Una separación necesaria

Una separación necesaria

martes, 1 de agosto de 2017

CAPÍTULO 97




                                       REGRESO AL PASADO
Marlene entra por la puerta y coloca su mochila en el recibidor.
- ¡Ruth!- Llama en voz alta.
- ¡Aquí!-  Está en el estudio. 
- ¿Está Rebecca en casa?-  Le pregunta.     
- ¡No! Ha estado en LCL casi toda la tarde.-  Marlene se inclina y besa a Mateo que sonríe.
- ¿Cómo ha estado esta tarde? – pregunta con cierta ansiedad.
– Ha estado bien.- Le dice con una agradable sonrisa, tratando de aliviar la preocupación de Marlene. Rebecca entra en ese momento por la puerta.
- ¡Buenas tardes! – Saluda mientras camina hacia ellas.  
- Tengo una clase de yoga esta noche a las seis.- Marlene le expresa,  Rebecca asiente. - Tengo unos papeles para Olli ¿Podrías lleváserlos? -  Marlene mira a Rebecca  y le entrega un sobre. - Es la información médica de Mateo, lo necesitará en caso de emergencia.-  Añade.
- ¡Ya veo! Pasaré por No Limits después de la cena.- Le explica.
- ¡Ruth! Espero que no le importe vigilar un rato más a Mateo.-  Le pide Marlene y levanta al niño en sus brazos.
- ¡No! En absoluto, creo que debería preparar ahora la cena.-  Ella abandona el estudio dejándolas con su hijo.
- ¿Cómo te ha ido en clase hoy?-  Rebecca interroga colocando sus brazos alrededor la cintura de Marlene y la besa con dulzura.            
- ¡Bieeen! - Ella sonríe.  
– Iré a  Madrid la próxima semana.- Rebecca le cuenta mientras se acomoda en el sofá con Mateo en brazos, Marlene se une a ella.          
- Debería darle el pecho.-  Le entrega el bebé. - Cenaré después de mi clase de yoga.-  Rebecca se incorpora, una vez acabada la lactancia, Marlene  le devuelve el niño. Ella lo acomoda para que expulse los gases.   – Me voy a la ducha antes de la cena.-  Se inclina y besa a los dos. - Te veré más tarde.-  Ella se vuelve con una sonrisa al llegar a las escaleras.

Rebecca entra a una tranquila y vacía No Limits, cierra la puerta mirando a su alrededor, Miriam está detrás de la barra contando recibos. 
- ¡Ah! Rebecca eres tú.- Saluda colocando los recibos en un cajón.
- ¿Dónde está todo el mundo?- Rebecca cuestiona. - Ollie tenía algunos negocios que hacer y que llegaba tarde, así que me pidió que cerrara temprano.- Ella sonríe, se quita el delantal y se sirve una copa de vino.
- ¿Quieres que te ponga uno?-  Le pregunta a Rebecca.
- ¡Uh! Seguro.- Duda brevemente. - Tengo unos papeles para Olli, voy a dejarlos en su escritorio.-  Extrae el sobre del bolso con sus dedos, entra en el despacho y lo coloca en el escritorio. Miriam prepara dos vasos de vino en el bar y cierra la puerta.
- Por favor, ven y siéntate junto a mí.- Ella acaricia el taburete de la barra con la mano, Rebecca se sienta a su lado.
- ¡Gracias!-  Levanta su copa hacia ella.
- ¡Entonces! ¿Cómo te vá? En realidad no hemos tenido oportunidad de hablar.-   Ella comenzó la conversación. 
- Estoy ocupada, hogar, familia, trabajo.- Ella sonríe ligeramente.
- ¿Y tú? Realmente no has dicho mucho acerca de lo que has estado haciendo.-  Sondea Rebecca.
– He estado viviendo en Munich, como ya te dije.- Ella parece distante y poco dispuesta.  - Munich es una ciudad hermosa.  ¿Qué te pasó para dejar un lugar así, un romance que salió mal?-  Rebecca se adelanta con sus comentarios, Miriam baja la cabeza.
- Estaba viendo a alguien, una chica de Indonesia, que era profesora de derecho. Tuvimos una relación maravillosa, pero su cultura es muy diferente de la nuestra y estar con otra mujer no es aceptable, aunque  estábamos enamoradas.-  Ella le transmite cuando las lágrimas comienzan a rodar por su rostro.
- ¡Lo siento!-  Rebecca habla apretando los labios mientras frunce el ceño.
