Una separación necesaria

Una separación necesaria

martes, 29 de noviembre de 2016

CAPITULO 29


                                                    -JAQUE MATE-

Marlene deja en “No Limits” a Abby herida y sin palabras. Camina sin mirar atrás y sale del local. Abby se dirige al baño se encierra en una cabina para llorar desesperada. Se siente muy herida. - ¡Rebecca, maldita sea!-  Cierra el puño y golpea contra la puerta de la cabina. - ¡No vas a llegar lejos con esto!- Grita llena de ira. Sale por fin del aseo y regresa a la barra pidiendo otro tiro de tequila.
- ¿Dónde anda Marlene?- El sarcástico tono de voz de Tristán suena detrás de ella. Abby gira su cabeza hacia atrás.
- Me ha dejado. ¿Quieres saber algo más?- Percibe que está tan molesta como indignada. Se sienta a su lado y pide un escocés. - ¿Qué quieres Tristán?-
- Solo estoy aquí por una copa. ¿Te importa?- Ella hace una mueca.
- ¡Déjame en paz!- Espeta con tosquedad y se traga el tequila de un solo golpe.
- ¡Así que! Dime. ¿Tiene esto algo que ver con mi hermana pequeña de alguna manera?- La pregunta es cruel, Abby coge su bolso y paga la consumición.
- ¡No sé! ¿Porqué no se lo preguntas a ellas?- Le despacha con una grosera sonrisa.

