Una separación necesaria

Una separación necesaria

martes, 21 de junio de 2016

CAPÍTULO 6



                                        -LO INAGOTABLE DEL AMOR-



 El timbre del teléfono móvil de Rebecca la despierta de un profundo sueño. La mayor parte de la noche del viernes la ha pasado en una depresión angustiosa. Busca a tientas en la mesita de noche su teléfono para responder.         
- ¿Tanja?-  Murmura. 
- ¡Rebecca! ¡Hola! ¿Estás ahí?- Pregunta en un tono agudo.
- Es temprano y es Sábado, lo que sea ¿No puede esperar hasta el desayuno?-  Responde con voz airada.
- ¡No! No puedo esperar, te he reservado un vuelo a Londres, que debes coger al mediodía de mañana.- Rebecca se sienta tratando de concentrarse en lo que Tanja acababa de decir.
- ¿Londres?-  Exclama. - ¿No puedes enviar a otra persona? Sebastian o Tristán.-  Gritó tirando las sábanas fuera de la cama.
- No es posible, es un problema con la línea de alta costura,  uno de los diseñadores está amenazando con marcharse.-  Tanja está ansiosa con el tema. Rebecca sale de la cama sus pies tocan el suelo.
- ¿Podemos hablar de esto durante el desayuno? Me estoy vistiendo ahora. - Cierra el teléfono y termina de vestirse.
Su estado de ánimo no es mucho mejor cuando entra en el comedor, se pasa los dedos por el pelo para asegurarse de que está, al menos, presentable. Ansgar lee el periódico de la mañana, Tristán toma un sorbo de café mientras desplaza  los mensajes de texto en su teléfono y Tanja unta mantequilla en un bollo.
- Veo que lo has hecho en un tiempo récord.- Tanja  bromea con el poco tiempo que ha empleado. Rebecca coge una silla y se sienta, Justus le sirve una taza de café. Mira a su alrededor buscando.
- ¿Dónde están Sebastián y Elisabeth?- Tristán entra en la conversación.
- Sebastián se encuentra todavía en Shangay y Elisabeth está de viaje comercial con Charlie.- Ansgar dobla el periódico y lo arroja a la mesa.       
-Tristán es ahora la nueva voz de relaciones públicas para la Empresas Lahnstein.- Comenta en tono jocoso, él le manda callar. Ansgar deja su taza de café en el plato, se levanta de la mesa y deja caer su servilleta en la silla.
- ¿Estás de mal humor? – Dice con enfado.
- ¿Por qué no podemos tener un desayuno normal como la gente normal?-  Rebecca pregunta mientras mira a Ansgar.
- No hay nada normal en esta miel familia.- Replica Tanja de forma abrupta. Rebecca pronuncia una obscenidad en voz baja.
- Y ahora tratemos el asunto de  Londres ¿Alguien del departamento administrativo podría manejar este asunto?- Pregunta Rebecca con severidad. Ansgar termina su café y se excusa. Tanja le sigue con la mirada al salir de la habitación.
- Sebastián y Elisabeth están ausentes, creo que es tiempo para que tomes un poco más de interés en el negocio. Después de todo eres diseñador jefe y sabes cómo manejar y gestionar situaciones difíciles. - Tanja se dirige a Rebecca que la escucha con la mirada de asombro en su rostro.
- ¿Qué? ¿Cuándo fue que alguien me dijo que debía hacer esto?- Comenta de  manera objetiva. Tanja se encoge de hombros.
– Tú sabes que lo vas a hacer bien, estoy segura de ello.- Rebecca suspira.
- ¿Te das cuenta de que esto es posponer los borradores finales para la colección de otoño y Riga?-  Justus sirve a Rebecca su desayuno, Tanja recoge el periódico, lo abre haciendo caso omiso de ella por un momento.
– ¡Rebecca! te sugiero que hables con tu asistente antes de salir.- Tanja habla desde detrás del diario. Rebecca deja caer su tenedor en el plato con disgusto.
– Debo acudir esta mañana y asegurarme de que la costurera terminó tu vestido. ¿Podemos conseguir hacer un ajuste más tarde? Es obvio que voy a estar haciendo las maletas esta noche.-  Tanja se muestra conforme moviendo la cabeza. Rebecca bebe el último sorbo de café en su taza y sale, mas tarde se dirige a LCL.

