Una separación necesaria

Una separación necesaria

jueves, 22 de febrero de 2018

Episodio vigésimo segundo


Promesas rotas


Rebecca espera una palabra de Lizette mientras respondía a un mensaje. Ella podía decir por la sonrisa tonta en su cara que se había abierto un certamen de modelos. - ¿Quién es? -  La interrumpe. - Una oferta. - Contesta ella de un modo bromista.   - ¿Dónde? - Rebecca gruñó. - Unos cuatro días en Puerto Rico. - Ríe en voz alta. Rebecca se cruza de brazos decepcionada. - Pensé que íbamos a pasar algún tiempo juntas a trabajar en nuestra relación. ¡Lo prometiste! Rebecca exclama en voz alta.-  Lizette puede sentir la tensión desenfrenada que exuda de Rebecca. - ¡Lo siento! Es una oportunidad para hacer un poco de dinero extra. Podemos hacer un viaje a algún lugar emocionante a final del verano. -  Trata de ser razonable, pero siente la culpa de mentirle, apuñalada con un cuchillo diminuto. - ¿Dinero? Tengo dinero y suficiente para que podamos viajar a cualquier país que queramos ir, esto es sólo una excusa para robarnos y evitarnos, a mí y a la propuesta de matrimonio. Cancela el viaje. -  Rebecca le ordena. - No puedo hacer eso. Esto… si lo hiciera arruinaría mi reputación y podría obstaculizar cualquier posibilidad de conseguir trabajo en el futuro. – Ella trata de justificarse ante Rebecca. - ¡Lizette! Te estoy rogando que lo reconsideres. ¡Por favor! Es para nosotros,  quiero trabajar en esta relación y debe ser importante para ti también. -  Rebecca trata de explicarle levantando la voz. - Te amo ¿No es suficiente? – Contesta con agitación. - ¿Por qué no quieres esto? No lo entiendo. Si te vas, disminuirán nuestras posibilidades. - Rebecca deja de hablar. - ¿Me estás amenazando? - Ella cuestiona con dudas. - No puedo seguir así. - Lizette se sienta en la cama y baja la cara en sus manos. - ¡Rebecca! No estoy lista para dejar de ser modelo y quiero trabajar tanto como pueda en ello, te quiero, pero no quiero vivir de forma fija en un lugar, podrías venir conmigo, hemos hablado de viajar, ver lugares nuevos, por favor, acompáñame. - Ella toma a Rebecca por las manos. - No puedo, no ahora, tengo moda para trabajar y ya he estado lejos de LCL durante demasiado tiempo ¿Olvidas que he tenido un gran trauma en los últimos dos años? - Se muestra inflexible. - ¿Se te olvidó que dijiste que podíamos viajar cuando me pediste que me casara contigo? – Le da una contestación rápida. Rebecca respira hondo. - Ve y haz lo que te hace feliz. - Le dice a Lizette en un tono fresco pero distante, respirando con alivio. - Prometo que cuando regrese me tomaré las cosas más en serio y estaré aquí unos días más y puedo ayudarte en LCL tal como dije. - Argumenta desde su punto de vista. La mente de Rebecca regresa de vuelta a las promesas que le había hecho a Marlene pero no pudo cumplir la mayor parte de ellas, baja los hombros. - ¡No lo harás! Sé ya mucho sobre promesas vacías. -  Le dice en voz baja, Lizette arruga el gesto y entrecierra los ojos. - ¿Estamos hablando de Marlene? -  Ella insiste con firmeza. - ¡Sí! Ese mismo tipo de promesas le hacía a ella, no me importó, trabajaba tratando de hacerme con un nombre, mi familia me presionaba para que hiciera progresos para LCL, estaba dedicada a ello y no cumplí lo prometido, eso la lastimó, discutíamos constantemente. - Ella la miró tratando de razonar consigo misma. - No quiero hacer esas promesas Rebecca y luego no cumplirlas, me encanta mi trabajo y me encantas tú. – La agarra de los brazos acercándola.  