Segundas
oportunidades
- ¡Hola!
– Recibe un saludo
sorpresa. Rebecca abre los ojos cuando, se da cuenta de la presencia de Lizette
de pie en el dormitorio. - No te oí entrar. - Se acercan y se
abrazan por la cintura, un beso termina con la bienvenida. – Acabé mi trabajo antes de lo que esperaba, y ya estoy en casa. - Ella sonríe con la extrañeza de Rebecca. -
¿Estás molesta? - Rebecca se encoge de hombros y responde. - ¡No! Estoy bien. En realidad, has estado en mis pensamientos, estoy
pendiente de lo que hablamos. - La atrae a su frente y la centra, Rebecca
sonríe. - ¿Has tomado una decisión? -
Le pide firme que no aparte los ojos de ella.
– La tengo. - Continúa hablando en serio. - Te amo Rebecca y quiero más que nada casarte contigo, pero hay tantas
cosas sobre mí, cosas que nunca hemos discutido. - Lizette se pone triste. - Yo también te quiero y no hubiera
preguntado si pensaba que no seríamos geniales juntas. - La abraza con
fuerza. - Mi pasado no es el mejor que el
tuyo. – Rompe a llorar. - Obviamente tú has amado a alguien
con quien estás en contacto cercano. - Lizette
continúa con cautela. - Marlene no está en
esta discusión, sí, ella es mi pasado y no puedo cambiar el hecho de que ella
es parte de mi vida, Lizette y ella siempre lo estará. – Le habla con
severidad. -Simplemente no confío en esta
situación con ella, creo que como he dicho antes, está detrás de ti. - El
corazón de Rebecca late de forma errática.
- ¿Crees eso? - Lizette hace una mueca.
- Porque tuvisteis algo en común y creo que ella quiere reavivarlo, eso es todo
lo que digo, Rebecca. – Le dice en voz alta. – Tienes que ser razonable, ella es solo mi terapeuta y nada más. – Le
dice con cautela. - Puede que no te des
cuenta, pero siente algo por ti, Rebecca. -
Rebecca piensa realmente cuáles son los sentimientos de Marlene.
Marlene está
sentada tranquila en su escritorio llenando el último de sus informes del día.
Revisa el teléfono a la búsqueda de cualquier mensaje de Mark, no hay ninguno. Suspira
y tira el aparato encima de la mesa. El teléfono de la oficina comienza a sonar. - Señora Blair, la señorita Lizette
Marlow, está aquí para encontrarse con usted. - Marlene traga saliva. - ¡Si! Que entre. - Se recuesta en su
silla. Lizette aparece pocos segundos después. - ¡Marlene! - Se acerca al escritorio. - ¿Qué puedo hacer por ti? - Le pregunta con aire de suficiencia. - ¡Rebecca! - Ella arquea una ceja al sentarse.
- ¿Qué hay de ella? - Ella juega con
sus palabras. - Supongo
que no te ha dicho que me pidió que me case con ella. - Marlene gime en voz
baja. - ¡Uh! ¡No! ¿Por qué iba a hacerlo?
- Pregunta fingiendo no saberlo. Marlene levanta la cabeza y la mira fijamente.
- ¿Bien?
- Lizette sonríe triunfal. - Creo que deberías preguntarle a Rebecca
como se siente ella. - Marlene pone el balón en su campo. - Marlene, sé todo sobre ti y Rebecca. –
Le dice con una sonrisa pícara. - ¿Qué
sabes? - Marlene cuestiona muy seca. -
Sé de tu pasado con ella. -
Marlene se queda
mirando. - ¡Sí! Es cierto, estuvimos
enamoradas, vivimos juntas una vez, pero eso fue hace mucho tiempo, estoy
casada y ella te tiene a ti. – Sonríe con ironía. - ¡Marlene! ¿De alguna manera te importa con quién está o el hecho de
que estés casada? - Marlene se
levanta y mira por la ventana. - No haría
nada para lastimar a Rebecca ni arruinar mi matrimonio. - Siente la
angustia de la mentira arrastrándose sobre ella. - ¿Qué es lo que quieres Lizette? - Ella pregunta con aire de
suficiencia. - Quiero que te alejes de
Rebecca, que encuentres a otra persona para que haga su terapia. - Marlene
inclina la cabeza hacia atrás y la mira de forma inexpresiva. - ¿Y bien? - Lizette sonrió. - Creo que deberías preguntarle a Rebecca cómo se siente al respecto. -
Marlene pone el balón en su tejado.
