Una separación necesaria

Una separación necesaria

viernes, 23 de marzo de 2018

Episodio trigésimo


 La vida cambia


Marlene coloca su equipaje junto a la puerta y mira alrededor del apartamento. Se acerca a la mesa del sofá y levanta una imagen enmarcada de su madre y sonríe.     – Te quiero mucho, no hay un día que pase que no estés en mis pensamientos. - Sus ojos comienzan a brillar por las lágrimas. El timbre de la puerta suena, se pregunta si es el taxista que ha solicitado. Abre y encuentra a Rebecca allí de pie frente a ella. - ¡Rebecca! - Ella se apoya contra la jamba no está segura de que deba dejarla entrar. - ¿Puedo? – Señala. Le hace un gesto a Marlene con la mano. - ¡Claro! ¿Qué puedo hacer por ti? - Pregunta, cerrando la puerta. – Siento que te fuiste muy enojada y furiosa el otro día. – Rebecca ve el equipaje que había junto a la puerta.   - ¿Así que te vas hoy? - Ella también pregunta. – Así es, comienzo mi nuevo trabajo la próxima semana y necesito buscar un lugar para vivir, así que sí, para responder a tu pregunta, me voy. -  Ella mira su reloj. – Y mi taxi debería estar aquí en unos pocos minutos. - Termina su respuesta. - ¡Lo siento Marlene! - Rebecca le implora. - Realmente está bien Rebecca, no pensé en cómo te sentías, supongo que estaba delirando. -  Rebecca interrumpe. - Eso no es justo, Marlene y tú lo sabes. - Contesta al instante. – No quiero discutir, no quiero salir de aquí con más malos recuerdos, jugué y fracasé. - Rebecca la detiene. - ¡No fallaste! Estos últimos meses han sido emocionantes, maravillosos, me diste mi vida y yo siempre estaré agradecida. -  Marlene baja la cabeza. - ¿Agradecida? ¡Huh! – Las lágrimas son un torrente. Rebecca sacude negando con la cabeza. - No quise decirlo así. Me gustaría que pudieras entenderme, cómo me siento, por qué he tomado esta decisión. Necesito ver hacia dónde me conduce el camino que tengo enfrente y tengo que hacerlo sola, sin intervención. - Mira fijamente la tristeza de sus ojos azules. Marlene suspira. Nuevamente Rebecca la agarra por los brazos. - ¡Cuídate! – Le habla con suave tono abriendo la puerta y se aleja no queriendo mirar atrás.

Rebecca levanta el cuello de su chaqueta contra su rostro mientras camina por la orilla del Rin.  “¡Te amo Rebecca!” Las palabras que Marlene pronunció resuenan en su mente. Encuentra un tronco viejo y se sienta en el. Observa los remolcadores tirando de las barcazas, los sonidos de los cuernos del barco en el puerto le recuerdan sus paseos por el río, cuando los tiempos eran felices. Rebecca respira hondo y cierra los ojos.  "Te amo" Susurra en voz baja. "Pero tal vez algún día encontraré lo que busco y entonces todo estará libre y claro para una vida contigo, Marlene" Responde a sí misma en voz alta. Se levanta y camina de regreso a LCL abriendo las puertas y respirando el aire de un nuevo día.  “Elisabeth” Piensa y sonríe con algo de tristeza en el gesto al quitarse la chaqueta y dejar su bolso en el escritorio de recepción. 

