LAS COSAS CLARAS
- ¡Buenos
días!- Aaron Saluda a Rebecca en la puerta principal de LCL.
-
Te veo en la oficina.- Le habla con severidad. Entran en la oficina y cierra la puerta detrás de
él.
- ¿Has
hablado con Katherine sobre la sesión de fotos y se han hecho los arreglos para
que asista?- Pregunta al tiempo que se sienta frente al escritorio.
- Hablé
con ella ayer por la tarde. Estará aquí la próxima semana. Se lo mencioné a
Tanja esta mañana y ya ha hecho los arreglos para que se quede en el castillo.
Llegará el próximo martes a las diez. - Aarón informa de sus gestiones. Percibe cierta tensión en el gesto de su jefa.
- Marlene
parece pensar que tu todavía estás interesado en ella de alguna forma. Sé que
ya hemos tenido esta conversación, me
aseguraste que no lo era así.
- Ella le transmite mirando a los ojos.
- ¿Supongo
que te contó algo de nuestra conversación de anoche? – Pregunta con cautela.
-
Lo hizo y con preocupación, a pesar de que realmente no lo admitía, piensa que
ella te arruinó la vida. No lo entiendo, tenías dieciséis años, ahora eres un
adulto y estoy segura que otras personas han entrado en tu vida.- Le
comenta con franqueza.
-
Fue muy duro volver a verla. Siempre me habla de ti como de almas gemelas. Pues
a lo mejor me sentía de la misma manera y los sentimientos que tenía por ella
nunca desaparecieron por completo, ella siempre estaba en el fondo de mi
mente.- Se quedó mirando
tristemente a Rebecca.
- Algunas
personas nunca pierden su deseo de estar con alguien, cuando volví de Nueva
York…- Él le presta toda su atención. - Con Marlene, yo no sabía que realmente
podía enamorarme de alguien, hasta que volví a conectar de nuevo con ella, es
hermosa, ingeniosa, da lo que tiene y es inteligente. Me enamoré y me las arreglé para ganar
su amor y es un amor poderoso, lo puedes creer. Luchamos para hacer que funcionase, pero yo lo
arruiné. Ella no se merecía la forma en que la trataba, pero se defendió y ganó
todo mi corazón. Y sí, yo he herido a
Katherine, pero mi corazón siempre fue de Marlene, yo nunca sería capaz de amar a
Katherine de la misma forma. Me encanta
Marlene, nuestro vínculo es fuerte y me dio otra oportunidad, la oportunidad
de demostrarle lo mucho que la amo y que lo que alguna vez se rompió entre nosotras
estaba ya cerrado y curado.- Ella le
habla sinceramente.
-
¡Hmmm!- Aaron da un
gruñido.
- Entenderé
que no puedas trabajar para mí en LCL. No sé lo que sientes y no puedo detener
o controlar lo que sientas por ella.- Ella se expresa con honestidad. Aarón piensa
un momento.
-
No estoy seguro de lo que son esos sentimientos. Me quedé muy colgando de ella
de joven. Algo que nunca esperaba fue verla de nuevo. Fue abrumador, como si
hubiera retrocedido en el tiempo, nunca tuve la oportunidad de dar el cierre de aquella relación. Y ¡Sí!
Creo que cuando conoces a alguien especial, no importa su edad, esperas que pueda
durar toda la vida. Yo sé lo mucho que te ama, está claro que nunca tendrá sentimientos
por mí. En realidad nos veíamos como dos adolescentes que se reunieron de nuevo
y nos divertía este nuevo encuentro, eso es todo.- Sus
palabras suenan veraces a oídos de Rebecca.
-
A ella nunca le encantaría nadie más que yo.- Añade ella. Aarón cerró los ojos procesando la conversación
que está teniendo con Rebecca. - Hay algo
más que deberías saber.- Rebecca comienza
a hablar otra vez, él abre los ojos y la mira.
- ¿Y
qué es?- Él le pregunta.
- Marlene
no debe tener estrés, sobre todo ahora
que está embarazada.-
Aarón siente una punzada en la tripa.
-
¡Wow!- Él exclama con sorpresa.
- ¿Sabías algo de esto?- Pregunta ella dubitativa. - Queremos formar una familia. Así lo ideamos.- Ella se rió de su declaración. - Está embarazada de un niño que fue bien pensado.- Aarón se sienta en su escritorio.