Rebecca retira el vestido de novia de la bolsa de la ropa y lo coloca de nuevo en el maniquí. Se queda mirándolo. A su conciencia acuden los pensamientos tristes de la última noche, estaba encantada por ver a Marlene,  sin embargo se encuentra deprimida. Le parece que Marlene no ha cambiado realmente y en su mente todavía flotaba aquella situación frágil de lo que había pasado entre ellas. Rebecca mira el vestido, busca  cualquier defecto, Tanja le pidió que buscase un accesorio. Una ráfaga de aire frío llena la habitación que la hace temblar, se da la vuelta para ver a Katherine de pie ante ella.
-¡Ah! Eres tú.- Se dirige a Katherine de una manera extraña.
- Sí, soy yo, tu novia.- Katherine bromeó. - ¿Te he asustado?-  Pregunta en un tono más serio.
– ¡No! Estoy bien, pero mi estado de ánimo no es bueno. Tanja y este maldito vestido.- Comenta y se da la vuelta para fijarse en algún problema en la cintura. Katherine se pone detrás de Rebecca y la gira  para verla de frente, se inclina hacia delante y la besa en los labios. Rebecca baja la cabeza.
- Debería haber trabajado mejor. Estoy muy frustrada en este momento. Tanja ha decidido que tengo que ir a Londres. -  Katherine frunció el ceño.
- ¿Londres?-  Rebecca observa su cara de sorpresa.       
- ¡Sí! Hay un problema con un diseñador que está amenazando con dejar de trabajar y con las líneas de vencimiento en las tiendas en las próximas semanas…- Tose aclarándose la garganta. - No sé lo que Tanja piensa que puedo hacer para que la situación mejore.-  Katherine coge la cara de Rebecca con las dos manos.           
 – ¡Cálmate! Ya sabes cómo es tu familia. ¡Sí! Tanja es exigente y a menudo arrogante, pero también es muy inteligente en los negocios, no te olvides lo que me animó para ir a Roma.- Rebecca sacude su cabeza y logra esbozar una sonrisa. Toma un mechón de pelo de Katherine en la mano y lo enrosca alrededor de un dedo.
- Me apetecería que pudieras venir conmigo.-  Rebecca se ofrece
- Nada me gustaría más que una noche romántica o dos contigo, pero Tanja es inflexible con  la línea de moda juvenil, debe  estar lista a finales de la próxima semana. - Lo que le está diciendo es muy cierto. Como Rebecca,  Katherine es una gran trabajadora muy dedicada, ama la vida de la moda.
- ¿Sabes? Todo lo que siempre quise fue hacer diseño de moda, quería hacer algo diferente de lo que siempre han hecho en la familia.- Rebecca reflexiona antes de seguir hablando. - Siempre sentí la necesidad de ser agresiva, como si tuviera que demostrar algo a mi familia. No me importaba cuántas veces caminaran por encima de mí. Llegamos a un pacto mis hermanos y yo. Manteniéndonos unidos  nuestra vida no tendría dificultades, ser un Lahnstein no es la cosa más fácil.-  Katherine le responde.        
- Eso puede ser cierto, pero es tu capacidad la que va a gestionar ese asunto.- Katherine sigue con un consejo. - Sé lo importante que es para ti demostrar tu valía, que no te importe lo que piense Tanja. Eso es lo que me gusta de ti.- Las palabras de Katherine ponen eufórica a Rebecca y de alguna manera extraña Tanja aparece en ese momento, la salvó de decir un “Te quiero”. - Tengo que ponerme a trabajar ahora. ¿Nos vemos en No Limits esta noche?-  Katherine pregunta rápida antes de ser evitada por Tanja. -Tengo que hacer las maletas cuando salga de aquí ¿Te recojo a las siete?- Pregunta Rebecca.
- ¡Sí! Está bien.-  Katherine se da media vuelta. -¡Buenos días! Tanja.-  Saluda con simpatía forzada mientras se dirige a su mesa de trabajo. Rebecca termina de dar la última puntada al vestido de novia para apaciguar a Tanja. Finalmente, en la prueba, encaja con cierta  perfección. Finalmente, en la última prueba el vestido encaja a la perfección.
Rebecca se siente aliviada,  necesitaba conseguir tiempo antes de la boda. Pone en orden su puesto, limpia numerosos trozos de tela que están esparcidos por el tablero. Se prepara para trabajar en la próxima colección de otoño. Dibuja fervorosamente durante toda  la tarde. Uando acaba regresa a su casa para preparar un corto equipaje.

