Una separación necesaria

Una separación necesaria

martes, 8 de noviembre de 2016

CAPÍTULO 26



                                                 -UN PLAN PERFECTO-

Rebecca ha pasado una noche irregular, no ha dormido a gusto. Se ha vestido para acudir al trabajo, recoge sus cosas y guarda el cuaderno de dibujo dentro de la cartera. Decide que es mejor caminar a paso ligero para acudir al trabajo  Mientras anda trata de  borrar su conciencia de enfado y dolor. Ver a Abby vestida sólo con una bata tras la puerta de Marlene, fue terrible para sus sentimientos. Frunce el ceño poniendo una mirada y un gesto que parece sentirse enferma. Se detiene en el camino, se sienta en un banco y coge su teléfono del bolso. Desplaza la agenda hasta el número de la florista que a menudo utiliza.
- Sí, buenos días, soy Rebecca Von Lahnstein. Me gustaría pedir una docena de rosas de color blanco. Se las envían a Marlene Von Lahnstein en LCL. Y por favor, acompañe una tarjeta con el texto “Te amo”.- Cuelga sintiéndose algo más a gusto.

Marlene sube despacio por las escaleras, mira hacia Rebecca  trabajando en su mesa que no se da cuenta de su presencia. Se apoya contra el marco de la puerta mirándola y recordando la noche romántica que tuvieron. Marlene duda antes de decidir si debe acercarse a ella. Quiere hablar de la nota y el collar que había dejado la noche anterior. Rebecca percibe algo pero no mueve su vista de la mesa.
- ¡Hola hermosa!- Katherine la sobresalta, la saluda al acercarse.  Marlene las está observando cuando la voz de un hombre interrumpe su abstracción.
- ¿Sra. Von Lahnstein?-  Él pregunta extendiendo el ramo de rosas.
- ¡Sí!-  Responde asintiendo con la cabeza y se lo entrega. Katherine levanta la vista.
- ¡Hmmm! Me pregunto si Abby se las envió.- Comenta, Rebecca no dice nada, mira con discreción a Marlene, observa que ella toma la tarjeta del ramo y la lee. Rebecca traga saliva, Marlene la mira con seriedad.
- ¡Rebecca!- Katherine le toca el brazo para llamar su atención, se ha percatado que está absorta y sin prestarle atención.
- ¡Oh! Sí ¿Cómo estás?- Sonríe al contestarle, luego mira hacia atrás para ver que Marlene se ha ido, ha desaparecido de su vista. Katherine la coge de la mano y tira de ella hacia el almacén.
- ¡Bésame!- Le exige con agresividad abrazando a Rebecca, acercándola más.
- No en este momento Katherine.- Rebecca la evita.
- ¿Y por qué no? ¿No me echas de menos?-  Katherine suplica.
- Lo hice, pero tengo algunos asuntos que tratar con Marlene ¿Te importa?-  Le dice al tiempo que hace ademán para salir del almacén.
- Necesito hablar contigo algo muy importante Rebecca.- Katherine contesta a Rebecca que le pregunta con preocupación.
- ¿Está todo bien? ¿Tu madre?-  Empieza a sentirse culpable.
- Ella está bien, hay algo más urgente.-  Se acerca. 
- ¿Esta noche, tú y yo cenamos juntas?-  Ella trata de hacer las paces. La cara de Rebecca está diciendo no. Katherine abre la puerta y sale barruntando. 
- ¡Está bien!- Responde en tono seco. Rebecca deja a Katherine y se dirige hacia la puerta de Marlene, llama con un prudente toque.        
- ¡Entra!-  Le dice desde dentro. Traspasa y cierra la puerta. Marlene está de espaldas mirando hacia la pared con el gesto serio, se da la vuelta y señala el ramo de rosas blancas colocadas encima de su escritorio.
- Las rosas son muy hermosas Rebecca.- Ella suspira bajando la cara entre las manos.
- ¿Qué te pasa Marlene pareces triste?- Rebecca quiere acercarse.
- No Rebecca, por favor, no puedo hacer esto.- Coge la tarjeta del florista y  lee en voz alta.
- ¡Te amo!- Deja la tarjeta en la mesa. - Es un poco tarde para esto ¿No crees? – Marlene se levanta de la silla.  
- Decir que te amo nunca es demasiado tarde, al menos no lo es para mí, sé que esperas mucho de mí. Te estoy pidiendo una oportunidad, por favor, Marlene.- Sus súplicas comienzan a hacerse eco en la cabeza de Marlene.
- He conocido a otra persona. ¿No lo entiendes?- Ella le expresa con frialdad.                 
- ¡Marlene! ¿Me amas?- Le interroga poniéndose más cerca de ella y mirando a sus ojos. 
- Te quiero, pero ya he luchado suficiente tiempo. Has elegido ya tu destino y yo el mío. ¡Por favor! deja de hacer esto más difícil de lo que ya es. ¿Por qué has venido a mi casa ayer por la noche? La nota, el collar.  ¿Cuál es tu intención? - Rebecca responde gimiendo en voz baja.
- Yo quería verte, no se me puede culpar por intentarlo ¿Verdad?- Trata de seguir centrándose en los ojos de Marlene.
- No quiero el collar, te lo di en un momento en que pensé que estaríamos juntas para siempre, no tiene sentido para mí ahora.- Ella lleva su mano al bolsillo de la chaqueta tirando de él y se lo devuelve a Rebecca.
- No me importa lo que hagas con él.- El collar descansa de vuelta en su mano, ella la agarra con fuerza.
- ¿Por qué estás actuando de esta manera? Tus comentarios son hirientes, pensé…- Marlene la interrumpe.
- Deja de pensar, deja todas estas tonterías y déjame en paz.- Le dice señalando las flores, se adelanta y abre la puerta. Rebecca baja la cabeza regresa a su mesa. Guarda el collar en el bolso.  Aún no ha llegado a su puesto, se gira y levanta la vista hacia la oficina de Marlene. La distingue mirando a través de las persianas. Marlene las cierra.

