Una separación necesaria

Una separación necesaria

martes, 27 de febrero de 2018

Episodio vigésimo tercero


 Recuerdo

- ¡Oh! Tú todavía estás aquí. ¡Qué lástima! - Concluye Tristán, doblando el periódico y lo deja sobre la mesa del desayuno, Lizette lo mira con angustia. - ¿Dónde está Rebeca? - Pregunta. - Ella está hablando con Elisabeth y ¿Por qué te importa? - Se echa a reír, Tristán lo hace entre dientes. Lizette se sienta frente a él. – Que sepas que Rebecca me ha pedido que me case con ella. - Ella sonríe de forma burlona riéndose en su cara. - ¡Hmmm! ¿De verdad y qué contestaste? - La coge desprevenida. - ¡Uh! Le dije que no estaba lista. – Responde con ironía. - ¿No estás lista para renunciar a la vida de puta? - Su pregunta provoca una respuesta grosera. – ¡Para yá!. ¿Por qué no puedes ver que amo a tu hermana y que estamos bien juntas? Mi trabajo me obliga a viajar. No hace tanto tiempo que Rebecca vivía de la misma manera, todo era por la moda y LCL o ¿Lograste olvidar eso? - Ella le regaña. Se señaló a sí misma. - Debes de ser tonta, la única razón por la que Rebecca no está al frente y en el centro en LCL es por ti, ¡No me estoy olvidando de nada! - Exclama él en voz alta, Lizette se ve abrumada por su insensibilidad. - Un día Rebecca recordará todo lo que has hecho, y cuando lo haga, te olvidará como una colección de basura indeseada lanzada en la calle. – Brama Tristán y se levanta de la mesa, saliendo furioso. Lizette se revuelve en su silla, se queda sola en el comedor, se siente incómoda, enferma y enojada por la vehemencia de Tristán.

Elisabeth y Rebeca terminan de repasar los informes trimestrales.  - Estoy muerta de hambre y necesito una taza de café. – Interviene Rebecca. Elisabeth deja los documentos encima de la mesa. - ¿Cómo van las cosas? - Rebecca baja la cabeza. - ¡Bueno!  Le he pedido a Lizette que se case conmigo. – Le notifica sin mucha alegría. - ¿Y cuál fue su respuesta? - Elisabeth le pregunta curiosa de su respuesta. – No está lista y no quiere renunciar a su trabajo. Me gustaría establecerme, creo que con LCL en su estado actual puede navegar por su cuenta, estamos obteniendo excelentes críticas de nuestras nuevas colecciones, puedo permitirme irme con más frecuencia y no tener que lidiar con el estrés de la rutina cotidiana. - Elisabeth se levanta y la abraza. – Incluso con el accidente has seguido trabajando desde tu casa. – La anima con su comentario. - ¿Esperas viajar para pasar más tiempo con Lizette? - Ella le cuestiona. - Se me pasó por la cabeza, pero ahora mismo, debo terminar la terapia y ser independiente de mi discapacidad. – Suspira al responder. Elisabeth observa la expresión en el rostro de Rebecca. - Pareces más distraída últimamente. - Le parece que Rebecca está con el pensamiento en otra parte. – Sé que la terapia es extenuante. ¿Crees que estás mejorando? -  Ella la interroga. - Marlene ha sido una bendición del cielo y estoy agradecida a su esposo, él me ha salvado, pero… - Ella se detiene, mira a Elisabeth, - Me está yendo muy bien con mi terapia, es difícil trabajar con Marlene, quiero decir que me impresiona con su dedicación y el conocimiento de su trabajo. Todavía estoy enamorada de ella. - Explica Rebecca. Elisabeth parece sorprendida. - ¿Y cómo te sientes al respecto? - Pregunta en voz baja. - Me encanta Lizette, pero también amo a Marlene, siempre lo he hecho y siempre lo haré. - Elisabeth corta la frase. - Marlene está casada y comprometida con su esposo. – La amonesta. - Pero ella me confesó que su amor por ti es algo más ¿Qué te ha hecho sentir tan mal? - Rebecca baja la cara entre sus manos. - ¡Elisabeth! Me siento muy mal, he traicionado a Lizette y Mark, pienso en lo que ha hecho por mí y cómo he dependido de él y de Marlene, pero la verdad es que no puedo resistir la tentación cuando la tengo cerca. Hemos dormido juntas y más de una vez. – Tiene una sensación dura exasperada y emocional mientras habla. Elisabeth la abraza otra vez. - Ahora estarás bien, pero Rebecca, necesitas ser honesta contigo misma y con las personas que están involucradas. No tengo dudas de que amas a Lizette pero tienes un pasado con Marlene que nunca progresó, fue el amor de tu vida y fue tan amorosa, cariñosa y generosa, muy diferente a cualquier persona con la que hayas estado. No la tires porque te sientes culpable respecto a Lizette, nunca serás feliz hasta que explores la situación y tomes una decisión final. -  Le aconseja Elisabeth. - ¡Ahora! ¿Qué tal el desayuno? Yo también podría tomar una taza de café. – Salen agarradas de los brazos caminando hacia el comedor.