- ¿Sabías algo de esto?- Pregunta ella dubitativa. - Queremos formar una familia. Así lo ideamos.- Ella se rió de su declaración. - Está embarazada de un niño que fue bien pensado.- Aarón se sienta en su escritorio.
- Pensé
que tal vez algo había sucedido…-
Rebecca le interrumpe antes de que pudiera hablar más.
- ¡No!
Ella no ha tenido ningún romance. Fue por inseminación, tenía en su mente que quería engendrar un
niño, lo de adoptar estaba fuera de cuestión.- Le responde confirmando su curiosidad
acerca de su relación.
-
Nos casamos primero, pero se decidió que no íbamos a esperar para tener familia
y así que aquí estamos. Esperamos nuestro primer hijo a primeros de octubre.- Su
corazón late con fuerza por las noticias, algo que nunca esperaba oír.
-
¡Bueno! Yo te debo felicitar. Os deseo años de felicidad, sé que la
quieres y ella a ti. Te prometí que no iba a intervenir y lo dije en serio, me
gusta este trabajo. Tú y yo, no quiero que estés preocupada vigilando tu espalda
por lo que mí se refiere. - Él le habla con franqueza.
-
¿Así que te quedarás? -
Ella le pregunta con una sonrisa.
-
Lo haré.- Se levanta y la
abraza.
- Eres
una mujer muy afortunada.- Le dice con amabilidad. Recoge su agenda de la
mesa. - Tengo que ver a Emily y Natasha para
programar algunas fotos. ¿Vas a estar aquí el resto del día?- Pregunta mientras se dirige a la puerta. - ¡Lo haré!- responde ella apoyándose en
el escritorio.
Rebecca abre la puerta del despacho de
Marlene.
-
¡Hey! ¿Tienes un minuto?- Pregunta consiguiendo que Marlene mire hacia
ella.
- Para
toda la vida.- Marlene responde con una sonrisa.
- ¿En
qué estás trabajando?- Cierra
la puerta y se acerca a su escritorio.
–
Cunas, no hemos comprado una, sin embargo…- Le responde mirando a la pantalla del ordenador.
-
¿Quieres esperar hasta que sepamos el sexo?- Rebecca la interroga.
- Estamos a tiempo para decorar la habitación, no hemos hecho nada aún, solo tenemos
las paredes pintadas de color amarillo.- Ella se sonroja con
una sonrisa.
-
¿Estás pensando en los animales del zoológico todavía, supongo?- Rebecca la abraza alrededor de sus hombros
mientras ella se desplaza por las imágenes de muebles para el bebé.
– Bien,
pero podríamos comprar los muebles.- Ella besa su mejilla.
- Te
quiero.- Marlene responde
con un tono suave.
- Me
gusta este.- Apunta
Rebecca tocando la pantalla con el dedo índice.
–
Los encargaré. Y… ¿Qué hay de los animales?- Le pregunta mientras miran algunas decoraciones y eligen
varias piezas.
- Quería
hablar contigo.- Rebecca se sienta frente a su escritorio.
Marlene aparta su ordenador.
- ¿Supongo
que se trata de Aarón?- Pregunta.
- He
hablado con él.- Afirma.
- Supongo
que hablaste de lo que dije acerca de mis preocupaciones, sus sentimientos…- Le dice en un tono inocente.
-
Casi dijo lo que ambas pensamos, que no acababa de superar el sentirse abrumado,
por verte de nuevo.- Marlene suspira poniendo sus manos juntas.
- ¿Ha
decidido irse?- Ella habla con curiosidad.
- Yo
le di la opción, pero él quiere quedarse en LCL, trabajar para mí. No habrá ninguna
interferencia contigo. Le dije que yo no podía cambiar lo que sentía, que no le
iba a estar vigilando. Me dijo que no tenía de que preocuparme. - Ella deja de hablar y comienza
a pensar.
-
Yo no creo que necesite una niñera Rebecca, sólo creo que tiene que encontrar a
alguien. Alguien que le haga sentar la cabeza.- Marlene
le dice con severidad.
– Le
dije lo de tu embarazo… ¿Has hablado con él varias veces y nunca se lo dijiste?- Ella le pregunta con una mirada seria.