Mark sale rápidamente de la sala de
reuniones de la junta. - ¡Bueno! Me
alegro de que pudiéramos resolver estos problemas. - Comenta David, notando
que Mark está preocupado. David le da una palmada en la parte superior de su
hombro. - ¿Qué pasa? Has estado distante
desde que has regresado. - Salen por los escalones que hay en la entrada
del hospital, Mark suspira profundo. -
Hay cosas, cosas sobre Marlene y nuestro matrimonio. – Habla penoso, a
David le parece disgustado. – Creía que todo estaba bien, Grace no ha
mencionado nada. – Mark comienza a hablar. - Necesito una copa. - Propone y caminan por la calle hasta un bar donde
se sientan y se pide un whisky. - No te
veo contento. Cuando os dejamos todo parecía normal. - Le mira
extrañamente. - Marlene no ha sido veraz
acerca de ciertas cosas, especialmente sobre su matrimonio en
Alemania y su vida después de su divorcio.- Toma un trago del whisky
en su vaso. - No entiendo lo que quieres decir, ahora estás
casado con ella y su vida está contigo. - Mark lo miró con dureza. - ¡Rebecca!- Pronunciando su nombre su garganta se
tensa. - ¿Qué hay de ella? –
Pregunta. Mark comienza a relatar. - Rebecca
y Marlene tuvieron una vida juntas. - David
arguye sin saber. - Bueno, estoy seguro
de que eran buenos amigos, ella estuvo casada con su hermano, seguramente
estaban cerca. - Le dice sobre Marlene. - Estaban enamoradas y vivieron juntas como pareja. - Se rió
sarcásticamente mientras tomaba otro sorbo de su bebida. - ¿Qué? - David parece sorprendido. - ¿Por qué dices eso? Marlene nunca me pareció una lesbiana. – Le
responde. Mark pide otra copa a la camarera.
- Se lo pregunté, David, ella no lo negó. - David está perdido con sus
palabras. - Ojalá hubiera sido sincera. ¿Por
qué mentiría, quería protegerse? ¿Crees que se avergonzaría de admitir ante mí
o alguien que tuvo un romance con una mujer? - Mark pregunta girando el
hielo en su copa. David muestra perplejidad. - Grace no ha dicho nada, me pregunto si ella siquiera lo sabe. -
Replica él, queriendo llegar al fondo del asunto. - ¿Importa? Grace es su mejor amiga y comparten secretos Estoy seguro.
- Mark se retracta. - ¿Qué vas a
hacer? - Le pregunta. - ¡No sé! Tengo
que volver a Düsseldorf mañana y estoy seguro de que está anticipando el
movimiento que voy a hacer. - Frunce el ceño. - Seguramente la perdonarás, solo no te dijo algo que era muy privado y
parte de su pasado. – Comenta paternal. -
Eso es sólo una parte de todo. Quería tener un hijo con ella, ella me ha puesto
fuera, no está involucrada al respecto, me mintió sobre eso también, ha estado
tomando la píldora, lo descubrí por error, es la verdad David y yo sólo puedo… -
David comprueba que el enrojecimiento de su cara comenzaba a aflorar. - ¡Guau!
Parece que tal vez no eres realmente feliz después de todo lo que creías que
tenías con ella. - Piden otro whisky. -
La amo y esto ha sido duro para mí, no sé en qué más ha mentido y será difícil
confiar en ella de nuevo. - Le
expresa. - ¿Quieres trabajar en tu
matrimonio o volver aquí y vivir en depresión? - Le interroga con
franqueza. Mark levanta sus ojos hacia él.
