Una separación necesaria

Una separación necesaria

viernes, 29 de diciembre de 2017

EPISODIO SEXTO.


Una cuestión de corazón.

Mark estudia en silencio el historial de Rebecca. - Estoy pensando en enviar a Rebecca a su casa en un día o dos, la hinchazón en su pierna se reduce bien, le recetaré un antiinflamatorio y un antibiótico, tendrás que decidir cuántos días a la semana deberá hacer terapia. -  Cierra la carpeta y mira a Marlene. - Está bien, pero llevándola aquí me resulta más cómodo. - Añade pensando.  – En el castillo tiene una sala de ejercicios, me pregunto si Rebecca querría hacer la terapia allí. - Se inclina hacia adelante y le besa con sus brazos alrededor de su cuello. - Hablaré con ella. – Sonríe. - No tengo ningún problema con eso, siempre y cuando ella y su familia estén de acuerdo y tú tengas tiempo para tus otros pacientes. – Le dice. -  Eso es lo que amo de ti, siempre dedicado. - Se aparta y se dirige hacia la puerta. - Iré a compartir la noticia con ella. – Mueve su cabeza pensando en lo afortunado que es. Su teléfono móvil suena de forma inesperada. David le sorprende. Le cuenta que vendrán a visitarle pronto. – ¿En Düsseldorf tan cercano? Marlene estará encantada de que tú y Grace vengáis a visitarnos… ¿En dos semanas? -  Mark comienza a hacer planes.
Marlene camina rápida por el pasillo hasta la habitación de Rebecca parándose y mirando a través de la ventana de cristal, su sonrisa se transforma en un fruncir el ceño, cuando ve a Lizette sobre ella. Llama y entra seguido, ambas levantan la vista hacia ella. - ¡Hola Marlene! - Rebecca saluda, Lizette mira con cautela.- ¡Buenos días! – Devuelve el saludo asintiendo. - ¡Buenos días! ¿Estás aquí para tomar el control de mi novia de nuevo? - Sus palabras son cortantes, pero pronunciadas de una manera amable. - ¡Lizette! No seas grosera. -  Ella sonríe irónica mientras Rebecca la regaña. - ¡Sólo estoy bromeando! - Exclama y luego besa su frente.  - Lizette lárgate, venga ya te estás marchando. - Rebecca la empuja con su mano.  - ¡Sí! Tengo rodaje en LCL esta mañana, te veré después del almuerzo. - Recoge su bolso de la silla mirando a los ojos de Marlene. - ¡Lo siento! – Se disculpa mientras pasa a su lado. Rebecca espera a que cierre  la puerta. - ¿Estás bien? - Marlene pregunta y luego contiene la respiración. - Pareces diferente esta mañana. - Comenta caminando más cerca de la cama. - He hablado con Mark y está pensando en enviarte a casa en un día o dos. - Sonríe Rebecca emocionada, pero torna a una expresión más seria. - ¿Pero acabamos de empezar la terapia? - Ella pregunta nerviosa. - Le conté que hay una sala de ejercicios en el castillo y si estás de acuerdo y tu familia, yo podría ir para hacer la terapia allí. – Le cuenta en un tono ansioso. - ¿Seguro que es una buena idea? ¿Harías eso por mí? – Marlene la mira nerviosa. - ¡Claro! – Rebecca piensa. -¡Pues sí! Pienso que sería una buena idea. - Rebecca respondió sintiendo una reconexión con Marlene. - ¿Por qué no preguntas a tu familia y pulsas lo que piensan? - Se vuelve hacia la puerta. - No creo que tengan problemas, realmente, me quieren en casa. - Le comenta. Marlene sonríe. - Entonces ¡Hasta mañana! -  Le responde ella.

