Una separación necesaria

Una separación necesaria

martes, 13 de noviembre de 2018

15ª Entrega


 A vida o muerte

Completamente entumecida sentada en el suelo de la sala de espera del hospital no puede controlar el flujo de lágrimas que discurren por sus mejillas.  Su cuerpo se sacude por un escalofrío como si fuera una puñalada helada. Entumecimiento, eso es todo lo que puede permitirse sentir mientras mira hacia adelante sin ver nada de lo que por allí sucede. Todavía está desencajada por la visión y la sensación del cuerpo abatido de Rebecca en sus brazos y el oír su nombre en las últimas palabras que pronunció antes de perder el conocimiento. La escena se repite entera en su mente una y otra vez, prolongando que las lágrimas aumenten su intensidad. - ¿Marlene? – Suena una voz familiar, Thomas explora desde la puerta buscando a su hija. Él no está preparado para ver a su primogénita en sufrimiento, perdida la mirada, con la ropa manchada de sangre y sentaba en el suelo completamente desvalida. Ama a sus hijas incondicionalmente, pero siempre hay algo especial en Marlene. No fue la muerte de su madre lo que la separó de los demás. Ella era la hija predilecta. Dana y Kim heredaron de su madre los ojos oscuros y cabello, pero Marlene tiene los ojos azules y cabellos rubios, se parece a él, pero con la personalidad de Vicki. Marlene se había convertido en la fuerza, la lógica, la sabiduría y la belleza que había atesorado su madre. En este momento, todo lo que Thomas puede ver ante si es a su niña presa por el dolor. Se arrodilla a la altura de los ojos de Marlene. - ¿Marlene? - Ella continua mirando fija hacia delante, la luz de sus ojos no brilla, está apagada, ha perdido la irradiación que de vida que proyecta de forma permanente. Con pausa gira la cabeza para encontrar la mirada de su padre. Una vez que hace contacto visual con el hombre, con su protector, Marlene se deja inundar por el dolor que consume cada centímetro de su cuerpo y alma. - ¡Papá! – Es todo lo que puede expresar con la tristeza plasmada en el rostro, antes de que la fuerza de su dolor se derrame en sollozos incontrolables. Se aferra a su padre como lo hacía de niña cuando él la consolaba, después de sus peleas con las pesadillas. Como había hecho tantas veces cuando era pequeña, la recoge en sus brazos y la abraza con fuerza. Trata de darle la misma comodidad y tranquilidad que había hecho siempre que lo necesitó. Le duele mucho verla herida. De todos sus hijos Marlene ha sido la que ha experimentado los mayores obstáculos en la vida. El asunto de Dana y Hagen. Alexander que la violó y hubo de abortar. La pérdida de su voz y de su carrera a manos de Tristán, y la separación de Rebecca, pero de todos esos acontecimientos nunca la había visto tan rota. Nunca se había derrumbado por el puro dolor de la situación. Thomás empatiza con su dolor. Son los mismos sentimientos que lo consumieron después de la muerte de Vicki. Él había cuestionado la elección de Marlene cuando le dijo todo lo concerniente a su amor por Rebecca. Tuvo que admitir lo que sucedía, muchas veces pensó que aquello sería una fase de la vida, pero ahora, viendo lo que le afectó todo el tiempo que estuvo separada de Rebecca y su aspecto dolorido después de los sucesos de la mañana, ya no piensa que fuera una fase de la vida, sino la de un amor verdadero. La atrae más fuerte y le besa la parte superior de la frente mientras la percibe cada vez más débil y desesperada.