A media tarde el Sol entra por la cristalera de la ventana. Rebecca está sentada en el borde de la cama de su habitación. Dibuja febril su proyecto final para un vestido de novia, vestido que espera luzca Marlene. 
Ella aparece en la puerta sin que Rebecca se percate de su presencia, y se detiene, apoya el hombro en el marco de la entrada en silencio. Estudia durante un momento la mímica del rostro de su amada con gesto embelesado y embargada por la felicidad. Observa el cabello bien adornado que muestra un elegante peinado. El color de su piel y esos labios deseosos que la atraen cual imán cada vez que la mira.  
De pronto Rebecca percibe una sensación agradablemente extraña. Levanta el rostro y mira hacia la puerta para contemplar la radiante figura de Marlene allí apoyada con una sonrisa feliz y la mirada embriagada.
- ¡Marlene! Me has asustado. ¿Qué estás haciendo aquí?- Le pregunta con expresión de gozo ante la sorpresa de su aparición. Marlene se acerca despacio hacia ella pero se detiene a medio camino.
- ¡Hay condiciones!-  Le dice sin rodeos.
- ¡Ohh!- En ese momento se despliega en el rostro de Rebecca, y en su expresión, una revelación de felicidad, adivina cual es la intención de Marlene, pero mantiene una actitud expectante. - ¡Y…! ¿Qué podrían ser esas condiciones?-  Se apresura a responder con una sonrisa en sus labios. Cierra el cuaderno y lo deposita sobre la cama.
- No tomar decisiones de cualquier tipo sin consultarme.- Marlene expone, Rebecca asiente.
- ¡Sí!- Le responde. Marlene vuelve a atacar.
- No quiero más promesas.- Le dice al tiempo que se va acercando.
- ¡Ok!- Rebecca sigue sonriendo.
- Tiempo en familia es solo lo que es, tiempo en familia.- Dice con autoridad. – La familia es lo primero de mi lista, es importante para mí, sin discusión. ¿Estás de acuerdo?- Le pregunta con severidad.
- ¡Sí! Yo…yo. Entiendo lo importantes que son.- Responde ya un tanto nerviosa. Marlene empieza a sonreír de nuevo. Se acerca despacito mirando sus ojos con gesto de placidez.
- ¡Te quiero!- Le extiende la mano.
- ¡Lo sé! Amor mío. Ahora ven…- Se expresa en un tono de voz sexy. Toma la mano de Marlene y tira de ella hacia abajo hasta que se sienta en la cama. Rebecca mira sus hermosos ojos azules.
- Te amo más de lo que jamás he amado a nadie. Siempre estoy pensando en ti. Estés donde estés, allí me encuentro yo. Ésta lucha ha sido desgarradora, mis emociones entraron en conflicto  cuando regresaste, pero sabía que te necesitaba, no puedo vivir sin tí.- Una lágrima de felicidad cae por su mejilla, Marlene la seca y pone los labios en su boca para besarla dulcemente. Rebecca se retuerce alargando su brazo a la mesilla de noche. Alcanza la caja de joyas y recupera el anillo, tira la caja y con él en la mano coloca una rodilla en el suelo, Marlene continúa sentada con una sonrisa plena estrechando la otra mano de Rebecca.
- ¡Marlene Wolf! ¿Quieres casarte conmigo?- Pregunta con solemnidad y ternura. Marlene aprieta su mano.
- ¡Sí! Quiero casarme contigo.- Rebecca desliza el anillo en su dedo. Se abrazan y se besan llenas de felicidad. Entre el lagrimeo y la risa de satisfacción, Marlene desea volcar su corazón.
- Cuando regresé y ví que tenías novia, se me partió el alma, lloré sin consuelo durante días. No podía soportarlo. Volví porque no dejaba de pensar en ti y en lo mucho que te amo.- Toma aire para continuar. – Esperaba empezar una nueva vida, un nuevo comienzo, una perspectiva diferente y todo se me derrumbó al verte con Katherine.- Marlene llora mientras habla a una Rebecca que sonríe y llora al mismo tiempo.- Ahora que ya eres mía no puedo dejar de llorar de lo feliz que soy. ¡Te quiero amor mío!- Rebecca no puede contener las lágrimas. 
