Una separación necesaria

Una separación necesaria

martes, 23 de mayo de 2017

CAPÍTULO 76

                                  

                       

                                 TODO TIENE CURA
Rebecca entra por la puerta después de recoger el periódico en su camino.             
- ¡Buenos días!- Besa la mejilla de Marlene y le entrega el diario.
– Te has ido muy pronto.-  Le dice bromeando.
– Una entrevista con Elisabeth.-  Le responde y coge la taza de café.
- ¡Hmmm! ¿No podía esperar hasta mañana?-  Rebecca la mira.
- ¡Uh! No, negocio familiar.-  Pensó en el informe de Elisabeth que había estado trabajando.
- Ya veo. ¿Emily vendrá pronto?-  Le pregunta con las cejas levantadas.
- A media mañana, tengo mucho trabajo que hacer en el diseño antes de que ella llegue.- Rebecca le comenta pensando en el vestido de la sorpresa que estaba haciendo para ella.
- ¿Desayuno?-  Marlene le plantea.
- ¡Sí!- Marlene prepara los huevos revueltos y los sirve con panecillos.
- Tengo mucho trabajo que hacer en la oficina. - Rebecca le informa.  
- Voy a limpiar la cocina y voy a empezar a poner las cosas de Mateo en su lugar.- Marlene responde con una sonrisa.
- ¡Te quiero!- Rebecca le dice en voz baja y besa la punta de sus labios.  Se dirige a su oficina y cierra la puerta. Rebecca se sienta a su mesa, coge su teléfono celular y se desplaza hasta el mensaje dejado por Sophia. Contiene el aliento exhalando poco a poco con la incertidumbre de qué hacer. Recuerda la conversación que tuvo antes con Elisabeth. - No sé qué hacer.- Ella susurra en voz baja. Coge el lápiz de encima de su cuaderno de dibujo.
- ¡Rebecca!- Marlene llama desde detrás de la puerta.
- ¡Adelante!- Le ordena y pone el lápiz de nuevo sobre el cuaderno.
– Estaba pensando que anoche no hemos resuelto lo que te estaba molestando.- Marlene le espeta directa, se sienta frente a su escritorio.
- Estoy bien, de verdad, me sentía un poco abrumada.- Le responde tranquila.
– Anoche te fuiste a la cama y me dejaste terminar la película. Esta mañana estás mucho más tranquila de lo normal.-   Le expone con algo de misterio en su expresión.
– He tenido muchas cosas en mi mente Marlene, este desfile de moda, mi ex, Sophía. – Le suelta.
- ¡Rebecca!- El rostro de Marlene se enrojece.
- Marlene, estoy ocupada.- Ella pone el rostro entre las palmas de sus manos.
- ¿Por qué no me hablas? Te estresas y luego te callas, no lo entiendo.-   Espera paciente su respuesta. Rebecca levanta la mirada hacia arriba.   
Pensé que estabas poniendo la habitación del bebé.-  Dice en una actitud mansa.   
-  ¡Por favor! Rebecca ¿Por qué no quieres hablar conmigo?- Rebecca mira su teléfono celular de nuevo pensando en Sofía y cómo iba a decirle a Marlene lo del beso y su renuencia a hacerlo.
- Yo hablo contigo. ¿Por qué dices eso?- Ella se  levanta de su escritorio y se acerca a Marlene que baja la cabeza.
- No voy a poner nuestros puestos de trabajo en el camino de nuestra vida personal Rebecca.- Ella sonríe apuntando con su dedo índice para el escritorio. – Esto… te siento tensa todo éste tiempo, y es demasiado Rebecca y no voy a tolerar tu mal humor.- Ella confirma como una orden. Marlene sale furiosa con una rabieta dando un portazo Rebecca pone sus dedos en las sienes con la cabeza dolorida y tambaleándose en estado de agitación.
- ¡Mierda!- Murmura en voz alta. Suena el timbre de la puerta. Acude ella para abrirla.
- ¡Emily!- Convierte el ceño fruncido a una media sonrisa.
- ¡Buenos días! Si molesto puedo venir en  otro momento.-  Emily capta la tensión en el rostro de Rebecca.