- No hay nada que lamentar, su familia presionaba muy fuerte. Yo estaba atrapada en el medio, tenía que alejarme de las inconveniencias y el dolor que nos estaba causando a las dos.-  La voz de Miriam se estremece mientras habla. Rebecca se encoge de hombros con consternación.
- ¿Ella sabe dónde estás?-   Le pregunta llevando su mano hacia el hombro. 
- ¡Sí! La separación fue amistosa, yo no podía seguir con el dolor y la mentira. Ella había luchado por hacer su propio camino y hacerse con un nombre. Pero sus padres se trasladaron a Munich, mientras estaba en la escuela de derecho. Ella está muy agradecida y en deuda con ellos. - Miriam responde mirando al suelo. - ¡Estoy muy triste!-  Reflexiona mirando hacia atrás a Rebecca que suspira.
- Y yo pensaba que era la única que ha tenido problemas.-  Recuerda su propio pasado bromeando. -  No me refiero a esa manera Miriam.-  Piensa en lo que ha dicho y a continuación la abraza. Miriam se echa hacia atrás y la mira con un brillo en sus ojos azules. 
- No te preocupes.  Simplemente no estaba destinada a estar conmigo, ella se ha casado recientemente, me ha dicho un colega.-  Da un trago de vino.
- ¡Oh! Ya veo.- R ebecca la mira intrigada.
– A tí y Marlene os veo muy felices. -  Cambia rápidamente de tema.
– Lo estamos, nunca supuse que podía amar a alguien de la manera que la amo a ella.- Miriam siente un nudo en la garganta.
- Me habría gustado que las cosas hubieran sido un poco diferentes para nosotros. ¿Alguna vez piensas en nosotros, en nuestro pasado?-  La pregunta de Miriam es directa mientras mira profundamente a los ojos de Rebecca.
- He pensado en ti de vez en cuando, lo que tuvimos fue único y especial,  abrió mis ojos a mi sexualidad.-  Ella relata con honestidad.
- No debería haberse ido fuera de las manos.-  Le dice como si ella sintiera que era la culpable de la separación.
- ¡Tonterías! Las dos estábamos en transición, nuestras vidas eran diferentes, yo era la cabeza fuerte y me abrí cuando me di cuenta lo que sentía por ti, te ahogué.-  Rebecca redacta con la voz de la razón. Miriam se rió entre dientes.  
- Creo que saltamos sin mirar primero.- Conjetura Miriam. Ambas se quedaron en silencio.
- ¿Alguna vez realmente me has amado?-  Miriam pregunta sin rodeos, Rebecca piensa en lo que ha pedido.
- Lo hice, fuiste la primera mujer de quien me enamoré y con fuerza.-  Ella esboza una sonrisa mientras le responde. Miriam toma un trago degustando el vino y sus propiedades calmantes, se pone de pie frente a Rebecca y acerca sus dedos a la línea de la mandíbula de Rebecca, su mirada es penetrante y piensa  en besarla, pero se contiene.  
- Al verte que de nuevo me ha hecho comprender lo que he echado de menos lo mucho que tuvimos juntas.- Rebecca agarra la mano y la aparta.
- ¡Lo siento! No puedo, amo con toda mi alma a Marlene.-  Miriam hace una mueca soltándose de la mano de Rebecca.
- No sé lo que estaba pensando.-   Siente algo de vergüenza.  
– Estás en un momento de debilidad. Estás herida, decepcionada y  puedo entender que estés necesitada de afecto.-  Rebecca siente que cierta tristeza abarca su corazón. 
- Me disculpo, sólo estaba atrapada por el momento.-  Se vuelve y recoge el rostro entre las manos.
- ¡Miriam!- Rebecca le habla girando alrededor,  le coloca sus manos sobre los hombros. - Lo que tuvimos fue muy especial y ocurrió en un momento en que necesitaba encontrar mi verdadero yo, mi verdadera identidad.-  Miriam baja los hombros a la vez que se relaja.  
- Me alegro de haber sido yo. Pero pienso en cómo te hice daño al apartarme, al huir.- Tartamudea. Rebecca sonrió ampliamente.
- ¿Puedo decirte algo?- Le pregunta cautelosa. 
- ¡Sí! Claro. -  Miriam asiente.