Ha transcurrido más de una hora, ambos siguen sentados en silencio. Todavía la mantiene abrazada, consigue que se siente en la butaca mientras trata de que recobre la compostura. El silencio es interrumpido por Dana y Kim que entran muy ofuscadas en la estancia. - Hola, papá.-  Kim saluda primero a su padre y se arrodilla al lado de su hermana, Dana toma a Marlene de la mano y, al hacerlo, siente la cadena del collar de Rebeca que ella aprieta con fuerza. - ¿Marlene? - Pregunta Dana con preocupación. Ella mira la pieza simbólica de joyería en su mano. - La enfermera me lo trajo poco después de que se llevaran a Rebecca. - Marlene acaricia suavemente los dedos sobre oscura piedra y no puede evitar la lágrima que se le escapa de su ojo.  Kim alcanza y recoge el collar de sus manos y lo engarza amorosamente alrededor del cuello de Marlene dejándolo junto al de color fósforo sobre su pecho. - Ahora estará a salvo hasta que pueda volver a usarlo. – Le dice Kim mientras limpia suavemente las lágrimas de Marlene. Ella mira alrededor el amor que la rodea y agradece a su padre y hermanas que la cuiden y la amen tanto como ella. - ¡Vamos! Vamos a limpiarte, te traje ropa para cambiarte, y una vez que estés lista podremos volver al vestíbulo para ver si hay alguna novedad más sobre la situación de Rebecca. - Ofrece su mano para ayudarla a levantarse. - Tengo miedo Dana, ¿Y si no sale? Cuando llegamos, Ricardo no estaba seguro de que pudiera sobrevivir ... Sangre ... Dana ... Perdió mucha sangre.- Marlene lucha por mantenerse bajo control. Con la ayuda de su hermana, se levanta y se dirige al cuarto de baño, delante del espejo, puede ver la evidencia de la vida de Rebecca empapada en los hilos de su camisa, huellas de rojo aún manchan sus ropas. La visión de las manos de Marlene tratando de contener la pérdida de sangre de Rebecca hasta el momento en que los paramédicos llegaron reaparece en su mente. - Lo he intentado Dana, he intentado salvarla. - Dana ve claramente que Marlene está todavía en estado de shock.  - Marlene Todavía hay esperanza, Ricardo y su equipo están en el quirófano ahora haciendo todo lo que pueden, llegó al hospital viva por ti. – Le dice dulce pero firme a su hermana.  - Dana tiene razón Marlene, todavía hay esperanza, Rebecca es una luchadora, y sabe que estás aquí esperando por ella. - Kim la tranquiliza. Salen del cuarto de baño, una vez Marlene ha cambiado su ropa por una limpia y se ha lavado cara y manos de la sangre de Rebecca. Thomas hace por verse frente a frente con Marlene. - ¡Sabes! Un padre nunca cree que alguien amará a su hija tanto como él la ama, y yo sabía que ningún hombre podría hacerlo, yo tenía razón, pero esa mujer, es Rebecca von Lahnstein la que te ama con toda el alma. He tenido mis momentos con la familia Lahnstein, pero hay una cosa que tengo que admitir como Wolf, son fuertes y son luchadores. Pelean duro por lo que aman y quieren. Rebecca es fuerte y no tengo ninguna duda de que ella quiere volver a ti, y eso es porque te ama.- Por primera vez desde que llegó al hospital Marlene siente una chispa de  esperanza oyendo hablar a su familia. Como una niña obediente está conforme con las palabras de su padre. - Ahora voy a salir por un momento y dejaré que tus hermanas terminen de adecentarte. - Thomas se vuelve para irse, pero es detenido por el abrazo de Marlene alrededor de su cuello. - Tal vez mi amor por una mujer fue porque sabía que nunca podría amar a otro hombre más que a ti. – Marlene le susurra con mimo. Thomas sonríe y abraza a su hija con fuerza, con un beso en la mejilla la deja en las cuidadosas manos de sus hermanas. Finalmente, limpia y con ropa fresca, Marlene comienza a sentirse un poco aliviada. No tener el sangriento recordatorio de la desgracia de Rebecca salpicada por su cuerpo la ayuda a recuperar parte de su fe. - ¡Ahí! - Dana endereza el cuello de la blusa de Marlene. Feliz de que esta vez pueda estar allí para Marlene como había sido tantas veces al revés. Dana también comprende lo que siente Marlene, recordando su propio dolor cuando se creyó que Hagen estaba muerto. Ver la pena que ahora aflige a su hermana mayor hace que se sienta agradecida, ella reza por el mismo feliz resultado para Marlene y Rebecca, como cuando regresó Hagen. - ¡Gracias! Gracias a las dos. - Marlene expresa con voz ronca mientras busca un último y consolador abrazo de grupo de sus hermanas. Más evidencia de su cercanía.  - Rebecca ha estado en el quirófano ya un par de horas, estoy seguro de que Ricardo o una de las enfermeras saldrá pronto para darnos buenas noticias. - Kim quiere ser portadora de buenas noticias. Marlene respira hondo y se muestra conforme con el planteamiento de su hermana. Con renovada fuerza y fe de su familia, está lista para esperar las noticias sobre el estado de Rebecca. 
