Sacrificios
dolorosos
Marlene recoge a Grace en la puerta del
hospital. Ella puede ver la mirada espantada y la piel pálida en el rostro de su
amiga cuando sube al coche. - ¿Estás
bien? - Le pregunta cogiéndola por el brazo. - ¡No! No lo estoy, Mark está confuso y muy arrogante de la situación
contigo, él te quiere de vuelta, pero con sus condiciones, yo simplemente no lo
entiendo. - Ella busca en sus
razones algo de coherencia, pero no la haya. Hay silencio entre las dos hasta
que llegan al apartamento. Marlene sirve sendas copas de vino y se sientan en
el sofá. - ¡Lo siento, Grace! Sé lo que sientes por él, vuestra amistad. -
Le expresa dulce. Grace deposita su vaso en la mesa. - Estoy sorprendida por su comportamiento, por su total carencia de
autocontrol cuando habla de ti, está enojado y en despropósito con la realidad.
– Pone la mano en su frente. - Yo
deseaba que las cosas fueran diferentes. No tenía ni idea de que una vez casados,
fuese a ser tan controlador e impredecible. - Grace deja escapar un suspiro. - ¿Hay alguna posibilidad de que todo sea
un reproche hacia ti? - Marlene la mira con extrañeza. - ¿Estás hablando en serio? No, no lo hay y si hubiera sabido lo que sé
ahora, entonces nos habríamos ido por caminos separados, no habría habido un
matrimonio. - Ella responde con hastío. -
No sé por qué incluso he hecho esa pregunta. No tiene sentido - Intenta
sonreír. - Mark nunca estará contento
conmigo, estamos más allá de eso, no confía en mí y tiene buenas razones para
no hacerlo, no puedo contarle nada más sobre el asunto hasta que esté anulado
nuestro matrimonio. - Marlene habla con realismo. - Entiendo que la separación es probablemente lo mejor. – Grace
afirma ahora el pensamiento de su amiga, le da la razón y aprueba la salida. - Solo que en mi corazón sé que él te ama y en algún lugar del
tuyo todavía lo amas. - Ella le dirige una mirada. Marlene mira al
infinito haciendo una mueca. - No he tenido más que mala suerte cuando se
trata de una vida amorosa, pero con Rebecca fue diferente, nunca he amado a
nadie de la manera que amo. - Dice volcando
su corazón. - He pensado en una segunda
oportunidad con ella, quiero trabajar en reavivar lo que teníamos. - Inclina
la cabeza - Pero sé en mi corazón que no
será fácil, tengo que tener en cuenta toda la agonía que ha pasado, la
desconfianza con Lizette y no quiero ser un rebote para ella, no puedo, ella
debe darse cuenta de que Lizette fue un error y debe superarla. - Grace
aclara su panorama con una pregunta. -
¿Qué va a pasar si ella no quiere una
relación romántica contigo? ¿Has pensado en eso? La posibilidad de que no
quiera una segunda oportunidad. – Marlene la mira inexpresiva. - No
puedo detenerme en eso. Tengo que mantenerme positiva y esperar que se dé
cuenta más pronto que tarde de sus errores. - Grace piensa un momento. - ¿Te quedarás aquí? Es tu casa, aunque los
recuerdos sean malos, o quizás quieras estar sola. – Se interesa por su
futuro inmediato. - Basta de hablar de mí,
oí las buenas noticias de David. -
Grace sonríe. - Y tú, tendrás la
sala de terapia en un abrir y cerrar de ojos. - Ambas se ríen. – Triste de alguna manera, nunca quise salir
de New Haven por mi familia, pero esta es una oportunidad de toda una vida para
David y sé lo duro que ha trabajado y se lo merece Marlene. – Se expresa
con entusiasmo. - Quiero que pienses algo.
