susurra mientras llora y piensa en Eric, no quiere hacerle daño, pero es inevitable que las cosas estén a punto de cambiar.



Marlene y Tracey salen de la sala de cine. – Ha sido genial. - El aire fresco de la primavera las rodea con una brisa constante. Marlene tiembla. - Me encantan los viejos clásicos. - Comenta frotando los costados de sus brazos en un intento de calentarse. - ¿Frio? - Pregunta Tracey mientras entran en el coche. - ¡Sí! – Arranca el coche. - Tengo un poco de chocolate para hacer en mi casa, si quieres te invito. – Propone mientras conduce por las calles. - Me parece muy bien. -  Caminan hasta una casa pequeña en la calle de la playa. - Tiene un ambiente agradable. - Comenta Marlene al entrar en el cálido ambiente de la sala. – Una gran vista. - Las luces entran a través de la ventana brillan intensas. - Tuve suerte de haber encontrado este lugar. - Pone el agua en la cocina a calentar. - ¡Siéntate! – Le ofrece a Marlene – No tuve mucho tiempo para buscar una cabaña, así que me conformé con el primer apartamento que estaba bien. – Explica su situación de cuando llegó a este lugar. Tracey se sienta a su lado. - El agua deberá estar lista en unos minutos. – Mira a los ojos de Marlene. - Me alegro de que me hayas pedido salir. - Comenta Marlene. - No estaba segura de que aceptaras, podría haberte insultado y avergonzado. – Suelta una risita. – Pero no lo hiciste y no soy el tipo de persona que puede ser insultada, más o menos estoy halagada. - Ella le responde con agudeza. - El primer día que te vi, supe que quería llegar a conocerte.  No es que yo estuviera buscando, no lo estaba, me he mantenido ocupada. - Responde Marlene. - Yo tampoco he estado mirando. Escuela, facultad de medicina y mi residencia que fue larga y dura. Todos los días trabajaba hasta altas horas de la madrugada, por las tardes¡ y temprano por las mañanas. - El silbido en la tetera las sobresalta. Tracey prepara el chocolate caliente en dos grandes tazas y regresa de nuevo al sofá. - ¡Hmmm! ¡Que buen gusto! - Marlene halaga la bebida caliente. - Me alegro de que te guste. – Beben sin hablar, Marlene sienta su taza sobre la mesita. - ¿Puedo conseguirte algo más? - Ella pregunta. - ¡Gracias! Estoy disfrutando de la compañía. - Tracey sienta su taza también y se acerca un poco más a Marlene. - He deseado besarte toda la noche. - Coloca su mano en el costado de Marlene acariciándola suavemente, Marlene estira el cuello y mueve su cara cerca de Tracey y se besan. Marlene retrocede lentamente y suspira. - ¿Qué pasa? - Ella pregunta angustiada. - ¡Nada! No me han besado así desde hace mucho tiempo y lo disfruté. - Tracey suelta un suspiro de alivio. - ¿Tu marido era un buen besador? - Ella la mira sin estar segura de cómo Marlene responderá. - ¡Sí! Pero no de la manera en que mi amante me besaba. – Comenta. Tracey despistada. - ¡No entiendo! - Dice en voz baja. - Estuve con una mujer antes de mi marido. Una mujer de la que estaba muy enamorada. - Tracey toma su taza y le da un trago. - Espero que no te importe que pregunte, pero ¿Qué pasó? - Marlene suspiró. - Yo era la persona más afortunada de la tierra, con la suerte de ser amada por alguien que me quería y me amaba profundamente, todo lo que siempre quise era una casa con ella, una familia, ella era muy profesional y motivada, trabajaba todo el tiempo y yo esperaba junto a la puerta. - Una lágrima corre por su rostro y baja la vista antes de volver a mirarla. – Nos distanciamos y no pudimos arreglar lo que estaba roto. - Tracey abraza a Marlene en sus brazos en un gesto reconfortante. - ¡Lo siento! ¿Quieres que te lleve a casa? - Tracey pregunta al darse cuenta de que Marlene parecía cansada. - ¡Sí! Debería volver al apartamento, tal vez podrías tomar una copa. – Propone mientras vuelve a ponerse el suéter. - Creo que me gustará. -  Cierra la puerta detrás de ella. Conduce a Marlene de vuelta a su apartamento.

- ¿Scotch? - Ella le ofrece sirviéndose uno. - ¡Claro! - Toman asiento, Marlene trata de besar a Tracey pero ella mira hacia otro lado. - ¿Qué pasa? - Ella siente una punzada de vergüenza correr por su piel. - ¡Nada! Creo que estás pensando en la mujer con la que estabas y ella todavía está en tu corazón, besándome traes los recuerdos de ella. ¿Tiene un nombre? - Ella la mira seria. - ¡Rebecca! - Ella no pierde tiempo respondiendo. - ¿Rebecca de Alemania? – Pregunta. - ¡Sí! – Le dice con incomodidad, Tracey toma un trago fuerte de whisky que le quema la garganta. - Debería irme Marlene, yo creo que tienes mucho en tu mente y siento que Rebecca es quien está en tu pensamiento, me gustas y quisiera verte, pero creo que primero debes aclarar tu conciencia acerca de ella. – Deja el vaso sobre la mesa en la cocina. - Te veré la próxima semana. - Sonríe al salir del apartamento, Marlene frunce el ceño cuando la puerta se cierra.

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