Una separación necesaria

Una separación necesaria

martes, 23 de enero de 2018

Episodio décimo tercero


Pequeñas mentiras

Marlene da un golpecito en la puerta de la orangerie, ya ha informado a Mark de su paradero. Rebecca se acerca a la puerta vestida sólo con una túnica, la abre y contempla a Marlene que se apresura a cerrar la puerta. - ¿Qué pasó? Déjame ver.- Llegan a la habitación y le pide que se extienda a lo largo de la cama. - Cuando saliste he debido forzarla y me ha dado una sacudida. - Con su mano explora por el costado de su pierna y la giró ligeramente.  - ¿Estás sintiendo dolor? – Le pregunta sin siquiera mirarla. - ¡Un poco! – Rebecca presiona sus labios mirando el contorno del rostro de Marlene. - Eres tan hermosa como recuerdo, la edad no te ha apresurado en lo más mínimo. - Comenta en voz baja. - ¡Rebecca! ¿Está realmente tu pierna dolorida? - Marlene se siente como si estuviera jugando con ella. - Cuando haces el amor así de apasionado como acabamos de hacer, es cómo debe ser… - Responde con firmeza. Marlene gime. - Tengo que irme. - Comienza a recoger su bolso para salir del dormitorio, Rebecca se pone de pie y la agarra de la mano y la acerca hasta ella. - ¡Bésame! - Le ordena con sus manos cerrándose sobre su cintura. - Tú haces que no pueda negarme. - Ella intenta sonreír. -  Entonces no perdamos tiempo. - Sus labios se encuentran de nuevo. Rebecca coge su labio inferior entre los dientes y los mordisquea. Marlene desata la bata de Rebecca y la deja caer al suelo. - Hazme el amor. – Obliga a Marlene a desnudarse y acostarse con ella. Hacer el amor no les cuesta ningún esfuerzo, solo se dejan llevar por sus sentimientos. - Dices que amas a Lizette y que ella es tu futuro, pero ya estoy de vuelta. - Rebecca se levanta sobre su codo y le echa una mirada de descontento.  - Estás donde deberías estar ahora mismo. – Se explica. Marlene sonríe. - Te he echado mucho de menos. - Añade Marlene, apoya la cabeza en el pecho de Rebecca. - Nunca has estado lejos de mi mente. Quiero que sepas que pensaba en ti a menudo, en lo que estabas haciendo, si realmente estabas feliz o no lo estabas, me alejé demasiado. - Marlene dice mientras acaricia el brazo de Rebecca con la punta de sus dedos. - Otras personas y otras relaciones ¿no? -  Rebecca respira hondo. -Te dije que pensé que estaba embarazada del hombre con el que estaba liada, Tim. Me pidió que me nos casáramos, pero mi vida personal seguía en un caos, el trabajo era aún más frenético y las presiones de mi familia todavía pesaban mucho sobre mí. Yo terminé esa relación cuando descubrí que solo buscaba mi dinero, era divertido estar con él al principio, pero tenía que lidiar con sus celos y luego con sus otros malos hábitos. - La besó suavemente. - Yo no he estado interesada en nadie, me mantuve ocupada, Grace fue la única luz de guía, me ayudó mucho. – Recuerda. - Parece una auténtica amiga. - Rebecca habla en positivo. - Ella me presentó a Mark y él me levantó de un empujón. - Rebecca la mira con el ceño fruncido. - Realmente debes amarlo. - Ella le menciona con candor, colocando el rostro en sus manos. - ¡Lo amo! - Implora. - Pero la forma en que lo amo no es como te amo a tí. - Rebecca rápidamente interviene. - ¡Por favor! No tienes que poner excusas. Yo te creo que le quieres. ¿Él sabe lo afortunado que es? -  Le pregunta con intención. - ¡Sí! Lo sabe. - Ella apoya la cabeza en el pecho de Rebecca. - Déjame terminar lo que iba a decir. -  Marlene la mira. - Lo amo, pero nada que pueda comparar con lo que teníamos, nunca he amado a nadie de la misma forma en que te amo a ti. - Declara esperando la respuesta de Rebecca. - Siempre recordaré que fue tan especial y que nunca me he enamorado de esa manera.  Lo siento por los dolores de corazón que te causé, eso me marcó Marlene. – Lo dice con sinceridad. – Te creo, sé que es verdad. - Se detiene al reflexionar. - No puedo hacerte feliz. - Hay quietud y tristeza entre las dos. - No estaba pidiendo que me hicieras feliz. Has cambiado, creo que el accidente te ha hecho madurar mucho y me gustaría poder ayudarte a recordar esas piezas que te faltan. - Le dice con firmeza, Rebecca mira el móvil que ha sonado con un mensaje de Lizette. - ¿Lizette asumo? - Rebecca asiente con la cabeza. - Llegó a Berlín bien. – Vuelve a dejar el teléfono en blanco después de responder. - Realmente la amas. ¿Verdad? – Espera respuesta. - ¡Sí! Estoy enamorada de ella. - Se pronuncia. - Entonces supongo que volvemos a la pregunta de por qué estoy aquí. -  Profesa Marlene. – Es el sexo, como puedes ver que estoy sola, Lizette siempre se va. – Le dice Rebecca como en una broma, pero honesta. - Sabes que es solo una excusa, estamos lastimando a las dos personas que amamos y con las que hacemos nuestra vida. – Opina para mostrar sus realidades. - Eres libre de irte en cualquier momento Marlene. - Rebecca se sienta en la cama, Marlene se levanta y se viste. - Tengo que irme a casa, estoy segura de que mis invitados han regresado de sus giras turísticas. - Se justifica, lejos de lo que realmente le apetece, seguir acariciando al amor de su vida. - Elisabeth nos invitó a cenar mañana por la noche. – Le relata abrochándose la camisa. - ¡Oh! El esposo de Grace y Mark, todavía no han venido por aquí. -  Comenta Rebecca. - Antes te pregunté por la pierna. - Rebecca baja la cabeza. - ¡Está bien! Mejorando cada vez que tenemos una sesión, creo que la cirugía me hizo maravillas y me siento mejor que hace mucho tiempo. - Le dice como si lo tuviera ensayado, Marlene sonrió ampliamente. - ¡Bien!  Te veré mañana. - Responde y abandona el invernadero, dejando sola a Rebecca.