Durante la cena Rebecca se sienta en silencio mirando la comida.
- ¿Qué está pasando Rebecca? Estás demasiado apagada toda la noche.- Katherine comenta tratando de iniciar una conversación.
- ¡Nada! Mi línea, todavía no he conseguido un nombre.- Le responde, a modo de disculpa y coloca  el tenedor en el plato.
-Apenas has tocado la cena. ¡Me preocupas! Algo te está pasando que no me dices.- Katherine lleva la mano a su cara y se la levanta para mirarla.
- ¿Qué quieres hablar conmigo?- Rebecca cambia de tema.
- ¡Berlín! – Katherine  sonríe.  
- ¿Y qué?-  Rebecca pregunta sin sospechar a donde la está llevando.
- Tanja me ha ofrecido el cargo de jefe de diseño, sería una verdadera oportunidad para mí, podré crecer.- Rebecca se  sorprende. Se queda bloqueada ante la noticia.
- ¿Le has dado una respuesta? Quiero decir que esto es una gran noticia Katherine, estoy muy feliz por ti.- Pone su mano sobre la de ella.
- Yo no le he dado una respuesta aún, quería hablar contigo primero. Hay algo que quiero preguntarte.- La mira buscando el rostro de Rebecca como guía.
- ¿Y qué es, Katherine?- Rebecca sonríe.
- Quiero que vengas conmigo a Berlín. Antes de decir nada solo escucha lo que tengo que exponerte.-  Hace una pausa por un segundo recibiendo toda la atención de Rebecca. 
- ¡Te quiero! Ésta es una oportunidad real para mí, he pensado mucho y  podríamos hacer muchas cosas juntas, piensa en las posibilidades.- Rebecca siente una presión en el pecho. Percibe una angustia inexplicable entre cierta alegría de ver el camino expedito ante la posibilidad de que Katherine se aleje y tristeza por la misma razón. Ella quiere a Katherine, pero no es el amor de Marlene, que su novia desaparezca del campo de juego le deja las manos libres para atender al amor de su vida.
- ¡No puedo! No puedo dejar  Dusseldorf Katherine.-  La respuesta es poco amable para Katherine.
- No te apresures a decir que no, todo lo que pido es que pienses en ello antes de tomar una decisión.- Ella argumenta con respeto. Rebecca niega con la cabeza.
- Yo tengo mi propia empresa aquí. Esta es una oportunidad para que puedas hacerte con un nombre por ti misma, las posibilidades son tuyas, no mías.- Rebecca le explica en un tono sincero.
- No lo voy a aceptar sin ti a mi lado Rebecca.- Habla con fuerza.
- No deberías decir eso, no tomar esa decisión es dañar tus posibilidades, piensa en ti misma por una sola vez.- Rebecca le declara con honestidad.
- Yo no pienso en mí misma. Estamos juntas y creo que una relación de larga distancia sería malo para nosotras.- Ella responde apresurada.  Rebecca la mira extrañada.
- ¿Es eso un ultimátum?- Katherine se rió entre dientes.
- Si me quieres y deseas estar conmigo y estás decida a comprometerte, entonces la respuesta es sí.- Ella parece arrogante. Rebecca ríe.
- Estoy cansada y necesito dormir un poco, te llamaré mañana.-  Se levanta de la mesa haciendo un gesto para abonar la cuenta.  Katherine  no cree la disculpa.            
- ¿Supongo que esto significa que voy a pasar esta noche en paz?-  Katherine está intrigada. Rebecca baja la cabeza.
- Necesito tiempo para pensar y necesito dormir para despejar mi cabeza.- Le roza el hombro con la mano.
- ¡Ya veo! Así que buenas noches.- Katherine responde con inquietud dejando que Rebecca se marche con su estado de ánimo afectado después de la conversación. 

