LOS CAMBIOS SIEMPRE ESTIMULAN
- Señora Von Lahnstein por
favor entre.- El profesor Schummer hace un
gesto para que se siente.
- Eso
será todo, Cristina ¡Gracias!.-
Le ordena a su secretaria y ella cierra la puerta dejándolos solos.
- ¿Puedo
llamarte Marlene?- Le pide con una sonrisa, Marlene se relaja.
- ¡Sí!
Por favor.- Ella cruza las piernas tirando de la parte
inferior de la chaqueta del vestido.
- Elisabeth
me ha contado maravillas sobre tí. La conozco desde hace muchos años. Si no te
importa que te pregunte. ¿Con que hijo de los Lahnstein estás casada?- Le
interroga acariciándose la barbilla. Marlene no se apresura a responder.
- No
estoy casada con ningún hijo, estoy casada con Rebeca, hijastra de Elisabeth. Ella
es hija de Ludwig.- Le responde
tragando saliva.
- ¡Rebecca!- Pensó por un momento.
- No
la he conocido, pero ella debe ser una mujer muy hermosa.- Él
baja su mirada con preocupación.
- ¿Estar
casada con una mujer, hiere mis posibilidades de conseguir este trabajo?-
Ella cuestiona en tono racional.
-
¡No! En la Universidad de Dusseldorf
mantenemos una mente muy abierta, las preferencias sexuales de una
persona no tienen nada que ver con los estudios o la enseñanza. No vamos a permitir
intolerancias de cualquier tipo para estar aquí. Somos adultos, los estudiantes
son nuestra única preocupación, debemos
centrarnos en cómo los estudiantes aprenden. Tengo que admitir que no todos
están de acuerdo con sus preferencias, yo personalmente no tengo problemas,
pero otros podrían.- Él responde con honestidad.
- Gracias
profesor Schummer.- Ella
responde relajando la tensión interna en el pecho. Él abre un folleto
mostrando el campus.
- Como
puede ver usted tendría su propia oficina, y un asistente si lo desea.- Pasa a la parte posterior del folleto.
- Usted
dijo algo acerca de una guardería para los niños. - Ella le recuerda.
-
¡Sí! Aquí.- Señala algo en
el folleto volviendo una página.
- Estoy
para dar a luz a primeros de octubre.-
Ella le informa.
–
Ya me lo dijo el día de la visita a LCL. ¡Verás! Las clases comienzan en agosto,
el día veinticinco, tendrías un mes para preparar una asistente personal antes
del permiso de maternidad.- Le
explica mientras continua viendo el folleto.
-
¿Está seguro de que esto no va a causar una distracción?- Le
pregunta mirando a los ojos. Él sonríe con valentía.
- La
idea de tener la guardería es para
permitir a las madres y los padres la oportunidad de volver a trabajar a un
ritmo más rápido.- Él se expresa con convicción. – Para tener a mano y más tiempo con sus
hijos.- Él le declara con ardor
mientras se acerca a la estantería al lado de su escritorio y extrae una
carpeta con una propuesta y se la entrega a ella.
-
Mira por encima, creo que lo encontrarás en orden, espero que te guste, es lo que ofrecemos. - Ella
abre la propuesta y comienza a leerlo, él se sienta en su silla contemplando su
expresión.
-
Bueno el salario está en línea con lo que estoy haciendo ahora y veo que las
horas son todos los días con una clase nocturna y el paquete del beneficio
marginal es muy tentador.- Ella arquea la ceja.
- Necesitamos
a alguien con tu talento, estás preparada,
eres inteligente y tienes mucho para ofrecer a un alumnado que esté
interesado en asistir a la universidad para aprender diseño gráfico.- Explica
con entusiasmo en su voz.
-
Una máquina de hacer dinero para la Universidad.-
Ella medio sonríe y deposita la propuesta sobre la mesa.