- Siempre serás especial para mí, una amiga, luego una amante, pero las cosas cambian, nosotras también, la gente cambia. Mi conexión con Marlene salió a la superficie en un momento en que ya pensaba con claridad y me permite saber que nada se ha de interponer en mi camino. ¿Le he hecho daño a la gente a mi alrededor?-  Se pregunta a su propio yo. - ¡Sí! ¡Lo hice! Pero ese vínculo es tan fuerte y mi amor por ella es demasiado grande. Luché muy fuerte, al igual que ella, me enamoré de verdad por primera vez en mi vida.-  Aclara.
- ¿Así que me amabas, pero de otra manera? - La pregunta firme va dirigida a las revelaciones de Rebecca.
- No entiendo tu interrogatorio Miriam, no estoy omitiendo lo nuestro de cualquier manera. Por favor confía en mí cuando te digo, de nuevo, que tengo que ser honesta. Marlene iba a entrar en mi vida y que íbamos a estar juntas toda la vida.- Miriam se aparta de ella.
- Me disculpo de nuevo por ser demasiado franca. Tal como parece he recibido tu mensaje de honestidad.-  Exclama sincera. 
- Al contrario, me alegro de que hayamos hablado y arrojado algo luz sobre cómo sucedieron las cosas y que las dos nos demos cuenta de que había algo positivo en todo aquello.- Rebecca ata el cinturón de su abrigo y termina el último sorbo de vino de su copa. Le toca la cara a Miriam con su dedo pulgar e índice.
- Nunca olvidaré nuestro tiempo y lo que tuvimos. ¡Por favor! Créeme, siempre estaré agradecida, eres una parte importante de mi vida y no voy a olvidarlo.-  Rebecca con nerviosismo traga saliva.  
- ¡Gracias Rebecca! Tiene gran significado para mí lo que me has dicho. No tenía la intención de hacer que te sintieras incómoda o de presionarte, sólo quiero dejar de lado esta ansiedad reprimida. Marlene es una mujer maravillosa y agradable en el trabajo, eres muy afortunada.-   Le asegura. Rebecca sonríe.
- Creo que debería irme. Marlene pronto estará en casa y le dejé al bebé con Ruth. Dile a Olli que le dejó el sobre en su escritorio.- Le recuerda a pie de puerta y al abrirla se vuelve de nuevo a Miriam y sonríe. - ¡Buenas noches!-  Cierra rápidamente la puerta. Miriam baja la cabeza, siente vergüenza,  sus rodillas se doblan y se arrodilla en el suelo dejando ir sus frustraciones en un grito duro.

Rebecca entra por la puerta principal.
- ¡Ruth, estoy en casa! - Expresa en voz alta.
- Mateo está dormido arriba. - Ella le responde acercándose por el pasillo.              
- ¡Gracias! Lo siento he llegado un poco tarde.- Ella cuelga su abrigo en el armario.   - ¿Se ha tomado su medicina?- Le pregunta.  
- ¡Sí! Su estado de ánimo ha sido bueno, ya no tiraba de la oreja.-  Respira con tranquilidad.
- ¡Buenas noches, entonces! – Le contesta, entra y se sienta en la sala grande,  se sirve un whisky, se sienta y contempla el monitor de bebé y su luz verde parpadeante.
- ¡Hmmm!- Ella prueba el whisky, la calidez de la bebida calma su garganta reseca.
- ¡Hola!- Marlene entra tranquilamente y se sienta junto a ella.
- No te oí entrar. ¿Cómo ha ido la clase de yoga?- Pregunta.
– Ha estado bien. ¿Mateo duerme?- Mirando alrededor de la sala.
- ¡Sí! Ruth le puso en la cama de arriba. Tomó su medicina y ya no tira de la oreja, me dijo.-  Marlene respira en un suspiro de alivio. 
- ¿Has visto a Ollie?- Ella curiosea.
- ¡No! Tenía un asunto urgente que atender, de modo que le dejé el sobre en su escritorio. Le dije a Miriam que se asegurara de verlo cuando regresara.-  Le responde colocando el vaso de whisky en los labios.
- ¡Oh! ¿Miriam estaba allí?-  Suena en busca de una respuesta.
- ¡Sí! Estaba cerrando aunque era temprano.-  Rebecca le contesta con un movimiento de sus ojos.
– Suenas extraña. ¿Pasó algo?-  Ella le interroga.
- En realidad no. Miriam quería hablar, me preguntó acerca de nuestra relación, me dijo que dejó de Munich a causa de un corazón roto. Me preguntó si alguna vez realmente la amé, le dije que una vez sí. Pero que mi amor es para ti, que estamos conectadas que eres mi vida y a quien realmente amo.- Marlene aprecia la tristeza en su rostro,  la abraza pasando los dedos por el pelo.  - ¡Marlene!-  Rebecca mueve su cara frente ella. - Quiero que sepas que eres la única para mí, eres mi verdadero amor y que de alguna forma siento que Miriam está sola y que quiera compañía.- Ella le susurra, con sus manos toca suavemente su cara. 