Marlene la mira extrañada.
- Nunca
hubo un momento adecuado Rebecca ¿Por qué debía decírselo? ¿Cómo cambiarían las
cosas?- Se pone de pie
para acercarse a ella. - No me dice nada
a mí o a nuestro matrimonio.- Ella le
declara en voz alta. Rebeca hace una respiración profunda sacudiendo la cabeza.
-
No has respondido a mi pregunta. ¿Por qué no se lo has dicho?-
Marlene la mira con dudas.
- Yo,
yo no lo sé, nunca se me ocurrió.-
Ella gritó.
- Nunca
se te ocurrió.- Rebecca repite la frase con su estado de ánimo
algo alterado.
–
No es asunto suyo Rebecca, esto es entre tú y yo.-
Marlene comenta con frialdad.
- Bien
has conseguido decirlo a los demás y lo has anunciado a nuestras familias.- Le
dice con un gesto serio. Marlene baja la cabeza.
- Yo
quería esperar hasta que nos enteremos del sexo y de que todo está bien. Ando
un poco entre agujas y alfileres.- Rebecca la observa, su expresión lo dice todo,
hay ansiedades y temores que Marlene está pasando. Ella no las ha compartido.
-
¡Lo siento!- Responde Rebecca. Su tono ahora es pudoroso. - Supongo que he estado demasiado ocupada
con el trabajo que no he prestado atención suficiente a tus necesidades y lo que
estás sintiendo.- Rebecca la abraza,
Marlene apoya la cabeza sobre su hombro.
-
He tenido un poco de depresión últimamente. Llamé al doctor para consultarle sobre
ello y me aseguró que es sólo una parte del embarazo. Yo no quería preocuparte,
eso es todo. - Rebecca
separa su cabeza para mirar a sus ojos, con el pulgar y traza el contorno de la cara
de Marlene.
- Yo
soy tu esposa.- Le dice con una sonrisa. - Y lo que son tus sentimientos o padecimientos debería conocerlos. Estás gestando a
nuestro hijo y no hay nada más importante que eso, ni este trabajo ni desde
luego Aarón.- Le dice con una
entonación exquisita en lo cariñoso.
- No
quiero discutir sobre él. Creo que al
verlo de nuevo provocó una chispa, me gustaba, pero yo era una tontorrona y un
poco inmadura con dieciséis años.- Marlene reflexiona.
-
¡Basta de hablar! No podemos mantener un refrito con esto, no tenemos de que
preocuparnos.- Rebecca presume agarrándola por la cintura.
-
¡Bésame!- Le susurra y sus
labios entran en contacto. Sus bocas cubiertas emiten gemidos con cierta intensidad.
Rebecca se echa hacia atrás.
-
¡Vamos a casa por favor!-
Su ánimo se llena de pensamientos eróticos. Rápidamente desaparecen de LCL.
Llegan a la casa apenas entran por la puerta se besan y toca subir las escaleras.
Las piezas de ropa caen al suelo dejando en el camino a la habitación un reguero
de vestimentas. Con sus cuerpos desnudos caen sobre la cama.
-
¡Te quiero!- Rebecca le
susurra con su boca. Abraza a Marlene apretándose ambos pechos, las manos de
Marlene trazan círculos con los mechones de pelo de Rebecca que gime mientras sus
labios trabajan el interior de su boca. Se coloca encima, montículo sobre
montículo hasta llevarla a un orgasmo electrizante. Marlene rápidamente rueda
encima de Rebecca su lengua juguetea en el cuello provocando que pida más. – ¡Marlene!- Exhala Rebecca. - ¡Por
favor! ¡Me haces sentir tan bien!- Ella gime al tiempo que la mano de
Marlene encuentra su camino hacia lo más íntimo de Rebecca, entrando en ella hace que se contraiga con ritmo hasta que llega al clímax. Se relajan agotadas.
- ¡Tengo hambre!- Rebecca da un codazo a Marlene.
-
¡Hmmm! No quiero pensar que pueda perder
este sentimiento.- Ella
advierte con voz burlona.
- Yo
creo que si lo pierdes, podré encontrarlo.- Rebecca le contesta
burlona. Ellas se hacen cosquillas la una a la otra haciendo risas. Con sus
dedos trazan curvas en la piel de cada una mientras se miran con ternura.
