-LO INAGOTABLE DEL AMOR-
El timbre del teléfono móvil de Rebecca la
despierta de un profundo sueño. La mayor parte de la noche del viernes la ha
pasado en una depresión angustiosa. Busca a tientas en la mesita de noche su
teléfono para responder.
- ¿Tanja?- Murmura.
-
¡Rebecca! ¡Hola! ¿Estás ahí?-
Pregunta en un tono agudo.
-
Es temprano y es Sábado, lo que sea ¿No puede esperar hasta el desayuno?-
Responde con voz airada.
-
¡No! No puedo esperar, te he reservado un vuelo a Londres, que debes coger al
mediodía de mañana.-
Rebecca se sienta tratando de concentrarse en lo que Tanja acababa de decir.
-
¿Londres?- Exclama.
- ¿No puedes enviar a otra persona? Sebastian o Tristán.- Gritó tirando las sábanas fuera de la cama.
-
No es posible, es un problema con la línea de alta costura, uno de los diseñadores está amenazando con
marcharse.- Tanja está ansiosa con el tema. Rebecca sale
de la cama sus pies tocan el suelo.
-
¿Podemos hablar de esto durante el desayuno? Me estoy vistiendo ahora. - Cierra el teléfono y termina de
vestirse.
Su estado de ánimo no es mucho
mejor cuando entra en el comedor, se pasa los dedos por el pelo para asegurarse
de que está, al menos, presentable. Ansgar lee el periódico de la mañana,
Tristán toma un sorbo de café mientras desplaza
los mensajes de texto en su teléfono y Tanja unta mantequilla en un bollo.
-
Veo que lo has hecho en un tiempo récord.- Tanja
bromea con el poco tiempo que ha empleado.
Rebecca coge una silla y se sienta, Justus le sirve una taza de café. Mira a su
alrededor buscando.
-
¿Dónde están Sebastián y Elisabeth?- Tristán entra en la conversación.
-
Sebastián se encuentra todavía en Shangay y Elisabeth está de viaje comercial
con Charlie.-
Ansgar dobla el periódico y lo arroja a la mesa.
-Tristán
es ahora la nueva voz de relaciones públicas para la Empresas Lahnstein.- Comenta en tono jocoso, él le
manda callar. Ansgar deja su taza de café en el plato, se levanta de la mesa y
deja caer su servilleta en la silla.
-
¿Estás de mal humor? – Dice
con enfado.
-
¿Por qué no podemos tener un desayuno normal como la gente normal?- Rebecca pregunta mientras mira a Ansgar.
-
No hay nada normal en esta miel familia.- Replica Tanja de forma abrupta. Rebecca
pronuncia una obscenidad en voz baja.
-
Y ahora tratemos el asunto de Londres ¿Alguien
del departamento administrativo podría manejar este asunto?- Pregunta Rebecca con severidad.
Ansgar termina su café y se excusa. Tanja le sigue con la mirada al salir de la
habitación.
-
Sebastián y Elisabeth están ausentes, creo que es tiempo para que tomes un poco
más de interés en el negocio. Después de todo eres diseñador jefe y sabes cómo
manejar y gestionar situaciones difíciles. - Tanja se dirige a Rebecca que la escucha
con la mirada de asombro en su rostro.
-
¿Qué? ¿Cuándo fue que alguien me dijo que debía hacer esto?- Comenta de manera objetiva. Tanja se encoge de hombros.
–
Tú sabes que lo vas a hacer bien, estoy segura de ello.- Rebecca suspira.
-
¿Te das cuenta de que esto es posponer los borradores finales para la colección
de otoño y Riga?- Justus sirve a Rebecca su desayuno, Tanja
recoge el periódico, lo abre haciendo caso omiso de ella por un momento.
–
¡Rebecca! te sugiero que hables con tu asistente antes de salir.- Tanja habla desde detrás del
diario. Rebecca deja caer su tenedor en el plato con disgusto.
–
Debo acudir esta mañana y asegurarme de que la costurera terminó tu vestido. ¿Podemos
conseguir hacer un ajuste más tarde? Es obvio que voy a estar haciendo las
maletas esta noche.- Tanja se muestra conforme moviendo la cabeza.
Rebecca bebe el último sorbo de café en su taza y sale, mas tarde se dirige a
LCL.
Rebecca retira el vestido de novia
de la bolsa de la ropa y lo coloca de nuevo en el maniquí. Se queda mirándolo.