Lizette entra en la habitación con un ramo de flores. - ¡Para ti! – Se lo entrega.       - ¡Hmmm! Ojalá no estuviéramos en este hospital, es tan frío y tan blanco. - Le pasa el dedo por la cara. – Es posible que me vaya a casa mañana o pasado. - Lizette aplaude. - ¿Te lo ha dicho el doctor Blair? - Rebecca la mira algo extrañada. - ¡No! Marlene. - Responde haciendo girar el labio inferior. - Esta Marlene, parece agresiva, casi como si estuviera interesada en ti o algo así. - Observó mirando a Rebecca a los ojos. - ¿Qué quieres decir? ¿Tienes un poco de celos de ella? – Le pregunta un poco malévola. - Parece que cuando estoy en tu compañía ella quiere tener la ventaja y controlar la conversación. - Ella le murmura. - ¡Tonterías! Ella solo está haciendo su trabajo, eso es todo. - Rebecca le recrimina. Suena el móvil de Lizette. Ella lo mira y responde con rapidez. - Tengo que responder a esto. - Se apresura hacia el pasillo y mira a su alrededor. - ¡Soy yo! – Refunfuña y sigue hablando. - Déjame llamarte más tarde. Estoy con Rebecca y no puedo hablar. - Cuelga apresurada, recupera la compostura y vuelve a entrar en la habitación.  - ¿Quién te llama? – Rebecca le pregunta, Lizette se ríe. - Solo de la agencia sobre un desfile. – Responde con disimulo. - Deberíamos hablar. - Rebecca se pone seria.    - ¡Está bien! - Ella se sienta encima de la cama. - Sé que te gusta viajar y bueno, ahora estoy confinada a mi hogar. – Duda y extiende su mano hacia el costado de Lizette. - Tú y yo queremos estar mucho más cerca. - Le dice con retintín y sonríe con entusiasmo. - ¡Rebecca! - Lizette se pone de pie. - Yo también te amo, y sí, sé que hemos discutido el compromiso y estamos en ello, pero... - Ella se pasea por la habitación. - Me encanta lo que hago, visitar lugares y diferentes países. No estoy interesada en tener un hogar en este momento. - Contesta ella de forma racional.  - ¡Ya veo! - Rebecca tuerce el gesto. - Rebecca por favor no estés triste o enojada, lo que tenemos es muy especial tal cómo es y soy la persona más afortunada de tenerte como mía. - Ella habla tranquila mientras su mano acaricia el rostro de Rebecca. - No estoy triste ni enfadada, sólo estoy llegando a una edad en la que quiero un compromiso real con quien pueda establecerme, te elegí a ti. – Le habla solicita. Lizette abre una sonrisa. - Tenemos todo un futuro delante de nosotras. – Le dice y se levanta de nuevo. - Podemos hablar de esto en otro momento. - Se inclina y la besa. - Te dejaré descansar y te veo mañana, tengo una cita dirigida por LCL y ver si están las fotos de la sesión de ayer. – Ella recoge su bolso y sale, Rebecca se queda callada. Se recuesta y cierra los ojos. Intenta recordar qué sucedió entre ellas, poco antes de su accidente. Entrecierra los ojos frotándose las sienes con la punta de los dedos. - ¿Por qué no puedo recordar? – Habla en voz alta haciendo una mueca.
Marlene golpea en la puerta. - ¿Puedo pasar? - Rebecca sale de su aturdimiento. - ¡Hola! Sí, por favor pasa. - Se incorpora y ajusta las sábanas.  - Quiero hacer un poco más de trabajo mañana por la mañana. – Le propone metiendo las manos en los bolsillos de su bata. - ¡Claro! Hablé con Elisabeth antes y ella está encantada de que pueda ir a casa y hacer la rehabilitación allí, así que todo está claro, el resto depende de ti. - Rebecca. comparte la noticia con Marlene – ¡Genial! ¿Ha estado Mark? -  Ella le pregunta. - ¡No! Sólo las enfermeras y Lizette. - La mirada de Rebecca se torna triste. - ¡Hey! ¿Estás bien? - Marlene se acerca al lado de la cama. - Ojalá Liz estuviera un poco más dispuesta a asentarse, hemos hablado de ello. - Marlene sonrió.  - ¡Rebecca! Tu nunca has sido el tipo de persona que desee asentarse. Siempre dedicada a alguien que amas, no sé. El trabajo y tu devoción se encuentran con tu familia y el negocio. - Rebecca toma sus palabras de corazón. - Pero con los años he cambiado, tu relación de amor era tórrida, por decir lo menos. - La repentina apertura de la puerta las sorprende. - ¡Rebecca! -  Marlene se queda inmóvil ante el sonido de la voz de Mark, que la abraza alrededor del cuello. - ¡Buenas tardes, señoras! ¿Cómo estás, Rebecca? - Retira las mantas de la pierna y mira el apósito que cubre la incisión. - Las han cambiado esta mañana. - Informa Rebecca. Mark continúa estudiando a su aire y lo retira para echar un vistazo completo a la herida y suturas. - Creo que está progresando bien, no hay enrojecimiento y la hinchazón debe ceder en unos días, te enviaré a casa con un anti inflamatorio y un antibiótico. -  Comprueba el suero que lentamente gotea con la medicación. - Un día más de esto y retirarlo, déjame verte mover tu pierna. - Rebecca con mucha angustia la saca lentamente,  todavía con dolor y se lamenta algo. - Planeo trabajar su pie con la pelota mañana, hacer un poco