Una
curva en el camino
Los días se
convirtieron en semanas y las semanas en meses, Rebecca va haciendo grandes
progresos en la preparación para el desfile de invierno organizado por LCL. - ¿Has
dejado preparadas las colecciones? - Le pregunta a André que lleva su
portafolios en la mano. - ¡Sí! Acabo de
dejar las planchas y les dije que bajaran los bastidores a la pasarela. -
Le responde. - ¿Qué haría sin ti? –
Admite Rebecca. - ¡Ah! Hay un reportero en la planta baja,
un tipo nuevo de Fashion Düsseldorf, creo que dijo que se llama Eric y que está
buscándote. - Asiente y termina de revisar sus papeles. - Me encontraré con él en un minuto, no
quiero que el comienzo vaya con retraso. – Comenta. - No te preocupes que tenemos tiempo. - Él la tranquiliza.
Rebecca baja las escaleras y, al llegar a la planta principal, ve a un hombre
sorprendentemente apuesto paseando, mientras habla por teléfono. - ¡Hola!
- Se acerca y él cuelga rápidamente.
– Usted debe ser Rebecca Von Lahnstein. – Le extiende la mano estrechando
la de ella. - Soy Eric, Eric Drake de la revista Fashion Düsseldorf. - Él
tiene un brillo especial en sus ojos azules, lo que hace que ella muestre
cierta intriga. Eric es un joven bien formado con pelo negro azabache que juega
con su bigote mientras espera una respuesta de Rebecca. - ¡Uh! ¡Sí! Soy Rebecca Von Lahnstein. - Ella responde algo
ansiosa atraída por él, Eric sonríe de una manera amable. - ¿Hablamos en mi oficina? - Ella le hace un gesto, él la sigue
para realizar la entrevista.
El desfile de moda
es un gran éxito, Tristán manda rosas a Rebecca y se realizan varias entrevistas
a Rebecca y Elisabeth. - ¡Ollie! –
Rebecca le llama gritando. - Quería darte las gracias, una vez más has
dado un paso adelante y nos has demostrado lo bien que lo has hecho. Te ves
bien en traje de baño. – Le dice en tono de broma. - ¡Gracias Rebecca! - Él la abraza. - Fiesta en “No Límits” todo el mundo. - Él habla en voz alta ganando
la atención de los trabajadores. - ¿Vas a
asistir? - Ollie también le pregunta a Rebecca. - ¡Sí! Tengo algunas cosas que hacer por aquí antes, luego que termine me
incorporo. Guárdame un asiento en el bar. – Ella le ordena. - ¡Bien! Entonces te veré en un poco. -
Se marcha y ella regresa a su oficina para terminar el papeleo y cerrar el
programa de invierno. “¡Qué éxito!” Piensa racionalmente. Suena
la puerta, Tristán llama y ella le dice que entre. - Un espectáculo magnífico y un éxito brillante. Quiero
felicitarte, a tí y a tu personal por un trabajo tan bien hecho. - Ella
disfruta del voto de confianza de su hermano. - Tengo un gran equipo y Elisabeth ha sido amable, todos hemos
trabajado duro durante los últimos meses para hacer que suceda. – Rebecca
continúa hablando. - No es por cambiar el
tema, pero la Navidad es en dos semanas. ¿Ann y las chicas estarán en el
castillo? - Él sonríe. - ¡Sí! Estaremos aquí. - Rebecca parece eufórica,
apaga el ordenador portátil. - ¿No
Limits? - Le guiña un ojo a Tristán que la escolta fuera de LCL.
Los sonidos de lo
vasos tintineando y el ruido de la música de fondo sonando reciben a Rebecca
y a Tristán en “No Limits.” Ollie trabaja detrás del mostrador preparando cócteles. - ¡Hola!
Has venido. - Sonríe al servir
un vodka con una tónica. - ¿Tristán?