A su conciencia acuden los pensamientos tristes de la última noche, estaba encantada
por ver a Marlene, sin embargo se
encuentra deprimida. Le parece que Marlene no ha cambiado realmente y en su
mente todavía flotaba aquella situación frágil de lo que había pasado entre
ellas. Rebecca mira el vestido, busca
cualquier defecto, Tanja le pidió que buscase un accesorio. Una ráfaga
de aire frío llena la habitación que la hace temblar, se da la vuelta para ver
a Katherine de pie ante ella.
-¡Ah!
Eres tú.- Se
dirige a Katherine de una manera extraña.
-
Sí, soy yo, tu novia.-
Katherine bromeó. - ¿Te he asustado?- Pregunta en un tono más serio.
–
¡No! Estoy bien, pero mi estado de ánimo no es bueno. Tanja y este maldito
vestido.- Comenta y
se da la vuelta para fijarse en algún problema en la cintura. Katherine se pone
detrás de Rebecca y la gira para verla
de frente, se inclina hacia delante y la besa en los labios. Rebecca baja la
cabeza.
-
Debería haber trabajado mejor. Estoy muy frustrada en este momento. Tanja ha decidido
que tengo que ir a Londres. - Katherine frunció el ceño.
- ¿Londres?- Rebecca observa
su cara de sorpresa.
-
¡Sí! Hay un problema con un diseñador que está amenazando con dejar de trabajar
y con las líneas de vencimiento en las tiendas en las próximas semanas…- Tose aclarándose la garganta. - No sé lo que Tanja piensa que puedo hacer
para que la situación mejore.-
Katherine coge la cara de Rebecca con las dos manos.
– ¡Cálmate!
Ya sabes cómo es tu familia. ¡Sí! Tanja es exigente y a menudo arrogante, pero
también es muy inteligente en los negocios, no te olvides lo que me animó para
ir a Roma.- Rebecca sacude su cabeza y logra esbozar una sonrisa. Toma un
mechón de pelo de Katherine en la mano y lo enrosca alrededor de un dedo.
-
Me apetecería que pudieras venir conmigo.- Rebecca se ofrece
-
Nada me gustaría más que una noche romántica o dos contigo, pero Tanja es
inflexible con la línea de moda juvenil,
debe estar lista a finales de la próxima
semana. - Lo que le
está diciendo es muy cierto. Como Rebecca,
Katherine es una gran trabajadora muy dedicada, ama la vida de la moda.
-
¿Sabes? Todo lo que siempre quise fue hacer diseño de moda, quería hacer algo diferente
de lo que siempre han hecho en la familia.- Rebecca reflexiona antes de seguir hablando.
- Siempre sentí la necesidad de ser
agresiva, como si tuviera que demostrar algo a mi familia. No me importaba
cuántas veces caminaran por encima de mí. Llegamos a un pacto mis hermanos y yo.
Manteniéndonos unidos nuestra vida no
tendría dificultades, ser un Lahnstein no es la cosa más fácil.- Katherine le responde.
-
Eso puede ser cierto, pero es tu capacidad la que va a gestionar ese asunto.- Katherine sigue con un consejo. - Sé lo importante que es para ti demostrar
tu valía, que no te importe lo que piense Tanja. Eso es lo que me gusta de ti.-
Las palabras de Katherine ponen eufórica a Rebecca y de alguna manera extraña
Tanja aparece en ese momento, la salvó de decir un “Te quiero”. - Tengo que
ponerme a trabajar ahora. ¿Nos vemos en No Limits esta noche?- Katherine pregunta rápida antes de ser evitada
por Tanja. -Tengo que hacer las maletas
cuando salga de aquí ¿Te recojo a las siete?- Pregunta Rebecca.
-
¡Sí! Está bien.- Katherine se da media vuelta. -¡Buenos días! Tanja.- Saluda con simpatía forzada mientras se dirige
a su mesa de trabajo. Rebecca termina de dar la última puntada al vestido de novia
para apaciguar a Tanja. Finalmente, en la prueba, encaja con cierta perfección. Finalmente, en la última prueba el
vestido encaja a la perfección.
Rebecca se siente aliviada, necesitaba conseguir tiempo antes de la boda.
Pone en orden su puesto, limpia numerosos trozos de tela que están esparcidos
por el tablero. Se prepara para trabajar en la próxima colección de otoño. Dibuja
fervorosamente durante toda la tarde. Uando
acaba regresa a su casa para preparar un corto equipaje.
