Una separación necesaria

Una separación necesaria

martes, 4 de abril de 2017

CAPÍTULO 63

                                             

                                     DICHOSA INCERTIDUMBRE

Rebecca toma un sorbo de café mientras observa las gotas de lluvia cayendo suavemente contra los cristales de las puertas francesas que dan al patio.              
- ¡Buenos días!-  Marlene llama desde la cocina mientras prepara el café.
- ¿Qué tienen de bueno?-  Rebecca gruñe mirando hacia la cocina. Marlene se acerca  a  ella la braza por su espalda y apoya el mentón sobre su hombro. - La primavera, está tratando de hacer su entrada.-  Añade con languidez en un suspiro.
– Hay que vivir el presente.-  Responde Marlene.
- ¿Por qué no te quedas conmigo? Podríamos ir al piso de arriba.- Ese gesto rudo se torna en una sonrisa. Marlene mira su reloj.  
- Tengo mucho que hacer esta mañana y se me está haciendo tarde. ¡Y ya lo es!- Rápidamente termina su café y besa la mejilla de Rebecca.
- Realmente me gustaría te quedaras en casa conmigo, por favor, siempre se puede ir tarde.- Le declara con sensación de necesidad.
- Esta noche podremos cenar a luz de las velas.-  Marlene le dice con dulce tono y la rodea con sus brazos. Acerca el rostro a Rebecca y se unen en un beso juguetón. - Y ya estoy esperando que el pensamiento se cumpla.- Añade mirándola con una chispa en sus ojos, roza la punta de la nariz de Rebeca con su dedo. - ¡Que tengas un buen día! Nos vemos más tarde.- Se pone el impermeable,  Marlene deja a Rebecca sola en casa,  se retira a los confines de su oficina. Poco después suena el timbre,acude a la entrada deshaciendo el camino recorrido y abre. 
– ¡Tristán! Qué agradable sorpresa, por favor entra.-  Él pasa al interior, cierra su paraguas que coloca a un lado.
- Pensé que podía atraparte antes de salir, lo siento, no he tenido la oportunidad de venir antes.-  Comenta abrazando a su hermana.
- Estoy seguro de que Emily es el foco de tu atención que lo ha causado.- Ella sonríe dándole un codazo y le hace pasar a la gran sala.
- Ella siempre la tiene.- Sonríe mirando alrededor de la estancia.
- ¡Wow!-  Expresa con asombro al ver la foto de Marlene en su boda, el resplandor de las brasas de la chimenea le da un matiz especial.
- Ella fue una hermosa novia, estoy feliz por ti.- Comenta con franqueza pero con precaución.
- Ella es eso y sí, una hermosa novia, encantadora.- Ella lo agarra por el brazo.
- Ven déjame mostrarte los alrededores.- Recorren el resto de la casa terminando en la cocina.
- ¿Te apetece un café?-  Le sugiere.
- ¡Sí! Por favor.- Él asiente con la cabeza.
- Parece que tenéis las cosas en un orden perfecto para las dos o debería decir para los tres.-  Tristán se ríe, ella le sirve una taza de café y regresan a la sala y se sientan en el sofá.      
-  ¿Que es lo que realmente te trae por aquí en este día de lluvia?- A ella le parece extraña la visita.
- No te he visto últimamente y yo…- Ella rápidamente lo interrumpe.
- Corta el rollo Tristán. ¿Estás olvidando que eres mi hermano? Te conozco mejor que nadie y hay un motivo para que estés aquí.- Él se queda parado por el comentario directo. Ella ofrece una sonrisa cáustica.
- ¡Bueno! - Él mete la mano en el bolsillo y saca una caja de un anillo. - Voy a pedir a Emily que se case conmigo.-  Estampa una sonrisa en su rostro mientras abre la caja con un anillo de diamante precioso.
- ¡Hmmm!- Rebecca reflexiona. - Creo que  es una mujer con suerte.- Ella lo agarra y lo abraza con firmeza. - ¿Cuándo se lo vas a preguntar?-  Él cierra la caja y vuelve a colocarla en el bolsillo. Toma un sorbo de su café.
- ¡Esta noche! He reservado una mesa en el café francés, no he dicho nada a nadie todavía.- Él la mira buscando una garantía de que no lo divulgará.
- Yo no guardo secretos a Marlene y ella sabrá que algo está pasando si se entera que estuviste aquí.- Él asiente con un guiño.
- Os recuerdo que me gustaría ser quien haga el anuncio a nuestra familia.- Le  explica.
- Prometo no decir una sola palabra.- Ella se ríe colocando su dedo índice en sus labios.
- Mi hermana pequeña siempre bromeando.- Se ríen juntos algo que no tienen tiempo de hacer con frecuencia. Terminan su café.
- Tengo mucho que hacer, hoy el negocio bancario es bastante ocupado y quiero acabar pronto el día de trabajo antes de la cena.- Expone con ligereza al levantarse del sofá.
- ¡Por favor! No entretengáis a Emily esta tarde, he hecho la reserva para las seis.-  Le menciona a su hermana mientras caminan de regreso a la puerta principal. Sale abriendo su paraguas y entra en el coche. Rebecca le sigue con la vista mientras se aleja, aliviada de comprobar que su hermano por fin ha encontrado la felicidad. Se apoya en la puerta cruzando los brazos piensa en Marlene y lo feliz que parece ser para ellas ahora. Dio un paso atrás hacia el interior. Suena el móvil, un mensaje de texto de Aaron entra.  “¿Va a venir hoy?” Lee en la pantalla. ella respondió.  “Tengo un par de cosas que hacer aquí. Voy para la sesión de fotos después del almuerzo.” Le responde ella y se sienta con el teléfono boca abajo. Reflexiona sobre el presupuesto, cuanto antes lo revise y apruebe, lo convierte en el menos tiempo que tendrá que tratar directamente con Abby.