- ¡Buenos días! - Le dice Mark a Marlene mientras se destapa, la noche durmiendo en el sofá le hace sentirse incómodo. - ¡Buenos días! – Marlene está haciendo café. - ¿Tienes pacientes esta mañana? - Pregunta intentando ser civilizado con ella mientras entra en la cocina. - ¿Café? - Le ofrece y le da una taza llena. - ¡Sí! Tengo pacientes toda la mañana. Te levantas temprano. ¿Tienes algo planeado? – Le sondea amable, pero encuentra difícil sonreír. - Nada urgente, pienso en que voy a estar atrapado entre mis historias clínicas, el Dr. Kessler me ha pedido que revise un caso que tiene de una anciana. – Le contesta en un tono sencillo y suspira profundamente. - Esperaba que pudiéramos hablar tranquilamente y sin discutir. - Él le implora y se sienta a la barra. Ella le recuerda la acalorada discusión de la noche anterior. - ¡Por favor, Marlene! Solo quiero hablar como si estuviéramos en los momentos divertidos que hemos pasado juntos. - Parece un perrito triste y perdido. - Estuvimos geniales hasta que nos casamos y ahora tomas decisiones sin incluirme, me presionas mucho por cosas que ni siquiera hemos hablado, que me quieres en un pedestal, te enfadas cuando no cumplo con tus demandas, podría seguir… - De repente deja de hablar. Mark baja la cabeza. -Tengo que darme una ducha. Me voy a operar esta mañana. - Coloca la taza en la barra y entra en el dormitorio cerrando la puerta detrás de él. Marlene se marcha sin despedirse.      