– Llama su atención. - ¿Qué? - Marlene encuentra su expresión
extraña. - Voy a tomar posesión el mes
que viene y me gustaría que consideres trabajar para mí. David y yo hicimos una
gira por el hospital, New Port Memorial, hace dos semanas, David está
trabajando en la construcción de su equipo y me sugirió que empiece a hacer lo
mismo, que sería perfecto y que amaría New Port, la costa, la hermosa ciudad,
Rhode Island es magnífica, podríamos pasar el tiempo en Nantucket. - Marlene
sueña con un lugar en la playa. - Y no está lejos de Nueva York, Boston, los
teatros, tiendas. - Grace chasquea los dedos sacando a Marlene de su
aturdimiento. - ¿De verdad que quieres
que trabaje para ti? - Marlene frunce el ceño y pregunta. - Es un hospital nuevo y todo será a partir
de cero, podrías ser tan feliz allí. Rebecca podría ser atraída a visitar,
quédate como dije que no está tan lejos de Nantucket. - Grace le recuerda que trata de mantener la
conversación positiva. Marlene permanece callada y comienza a pensar en la
propuesta de Grace. - Cuando vaya a New
Haven, iré a visitarte, veremos qué pasa. – Le comenta. – Es todo lo que pueda soñar, un refugio
seguro lejos de todas las cosas malas que lo han plagado últimamente, podrías
ejecutar tu propio programa de yoga. - Suelta una risita. - Es mucho a considerar, no sé si me quedaré
aquí, especialmente si las cosas no funcionan con Rebecca. - Grace gruñe
con ligereza. - Hay algo que deberías pensar Marlene y esto te da la oportunidad de
hacer una vida para ti y para tu carrera. ¿No es eso lo que siempre has
querido? Tu eres fuerte, vibrante y talentosa. ¿Porqué crees que esto no es lo
que Rebecca quiere? Le estás pidiendo mucho, todavía tiene que recuperarse. - Marlene escucha sus palabras y se sirve otra
bebida, dejando que los efectos calmantes del vino la relajen.
-
¡Buenos días! - Saluda
Marlene con cierta alegría al ver a Mark en el pasillo de la sala de rehabilitación.
- ¡Buenos días! – Murmura él. - ¿Podemos hablar? - Pregunta mientras
se sientan en la sala de espera. – Me
marcho el sábado, le he dicho al doctor Kessler que permanecerías aquí por un
tiempo, pero que no sabía cuáles eran tus planes, de trabajo por supuesto.
- Él hace una mueca de mirarla a los ojos. -
No he decidido nada aún, pero gracias por comentárselo. No hemos tenido
oportunidad de hablar. - Ella sonríe
levemente tratando de mantener su compostura. - He programado una cita con un abogado para tramitar el divorcio.
- Le comenta. - Estaré allí en unas pocas semanas. - Añade
levantándose de la silla. - Tengo
trabajo, hablaremos más tarde. - Ella salió dejándole reflexionar sobre
todas las cosas que han salido mal en su matrimonio. Las fosas nasales le brillan
cuando piensa en Rebecca y su pasado con Marlene. Se tranquiliza dándose cuenta
de que Rebecca era sólo una parte del problema y él necesita recoger y
averiguar donde lo llevará el camino en su vida. - ¡Mark! - Le grita Grace, de pronto se acuerda de lo grosera que
fue su actitud con que la trató el día anterior. - Me quedaré unos días, Marlene me dijo que te irás pronto. - Él
asiente y la abraza. - ¡Sí! Hablé con
David, él me ofreció que pasara un poco de tiempo en la granja de sus padres
después de que regrese. - Grace sonríe y siente algo de alivio hacia él. - Quería disculparme por mi grosería de ayer,
simplemente no he sido yo mismo. Sabes que la amo. ¿Qué haré? – Vuelve a
sentarse frotándose la cara. - Continuarás,
no harás que el mundo esté esperando al talentoso Dr. Mark Blair. – Le
suelta una risita tonta aliviando su tensión. – He de terminar de empacar mis
cosas. - Le extiende la mano a su mejilla. - Te veré pronto. - Sonríe y se aleja con paso cansino.