-
Por supuesto que las cosas deben funcionar en ambos sentidos. Lo que es bueno
para la Universidad también es bueno para ti. Tómate unos días para pensarlo.- Él
se levanta de su escritorio y la acompaña hasta la salida.
Helena abre la puerta del castillo y se
encuentra con Justus. Con un abrazo se
dan la bienvenida.
- ¡Helena! Ha pasado mucho tiempo. - Ella
sonríe y pone su bolso en la mesita, gira alrededor del vestíbulo cuando un hombre
alto, desgarbado, y piel bien bronceada entra detrás de ella.
-
¡Justus! Te presento a Clark Pennington. - Se inclina estrechándole la mano y les acompaña a la gran
sala, donde espera Elisabeth.
-
¡Helena! ¿Cómo estás? Estoy emocionada de que estés aquí. - Se abrazan un largo momento.
- Tengo
tanto también que contar. Elisabeth te presento a Clark Pennington.
- Extiende su mano para estrecharla con ella.
-
He oído hablar mucho de usted, señora Von Lahnstein.- Ella sonríe.
-
¡Por favor! Me llamo Elisabeth.-
Él sonríe congratulado. Tiene un brillo
en sus ojos de color marrón oscuro similar a su bronceado dando paso a su
cabello rubio arenoso. Su acento Inglés
es profundo y atractivo.
- Ambos
deben estar cansados y desearéis descansar.- Ella les lleva a los pies de las escaleras.
–
Creo que podré soportar un descanso.-
Clark murmura.
-
¡Justus! Por favor trae su equipaje y llévalo a su habitación. Tengo algunos
asuntos que atender. Subid y descansar y te veré un poco más tarde.- Ella los ve subir las escaleras antes de
regresar a su oficina.
-
Tu casa es hermosa.- Eso fue todo lo que dice Clark que se pone en
la cama con las manos apoyadas detrás de la cabeza, mira hacia el techo ornamental
mientras Helena comienza a sacar cosas de su maleta y empieza a ponerlas en su
lugar.
- Creo
que disfrutarás de tu estancia aquí en Konigsbrunn.- Ella expresa con júbilo. - No puedo esperar a que conozcas el resto de mi familia. - Mientras
divaga se vuelve para a encontrar a Clark dormido. Dulcemente le besa en la cara
y en silencio escapa de la habitación. Encuentra a Elisabeth en el estudio.
-
¡Oh! Helena, pensé que estarías descansando.- Ella se quita las
gafas de lectura y se levanta de su escritorio y sirve un agua tónica.
-
No podía acostarme, estoy muy emocionada, deshice mi maleta y decidí volver a
bajar. Clark está durmiendo.-
Ella relata y da un trago a su bebida.
- Parece
un joven agradable.- Elisabeth dice amable.
-
¡Lo es!- Ella le sonríe a responder.
- ¿Cómo
os habéis conocido?- Ella le
pregunta.
- Estaba
trabajando en Camboya cuando leyó un trabajo mío publicado sobre Alejandría, en
Egipto. Clark era el jefe egiptólogo, me entrevistó y luego me contrató. Nos
llevamos bien, estamos saliendo éste último año.- Ella le dice con entusiasmo por estar de
nuevo en casa.
-
¡Oh! Estoy feliz por ti y te veo bien, muy bien.- Elisabeth reflexionó.
-
Debería haber llamado alguna vez, pero cuando salí de aquí, Elisabeth, sólo
quería olvidarme de todo. Tristan hizo mucho daño a nuestra familia.- Ella
recuerda el pasado con el ceño fruncido.
–
Ahora es ahora, eso fue hace mucho tiempo y has andado por el mundo haciendo lo
que siempre quisiste hacer.-
Coloca las manos en los hombros de Helena.
–
Estás de nuevo en el hogar y tu familia no puede esperar para verte.- Ella le comenta.
- ¿Vamos
a pasear por los jardines? Echo de menos el aire fresco de aquí.- Ella mira por la ventana.
- Voy
a conseguir un suéter. -
Elisabeth va a buscarlo al armario del pasillo y salen a la terraza.