- ¿Un asunto nostalgico, en realidad?- Marlene parece intranquila.  
- ¡Por favor! No te enojes, no va a suceder. Creo que ella se siente sola y el dolor le ha resurgido de nuevo.-   Marlene retrocede.
- ¿Crees que es la razón por la que ella regresó a Düsseldorf? ¿En busca de algo o alguien?-  Rebecca se sirve otra copa.
- Estaba realmente enamorada de esa compañera de trabajo, pero su familia tenía otras ideas, no estaba destinada a ser su amor y creo que la llevó a una espiral de descontrol.- Conjetura.
- No puedo decir que tenga nada en contra de ella, sólo puedo imaginar cómo se debe sentir realmente.- Marlene habla en un tono consolador. - ¡Rebecca! ¿Sabes lo afortunada que soy? Tú podrías tener a cualquiera.-  Ella le sonríe mientras habla. Rebecca sonríe también.
- Pero tengo a quien amo. ¿Recuerda todos aquellos meses de angustia que experimenté?-  Se pone de pie cerca de Marlene, sus manos acarician el cuello y los hombros, la mirada de sus ojos marrones crea una tormenta de deseo. Marlene pone sus labios en los de Rebecca, con la punta de la lengua traza el contorno de ellos.
– Tienes ese sabor tan dulce.-  Le musita mientras le mordisquea el labio inferior. - ¡Marlene!- Rebecca gime casi sin aliento. - ¡Puede…!- Rápidamente es cortada la frase por una fuerza apasionada de los labios contra los suyos. Gimotean incontroladas, las manos vagan libremente sobre la piel.
- ¡Vamos arriba!-  Rebecca le ruega tragando saliva y mirando fijamente a los ojos de su esposa sin parpadear. Marlene la coge de la mano y caminan en silencio por las escaleras, besar y tocar. Marlene comprueba que Mateo todavía duerme.
- ¡Shhh!- Ella se lleva un dedo a los labios.
- ¡Te amo!- Rebecca habla en voz baja, sigue a Marlene hasta la cama. Allí hacen el amor todo lo que la noche les permite.
Rebecca se queda mirando el techo, Marlene duerme en sus brazos, pensando en la conversación con Miriam, besa la frente de Marlene lo que la hizo agitarse.
- ¿No estás dormida?- Marlene se envuelve alrededor de Rebecca.
- ¡No! Sólo pensaba.- Ella responde en un tono ambiguo.
- ¿Pensando en qué?-  Le pregunta  apoyando el codo y mirando al contorno de la cara de Rebecca.
- ¡Miriam!- Ella duda por un segundo.
- Debe haber sido difícil la conversación, se me hace curioso.-  Rebecca relata. Marlene suspira.
- ¿Curioso? Creo que ella lo dejó absolutamente claro.-   Rebecca la mira intrigada. - ¿Qué quieres decir?-  Ella permanece en silencio con la mirada disoluta.
- Ella regresó aquí con la esperanza de reavivar una relación contigo Rebecca.-  Marlene finalmente responde.
– Seguro que no.-  Marlene arquea la ceja para comentar.
- ¡Rebecca! Estabas sola con ella y  se sentía sola. ¿No acabas de decir que pensó que ella quería algo más?- Su tono suave pero argumentativo.
- Lo hice, pero lo que quería decir era que se sentía sola y necesitada.-  Marlene interviene rápidamente.
- ¡Shh! Eso es suficiente, me gusta Miriam y yo ciertamente no quiero suponer que está aquí porque de repente se le cayó su corazón.-  Marlene se incorpora de la cama y se pone la bata. - ¡Hey! ¿Dónde vas?- El tono de Rebecca es de enfado, Mateo comienza a llorar.
Marlene  enciende la lámpara y suspira en voz alta, se incorpora y coloca sus rodillas debajo de la barbilla sacudiendo su conciencia.
- ¡Buenos días!-  Marlene saluda al servir el café.
- ¡Buenos días.- Rebecca responde mirándola por encima del periódico.
- ¿Mateo todavía dormido?- Ruth preguntó preparando su plato
- ¡Sí! Estaba de mal humor anoche, creo que voy a dejarlo hoy aquí, si no le importa.- Ruth sonríe. 