- Pregunta sacando un vaso de debajo del mostrador. - ¡Scotch, por favor! - Se sientan
en la barra. - ¡Ollie! He visto que
todavía estás haciendo de modelo. - Él sonríe. - Estaba a punto de dejarlo, pero Rebecca me convenció que lo
retrasara. - Le contesta cogiéndose la mano. - No me costó mucho. – Dice Rebecca todos sonríen. Tristán alza la
mirada y ve una cara familiar. - Discúlpame
Rebecca, veo un colega del banco. - Se aleja de ella, le da un sorbo a su
copa. - ¡Hola! No estaba seguro de que
vinieras. - Eric se acerca a la barra al lado de Rebecca. –
Una cerveza por favor. – Le pide a Ollie y se sienta junto a ella. - Hola de nuevo. - Saluda con una
sonrisa. - ¡Bueno! Tengo que decir que le
has dado la vuelta al mundo de la moda en tu desfile de esta tarde. – Él bromea,
pero con seriedad. - ¡Gracias! - Ella
se siente agradecida. - ¿Estás aquí con
alguien? - Le pregunta mirando a su alrededor. - No especialmente. Sólo mi hermano Tristán. - Le responde con
suavidad. - ¡Ah! Bien, espero que no te
importe que me siente a tu lado, me gustaría conocerte mejor. – Le dice
algo inquieto, le da un trago de su cerveza, incierto de lo que ella podría
decir. Ella le mira y sonríe. - Tengo treinta y tres años, soltera y muy
ocupada en el diseño de moda. - Ella hace un corto semblante de si misma
para iniciar la conversación. - ¿Eh? ¿Estás
segura? – Se sorprende por la rápida respuesta. - ¡Lo estoy! Cuéntame algo sobre ti. - Le responde y ordena otra copa - También
estoy soltero, soy de Londres, tengo treinta y dos años y me he graduado como
periodista en Oxford. - Le contesta con firmeza. - ¿Vives en Düsseldorf ahora? – Ella le pregunta intrigada. - ¡Sí! Me hicieron una oferta que no podía
rechazar. - Afirma. – ¿Y tú? ¿Has
vivido aquí toda tu vida? – Se interesa por ella. - Excepto por el internado y el tiempo en Nueva York. LCL es propiedad
de mi familia y he estado volcada trabajando ahí toda mi vida. - Remarca con
frialdad en su tono. Eric mira profundamente a la oscuridad de los ojos de
Rebecca, se siente atraído físicamente, la encuentra mundana y hermosa. - ¡Yo…! - En ese instante suena una canción lenta.
Rebecca le agarra de la mano. -
¡Bailemos! – Ordena y se levantan del taburete. Eric la toma en sus brazos,
ella descansa la barbilla sobre su hombro. Eric puede oler la dulzura del
perfume que irradia su piel. Rebecca coloca la mano en su pecho y puede sentir
el tic-tac de su corazón. Bailan disfrutando de la danza sin decir nada. - No soy muy buen bailarín. - Murmura
mientras regresan al bar. – Tengo dos
pies izquierdos. - añade con una risita. - ¡Vente conmigo! – Le dice de improviso. - ¿Qué? - Ella pregunta con voz relajada. - Me encantaría llevarte a cenar. Soy nuevo aquí y no sé mucho sobre
Düsseldorf, tengo una tarea en Berlín los próximos dos días y me preguntaba si
te gustaría…- Rebecca le interrumpe. - ¿Volver a vernos? – Pregunta
con una simple sonrisa. Rebecca escribe su número de teléfono en una servilleta
del bar y se lo entrega. Tristán se
acerca a ellos. - ¡Es tarde! – Le dice. - Tristan Von Lanhstein, es Eric Drake,
periodista. – Rebecca hace una presentación formal. Extiende su mano hacia
él y la estrechan. - Tengo que irme,
tengo un vuelo temprano a Berlín, te llamaré. – Le dice Eric y abandona el
bar. - Parece un buen tipo. – Tristán
comienza la conversación mientras conduce a Rebecca de regreso al castillo. - ¡Sí! Nos conocimos antes, él es reportero de
Fashion Düsseldorf. - Ella le responde. –
Me he fijado y él no pudo quitarte la vista de encima. - Suelta una risita
y le da un puñetazo en el brazo. - ¡Me
gusta! Es nuevo aquí, procede de Londres
y no sabe mucho sobre Düsseldorf. - Tristán sonríe y se para en el camino circular
frente a las puertas del castillo. - ¡Buenas
noches y gracias! – Rebecca se despide. Él la mira mientras entra en el
invernadero.