- ¿Cómo
está realmente Tristan?- Ella
le pregunta con un atisbo de duda.
- Él
es feliz y eso es una buena cosa, tardó mucho tiempo en cerrar sus heridas,
pero está satisfecho. Emily es lo mejor que le ha podido pasar, además el
negocio bancario le ha ido bien desde que está al mando. Con Ansgar, que ahora
vive en Canadá, alejado ha conseguido recomponerse a sí mismo. - Ella
le explica en pocas frases.
-
¡Elisabeth! Eso es maravilloso.- Helena respira profundamente caminando por
las escaleras desde la terraza.
-
¿Hagen?- Su hermano mayor.
-Vive
en el norte de Alemania, él y Dana tienen mucho para mantenerse ocupados, su
explotación tiene algunos de los caballos
de carreras más importantes del país.- Responde ella caminando a su lado por el
césped y debajo del conjunto de árboles.
- Echo
de menos esto, estos árboles, no hay árboles en el desierto.- Ella se ríe agarrada del brazo de
Elisabeth caminando.
-
¿Y cómo está Rebecca? He echado mucho de menos a mi hermana pequeña.- Helena
lo dice con un punto de nostalgia fraterna.
- Ella
está bien. Ha abandonado el diseño y está en la administración. Ahora es la
directora de todos los diseñadores.-
Elisabeth le responde cuando ya caminan
a lo largo de la pared de piedra que bordea el camino hacia el arroyo.
- ¡Wow!- Helena expele con sorpresa mirando la casa junto al arroyo y mira a Elisabeth.
- Tu
hermana es una mujer ocupada.- Elisabeth sonríe divertida.
–
Eso lo puedo ver, pero. ¿Por qué una casa tan grande? Ella tiene el castillo.- Continúan
paseando hasta llegar a la puerta de entrada.
-
¡Verás! Rebecca y Marlene quieren vida independiente. – Le explica con sencillez.
-
Todavía están juntas, por lo que veo.-
Helena conjetura.
-
¡Casadas!- Elisabeth responde con un movimiento de su
cabeza.
-
¿Qué Rebecca se casó?-
Ella la mira pasmada. - ¿Mi hermana
pequeña se ha casado?- Se repite a
sí misma con una carcajada.
- Es
una historia muy larga, que creo, las chicas deben compartir contigo.- Elisabeth
señala hacia la casa.
–
Vamos a llamar, Marlene debería estar en casa, Rebecca está en Roma y no
volverá hasta mañana por la tarde.-
Le explica, Helena se dirige a la puerta principal y hace sonar la campana.
-
¿Puedo ayudarle?- Ruth pregunta respondiendo a la puerta.
-
¡Sí! Está Marlene en casa?-
Le pregunta.
- Por
favor, entre.- Ella le muestra
el camino de la gran sala.
-
Voy a llamarla para usted señora.- Helena mira el retrato de Marlene encima de la
chimenea.
-
¡Helena!- La voz de
Marlene llama desde detrás de ella. Rápidamente se da la vuelta con los ojos
fijos en la protuberancia de la parte baja del abdomen.
- ¡Marlene!- Vuelve a mirar hacia ella y se abrazan.
- ¡Marlene!- Vuelve a mirar hacia ella y se abrazan.
-
¡Dios mio! Estás como siempre. ¡Te veo fantástica!.- Marlene exclama. Se sientan en el sofá.
- ¿Estás
embarazada?- Le dice como sorprendida.
–
Lo estoy, para primeros de octubre.- Helena le pregunta curiosa.
-
¿Rebecca?- Ella parece confundida preguntando por su
hermana.
- Nos
casamos.- Comenta Marlene.
-
Queríamos una familia, así que decidimos no adoptar, queríamos engendrar un
hijo nuestro.- Helena
encontró su sonrisa vigorizante, calmante.
- No
sabía nada de todo esto. Me encanta que estéis tan bien. Nunca pensé que
Rebecca se casaría y mucho menos que formase una familia, pero sé que ella te
ama más que a nada.- Ella
reflexionó.