– Debería ir a ver cómo está.- Ella le da un rápido vistazo a Rebecca y sube las escaleras.
- ¡Marlene! Siento mucho lo de anoche, yo…- Marlene corta la frase.
- No hay nada que lamentar.-  Le habla en un tono sarcástico.
- Es evidente que estás todavía enojada.-  Ella le declara en voz alta.
- Yo no lo estoy, yo simplemente no puede hacer frente a esto, cada vez que me doy la vuelta siempre hay alguien delante tuya, Katherine, Sophia, Angelo…-  Se cruza de brazos en una rabieta y la mira. 
- Te dije yo me cruzo con mucha gente y ya hemos discutido esto mismo.-  Rebecca dice enfadada, tira el periódico encima de la barra
- Me tengo que ir, voy a llegar tarde.-  Se da la vuelta y se aleja. - ¡Marlene!-  Rebecca expresa en voz alta, pero ella no le hace caso y cierra la puerta. Rebecca pone una mirada de desesperación arrugando la frente. 
- ¿Está todo bien?- Ruth pregunta llevando a Mateo en sus brazos, Rebecca duda.
- ¡No!-  Su cara se pone roja de la angustia y la decepción.
- ¿Quieres hablar?-  Ruth se ofrece, Rebecca se encoge de hombros y la sigue al estudio y dejar a Mateo en el parque infantil. Se sienta junto a Rebecca en el sofá. - El matrimonio nunca es algo fácil.-  Le habla con seriedad.     
- Está la casa, el trabajo y la familia.- Aconseja con calma.
- Usted y Marlene tienen un maravilloso matrimonio y la amistad. Ella te ama, y tú la amas. Ambas desean hacer su trabajo y en el final del día buscan paz, no las dificultades.- Rebecca la mira con tristeza.
- ¡Es cierto! Pero…- Ruth le toca el brazo y hace que se detenga.
- Su situación es única y diferente en muchos sentidos, son dos mujeres hermosas que tienen mucho por delante en la vida. La gente sabe eso y  harán todo lo posible para influir en usted.-  Rebecca siente algo de vergüenza.      
– Has debido oír nuestra discusión. - Ruth suspiró. 
- No se podía dejar de oírlas, se  podría decir que algo no estaba del todo bien. - Rebecca suspira y le cuenta el incidente con Miriam.
- ¿Estás segura de tus sentimientos acerca de Miriam?- Ruth cuestiona cortésmente.
- Estoy segura, no siento nada por ella de esa manera, pero estoy agradecida de que ella me abriera los ojos.-  Ella habla claramente.
- ¿Y compartes estos sentimientos con Marlene?-  Ella sondea  algo más.
- ¡Yo!- Piensa Rebecca brevemente. - Pero yo no debería tener…-  Expresa bajando la cara a sus  manos.
- Marlene no tiene que escuchar lo que otro hombre o mujer ha hecho por usted en el pasado, lo que necesita es escuchar lo maravillosa que te hace sentir y cómo tu mundo gira en torno a ella, tienen este niño, esta casa, su viaje por la vida está con ella a su lado, sé, por lo que me han dicho, las luchas que tanto tuvo que pasar. - Rebecca rompe a llorar.
- Las luchas ni siquiera están ya.-  Le asegura y limpia las lágrimas de sus los ojos.
- Marlene siempre ha querido honestidad de mí Ruth. Cuando me sincero con ella sólo provoca enfados, yo  solo trato de ser abierta y veraz.-  Termina por vaciar sus  pensamientos.  - Parece que quiero empeorar la situación. -  Se queda sin aliento.
- Bueno, entonces da la impresión de ser hoy un nuevo mundo para las dos.  Honestas o no, deben solucionarlo, que no pase nada que impida seguir. Muéstrale lo que realmente significa para ti.-  Rebecca mira su teléfono, desplaza el dedo hasta el número de Schneider, habla con Charlie  y reserva una mesa. Llama al florista y encarga una docena de rosas rojas para enviarlas allí.
- ¡Gracias Ruth!- Rebecca extiende la mano a su hombro.     
- Voy a hacer las cosas bien, estaba equivocada y ahora me doy cuenta que en el fondo le duele.-  Ruth sonrió.
- Mateo y yo vamos a ver un poco de televisión.- Ella se ríe entre dientes.
- Ahora ve y te preparas tendrás que encontrar la manera para darle la sorpresa.-  Añade,  Rebecca percibe un cierto sentido de logro, se encamina al armario para vestirse lo más atractiva posible y encantar a Marlene.

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