-Tengo mucho en qué pensar. – Terminan sus copas y se levantan para salir. - Pienso que no seré una buena compañía,
si me disculpas, creo que necesito una ducha caliente y dormir un poco. - David
lo sigue y caminan de regreso al hospital.
- Grace estará decepcionada.
- Mark mira hacia el
suelo. – Espero que lo entienda. - Él
asevera con firmeza. – Creo que sí. -
Sonríe. Mark llama un taxi para que lo lleve de regreso al hotel.
David entra en el apartamento se sienta y
se relaja en el sofá. - ¡Hey! ¿Dónde has
estado y dónde está Mark? - Grace se interesa curiosa. - De vuelta en el hotel, no se siente bien, tomamos unos tragos,
hablamos. - David coloca su brazo alrededor de Grace sentado en el sofá con
ella. - ¿Puedo preguntarte algo? –
Dice con timidez. - ¡Sí, claro! - Responde
Grace, Le parece divisar una extraña mirada. - Mark
me dijo que él y Marlene están teniendo problemas. - Grace hace una mueca. - ¿Has hablado con ella? - Él preguntó. - Hace un par de días. ¿Qué te contó? -
Él busca una respuesta. Le narra que
Marlene le confesó haber tenido una relación de amor con Rebecca. Se le frunce
la frente y se frota las manos. - ¿Lo
sabías? - Preguntó en un tono penetrante. - Marlene ha pasado por muchas cosas, la escuela, el trabajo, un nuevo
matrimonio y luego tener que volver a casa donde las cosas no eran tan buenas,
sí, ella lo compartió conmigo, pero solo cuando los visitamos allí, sabía que
algo estaba pasando entre ellos. - David la interrumpe para protestar. - ¿Por qué no me lo dijiste? - Se siente
excluido. - Marlene no había compartido
esa parte de su pasado con él, solo quería olvidar a Rebecca y las razones por
las que las cosas no funcionaron para ellas. - Responde Grace sinceramente,
David se frota con las manos. - ¿Sabías
que Mark y Marlene estaban tratando de tener un bebé? Mark descubrió que estaba
tomando la píldora, que le había estado mintiendo, está enojado y lo
suficientemente herido como para que este matrimonio no dure. - Expresa con
tristeza. - Sé que Marlene no está lista
para tener un bebé, le dije varias veces que tenía que ser honesta con él. Ella
me dijo que continuamente la presionaba y que no quería lastimarlo o enojarlo. –
Afirma. - Creo que nuestros amigos están en
problemas. - Comenta David abrazando a su esposa Grace.
Marlene está en silencio en su escritorio,
profundamente pensativa. - Mark estará en
casa esta noche. - Habla bajo su aliento sobresaltada por el sonido del
teléfono del escritorio. - La Sra. Von
Lahnstein está aquí. ¿Le digo que espere en la sala de terapia? - La recepcionista le pregunta. - ¡Sí! Estaré abajo en unos minutos. -
Se levanta y se viste con la bata. Recoge la ficha de Rebecca. Se encuentran en
la sala de terapia. - ¡Hola! - Trata de estar alegre. - ¡Hola! - Rebecca también saluda con una sonrisa. Comienzan sus
ejercicios de estiramiento. - Supongo que
tu marido no ha vuelto. – Se interesa Rebecca. – Esta noche y sólo puedo imaginar su estado de ánimo. - Murmura
ligeramente. - ¡Lo siento, lo siento! El
no lo tomó muy bien con respecto a nosotras. - Rebecca se explica mirándola
fijamente en los ojos. - Debería haber sido veraz desde el
principio. He sido sincera contigo,
te amo y no tenía absolutamente nada de lo que avergonzarme, eras toda mi vida
y una parte muy importante de mi pasado. Quiero que sepas eso. - Marlene
habla con sensatez. - Ojalá las cosas
fueran diferentes. - Rebecca le menciona, su expresión es intensa mientras
hace la terapia. - No podemos continuar poniéndonos en
evidencia. - Marlene finalmente habla. - Lizette vino a verme otra vez. - Rebecca hace una mueca. - ¿Qué? – Y se molesta. – Se enfrentó a mí y me arrojó a la cara
sobre lo de casaros y vuestra relación, yo…, ya no puedo hacer esto contigo. -
Coloca su cara en sus manos sollozando. - ¡Marlene!