Pero lo que Marlene no había previsto era la oleada Lahnstein. Entran en tromba mientras se acomodaba en la sala de espera. Todos estan allí. Elizabeth, Elena, Sebastian, Hagen, Tanja y Ansgar, y luego Tristán. La atención de Marlene se fijó en él principalmente en parte debido a la maniobra que lanzó a Rebecca al suelo y fue causa del accidente. Inmediatamente se acercó ella. - ¿Cómo te atreves a venir aquí? – Marlene ladra en lugar de hablar. - Es por tu imprudencia que tu hermana está al borde de la muerte.-  El trata de defenderse. - No tienes derecho a… -  Las palabras de Tristán acuchillan a Marlene como una serpiente venenosa.  En cualquier otro momento ella sería rápida en defenderse, pero su alma está demasiado dolida y no se encuentra capaz. - ¡Detente Tristan! - Elizabeth rápidamente salta para terminar la confrontación. - Ahora no es el momento para esto. - Antes de que pudiera continuar sus palabras, la atención es desviada hacia la llegada de Ricardo con noticias. El rostro de Ricardo no ofrece indicios de lo que está a punto de informarles. - Bueno, me alegro de que todos lo oigan. – Se conforta Ricardo. - ¿Y Rebecca? ¿Qué está pasando con Rebecca? - Sebastián pregunta con fuerza. - Rebecca está fuera de la cirugía, sin embargo, su condición es todavía muy grave y muy delicada. El hierro penetró en una pequeña porción de su hígado. Por suerte no lo suficiente para generar un desorden serio, pero antes había atravesado la arteria renal que se ha reconstruido, no es un órgano vital y no preocupa, lo que si preocupa es que Rebecca ha sufrido una pérdida de sangre extrema, ha superado la cirugía afortunadamente, las próximas 48 horas son muy críticas en este momento, la hemorragia está bajo control, pero necesitamos un suministro adicional de sangre.-  Hagen rápidamente se adelanta. - Eso no es un problema, estoy seguro de que uno de nosotros, si no todos nosotros somos del grupo que ella necesita. Podemos donar todo lo que se precise. - Ricardo asiente y sonríe. - Eso es lo que yo esperaba, una enfermera os llevará al laboratorio. – Hagen Sebastien y Elena hacen ademán de salir para ser conducidos por una enfermera. - ¿Cuándo puedo verla? - La voz de Marlene es ligera, por encima de un susurro, pero suficiente para que la atención de todos se vuelva hacia ella.  Tristán retorna a dar a conocer su opinión. - ¿Cuándo puedes verla? No se te permite acercarte a Rebecca, como te decía antes, es por ti que nuestra hermana está en el hospital. ¿Y tienes el valor de preguntar cuando puedes verla? Ahora Rebecca solo necesita a su familia y usted no es su familia. La dejaste. ¿Lo recuerdas? y francamente, nunca deberías haber regresado. - A pesar del estado sensible, Marlene siente que la ira hacia Tristán irrumpe dentro de ella y explota por cada uno de sus poros. Lo empuja con violencia contra la pared gritando. - ¿Cómo te atreves a juzgarme después de todo el infierno que nos hiciste pasar a mí y a Rebecca? ... Tú mismo, con tus propias manos, casi me matas a mí ya tu hermana, has olvidado ese poco de información. Veo que todavía me odias en secreto ¿no? Odias el hecho de que nunca te amé de la manera que amo a tu hermana, ¡Sí! La amo a ella con cada onza de mi ser. Y ¿Quien eres tú para decir que no somos de la familia? Cada pedacito de Rebecca es mi familia. Ella es mi socio, mi alma gemela y nada que de lo que usted diga cambiará eso. - Marlene abandona a Tristán y le pregunta de nuevo a Ricardo. - ¿Cuándo puedo verla, Ricardo? ¿Puedo verla ahora? - Ricardo mira a Marlene con ojos apologéticos.  - Lo siento Marlene, entiendo lo que sientes por Rebecca, pero la verdad del asunto es que el permiso de la familia de Rebecca lo permita. - Marlene siente que le han dado un puñetazo en el estómago.  - Ricardo no seas ridículo, sabes muy bien que Rebeca me necesita.