Rebecca camina en dirección a su lugar favorito a lo largo del Rin. Contempla el agua del río corriendo, las luces de la noche, la gente paseando por la ribera. A su pensamiento acude aquel día que acompañó a Marlene para dar por terminada su vida de Llily Rose en la comedia, ella tiró al río la rosa negra. Siente que necesita recuperar el amor de su vida o se irá para siempre como lo hizo aquella flor. Extrae su teléfono desplazando la agenda  hasta el número de Kim y la llama.
- ¡Rebecca!-  Kim responde con energía.
- ¿Kim, todavía estás en el trabajo?- Ella pregunta con la esperanza de que todavía esté allí.
- ¡Si lo estoy! ¿Qué pasa?- Pregunta Kim intrigada.
- Espera ahí voy en camino, tengo un plan.- Cuelga corriendo y regresa de nuevo a LCL. Por supuesto se le ha olvidado completamente la escena anterior con Katherine. En este momento ya ha pasado página y mira hacia adelante. Está decidida en ir a la conquista del amor de su vida.
Kim está hojeando unas revistas cuando Rebecca entra corriendo.
- Sonabas emocionada.- Rebecca le pide que deje las revistas a un lado.
- Quiero citarme con Marlene de forma  privada. ¿Puedes ayudarme a arreglarlo?-  Kim la mira con sorpresa.       
- ¿Sabes cuándo? Tanja me mantiene saltando de un sitio a otro.- Rebecca busca el número de Schneider en su teléfono.
- Voy a ver si puedo hablar con Charlie, que cierre para mí el restaurante una noche.- Kim espera una respuesta. Rebecca habla con Charlie por un momento.
- Quiere que me acerque a verla.-  Cuelga con rapidez.
- Quédate con el teléfono cerca.-  Le ordena a Kim antes de salir. Corre hasta Schneider,  Charlie la espera en el bar. 
- Gracias por esperarme.-  Se sienta a la barra casi sin aliento.
- ¡Cálmate Rebecca! Me pareció que sonabas como emocionada en el teléfono. ¿En qué puedo ayudarte?-  Contiene el aliento antes de hablar.
- Es un gran favor Charlie, no estoy segura de que lo hagas. ¿Puedes cerrar el restaurante sólo por una noche?- Mira a Charlie con sus grandes ojos marrones  emocionada, Charlie suspira con una risa. 
- ¿Qué es esta vez?-  Intenta indagar.     
- ¡Preguntar a Marlene si quiere casarse conmigo!-  Se lo dice con toda la confianza. Charlie guarda silencio un momento.
- ¿Marlene? Pensé que Katherine era tu novia.- Rebecca se hace solemne.  
- ¡Lo es! Pero está muy confundida. Yo sé que es una petición extraña, pero amo a Marlene con todo el alma y si no actúo ahora, voy a perderla.-   Charlie hace una mueca y levanta su mano.
– Lo harás mañana por la tarde, suele ser el día más flojo de la semana. ¿Crees que podrás hacerlo, entonces?- Rebecca se pone eufórica.
-Sí, ¡Oh! Charlie gracias.- Se abraza a su cuello besando su mejilla. – ¿A las siete? Y voy a hacer que valga la pena.- Agrega saliendo rápidamente por la puerta. Regresa a LCL donde Kim espera su regreso con paciencia.
- ¿Y bien?- Le pregunta.
- Mañana por la tarde, a las siete. ¿Puedes hacer esto por mí? Prepara un plan para vosotras.  ¿Una noche hermanas fuera?- Rebecca le ruega a Kim que gestione bien el engaño. Ella envía un mensaje a Marlene para organizar la cita de la cena.
- Espero que sepas lo que estás haciendo, ella parece estar en buen rollo con Abby en este momento.- El corazón de Rebecca se hunde un poco, le preocupaba que Abby podría tratar de acompañarla.
- Sólo tienes que mantenerte firme en que es entre vosotras, habla con ella a primera hora de la mañana. Tengo que hablar con Thomas antes de ir a trabajar. ¡Por favor Kim! Ésto es muy importante.- Rebecca mas que pedir, suplica a Kim.
- ¡Lo haré!- Responde saliendo juntas de LCL.
- No puede estar Abby en este asunto.- Le dice a Kim caminando hacia el coche.
-¿Qué es lo que estás pensando hacer? ¿No podrías, por lo menos, tener confianza conmigo? y   ¿Por qué necesitas hablar con mi padre?- Kim divaga al abrir la puerta de su coche. Rebecca se esconde. Kim se para un momento, recapacita y se da cuenta como en una iluminación.  
-Tú vas a pedir a mi hermana que se case contigo.- Comienza a reír casi a carcajada. Rebecca ya no se puede ocultar, se sonroja como una cría inocente.
- ¡Sí, lo haré! Pero por favor, ni una palabra a nadie.- Kim piensa por un momento.
- ¿Katherine?- Rebecca la detiene. 
- Manejaré lo de Katherine, por favor mantén la  tranquilidad Kim, no estoy muy segura de cómo reaccionará tu hermana con esto, pero tengo que intentarlo. – Con la mirada de súplica le dice en voz baja.
- No va a ser fácil, parece feliz y contenta ahora.- Le recuerda Kim. 
- Eso no será un problema, si me quiere como creo.
Se despiden en medio de la noche, el plan se ha puesto en marcha.