Marlene y Grace recogen unos bocadillos y
se dirigen de nuevo al apartamento, el teléfono de Marlene suena, un mensaje de
Rebecca. “¿Tienes un rato para vernos?” Lo lee con un solo vistazo y aprieta con
fuerza su mano. - ¿Rebecca? - Grace
pregunta. - ¡Sí! - Responde sincera. - Después de este bocadillo, voy a
relajarme, subiré a dormir la siesta, así que mientras tu deberías contarle
sobre tu oferta de trabajo. - Ella le guiña un ojo. Terminan los
sándwiches, Marlene se da una ducha, se viste cómodamente y se dirige al
castillo. Golpea con impaciencia la puerta, Rebecca responde y la deja entrar. - ¿Estás bien? - Rebecca pregunta
ofreciéndole una copa de vino que ella acepta. - Mark se va el sábado, supongo que la realidad me afectará cuando ya
esté sola. - Expresa sentada en el sofá. - ¿Has sabido alguna cosa de Lizette? - Marlene sondea, Rebecca
frunce el ceño. - ¡No! Pero estoy casi
segura que volverá a Düsseldorf y pedirá perdón. - Le responde. - Debe ser difícil, ha sido parte de tu vida
durante mucho tiempo, apartarla después de saber lo que te hizo, te engañó
intencionalmente, te lastimó una y otra vez, era lo más razonable. - Rebecca
niega con la cabeza. - ¡Basta de Lizette!
¿Cómo estás realmente? – Marlene deja el vaso y se agarra las manos. - ¡Estoy bien! Grace ha estado aquí para mí,
de apoyo. Mark empieza a ser racional y comenzará los procedimientos de
anulación con su abogado la próxima semana. - Rebecca la mira. - ¿Quieres…? ¿Tienes que volver a New Haven? - Hay un momento de
silencio. - ¡Sí! Tendré que firmar el
papeleo y tomar algunas decisiones. - Apoya su cabeza contra el sofá. - ¿Volverás aquí? – Siente inquietud. - ¡No lo sé! - Respondió mientras con su
dedo traza el contorno del sofá. - Grace
y David han aceptado nuevas posiciones en New Port, Rhode Island, hay un nuevo
hospital y David será el jefe del equipo quirúrgico y Grace el departamento de fisioterapia,
me ha ofrecido un trabajo. - Rebecca la miró pensativa. - ¡Oh! Ya veo ¿Aceptarás? - Ella
preguntó nerviosamente. - No lo sabré
hasta que visite el hospital y eche un vistazo a la ciudad. Entonces tomaré una
decisión. – Marlene es honesta en su contestación. - Realmente no hay nada que
te detenga, esto es lo que tú has querido durante mucho tiempo, una carrera y una
oportunidad de mostrarte a ti misma. - Rebecca manifiesta bebiendo su vino.
- Volveré aquí después del divorcio y debo
dejar arreglado el apartamento, papá se quedará en Hannover con Dana y Hagen
hasta la próxima primavera, Tommy hará su educación allí. - Ella le narra
lo inmediato. - ¿Has decidido qué vas a hacer? -
Marlene pregunta con angustia sobre lo que Rebecca podría decir. – Necesito a LCL, he estado fuera demasiado
tiempo y estoy pensando en orientarlo en otras direcciones, hemos tenido éxito
hasta ahora, pero conoces mi determinación y manejo. - Se ríe un poco. Marlene
se siente triste porque creía que Rebecca era una persona cambiada y no permitiría
que LCL la gobernara como lo hizo en su vida anterior. - Entonces, volverás al trabajo.
A esa
rutina en la que estabas atrapada. –
Le dice inflexible. - Marlene, tengo
tantas cosas que ponerme al día, por favor no seas así. – Ella se expresa
en voz alta. - Te amo, Rebecca y yo…
simplemente lo vuelves a hacer, pasas por todo ese estrés otra vez. - Marlene
se acerca tomando a Rebecca en brazos, su mentón descansó sobre su hombro. - Las cosas eran diferentes antes, Tanya se
ha ido, ahora yo estoy al cargo. - Sonríe pasando sus dedos por los mechones
del cabello de Marlene, que lentamente echa los ojos a los labios de Rebecca, le
posa el dedo índice y percibe que Rebecca siente el calor que sube por su piel.
