Una separación necesaria

Una separación necesaria

viernes, 16 de febrero de 2018

Episodio Vigésimo

Caer.

Marlene se sienta en la cama y llora durante las horas que el apartamento  permanece en silencio, Mark se había marchado sin llevar nada con él, se incorpora y se dirige al lavabo. Quiere arrojar su vida por él en pedazos después de que su esposo la despedazara emocionalmente. - ¿Que haré? - Ella implora al mirar su reflejo en el espejo. - Mi marido me odia, Rebecca no me quiere. - Se pasa la toalla por el rostro, la tristeza se muestra por los párpados oscurecidos bajo los ojos. Nada más que la confusión la había recibido en su casa. Marlene se lava el dolor de su rostro y endereza su camisa, le envía un mensaje a su marido y se sirve un whisky, una bebida fuerte pero muy necesaria. - ¡Vamos Mark! - Agarra su teléfono suspirando con dureza y lo arroja al sofá con rabia, la puerta se abre, gira su cabeza y mira a un distraído Mark. - ¿Dónde has estado? – Le dice con manifiesta ansiedad. - ¿De verdad te importa? – Él lanza sus manos al aire. - Me importa, te amo y lo siento. – Le contesta cortés. - ¿No sé si puedo hacer esto ya? Nuestras vidas son una mentira y una gran decepción. - Él responde de pie. Arroja sus llaves a la mesa. - Dices que nuestra vida es una gran decepción, en realidad, no me has dado una oportunidad, ¿Crees que me gusta discutir? -  Ella se cruza de brazos acercándose a él.  - ¡Te quería! Pero creo que estás enamorada de alguien más. - Responde con franqueza, la mirada de su rostro que le dice todo a Marlene. - ¡Tienes razón! Yo amaré a Rebecca toda la vida. Pero decirte que ya no la amo sería una falsedad, porque nunca quise perder la única cosa que más ha significado para mí y es ese amor que compartimos. - Expresa con crueldad. - Creo que necesitamos un período de reflexión, tengo algunas cosas para ponerme al día en el trabajo y necesito regresar a New Haven unos días, espero que lo entiendas. – Le comenta distante. - ¡Bien! ¿Cuándo te vas?- Ella mira algo sorprendida. - Pasado mañana. Me iré a dormir a la habitación de arriba hasta entonces. - Hace su camino al dormitorio y empieza a poner ropa en una maleta, Marlene le sigue. - ¡Lo sabía! Ya tenías esa idea. ¿Planeaste volver a casa cuando surgió esto? - Le pregunta con sarcasmo. - Hace un par de días. - Cierra la maleta y se mueve al cuarto de baño para recuperar sus otras cosas sin mirarla. - ¿Sabías que tendrías que regresar a New Haven pero no me lo has dicho? – Ella le cuestiona con una actuación rigurosa. - ¿Qué diferencia hay ahora, en realidad? ¿Has escuchado algo de lo que he dicho? – Él recoge sus pertenencias y sale por la puerta dejando a Marlene de pie sola. Ella baja la cabeza, camina hacia la puerta y la cierra de golpe. De pronto piensa en Grace. Envía un mensaje.  “Sé que es tarde, pero estamos en problemas.” – Pulsa el botón del teléfono y se acurruca en la cama, cerrando los ojos, ya no puede llorar, ha derramado demasiadas lágrimas. El teléfono comienza a sonar, Grace suena nerviosa. Encuentra a Grace. - ¿Me necesitas? - Pregunta sin cuestionar nada.  Marlene le cuenta. - Él irá a New Haven unos días. – Le dice. - Sé que tiene algún negocio con la junta ortopédica, pensé que lo haría por medio de un poder. - Hubo un momento de silencio. - ¿Exactamente qué sabe? – Le pregunta, Marlene duda.  - Sobre el control de la natalidad, mi historia con Rebecca. – Le explica contándole todo.