Rebecca y Katherine caminan de la mano hasta llegar a No Limits. Para su sorpresa Ollie los recibe en la puerta.
- ¡Ollie! -  Rebecca le saluda con un cálido abrazo.
- Es bueno estar de vuelta. Ven te voy a buscar una mesa.- Él se abrió camino a través de la multitud. Rebecca y Katherine le siguen. Piden unas bebidas y se sientan a hablar de la moda y la próxima boda.
- ¡Hola Rebecca! Katherine.- Una voz detrás de ellas, Jessica se pone sobre el hombro de Katherine moviéndose al compás de la música.- ¡Hey! – Rebecca, mientras ellas hablan,  escanea  el local para ver quién más podría estar allí.
De repente detiene su mirada en Marlene sentada en una mesa enfrente. Luce un par de pantalones vaqueros azules desteñidos y una camiseta sin mangas de color azul claro con el pelo recogido en una coleta sobre su hombro. La encuentra encantadora. Observa cada movimiento mientras ella ríe y toma un sorbo de su vaso, sin darse cuenta de que Rebecca la está observando.
- ¡Rebecca! - Katherine llama su atención para romper esa mirada, sonríe y  la coge de la mano y tira de ella.
– ¡Vamos a bailar!- La música es lenta y romántica. Rebecca la abraza con las manos en su cintura, cierra los ojos y sus pensamientos vuelan hacia Marlene. Rebecca gira a Katherine en la dirección donde pueda verla. Abre ligeramente un ojo y se encuentra con la mirada de Marlene fija en la de ella,  sonríe al reconocerla. La canción termina y regresan a la mesa.
- ¿Puedo ofrecerte una recarga?- Rebecca le pregunta recogiendo los vasos.
- ¡Sí! Por favor.- Contesta Katherine. Rebecca se acerca a la barra y le entrega los vasos a Ollie.
- ¿Supongo que habrás visto a Marlene?- Le pregunta mientras rellena sus bebidas. Rebecca hace un leve encogimiento de hombros.
– Tuvimos un encuentro breve en el castillo. - Ollie levantó la ceja.
- Y ¿Fue bueno?- Rebecca no está segura del porqué tanto interés.
- Fue cordial.- Le responde.  - Ya tengo una novia maravillosa Ollie, no  preguntes más, por favor.- Recoge sus bebidas y lo mira con dureza.
- ¡Ok!-  Contesta negando con la cabeza, un tanto sorprendido por el crudo comentario de Rebecca. Ella  regresa a la mesa para encontrar a Katherine con una mirada seria en su rostro, mientras  contesta al teléfono. Pone su mano sobre el receptor.
- Es mi padre, tengo que salir para poder oír mejor.- Su voz y su gesto es de preocupación.
- ¿Está todo bien?- Le pregunta depositando las bebidas en la mesita. Katherine se incorpora con cara de susto.
- ¡No sé, perdona! - Se aleja de la mesa y sale por la puerta. Rebecca gira su cabeza hacia la mesa donde Marlene está sentada, se pregunta si debía o no ir a su encuentro, cuando es Marlene la que, de repente se levanta y se acerca a ella.           
– ¡Marlene!- Rebecca rompe el silencio entre ellas.
- ¡Rebecca!- Responde, respira hondo y continua hablando.
- Quería disculparme por lo de ayer, fui algo grosera,  tenía muchas cosas en mi cabeza, pero eso no es excusa para haberte dejado allí plantada.- Rebecca percibe como si hubieran roto el hielo.
- Ya veo, -  Responde, no está segura de lo que debe decir.
- ¿Como estas?- Marlene pregunta con  amabilidad. Rebecca mira hacia la puerta a la espera del regreso de Katherine mientras responde.
- El mismo trabajo, más trabajo.- Rebecca contesta con una risa de sarcasmo. Marlene la mira y vuelve a respirar profundo. 
- ¿Nunca vas a cambiar Rebecca? – Se hace un breve momento de silencio entre ellas, la mirada de Rebecca está causando un efecto de ardor en Marlene.
- No estaba segura de cómo iba a sentirme al verte de nuevo. - Expresa Rebecca con cierta frialdad. Marlene se enrojece.  – He pensado mucho en ti y a menudo, me preguntaba si Los Ángeles te hizo tan feliz como parece.  ¿Va a ser tu destino definitivo?-  Le pregunta, espera una respuesta de Marlene. Ella sonríe.