Marlene, Emily y Natasha están preparando los maniquíes para la sesión de fotos,  Aaron espera con la cámara de fotos preparada, y la aprobación final de Tanja. El vestíbulo está lleno de bastidores de ropa y equipos de iluminación.
- ¡Marlene!- Tanja la llama a un lado.
- ¡Buenos días!- Ella le responde amable. – Parece que te encuentras en buen estado de ánimo.- Marlene comenta.
- ¿Cómo van las cosas en la nueva casa?- Tanja pregunta.
- ¡Bien!  Haré una cena pronto, tengo de todo, de la Lahnstein más.-  Le comenta. Tanja asiente. - Como puedes ver aquí terminamos de vestir los maniquíes ahora y después de comer haremos una sesión de fotos.- Tanja suspira.
- ¡Bueno! Me voy a ver con Abby esta mañana, quiero terminar de repasar las propuestas de presupuesto, nos vemos después del almuerzo. -  Tanja le cuenta mientras camina hacia el ascensor con una sonrisa de satisfacción en su rostro. 
Ellas continúan trabajando con fervor para dejar todo preparado antes del mediodía. Aaron se acerca lentamente hacia Marlene.
- ¡Hola!- Ella se da la vuelta sorprendida.
- ¡Oh! ¡Hola! Estamos trabajando en los maniquíes ahora.- Ella responde cortés, pero en plan profesional.  
- ¡Emily! Mover aquellos un poco más cerca.- Le hace un gesto con la mano.
- ¿Tienes algo planeado para el almuerzo?-  Le pregunta, Marlene mira su reloj de pulsera.
- ¡No! He estado muy ocupada con esta escena toda la mañana y he perdido la noción del tiempo.- Responde.
- Encontré un pequeño bistro a la vuelta. He oído que hacen los mejores Rueben de la ciudad. ¿Qué te parece? - Sus ojos azules brillan mientras él le pregunta. Piensa por un breve segundo.
- Tengo hambre y necesito comer, así que sí me dejas, recojo mis cosas. ¿Digamos en quince minutos?-  Él se pone eufórico.
- Te veré en la puerta principal.-  Le responde y regresa a su oficina. Marlene se pone el impermeable y baja las escaleras y encuentra a Aarón en la puerta.
- ¿Estás lista?- Le pregunta abriendo el paraguas y poco a poco comienzan a caminar.
- Rebecca  estará después del almuerzo.-  Él le musita con una sonrisa.
- ¡Sí! Lo mencionó esta mañana.- Marlene le responde  deslizando sus manos en los bolsillos de la gabardina.
- Hace frío fuera hoy, espero que tengan asientos en el interior.- Comenta él, ella arquea una ceja.
- Lo tendrán.- Le responde empujando con el codo la puerta. Entran en el restaurante y se sientan a una mesa junto a la ventana.
– Entonces. ¿Crees que ya estáis listas para la sesión de fotos?- Pregunta. El camarero se acerca a la mesa y toma nota.
- Creo que lo estamos.- Ella hizo una mueca y luego sonrió.    
- ¿Cómo conociste a Rebecca?- Él pregunta por curiosidad, Marlene duda un poco. - Aún estaba casada con su hermano mayor Hagen. Aquel matrimonio no funcionó, nos divorciamos poco después. Rebecca vivía en Nueva York y regresó a su casa. Por entonces yo estaba saliendo con su otro hermano Tristán. Era mi representante, yo tenía un papel estelar en una revista musical. Pasé por algunos momentos muy duros, Rebecca me ayudó muchísimo, fué como mi salvavidas, y nos hicimos muy amigas y al final nos enamoramos.-  Él la miró fijamente.
- ¿Cuando supiste que eras... gay?- Con prudencia él desea saber. Ella recibe escéptica su pregunta.