- Ayúdame
con esta guirnalda. ¡Por favor! -
Grace le pide en voz alta. Marlene la ayuda a pegarla en el salón del hospital.
– Parece mentira, casi es Navidad. - Marlene
le comenta. - Hemos trabajando muy duro y
casi me olvidé de las decoraciones. - Marlene mira por la ventana mientras
Grace habla. La pesada nevada casi había cubierto el cristal y el día se ve oscuro
y gris. – Echas de menos tu hogar en esta
época del año. ¿No? - Grace se acerca a ella. - Las
cosas estaban bien en New Haven, las Navidades lejos de mi familia han sido
difíciles, pero es peor no estar con la persona que realmente amas. - Ella se vuelve y mira a Grace. - ¿Has
tratado de contactar con ella? - Le pregunta colocando las manos encima de
sus hombros. - ¡No puedo! Le dije hace
unos meses que no vuelva a ponerse en contacto conmigo. No puedo pasar por el
desamor de sus indecisiones. - Grace
baja su frente contra el costado del brazo de Marlene. - Has logrado mantenerte firme, pero me preocupo por ti. – Le dice
con pesar. - No hay necesidad de
preocuparte, tienes razón, me las he arreglado para mantenerme ocupada y
ponerme en mi trabajo. - Suspira Grace. - Tienes
que hacerlo, es necesario, la quieres y ella te quiere. - Bromea con
simpatía. - Tal vez un día. - Responde
con cautela. - Es tarde y me queda un
paciente antes de irme a casa. - Marlene le dice y la ayuda a terminar el decorado.
- Deberías enviarle una tarjeta a
Rebecca, descubrir cómo está, no va a doler, y nunca se sabe. - Le aconseja
amablemente.
Marlene termina su jornada y se dirige
hacia su apartamento. En una tienda compra una tarjeta postal. Llega a su
domicilio y arroja el abrigo a la silla al entrar en el apartamento. Deja la
tarjeta sobre la mesa y se sienta con una pluma en la mano. - ¡Rebecca,
Rebecca! - Susurra en voz baja. - ¡Rebecca!
- Comienza a escribir. “Solo te escribo unas líneas para ver cómo
estás, a menudo pienso en ti. Espero que estés progresando en la reparación
tanto física como mentalmente. Sigo recordando las veces que pasamos juntas y
espero que estés disfrutando de un gran éxito.” Lo cierra con: "Siempre, Marlene.” Lo firma no deseando escribir más. La tristeza
que la inunda se vuelve insoportable. Las lágrimas que surgen de sus ojos la
hacen sollozar con intensidad. Coloca un sello en el sobre que luego lo tira de
nuevo a la mesa. Marlene se hunde en los cálidos confines del colchón de su
cama. Siente la necesidad que Rebecca estuviera tendida a su lado, arruga su
cara y las lágrimas brotan y corren por su rostro otra vez. - Te echo de menos y te amo. - Expresa gimiendo de dolor, el tiempo que las
separa es un sufrimiento que ella podía haber advertido. Marlene piensa en
desgarrar la tarjeta que está a punto de enviar, pero recuerda y piensa en las
palabras de Grace, que no conoce los pensamientos de Rebecca o incluso sobre el
estado en el que pueda encontrarse. Necesita tender la mano para llegar a ver
si podrían reavivar el amor que había perdido, ella decide que enviará la
tarjeta y esperar el resultado.
Rebecca busca a tientas el papeleo que está
disperso sobre su escritorio, resultado del desfile de moda pasado. Ahora es el
momento de empezar a prepararse para los días de la moda. - ¡Disculpe! - La recepcionista llama su atención desde la puerta. - ¿Sí?