Rebecca y Katherine caminan de la
mano hasta llegar a No Limits. Para su sorpresa Ollie los recibe en la puerta.
-
¡Ollie! - Rebecca le saluda con un cálido abrazo.
-
Es bueno estar de vuelta. Ven te voy a buscar una mesa.- Él se abrió camino a través de la
multitud. Rebecca y Katherine le siguen. Piden unas bebidas y se sientan a
hablar de la moda y la próxima boda.
-
¡Hola Rebecca! Katherine.-
Una voz detrás de ellas, Jessica se pone sobre el hombro de Katherine moviéndose
al compás de la música.- ¡Hey! –
Rebecca, mientras ellas hablan, escanea el local para ver quién más podría estar allí.
De repente detiene su mirada en
Marlene sentada en una mesa enfrente. Luce un par de pantalones vaqueros azules
desteñidos y una camiseta sin mangas de color azul claro con el pelo recogido
en una coleta sobre su hombro. La encuentra encantadora. Observa cada
movimiento mientras ella ríe y toma un sorbo de su vaso, sin darse cuenta de que
Rebecca la está observando.
-
¡Rebecca! -
Katherine llama su atención para romper esa mirada, sonríe y la coge de la mano y tira de ella.
–
¡Vamos a bailar!- La
música es lenta y romántica. Rebecca la abraza con las manos en su cintura, cierra
los ojos y sus pensamientos vuelan hacia Marlene. Rebecca gira a Katherine en la
dirección donde pueda verla. Abre ligeramente un ojo y se encuentra con la
mirada de Marlene fija en la de ella, sonríe al reconocerla. La canción termina y regresan
a la mesa.
-
¿Puedo ofrecerte una recarga?-
Rebecca le pregunta recogiendo los vasos.
-
¡Sí! Por favor.- Contesta
Katherine. Rebecca se acerca a la barra y le entrega los vasos a Ollie.
-
¿Supongo que habrás visto a Marlene?- Le pregunta mientras rellena sus bebidas. Rebecca hace un
leve encogimiento de hombros.
–
Tuvimos un encuentro breve en el castillo. - Ollie levantó la ceja.
-
Y ¿Fue bueno?-
Rebecca no está segura del porqué tanto interés.
-
Fue cordial.- Le responde. - Ya
tengo una novia maravillosa Ollie, no preguntes más, por favor.- Recoge sus
bebidas y lo mira con dureza.
-
¡Ok!- Contesta negando con la cabeza, un tanto sorprendido
por el crudo comentario de Rebecca. Ella
regresa a la mesa para encontrar a Katherine con una mirada seria en su
rostro, mientras contesta al teléfono. Pone
su mano sobre el receptor.
-
Es mi padre, tengo que salir para poder oír mejor.- Su voz y su gesto es de preocupación.
-
¿Está todo bien?- Le
pregunta depositando las bebidas en la mesita. Katherine se incorpora con cara
de susto.
-
¡No sé, perdona! -
Se aleja de la mesa y sale por la puerta. Rebecca gira su cabeza hacia la mesa donde
Marlene está sentada, se pregunta si debía o no ir a su encuentro, cuando es Marlene
la que, de repente se levanta y se acerca a ella.
–
¡Marlene!- Rebecca
rompe el silencio entre ellas.
-
¡Rebecca!- Responde,
respira hondo y continua hablando.
-
Quería disculparme por lo de ayer, fui algo grosera, tenía muchas cosas en mi cabeza, pero eso no es
excusa para haberte dejado allí plantada.- Rebecca percibe como si hubieran roto el
hielo.
-
Ya veo, - Responde, no está segura de lo que debe
decir.
-
¿Como estas?-
Marlene pregunta con amabilidad. Rebecca
mira hacia la puerta a la espera del regreso de Katherine mientras responde.
-
El mismo trabajo, más trabajo.- Rebecca contesta con una risa de sarcasmo. Marlene la mira y
vuelve a respirar profundo.
-
¿Nunca vas a cambiar Rebecca? – Se hace un breve momento de silencio entre ellas, la mirada
de Rebecca está causando un efecto de ardor en Marlene.
-
No estaba segura de cómo iba a sentirme al verte de nuevo. - Expresa Rebecca con cierta
frialdad. Marlene se enrojece. – He pensado mucho en ti y a menudo, me
preguntaba si Los Ángeles te hizo tan feliz como parece. ¿Va a ser tu destino definitivo?- Le pregunta, espera una respuesta de Marlene. Ella
sonríe.