- ¡Noo!  Está bien, simplemente estoy algo estresada, tratando de que esta semana llegue al final.- Emily entra y se dirigen a su oficina. Rebecca coge su cuaderno de dibujo y se lo entrega. Rebecca ha rediseñado el vestido. Emily desdobla el boceto de la primera entrega del vestido y lo entrega de nuevo.
- Mis cambios son muy leves, me gusta lo que ya has puesto en el papel, lo quiero elegante pero sencillo, voy a llevar mi peinado alto. – Le cuenta. Rebecca parece perdida en sus pensamientos.  - ¿Qué te parece?-  Mira a  Rebecca  sacude la cabeza Se eleva el pelo con la mano.  
- ¡Eh, eh! Sí el pelo para arriba.-  Confirma la idea de Emily. Marlene llama a la puerta.
- Emily buenos días.- Dice intentando una sonrisa.
- ¡Oh! Marlene, buenos días. ¿Te ha mostrado Rebecca el dibujo del vestido?- Se acerca a ella y la abraza.
- No, ella ha estado un poco reservada estos últimos días y no he tenido la oportunidad de echarle un vistazo.- Ella contesta evitando la mirada de Rebecca que le entrega el dibujo a Marlene y luego se cruza de brazos alzando la mirada.
- Es precioso.- Se lo devuelve.
- Creo que te verás genial, Tristan es un tipo con suerte. ¿No te parece Rebecca?- Ella le pregunta con una mirada seca.
- ¡Uh! Sí, la suerte.-  Deja el boceto encima de la mesa.
- ¿Emily puedo ofrecerte un poco de té o café?-  Le dice  sin sonreír mirando a Rebecca.
- ¡No, gracias! Tristán y yo vamos a almorzar en un restaurante nuevo que ha encontrado en el Rin.- Ella sonríe con sus mejillas de rosa roja con entusiasmo.
- Así que no tengo mucho tiempo esta mañana.- Añade. - Debería dejaros, estaréis ocupadas.
- De nuevo gracias por el hermoso baño de bebé que nos diste ayer, nos gustó mucho.- Comenta Marlene. Emily asiente,  Marlene se excusa y se vuelve hacia Rebecca.
- Debería haber llamado antes de venir.- Rebecca hace una mueca.  Marlene se ausenta con gesto serio.
- Estoy estresada, nada que ver contigo. Marlene piensa que debo decirle cualquier cosa cada vez que me siento tensa o preocupada.- Comenta a Emily.
- Tristán y yo no discutimos mucho pero…-  Ella vacila mirando a Rebecca.
- Pero lo harás y él no estará de acuerdo.- Rebeca le da un consejo.
- Sé que las cosas no siempre van a funcionar sin problemas.-  Rebecca hace un gesto para que se siente.
- ¿Te ha contado Tristán algo acerca de sí mismo, de su pasado?- Rebecca pregunta sentándose su lado.
- Solo un poco, pero a veces él está muy reservado. ¿Por qué?-  Rebecca escucha atenta a Emily.
- Él ha tenido sus momentos, estuvo muy herido y enojado por su ruptura con Marlene, no lo tomó muy bien, nos odiaba y la culpó de todo lo que le pasó,  estaba confuso y perdido en una telaraña de desconcierto y autoengaño, pero ha logrado superar su ira y su desconfianza hacia mí y Marlene para mejorarse a sí mismo. Sin embargo, a veces todavía me preocupa su bienestar y ahí es donde entras tú. - Ella le responde con seriedad.
- Sé que Tristán tuvo un tiempo duro con Marlene hemos hablado poco sobre ello, pero creo que lo único que quiere es hacerme feliz y no quiere que ninguno de esos malos recuerdos eclipse nuestro futuro juntos.-  Le narra con naturalidad.
- ¿Es porque quiere un bebé de inmediato?- Emily mira a Rebecca con un poco de vergüenza. -Tristán me dijo que la noche de la fiesta de compromiso, parecías emocionada.- Rebecca le habla con emoción.
- ¡Sí! Quiero un niño y hemos hablado de ello, pero ambos tenemos nuestras carreras y hay que darse cuenta de que algunos cosas en nuestras vidas deben cumplirse primero.-  Ella sonrió aliviando las preocupaciones de Rebecca.
-  Marlene no quiso esperar y puedo entender por qué ahora, pero eso es una situación diferente a la tuya y de Tristán.- Emily asiente con la cabeza, Rebecca coge el cuaderno de dibujo.