Marlene entra en silencio apartamento y encuentra a todos sentados en el sofá de la sala de estar conversando sobre el vino. Grace le dirige una mirada de preocupación. - Únete a nosotros. – David coge la botella de vino y le sirve una copa. - ¡Gracias! – Se sienta junto a Mark. - ¿Rebecca está bien? - Marlene se aclara la garganta y le dirige una mirada a Grace. - Un poco de rigidez, nada que un poco de entrenamiento no alivie, tenía algo de dolor, pero ya está bien. - Bebe un trago de vino. - Elisabeth Von Lahnstein me visitó esta mañana y preguntó por si podíamos cenar mañana por la noche en el castillo. -  Comenta Mark. - ¡Sí! Me encontré con Elisabeth y hablamos de ello. Me pidió que estuviéramos allí alrededor de las seis. – Añade. - ¿Están todos de acuerdo? – Mark pregunta. - Será divertido, diferente, nunca he estado en un castillo. - David se ríe. Marlene se excusa y entra en el dormitorio. Mark mira directamente a Grace. - Marlene ha estado como ausente últimamente. ¿Qué pasa? – Intenta encontrar alguna respuesta. David le mira extrañado. - Ella no ha dicho nada. - Grace responde encubriéndola. - ¡Hmmm! – Él gruñe y se pone de pie. - No le gusta mucho tener un bebé, discutimos, está distraída, no sé, se molesta con cualquier cosa y no puedo ponerle un dedo encima. – Les dice, mientras Grace entra en la habitación. - ¡Marlene! ¿Por qué no recogemos algo de ese restaurante chino? - Agarra su bolso y coge a Marlene por el brazo, salen corriendo del apartamento. - ¡Grace! ¿Qué ocurre? - Marlene pregunta al cerrar la puerta de entrada y salir del edificio.
- ¿Dónde has estado? - Pregunta conociendo la respuesta. - Con Rebecca, estaba dolorida. - Grace pone sus ojos en blanco. - Mark está sospechando que algo te pasa, Marlene. – Habla en tono cortante. - ¿Qué? ¿Sobre dónde estaba? - Pregunta mientras suben al coche. - Él dice que estás distraída, él habló sobre tener un bebé y que piensa que algo está pasando. - Le contesta. Marlene aparca el coche al lado del restaurante chino.  - ¿Entonces estabas con Rebecca? - Grace le pide que no salga del coche. - ¡Sí! Dije que tenía un problema cierta rigidez. - Intenta convencerla. - ¡Yo sé que es! - Le responde a Marlene sacudiendo la cabeza. Ella aprieta fuerte el volante. - Marlene no estás siendo justa con Mark. Imagina que ésta era una vieja aventura de Mark y tu notaras que estaba lejos de ti. ¿Cómo te sentirías? - Ella se exaspera. - No puedo herirle ahora Grace. – Ella se expresa con irritación. - Ya le has hecho un daño peor de lo que puedas imaginar. - Marlene se hace sombría. - Marlene necesito preguntarte algo muy importante. - Ella suspira pasando sus dedos por su pelo y consigue agarrar un mechón antes de hablar. - ¿Lo que sientes por ella es lo mismo de entonces? - Marlene suelta sus manos del volante. - Es difícil, lo sé, cuando estoy a su lado… - No puede acabar la frase.  - Pero ella ama a Lizette y no a mí, y yo amo a Mark. - Responde en un tono reflexivo. - No puedes seguir soñando con ella, alguien resultará herido y no puedes… - Ella supone lo que está pasando.  - Amo a Mark, él me ha dado tanto y ha hecho mucho para llevarme a donde estoy y estoy agradecida. - Llora mientras habla de forma realista. - Tienes que decidir, me iré al final de la semana y tengo miedo de dejarte, me preocupo y me pregunto si debería quedarme. - Grace la abraza. - Debes prepararte para lo peor, yo sé que esto es muy duro, pero, por el amor de Dios, no puedes seguir así. - Toman aire ambas, un respiro necesario después de tanta tensión. - Deberíamos sacar la comida. – Marlene ordena y rápidamente sale del auto. - ¡Maldita sea Marlene! – Exclama y la sigue. - No quiero discutirlo ahora. ¡Por favor, déjalo ya!  - Le suplica en voz baja.