-  Los ojos de Marlene empezan a llenarse de lágrimas. - Sabes que la necesito, nosotros, nosotros, Rebecca y yo, somos familia, ella es mi compañera.- Le suplica con el rostro empapado de lágrimas. - Sé que es así como lo ves, pero Marlene, legalmente no lo eres. - Ricardo odia como el infierno cuando la ley interfiere con lo que es mejor para sus pacientes. – Sin el permiso de su familia, no puedo dejar que la veas. -  Una voz sale desde atrás. - Ella no tiene permiso de la familia.- Interrumpe Tristán, pero Elizabeth rápidamente expresa su propia opinión. - Tristán, párate, no eres el único miembro de la familia aquí para determinar cuál es el mejor curso de acción para Rebecca.-  Hagen, que escuchaba desde la puerta, los gritos de Marlene despertaron en él la alarma, se volvió hacia Marlene. - No todos de la familia Lahnstein están de acuerdo con Tristán, legalmente o no, no es un error que seas familia.-  Hagen no puede evitar darle una  sonrisa y entre dientes mientras toma a Marlene por los hombros. - Ha sido un viaje interesante en la familia Lahnstein, ¿Verdad? - Marlene asiente con la cabeza. - ¡Sabes! Cuando te conocí, sabía que eras una mujer especial, siempre he pensado que las mujeres inteligentes y fuertes tendrían que ser parte de la dinastía de Lahnstein, ahí está Elisabeth, y tú… tuve muchas veces esa sensación, sabía que debías ser un Lahnstein cuando nos conocimos ... Quizás por eso sentí la necesidad de casarme contigo, a pesar de la falta de amor verdadero entre nosotros. - Marlene sonríe y asiente de nuevo con la cabeza.  - Necesitabas más que el poder y el nombre de Lahnstein, igual que mi hermana necesitabas el AMOR mas que el poder y encontraste el amor en Rebeca ella encontró ese amor en ti. A pesar de lo que la ley o Tristán tengan que decir, Marlene, eres una Lahnstein, eres de la familia. - Él mira a Sebastian y a Elizabeth, quienes dan su aprobación a las sabias palabras de Hagen.  Tristán se ha ido alejando al otro lado de la habitación con actitud desaprobadora. - ¿Qué hay de Tristán? - Pregunta Marlene. – Deja de preocuparme por Tristan, ahora mismo tiene que donar sangre.- Hagen se retorna hacia Ricardo. - Que Marlene vea a Rebecca todo lo que se necesite.- Le expresa con contundencia. - ¡Gracias, Hagen! - Marlene abraza con fuerza a su cuñado. Después él coge a su hermano del brazo y lo arrastra por el pasillo en búsqueda de la sala de donación. - Ven, te llevaré con ella. -  Ricardo hace un gesto para que Marlene lo siga. 
Mientras caminan por el pasillo hasta la habitación de Rebecca, Ricardo prepara a Marlene. - Quiero que estés preparada para lo que vas a ver Marlene, como ya he mencionado está fuera de peligro, por así decirlo. A partir de ahora, no hemos conseguido ninguna respuesta física todavía de Rebecca, aún no hay estímulo, sin embargo, todos sus signos vitales están dentro de lo esperado, son buenos signos, pero todavía está en una etapa en la que todo podría cambiar rápidamente. Te parecerá pálida, es debido a toda la pérdida de sangre y tiene muchos tubos conectados. - Finalmente llegan a la puerta que conduce al cuarto de Rebecca. - ¿Estás lista? - Marlene da su conformidad con un gesto de la cabeza. Cuando la puerta se abre Marlene recibe el primer golpe al escuchar el sonido de las máquinas y el pitido repetitivo del monitor cardíaco. Entonces, y a pesar de las advertencias de Ricardo, Marlene se debilita al ver a su amada en esa oscura habitación fría, los tubos que Ricardo le advirtió, en todas direcciones hacia su cuerpo. Marlene recibe vestimenta aséptica y acepta las instrucciones de seguridad para acercarse a Rebecca. - ¡Está bien! Puedes ir con ella.