- No soy persona de etiquetas. Simplemente me enamoré de una mujer. Luché contra ello, contra lo que sentía por ella durante tiempo. Tristán y yo creíamos ser felices y con intención de casarnos, pero no era nuestro destino ser pareja. Rebecca estaba enamorada de mí y me perseguía, yo no podía manejarlo, la maltrataba. Contínuamente intentaba distanciarla de mí, en cuanto la alejaba más me atraía, necesitaba tenerla cerca.  Yo me sentía perdida, confundida y obsesionada, me había enamorado de ella también, pero no sabía que aquello era amor.-   Marlene se detiene un momento suspirando, apoya su barbilla en lo alto de su puño.  - Hasta que reconocí mi sentimiento, tardé mucho, solo sé que a partir de ese instante ella me mostró todo el amor que sentía, y ¡De que manera! Realmente yo no sabía lo que era amar hasta que lo encontré en ella.-  Les   sirven sus sándwiches.
- Nunca lo habría adivinado, me refiero a que te sientas atraída por una mujer. Pero ella estaba con Katherine cuando las conocí, ellas estaban juntas.- Él le comenta.
- Rebecca y yo tuvimos una buena relación, agradable y  complaciente, vivimos juntas varios meses. Sin embargo, ella estaba muy involucrada en su trabajo en LCL.  Yo me encontraba sola, deprimida e insegura sin saber donde irían mi vida y mi carrera. Empecé como recepcionista en LCL. Nos enfadábamos por asuntos del trabajo y una cosa llevó a otra, comenzamos a pelearnos por chiquilladas ajenas a nuestros sentimientos y un día ella me engañó. La dejé sin darle una segunda oportunidad, me mudé a Los Ángeles, allí he estado durante dos años. Huí porque quería que mi cabeza no escuchase a mi corazón, traté de que ella fuese el pasado, pero no lo conseguí, seguía sentada en mi corazón.- Él  frunce el ceño mirándola a los ojos.
– Volviste para recuperarla a expensas de Katherine.- Comenta Aarón al terminar el último bocado de su sándwich.
- Sé que suena mal, no fui  exactamente sincera con Rebecca o Katherine cuando regresé. A las dos nos dolía todo el tiempo pasado ausentes la una de la otra, ella es el amor de mi vida, mi compañera y alma gemela.-  Él se echa hacia atrás en su silla teniendo ante los ojos aquella mujer hermosa sentada frente a él.
- Rebecca es una mujer muy afortunada.-  Comenta con seriedad. Marlene sonríe ampliamente. 
- Y yo también lo soy. Rebecca estará siempre conmigo, la amaba y aunque nos lastimamos mutuamente siempre supimos que nos encontraríamos en nuestro camino de nuevo.- Su declaración resuena profundamente en sus oídos.
– Y…¿Que pasa contigo?-  El interrogatorio se vuelve del revés.
- Cuatro años de universidad, me casé con veinte y dos años , pero no duró. Yo quería viajar, ver el mundo en vivo día a día, no estaba listo para el estilo de vida  de nueve a cinco, de dejar a los niños en la escuela por lo que nos separamos, un tanto triste, yo era muy inmaduro.-  Comenta franqueza.
- Creo que encontrarás gratificante trabajar para Rebecca. Algún día encontrarás a alguien, estoy segura de ello.- Le responde ella mirando su reloj.
- Se está haciendo tarde y tenemos una sesión de fotos.- Ella le recuerda. Pagan la cuenta y vuelven a LCL.
Rebecca está sentada en silencio a la espera del regreso de Aarón. El reloj de la pared marca la una y media cuando Aarón abre la puerta sin saber que Rebecca está sentada en el escritorio. - ¡Oh! ¡Hola Rebecca!-  Ella no responde de inmediato. - Llegas tarde. Deberíamos haber empezado la sesión a la una. ¿Supongo que tu almuerzo con Marlene fue esclarecedor?- Él, se puede decir que se siente tenso, molesto.
– Lo siento,  estábamos hablando y perdimos la noción del tiempo, espero que no estés muy enojada.-  Él trata de ser cordial en la disculpa.
- No hay necesidad de disculparse y no estoy enojada. Pero tengo la persistente sospecha de que de alguna manera estás interesado en Marlene.-  Traga  saliva sentada en la silla de su escritorio.      