Marlene se levanta de la cama y se pone la bata.
-
¿Qué te gustaría cenar?-
Rebecca piensa por un segundo.
- ¿Has
aprendido nuevos platos?-
Pregunta sentándose en la cama desnuda.
-
¡Si! Ahora sé cómo preparar pollo al romero.- Rebecca sale de la cama
buscando su bata.
- Suena
bien. ¿Puedo ayudar?- Le
pregunta ya relajada.
–
Claro que puedes. ¿Por qué no lo ibas a hacer? Voy abajo y empezaré con ello.- Responde
con una sonrisa.
-
¡Ok!- Rebecca da su
conformidad. Marlene se inclina y besa sus labios con ternura. Rebecca se despoja
de la bata y abre la ducha dejando que el calor del agua calme sus músculos
cansados. Se pone un par de desgastados vaqueros, una camiseta y se dirige
escaleras abajo para reunirse con Marlene en la cocina.
- Haz la ensalada por favor.- Marlene está enfrascada con el pollo.
- ¿Cuando harás la entrevista para la sirvienta?- Rebecca pregunta mientras empezaba a cortar la lechuga.
- Haz la ensalada por favor.- Marlene está enfrascada con el pollo.
- ¿Cuando harás la entrevista para la sirvienta?- Rebecca pregunta mientras empezaba a cortar la lechuga.
-
¡Mañana! Y… yo no quiero usar la palabra siervo, espero que sea capaz de hacer muchas cosas,
más que simplemente un siervo.-
Rebecca suspira y se dirige en un tono asertivo a ella.
- Eso
es lo que son Marlene, sirvientes, cuando trabajan en una casa como ésta, son
sirvientes.- A ella le parece que Marlene se inquieta.
- No
voy a discutir esa trivialidad, Ruth es agradable y creo que es la mejor opción.- Marlene contesta al colocar el pollo en el
horno.
– Y yo
no quiero que estemos en desacuerdo al respecto.- Ella responde recogiendo
el sobrante de la ensalada para guardarla en el refrigerador.
- Me
gusta tener el control de mi propia casa, ella será una gran ayuda con las
tareas del hogar y el bebé.-
Marlene se expresa con honestidad.
- Esto
es, si ella decide aceptar el trabajo.- Rebecca le recuerda
besándola en su cuello, Marlene arquea su cabeza hacia atrás.
- ¿Qué
te hace pensar que no lo haría?-
Rebecca se encoge de hombros.
- No
todo el mundo está dispuesto a trabajar con parejas del mismo sexo.- La honestidad de la situación suena
inclemente.
- A
menos que no le hayas dicho nada sobre nosotras.- Añade
mirando a Marlene y cruzando los brazos. Marlene la mira sorprendida.
-
¡No! No se lo dije.- Ella
le murmura.
-
¿Y por qué no?- Rebecca le pregunta con enojo.
-
No tuve oportunidad, nos fuimos por encima de mi cuestionario y le dije que la
llamaría. Tenía otras personas entrevistadas.- Toma aire para continuar. - No me avergüenzo de nuestra relación si
eso crees.- Sostiene con vehemencia.
- Espero
que no, pero a veces no sé cómo va a reaccionar o lo que es tu pensamiento.- Rebecca contesta con cierta tristeza en su
mirada. Marlene la agarra firme por los hombros.
-
¡Oye! ¡Mírame! - Rebecca
levanta el rostro empujada por el dedo índice de la mano de Marlene, besa sus
labios suavemente.
–
Sé que te importa lo que piense, lo vas a saber muy pronto. Ella tendrá que
tomar una decisión sobre lo que es correcto para ella, yo nunca contrataré a
alguien que no nos aceptase.-
Rebecca baja los hombros. - ¡Te quiero!-
Le pone las manos en las caderas a Rebecca.
- Y
yo te amo Marlene, pero a veces no puedo evitar sentir que no estás relajada
con la demás gente, cuando se trata de nosotras, nuestra sexualidad. Sólo
cuando tu espalda está contra la pared es cuando reaccionas.- Le
señala Rebecca atrayéndola más cerca.
- No
fue fácil para mí al principio, lo sabes, he luchado por no amarte para luego ceder y ser tu amante.- La
mano de Rebecca rápidamente cubre su boca.