- Levanta la mirada. - Hay un
caballero aquí que desea verla. - Abre la puerta de par en par, Eric está detrás
de ella. - ¡Por favor, entra! – Le
sonríe y se levanta en son bienvenida. Se abrazan de manera superficial. - Espero que no te moleste que pase, llegué
de Berlín tarde anoche y tenía la idea volver a verte. – Rebecca sonríe
encantada, se sienta frente a ella delante del escritorio. - Parece que el papeleo del desfile de moda es un poco abrumador. -
Él señala los amontonados papeles sobre
la mesa. - ¡Entonces! ¿Cómo te fue en Berlín?
– Ella se muestra curiosa. –
¡Interesante! – Dice con un tono peculiar. - ¿Te alegra estar de vuelta en Düsseldorf? - Le pregunta ella un poco más relajada. - ¡Sí! - Suelta una risita burlona. - La entrevista se supone que la vas a
publicar. - Expone para conocer sus
expectativas. – En la revista de la
próxima semana, lo prometo, soy honesto. - Bromea mirándola a los ojos. -
¡Bueno! Debo esperar, aquí todo fue un éxito y ya me estoy preparando para los
días de moda, nuestro próximo evento. - Él niega con la cabeza. - ¡No puedes trabajar todo el tiempo!
¡Necesitas divertirte un poco! – Le expone con seriedad. - He estado demasiado tiempo fuera y estoy
volviendo a la normalidad. – Él se muestra inseguro de lo que ella quiere
decir. - Tuve un accidente hace un par de años y he tenido varias cirugías y largas
sesiones de fisioterapia. - Su mente se posa en Marlene. - ¡Oh! ¡Lo siento! No me di cuenta.
¡Disculpa! – La mirada de Rebecca ahora es triste. - ¡Está
bien! Ya he sobrepasado lo peor. Por desgracia siempre voy a experimentar algo
de rigidez en la pierna y lagunas en mi memoria. - Ella coloca su puño bajo
la barbilla pensando. -
¿Tal vez podrías compartirlo conmigo durante la cena? - Él pregunta cortés. - No
veo porque no. – Eric muestra una sonrisa que parece feliz. Ella dispone
los arreglos para esa noche.
- Te veo muy bien. - Elisabeth le habla. - ¿Es un vestido nuevo? - Rebecca sonríe complacida bajando las
escaleras. - ¡Lo es! De hecho, tengo una
cita esta noche. - Camina con Elisabeth hacia el comedor. - Me alegro de ver que estés saliendo de
nuevo. ¿Es alguien especial? – Pregunta con inocencia. - Eric Drake, de la revista Fashion Düsseldorf. - Ella responde. - ¡Sí! Lo conocí antes del desfile, muy guapo y parece ser muy
agradable. - Ella lo recuerda mientras se sienta en la mesa. - ¿Té, señora? - Le pregunta Justus. - ¡Sí, por favor! - Le responde y continúa
hablando con Rebecca. - ¡Me gusta! Es muy
encantador y es nuevo aquí, de Londres, y no conoce mucho nuestra gran ciudad. –
Le explica cuando suena el timbre de la puerta. - Diviértete y sácale del frío. - Sonríe, cogiendo la mano de Rebecca con
seguridad. - ¡Gracias! – Se acerca a
la puerta y la abre, Eric está ahí mirándola. -
Te veo preciosa. - Apoya
su brazo contra la jamba de la puerta. -
¿Por qué no iba a estarlo? - Ella señala hacia el auto con un gesto de la
mano y él le abre la puerta para que se siente en el interior. - Tenemos una reserva para las siete y media en Schneider's. - Le dice
ella. - Espero que no te importe que sea uno de mis lugares favoritos y
Charlie sea una buena amiga de la familia. – Eric la contempla hasta que termina
de hablar. - ¡No! No me importa, para
nada, nunca he comido allí, así que me alegro de que seas una especie de mujer guía.
- Le guiña un ojo y sonríe mirándolo mientras se alejan del castillo.