La mirada es toda una declaración. -
¡Buena idea Marlene! - Rebecca susurra con sus ojos aún paralizados en
Marlene. - ¡Hmmm! Todo lo que puedo pensar ahora es en besarte. - Responde quitándole el dedo del labio y sus
labios ciegan los de Rebecca besándola con pasión. Sus lenguas exploran
mutuamente enlazadas. Sin despegar el contacto se oye… - Llévame a la cama. - Le ruega Marlene. - No sé si hacerlo. - Bromea Rebecca en voz baja hablándole de
nuevo. – Tu sabor es tan dulce. -
Gime y luego se levanta y toma a Marlene de la mano, atrayéndola hacia ella. - ¡Te quiero! Te quiero tanto. – Marlene
mira a sus ojos para adorarla. Poco a poco comienzan a desprenderse de la ropa
de Marlene. La camisa, el pantalón y la ropa interior hasta que se queda allí
desnuda. - ¡Sólo
quiero mirarte! ¡Eres tan bella! - Rebecca le expresa con cariño, recorre
con sus manos la longitud de sus brazos y toma sus manos. - Y sólo quiero hacerte el amor. – Le dice en voz templada al oído
sonriendo. Rebecca tira de las sábanas y abre la cama. Marlene se acuesta contemplando como Rebecca
se quita pausadamente la ropa, la acoge con sus manos abrazándola. La sujeta
por la espalda y besa en profundidad su boca no dejando que escape una gota de
aire. - Esto es maravilloso y sienta tan
bien, tan bien. - Susurra mientras con su lengua juega en el interior de su
novia. Rebecca permanece en silencio, con su boca traza el contorno de los
labios de Marlene, baja después al pecho que ella besa erizando su piel. Con
los dedos acaricia el abdomen, con suave tacto crea una pasión erótica. Va
besando y trazando curvas alrededor del ombligo. Su mano y sus dedos encuentran
el punto más sensible y acarician de aquella manera en su intimidad enviando a Marlene
al clímax. Rebecca no se detiene ahí, mueve sus labios hacia el montículo saboreando
su dulzura y gimiendo de placer. Marlene acerca a Rebecca de nuevo para que la
bese apasionada. Aún lleva el sujetador de encaje, ella lo desabrocha y lo arroja
al suelo. Toma su pecho entre sus labios. Rebecca gime en voz alta. - ¡Por
favor no te detengas! - Empuja la cabeza de Marlene más cerca pasando sus
dedos por el cabello. La mano de Marlene encuentra el camino hasta el botón
superior de su interior deslizando sus dedos dentro de ella apoyada en el montículo,
se retuercen sus caderas en un deseo caliente, Rebecca se ofrece mientras
Marlene pasa sus labios entre sus muslos provocando a Rebecca el espasmo
intenso del máximo placer. Se detienen exhaustas respirando con profundidad. - ¿Estás bien? - Marlene pregunta en un
susurro de sus labios tocando en el lado de la cara de Rebecca dulce beso. - Estoy muy bien, solo pensando y
disfrutando el silencio, me agotas, sabes. - Le dice con todo el cariño. - Me encanta estar aquí contigo, en la
cama como si fuéramos las únicas dos personas en el mundo. - Aprieta con fuerza
a Rebecca con sus brazos. - Me he perdido
tanto esto, sosteniéndome en tus brazos. - Marlene se ríe besando el lado
de su rostro otra vez. - ¡El sexo! – Exclama ruidosa. Rebecca rueda
sobre su costado y la mira. - ¡Dime! ¿Ha
habido otra mujer mientras vivías en New Haven? - Marlene suspira con suavidad.
- Una vez, una estudiante, ella era
hermosa y más joven que yo, éramos compañeras de laboratorio, no sabía nada de
mi pasado, pero de alguna manera ella era un revulsivo para mí, pero era
escrupulosa y tímida. Solo tuvimos sexo una vez, se fue después de ese
semestre. - Rebecca pareció sorprendida. - ¿Así que la conociste antes de Mark pero no trataste de mantener una
relación con ella? -Marlene sonrió. –
Fue un día de copas en un bar y bebimos un poco de más, una cosa llevó a la otra y me desperté a la
mañana siguiente con ella acostada en mi cama, desnuda y todo lo que podía
pensar era… - Se detiene mirando la expresión en el rostro de Rebecca. - No quería que otra mujer te siguiera, no
te amaba porque eras una mujer sino porque eras la persona de quien estoy enamorada.