El regreso a casa y la cena se realizan con tranquilidad. - Creo que me acostaré temprano. - Anuncia Grace, David la sigue. - ¡Bueno! Parece que nos quedamos solos. - Se sientan en el sofá para hablar. - ¿Has pensado alguna cosa sobre la conversación que tuvimos de ver a un ginecólogo? - Mark le pregunta con calma. -  No lo he hecho, he estado ocupada. - Suspira ella. - Sé que Rebecca te ocupa mucho tiempo. – Marlene puede sentir que el pelo se le alza en la nuca mientras lo escucha. - Mark, tengo otros pacientes. - Le comenta con rudeza, mirándole con tensión. - No quería decir que pasas todo tu tiempo con ella, soy consciente de tus otros pacientes. - Balbucea. - No quiero hablar de trabajo si no te importa estoy cansada y me voy a la cama. - Se levanta y entra en el dormitorio, se mete en la ducha pensando en la cena en el castillo, de su encuentro con Rebecca antes. Cierra los ojos en una fantasía al son del amor con intensidad, se siente loca con la felicidad, pero de repente algo la trae de vuelta a la realidad, el toque de la mano de Mark en su espalda. Se vuelve hacia él con su cuerpo desnudo descansando contra el suyo, la besa como si estuviera en un estado frenético. Las gotitas de agua caliente los cubren, ninguno habla, ellos solo tienen sexo en la ducha y luego en la cama una noche de amor.