Me tienes para toda la vida. También he sufrido mucho tu ausencia. Hubo un tiempo en que estuve sola con mi nostalgia y nadie me ayudó. Cuando apareciste mis sentimientos brotaron de mi alma como la explosión de un volcán. Me sentí atrapada entre la felicidad de verte y el dolor  de no poder tocarte. Ahora todo será diferente en nuestras vidas. Aquel día que te besé en el almacén supe que nada me impediría regresar a tu lado.- Se abrazan lagrimeando de felicidad.
- Creo que tenemos una boda que preparar.-  Le dice Marlene, ambas siguen con el rostro reflejando el gozoso momento. – Pero primero quiero ..., y esta vez con limpieza…- Acerca su cuerpo con ansia por besarla de nuevo, coge por la solapa la camisa de Rebecca.
- ¡Hmmm! ¿Qué tienes en mente?- La mira con sensualidad y termina por desabrochar su camisa. Desliza sus manos entre la piel y la tela exponiendo el pecho y comienza a besar su hombro desnudo llevando sus besos a lo largo de cuello hacia el lóbulo de la oreja, Rebecca gime de placer.
- ¡Oh dios, Marlene!- Con la respiración agitada, acaricia su cuello con el dorso de la mano. Llega a la espalda y le desabrocha el sujetador exponiendo sus senos que los besa con suave toque de la punta de sus labios. Rebecca busca con sus manos lo encerrado dentro de la camisa de Marlene que ella no es capaz de liberar. Ella se pone de espaldas sobre la cama y se desabrocha los pantalones, se quita la camisa liberando su pecho a los brazos de Rebecca que la abraza con arte para sentir ambos cuerpos en uno solo. Se besan con pasión, sus lenguas entrelazadas en un deseo incontenible. Marlene se levanta  y extiende una mano a Rebecca para ponerse en pié frente a ella. Los ojos encierran la una en la otra y ya no hay mas mundo que ellas mismas. Rebecca termina de desnudarse ante la mirada sexy de Marlene. Sus cuerpos desnudos se funden en un abrazo y un beso largo y profundo. Se cogen de la mano y sin despegar sus labios se incorporan a la ducha. Allí el agua caliente se convierte en un lecho de amor fluyendo a lo largo la piel, se besan casi con violencia provocada por esa pasión largamente contenida. Se enlazan la una a la otra acoplando las piernas para hacer que el abrazo sea completo. Mientras sus labios aún permanecen en un contacto permanente.
- ¡Esto es una locura!- Dice Rebecca en un susurro y cierra los ojos permitiendo a su amante explorar cada centímetro de su feminidad hasta que llega al éxtasis. Todo su cuerpo experimenta un movimiento de placer total, sus piernas tiemblan haciendo que se tambalee de gozo, se estremece conforme las olas de gratificación sexual aumentan. Marlene la está abrazando y besa su boca con pasión y ternura al mismo tiempo.   
-¡Marlene! ¡Vida mía!- Se le escapa con la respiración. La boca de Marlene retoma sus labios tiernamente. De repente Rebecca la empuja contra la pared de la ducha. 
- ¿Es un poco duro, no?-  Le responde, pero ella no la escucha, acaricia su pecho, lleva sus labios hasta sus senos y los besa con suavidad. El agua corre llenando de vapor el entorno. La mano de Rebecca encuentra el camino hacia el montículo. Le desliza los dedos en el interior. -¡Te quiero!- Le susurra acariciando con su lengua el lóbulo de su oreja. Marlene gime atrayendo el cuerpo de Rebecca al suyo, apretando con fuerza. - ¡Oh dios, Rebecca!-  Clama llorando en la cumbre del extasis.
Desde el cuarto de baño encaminan sus cuerpos desnudos a ocultarse en el interior de la caliente cama de Rebecca, donde continúan en ese baile de sexo enamorado e inagotable.