Lizette conduce a Rebecca a las puertas del aeropuerto de Lisboa, abraza a Lizette en sus brazos. - Olvidé preguntar, ¿cuánto tiempo estarás en Sudáfrica? - Ella pasa los dedos por los cabellos de Rebecca. - Una semana, pero prometo que hablaremos en serio cuando regrese. - Le besa suavemente los labios. - ¡Te amo! - Le dice Rebecca sonriendo. - Tengo que tomar un vuelo y no quiero perderlo. - Ella recoge su equipaje y le da otro beso. Entra por las puertas dejándola sola de pie contemplando, qué hacer. El bocinazo de un coche hace que Lizette se de la vuelta, Francisco la espera. - Te he echado de menos. - Él la abraza cuando ya entra en el coche. - Tenemos que tomar un vuelo, he recogido tu equipaje. - Se inclina besándola. - Rebecca me ha pedido que me case con ella. - Ella lo mira fijamente a los ojos. Frunce el ceño. - ¿En serio? - Él también pregunta. -  Me ama y piensa que es hora de que nos establezcamos, está cansada de todos mis viajes y me está presionando para que me comprometa. - Él se inquieta.  - ¿Y dijiste que sí? - Él sale del estacionamiento. - ¡No! No lo he hecho, la amo. Es una decisión difícil. - Tiene una lágrima a punto de rodar por su rostro, pensó en su fin de semana romántico juntas.  - Voy a necesitar tiempo, cuando estemos en Sudáfrica, no necesito ninguna distracción de tu parte. - Ella amablemente lo empuja alejándolo de sí.  - ¡Lizette! Tú no eres el tipo de persona que piense en el matrimonio. - Él bromea tratando de obtener una sonrisa.  Ella se pone todavía más seria.  - Si acepto este compromiso, entonces tendré que decirle la verdad sobre ti y las razones por las que discutimos el día que tuvo su accidente. - Expresa con severidad. - Y algún otro amante en otro momento. - Le recuerda Francisco mientras caminan por el aeropuerto.
Rebecca entra en la recepción en el hospital de San Vicente. - ¿Puedo ayudarle? - La recepcionista le pregunta. - Tengo una cita de terapia con Marlene Blair. – Llama a su oficina. - Ella estará con usted en un momento, si le apetece puede tomar asiento. -  Rebecca encuentra una silla desocupada y hojea una revista mientras espera. - ¡Rebecca! -  Marlene lleva su ficha en la mano. - ¡Oh! ¡Hola Marlene! - Caminan por el pasillo hasta la sala de terapia. - Estiramientos primero. – Marlene le dispensa un trato de lo más profesional, estira la colchoneta y Rebecca la mira con curiosidad. - ¿Está todo bien? - Ella al final pregunta. - ¡Está! - Ella no la mira directamente. - ¡Empecemos! -  Comienzan con los ejercicios, Marlene trabaja rigurosa con escasas palabras entre ellas. Marlene bajó los brazos y luego se sentó a la mesa tomando notas en sus fichas. - ¡Marlene! - Comienza Rebecca a mirarla. - Estoy tratando de mantener un trato profesional. ¿No es eso lo que tú querías? - Ella se muerde la lengua, pero entra en cuestión. - ¡Hey! ¿Te ha sucedido algo? - Ella le toca la mano con suavidad.  - ¡Estaré bien! – Le responde separando la mano de Rebecca. - ¿Podemos hablar? - Pregunta ella, cogiendo un mechón de pelo de Marlene y apartándolo de su rostro. -Tengo un descanso después. – Le dice mientras continúan la sesión.