- Rebecca
y yo nos separamos. Me fuí a Los Ángeles durante dos años, las cosas se pusieron
difíciles entre nosotras y hubo cosas que nos pasaron que fueron el motivo que acabó con la relación. Yo no estaba contenta. Regresé a casa después de encontrar mí camino.
Ahora tengo un trabajo en LCL. Tuve que trabajar con Rebecca. Ella había conocido
a alguien más, Katherine una diseñadora que contrató, casi la pierdo, pero ella
me amaba igual que yo, quería volver y encontró que la única manera de que
pudiéramos estar juntas era casarnos.-
Helena escucha mirando alrededor de la habitación.
-
¡Lo entiendo! Vuestra relación no llegó exactamente con un buen comienzo,
Tristan no mejoró las cosas y sé que muchos de los problemas de la familia los
provocó él. Pero las dos os las habéis arreglado para pasar esas tormentas y
mira ahora.- Su mano toca suavemente el vientre de Marlene y
sonríe.
-
¡Y voy a ser tía de nuevo!-
Marlene expresa gozo con la mirada.
- ¡Gracias
Helena! Por lo que me dices. ¿Creo que has traído un invitado?-
Le pregunta cambiando de tema.
- ¡Si!
Un hombre maravilloso y encantador, Clark, le conocerás hoy.- Irradia una sonrisa dando la impresión de
que ella se ha enamorado.
–
Espero que tengas suerte, tienes derecho a conocer a alguien que pueda acompañarte
en la vida, alguien que comparte los mismos intereses que tú.- Comenta,
haciendo que Helena se sienta tranquila.
- ¿Cómo
está Rebecca? Pienso en ella a menudo y me resulta difícil de creer que haya
abandonado el diseño.- Marlene mueve la cabeza.
- Creo
que Rebecca necesitaba ese cambio. Todos sabemos cómo puede ser Tanja. Una de
las estipulaciones del matrimonio es que queríamos formar una familia. Creo
que se dio cuenta de que era el tiempo de compartir la vida entre nosotras y
comenzar de nuevo y formar nuestra familia. Ahora me encanta como Rebecca dedica
sus energías al trabajo y a su familia. Lo acordamos el día de nuestro
compromiso. Todos sabemos que ella es adicta al trabajo, feroz cuando se trata
de declaraciones de moda, podría seguir…- Helena se ríe
contenta.
-
Marlene ella sabe que tiene que hacer lo correcto, por ti y este niño no le hará
daño aunque esté trabajando en la LCL.- Le dice tranquila.
- Ella
trabaja en casa la mayoría del tiempo. Tiene su oficina aquí, la creamos pensando
en la familia. Debe hacer una gran cantidad de viajes, necesarios ahora que LCL está en todo el
mundo.- Ella le cuenta en broma.
- Debo
decir que estoy sorprendida por ese movimiento, pero sé que eso ha salvado a mi
familia y está siendo muy lucrativo para las empresas Lahnstein.- Ella le relata.
– ¡Ven! Déjame mostrarte la casa, no es el castillo, pero es la nuestra.- Helena la sigue por las escaleras.- ¿Así que has estado viviendo en Egipto?- Ella le pregunta mientras se abren camino del cuarto de niños.
– ¡Ven! Déjame mostrarte la casa, no es el castillo, pero es la nuestra.- Helena la sigue por las escaleras.- ¿Así que has estado viviendo en Egipto?- Ella le pregunta mientras se abren camino del cuarto de niños.
-
¡Sí! Llevaba en Camboya bastante tiempo y se acercaba el fin de
la excavación. Había que moverse a Laos después de que todos nuestros trabajos
quedaran documentados. Lamentablemente me habría quedado sin trabajo así que me
entrevisté con Clark y me contrataron de inmediato. He estado viviendo en
Alejandría.- Ella responde recogiendo el oso de peluche de
la estantería y frotando su piel suave.