El estudio está tranquilo Elisabeth trabaja en los papeles y un vaso de agua, al que repetidas veces recurre, reposa encima de la mesa. Rebecca aparece con semblante serio y se coloca frente a ella. - ¿Quieres hablar? Te noto enfadada. -  Ella se cruza de brazos y se sienta. – Marlene se ha marchado hoy… - Deja de hablar. Elisabeth conoce lo que le ocurre. – Sé que estás triste porque ella se está yendo, eso es comprensible, te ha ayudado a ponerte de pie. - Elisabeth se queda mirando a Rebecca a los ojos.  – Cuando regresó de anular su matrimonio ya había decidido aceptar un trabajo con su amiga Grace en Rhode Island y yo no puedo estar más feliz por ella. - Elisabeth puede ver la angustia en su rostro. - ¡Oh! Yo diría que todo sucedió. Muy rápido. - Rebecca frunce los labios. - Las cosas no fueron tan bien, ella todavía está muy enamorada de mí. -  Elisabeth contiene el aliento.  – ¿Hablamos de cómo te sientes ahora? - Pregunta claramente. - Tengo que averiguar dónde encajo, Elisabeth, no puedo simplemente salir a tomar decisiones antes de redescubrir lo que he perdido. - Se deja caer en la silla. - ¿Amas a Marlene por encima de todo? - Elisabeth pregunta, aunque sabe la respuesta. - Lo hago, sí, estoy muy enamorada de ella, pero todavía tengo sentimientos profundos por Lizette, Marlene lo sabe y acepta que es parte de la conexión con mi accidente. -  Suspira Elisabeth. - Puedo entender que deseas recuperar tu vida y el tiempo que has perdido, pero tienes que recordar que no puedes vivir en ella siempre, volverá tu memoria, sólo dale tiempo, no desperdicies tu vida por alguna idea que podrías haber tenido de antemano. -  Advierte Elisabeth. - Fui a verla antes de irse, fue lastimoso, me dolió verla así, me rompió el corazón. ¿Qué pasaría si nunca pudiéramos encontrar la felicidad? Sólo necesito estar segura, Elisabeth. Cuando recordé lo que había sucedido, obviamente no estaba contenta con Lizette, me engañó muchas veces y quería buscar una segunda oportunidad con Marlene. Lo sabía antes del accidente, pero de alguna manera el golpe en la cabeza me hizo olvidar las verdaderas razones por las que quería buscarla, no sé si fue porque estaba tan enojada con Lizette o porque había perdido lo que teníamos y yo esta terriblemente sola. -  Elisabeth le sirve una copa de whisky. - Nunca me dijiste, antes del accidente, que te sentías de ese modo, todo el mundo pensaba que estabas feliz con Lizette. Han pasado años desde que se fue Marlene y apenas has vuelto a decir algo sobre ella. - Elisabeth se sienta a su lado. - ¡Es verdad! Pero ella nunca dejó mis pensamientos. Sin embargo, su vida aún está en un lío en este momento, ella me quería de vuelta, su marido se enteró de lo nuestro y tuvo problemas que le hicieron perder el control. - La mira extrañada. Rebecca solo puede mirar al infinito. Elisabeth la toma de la mano para consolarla. - Ojalá no hubiéramos dormido juntas, y no nos hubiésemos entregado, eso sólo alimentó el fuego que hay entre las dos. -  Ella mira en su copa.  - ¿Él conoce del asunto? - Elisabeth pregunta. - ¡No! Ella decidió no decirle nada hasta después de la anulación y estoy seguro de que no es algo que se planteara, ella le ha mentido y yo también, no se lo dije a Lizette tampoco. - Ella se encoge de hombros. - ¿Cuál sería el punto? Yo ya estaba herida y confundida con nuestro enfrentamiento, me sentía pequeña y mierda. - Ella le expresa de forma razonable. - No te hagas daño, las cosas pasan por una razón y sé que con el tiempo tú tomarás las decisiones correctas para ti. - Rebecca sonríe. - Debería ponerme a trabajar, tengo algunos bocetos pensados para dibujar. - Sale dejando a Elisabeth preguntándose si Marlene duraría mucho tiempo alejada.