- ¡Rebecca! Marlene y yo volvemos a encontrarnos después de un largo camino.- Ella le  corta rápidamente
– Sé que compartisteis algunos besos en la adolescencia.- Ella responde.  
- ¿Te dijo que compartimos unos cuantos besos?-  Parece desconcertado,  Rebecca nota una extraña expresión de su rostro.
- Lo que sea que compartierais, fue hace mucho tiempo. Me gusta mucho tu trabajo y sé que lo vas a hacer bien aquí en LCL, pero no a expensas de Marlene.-  Él trata de sonreír.         
- Rebecca, yo no haría nada para interferir en tu vida con Marlene, pido disculpas si alguna vez he dado esa sensación. Quiero que sepas que estoy comprometido con este trabajo y LCL, Marlene es sólo un amigo, te lo juro.-  Él levanta la mano en un gesto de pedir tregua. Apoya la cara en las palmas de sus manos agitando suavemente la cabeza.
- Hemos pasado por mucho, la paz ha sido demasiado cara, y por fin estoy con la mujer que amo.- Ella le expresa  directa y sincera.
- Y yo lo respeto. Te lo prometo.-  Él la tranquiliza.
- ¡Gracias! Ahora si no te importa, tenemos una sesión de fotos que completar.- Ella hace un gesto hacia la puerta. Aarón coge su cámara y la sigue hasta el vestíbulo. Marlene, Emily y Natasha les esperan.
-  ¡Hey! ¡Hola!-  Marlene se acerca a Rebecca, la abraza y le besa en la mejilla. Rebecca se tranquiliza.
- No estaba segura de si ibas a venir. ¿Está todo bien?-   Le pregunta al notar el gesto tenso de su rostro.
- Estoy bien.- Ella le contesta en voz baja y con una mirada de descontento. Marlene la escucha perpleja. 
La sesión de fotos se completa, la ropa regresa de nuevo a sus  bastidores. Rebecca se dirige hacia el ascensor. - ¿Vas a casa?- Marlene pregunta con cierta aprensión en su voz.
- Sí, tan pronto  acabe algo con Aarón. – Le responde algo cortante.
- Entonces, te veré más tarde.- Marlene apunta y se dirige al ascensor para ayudar a Emily y Natasha. Rebecca regresa a la oficina con Aarón.
– Cuando tengas las fotos preparadas se las llevas a Tanja, ella te va a estar esperando. ¿Has hablado con Katherine?- Le pregunta mientras anota algo en su agenda.
- Quiere hacer el rodaje en Berlín, parecía reacia a volver aquí.- Hace una pausa mirándola por alguna directriz, ella suspira.
- ¡Berlín, hmmm, ¿Cómo sé que…?-  Ella le mira con una ligera angustia.
- Puedo intentarlo de nuevo, pero ella estuvo inflexible cuando discutimos antes.-  Él le responde sacando la tarjeta de memoria de su cámara. Rebecca se pone su chaqueta.
- ¡Te veré mañana!- Le comenta. Él la sigue de cerca y la coge por el brazo, ella se gira hacia él.
- ¡Por favor! No te enojes con Marlene, le pregunté si se venía a comer, sólo para reencontrarnos, no quise decir nada malo, sólo era un almuerzo amistoso entre viejos amigos.-  Sus ojos azules se vuelven tristes mientras habla con ella.
- ¡Lo sé! Yo sólo, es que tengo mucho en mi cabeza, la preparación para el desfile de moda puede ser bastante estresante, creo que es lo último que haría. Marlene debe asumir también que tú y yo vamos a hacer un montón de viajes el próximo año.- Le responde en un tono un poco más relajado.  
- Déjame hablar de nuevo con Katherine, creo que podría ser capaz de convencerla para hacer el rodaje aquí.-  Tranquilamente sonríe tratando de suavizar cualquier tensión entre ellos dos.
- ¡Si! ¡Por favor! A ver si puedes convencerla, se que será difícil, pero esto es un negocio y no puedo seguir caminando sobre cáscaras de huevo en lo que a ella le preocupe, espero buenas noticias para mañana.-  Sale dejándolo con una sensación de incertidumbre.

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