-
Realmente no lo he decidido, tengo la intención de pasar algún tiempo con mi
familia y visitar a Dana y Hagen, mientras estoy en casa.- Rebecca pensó en las luchas de
Hagen para estar con Dana.
-
¿Podríamos ir a algún lugar y hablar?- Pregunta Marlene buscando cierta intimidad.
Rebecca, una vez más mira hacia la puerta principal.
-
Debería esperar a Katherine, ha recibido una llamada importante.- Se levanta de la mesa dejando sola a Marlene y
se dirige a la puerta la abre para ver a Katherine metida en la conversación.
Rebecca se acerca a ella.
-
¿Está todo bien?- Katherine
apaga su teléfono.
-
Era mi padre, mi madre está enferma y en el hospital. Estoy tratando de llamar
a mi hermano Miguel. -
Responde con voz nerviosa.
-
Lo siento, ¿Qué puedo hacer?-
Rebecca pregunta con afecto.
-
Nada, realmente necesito regresar a la
buhardilla ¿Te importa?-
Rebecca la abraza.
-
¿Estás segura de que no hay nada que te pueda ayudar? - Katherine besa con dulzura sus labios.
-
¡No! Tengo que hacer algunas llamadas y solucionar algunos asuntos. - Katherine saca las llaves del bolsillo.
Rebecca toca el rostro de Katherine con su mano.
-
¡Vaya! Voy a tener que regresar a casa, hablamos mañana antes de irme. - Rebecca la acompaña hasta su coche
y luego regresa a No Limits. Marlene se había trasladado de nuevo a la mesa con
los demás. Rebecca por un segundo piensa si
unirse a ellos o no. Se dirige a su mesa con la intención de significarse
a Marlene. Emilio llama su atención gritando por encima del ruido del bar.
-
Rebecca ven aquí con nosotros. - Se acerca manteniendo la vista en Marlene.
-
¿Hablamos? - Pregunta
Rebecca, Marlene asiente con la cabeza, y se aleja de la mesa acercándose a
ella.
-
¿Katherine?- Pregunta intrigada.
-
Tiene algunos asuntos personales que atender.- Le explica Rebecca.
-
¿Quieres quedarte aquí?-
Marlene le susurra al oído.
-
¿Qué tal un café en alguna parte?- Rebecca le dice, recogen sus bolsos y se encaminan hacia la puerta. En una cafetería a poca distancia encuentran acomodo, entran y
se sientan a una mesa. -Te veo muy bien
Marlene.- Rebecca habla sintiéndose más a gusto ahora que están solas.
-
Eres demasiado amable.-
Marlene rió, ella se encuentra cómoda, está a solas con Rebecca que mira con
profundidad a sus ojos azules, ojos que siempre la habían cautivado. Se da
cuenta que brillan incluso con la tenue luz de la cafetería. -Te veo feliz Rebecca, Katherine es bonita.-
Rebecca contesta veloz.
-
No es la rubia de ojos azules que hubiera preferido, pero me considero
afortunada. -
Rebecca agita la crema en su café. - Es
estupenda, me entiende a mí, mi trabajo, mi dedicación, es todo lo que podría
desear. - Comenta Rebecca con confianza sin saber cuáles son los
sentimientos de Marlene. El labio superior de Marlene se tensa al escuchar las
palabras de Rebecca.
-
Yo sólo quise hacerte feliz, dedique mi vida a ti de manera incondicional pero estabas distraída y fuera de control. Un día te pusiste fuera de mi alcance, y ya no
pude continuar a tu lado.-
Las palabras Marlene golpean fuerte en
lo profundo de su alma.
-
¿Sabes? Cuando te fuiste la primera vez, entendí tu posición, yo no quería,
quería que te quedases, estaba dispuesta a luchar por nosotras. Cuando de
repente regresaste pensé que podríamos haber tenido una segunda oportunidad.- Le expresa Rebecca. - Quiero decir que, estabas trabajando en el
castillo, lo tomé como una señal, que por fin había llegado a tus sentidos. Pero el destino quiso que te marchases de
nuevo. - Marlene está sorprendida por la confesión de Rebecca. Piensa cómo va a responder.
-
Lo siento si te has sentido así Rebecca, pero que ni siquiera tuvimos una
relación amistosa. Estabas completamente absorta en ti misma con LCL. – La mirada de Marlene se hace algo
fría. – Yo no podía ver esa actitud en
ti, no dabas señales. La sensación que tuve es que estabas muy lejos de mí - Rebecca inclina su cabeza y traga saliva.