Mark se da la vuelta y agarra a Marlene alrededor de su cintura desnuda. Él le besa el cuello y se levanta para vestirse, sale dejándola en la habitación sola. Una lágrima rueda por su cara, sólo puede pensar en Rebecca el sexo con Mark pesa sobre ella.  - Qué lío es mi vida. – Pronuncia en voz alta. Busca su teléfono celular y envía un mensaje de texto a su hermana Dana. “Sé que es temprano, necesito verte pronto, por favor" Piensa en el mensaje que ha escrito y luego lo envía, sospecha que Dana sabrá si hay algo. Marlene se viste y entra en la cocina con el olor de los huevos cocinando y la seducción del café en el aire. - ¡Buenos días a todos! - Mira su teléfono celular esperando algún mensaje. Mark le entrega una taza y ella le da un trago. Su teléfono comienza a sonar. - ¡Hey! ¿Cómo te va? -  Dana habla deseosa de comunicarse con su hermana. - ¡Bien! - Ella mira a su alrededor y se encierra en el dormitorio. - ¡Marlene! No suenas bien. ¿Qué pasa? - Ella suspira apoyada contra la pared. - Mi vida es un desastre y sólo necesito hablar. - Se queja. - ¿Puedes venir a Hannover? Hagen está en Baltimore y no me puedo escapar. -  Trata de confirmarlo.  - Puedo cambiar mi horario y volar mañana, te llamo con tiempo. – Cuelga. Sale de la habitación para darse de bruces con Grace. - ¿Todo está bien? - Cuestiona mientras volvía a entrar. - Dana, mi hermana, necesito hacer un viaje rápido a Hannover mañana y regresaré la noche siguiente. - Le responde. - Espero que las cosas estén bien con tu hermana. – Le dice con preocupación. - Solo un pequeño problema y Hagen está fuera del país, lo siento, esto es repentino. - Marlene termina siendo convincente. Se sientan a desayunar y luego se relajan en la sala de estar. - ¿Qué deberíamos ponernos para ir a la cena? ¿Debería ir a buscar un traje? - Mark cuestiona burlándose de Marlene. - Algo atractivo. - Grace ayuda a Marlene con los platos. - No estoy muy de moda. - Se acerca a Marlene. - Con un vestido informal estará bien, Grace. – Le aconseja. Marlene la mira poniendo los ojos en blanco y Grace señala el dormitorio. - ¿Qué fue eso? - Ella pregunta, Marlene la mira a los ojos y le explica que debe visitar a Dana. Vuelve a preguntar abrupta. - ¿Tu hermana realmente te necesita o es esto una estratagema? - La pregunta es dura. – La necesito yo, un poco de tiempo con mi hermana, Grace, sé que te vas al final de la semana. También necesito tu ayuda. ¿Puedes tomar el caso de Rebecca mañana? Necesito irme temprano. - Le ruega. Grace entiende por lo que está pasando y comprende que desee hablar con su familia.