- ¿Qué has planeado hoy? - Lizette le pregunta a Rebecca mientras se levantaban de la mesa. – Tengo terapia esta tarde y necesito terminar algunos papeles para Elisabeth este mañana. - La toma de la mano. - ¿Vas a volver al invernadero? Podríamos… - Pregunta de forma maternal haciéndole cosquillas a Rebecca. - Por mucho que me gustaría hacerlo no puedo, mi cabeza me está lastimando un poco desde antes del desayuno y necesito acostarme por un rato. -  Lizette asiente con la cabeza. - Creo que me iré a LCL a trabajar en la pasarela. - Responde, Rebecca sonríe. - ¡Ve! No vuelvas antes de almorzar, tendré todos mis documentos listos y podremos pasar un poco de tiempo juntas antes de la terapia. -   Lizette se muestra de acuerdo y abandona el invernadero para que ella se relaje durmiendo una siesta. Rebecca se desliza entre las sábanas y cierra los ojos, la píldora que tomó la obnubila y se duerme rápidamente. Toda la confusión que acumulada en su mente cobra vida en un sueño que empieza con Lizette que aparece en su mente, como si estuviera en un túnel rodeada por la oscuridad, se retuerce enroscando las mantas a su alrededor. "Lizette te lo advertí." Comienza a escuchar de sí misma frases que confeccionan una escena en un pequeño café donde se encuentran, Lizette con lágrimas corriendo por su rostro. "Has cruzado la línea demasiadas veces, he sido paciente pero no esperaba que siguieras viendo a Carlos.”  Ella responde en esa conversación que se desarrolla en sueños. "Por favor, Rebecca, te amo." Lizette se arrastra emocional en ese sueño con el rostro crispado y haciendo muecas, mientras el dialogo continúa. "Mi familia me advirtió sobre ti, tus mentiras te han atrapado y yo necesito hacer cambios en mi vida, cambios sin ti." Le ordena. "Te lo ruego, Rebecca." Lizette la agarra, ella se suelta. “He recordado que estaba enamorada de otra persona y es hora de que explore esa posibilidad, no me importa si me llevará años encontrarla, iré a buscarla allá donde se encuentre, ella es mi destino, así que vuelve con Carlos y déjanos a mi familia y a mí solos, yo ya no te amo." Rebecca se despierta perdiendo el aliento y rápidamente se sienta en la cama, el sudor le corre por la cara, se siente fría y desolada. Busca a tientas su teléfono y rápidamente llama a Tristán. - ¿Todavía estás en el castillo? - Ella le parece ansiosa. - ¡Sí! En mi habitación. ¿Estás bien? - Él la interroga con preocupación. - ¿Puedes venir al invernadero? -  Le pide. – Ya estoy en camino. – Ella sale de debajo las sábanas, se endereza el cabello y se enjuga las lágrimas de la cara, Tristán golpetea en la puerta y entra sin esperar, esa llamada no prevista le ha saltado las alarmas por su hermana y acude algo nervioso. - Rebecca te veo pálida. ¿No estarás enferma? ¿Verdad? - Ella se sienta en el sofá, él se acerca y le acaricia la frente, le mira a los ojos.  – Ya recuerdo lo que pasó, estaba perdida en una bruma. -  Le cuenta, Tristán sonríe y se relaja. - ¿Que recuerdas? - Sacude la cabeza repitiendo lo que ella había dicho. - Me vino a la memoria en un sueño. Fue por culpa de Lizette. - Tristán vuelve a sonreír ampliamente. – Cuéntame ¿Qué recuerdas exactamente? - Ella junta sus manos. - Un recuerdo borroso para mí durante todo este tiempo, estos sueños eran reveladores, pero no al punto que podía recordar lo que pasó como en el sueño profundo de hace un rato. Me pareció que la situación que teníamos era tan real. Ahora sé que fue lo sucedió y como lo viví. – Ella se explica, Tristán la agarra con suavidad de los brazos. - Sigue, dime, donde te ves a ti misma. – Rebecca aspira en profundidad. - Había un hombre en su vida cuando nos conocimos, estoy seguro de que su nombre es Carlos, ella dejó de verlo cuando nos juntamos o al menos eso creía yo. - Frunce el ceño deteniéndose por un momento. - Si es demasiado para ti Rebecca. -  Tristán le ofrece que descanse. - ¡No!, no. He estado esperando recordar durante mucho tiempo. Necesito vaciar esa tensión. - Se aclara la garganta. - Le dije que todo había terminado, que mi familia tenía razón sobre ella y que debería irse, le conté que estaba enamorada de otra persona y que, sin importar cuánto tiempo llevara, la encontraría. - Comienza a llorar. - ¡Oh! Rebecca, lo siento mucho, siento que tengas que revivir los dolorosos problemas que te causó. ¿Qué vas a hacer? - Ella le mira y se encoge de hombros. – Debería saber si sigue viendo a Carlos, pero creo que ahora se está viendo con un hombre llamado Francisco. - Traga saliva mientras responde. - ¡Puta! - Tristán espeta en voz baja.  - Sabía lo de Carlos y le advertí acerca de verlo, ella me estuvo mintiendo durante mucho tiempo, lo descubrí y eso era suficiente causa para romper con ella. - Tristán toca el buzón de voz que había salvado. Rebecca escucha contenta al comprobar que el mensaje está acorde con sus recuerdos, está asombrada. -  Yo sabía que amaba a Marlene todo el tiempo, que necesitaba buscarla y descubrir si había siquiera una pequeña posibilidad. – Sonríe con algo de tristeza. – La he rechazado mucho últimamente porque simplemente no sabía... - Apoya su frente contra el pecho de Tristán. - En algún lugar muy dentro de ti, sabías que ella era el amor de tu vida. Te has acostado con ella. - Frunce el ceño. - Lo he hecho. - Duda un segundo. - Y más de una vez. - Tristán se siente extraño.   - Entonces, ¿Hay algo allí? – Le cuestiona. – Lo hay, pero no la tengo, sabía que la amaba. - Ella respira con intensidad. - Ella tiene un marido y hay problemas allí. Le contó la verdad sobre nosotras y no le sentó muy bien, estoy preocupada por ella Tristán. Él pasa enojado todo el tiempo y es mi Doctor. ¿Qué debo hacer? Simplemente no puedo dejar de verlo, estoy en su programa de tratamiento. -  Le comenta. - ¿Asumo que no sabe que las dos os habéis acostado? - Le pregunta. - No lo creo. No he hablado con ella desde que se fue a casa después de nuestro último encuentro, no sé si le dijo algo. - Tristán asiente con la cabeza.    - Lizette debería ser tu preocupación en este momento, ¿Dónde está ella por cierto? - Rebecca cierra los ojos un momento y se levanta del sofá. - En LCL trabajando en la pasarela preparando el desfile de moda. -  Ella camina hacia la ventana y mira hacia afuera. - Pensé que la amaba, pero siempre he tenido en el fondo de mi mente... que algo no funcionaba.  Ella no es capaz de tomar una decisión en firme en lo que a mí respecta y me ha decepcionado. Todavía tengo dudas y telarañas sobre el día del accidente, aún hay oscuridad, pero sé una cosa segura. -  Se vuelve hacia Tristán. - ¿Y que es ello? -  Él se incorpora y se acerca despacio. - Estoy enamorada de Marlene, creo que la quiero más que nunca. – Él la abraza con fuerza coloca su mano sobre la cabeza de Rebecca con un gesto de cariño, ella la apoya en su hombro. - Tienes un largo camino por delante. – Levanta la mirada separando la cabeza de su hombro. - ¡Sí! Tengo que tomarme mi tiempo y romper con Lizette de una manera apropiada. -  Él le levanta la barbilla con el dedo índice. - Tomará algo de tiempo, estás en una situación muy delicada en este momento y no puedes esperar que Marlene salte la línea y se mude aquí. - Suspira Rebecca segura de si misma. – No sé si eso es lo mejor para mí en este momento ahora. Tristán, con lo que he pasado, simplemente no sé, necesito recomponerme y, como he dicho, Marlene está casada y no veo las cosas con seguridad. De lo que si estoy segura es que estoy enamorada de ella, pero no puedo pensar en eso en este momento. - Su hermano corta la plática y la mira con agudeza. - Por una vez hablas con sentido. – Se ríe con ganas. - Lizette deberá regresar en cualquier momento y debo hablar con ella, no quiero que piense que algo pasa si te encuentra aquí. -  Tristán está de acuerdo. Abandona la estancia y la deja reflexionar sobre el movimiento que debe realizar a continuación. Rebecca le envía un mensaje a Marlene pidiéndole que se encuentren antes de su sesión de terapia. Marlene acepta la reunión con ella y la cita para tomar café. Rebecca se sienta en el sofá pensando en cómo lidiar con Lizette. Poco después aparece por la puerta, Rebecca se recuesta en el sofá al oír girar el pomo de la puerta. - ¡Hola! - Lizette saluda con una leve sonrisa. - ¡Hola! - Responde y luego le pide que se siente a su lado. El rostro de Rebecca no muestra una expresión amigable precisamente, Lizette se da cuenta, pero obedece y se sienta en el sofá. - ¿Qué está pasando, Rebecca? Parece que no te sientes bien. – Levanta la mano para tocarle la frente, pero ella la aparta. Lizette se aturde por el rechazo. - Tengo que preguntarte algo. -  Rebecca comenta seria. - ¡Ok! - Le responde. - Y no mientas, por favor esto es muy importante para mí, Carlos. ¿Todavía lo estás viendo? - La piel de Lizette comenzó a erizarse, encuentra la pregunta extraña. - ¡Uh! ¿Carlos? - Ella sacude la cabeza, se da cuenta que Rebecca está empezando a recordar. - Te pedí que no mintieras, pero aún así logras hacerlo. ¡En serio! ¿No es por eso que estaba a punto de terminar las cosas contigo? - Lizette se nota débil al escuchar las palabras Rebecca.  - ¡Rebecca! Siento haberte dicho… - Rebecca la interrumpe rápida. - ¿Me dijiste qué? ¿Que cuando nos vimos aquel día, habías dejado de verlo?  Sé honesta, eso es todo lo que te estoy pidiendo, ayúdame a recordar por qué estaba a punto de dejarte en primer lugar, no trates de ocultar tus mentiras y dime exactamente. ¿Todavía lo estás viendo? – Se levanta y comienza a llorar. - ¡No! Nos separamos cuando tuviste el accidente, me sentí culpable por estar a punto de perderte cuando estuviste al borde de la muerte, yo le eché la culpa. – Suspira profundamente. - ¿Por qué culparle? Tú estabas conmigo, no fue por su culpa, dijiste que me amabas, pero todo el tiempo estabas complicada con otras personas, tu eres la culpable de impulsar asuntos como el que tienes ahora con ese Francisco. - Lizette se muerde el labio limpiándose las lágrimas de su mejilla. - ¡Rebecca! - Ella trata de responder. - Solo sé que el día que nos conocimos en aquel restaurante, me había hecho a la idea de dejar las presiones de mis inseguridades contigo, eras real, todavía estaba destrozada. Te dije que estaba enamorada de alguien de mi pasado y que quería intentar reavivar las cosas con ella, quería que volviera. Lo sabía mucho antes de enterarme de tus asuntos poco convencionales. – Lizette se enfada y se ruboriza. - ¿Querías aguantar? Dices que te rompí el corazón, pero todo el tiempo estabas pensando en Marlene, no lo sabía al principio, estabas actuando diferente. ¡Sí! La situación con Carlos llegó a un punto crítico, rompí con él. No quería terminar contigo, te amé, pero sí, tuve aventuras, ¿Es eso lo que querías escuchar? Nunca quise hacerte daño. – Guarda silencio unos instantes. - Pero lo hiciste y debo pensar que no has sido honesta últimamente. -  Lizette se cruza de brazos desesperada. - ¿Qué quieres decir? - Se acercó a ella. - He tenido esta persistente duda sobre cosas, sueños que eran recuerdos, pero no lo suficientemente claros, no hasta el punto de saber toda la verdad, he tenido estos leves dolores de cabeza últimamente, la presión por saber qué había sucedido ese día me persiguió hasta que finalmente he recordado todo lo referente a ti. - Lizette baja la cabeza sin poder mirar a Rebecca a los ojos. - ¿Has estado viendo a Marlene? ¿Verdad? - Rebecca siente que la rigidez en su pecho comienza a aliviarse. - ¡La amo Lizette! Siempre lo he hecho, ella es mi mundo entero, siempre he querido que mi vida girara en torno a ella. – La confesión hace que se relaje de forma más acentuada. Por una vez se siente sincera y no teme a la verdad. – Yo te amaba, desde el accidente, has sido más cariñosa y generosa, pero aun y así haces trampa, yo, como mujer no soy suficiente para ti ni nunca lo seré. – Rebecca se expresa con realismo, ahora se da cuenta que su mundo de relación con Lizette se está acabado. - Creo que sabías esto cuando tuve mi accidente y si lo piensas racionalmente te darás cuenta de que tengo razón, no teníamos buenas expectativas. – Le explica Rebecca con sinceridad. - ¿Esto significa que quieres terminar con las cosas? - Ella cuestiona la incertidumbre sobre el estado mental de Rebecca. - Es mucho para absorber Lizette.  Ahora que he comenzado a recordar, las cosas empezarán a volver a mí, tú ya tienes a alguien. - Interrumpe Lizette. - No lo amo, él estuvo a mi lado durante todos mis momentos difíciles y simplemente sucedió. – Rebecca la mira con aprensión. - ¿Tiempos difíciles? - Rebecca se apresura a responder. - Creo que estás equivocada, creo que cuando estaba incapacitada y frágil te aprovechaste de la situación, no estabas aquí durante ese tiempo y fue mi familia quien cuidaba de mí, no tú. – Le espeta Rebecca. Las palabras se caldean al escucharla con emoción.   - Perdí mi cuerpo y mi mente se hizo añicos, pasaste la mayor parte de tu tiempo lejos, eres egoísta y echada a perder sin remedio mas de lo normal. Tiene sentido por qué quieres trabajar lejos de aquí. No debes tomar en serio mi propuesta de matrimonio porque…, Lizette, creo que sabes que no hay marcha atrás, haré que Justus recoja tus cosas. ¡Y ahora! ¡Por favor! ¡Vete! - La mira directo a los ojos, sin dejar de pensar en la decisión tomada. - ¡Rebecca por favor! ¿Quieres, reconsiderarlo? ¡Por favor! Solo piensa en lo que tenemos y lo que hemos compartido. ¿No podemos empezar de nuevo? - Le suplica con lágrimas en los ojos. - ¡No! Lizette, no puedo y no haré la única cosa que esta vez no deseo. ¡Olvídame! - La agarra por el brazo le entrega su bolso y la lleva hasta la salida. - ¡Adiós, Lizette! -  Cierra la puerta taponando su mundo en ruinas.