- ¿Vamos a trabajar en tu vestido?- Ambas ríen mientras continúan repasando el dibujo.
Marlene está doblando la ropa de bebé y la guarda en el armario. Rebecca la observa desde la puerta mirando a las curvas de su cuerpo sensual.
- Te amo, no importa lo enojada que estés conmigo.- Marlene se da la vuelta.
- ¿Supongo que Emily no se queda?- Le pregunta y se da la vuelta doblando las mantas de bebé que coloca en el cajón superior de la cómoda.
- Ella y Tristán tienen una cita.- Expresa caminando hacia la cómoda, extiende la mano al brazo de Marlene.
- ¡Por favor! No te enojes conmigo, sólo empeora la situación Marlene.- Ella la abraza con  fuerza.
- No has sido honesta Rebecca y yo no sé por qué.- Rebecca suspira bajando la cabeza.
- Sólo quiero conseguir la próxima semana y no quiero que nada de LCL interfiera entre nosotros personalmente.- Ella admite con seriedad. 
- Cuando nos comprometimos fue con la idea de que la LCL no interferiría y me aseguraste que no lo haría.-  Marlene le habla en voz baja de sus sentimientos lastimados, de su melancolía y su estado de ánimo.
- Lo hice, pero hay que admitir que ha sido un año loco, Katherine, Abby, luego Aarón y Angelo, ciertamente todo eso no hace nuestro trabajo o nuestras vidas más fáciles. Las preocupaciones de lo que podría pasar con ellos, conseguir que las colecciones funcionen, el contrato de fabricación de LCL con China, mi nueva posición…- Tartamudea un poco antes de continuar.
- Todas estas cosas entran en juego y sabes cómo soy y ya sabes cómo me afecta el estrés.-  Marlene la detiene.
- Soy tu esposa y siempre presto oído a tus problemas y cuestiones. ¿Por qué debe ser esto diferente?-  Le responde colocando las mantas dobladas en el cajón. Rebecca mira seria.
- Tengo algunas cosas que terminar en mi oficina.-  Sale de la guardería y se encierra en la soledad de su despacho. - ¡Si se lo digo ahora, va a volar!- Rebecca piensa en voz alta, mientras juguetea con su teléfono celular. Rebecca saca el maniquí de las sombras de la esquina donde lo colocó. Lo descubre y lo gira para estudiar la parte trasera del vestido que ya tenía hecho para Marlene. Con sus dedos comienza a tirar del dobladillo en la parte inferior, asegurándose de que la caída está bien, da un paso atrás admirando el delicado trabajo que había hecho en los pliegues en la parte delantera. - ¡Rebecca!- Marlene llama desde el otro lado de la puerta, cubre rápidamente el vestido y le contesta mientras abre la puerta.
- ¡Sí!- Su expresión es de alerta.
- ¿Otro secreto que me ocultas?-  Marlene pregunta cruzando los brazos y tratando de mirar por encima del hombro de Rebeca.
- Estaba trabajando en algo, eso es todo.-  Responde con nerviosismo.
- ¿El almuerzo? ¿Quieres algo?- Le pregunta sin cambiar su tono tranquilo. Rebecca pasa junto a ella cerrando la puerta. Se preparan una ensalada y sopa, se sientan a la barra.
- ¿Cómo te encuentras?-  Rebecca pregunta pero sin querer discutir.
- Estoy bien, veré al doctor dentro de diez días.- Ella respondió mordiendo su ensalada.
- Tengo que consultarle mis hábitos alimenticios y vitaminas que estoy tomando en ocasiones esas me hacen sentir mareada.-  Le responde.
- Parece que has ganado un poco de volumen.- Comenta Rebecca.
- ¡Sí! Si puedo seguir haciendo ejercicio y hacer yoga, creo que puedo mantener mi peso a pesar de que no será fácil. Tengo ansias salvajes a veces.-  Le explica con una carcajada.  
- ¡Sí! Me sorprende que no me hayas enviado en el medio de la noche por un helado o unos pepinillos.- Ambas ríen divertidas. – Ponte en mi lugar, ¡Por favor! No estés enfadada conmigo y trata de entender que tengo muchas cosas en la cuenta. Es la primera vez que no hago diseño y suma la preocupación de una colección que propusimos juntas, o sobre Tanja, o cualquier otro miembro de mi familia que me acosa sobre cualquier problema de la moda.- Rebecca se declara con sinceridad.