Marlene y Rebecca salen al parque adyacente al hospital encontrando un banco y se instalan allí. - Mi esposo ha tenido dificultades para lidiar con el hecho de que he tenido una relación lésbica, hemos discutido y está muy enojado y herido. - Añade gimiendo de disgusto. - No puedo decir que lo culpo, él piensa que soy una mentirosa. – Le brillan los ojos, pero continua. - Traté de explicarle por qué no se lo dije y él cree que yo todavía estoy enamorada de ti. - Ella mira de reojo a Rebecca. - ¡Wow! - Murmura entre dientes. – Él piensa que necesitamos un período de reflexión, va a irse a New Haven mañana durante unos días, se ha trasladado a la planta alta del apartamento. - Deja de hablar dando paso a Rebecca. - ¡Lo siento!  Creo que realmente te ama y este tiempo alejado le dará fuerzas para hablar con tranquilidad. - Le dice ella sintiéndose culpable. - Eso no es lo peor. -  Le cuenta, Rebecca traga saliva. - ¿Qué quieres decir? – Pregunta algo sorprendida. - Me ha estado presionando para tener un hijo, descubrió que estaba tomando la píldora y se marchó, nunca lo había visto así y me asustó. - Rebecca se siente triste. - Marlene él podrá aclararse. - advirtió con firmeza. - ¡No sé!  Realmente no sé qué hacer, no estoy segura de que sea capaz de aceptar la forma en que las cosas han sucedido. No he hecho nada más que mentir, él me dijo que toda nuestra relación no es más que una mentira. - Ella golpea sus manos. Rebecca rodea a Marlene con el brazo. - Me preocupa, me siento responsable de alguna manera. - Marlene le asegura que ella no tiene nada que ver con su indignación, que ella no es la causa.