- Ricardo la tranquiliza y la acompaña. Mientras se dirige a la cama de Rebecca, Ricardo cierra la puerta en silencio. Al principio, todo lo que Marlene puede hacer es estar junto a la cama de Rebecca. Con los ojos, sigue todos los tubos para ver exactamente dónde están colocados, a qué máquina pertenecen. Quiere desesperadamente tocar a Rebecca, pero está aterrorizada. Asustada de que su tacto hiciera que algo saliera mal. Marlene tira de un taburete, lo pone cerca de la cama y se sienta. Lentamente, busca la mano de Rebecca. Calor. En el momento en que Marlene percibe la pequeña cantidad de calor de la mano de Rebecca. Marlene entonces aprieta la frágil mano de Rebecca con la suya, la lleva con suavidad a los labios y le coloca un beso en la palma de la mano. - ¡Rebecca! - Susurra Marlene. - Cariño, soy yo, lo siento tanto, lo siento, lo siento, me gustaría que fuese yo quien estuviera acostada aquí y no tú.-. Marlene no puede detener las lágrimas. - Por favor, tienes que ser fuerte, por favor, sal de aquí pronto.- El pitido continuo del monitor cardíaco es tranquilizador, sí, pero al mismo tiempo el tono agudo y áspero es más de lo que Marlene puede manejar. Alarga la mano para silenciar la máquina. Después de un momento, sin embargo, el silencio es aún peor. - ¿Cómo sabría si el corazón de Rebecca se detiene? - Ajustando los tubos Marlene se inclina sobre el cuerpo dormido y coloca cuidadosamente su oído en el pecho de Rebecca. Puede oírlo. Tendría que ser el sonido más glorioso que haya escuchado. El latido lento del corazón de Rebeca. No quiere moverse de ese lugar. Oír el suave sonido rítmico de los latidos de Rebeca es lo único que trae a Marlene algún tipo de consuelo. Su momento con Rebecca es interrumpido por Ricardo y la llegada de su enfermera. - Lo siento Marlene, pero tenemos que mantener las visitas al mínimo, la enfermera y yo revisaremos los signos vitales y debemos examinar a Rebecca para asegurarnos de que todo está en orden.-  Marlene odia la idea de dejar a Rebecca, pero no desea impedir el trabajo de Ricardo. No desea nada más que el mejor cuidado para ella. Con un último beso en su frente y un susurro de “te amo”. Marlene retrocede y se da la vuelta para alejarse. Cuando ya está cerca de la puerta, oye el pitido del monitor cardiaco, la enfermera volvió a encender el volumen, pero esta vez suena diferente y de repente una alarma se apaga y Marlene observa una mirada de inquietud entre Ricardo y la enfermera. - ¿Ricardo? - Pregunta Marlene. - Marlene tienes que irte.- El tono urgente de Ricardo le dice inmediatamente que algo anda mal. - Ricardo, ¿Qué pasa? ¿Qué está pasando? – Vuelve a pregunta mientras trata de regresar al lado de Rebecca. La enfermera trata de sacarla de allí. - ¡Ahora! -Ordena Ricardo mientras presiona el botón para recibir ayuda adicional. Pero la enfermera no llega a Marlene antes de que pudiera volver al lado de Rebecca. - Rebecca, Rebecca, por favor ... ¡por favor, no me dejes! ¡POR FAVOR! - La enfermera la toma por un brazo. - Marlene, tienes que ...- Las palabras de Ricardo caen al darse cuenta de que el ritmo cardíaco de Rebecca está recuperando un ritmo más aceptable. - Ricardo, ¿Qué ocurre? Dime algo. – Balbucea Marlene presa del pánico. - Está bien Marlene, creo que está bien. - Ricardo escucha el corazón de Rebeca y comprueba los signos vitales adicionales. Sinceramente, no sé lo que acaba de suceder, el monitor indicó que Rebecca estaba en un paro cardiaco, nunca lo había visto parar así. Lo siento, Marlene, pero realmente creo que deberías irte. Vigilaré de cerca a Rebecca. Es la orden y lo único que Marlene puede hacer, liberar de nuevo la mano de Rebecca. Le entra el miedo alejarse de ella, sigue muy confusa y asustada por el hecho de que Rebecca está aún en peligro. Un beso a su amada y comienza a alejarse, cuando llega a la salida. - Marlene, ¡vuelve! - Ricardo continúa observando el monitor cardíaco. – Ricardo. ¿Qué pasa? - Ella toma la mano de Rebecca de nuevo. - ¡No lo sé! Por favor ve hacia la puerta de nuevo. - Marlene duda. – Haz lo que te digo, confía en mí. – Ella obedece y lentamente se aleja de la cama. Cinco pasos después Ricardo le ordena que regrese. Repite tres  veces más, va y vuelve, lo que su amigo le va ordenando. – ¡Está bien! – Vocifera él exhalando aire un tanto confuso. Marlene podía oír el cambio del sonido del monitor cardíaco, pero no entiende por qué de esas variaciones. - Es algo que ya he escuchado sobre algunos pacientes. – Comenta sin especificar. - ¿Has oído qué? ¿Qué pasa? - Marlene se preocupa.  - Nada está mal, al contrario, creo que todo está bien, muy bien al menos mientras estés con ella. Cada vez que te alejas su ritmo cardíaco cae a un nivel peligroso, pero cuando estás con ella vuelve a una cadencia normal. Es como si ella se diera cuenta de que estás aquí. – Expresa sin mucho convencimiento que su cercanía está siendo percibida por Rebecca y no quiere que se aparte. La sonrisa de Marlene, dentro del dolor, no puede ser más amplia, se dirige hacia ella y coge su mano.  - Estoy aquí mi amor, estoy aquí y no me iré, nunca me iré, solo tienes que regresar, por favor vuelve a mí. - Le dice susurrando al oído. Marlene mira a Ricardo.  - No me voy de aquí Ricardo, no me voy de su lado, no hasta que vuelva en sí.- Ricardo mueve la cabeza con incredulidad. Conoce la política del hospital, pero también sabe que debe hacer lo que es lo mejor para su paciente y ahora, lo mejor es tener a Marlene al lado de su novia. - Marlene va en contra de la política del hospital, tenemos normas estrictas para la visitas en Cuidados Intensivos.- Le informa que lo que plantea presenta dificultades. – No la voy a dejar Ricardo, te juro que voy a pelear, Rebecca me necesita y no la abandonaré.- Marlene es inflexible. Ricardo no tiene dudas sobre la declaración de Marlene. Al cabo de unos segundos da su brazo a torcer. - ¡Bien! Puedes quedarte a su lado, pero cuando yo o la enfermera entremos debes ponerte a un lado para permitirnos hacer nuestro trabajo y es imperativo que ella permanezca tranquila. Como dije antes, ella todavía está en una fase crítica, pero tengo que reconocer que puedes ser la mejor terapia para ella ahora mismo. -  Ricardo impone sus normas al ceder a las pretensiones de Marlene.  - Te prometo que no interferiré en ningún momento cuando estéis aquí, quedándome a su lado será la mejor medicina para las dos. Gracias Ricardo. - Marlene sostiene la mano más apretada.  - No estoy seguro de cómo puedo hacer que tu estancia sea más cómoda, pero veré lo que puedo hacer. ¿De acuerdo?- Marlene le mira con simpatía. - Estaré bien, siempre y cuando pueda quedarme al lado de Rebeca, estaré bien.- Ricardo asiente en conformidad. – Bueno... entonces.-  Él sonríe. En colaboración con la enfermera terminan de revisar los signos vitales de Rebecca. - Te dejaremos sola por ahora, pero volveremos a vernos a menudo.- Marlene acepta las instrucciones de Ricardo y recupera su puesto al lado de Rebecca en el taburete. Marlene contempla amorosamente a Rebecca. Se explaya pensando en ello. - Rebecca von Lahnstein Nunca creí que alguien pudiera cambiar mi vida de la manera que tu la has cambiado.- Le dice soltando una leve risita. - Te di mucha guerra, ¿Verdad? Al principio, tratando de negar lo fuertemente que me enamoré de ti y ahora me miras, ahora ni siquiera puedo imaginar ... - Marlene hace una pausa y luego susurra con culpa.  - Nunca debí haberme dado por vencida.- Marlene trata de ahogar el dolor. - Lo siento mucho por darme por vencida y alejarme, por favor, por favor, Rebecca, no te rindas, hazlo por nosotras ahora, por favor, te amo. Necesito de ti, yo no me sentiría completa sin ti. - La única respuesta que recibe Marlene es el pitido inquietante del monitor cardíaco de Rebecca.


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