- Lo entiendo, pero no hay que sobre poner los días de moda. Son las mismas razones que nos arruinaron Rebecca.- Rebecca se puso de pie en la barra.
- Ahora tengo nuevos quebraderos de cabeza, la contratación de un nuevo diseñador jefe, qué hacer con Angelo.- Ella gruñó en voz baja.
- Sé que te gustaría tener los dedos en el pastel y lo paso por eso.-  Marlene trata de aliviar sus tensiones.  
- ¿Me dejas terminar en la oficina? Podremos hablar después.-  Marlene asiente y Rebecca camina lentamente de nuevo hacia su oficina. Marlene hace una mueca mientras la contempla alejándose. Rebecca se acerca a la ventana y mira al exterior. Siente una enfermedad en la boca del estómago que se extiende a Marlene, con sólo pensar en contarle la verdad sobre Sophia. Pero, justo cuando pensó en decir algo se encontró en una esquina sin un escape. Empieza a preguntarse de nuevo en cómo decírselo. Rebecca termina el vestido y llama a Marlene para que acuda a la oficina.
- ¡Hey!- Marlene llama a la puerta.
- ¡Entra!- Rebecca la toma de la mano la conduce al maniquí cubierto.
- ¿Así que esto es lo que has estado haciendo?- Ella sonríe.  
- La verdad es que llevo trabajando en él unos días y quería sorprenderte.- Añade permitiendo a Marlene  levantar el velo que la cubría. Los ojos azules de Marlene brillan de emoción.
- ¿Para mí?-  Exclama colocando sus manos a los lados de la cara.
- ¡Sí mi amor! Para ti.- La besa en la mejilla.
- Un vestido de maternidad, para ocasiones especiales. ¡Me encanta!- Expresa en voz alta.
- Me alegro que te guste.- Rebecca saborea la expresión de felicidad que Marlene está sintiendo.
- ¿Quieres probártelo?-  Le ofrece, Marlene empieza a desnudarse. Se pone su nuevo vestido y mira a Rebecca.
- Te veo preciosa con él, a ti y al bebé.- Rebecca está eufórica.
- ¿Te sienta bien, quiero decir, estás de acuerdo con la forma?-  Le pregunta tirando de los pliegues en la parte delantera.
- ¡Sí! Lo veo perfecto.-  Abraza y besa a Rebecca.
- ¡Gracias, gracias, gracias!- Rebecca se ríe.
- ¡Ok! Puedes volverte para comprobar las costuras. Lo tendré listo para la cena de la noche del lunes.- Sonríe ayudándola desvestirse. Marlene se queda casi desnuda delante de Rebecca, en paños menores, la contempla emocionada, quiere tocarla y sentir la suavidad de su piel debajo de la ropa mientras lentamente le quita el vestido. Está absorta en su fantasía y por el toque de la mano de Marlene en su cara.
- ¡Hola! Pareces perdida por un momento.- Rebeca hace una respiración profunda.
- ¡Sí! ¡Uh! ¡Lo estaba! Me encantas Marlene.- Ella la interrumpe.
- ¿No deberías colgar el vestido? Salvo que tengas una copia de seguridad.- Rebecca mira el vestido cruzado sobre su brazo.
- ¡Sí! No quiero que se arrugue.- Dice al colocarlo de nuevo en el maniquí. Marlene se acerca mirándola a los ojos.
- El vestido es precioso, es un regalo maravilloso, y ya voy  necesitando algo de ropa premamá.- Dice mostrando su vientre. Rebecca sigue con contemplando el rostro de Marlene.
– Sí que puedo hacer algunas cosas para que lleves a diario.- Marlene sonríe.
- ¡Ok! Suena muy bien. Voy a terminar en el cuarto del bebé,  luego iré a ver a papá. Biggi y yo vamos a hacer su pastel de chocolate alemán o al menos yo voy a aprender.-  Ella sonríe y la besa suavemente en los labios mientras termina de vestirse de nuevo. Marlene sale cerrando la puerta. Rebecca contempla el suave caminar de su esposa, percibe que ha realizado algún progreso en la reparación del enfado que tenían antes.  Coge su teléfono para llamar a Elisabeth.
- ¡Rebecca!- Le contesta.