- ¿Estás despierta?- Marlene le susurra al oído. Ha pasado un rato, desde que, agotadas han dado paso a un merecido reposo. -¡Rebecca!- No duerme, su cabeza es ahora un revoltijo.
- ¿Cómo podría dormir? No quiero dormir sabiendo que estás aquí, en mis brazos.- Habla con la voz agrietada y comienza a llorar.
- ¡Rebecca! ¿Qué pasa? ¿Qué está mal?- Marlene le pregunta levantando su barbilla con el dedo índice y lleva su mirada hasta encontrarse con la suya.
- Yo simplemente no quiero despertar y ver que todo esto fue un mal sueño.- Le comenta con una mirada de tristeza.
- Ni sueño, ni nada malo. Yo estoy aquí y no voy a irme de tu lado nunca.- Le responde con voz segura y trasmitiendo seguridad.
- Tenemos que hablar, hay algo nuevo.- Rebecca suena grave.
- ¿No puede esperar hasta mañana?- Pregunta al tiempo que vuelve a abrazarla y sentir su cercanía real.
- ¡No, amor mío! Mi familia va a presionarme y no necesito ninguna imposición de ellos.-  Marlene suspira, se sienta en la cama, alarga la mano a la lámpara y la enciende.
-Tu familia es notoria por presionarte acerca de lo que sea. ¿Qué es ahora?-
Rebecca se incorpora pegadita a ella y la mira con cierto nerviosismo.
- Ellos quieren hacerme diseñadora jefe ejecutivo, director de la moda sobre todas las explotaciones de LCL, incluyendo París.- Le dice con mirada inquieta.
- ¡Wow!- Expresa Marlene casi en estado de schok. – Eso es una gran empresa, pero no me puedo imaginar que lo dudes, creo que es saltar sobre todo, los diseñadores, las tiendas…- Rebecca sonríe prudente.
- Éste es el primer paso de nuestras vidas unidas y quiero que reflexionemos juntas sobre nosotras y lo que nos espera. Tendré que viajar mucho, va implícito en el trabajo, sobre todo al principio. Mi oficina principal estará aquí en LCL, así que no tendré que dejar Düsseldorf.- Explica las características del trabajo en si. Marlene le contesta con realismo.
- Creo que es la oportunidad de una vida, sé lo mucho que amas diseñar. Las cosas cambian, has madurado. Esto te permitirá ser aún más de lo que eres. No importan todas las ansiedades inoportunas del pasado. Por tratarse de algo positivo, al menos no vas a estar bajo el pulgar de Tanja veinticuatro horas al día.- Con esta parrafada le aconseja que acepte, ella está de acuerdo y la anima a dar una respuesta positiva a su familia.
- ¿Así que no tengo un problema contigo aceptando este trabajo?- Le pregunta.
- Creo que es el momento de demostrar al mundo lo que Rebecca von Lahnstein es en realidad.- Rebecca la abraza y comienza a besarla con entusiasmo.
- Podríamos ir a tantos lugares juntas, tú y yo, podrías ser mi asistente; Roma, Paris, Londres, Madrid, New York…- Marlene permanece en silencio con el gesto serio, ella la mira algo extrañada.
- ¿He dicho algo raro o malo?- Su corazón salta al preguntarle con una voz inestable.
- Tengo un trabajo aquí y estoy feliz con él, además hay algo que quiero plantearte y que debemos discutir.- Le dice mirando a sus ojos con seriedad.
- ¡Ok! Te escucho.-  Marlene respira hondo.
- Mi reloj biológico suena materno y no creo que viajar fuera algo conveniente para mí. – Rebecca la mira a los ojos con desconcierto.
- ¿Quieres tener un bebé?- Marlene asiente sonriendo.
- Estoy lista para empezar a tener una familia. ¿Lo comprendes?- Le está pidiendo que mire en el interior de sus sentimientos. Se hace un momentáneo silencio entre ellas. Rebecca se pone seria.
- ¡Cuantos!- Responde provocando que Marlene sonría aliviada.
- ¡Más de uno!- La abraza feliz.
- Asi que creo que deberíamos casarnos primero.- Rebecca bromea y le hace cosquillas.
- ¡Te quiero Rebecca!-
- No tanto como yo.- Rebecca le dice rodando sobre ella y apoyando sus cuerpos uno encima del otro. – Vamos a ver cómo me quieres.- Marlene la besa con dulzura.
- ¡Mi familia! Vamos a tener que hacérselo saber a primera hora de la mañana.- Le dice sobresaltada a Rebecca provocando que sonría. Marlene la mira con extrañeza.
- Tu padre ya lo sabe.- Le responde con cariño.
- ¿Qué? ¿Qué quieres decir?- Marlene reacciona sorprendida paro curiosa.
- Le pedí tu mano ayer por la mañana.- Le dice con una sonrisa. – Le dije que lo ocultase hasta saber tu respuesta.- Marlene mantiene silencio, la mira, su amor es tan profundo que no puede hablar. - ¿Estás enfadada?- Pregunta. Mientras ella responde, Rebecca le acaricia la mejilla con el dorso de sus dedos.
-  Tu consideración, es una de las cosas que más amo de ti.- Marlene le coge la mano y la besa. Apaga la lámpara y acoje a su amada en sus brazos. Se duermen sosteniéndose aferradas en un fuerte abrazo la una a la otra.