- Marlene descansa en los brazos de Grace, que la tranquiliza. Se seca las lágrimas que le corren por la cara. - Lo siento Marlene, sé lo mucho que amas a Rebecca. - Se seca el dorso de la mano. - No hace que te duela menos. – Le murmura ella. - Al menos sabes cómo se siente y, Marlene, puedo entender por lo que ha pasado perdiendo a la persona con quien quería pasar su vida, encontrándote de nuevo, creo ella está siendo admirable, dejando que vivas la tuya. Ella sintió que necesitaba alejarse y realmente no puedes culparla. - Palabras severas y al blanco.  - Rebecca era muy egoísta consigo misma, es como si nunca me hubiera dejado entrar del todo, lo que pasó por la infelicidad, me había entregado a ella. -  Se confiesa. - Eso fue en tu pasado. Ha tenido que ser difícil para ella tomar una decisión muy complicada y que fuese adecuada para las dos, tienes que seguir adelante. - Ella le aconseja. - No me detendrá de amarla, Grace, me duele el estómago pensando en lo que podríamos haber tenido. – Grace la calla. - No sabes lo que te depara el futuro, estás libre, libre de hacer lo que te plazca, tienes una carrera esperando sólo para que te diviertas y la conquistes. - Sus palabras y su sonrisa calientan el corazón de Marlene. - ¿Por qué no te encontramos un lugar para vivir? – Le propone Grace cambiando de tema, coge el periódico y busca los clasificados para hacer una búsqueda. - ¿Has oído algo de Mark? - Pregunta Marlene levantando la vista del periódico. - Él y David pasaron unos días en la granja, tuvo tiempo para relajarse. – Le responde. - Espero que esté mejor. -  Cuenta su deseo. -  Regresa al trabajo el lunes y dice que está listo para volver a la medicina deportiva. – Ella deja de mirar el periódico.

Rebeca termina la reunión con su equipo. André se acerca a ella. - ¿El horario de otoño? - Pregunta mirándola con sus brillantes ojos verdes, él es un diseñador joven de procedencia francesa que ha probado su valor en numerosas ocasiones cuando LCL ha estado en un apuro. Su esbelta figura alta se alza sobre Rebecca mientras mira. - Estoy tan contento de tu regreso, honestamente todos te hemos echado de menos. – Dice con esa sonrisa que la encanta. - Y es bueno estar de vuelta, yo también he echado de menos esto. He estado trabajando en algunos nuevos bocetos y quería hablar contigo acerca de trabajar en algunas nuevas líneas de creación. - Ella le dice mientras se dirigen a su oficina. - ¿Café? - Sirve un par de tazas y se sientan frente a frente. - ¿Qué tienes en mente? – André siente curiosidad. - Me gustaría renovar la línea de trajes de baño y volver a equipar nuestra colección de accesorios. - Abre su bloc de bocetos y se los muestra. - Como siempre, me dejas impresionado. - Se ríe con satisfacción. - … y creo que las nuevas ideas siempre son útiles. - Le recuerda. - Eres demasiado amable. - suelta una risita mientras terminan de hablar. Hay un momento de silencio. - Me enteré de lo de Lizette. - Rebecca hace una mueca. - ¡Lo siento también! Pero tengo que preguntarte algo, André. – Le dice. - ¿Sabías algo de sus asuntos? - Baja la cabeza. - ¡Como siempre! Había rumores. No los creí hasta que asistí al seminario en Módena. Ella estaba con Carlos Gonzáles. - Gruñe Rebecca. – Director de la agencia de modelos Gonzales. - Barrunta negando con la cabeza. - Me acordé de él. Estoy recibiendo mensajes en mi cabeza, su nombre estaba en mi mente. -  Ella hace una mueca y él pregunta. - ¿Te acuerdas entonces? - Vuelve a colocar su taza de café en el platillo. - Mucho y luego pedazos. – Le mira a los ojos. - Pero sabía que iba a dejarla. - Piensa en Marlene. - ¡Bueno! Si lo tenías planeado, entonces eres muy buena guardando ese secreto. -  Dice él. “Si no fuera por el accidente.” Piensa ella, André la interrumpe. - ¡Sucedió! Ya sabes que ahora, ahora es el momento de volver a la tradición. - Terminan a hablar sobre los proyectos de LCL.
Rebecca se queda en su oficina, sentada delante de su mesa va jugando con el teclado del teléfono.  Desea escribirle a Marlene para saber cómo está, mira la hora con nerviosismo, no es demasiado tarde.  “Solo necesito saber cómo estás y asegurarme de que tuviste un viaje cómodo.”  Escribió antes de enviarlo, finalmente lo manda y empieza a dibujar esperando un mensaje de vuelta.  Ella continúa esbozando el diseño que había dibujado hábilmente, cuando suena un mensaje. “Espero que te encuentres bien, yo lo estoy, mi viaje ha sido tranquilo y empiezo a trabajar en unos días."  Rebecca sonríe rápidamente enviándosela de nuevo.  “Eso es bueno, espero que te mantengas en contacto" Le responde y se va de vuelta al bosquejo, Marlene devolvió un mensaje.  "No creo que sea una buena idea, fue doloroso cuando me fui y lo mejor para mí es seguir adelante. Te deseo toda la felicidad del mundo. Adiós." Le escribe, Rebecca lee y siente un dolor en su corazón, se le revuelve el estómago de tristeza. "Marlene” Susurra casi imperceptible. Se limpia los ojos de las lágrimas que se van formando, traga saliva y vuelve a su silla, sus pensamientos se llenan de culpabilidad. Elisabeth entra en su oficina. - ¡Hola! ¿Que te pasa? – Pregunta al ver la expresión de su rostro. Ella trata de poner buena cara. - ¿Qué sucede? - Se acerca a ella con preocupación. - Marlene, le envié un mensaje para ver cómo estaba y básicamente me pidió que no volviera a contactarla. - Se encogió de hombros y puso los ojos en blanco. – Una vez más la he herido profundamente, dios, sé que no quiero hacerlo y termino por conseguirlo de todas maneras. -  Pronuncia con energía. Elisabeth se sienta.  - Concéntrate en lo que tienes enfrente, las cosas se suavizarán, has de seguir adelante aquí o al menos eso es lo que me has dicho antes. - Le advierte con amabilidad. - Marlene necesita encontrarse a sí misma otra vez, no puedo cambiar eso y no voy a interferir. - Rebecca proclama.