Mark coloca su equipaje junto a la puerta y revisa su pasaporte cuando Marlene sale de la habitación. - Sé que no quieres hablar conmigo, pero ... - La mira con dureza. - ¿De qué hay que hablar? No puedo creer cualquier cosa que digas… -  Guarda su pasaporte en el bolsillo de su chaqueta. - Me has ignorado toda la semana, la gente en el hospital está comenzando a hablar.  No eres justo. - Ella se pone delante de él. - ¿No soy justo? ¿Yo no soy justo? – Se pregunta señalando a sí mismo. - ¡Mark! ¡Por favor! Escúchame, solo puedo disculparme tantas veces como quieras, puedes decidir lo que quieres, no puedes dejarme colgando así, soy tu esposa. – Lo agarra por los brazos. - Necesito tiempo para pensar, te lo he dicho. Me tengo que ir, voy a perder el vuelo. -  Se aparta de ella, recoge su maleta y la deja al cerrar la puerta. Marlene se hunde en el sofá, mira la banda de oro en el dedo y sacude negativa la cabeza.

Un golpe llama en la puerta, ella se apresura a pensar que Mark había regresado deseando hablar. - ¿Sabes…? – Empieza a hablar al abrir la puerta. Marlene se decepciona de que no sea Mark. Es Rebecca. - ¿Esperabas a tu marido? - Ella le habla después de una breve mirada. - ¡Sí! – Se apoya en la puerta y luego invita a entrar a Rebecca. - Realmente estoy preocupada por ti y quería ver como estás. - Ella le expresa su inquietud. - ¿Café? -  Le propone. - ¡Por supuesto! – Rebecca acepta la bebida caliente y se sienta en el sofá. Marlene prepara el café y se sitúa al lado de ella. - Se ha marchado hace un rato y no me habló muy bien. - Toma un sorbo de la taza. - ¿Crees que volverá? - Le pregunta. - Es una beca por lo que está aquí, tuvo que firmar un juramento, por así decirlo. - Le dice. Continúan disfrutando del café. - Marlene yo debería decirte algo, viajé para ver a Lizette. - Ella la ve con tristeza mientras Rebecca le habla. - ¿Están bien las cosas? Quiero decir que pareces triste. – Marlene le cuestiona al tiempo que ella toma un sorbo de café.  - Hemos pasado el fin de semana en Lisboa, es una ciudad hermosa en esta época del año. - De repente está como perdida, se queda sin palabras. – De alguna forma no creo que estés aquí para comentar el clima de Lisboa. - Se acerca a ella, Rebecca hace una media sonrisa. - Le conté a Lizette nuestra historia. - Marlene la mira y respira hondo. - Quería que supiera que tú eras la persona con la que compartí mi vida y no se sorprendió. Le expliqué por qué mantuve el tema alejado de ella durante tanto tiempo. No creo que ella te amenace por ello. – Deposita su taza de café sobre la mesa. - Ya te he dicho que Mark lo sabe todo, o casi todo. – Se levanta, lleva la mano a ponerla en la frente y prosigue con una pregunta. - ¿Le has dicho que nos hemos acostado? - Rebecca carraspea.   - ¡No! No, no lo hice, mis sentimientos eran…Si se lo dijera ella me dejaría y yo quiero resolverlo con ella, la amo. - Marlene percibe que su corazón comienza a golpear rápidamente. - ¿Qué nos pasó? - Marlene se sienta de nuevo a su lado. - Nos separamos, no éramos felices y no pudimos ver cuál era la causa real. - Rebecca contesta mirando algo extrañada.   - Pero tú ya sabes esto y fue hace mucho tiempo. - Le recuerda. - Sé que hay muchas razones por las que debería haberme quedado. - Exclama Marlene. - Hiciste la elección correcta, hemos hablado de esto, siento que estés enamorada de mí, pero la verdad es que he pedido a Lizette que se case conmigo. - Un silencio sepulcral llena la habitación. Marlene sólo puede mirar. Dura unos instantes que a Rebecca se le hacen eternos. - ¡Por favor!  Dime algo. - Rebecca implora en voz baja. - ¡Oh! ¡Eh! Yo, yo estoy feliz por ti. – Balbucea y tartamudea, no acaba de creer lo que ha escuchado. - ¿Qué… te ha respondido? - Ella espera una respuesta con el alma encogida. - Estaba emocionada, pero no está segura de que el matrimonio sea lo que quiere en este momento, así que la dejé ir a Sudáfrica y creo que en una semana espero que ella tenga una respuesta. -  Le cuenta como en una novela. Marlene exhala un suspiro de alivio y empieza a pensar en cómo podía hacer que Rebeca cediera su amor por el suyo que es genuino. - ¿Y si ella dice que no? - Le pregunta Marlene con curiosidad. - ¡No sé! Si lo negara. Tendría que repensar las cosas, quiero un compromiso y si no lo hay, entonces… - Cierra la boca sin decir otra palabra. - Sé que no quieres escuchar esto, pero te amo, por favor no nos descartes. - Añade Marlene. - ¡Marlene, yo! Te acabo de decir que quiero una vida con Lizette. ¿Por qué te haces esto a ti misma? Estás casada y tendrías una vida con él si no hubieras vuelto aquí. - Ella mientras hablaba. - Pero él no es mi destino ni yo el suyo. Hay una razón por la que he regresado, el por qué tú y yo cruzamos nuestros caminos otra vez y tan de cerca. -  Rebecca se levanta del sofá. - Debería irme. - No quiere hablar más sobre su relación pasada. - Escucha a tu corazón, Rebecca, eso es todo lo que te estoy pidiendo. - Ella la sigue a la puerta. - Nosotras, tú y yo hemos hecho cosas que nunca debimos hacer. - Le implora. - ¡No puedo Marlene! Solo puedo… ¡Lo siento! - Se apresura a salir del apartamento sin mirar a Marlene. 