-
No quiero volver a vivir lo qué pasaría si… ¡Marlene! ¡Sí! Me
equivoqué, fui egoísta y absurda cuando se trataba de ti. Me tomé nuestra
relación por sentada. -
La mirada de Rebecca se transforma en lágrimas. - ¡No voy a pasar por eso de nuevo! – Afirma
con certeza. Toma un pañuelo de su bolso y se enjuga las lágrimas. Marlene
tuerce el gesto y mira a Rebecca.
-
¿Por qué no le has dicho a Katherine nada acerca de nuestro pasado?- Rebecca se ve sorprendida, con la
guardia baja por la pregunta de Marlene. Se enfurece sabiendo que ha sido Tanja
la responsable de que Marlene hiciera esa pregunta.
-
¡Tanja!- Exclama
haciendo una mueca.
-
¿Has conocido a alguien y le has hablado de mí?- Rebecca pregunta con curiosidad. Los ojos
de Marlene ahora perforan los suyos.
-
¡No! Yo sólo he salido alguna vez, nada serio y no hay razón real para que lo plantees.-
Marlene contestó
secamente antes de continuar. - ¡Rebecca!
¿Por qué no le has dicho nada a Katherine acerca de nosotras? ¿Estás haciendo
caso omiso de lo que tuvimos? ¿Lo has olvidado?- Rebecca mira hacia otro
lado con desesperación. -¡Rebecca!-
Marlene habla con severidad. Rebecca responde en voz baja.
-
No podría.- Mira a Marlene, sus ojos se encuentran.
-
No puedo, es la cosa más difícil que he hecho en mi vida, me estoy dejando llevar.- Rebecca baja la cara para cubrirla
con sus manos. Marlene la mira con dureza.
–
Rebecca, Katherine debe conocer nuestro pasado, tiene derecho a saber la
verdad.- Rebecca
levantó la cara de sus manos.
-
¡Sabes lo que siento por mentir! No sé qué pasará si se lo digo.- Rebecca está dubitativa.
-
Contarle lo nuestro era muy difícil, tu nombre era algo que no podía soportar,
me inquietaba. Pero verte de nuevo, que estés aquí, hace que me de cuenta de
que en algún momento deberá saberlo.- Marlene la mira recogiendo sus pensamientos.
-
Gracias por tu honestidad, es algo que nos faltaba en nuestra relación.- Marlene toma la mano de Rebecca
brevemente. – Realmente...- Comienza
a hablar pero es interrumpida. Rebecca necesita hablar aún más. Marlene la detiene. - No podía pronunciar tu nombre ya fuese para hablar o escribir. Nada
tenía sentido, la angustia que sentí causó una grieta en mi corazón, tuve que
salir de aquí, todo lo que te quería decir es esto. Necesitaba la claridad para
mí Rebecca. Que no estuvieras presente cada día era necesario para poder
encauzar mi vida. - Las lágrimas de Marlene comienzan a rodar por su
rostro. Rebecca se convierte ahora en consoladora.
-
Es verdad lo que dije antes, pienso en
ti a menudo y nunca ignoro nuestra relación. Siempre me preocupo por ti
Marlene, lo que compartimos fue muy especial en mi corazón, y a pesar de que el tiempo nos ha separado,
nosotras lo viviremos en el corazón para siempre.- Marlene sonrió.
-
Yo sé una cosa Rebecca, gracias a ti sé lo que soy y quién soy. Lo que me quede
en este mundo, siempre te estaré agradecida por ello.- Sonríen mientras terminan el café.
-
Es tarde me tengo que ir.-
Comenta Rebecca.
-
¿Te llevo a casa, entonces? - Pagan
la cuenta y se dirigen al castillo. La mayor parte del viaje es tranquilo y un
tiempo para hablar cada una. Ambas tienen el convencimiento de que deben reflexionar
sobre la conversación en la cafetería.
-
Tengo que ir un par de días a Londres, tal vez cuando regrese podamos hablar
más sobre Los Ángeles.-
Rebecca le expone al salir del coche, Marlene sonrió.
-
No sé, Rebecca, de todas formas, hablamos.- Ella lo deja así, Rebecca cierra la puerta
del coche y observa cómo se aleja trazando las luces traseras, hasta que se
pierden en la distancia.
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