– Expresa con dulzura. Rebecca se acerca más, y tocando sus manos. - ¡Por favor! No Rebecca. – Muestra la
tristeza en su alma, Rebecca retira sus manos. - Eres tan hermosa, yo, yo… -
Interrumpe Marlene. - No digas
nada, no digas cosas que no significan nada y luego no las puedes respaldar. - Se encrespa y se pone brusca quitando las
manos de Rebecca de las suyas. - Me tengo
que ir. - Rebecca se apresura, siente que la tensión del trabajo molesta en
su pierna, Marlene no dice nada, solo está muy incómoda. Rebecca recoge sus
cosas y se aleja sin mirarla.
Mark recoge sus maletas en la sala de
equipaje y saca el teléfono celular del bolsillo. Se siente cansado del viaje,
pero quiere ver a Marlene, marca su número. - ¡Hola!
- Ella responde dulcemente. - Estoy en el aeropuerto voy de vuelta al
apartamento, necesitamos hablar. -
Se expresa racional. – Te estaré
esperando. - Marlene camina por el
apartamento arreglando en su mente lo que piensa decirle a Mark. Oye que la cerradura
de la puerta chasquea, permanece quieta
en el salón mientras él entra en el apartamento. - ¡Hola! - Saluda poniendo su equipaje dentro de la puerta. - ¿Viaje largo? – Pregunta con voz
suave. - Demasiado largo. - Él intenta
una sonrisa. - ¿Querías hablar? - Pregunta
ella sentada en el sofá y juntando las manos. - Creo que deberíamos. - Él se sienta frente a ella. - ¡Marlene! - Él habla mientras sus
ojos grises se entrecierran fruncidos. Nervioso masajea su mandíbula. - Te amo, independientemente de nuestros
argumentos o tus fracasos para decirme cosas. - El levanta su mano hacia
ella en espera que escuche. - Déjame decir lo que necesito, creo que
después de todo lo que ha sucedido me debes eso al menos. – Mark pone sus
ojos afilados en el rostro de ella. - ¡Ok!
– Murmura ella. - Mentir es inaceptable en ésta relación y yo solo puedo… Tratas con
secretos o agendas ocultas de ti, no sé qué te sucedió mientras estuviste aquí,
sé que me impresionaste por Rebecca, tu pasado con ella, no sabía que habías
sido violada, que no me lo dijiste. ¿Por qué no supe que estabas embarazada y
abortaste? - Parece melancólico con ella, como si pensara sobre ella que está
embarazada y abandonando al niño. - ¡Mark!
Fui violada si, estaba insegura si el niño era del violador o de Tristán, me
costó lidiar con todo esto, el juicio, su sentencia me pesaron mucho, tuve
mucho miedo al descubrir que estaba embarazada, me preocupaba. ¿Y si salía de
la cárcel? ¿Querría derechos por ser el padre? - Ella preguntó en voz alta.
Mark suspiró levantándose y sirviéndose una copa. - No sé si puedo confiar en ti otra vez, te he pedido que no vuelvas
a ver a Rebecca, pero no lo harás. - Se sienta de nuevo. - Y detener su terapia, ya hemos tenido esta
conversación. No puedes controlar mi vida y no voy a ser servil porque pienses
que debería serlo por tenerme como tu esposa, no veo dónde estamos ni cómo
resolverlo Mark. - Ella finalmente consigue decirle todo con cierto descaro. - ¿Me amas? – Pregunta él dando al
tono un matiz de intriga. - Te amo, eres
mi esposo, pero siempre he sentido que las cosas deben ser entre iguales, dar y
recibir, las cosas compartidas y no separadas. Estaba equivocada por no
contarte mi pasado y si pudiera hacerlo de nuevo, entonces las cosas serían
diferentes. – Se expresa como en una reprimenda. - ¿Estabas avergonzada de tu relación con ella? Le pregunta con algo de sensibilidad. - ¡Nunca! La amé profundamente. ¿Fue una
lucha al principio? ¡Sí! Fui descubriendo que tenía sentimientos por una mujer,
negándolos, no hacía otra cosa que alterar mi estado emocional. - Ella Se
explica honesta. - Pero no importa lo
mucho que lo intentamos, no pudimos hacer que funcionara, ninguna de nosotras
era feliz. Te he dicho esto y que me mudé para comenzar una nueva vida sin
ella, me casé contigo, pero a veces no pareces razonar. - Añade. –
Para poder decir que todo entre nosotros está bien, va a tomar algo de tiempo y
no quiero ser la comidilla del hospital, los rumores son molestos y tengo
suficiente con lidiar con el aprendizaje de este sistema, los médicos, pero si
estás dispuesta a trabajar en nuestro matrimonio, yo lo estoy. - Se
emociona al decirlo igual que Marlene.