Lizette suelta sus manos. - Hazme el amor. – Y se apoya sobre los hombros de Rebecca, sus labios se encuentran en un beso burlón. Ella toma su mano y la coloca sobre la cama, le quita la ropa y se entregan al amor. - ¡Háblame de ella! - Le susurra Lizette a Rebecca con los ojos cerrados. - La quería mucho, estaba casada con mi hermano Hagen. Yo me fui a Nueva York y cuando volví a casa se habían divorciado. Ella se había unido con Tristán, Marlene pasó por muchas cosas.- Se calla poniendo las manos detrás de la cabeza y mirando al techo. - ¿Qué pasó? - Le pregunta con curiosidad. - La violaron y descubrió que estaba embarazada, no podía mantenerlo porque la violación estaba en el centro y decidió abortar. – Vuelve a guardar silencio. - Estuve allí para ella como amiga, pero mi amistad con ella se convirtió en algo mucho más doloroso, tuve que esconder lo que sentía y no quería lastimarla. El amor era demasiado fuerte y le confesé mis sentimientos. - Gira la cabeza para mirar a Lizette, que parece intrigada con su historia. – Continúa. - Rebecca carraspea. - Se lo tomó muy mal al conocer mis sentimientos, ella luchó conmigo y cuando me di cuenta de que nunca sentiría lo mismo que yo, me alejé de ella, no podía manejar aquella situación. La presión era enorme, yo me alejaba y ella se acercaba hasta que se dio cuenta de sus sentimientos y cedió a sus propios deseos. Se mantenía cerca sabiendo que estaba enamorada de mí, pero lo negaba, ella le mintió a Tristán, a mí y a su familia. Pretendía casarse con él, le supliqué que no lo hiciera, para darnos una oportunidad de que seríamos buenas juntas, ella hizo lo impensable y dejó a Tristán en el altar el día de su boda. – Suspira en una respiración profunda. - ¡Bueno! Me alegro. -Replica Lizette, Rebecca frunce el ceño y pregunta. - ¿Me alegro de qué? - Ella se pone de costado.  - Que no funcionara, o no serías mía. -  Ella se ríe frunciendo los labios de manera burlona. Rebecca se pone seria. - Realmente te amo. – Le dice, pero su mente regresa a su apasionada aventura con Marlene, la quietud  cubre la habitación. - ¿Que estás pensando? - Lizette rompe el silencio. - Nada en realidad.- Ella responde pensando en Marlene. Se siente extraña como si necesitara verla. Rebecca se levanta de la cama y empieza a vestirse. - ¿Qué pasa? Vuelve a la cama.- Lizette le suplica. - Necesito ir a LCL, tengo trabajo que hacer. -  Le responde, pero siente un ligero dolor al oír a su novia. - Me vestiré e iré contigo. – Manifiesta. - ¡No! Te quedas aquí, te llamaré, tengo que ocuparme de algunos asuntos de programación. - Se viste rápidamente dejando a Lizette.



“¿Podemos vernos?” Lee  Marlene en un mensaje.  “Estoy muy ocupada.”  Responde.   "¡Por favor!” Rebecca le suplica que se organice para una cita en el parque de LCL, un lugar favorito para compartir el almuerzo y otros buenos momentos vividos. Rebecca se sienta frotándose las sienes tratando de relajarse. Marlene se acerca a ella. - ¡Oh! Gracias por venir. - Levanta la vista hacia ella. - Mark está durmiendo y luego tiene rondas para hacer para el Dr. Kessler, he podido escapar un tiempo. ¿Estás bien? - La mira con extrañeza. - No lo estoy. - Menea la cabeza con fuerza. - ¿Qué te pasa? – Marlene apoya la mano en su hombro. - ¡Yo! ¿Caminamos?- Rebecca hace un gesto señalando hacia el frente de los árboles que bordeaban el costado de LCL. Marlene obliga a que caminen por el estrecho sendero a la zona de  sombra. Rebecca se gira a Marlene tomando su mano. - ¡No! - Marlene se suelta, Rebecca la agarra de nuevo, esta vez con fuerza. - Rebecca necesito arreglar las cosas con mi esposo, ya he hecho un lío con mi vida y con la tuya, no puedo continuar así. – Lo dice con tristeza en su voz.  - Dijiste que me amabas. - Rebecca exterioriza su sentimiento y suelta su mano. – Te amo, pero no es lo que tú quieres.- La mira buscando sus ojos. - Estoy confundida acerca de muchas cosas en este momento. - Comienza a frotar sus sienes otra vez, siente que su juicio está nublado en éste momento. Se ayuda a sí misma. - No me ha dado una respuesta firme, ella no quiere renunciar a su carrera todavía. ¡No sé! -  A Marlene le parece preocupada. -  No puedo ser un rebote para ti Rebecca, yo ya tengo una gran cantidad de problemas con mi matrimonio. Si Mark se entera que estoy aquí… - Se estremece al pensarlo. Se cubre los ojos con su mano. - Mark te está controlando Marlene, sé que tenéis discusiones sobre nosotras, tu vida anterior te ha atrapado y mi terapia solo aumenta la miseria. - Afirma con seguridad. - ¡No lo amo! – De forma insospechada deja que las palabras se le escapen. – Le quiero en cierta forma, pero no estoy enamorada de él. - Marlene no puede evitar acercarse a Rebecca, la abraza por la cintura y se refleja directamente a la profundidad de sus ojos marrones, deseando besarla. La curva de sus labios la llama, cierra los ojos presionando sus labios contra los de Rebecca en un suave, pero indomable beso. Rebecca permite que Marlene explore sus labios, la atrae con fuerza con su propia boca. Ella retrocede con una mirada inquisitoria.  - Te he preguntado esto antes. ¿Ella te besa como yo? - Su pregunta causa un revuelo en Rebecca. - ¡No! Nunca me han besado así. - Responde con temblor. - ¿Te abraza con gran ardor como yo? ¿Te obsequia con las manos así? - Marlene con el dorso de la mano acaricia dulcemente la piel del rostro de Rebecca, ella baja la cara y rápidamente mira hacia atrás. - ¡Por favor! Ven conmigo. - Le pide de nuevo a Marlene. Rápidamente se dirigen a LCL. Entran en una oficina desocupada, de pie frente al sofá centrado en la habitación. Rebecca retira  los cojines con su mano, mientras desliza la camisa de Marlene sobre su cabeza, sus labios se encuentran en un frenesí de besos, labios y lenguas logran cubrir cuellos y caras desnudas a la tenue luz de la oficina. Las manos de Marlene guían a Rebecca hacia una posición de reposo en el sofá, se hunden en el, Marlene la coloca debajo, los mechones de su cabello rubio rodean la cara de Rebecca mientras se besan apasionadas, las puntas de los dedos juegan salvajes sobre la piel. Rebecca le roza el cabello a Marlene mirando a los hermosos ojos azules que la observaban.  - Quiero sentirte dentro de mí, quiero que me muestres lo mucho que me amas. – Se muestra Rebecca receptiva con sus palabras a su amor verdadero. La punta de la lengua de Marlene viaja hasta el contorno del pecho de Rebeca,  los besa y los presiona con los suyos. Rebecca gime en voz alta a su juego, la mano que se extiende a lo largo de la espalda de Marlene. - ¡Te amo! - Marlene le susurra al  oído, Rebecca arquea la cabeza y de nuevo la tensión que sentía había dejado su mente clara y libre de cualquier culpa o preocupación. Marlene podía sentir la presión de las manos de Rebecca en sus nalgas contra sus montículos. Se hace más apasionada besando cada centímetro del abdomen tenso de Rebecca. Las manos de Rebecca se mueven juguetonas en los hombros de Marlene empujándola hacia abajo donde un espacio vacío aguarda ocupación. Marlene la obliga a deslizarle la lengua profundamente dentro haciendo que Rebecca se escape de control hasta que alcanza el clímax repetidamente. - ¡Como me haces sentir! - Rebecca logra sacar unas palabras, Marlene continúa besándola y acariciándola, ella se aferra a su cintura desnuda bailando ambas unidas. Se desliza de debajo de ella hacia arriba, mientras Marlene le clava las manos en sus nalgas. - Muéstrame cómo te sientes realmente. - Susurra Rebecca. - ¡Amo cada parte de ti! -.  Marlene suplica sexualmente, se besan salvajes, Rebecca sostiene el pecho de Marlene con las manos y lo acaricia con gesto suave y burlón. Adhiere su cuerpo para encontrarse con el de Rebecca por completo. - Quiero cada parte de ti. -  Rebecca susurra. - Tienes cada parte de mí. - Expresa en voz baja mientras Rebecca entra en ella con constantes movimientos hasta que consigue llevarla al culmen. Reposan agotadas de un placer sin igual.
Están mirándose cara a cara, pasado el acto de amor emocional que acaban de disfrutar. - ¿Qué estás pensando? - Marlene pregunta en voz baja, Rebecca se queda callada un instante. - Estoy pensando en cómo sigo lastimando a la mujer que amo y cómo pierdo el control cuando estoy contigo. La tentación es demasiado fuerte para resistirme. -  Sonríe Marlene escuchando a Rebecca. - El sexo nunca fue un problema entre nosotros, Rebecca. - Marlene le recuerda y luego se sonríe.
El teléfono comienza a sonar sorprendiéndolas, tanto que, Marlene lo busca a tientas. - ¡Dios! Es Mark. – Va a responder, pero Rebecca se la arrebata y la arroja sobre la mesa de café.  - ¿Podemos obviar sobre él y Lizette en este momento? - Ella sorprende a Marlene con su agresividad. - Lo que sea que digas. - Marlene responde rodando sobre Rebecca y comienza a besarla.