Frota su rostro con sus manos, y siente que el pomo de la puerta gira. Thomas entra. - ¿Marlene, estás bien? - Pregunta con preocupación al ver su expresión y puede sentir que sus rodillas se doblan. - ¡No papá! No lo estoy. – Le grita. Él la toma de la mano y la cintura. Se la lleva de regreso al sofá que se sientan. – Tu hermana me ha contado y tu mirada te delata, ambas cosas me hacen pensar que estás en un dilema. - Se enjuga las lágrimas, su visión se hace borrosa. - He hecho un lío de cosas. - Comenta, Thomas le lanza una mirada burlona. - Déjame adivinar. ¿Rebecca? – Va directo al grano. - Yo nunca pensé que volvería a verla. - Contesta en confianza. - Dana me contó el accidente y que Mark hizo la cirugía y tú has hecho la terapia. - Le cuenta. -  Dejé que todo se saliera de control y… - De repente deja de hablar frunciendo los labios. - ¿Le contaste a Mark tu pasado? - Pregunta acariciando el rostro de su hija en un intento de aliviarla. - ¡Lo hice! Pero tiene en su mente que le traicioné y no fui honesta acerca de muchas cosas. – Le responde a Thomas con la mandíbula apretada por el estrés. – Te dije el día de tu boda que deberías haberlo contado. ¿Lo amas lo suficiente como para ver esto? Quiero decir, obviamente, se ha sentido dolorido por ello… - Marlene interrumpe sin rodeos. - Esa es solo la mitad. - Se levanta antes de continuar. - Me ha estado presionando para que tenga un hijo. - Mira directamente a su padre. Thomas se estremece. - ¡Ahora, aquí! Marlene estás recién casada y has iniciado una carrera, todo ese trabajo duro se pondría a un lado si tuvieras un hijo en este momento. – Él razona con audacia. - Exactamente, eso es, pero él es inflexible y me ha empujado en un rincón, nunca discutimos la posibilidad de tener un bebé antes de comprometernos y o casarnos, me cegó, yo he estado tomando medicación anticonceptiva sin que él lo supiera. Se enteró y explotó. Me acusó de todo tipo de cosas, debería haber dicho la verdad sobre la píldora, pero es difícil de razonar con quien, cuando decide algo ni siquiera me da un momento para pensarlo. El decidió venir a Düsseldorf, nunca quise volver y vivir aquí, nunca. –  Se mantiene firme mientras camina hacia la cocina. - Obviamente él quería sorprenderte, hacerte feliz. – Thomas va detrás de ella. - Tomó esta decisión sin decirme o incluso preguntarme cómo me sentía, recién comenzada mi carrera, subarrendó el apartamento, no tenía ni idea hasta que me dijo que se había reunido con el inquilino. - Ella puso los ojos en blanco. - ¿Y dónde encaja Rebecca en todo esto? – Le cuestiona con seriedad. A Marlene le cuesta hablar. - La amo papá, sé que no lo querías escuchar. - Baja la cabeza. - Nunca estarás contenta con Mark si has reavivado algo con Rebecca. - Le aconseja con todo cariño. – Se lo he dejado claro a ella, pero ella no siente lo mismo, se ha movido y me ha dicho más de una vez que hemos tenido nuestro tiempo. - Thomas suspira profundamente. - De alguna manera no creo que hayas contado todo. - Marlene duda. - ¿Sabes lo difícil que es trabajar tan de cerca con alguien con quien has compartido tu vida? - Comienza a desgarrarse. – Tocarla y sentirla, volver a encontrar ese amor perdido que dejé escapar. - Thomas no dice nada solo escucha atento. - Creí que ella sentiría lo mismo, al menos el tiempo que hemos pasado juntas ha sido especial y he hecho una diferencia en su vida, sin embargo, acostarme con ella, es probable que no fuese la mejor idea que hemos tenido. – Mira interrogante a su padre y con mirada de remordimiento. - ¡Uh huh! - Él anota sacudiendo la cabeza. - Bueno, ella debe sentir algo, no creo que Rebecca hiciera eso si no hubiera una chispa de algún tipo. - Cruza los brazos y espera una respuesta. - Me sentí de esa intensa manera, pero ella me negó su amor por mí. Me ha dicho que le pidió a su novia en matrimonio. - Responde Marlene revuelta por dentro. - ¡Hmmm! ¿Y ella aceptó? - Marlene frunce el ceño. - No o por lo menos, no todavía. Ella está lejos en una tarea de trabajo y Rebecca espera que cuando regrese tendrá una decisión. Amo a Mark papá, pero ya no quiero lastimarlo más, estoy enamorada de Rebecca y no me importa lo que sea necesario, tengo que hacer que lo sea. – Suspira en desasosiego. - ¿Qué vas a decirle a Mark? - Thomas pregunta en busca de seguridad. - Cuando regrese de New Haven merece saber la verdad, cómo me siento realmente, no puedo partirle más el corazón y si por casualidad Rebecca no puede aceptarme entonces tendré que tomar una decisión sobre seguir adelante. - Ella cierra los ojos soñando con Rebecca.

2 comentarios:

  1. Creo que ya es hora de que Rebecca se entere de la otra realidad de Lizette.
    Asì podrìa sopesar su verdadero sentimiento por Marlene.
    Y repito quiero un final feliz de Marlene-Rebecca,seria agradable que hubiese mas interacción de los demas personajes,ellas no estan aisladas,deben compartir con amigos y familia.
    :-) :-)
    loba...

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    1. Me gusta que esperes más de esta trama, pero creo que el interés de una historia está en las dificultades que los personajes viven, que en hallar un final feliz. Nada es fácil en ésta vida y los relatos que escribimos deben reflejar esas dificultades. Sigue con atención y disfruta del relato mientras se desarrolla.

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