Rebecca se viste para cenar, cuando Lizette
entra silenciosamente cerrando la puerta de la orangery. - ¿Dónde has estado? - Rebecca comenta caminando desde el baño. - ¡Fuera! ¿Porqué? - Se siente turbada
por el interrogatorio de Rebecca. - ¿Fuiste a ver a Marlene hoy? - Lizette
cuestiona humilde. - Rebecca, Marlene
tiene que saber sobre nosotros, tu propuesta. – Camina hacia el baño. - ¿Por qué necesita saberlo? - Ella
arquea la frente y pone los ojos en blanco. -
¿Crees que esto es un tipo de competencia entre las dos? - Ella coloca las manos en su cintura y mira
fijamente a Lizette. - Deja a Marlene
sola, no es una amenaza y no necesita más estrés. – Le replica Rebecca. - ¿Cuándo terminarás con la fisioterapia? -
Ella pone cara de inocencia. - En un par
de semanas. ¿Por qué? - Rebecca le pregunta con severidad. - Porque estoy cansada de esto, la
angustia es una mierda. - Responde con voz ronca. Rebecca suspira con
desprecio. - No hagas costumbre de
visitar a Marlene cada vez que sientas que es una amenaza o por miedo, no tienes
absolutamente nada de qué preocuparte. - Le advierte que con el tiempo
tendrá que decirle la verdad sobre su asunto, Lizette se cruza los brazos. - ¿Vas a prepararte para la cena? -
Rebecca pregunta mirando a través d espejo.
- He tenido un almuerzo tardío y no tengo tanta hambre, además tengo que hacer
unas llamadas telefónicas, a mi padre una. - Le comenta. – Ponte cómoda. - Le dice al
salir dejándola con su conversación en el teléfono. Lizette esperó a escuchar
cómo se cerraba la puerta antes de llamar rápidamente a Francisco. - ¡Hola hermosa! - Le dice desde el otro extremo. - ¡Hola!
Te echo de menos. – Balbucea.
- Ven a Puerto Rico, estoy
haciendo un rodaje este fin de semana, podría llamarte solo tienes que decir
una palabra. – Le oferta unas vacaciones. Suspira. - ¡No sé! Quiero y amo a Puerto Rico en esta época del año. - Murmura
Lizette sentada en la cama. - Quiero verte. - La atrae. - Reservé un vuelo a falta de obtener la
confirmación. - Suelta una risita y cuelgan.
Rebecca bosteza y rueda para mirar a
Lizette. - ¿Día ocupado? – Pregunta
ella, trazando el puente de la nariz de Rebecca con los dedos. - ¡Sí! Tengo que ir a LCL hoy y tengo
reunión con los diseñadores, tenemos trabajo que hacer para el próximo
espectáculo de otoño. - Se levanta de la cama. - ¿Tienes planes para hoy? - Ella miró hacia atrás. - ¡No! He decidido que podría ir contigo y
trabajar en la pasarela de LCL. -
Ella sonríe sentándose en la cama y estirando la pierna. - Ahora eso es lo que quiero escuchar, tú
a mi lado, trabajando conmigo. ¿Has pensado más en mi propuesta? - Pregunta
tomándola de la mano. – ¡Lo hago! – De
repente son interrumpidas por el tintineo de su teléfono.
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