de rotación, ejercitando su pierna un poco más. Le haré un masaje intenso del músculo, del cuádriceps en concreto. – Añade Marlene allí de pie mirando por encima de él. - Sí que suena como una buena idea. Quería enviarte a casa mañana, pero estoy pensando en el viernes. - Rebecca se hunde un poco. - Esperaba para mañana después de la terapia. – Pone cara infantil a Marlene, Mark sonríe. - Puedo entender cómo te sientes, pero en mi opinión un par de días más no te van a doler, Marlene lo hará mañana y te doy el alta el viernes por la mañana. - Ella le mira algo incrédula aún. - El jueves haremos algunos ejercicios de estiramiento, algo no tan intenso y luego veremos. – Le apunta Marlene. Mark coloca su estetoscopio y le pide que tome aire con profundidad. Termina la mira asegurando que todo está bien. – Señoras las dejaré para que hablen sin censura. - Responde mientras mira a Marlene con fijeza. – Te veré mañana. - Asegura dejando a Marlene para instruir y programar sobre el tratamiento de Rebecca. - Tienes mucha suerte. - Comenta Rebecca rompiendo el silencio de la habitación. – ¡Lo sé! – Ella lo reconoce. - ¿Cómo sabías que él era el adecuado para ti? - Le pregunta, Marlene se siente como si estuviera aturdida. - ¡Bueno! No al principio, pero fue una gran ayuda e inspirador y mostró mucho interés en mí. ¿Y tú? – Marlene muestra curiosidad. -  Conocí a Lizette por casualidad. Necesitaba una modelo, me la recomendó alguien que la había visto trabajar, la llamé y ella vino a LCL de inmediato, congeniamos por su tono jovial, nunca pensé que amaría a alguien de nuevo. -  Marlene escucha atentamente y baja la cabeza. - ¿Hubo alguien más? - Le pregunta de nuevo curiosa. - ¡Tim! Lo conocí poco después de que te fueras. Pensé que podía amarlo, me importaba, pero a él solo le importaba su vida, entre otras cosas, quería casarse conmigo. - Se ríe pasando los dedos por el pelo. - Incluso pensé que podía estar embarazada, pero él no estaba destinado para mí. Se ponía muy celoso de todas las mujeres con las que entraba en contacto. -  Le narra sus recuerdos. - ¡Bueno! Quizás con Lizette encuentres la felicidad que mereces, tengo que trabajar, te veré por la mañana. - Marlene la mira brevemente. - ¡Sí! Estoy cansada. – Le responde. Marlene sale al pasillo, se apoya contra la pared y se frota con el dorso de la mano la frente. Los sentimientos que creía perdidos por Rebecca han comenzado a resurgir. Mira a través de la puerta de vidrio, la hermosa forma de su rostro, sus ojos trazan la curva de sus labios, el hollejo que adorna su barbilla, su elegante escote y su pelo finamente cortado. Marlene se sorprende de que Rebecca no haya cambiado mucho. La edad la ha hecho más hermosa, aún más que entonces. Antes de que una sonrisa cruzara su rostro en un recuerdo que se remonta a las veces que hacían el amor, el móvil de Marlene suena, saca su celular del bolsillo de su bata.  “Tengo que verte.” Lee el mensaje de Mark y se apresura a su oficina. Se detiene un momento a reflexionar para recomponer la compostura. Su corazón corre con ansiedad, hace una respiración profunda se alisa el pelo antes de entrar. - ¿Querías verme? – Él está sentado en su escritorio, examinando los numerosos papeles encima de la mesa que concitan su atención. - ¡Sí! – Le afirma. Ella se acerca y se sienta frente a él. - Tengo buenas noticias. – Marlene se siente más relajada mientras él habla. Su hermoso rostro muestra su sonrisa pícara.         - ¿Qué pasa? - Ella le pregunta con firmeza. - He hablado con David esta mañana -  Capta su atención a oír su nombre.  Mark se levanta y se acerca a ella, pone las manos sobre sus hombros y comienza a sobar sobre ellos.  - Estarán aquí en dos semanas. - Marlene percibe la presión, ahora tiene algo más en que concentrarse además de Rebecca. - ¡Oh, Dios mío! Eso es una noticia maravillosa. - Ella exclama en voz alta. - Sabía que estarías feliz. David me pide que asista al seminario de Zurich el mes que viene y por mucho que me encantaría llevarte allí no habrá mucho tiempo para hacer turismo o divertirme. – Le informa seguro. Marlene escucha atenta. - ¿Grace? - Se interesa. - Grace se quedará aquí contigo, será una gran experiencia para ella, puede ayudarte con tus pacientes y podéis colaborar en otras cosas. -  Él sonríe inclinándose y besando su mejilla. - Debería llamarla, ha pasado tiempo desde la última vez que tuvimos la oportunidad de hablar. - Le comenta. - ¡Es cierto! Deberías compartir todo lo que habléis en general de New Haven. – Bromea. - Tengo otro paciente esta tarde y luego estaré en casa. - Le dice cerrando la última carpeta que había estado estudiando. Marlene recoge su abrigo. - Los Von Lahnstein han aprobado el ir al castillo para la terapia de Rebecca. – Le comenta y la mira una vez más. - ¡Bien! Grace será de gran ayuda para ti. -