Marlene despierta temprano y bosteza. Su brazo está alrededor de la cintura de Rebecca que susurra. - ¡Hmmm!-
- No dejes que me vaya.-  Sonríe besando a Rebecca en la oreja. – Es lamentable pero tengo mucho trabajo hoy y voy a tener que encontrar la manera de lidiar con Abby.- Rebecca abre sus ojos de ancho.
- Por una vez que me he olvidado de ella.- Marlene retira el edredón que cubre sus cuerpos desnudos y comienza a vestirse.
- Voy a verte más tarde. ¿Sí?- Rebecca pregunta aclarándose la garganta.
- ¡Sí! Tenemos que anunciarlo y demás cosas que tratar con mi familia.- Marlene termina de vestirse y besa, un largo beso romántico, a Rebecca antes de salir. - ¡Te quiero!-  Expresan ambas al unísono.

Rebecca salta de la cama, se pone la bata y se dirige al armario. Comienza a manosear su ropa en busca de algo bonito que ponerse.
- ¡Hola Rebecca, buenos días!- La voz de Elisabeth suena agradable esta mañana. Rebecca se asoma desde el armario.
- ¡Oh! ¡Buenos días!- Se sorprende al verla. Le trae una bandeja de desayuno con café y bollos de canela que deposita en la mesa y se sienta.
- ¡Puede que te guste el desayuno!- Le dice con una sonrisa.
- Como reflexivo, pero… ¿Cómo sabías que estaba aquí?- Rebecca pregunta mirando hacia la puerta por si Marlene pudiera regresar a la habitación.
- ¿Estás buscando a alguien?- Le pregunta volviendo la vista hacia la puerta. Rebecca se encoje de hombros.
- No, realmente.- Se sienta y se sirve un poco de café.
- Pensé que podíamos hablar. Te tengo que decir que me preocupé ayer cuando dijiste que habías roto con Katherine, hasta que he visto a Marlene saliendo por atrás.- Le cuenta sonriente. Rebecca levanta la frente con un poco de vergüenza.
- No sé qué decir, digo… yo solo terminé con Katherine y dormí con Marlene.- De pronto percibe un cierto sentimiento de culpa. -¿Porqué me siento culpable?- Se levanta de la silla y sigue hablando. - ¡Amo a Marlene y ella me ama! ¡Ha aceptado en casarnos!- Le dice saltando de alegría y corre a abrazarse con Elisabeth.
- ¡No sabes lo que me alegro! Es lo que deseabas. Tu padre estaría orgulloso.- Le comenta feliz.
- Me gustaría preguntarte algo Elisabeth.- Musita Rebecca.
- ¿El qué? Dime.-
- Quería saber si me acompañarás como mi madrina de honor.- Ella se sorprende muy contenta., casi eúforica.
- ¿Estás segura? ¿Tal vez prefieras a uno de tus hermanos?- Rebecca apoya las manos en su cintura.
- Van a ser parte de nuestra boda, de alguna manera, pero tú has sido mi luz de guía en los momentos más difíciles de mi vida, has apoyado mis decisiones y a mi misma. Sabes que me importas y no puedo imaginarme pedírselo a nadie mas que a ti.- Elisabeth sonríe y la abraza.
- ¡Acepto!- Rebecca aprovecha ya la visita, hay que decir algo más.
- Tengo algo mas que decirte.- Elisabeth escucha con atención. – He decidido aceptar el puesto ejecutivo como director de moda, diseñador jefe o como se llame.- Expresa nerviosa.  - Marlene y yo lo hemos hablado y estamos de acuerdo en que será en nuestro mejor interés.- Elisabeth le guiña un ojo y sonríe ampliamente.
- ¡Gracias Rebecca! Verás que no te decepcionará. Te aseguro que es la decisión correcta. Tu autoconfianza será la que te impulse y te gratifique. Que tengas un día muy ocupado por delante. ¿Asumo que tendré que llamar a la familia para una reunión esta tarde?- Rebecca asiente con mirada de gozo. – Te dejo entonces.-
Abandona el dormitorio con paso alegre. Rebecca termina de vestirse y se prepara para acudir al trabajo en LCL.

Marlene abre la puerta de su despacho, al entrar piensa en el trabajo que le espera, tardará unos días en completar el actual proyecto. Dudando coge el teléfono y llama a la oficina de Abby.
- No hay respuesta, ¡Hmmm!- Decide pues acudir en persona a su oficina para ver si ya había llegado. Poco después coge el ascensor, luego el pasillo y empuja la puerta sin llamar.
- ¡Abby!- Ella gira su silla frente a Marlene. - ¿Estás bien?- Abby se queda callada. - ¡Lo siento! Si te lastimé anoche, realmente estoy…- Los ojos de Abby están rojos y con signos de estar irritados.
- ¿Cómo pudiste? ¿Cómo pudiste salir así? Te dije que me estaba enamorando de ti y me dejas sin decir una palabra. ¿Cómo debería sentirme?- Se expresa muy agresiva.
- ¡Lo siento! Nunca pretendí que te enamoraras de mí.- Abby entorna los ojos.
- ¿Pensaste que solo era por el sexo? ¿Qué estuviéramos saliendo solo era amigable?- Marlene la mira sin saber qué decir. – Simplemente no entiendo tu enamoramiento con Rebecca.- Le espeta golpeando con su mano en el escritorio. Marlene da un respingo.
- Yo amo a Rebecca, Abby, siempre he sido honesta contigo y yo siempre he deseado estar con ella.- Marlene se explica. La cara de Abby esta roja de ira.
- Pensé que realmente te preocupabas por mí. ¿Todo fue una mentira?- Marlene se siente empujada.
- Nunca he tenido la intención de lastimarte, pero hablamos de mis sentimientos por Rebecca antes de eso y yo no te he hecho ninguna promesa.- Le responde con honestidad.
- ¡Por favor! ¡Márchate! Déjame en paz, tengo una reunión a la que asistir.- Marlene sale y cierra la puerta y se marcha a su oficina con cierto sentimiento de pena. 
Después de ordenar algunos papeles  se dispone a diseñar un telón cuando...
- ¡Hey! ¿Eres la rubia de ojos azules que me tiene encantada?- Rebecca ha entrado a hurtadillas hasta detrás de ella.
- ¡Hola!- Marlene responde en un tono triste. Rebecca la rodea con sus brazos.
- Supongo que ya has hablado con Abby.- Marlene tuerce el gesto.
- ¡Sí, lo hice! ¡Dios! Ha sido terrible. Ayer tarde me dijo que se estaba enamorando de mí.- Habla esperando la reacción de Rebecca.
- ¿Porqué no me dices…?- Ella trata de investigar.
- No quiero arruinar nuestra noche romántica. Le dije que yo no la amaba de esa manera. Ella está enfadada y molesta. No puedo sentirme culpable, le dije muy claro desde el principio que te quiero a ti.- Rebecca coge la mano de Marlene y la levanta de la silla, la besa con dulzura.
- ¡Ven!- Se la lleva lejos del trabajo.
- ¿Dónde vamos?- Pregunta misteriosa.
- Tenemos una boda que preparar.- Le recuerda.