- ¡Marlene! ¿Qué pasa? - Grace se sienta en el porche con ella, el viento fresco de esta tarde de otoño las envuelve. – Un mensaje de Rebecca, le dije que era mejor si no nos comunicábamos. - Baja la cabeza frotando la pantalla de su teléfono con el pulgar e inclinando la cabeza. - ¿Estás segura de que eso es lo que quieres? No puedes estar enojada con ella siempre, tomó una decisión que sentía que te beneficiaría a la larga y quién sabe, con el tiempo las cosas podrían cambiar. - Marlene suavemente la interpela. - Pensaba… Se supone que el amor era para conquistarlo todo. - Grace duda. - Sólo en los libros y las películas. - Hace que Marlene ría. - No creo que debas cortar toda comunicación, déjale una carta o una tarjeta de vez en cuando. – Ella le ofrece una alternativa. - ¡No sé! Necesito involucrarme más en mi trabajo ahora y no preocuparme por mi vida amorosa o las personas que he lastimado. – Asegura con solvencia. - ¿Estás contenta con el apartamento que has encontrado? - Grace curiosea cambiando de tema. - ¡Lo estoy! Y estoy lista para desempaquetar, solo hace falta encontrar tiempo para hacerlo. – Se expresa con entusiasmo. -  Puedes tomarte unos días antes de que comiences en tu nuevo trabajo. - Marlene sonrió. - Nunca te he dado las gracias. - Comenta. - ¿Por qué me lo dices? -  Grace le presta toda su atención. - Por estar ahí para mí, para comprenderme y mantenerme, siendo mi mejor amiga, no sé lo que haría sin ti y tu apoyo. Sé que lastimé a Mark y, si, vosotros dos estabais cerca pero ya hemos logrado pasarlo todo. – Le explica con afecto. - ¿Para qué son los mejores amigos? – Marlene siente que su amiga debe conocer cuáles son sus sentimientos. - Sí, estoy triste de que las cosas no hayan funcionado con Mark, pero es mejor saberlo ahora,  más adelante sería muy complicado, en el matrimonio o ante la posibilidad que pudieses estar embarazada. – Le expone seriamente. - Se está haciendo tarde, deberíamos empezar a pensar en la cena. - Grace le indica, la coge de la mano y tira de ella hacia arriba.