Marlene, Mark, David y Grace llegan al castillo a las seis. Marlene hace sonar el timbre de la puerta, Justus aparece tras abrir la puerta. - ¡Marlene! – Sonríe estrechando su mano e inclinando la cabeza. Inician camino a la gran sala.  Elisabeth toma a Marlene de la mano. - ¡Por favor! Ven.- Tristán se levanta de su silla y se presenta a sí mismo y a su esposa Ann. Rebecca bebe lentamente un vaso de vino. - ¿Qué le gustaría beber? - Pregunta Justus. – ¡Tónica! – Pide Grace. - Y agua para mí. - Responde Marlene. Los demás piden vino. - Me encantaría saber los sitios que David y Grace han visitado. - Grace está de acuerdo, Tristán y Ann les escuchan.  - Rebecca ¿Cómo te encuentras? -  Mark le pregunta. - ¡Estoy bien! Marlene y Grace me mantienen trabajando. Quiero agradecerte todo lo que has hecho por mí. – Ella comenta con severidad. - Estoy contento de que podamos ayudar. - Dice bebiendo su vino, se sientan a cenar. Rebecca mira a Marlene desde el otro lado de la mesa, Marlene permanece en silencio: - ¡Dime! ¿Cómo estás disfrutando de tu estancia en Düsseldorf? - Elisabeth le pregunta a Mark. - Estoy gozando del trabajo, el doctor Kessler ha sido un gran mentor. Y contento de estar viviendo en el país de donde viene mi bella esposa. - Responde envolviéndola con el brazo. Marlene hace una mueca, baja la cabeza y después la levanta para mirar a Rebecca. - Esperamos tener aquí a nuestro primer hijo - Elisabeth le sonríe. - ¿Así que estás tratando de tener un hijo? - La boca de Rebecca se abre y su rostro se enrojece, Marlene aparta la mirada. - ¡Sí! De hecho, lo estamos intentando desde que hemos llegado aquí. Me gustaría que nuestro hijo naciera aquí si es posible. - La mesa se hizo con un incierto silencio. De repente Rebecca no tiene hambre, se inclina y se levanta de la mesa, Tristán vislumbra su mirada. - ¡Rebecca! -  Elisabeth llama su atención, pero no mira hacia atrás ni responde. Grace le indica algo a Marlene. Mark quiere seguirla. - ¡Déjame! – Marlene le agarra el brazo.  - ¿Qué pasa? - David pregunta inseguro.  - Puede que esté con dolor. - Supone Mark. - Voy a verla. – Dice Marlene y deja la servilleta sobre la mesa. Corre hacia la terraza. - ¡Rebecca! - Marlene le impide seguir caminando. - ¡Maldita sea, Marlene! - Aprieta la mandíbula con fuerza. - ¡Lo siento! - La mira directamente a los ojos. - ¿Por qué no me lo dijiste? - Le pregunta enfadada. - Nunca quise hacerte daño. - Ella empezó a caminar de nuevo. - No puedo creer esto, que tú y tu esposo estáis tratando de tener un bebé, quedarte embarazada. - Se cruza de brazos. - Yo, no sé qué decir. – Marlene está perdida, no es capaz de articular palabra.  - ¡Vuelve con tu marido! – Le dice alzando la voz.  Grace se acerca a ellas, Marlene se vuelve para mirarla. - Quédate fuera de eso Grace, por favor no hagas una escena. – Le dice con frialdad. Rebecca pasa junto a ellas mientras Marlene tranquiliza a su amiga. – ¿Que es lo que ocurre? - Grace pregunta con candidez.  - ¿No es obvio? Quiero decir, que la idea de Mark de tener un hijo no se lo he contado. ¿Por qué tendría que hacerlo? - Ella gimió.  - Volvamos dentro no debemos levantar sospechas. – Regresan al interior, Marlene observa que Rebecca no para de beber. - ¡Por favor! ¿Puedo hablar contigo a solas? - Marlene insinúa en voz baja, sigue a Rebecca al estudio. - ¿Con qué otra cosa podrías sorprenderme? - El tono es caliente. - No pensé que él lo fuese a comentar, es algo que yo no quiero, tienes que creerme. - Le implora. Rebecca se acerca a la ventana y mira hacia afuera. - ¡Marlene! ¿Qué es lo que quieres de mí? - Ella baja los hombros y se coloca detrás. - Date la vuelta. -  Rebecca se da media vuelta para mirarla, mientras Tristán permanece inmóvil en la puerta. - Creo que lo sabes, estoy enamorada de ti. - El corazón de Rebecca se derrite. Pero la cruda realidad de su matrimonio con otra persona nubla sus pensamientos. Rebecca se acerca a ella, Marlene desea besarla con desesperación, esos pensamientos pasados de su relación calientan su mente como una ola gigante. - ¡No puedo!  Simplemente no puedo. - Ella habla suavemente. - Estoy en amor con otra persona Marlene. - Casi se ahoga al decirlo. - ¡No te creo! - Marlene le grita. - Estás con un hombre que te puede hacer feliz. ¿No te acuerdas de lo que pasamos? ¿Cómo mis acciones causaron angustia y desesperación? Te fuiste sin ni siquiera un adiós y vuelves como si no te hubieras ido, nunca pensaste volver aquí. ¿Y si aún estuvieras en Estados Unidos? ¿Me hubieras dado un pensamiento? – Rebecca comienza a llorar. – No puedo controlar el destino Rebecca y el destino me ha traído hasta aquí, a esta sala contigo para confesar lo que siento en mi corazón. ¿Recuerdas las luchas que enfrentamos tratando de estar unidas? ¿Qué tan duro luchamos para hacer nuestra vida? Nunca pude sacarte de mi mente, nunca he estado enamorada de esta manera, sí, hemos herido a la gente que nos rodea y la situación es lo que es, pero por favor, escucha a tu corazón. – Expone Marlene. - … y aguardaré una respuesta.

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