- Debe
ser fascinante ver las pirámides en el desierto.- Marlene habla con curiosidad.
-
He recorrido las pirámides, no están muy lejos de donde estamos trabajando y sí
el desierto es enorme, pero es muy caliente, hace mucho calor. No es como el
clima aquí.- Ambas ríen. - Debo volver, Clark se estará preguntando donde estoy.- Helena interviene dejando el oso de peluche
de nuevo en su lugar.
- Tu
casa es hermosa y puedo ver, que tú y mi hermana, estáis muy contentas.- Marlene la acompaña hasta la puerta principal.
-
Nos vemos mañana, el vuelo de Rebecca llegará en la tarde. - Le menciona. Helena vuelve por el camino
hasta el castillo.
Marlene se sienta en la cómoda para ponerse
el maquillaje cuando suena el teléfono.-
¡Rebecca!- Ella pronuncia con entusiasmo.
-
¡Hey!- Ella le responde.
- ¿Dónde
estás?- Ella pregunta
mirando la hora en su reloj.
-
Retrasada, todavía estamos en la pista del aeropuerto, no han permitido
desembarcar todavía, voy a llegar tarde, pero iré directamente a casa cuando
salga del aeropuerto. ¡Te quiero!- Expresa.
Marlene le dice que la echa de menos.
-
¿Quieres que te espere? La cena no es hasta dentro de una hora.- Le
pregunta.
- ¡No!
No sé cuánto tiempo más voy a estar aquí todavía y tengo que recoger mi
equipaje. Necesito una ducha y cambiar de ropa. Estoy cansada, ha sido un largo
día.- Su tono es de
incomodidad.
-
¡Ok! Entonces te veré en el castillo. Le diré a Elisabeth que llegarás tarde. ¡Te
quiero!.- Ella responde feliz.
Marlene se viste con una camisa de maternidad con botones y pantalones a juego
con el pelo recogido en una coleta.
-
¡Ruth!- Marlene la llama
mientras baja las escaleras.
-
¡Sí, señora!- Responde saliendo de la cocina.
- Voy
a estar en el castillo esta noche para la cena. Si lo deseas puedes tener el
resto de la tarde libre y disfrutar de un momento de tranquilidad, Rebecca llegará
tarde desde el aeropuerto.- Le explica con tranquilidad.
-
¿Debo esperar a su regreso? –
Pregunta.
-
¡No! No será necesario, va a entrar directa a la ducha y vendrá al castillo
después.- Ella responde colocándose
un suéter.
– ¡Pues
una buena tarde! Creo que voy a empezar a leer ese libro que he tenido algún
tiempo parado.- Marlene sonríe cerrando la puerta detrás de ella. Se
acerca caminando y entra en la gran sala del castillo.
- ¡Marlene!-
Emily la llama y la toma de la mano y la conduce hacia la
chimenea.
-
¡Mamá! Quiero presentarte a Marlene.- Ella sonríe, Marlene puede ver el gran
parecido con Emily, compara el pelo rojizo y unos penetrantes ojos azules.
- Naomi
Dupree.- Ella extendió su mano y la estrechan.
- Estoy
muy contenta de conocerte.- Ella responde.
-
¡Mamá! Marlene es el director de arte en LCL y la esposa de Rebecca.- Ella mira hacia abajo al vientre de
Marlene.
- ¡Felicidades!
Veo que tú y Rebecca tendréis un bebé.- Marlene se aclara la garganta.
- ¡Sí!
Estamos felices. - Emily
interviene.
-
¿Ha llegado Rebecca?- Ella mira alrededor de la sala llena de gente.
–
Hay un retraso en el aeropuerto, pero estará aquí en un poco.- Marlene se excusa con ellas.
-
¡Elisabeth!- Ella la llama
llevándola lejos de Tanja y Sebastián.
- Veo
un resplandor en la cara, las cosas deben haber ido bien. – Elisabeth conjetura.