- Realmente no lo he decidido, tengo la intención de pasar algún tiempo con mi familia y visitar a Dana y Hagen, mientras estoy en casa.- Rebecca pensó en las luchas de Hagen para estar con Dana.
- ¿Podríamos ir a algún lugar y hablar?- Pregunta Marlene buscando cierta intimidad. Rebecca, una vez más mira hacia la puerta principal.
- Debería esperar a Katherine, ha recibido una llamada importante.-  Se levanta de la mesa dejando sola a Marlene y se dirige a la puerta la abre para ver a Katherine metida en la conversación. Rebecca se acerca a ella. 
- ¿Está todo bien?-   Katherine  apaga su teléfono.
- Era mi padre, mi madre está enferma y en el hospital. Estoy tratando de llamar a mi hermano Miguel. - Responde con voz nerviosa.
- Lo siento, ¿Qué puedo hacer?- Rebecca pregunta con afecto.
- Nada, realmente necesito  regresar a la buhardilla ¿Te importa?- Rebecca la abraza.
- ¿Estás segura de que no hay nada que te pueda ayudar? - Katherine besa con  dulzura sus labios.
- ¡No! Tengo que hacer algunas llamadas y solucionar  algunos asuntos. - Katherine saca las llaves del bolsillo. Rebecca toca el rostro de Katherine con su mano.
- ¡Vaya! Voy a tener que regresar a casa, hablamos mañana antes de irme. - Rebecca la acompaña hasta su coche y luego regresa a No Limits. Marlene se había trasladado de nuevo a la mesa con los demás. Rebecca por un segundo piensa si  unirse a ellos o no. Se dirige a su mesa con la intención de significarse a Marlene. Emilio llama su atención gritando por encima del ruido del bar.
- Rebecca ven aquí con nosotros. - Se acerca manteniendo la vista en Marlene.
- ¿Hablamos? - Pregunta Rebecca, Marlene asiente con la cabeza, y se aleja de la mesa acercándose a ella.
- ¿Katherine?-  Pregunta  intrigada. 
- Tiene algunos asuntos personales que atender.- Le explica Rebecca. 
- ¿Quieres quedarte aquí?- Marlene le susurra al oído.
- ¿Qué tal un café en alguna parte?- Rebecca le dice, recogen sus bolsos y se encaminan  hacia la puerta. En una cafetería  a poca distancia encuentran acomodo, entran y se sientan a una mesa. -Te veo muy bien Marlene.- Rebecca habla sintiéndose más a gusto ahora que están solas.
- Eres demasiado amable.- Marlene rió, ella se encuentra cómoda, está a solas con Rebecca que mira con profundidad a sus ojos azules, ojos que siempre la habían cautivado. Se da cuenta que brillan incluso con la tenue luz de la cafetería. -Te veo feliz Rebecca, Katherine es bonita.-  Rebecca contesta veloz.
- No es la rubia de ojos azules que hubiera preferido, pero me considero afortunada. - Rebecca agita la crema en su café. - Es estupenda, me entiende a mí, mi trabajo, mi dedicación, es todo lo que podría desear. - Comenta Rebecca con confianza sin saber cuáles son los sentimientos de Marlene. El labio superior de Marlene se tensa al escuchar las palabras de Rebecca. 
- Yo sólo quise hacerte feliz, dedique mi vida a ti  de manera incondicional pero estabas  distraída y fuera de control.  Un día te pusiste fuera de mi alcance, y ya no pude continuar a tu lado.- Las palabras Marlene  golpean fuerte en lo profundo de su alma.
- ¿Sabes? Cuando te fuiste la primera vez, entendí tu posición, yo no quería, quería que te quedases, estaba dispuesta a luchar por nosotras. Cuando de repente regresaste pensé que podríamos haber tenido una segunda oportunidad.- Le expresa Rebecca. - Quiero decir que, estabas trabajando en el castillo, lo tomé como una señal, que por fin había llegado a tus sentidos.  Pero el destino quiso que te marchases de nuevo. - Marlene está sorprendida por la confesión de Rebecca. Piensa  cómo va a responder.