Marlene entra en el apartamento para encontrar a Mark sentado en el sofá con un trago en la mano. - ¿Dónde has estado? - Él le pregunta con calma. – Fuera haciendo recados. ¿Por qué? - Ella respondió. - Vine a casa del hospital, tú no estabas aquí,  traté de llamar y no contestabas. -  Le comenta con nostalgia. - No oí el teléfono. – Él se acerca más. - ¿Por qué tengo la sensación de que estás mintiendo otra vez? - Habla muy cortante. - ¿Qué pasa, no confías en mí? Me dijiste que querías trabajar en nuestra relación y ahora crees que estoy mintiendo.- Ella se siente exasperada ante sus comentarios. - Entonces no te importará contestarme, ¿Dónde has estado? - Él pregunta de nuevo. - Tenía recados que hacer y no voy a discutir contigo. - Ella comienza a alejarse. - Has estado con Rebecca ¿no? - Ella se detiene en seco al escuchar el comentario. - ¿Qué te dio esa idea? - Ella cruza sus brazos y le grita. -  Yo he tratado de encontrarte en cualquier otro lugar excepto con ella. - Se levanta del sofá y se dirige hacia Marlene. - No entiendo tu enamoramiento con ella, realmente. -  Marlene se siente débil y sin defensa. - No quiero hablar de ella. ¿Por qué la sustentas? Deberías superarla, yo lo hice. - Lo deja parado en medio de la sala de estar. Él rellena su copa de bebida y la sigue hasta el dormitorio.  Agarra a Marlene por el brazo y la atrae hacia él. - ¡Te quiero! -. Intenta besarla, ella se echa hacia atrás. - ¡Basta, Mark! -  Se suelta de su agarre. - Me estás lastimando. – Le espeta en un tono serio. - ¡Vamos Marlene! Han pasado días, seguro que lo quieres. – Dice con voz engreída. - Mark me asustas. ¡Por favor! - La violación de su pasado ahora está presente en su cabeza. - ¿Soy tu esposo Marlene o estás olvidando eso? - Él empieza a desabrocharse la camisa. - Mark no. ¿Cómo puedes querer esto en tu estado de ánimo? - Él arroja la camisa al suelo. - ¡No estoy en ningún estado de ánimo y tú eres mi esposa! - Exclamó repitiéndose.  - No quiero discutir y no quiero tener relaciones sexuales fuera de control. -  Ella le empuja y huye de la habitación.  Él levanta la vista de sus manos. - Estoy totalmente confundido por todo, mi esposa perfecta, no me gusta la mentira y si te estás acostando con ella, has cruzado la línea de la profesionalidad, Marlene. - Ella baja ligeramente la cabeza. - Yo no haría nada para herirla, ella ha pasado por mucho y no voy a arruinar mi carrera haciendo ostentación. – Añade con firmeza. Él piensa brevemente. - ¿Cómo pudiste hacernos esto? – Le dice con frialdad. - No espero que lo entiendas Mark, pero la amo. - Puede sentir el aire escapar de los pulmones la tensión dejándola mientras expresa aquellas palabras. Él la mira callado al principio. - ¿Qué estás diciendo?  ¿Es verdad? ¿La quieres y no a mí? - Marlene suspira. - Te amo, pero ella y yo tenemos una historia, no puedo explicar la forma en que me siento al verla. -  Mark nota que  su corazón se hunde a sus pies, la ira que abrigaba ahora se convierte en desesperación. - ¿Ella siente lo mismo? -  Pregunta por último. - Ella tiene una novia. - Marlene baja la cabeza. - Ama a Lizette y está feliz, ¿Qué quieres que diga? -  Ella implora. - ¿Me vas a dejar? - Él audazmente preguntó. - ¡No lo sé! Hay cosas de las que no estoy contenta. Venir aquí, que el apartamento sea subarrendado sin mi conocimiento. Quiero que me pregunten cómo me siento sobre aquello que nos atañe. Insistes en tener un bebé en este momento, no es lo yo que quiero, he trabajado duro para esta carrera y estar ensillada con un niño significará que nunca voy a salir adelante. Nunca discutimos ninguna de estas cosas y me duele. Me hace sentir pequeña cuando me entero que has tomado decisiones sin incluirme. - Su mirada es indiferente.   - Supongo que mi comportamiento últimamente ha sido un reto para ti. - dijo remarcando sus manos en los bolsillos de sus jeans azules. - Tus acciones y reacciones me asustan Mark. -  Marlene llora mientras habla del dolor que soporta en su corazón, todo lo que puede hacer es mirar al hombre que una vez pensaba que la enamoró por su actitud, pero endureció su ira de forma implacable. - Deja de mentir Marlene y no te acuestes con ella, no se ve bien. -  Mark gruñe y sale de la habitación.

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