-
¡Sí! Así ha sido. Rebecca se ha quedado atascada en el aeropuerto y va a llegar
tarde.- Rápidamente cambia de tema.
–
Ya veo.- Asiente con la cabeza.
-
¿Esa mirada seria?-
Pregunta intrigada.
-
¿Podemos hablar?- Marlene
pregunta con discreción.
-
¿En el estudio?-
Rápidamente salen. Marlene se sienta en el sofá, Elisabeth se une a ella.
- Espero
que no estés molesta por darle información a Hans Schumer sobre ti.- Ella baja la cabeza mientras habla.
–
No lo estoy, por el contrario estoy encantada y quería darte las gracias por tu
confianza en mí.- Ella sonríe.
-
Sé la importancia de tu trabajo en LCL y lo mucho que te gusta, pero esta sería
la oportunidad de tu vida. Si lo aceptas no tendrás largas horas y situaciones
estresantes, ni tampoco plazos que cumplir.- Marlene suspira
profundamente.
- Me
gusta mucho mi trabajo, y sí, hay y han sucedido situaciones de estrés, pero me
las he arreglado para superarlas.- Ella insiste.
-Tómate
tu tiempo, piensa en ello, sé que es algo que querrás discutir con Rebecca.- Elisabeth
añade.
-
Debería cumplir con nuestros invitados. - Ella se marcha. Marlene se queda en el estudio a pensar.
Rebecca se ducha y se viste de manera informal, se dirige hasta el castillo, haciendo su entrada a través de la cocina.
Rebecca se ducha y se viste de manera informal, se dirige hasta el castillo, haciendo su entrada a través de la cocina.
-
¡Condesa!- Justus ella le
saluda aún en la puerta.
-
¡Justus, buenas noches!- Él asiente con la cabeza y sale con una
bandeja de aperitivos. Rebecca le sigue detrás hacia el pasillo y se encuentra
con Elisabeth.
-
¡Oh! Rebecca.- Se saludan.
- Veo
que no me he perdido la cena.- Ella
responde con una sonrisa.
-
¿Marlene?- Le pregunta.
– En
el estudio.- Rebecca
sonríe de oreja a oreja pensando en bailar un vals en el estudio. Se encamina a
la búsqueda de Marlene. Ella está recostada contra el respaldo del sofá y
mirando en un libro. Rebecca se arrastra hasta ella y la sobresalta.
-
¡Rebecca!- Ella hace una
mueca en voz alta.-
¡Me has asustado!- Ella se
acerca más, cerrando sus brazos alrededor de la cintura de Marlene aprisionando
el libro que estaba leyendo entre ellas.
- ¡Bésame!- Rebecca le ordena. Marlene pone sus labios a
los suyos y luego le intenta quitar el libro. Rebecca se aparta para agarrarlo y
tirarlo a la mesa.
-
¡Hmmm! El viaje en avión debe haber mejorado tu estado de ánimo.-
Ella responde mirando profundamente a los ojos oscuros y de deseo de
Rebecca.
- ¡Lo
hizo!- Ella responde frunciendo los labios de una
manera lúdica.
-
¿No puede una chica echar de menos su esposa?- Ella pregunta apretando el abrazo en la
cintura.
- Estamos
en una cena y no hemos comido todavía.- Ella argumenta en voz
baja.
- Yo no necesito la cena, sólo a ti. Podría llevarte por las escaleras
en este momento para amarte.- Ella
le dice al oído causando una sensación de cosquilleo que dispara sus hormonas.
- ¡Rebecca!
No seas tontorrona.- Ella
se ríe y se besan de nuevo.
- ¡Además!
Tenemos mucho de qué hablar.-
Marlene le exclama mientras Rebecca la sigue mirando con los ojos llenos de
alegría y cariño.
Exelente la historia de amor de Dos personas que se aman y superan todos los obstáculos que toda relación tiene felicidades al escritor de esta historia.Que se da su tiempo de narrar cada Capítulo de amor.
ResponderEliminar