-
¡Charlie! - Rebecca la
agarra en un abrazo. – Que feliz estoy de
verte de nuevo. – Le dice mirando a Eric. - Eric te presento a Charlie Helmke, nuestra anfitriona. - Ella extiende
su mano y la estrechan. - ¡Eric! Bienvenido
a Schneider. - Les acompaña hasta su mesa. – Disfruta. - Les entrega los menús. - ¿Qué te gusta? - Pregunta mirando por encima de la carta del menú
y arqueando su frente. - El salmón con arroz
pilaf es excelente aquí. - Contesta mientras ordenan una copa de vino tinto
al camarero. – ¿Así que tuviste un
accidente, de coche? - Pregunta cerrando la carta del menú y poniéndola a
un lado. - De motocicleta, mi novia y yo
no estábamos funcionando y quise terminar las cosas, discutimos y salí a toda
prisa. Un camión que no vi me arrolló. – Le cuenta de forma simple. - ¡Wow! Es un milagro.- Expresa él con
espanto. - ¡Sí! Estoy viva, estuve en
coma varios días y mi pierna muy estropeada, he tenido suerte. – Le resalta
su realidad. - Podría haber sido peor, pero
estoy contento de que estés bien y aquí conmigo cenando. - Eric le responde con una sonrisa. - ¿Y tú? - Ella le pregunta. - Como te dije, me gradué en Oxford, soy londinense
y me encanta el fútbol. – Bebe de su vino. - ¿Alguien con quien estés en serio? - Ella le pregunta. - ¡No! No desde hace tiempo, me fui de
Inglaterra debido a una situación, pero nunca me he casado. – Él responde con
honestidad y frunce el ceño. – Por lo que
parece, la oferta de trabajo fue una manera de alejarse de Inglaterra. - Ella presupone. - ¡Sí y no! Me ofrecieron el trabajo, me entrevistaron, fue perfecto y
aquí estoy. - Con la yema del dedo acaricia
el borde de su copa de vino.
Eric sostiene a Rebecca estrechamente en
sus brazos mientras se mueven lentamente al ritmo de la música. - Eres muy hermosa. - Susurra él frente
a ella, su mano acaricia la de ella, sonríe mientras bailan hasta que la
canción se acaba y la cena es servida. Eric coloca la servilleta sobre la mesa.
- Esto ha sido excelente, gracias por
elegir un lugar tan agradable y con buena música. - Rebecca suelta una
risita. - Pensé que te gustaría, pero se
hace tarde y tengo un día muy ocupado mañana. - Ella mira su reloj de
pulsera. - ¡Ok, ¿estás segura de que no
puedo invitarte a una copa. ¿Tal vez en “No límits”? - Salen al aparcamiento.
- Supongo que una bebida no va a doler,
si es sólo una. – Ella levanta su dedo índice y se dirigen al encuentro de Ollie.
Rebecca y él se abrazan y le presenta a
Eric. Ollie la aparta hacia un lado. - ¿Lizette?
– Le pregunta, mirando a Eric que está colgando sus abrigos en el perchero.
- ¿Dónde has estado? Nos separamos. Me he
acordado de todo y mi memoria me está devolviendo poco a poco mis recuerdos.
– Ollie la mira de nuevo. - ¿No era
Marlene parte? ¿Cuál es la razón de la ruptura? - Rebecca gruñe. - ¡Por
favor! Hablaremos más tarde, ni una palabra. - Coloca un dedo en sus labios. - ¡Ok! - Él susurra mientras Eric se une
a ella en la barra.- Espero
que quieras salir de nuevo. -
Él formula en un tono feliz. - ¡Si! Me
divertí, pero me tengo que ir. - Terminan sus bebidas. Eric devuelve a
Rebecca a su domicilio. Él mira a su alrededor. - ¿Así que vives en un castillo? - Ella sonríe. - ¡Sí! Königsbrun, es de mi familia desde
hace cientos de años. – Le explica apoyada en la puerta, extiende la mano y
él intenta besarla en los labios, pero ella se aparta ligeramente. - ¡Buenas noches! - Rebecca entra y
cierra la puerta dejándolo en el exterior preguntándose cosas sobre ella.
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