Rebecca se despierta esa mañana de un sueño placentero, se halla fuerte y segura. Por primera vez en mucho tiempo se siente segura, relajada, sabiendo lo que quiere y desea hacer. Con ese ánimo y después de vestirse y desayunar toma el camino hacia el taller donde trabaja el padre de Marlene. 
Thomas Wolfe está ocupado en el corte de una madera para tallado. Rebecca se asoma por la puerta mirando con interés. En el contorno de su cara puede apreciar algún rasgo de Marlene, sonríe con levedad, finalmente llama su atención. Thomas apaga la máquina y se sacude las virutas de madera de sus brazos.
– ¡Señorita von Lahnstein! ¿En qué puedo ayudarte?- Ella se acerca.
– Sólo Rebecca, por favor.- Le responde sonriendo. Él asiente.
- ¿Qué te trae por aquí?-  Rebecca inspira aire con profundidad.
- ¡Marlene!- Le dice. Él frunce el ceño.
- ¿Está todo bien?-  Él empieza a preocuparse.
- Ella está bien. Solo quiero preguntarte algo Thomas.-  Lo mira con dudas,  siempre le ha tenido un cierto temor, un hombre grande y decidido que siempre la impresionaba.
- ¡Ok!-  Él hace un gesto para que continúe.  
- Sé que trabajar para mi familia a lo largo de los años no ha sido siempre fácil y sé cómo te sientes acerca de los Lahnstein de… que no tenemos un historial muy bueno. Pero, como ya sabes, un día me enamoré de tu hija, y la sigo queriendo con toda el alma.- Él se ríe entre dientes.
- ¿Dices que amas a mi hija? Pues tienes una extraña manera de demostrarlo.-  Le suelta sorprendiendo a Rebecca. - ¿Dónde encaja tu novia en esto?- Él le pregunta firme mientras comienza a caminar. – Ustedes los Lahnstein  son todos iguales, siempre tratando de conseguir lo que quieren.- Apostilla. Rebecca trata de serenarlo, ha venido aquí a algo concreto y está decidida a realizarlo.
- ¡Por favor! Escucha lo que tengo que decir.-  Ella lo mira casi en súplica. - Amo a Marlene, la amo lo suficiente como para pedirte su mano, quiero casarme con ella.- Un instante de silencio bajo la mirada curiosa de Thomas.- Ya sé que suena a locura, pero no quiero perderla, para eso he venido, para pedir tu aprobación.-  Thomas no sale de su sorpresa y no está seguro de cómo responder, se sienta en el banco de trabajo, Rebecca lo hace a su lado con timidez.
- Nadie me ha pedido la mano de mis hijas, ninguno de ellos.- Expresa con una risa ridícula. - Pero Marlene tiene una amiga. ¿Qué vas hacer con eso?- Ella sacude la cabeza.
– Sí me quiere, como creo, no será un problema.-  Le responde con seguridad.
- ¿Tiene Marlene alguna idea de lo que me has dicho?-  Duda insegura de cómo responder.
- ¡No! Tengo miedo de lo que ella pueda hacer. No está muy feliz conmigo en este momento, la estoy empujando, pero sé que  me ama. Acabará de ver que voy en serio y dispuesta a comprometerme con ella.- Thomas se acerca a la ventana mirando hacia fuera.
- Tienes un largo camino por delante, yo nunca he dudado que amas a Marlene y ella te corresponde, me consta desde el día que oí la primera insinuación. Tienes mi bendición. Ahora vete y hazla feliz, aunque no sé porque te lo digo. ¡Sé que lo harás!- Le dice acariciando la mejilla de Rebecca que lo abraza con efusión.
- ¡Por favor! Ni una palabra a nadie, todavía tengo que convencerla.- Le dice con una sonrisa y abandona el taller con alegría contenida.
Una vez solo,Thomas piensa en voz alta- No te hará falta convencerla. ¡Estoy seguro, lo sé!-   

Rebecca se dirige a la joyería para recoger el anillo. En el momento que el señor Klaus le entrega la cajita de terciopelo negro la abre exponiendo el anillo, le parece que brilla como la luz del sol. La coloca en el bolso, firma la factura y sale hacia su trabajo, respira hondo antes de entrar en LCL. 
- ¡Buenos días! Llegas tarde - Katherine asoma por detrás de Rebecca al sentarse a su mesa.
- ¡Sí! Tenía algunas cosas que hacer esta mañana.-  Le relata  haciendo caso omiso de ella.
- ¿Pensaste en lo que discutimos ayer por la noche?-  Rebecca abre su cartera sobre la mesa.
- ¡No he…! No realmente.- Katherine frunce el ceño inclinándose sobre su mesa.    
- ¿Hay alguna razón para que no me tengas en tu pensamiento?- Cuestiona. Encuentra llamativa la actitud de Rebecca, le parece que está siendo indiferente.
- Te dije que lo haría, y te dije también que estaba cansada y necesitaba descansar.- Ella lo suelta con indolencia. Katherine se echa hacia atrás de la mesa. Rebecca gira la cabeza hacia la oficina de Marlene.  
- Rebecca, necesito una respuesta pronto, no puedo seguir esperando, Tanja quiere saber si…- Katherine está de pie con las manos en las caderas mirándola.
- Por favor no me presiones sobre eso, me has pedido que lo hiciera. Tenemos trabajo que hacer. ¿Podemos hablar más tarde? Le responde dura e insensible. Ella retrocede enfurecida por la actitud de Rebecca. Se sienta allí mirándola como rasga material a mano.
- Katherine, hola.- Abby llega a su espalda.
- ¡Oh Abby! ¿Qué puedo hacer por ti?- Sonríe tratando de aliviar la tensión de su interior.
- Rebecca parece de mal humor.- Katherine la mira extrañada.
- ¿Cómo están las cosas entre vosotras dos?-  Ella se encoge de hombros.
- ¿Por qué lo preguntas?- Abby suspira camina hasta ponerse delante de ella bloqueando la vista de Rebecca.
- ¡No sé! Por curiosidad. Has estado fuera muchos días, ella le pide y le trae cosas a Marlene con frecuencia.- Abby tiene ahora toda su atención.
- ¿Qué? ¿Qué estás tratando de decir Abby?-  No está segura de a dónde está llevando la conversación.
- Estoy diciendo que ella se presentó la noche del domingo en casa de Marlene con algún tipo de carta.- Katherine se puso de pie.
- Tal vez fue algo relacionado con el trabajo.- Abby se ríe entre dientes.
- No lo creo.- Katherine mira con desesperación la realidad de algo que no puede ver. 
- Te agradecería que hables con tu novia y le digas que se mantenga alejada de Marlene.- Abby le dice con brusquedad, pero fácil de entender, antes de darse la vuelta y alejarse.

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