- Le razona en un tono simple. Rebecca
casi se ruboriza cuando comienza a contar algo de su historia. - No podía creer que en realidad estuviera
conectada con un hombre. - Rebecca comienza a hablar entornando los ojos. - No podía revivir lo que teníamos en ese
momento con otra mujer, simplemente no funcionaba, salí con unas cuantas
mujeres pero sobre todo por el sexo y no por el día a día, ah miel, beso, beso,
situación. - Ella se ríe al hablar. - Tim se preocupó por mí y fue una buena
relación al principio, pero realmente no lo amaba ni me sentía cómoda, su
pasado era un problema y realmente no tenía futuro. - Marlene escucha con entereza. - Sé lo que quieres decir, yo también estaba
perdida e insegura de cosas mi compañera de laboratorio era curiosa y ella me
atraía, pero ella estaba muy asustada. Mark apareció
un día y me dejé ir, me encantó y me adulaba, decía lo grande que era. - Cierra los ojos pensando en él. - Nuestras vidas parecen haber girado y
evolucionado. – Rebecca hace una mueca de dolor. - Y aquí estamos de vuelta a
donde deberíamos estar. - Añade Marlene. - Debería irme, Grace probablemente se está preguntando qué me ha
pasado. - Se levanta de la cama, y se pone la ropa interior. Rebecca la
agarra por la cintura. - Quédate, por un
rato más, por favor. – Le implora un poco cómica. - Me encantaría, pero he de regresar. – Menea la frente mientras le
responde. - ¡Ok! - Rebecca responde
haciendo un puchero y se recuesta. - ¡Está
bien! - Rebecca baja la cabeza,
Marlene se inclina y la besa mientras se abrocha la camisa. - Veré que terminaremos tu terapia. - Rebecca se incorpora desde la cama y se pone
su bata. - Te veo afuera. - Pasan del
dormitorio a la sala de estar, Marlene coge el pomo, la mano de Rebecca toca la
suya. - Hoy fue maravilloso y yo… - Marlene la detiene. - No
necesitas decir nada, te veré mañana. – Rebecca se gira hacia el sofá, pero
su mente está insegura sobre hacia dónde van ahora las cosas.
Rebecca se viste para desayunar retocando
su cabello y aplicando una pequeña cantidad de brillo labial cuando oye unos
golpecitos en la puerta, endereza su camisa y se dirige a abrir. - ¡Mark! - Expresa sorprendida. - Sé que soy la última persona que esperabas
ver, pero me gustaría hablar contigo, si pudiera. - Ella lo mira por un
momento con gravedad y lo invita a entrar. -
¡Gracias! – Comenta. - Me voy a ir a
primera hora de la mañana, regreso a New Haven, supongo que Marlene te lo habrá
dicho. - Él le pregunta directamente. -
Sí lo hizo y lo siento, realmente, siento que las cosas resultaran de esa
manera. Sé que nunca quiso hacerte daño. - Rebecca le expone. - No puedo culparla por todo, sé que te
quiere. - Rebecca no sabía qué decir en un principio. - ¡Mark! Tenemos un pasado, nuestra historia llegó
a ser tórrida, pero nos amábamos, Marlene debería habértelo contado, pero
realmente no puedo culparla, ella estaba sufriendo, quería olvidar. – Le
narra sin miedo. - No quiero eso, la amo
y deseo que ella pueda ver, nos casamos porque estábamos enamorados, pero hemos
perdido todo. - Él mira hacia abajo un instante. - No sé, ¿Qué quieres que diga? - Él respira con profundidad. - Sólo quiero que ella vuelva a mí y te
estoy pidiendo que por favor la dejes sola, la única manera que pueda tener una
oportunidad es si te alejas. Eso te estoy pidiendo Rebecca. - Son súplicas
emocionales, pero Rebecca no está dispuesta. - No tengo nada que ver con sus decisiones, ella es una mujer a la que no
se le puede decir qué debe hacer y no le voy a mentir. – Ella alcanza rápido
la puerta y la abre, él comenzó a salir. - ¡Por
favor! Considéralo, puedo hacerla feliz de nuevo si ella se distancia de ti. Necesito
demostrarle que nuestro matrimonio vale la pena. - Él mendiga con la cabeza como haciendo una
despedida. - Quiero agradecerte de nuevo que
me salvaras de una incertidumbre en mi futuro, te estaré eternamente agradecida.
Recuerda que es su decisión no la mía, lo que ella elija hacer con su vida, la
amé y la perdí porque yo era egoísta y centrada en mí misma. – Le observa con
franqueza. - Lo recordaré. - Logra esbozar
una sonrisa al alejarse de Rebecca.
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