Caminan tranquilas de la mano por un rincón apacible del parque.
- ¿Qué te parece si pensamos en poner fecha para la boda?- Pregunta Rebecca jugando con un mechón de pelo de Marlene. – ¡Por ejemplo el mes próximo!-
- ¿Octubre? ¡Hmmm! ¡Está bien! No hay problema con eso. ¿Dónde te parece que nos casemos?- Marlene extiende la pregunta. Rebecca la mira a los ojos.
- En el castillo, en el patio, será un otoño de colores y una tarde fresquita. ¿Qué opinas?- Ella sonríe gentil.
- ¡Me gusta!- La abraza alrededor del cuello y la besa con ternura.
- Elisabeth ha preparado una reunión esta noche en el castillo, ella ya sabe nuestros planes y le he preguntado si quería ser mi madrina, espero que no te importe.- Marlene le hace una mirada severa pero atisba Rebecca cierta ironía en ello.
- ¡No! Ésta vez no, tú debes elegir a quien creas que es digna de serlo, yo llevaré a mi padre, creo que se lo merece, siempre nos ha apoyado. Pero recuerda lo que hablamos anoche. ¡Ah!  Aún no estoy preparada para decirle a nadie lo de tener un bebé.- Rebecca está de acuerdo.
-Será cuando tú  lo desees. ¿Te he dicho que te quiero?- 
- Yo también, soy muy feliz Rebecca.-
El final del día está llegando  y como estaba previsto hay reunión del linaje en el seno de los  Langsthein. Marlene y Rebecca se encuentran en la sala grande del castillo esperando la llegada de la familia. Beben champán, mientras hacen risas con Justus. Marlene se ve radiante, sus ojos destellan igual que su sonrisa, Rebecca no le quita la vista de encima, su cara es el reflejo de la sonrisa de su amada. Elisabeth entra en la sala, poco después aparecen Sebastián, Tanja y Kim sonrientes precediendo a Tristán. Dana y Hagen se presentan  a los pocos minutos con gesto de sorpresa y alegría para Marlene, vienen acompañando a Thomas y Biggi. Después de los saludos y abrazos de casi todos, Justus les ofrece champan. En un momento dado Marlene golpetea su copa reiteradamente.
-¡Perdón! ¡Por favor! Necesitamos vuestra atención.- Dice en voz alta. Rebecca se coloca a su lado muy sonriente. La habitación se queda en silencio. Todos las miran con curiosidad.
- Rebecca y yo tenemos un anuncio que hacer.- Sonríe y cede el turno a su prometida, que a su vez le devuelve la palabra, con un gesto muy cortés, que sea ella quien lo anuncie. Se cogen de la mano y...
- Hace dos días Rebecca me preguntó que si le concedía el honor de ser su esposa y he aceptado, ayer le di el sí.- Ante los gritos de vítores y alegría, ambas se cogen las dos manos, toda la familia las felicita con efusivos abrazos de hermanos y cuñadas. Tristán se mantiene apartado mirando con recelo a su hermana y a la que otrora fuese su prometida. A continuación es Elisabeth quien toma la palabra empleando el mismo método de la copa que Marlene.
- Hemos tenido un anuncio emocionante pero aún nos queda por hacer otro más. ¡Rebecca!- Le cede la palabra y ella comienza a hablar.
- ¡Sí! Estoy muy contenta por poder casarme con el amor de mi vida  y quiero deciros que también he decidido aceptar el cargo de jefe de diseño ejecutivo de LCL inc. Después de una cuidadosa consideración y palabras de aliento de mi futura esposa.- Lo expresa mirándose en los ojos de su prometida. – Creemos que es lo mejor para las dos.- Afirma con orgullo. Las felicitaciones son agradables y comienza una noche de celebración.


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