- ¡Buenas tardes! ¿Cómo están las cosas?-  Pregunta curiosa.
- Jean Dupree está aquí. Estamos a punto de sentarnos a tomar un café. ¿Marlene y tú os unís a nosotros?- Rebecca suspira.
- Yo podría, si me das unos minutos, Marlene va a visitar a su padre, luego voy.-  Responde con solemnidad. Rebecca sube las escaleras a la guardería, Marlene está colocando la última de las cosas del bebé que les habían regalado.
– El baño es maravilloso y te quiero por sorprenderme.-  Le comenta, su estado de ánimo parece más animado.
– A quien realmente debes agradecérselo es a Emily y Natasha, todo fue idea suya, querían sorprendernos, pero las oí comentar algo en una conversación y les pedí que simplemente te sorprendieran.-  Rebecca sonríe.
- Voy a salir pronto.-  Dice Marlene cerrando la puerta del armario.
- Jean Dupree está aquí, voy a tomar un café al castillo.-  Le expresa al salir de la guardería.
- ¡Ok! Estoy segura que tienes mucho de qué hablar, Emily, la línea de lencería.-  Le responde con una agradable sonrisa.
- ¡Bueno! Entonces, nos vemos más tarde.- Rebecca contesta y dulcemente besa los labios de su esposa.
Rebecca  camina hacia el castillo entrando a través de la cocina y entra en el comedor.
- ¡Oh Rebecca!- Jean Dupree expresa cordial.
- Jean ¡Que agradable verte!-  Ella acerca su mano y la estrecha en un apretón firme.
- Estoy contento de que hayas podido unirte a nosotros.-  Él parece feliz con su situación. Rebecca se sirve un café y se sienta.
- Quería darle las gracias Rebecca por cuidar de Emily,  ella parece feliz con su nueva vida.-  Expresa con una alegría contenida. Rebecca toma un sorbo de café.
- No tengo todo el crédito, Elisabeth y por supuesto Tristán tienen mucho que ver con eso.-  Sonríe al responder, puede percibir que las preocupaciones de abuelo ahora han desaparecido.
- ¡Rebecca! Emily me ha dicho que estás diseñando su vestido de novia.- Comenta con agrado.
- ¡Sí! Es cierto, pero con su ayuda, por supuesto.-  Le transmite con afabilidad.
- Hablé con Emily sobre  su madre, mi nuera Naomi, ella vendrá a Dusseldorf para la boda.-  Él respondió con su voz ronca.
- He arreglado las cosas para que se quede aquí tanto tiempo como le guste.-Expresa Elisabeth y a continuación añade. - Quiero que Emily se sienta cómoda en el lugar donde su madre esté, entiendo que no han estado cerca desde hace tiempo.- Termina afirmando. Rebecca frunce el ceño.
- Emily y yo hemos hablado de su madre. Tiene cierta preocupación de lo despreocupada que es y me dijo que ha sido un espíritu libre toda su vida.-  
Jean Dupree mira hacia abajo sacudiendo ligeramente la cabeza.
- ¡Mi hijo!-  Hace una breve pausa. - Jock era un buen hombre, inteligente, educado, conoció a Naomi en su último año de universidad se enamoraron locamente pero ella no era de tipo sedentario. Sé en mi corazón que la amaba profunda y apasionadamente, pero de alguna manera su vida cambió al nacer Emily. -  Responde con la mirada perdida mientras habla. - Le gustaba tener a Emily durante largos períodos de tiempo, levantó una muralla entre ellos. Jock trabajó duro para mantenerlos unidos, pero la leucemia se lo llevó a una edad temprana.-  Se emociona recordando la vida de su hijo.
- ¡Oh! Lo siento, puedo ver que Emily ha sido un pilar en su vida y entiendo sus preocupaciones por su bienestar.- Elisabeth se muestra amable.
- ¡Bueno! Creo que Tristán es una parte importante del rompecabezas. Ama a Emily y proveerá todo lo que ella necesite.- Rebecca interviene.
- Me alegro de que hayamos podido realizar días de moda. La línea de la ropa interior debe ser un gran éxito. Elisabeth y Angelo han trabajado muy duro y la campaña de susurros nocturnos deberá de estar funcionando en París pronto.-  Rebecca cambia tranquilamente de tema, en un intento de pulsar a Jean Dupree  sobre Angelo.

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