Marlene entra en la habitación de Rebecca. - ¡Buenos días! Confío en que has dormido bien. – Saluda con cierta alegría. Rebecca está ocupada aplicando un poco de maquillaje en su rostro. - Para la terapia, de hecho, estoy lista para ir a casa. – Dice alegre. - Todo a su debido tiempo. - Marlene responde con serena actitud. - Quiero probar algunos ejercicios de estiramiento esta mañana. ¿Quieres ir caminando o la silla de ruedas? - Rebecca rápidamente se quita de encima la bolsa de maquillaje. - ¿Como ves que me he vestido? - Marlene baja la mirada hacia el traje de gimnasia. - ¡Bueno, bueno! ¿Supongo que quieres caminar? – Ella extiende la mano. - Sólo si me ayudas. – Le dice con una sonrisa. Avanzan lentamente por el pasillo y entran en la sala de rehabilitación, la ayuda a sentarse y luego extiende una alfombra de yoga extra grande. - ¡Rebecca! ¿Está todo bien? Te ves como si hubieras visto un fantasma. - Le habla en serio, se acerca a ella y pone la mano en su frente. - ¡Estoy bien! Creo que he forzado mis brazos demasiado. - Responde y mira a Marlene. - ¡Bueno! No parece que tuvieras fiebre. -  Aparece Mark en la puerta y observa a las dos mujeres. - Marlene puedo verte afuera. - Ella lo sigue. Rebecca baja la cara hacia sus manos, se siente extraña y desprotegida. - Rebecca parece estar bloqueada. - Mark mira directamente a Marlene mientras intenta conseguir una respuesta. - ¿Qué quieres decir? - Ella cruza los brazos un tanto molesta. - ¿Tu no la estarás forzando demasiado? - Marlene se incomoda por su acusación.  - La estoy tratando con delicadeza, ella está entregada a su trabajo y lo duro que es el esfuerzo, trato de ayudar a la gente, algunas veces con demasiado entusiasmo. Pero ella se lo toma con calma todo el tiempo y te aseguro que saldrá adelante. - Él acaricia su mejilla con la mano y le dirige un guiño. - ¡Disculpa! -  Ella se da media vuelta y lo deja de pie en el pasillo regresando junto a Rebecca. - ¡Marlene! - Rebecca la mira intrigada. - ¡Lo siento! Yo simplemente no estaba pensando, nunca quise forzar. - Rebecca la detiene.  - ¡Shhh! – Le dice en un tono calmante. - ¿Vamos a terminar? – Le pregunta levantando de nuevo los brazos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario