Una separación necesaria

Una separación necesaria

martes, 31 de mayo de 2016

CAPÍTULO 3




                                      -REGRESO AL CALOR DEL HOGAR-


Marlene está acabando el empaquetado de las cajas de la mudanza e inspecciona si alguna cosa queda pendiente. Suena una llamada en la puerta de su apartamento. Se acerca a abrir pensando que los transportistas estaban allí ya para recoger lo último de sus pertenencias.
- ¡Jakob! - Expresa con una sonrisa agradable.
- ¿Qué te trae por aquí?- Jakob Bailey es un hombre alto delgado, de ojos azules, rubio de pelo y su rostro es algo rugoso pero guapo. Entra en el apartamento sin una palabra acariciándose la barba en el mentón, está reflexionando sobre la simple pregunta que ella le ha realizado. Él le pregunta a su vez.
- ¿Estás segura? - Marlene duda en dar una respuesta. Suspira cerrando la puerta detrás suya.
– Ya hemos hablado de esto Jakob, tengo que ir a casa. Dos años es mucho tiempo lejos de mi familia y además mi visado de trabajo expira pronto. ¿Puedes  tratar de entender  que necesito este cambio? Tengo que ver si  aún existe algo de mí allí. -  Jakob apoya las manos en  los hombros de Marlene.  
- Te necesito aquí, las cosas han sido un éxito y todo el mundo te quiere en el teatro.- Él argumenta con gesto amable. -Además podemos trabajar lo de tu visado. ¡Marlene! Acabas de pasar un año en la Escuela de Diseño Gráfico. Hay muchas..., tantas cosas que te  esperan aquí.- Le suplica con voz ansiosa. Ella sacude su cabeza negando, abre sus ojos azules.
- ¿Cuáles?- Jakob se siente cuestionado. - Realmente Jakob no hay nada.- Contesta con un intento de sonrisa.
- No puedo creer que quieras dejar todo esto, deseo que te quedes, pensé que podríamos  ser algo más que amigos.- Jakob baja la cabeza hacia el rostro de Marlene e intenta besar sus labios acercándola más a su cuerpo. Ella rápidamente le aleja con una mirada de desaprobación en su cara.
- Por favor, Jakob no hagas esto, me caes bien y estoy agradecida por todo lo que has hecho, incluso más allá de lo que necesitaba, pero no estoy buscando ningún compromiso y menos uno a larga distancia.- Le habla con claridad, Jakob se sienta en el sofá apoyando las manos sobre las rodillas y una perturbada mirada en su rostro.
- ¡Lo siento! No debería haber intentado besarte.- Le resulta difícil mantener la mirada directamente a Marlene. - Mantuve mi distancia pensando que podríamos ser algo más.-  Marlene le agarra de la barbilla  con la mano tirando de su rostro hasta que sus miradas se cruzan.
- Jakob siempre serás una persona especial para mí, pero no estoy lista para cualquier implicación. Vine aquí con ganas de un nuevo comienzo, de un nuevo capítulo en mi vida.-  Le dice con su sonrisa.  Él suspira profundamente aflojándose la corbata. La expresión facial de Marlene es algo triste. Ella da valor a su estancia en Los Ángeles, a los amigos que había hecho, el trabajo en el teatro, su amor por el diseño gráfico, pero en su corazón sabe que ese tiempo se ha acabado. Cree en las muchas posibilidades que puede encontrar en Dusseldorf. Sólo tendrá que esperar a que sucedan.
- Disfruté de todos los buenos momentos que hemos compartido Jakob y no voy a olvidarme nunca de ellos.- Le comenta con amabilidad. Jakob se levanta del sofá y la abraza de nuevo.
- Tengo algunos asuntos que atender en Colonia pronto. ¿Podríamos coincidir en una fecha para vernos?- Marlene se aparta de su abrazo.
- ¡Por supuesto! Estaría decepcionada si no lo hicieras.-  Una sonrisa alivia su tensión, roza la manga de su camisa con la mano y la mira a los ojos.
- Podría hacerte feliz.- Marlene se acerca a la puerta y la abre para él. 
- ¡Por favor, Jakob! No puedo. -   Le dice bajando la cabeza. Jakob se ajusta la corbata y toma la chaqueta del sofá. Antes de salir por la puerta le dice que tiene un lugar en su corazón.
-Yo no te olvidaré.- Le expresa ella  suavemente. Comienza a  caminar por el pasillo haciendo una pausa por un segundo antes de escuchar los crujidos del cierre de la puerta detrás de él. Marlene se sienta en el sofá. Jakob acaba de abandonar su vida. Una lágrima cae de sus ojos al pensar en su casa y en Rebecca.

Marlene nunca compartió con Jakob o cualquier otra persona las verdaderas razones por las que salió de Düsseldorf o sobre la mujer, de la que estaba perdidamente enamorada. Sabe en lo más profundo de su corazón que nunca habrá nadie para ella como Rebecca. Apoya su cabeza sobre las almohadas de felpa del sofá  pensando en la boda y cual será la reacción de Rebecca al volver a verla. Extrae el teléfono celular del bolsillo de los vaqueros  y rápidamente encuentra la última foto que le había tomado. Un tiempo mucho más feliz pensó para sí misma. Mueve el pulgar a través de la imagen como si quisiera acariciarla.  - ¡No sabes cuánto te amo!-  Expresa en un susurro. Luego desplaza el directorio al número de Thomas, su padre, y llama.  La conversación es breve, le da la información del vuelo y le recuerda que no diga nada a nadie.

Una vez hecha la mudanza para el transporte, Marlene sale del apartamento, pone su maleta en el pasillo, deja  la llave bajo la alfombra y echa  una mirada más en el interior.  Con una sonrisa cierra la puerta e inicia su viaje. Un vuelo largo con varias escalas, y con todo lo dejado atrás. Llega muy cansada pero feliz de poner el pie en el suelo de Dusseldorf. Thomas espera pacientemente en la salida de equipaje, mientras que Biggi entretiene a un muy animado Tommy. Los ojos de Marlene se inundan de lágrimas al ver a su familia. Thomas  la abraza con fuerza. Biggi con su sonrisa de bienvenida recoge el resto de sus cosas y se dirigen a su casa.
El apartamento le parece el mismo, como ella lo había dejado dos años antes. Thomas deja el equipaje en la habitación que Marlene siempre ocupó, Biggi los obsequia con una copa de vino, se sientan en el sofá mientras Thomas coloca al pequeño Tommy dormido en su cama para la siesta de la tarde.
- ¡Como ha crecido!- Marlene comentó.
-¡Sí! Y en todo.- Biggi rió. Biggi todo sonrisas preguntó Marlene.   
- ¿Estás en casa para la boda?- Marlene sonrie bebiendo su vino antes de responder.
- En realidad estoy en casa para siempre.- Biggi pone una mirada de sorpresa, mira a Thomas.
– ¡No me dijiste nada!- Él se encogió de hombros y Marlene intervino.
- Por favor no te enfades. Le pedí que no lo dijera, no es que yo no quiera que lo supieras. No estaba segura al principio, pero es sé que es en mi hogar donde quiero estar.- Biggi  reconoce en ella sinceridad y asinte. Thomas comienza a frotar los hombros cansados y doloridos de su hija.
- Mi niña está en casa.- Expresa con firmeza. Biggi se inclina hacia delante y le da un abrazo de bienvenida.             
-Tenemos mucho de que hablar. Voy a preparar la cena.- Biggi  se traslada a la cocina y Thomas se sienta al lado de Marlene.
-Te veo muy bien, Los Ángeles ha sido generoso contigo.- Marlene se ríe entre dientes.
- Sí una gran experiencia, he aprendido muchas cosas mientras he estado allí.- Thomas le echa una  mirada de lobo.  
- ¿Está todo bien?- Marlene duda un poco.
- El trabajo allí era duro y las horas largas. Y para ser honesta, nunca he estado más nostálgica que en estos últimos meses.- Él sondea su rostro preocupado y le susurra en voz baja.
- Espero que esto no tenga nada que ver con esta boda del clan Lahnstein.- Marlene se levantó del sofá frente a su padre
- Papá, no he tenido ningún problema en aceptar que Hagen empezase una nueva vida con Dana. Nos hemos seguido tratando, aunque desde la distancia. Mantengo mi apellido Lahnstein, y además Kim es una Lahnstein…- Thomas frunce el ceño al estar frente a la verdad.
-Tienes razón maldita sea. ¿Rebecca?- Al pronunciar su nombre, causa un vuelco al corazón de Marlene.
- Rebecca no está en esta discusión, no estoy aquí para reavivar un viejo amor, ambas hemos cambiado, al menos yo. - Comentó ella con confianza. - ¡Y la verdad! No deseo oír nada acerca de Rebecca, que no esté relacionado con LCL.- No está lista para decir a su padre sus verdaderos sentimientos. Esto se lo guarda. Biggi llama desde la cocina a Thomas para ayudar a poner la mesa. 
- Rebecca aún está lidiando con Tanja y el resto del clan Lahnstien, pero ella ha sido una gran ayuda para Kim. Tu hermana ha conseguido hacerlo bien allí.- Añadió Thomas sentándose a cenar. Marlene contestó rápidamente.
- Rebecca siempre será igual que el resto de los Lahnstein, cuando se trata de asuntos de la familia y LCL.-  Biggi cambia la dirección de la charla.
- Rebecca y yo hemos hecho amistad, me ha mostrado mucho sobre el castillo.- Marlene la mira con cierta aprensión.
- No me acordaba que todavía estás trabajando allí.- Biggi sonríe y confirma.
- ¡Sí! Me gusta ese trabajo.- Marlene se queda perpleja, bebe su agua y se aclara la garganta.          
- ¿Cómo está ella realmente, Biggi?-  Biggi y Thomas aprecian que la palidez, cubre el rostro de Marlene.
- Ella está bien y tiene una hermosa novia.-  Biggi lo menciona como por casualidad.  El corazón de Marlene se hunde hasta sus pies, se siente fría e incómoda.
- ¿Me disculpáis? Estoy cansada, tengo que recuperarme.- Se levanta de la mesa. Thomas y Biggi en silencio la ven entrar en el dormitorio. Thomas miró a Biggi.
– ¡Shh!- Él chista a Biggi. -Te podías haber esperado.- Le dice manteniendo su voz a un susurro.
- Necesita saber la verdad Thomas.-  Biggi respondió recogiendo los platos de la mesa.
- De todas formas tengo la impresión que de alguna manera, mi hija no está siendo honesta del todo.- Comenta Thomas a Biggi.
- Ella ha pasado por mucho Thomas, estaba enamorada y entregada. No se puede culpar totalmente a Rebecca, se necesitan dos para que una relación funcione.-  Le recuerda. Thomas gruñe susurrando obscenidades en voz baja. La mirada de Biggi, se va haciendo muy severa.     
- No se puede echar la culpa al clan Lahnstein, nos guste o no.  Tu hija siempre pertenecerá a Rebecca. Tanto si están juntas o no. Tienen una historia, una conexión y no importa cuánto te esfuerces, porque, eso, nunca se va a romper. - La voz de Biggi suena fuerte al oído de Thomas.
- Sólo quiero que sea feliz, no más dolor o incertidumbre.- Biggi niega con la cabeza ante su terquedad.

Marlene arroja sus zapatos y el suéter al suelo y se acurruca en la cama. Se recoge el pelo de la cara, pasándolo detrás de la oreja. Una lágrima viajó desde el rabillo del ojo a la mejilla. La toma con su dedo índice y cuidadosamente traza un dibujo en la colcha. Su mente regresa al momento en que hicieron el amor allí por última vez y lo doloroso que fue negarle otra oportunidad. Llora hasta que la necesidad de dormir puede con su cuerpo y con sus pensamientos.
Biggi le prepara una taza de té caliente, abre la puerta y ella  se incorpora, se estira frotando la nebulosidad de sus ojos.
- Pensé que  desearías una taza de té.- Se acerca a ella y se sienta en el borde de la cama. Marlene coge la taza. 
– ¡Gracias!- Marlene bebe un poco del té caliente.
- ¡Hmmm!, ¡Que bueno!-  Biggi le dice que deje la taza en la mesita de noche.
- Lo siento si te molesté antes.- Le dice con preocupación. Marlene niega con la cabeza. - Está bien,  debería haber estado mejor preparada.- Biggi suspira.
- Nunca se está preparada cuando se trata de amar a alguien, siempre habrá altibajos en cualquier relación y hay que tener coraje para admitir que se está equivocado,  es lo noble.-  Marlene está intrigada por el consejo maternal de Biggi. 
- ¿Creo que era un poco obvio?- Pregunta.  
- Rebecca es de carácter fuerte y pone buena cara, pero hace tiempo que me he dado cuenta de que realmente te echa de menos.- Marlene la mira con curiosidad. Biggi percibe que se está empezando a relajar. 
- Dos años es mucho para soportar estar lejos de la persona que sabes que hace que tu vida esté completa.-  Interviene Marlene. - Yo no creí, nunca pensé que iba a conocer a alguien que pudiera hacerla tan feliz como yo.- Marlene expresa cierta vanidad en este pensamiento.
- La vida sigue, no significa que ella dejase de amarte. Pero hay que admitir que no todo estaba bien entre las dos cuando te fuiste.- Biggi comenta con amable entonación.
- Sólo vi los errores de Rebecca. Dejamos de lado nuestro mutuo interés y la falta de comunicación dictó lo que iba a suceder, la lucha no estaba en mí.- Marlene habla abiertamente.  
-Tu padre está muy preocupado por tu bienestar. Pero he aliviado su inquietud, él se da cuenta de que debes resolver esto por ti misma y que si necesitas ayuda, él estará ahí.-  Biggi se levantó y le cubre los pies con la colcha.
- Termina tu té y descansa un poco.-  Marlene sube la colcha hasta sus brazos.
- ¡Biggi! ¡Gracias! Significa mucho para mí. ¡Gracias de nuevo! - Ella sonríe y cierra la puerta dejando a Marlene todo el tiempo para que reflexione y descanse.

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