- Lo siento si te has sentido así Rebecca, pero que ni siquiera tuvimos una relación amistosa. Estabas completamente absorta en ti misma con LCL. – La mirada de Marlene se hace algo fría. – Yo no podía ver esa actitud en ti, no dabas señales. La sensación que tuve es que estabas muy lejos de mí -  Rebecca inclina su cabeza y traga saliva.
- No quiero volver a vivir lo qué pasaría si… ¡Marlene!   ¡Sí! Me equivoqué, fui egoísta y absurda cuando se trataba de ti. Me tomé nuestra relación por sentada. - La mirada de Rebecca se transforma en lágrimas. - ¡No voy a pasar por eso de nuevo! – Afirma con certeza. Toma un pañuelo de su bolso y se enjuga las lágrimas. Marlene tuerce el gesto y mira a Rebecca.
- ¿Por qué no le has dicho a Katherine nada acerca de nuestro pasado?- Rebecca se ve sorprendida, con la guardia baja por la pregunta de Marlene. Se enfurece sabiendo que ha sido Tanja la responsable de que Marlene hiciera esa pregunta.
- ¡Tanja!- Exclama haciendo una mueca.
- ¿Has conocido a alguien y le has hablado de mí?- Rebecca pregunta con curiosidad. Los ojos de Marlene ahora perforan los suyos.
- ¡No! Yo sólo he salido alguna vez, nada serio y no hay razón real para que lo plantees.- Marlene contestó secamente antes de continuar. - ¡Rebecca! ¿Por qué no le has dicho nada a Katherine acerca de nosotras? ¿Estás haciendo caso omiso de lo que tuvimos? ¿Lo has olvidado?- Rebecca mira hacia otro lado con desesperación. -¡Rebecca!- Marlene habla con severidad. Rebecca responde en voz baja.
- No podría.-  Mira a Marlene, sus ojos se encuentran.
- No puedo, es la cosa más difícil que he hecho en mi vida, me estoy dejando llevar.- Rebecca baja la cara para cubrirla con sus manos. Marlene la mira con dureza.
– Rebecca, Katherine debe conocer nuestro pasado, tiene derecho a saber la verdad.- Rebecca levantó la cara de sus manos.
- ¡Sabes lo que siento por mentir! No sé qué pasará si se lo digo.- Rebecca está dubitativa. 
- Contarle lo nuestro era muy difícil, tu nombre era algo que no podía soportar, me inquietaba. Pero verte de nuevo, que estés aquí, hace que me de cuenta de que en algún momento deberá saberlo.- Marlene la mira recogiendo sus pensamientos.
- Gracias por tu honestidad, es algo que nos faltaba en nuestra relación.- Marlene toma la mano de Rebecca brevemente. – Realmente...- Comienza a hablar pero es interrumpida. Rebecca necesita hablar aún más. Marlene  la detiene. - No podía pronunciar tu nombre ya fuese para hablar o escribir. Nada tenía sentido, la angustia que sentí causó una grieta en mi corazón, tuve que salir de aquí, todo lo que te quería decir es esto. Necesitaba la claridad para mí Rebecca. Que no estuvieras presente cada día era necesario para poder encauzar mi vida. - Las lágrimas de Marlene comienzan a rodar por su rostro. Rebecca se convierte ahora en consoladora.
- Es verdad lo que dije antes,  pienso en ti a menudo y nunca ignoro nuestra relación. Siempre me preocupo por ti Marlene, lo que compartimos fue muy especial en mi corazón,  y a pesar de que el tiempo nos ha separado, nosotras lo viviremos en el corazón para siempre.- Marlene sonrió.
- Yo sé una cosa Rebecca, gracias a ti sé lo que soy y quién soy. Lo que me quede en este mundo, siempre te estaré agradecida por ello.- Sonríen mientras terminan el café.
- Es tarde me tengo que ir.-  Comenta Rebecca.
- ¿Te llevo a casa, entonces? - Pagan la cuenta y se dirigen al castillo. La mayor parte del viaje es tranquilo y un tiempo para hablar cada una. Ambas tienen el convencimiento de que deben reflexionar sobre la conversación en la cafetería.  
- Tengo que ir un par de días a Londres, tal vez cuando regrese podamos hablar más sobre Los Ángeles.- Rebecca le expone al salir del coche, Marlene sonrió.
- No sé, Rebecca, de todas formas, hablamos.- Ella lo deja así, Rebecca cierra la puerta del coche y observa cómo se aleja trazando las luces traseras, hasta que se pierden en la distancia.

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