Rebecca y Elisabeth revisan los nuevos bocetos que había creado. - Me gustan estas ideas, no había pensado en renovar la fantasía húmeda y la colección de accesorios en diferentes versiones, es una gran idea. - Deposita los bocetos sobre el escritorio. - ¡Sí! Creo que los cambios siempre son necesarios para renovarse. - Contesta ella, pero, a Elisabeth le parece que Rebecca está algo lejos mentalmente. - Tómate tu tiempo, descansa y no trabajes demasiado. - Ella hace una mueca. - Simplemente no sé si he tomado la decisión correcta Elisabeth, no me siento tan bien por dentro con la insidia de haber conseguido lastimar a la mujer que amo. - Menciona suspirando y cerrando los ojos. – No te has rendido totalmente, como hablamos una vez. El día que recuperes toda tu memoria, en ese instante sabrás por qué querías encontrarla. - Rebecca rápidamente corta. - Ella no me quiere, he hecho un lío de cosas y sigo repitiendo los mismos errores una y otra vez, no voy a pedirle una segunda oportunidad. Nunca pensé que pudiera hacerla feliz, ella siempre tendría una duda persistente sobre mí, mis motivos o incluso lo que esté pensando la mayoría del tiempo, simplemente no puedo pasar por más sucesos desgarradores y traumáticos. - Balbucea en voz alta. - ¡Para Rebecca! - Elisabeth le gruñe con fuerza, la mirada de Rebecca es penetrante. - Estás en un momento de tu vida donde todo en tu mente es fresco y nuevo. Vas haciendo pasos a diario para recordar, no te sobrecargues, cálmate, debes de tener un plan, ¡Organízate! – Le espeta en una regañina. Rebecca se levanta. - Ya estoy cansada y si no te importa, tengo que ir a casa a descansar. - Recoge su bolso y su bloc de notas. – Te veré en la cena. - Añade mirando a Elisabeth con dudas sobre su futuro y sale.

Tristán entra en el comedor. - ¡Oh! No sabía que estabas en la ciudad. – Expresa Rebecca con sorpresa, mientras él se sienta a su lado. – Tengo una reunión del banco mañana en el centro. - Contesta con un ¡Hmmm! Ella coge comida de su plato. - ¿Elisabeth? - Mira a su alrededor. – En el estudio, llamada telefónica. – Responde en un tono hosco. - He oído que Marlene se ha ido a un nuevo trabajo en Estados Unidos. - Él pregunta con inocencia. - ¡Sí! Es lo mejor. - Le responde. - Rebecca no trates de engañarme. ¿Por qué esa cara tan larga? -  Él pone la mano en su hombro y ella le mirada extraña. - Nos encontramos antes de que se marchara. Quería que me fuera con ella, lo pensé, pero le dije que no que aún no estaba lista para una relación, que yo necesitaba redescubrir lo que había perdido y a donde podría llevarme este nuevo camino - Él escucha frotándose la cara. - ¿Cuál fue su respuesta? - Rebecca baja la cabeza. – No le sentó bien, creo que ella lo entiende, yo todavía amo a Lizette Tristán, no es tan fácil y no puedo simplemente unirme a ella todavía. Me dijo que no sería un rebote para mí. – Responde con un tono de amargura. - ¿La amas? Quiero decir, sé que en tu corazón ella siempre será el amor de tu vida, pero honestamente, yo sé que ella te ama y sé que no será tan fácil superar a Lizette, no lo tires por una tonta idea. – Concluye. Elisabeth se reúne con ellos para cenar.


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