-
¡Hmmm! Amante, suena atractivo, ven aquí.- Ella la atrae aún más
cerca.
-
En serio Rebecca.- Ella pone
su mano contra su pecho. – Lo estoy siendo.-
Ella le dirige una mirada Lahnstein estira el cuello para llegar a sus labios
en un beso apasionado. Marlene suspira profundamente.
-
Siempre consigues conquistarme.
Ahora ve a relajarte en la sala, tendré la cena lista en un poco.- Le pide
azotando levemente su trasero mientras se da la vuelta para salir de la cocina.
Rebecca recoge las vestiduras que se dejaron en el vestíbulo y luego se apacigua
en la guarida de su oficina. Suena el teléfono celular. “Hotel reservado
para Bruselas, dos noches. Tenemos vuelo temprano por la mañana del viernes.
¿Algún cambio?” Sonríe después de leer el mensaje de texto de Aaron. Le
contesta haciéndole saber que todo está bien y que pensaba de Sophia Van Dorn, la posibilidad de contratarla para encabezar
LCL.
- ¡Rebecca!- Marlene la llama, desliza su teléfono en el bolsillo de la bata.
- ¡Ya voy!- Regresa a la cocina para no encontrar a su esposa. - ¿Marlene?- Mira a su alrededor.
- ¡Aquí!- Ella contesta desde la otra estancia. Rebecca entra en el comedor y encuentra sobre la mesa dos velas que brillan intensamente y la habitación con poca luz.
- ¡Rebecca!- Marlene la llama, desliza su teléfono en el bolsillo de la bata.
- ¡Ya voy!- Regresa a la cocina para no encontrar a su esposa. - ¿Marlene?- Mira a su alrededor.
- ¡Aquí!- Ella contesta desde la otra estancia. Rebecca entra en el comedor y encuentra sobre la mesa dos velas que brillan intensamente y la habitación con poca luz.
- Pensé
que podríamos tener una cena más romántica que formal.- Le
expresa con una sonrisa, se sientan y cenan disfrutando del pollo al romero que
Marlene ha preparado.
- Voy
a limpiar los platos, es tu turno de relajarte.- Rebecca se ofrece. Marlene piensa por un
breve segundo.
- Cuando
termines te espero en la gran sala.-
Rebecca asiente tirando el paño de
cocina por encima del hombro. Marlene se va las escaleras arriba y se pone el
pijama de raso y bata y se apresura a bajar a la gran sala. Enciende el equipo estéreo y pone un poco de
música suave.
-
¡Uh! La señora Von Lahnstein.-
Rebecca habla desde el umbral de las puertas francesas. Extiende su mano
solícita. Se toman entre sus brazos y bailan lentamente mirando profundamente
en sus ojos, sus labios tocándose
juguetonamente y las manos frotando suavemente entre sí. Rebecca comienza a
desatar el cinturón de la bata de Marlene.
- Nosotros
no tenemos.- Marlene pone
su dedo en los labios. - ¡Shh!- Ella la lleva hasta el sofá y la acuesta encima.
Las manos de Rebecca encuentran su camino bajo la bata la afloja y la deja caer
al suelo. Percibe la suavidad de la bata de satén entrelazada entre sus dedos. Tira
de la chaqueta del pijama sobre la cabeza de Marlene exponiendo su carne
desnuda. Con los dientes le muerde ligeramente el hombro cuando la mano de Marlene
desabrocha su bata. - ¡Oh!- Gime al sentir la presión de
la mano de Marlene en su montículo y luego en su interior. No puede respirar, el
aire le ha escapado en una ráfaga en el clímax. Marlene se acurruca a su lado.
Rebecca no se mueve de inmediato.
- Dos
veces en el día.- Ella exhala
aire sintiendo que regresa a sus pulmones. Marlene dulcemente besa el dorso de
su mano y acaricia la longitud de su cuerpo.
- Yo
soy tu amante.- Ella le
susurra al oído.
- Y
buena.- Rebecca le habla
en voz baja. Levanta sus manos agarrando sus caderas, su lengua traza un camino
al vacío a la espera de que Marlene llegue al climax, ella gime de placer
mientras sus manos envuelven su rostro, puede sentir las gotas de sudor que
surgen de su cuerpo, al tiempo que ruega a Rebecca que no se detenga.
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