jueves, 22 de febrero de 2018

Episodio vigésimo segundo


Promesas rotas


Rebecca espera una palabra de Lizette mientras respondía a un mensaje. Ella podía decir por la sonrisa tonta en su cara que se había abierto un certamen de modelos. - ¿Quién es? -  La interrumpe. - Una oferta. - Contesta ella de un modo bromista.   - ¿Dónde? - Rebecca gruñó. - Unos cuatro días en Puerto Rico. - Ríe en voz alta. Rebecca se cruza de brazos decepcionada. - Pensé que íbamos a pasar algún tiempo juntas a trabajar en nuestra relación. ¡Lo prometiste! Rebecca exclama en voz alta.-  Lizette puede sentir la tensión desenfrenada que exuda de Rebecca. - ¡Lo siento! Es una oportunidad para hacer un poco de dinero extra. Podemos hacer un viaje a algún lugar emocionante a final del verano. -  Trata de ser razonable, pero siente la culpa de mentirle, apuñalada con un cuchillo diminuto. - ¿Dinero? Tengo dinero y suficiente para que podamos viajar a cualquier país que queramos ir, esto es sólo una excusa para robarnos y evitarnos, a mí y a la propuesta de matrimonio. Cancela el viaje. -  Rebecca le ordena. - No puedo hacer eso. Esto… si lo hiciera arruinaría mi reputación y podría obstaculizar cualquier posibilidad de conseguir trabajo en el futuro. – Ella trata de justificarse ante Rebecca. - ¡Lizette! Te estoy rogando que lo reconsideres. ¡Por favor! Es para nosotros,  quiero trabajar en esta relación y debe ser importante para ti también. -  Rebecca trata de explicarle levantando la voz. - Te amo ¿No es suficiente? – Contesta con agitación. - ¿Por qué no quieres esto? No lo entiendo. Si te vas, disminuirán nuestras posibilidades. - Rebecca deja de hablar. - ¿Me estás amenazando? - Ella cuestiona con dudas. - No puedo seguir así. - Lizette se sienta en la cama y baja la cara en sus manos. - ¡Rebecca! No estoy lista para dejar de ser modelo y quiero trabajar tanto como pueda en ello, te quiero, pero no quiero vivir de forma fija en un lugar, podrías venir conmigo, hemos hablado de viajar, ver lugares nuevos, por favor, acompáñame. - Ella toma a Rebecca por las manos. - No puedo, no ahora, tengo moda para trabajar y ya he estado lejos de LCL durante demasiado tiempo ¿Olvidas que he tenido un gran trauma en los últimos dos años? - Se muestra inflexible. - ¿Se te olvidó que dijiste que podíamos viajar cuando me pediste que me casara contigo? – Le da una contestación rápida. Rebecca respira hondo. - Ve y haz lo que te hace feliz. - Le dice a Lizette en un tono fresco pero distante, respirando con alivio. - Prometo que cuando regrese me tomaré las cosas más en serio y estaré aquí unos días más y puedo ayudarte en LCL tal como dije. - Argumenta desde su punto de vista. La mente de Rebecca regresa de vuelta a las promesas que le había hecho a Marlene pero no pudo cumplir la mayor parte de ellas, baja los hombros. - ¡No lo harás! Sé ya mucho sobre promesas vacías. -  Le dice en voz baja, Lizette arruga el gesto y entrecierra los ojos. - ¿Estamos hablando de Marlene? -  Ella insiste con firmeza. - ¡Sí! Ese mismo tipo de promesas le hacía a ella, no me importó, trabajaba tratando de hacerme con un nombre, mi familia me presionaba para que hiciera progresos para LCL, estaba dedicada a ello y no cumplí lo prometido, eso la lastimó, discutíamos constantemente. - Ella la miró tratando de razonar consigo misma. - No quiero hacer esas promesas Rebecca y luego no cumplirlas, me encanta mi trabajo y me encantas tú. – La agarra de los brazos acercándola.  Lizette suelta sus manos. - Hazme el amor. – Y se apoya sobre los hombros de Rebecca, sus labios se encuentran en un beso burlón. Ella toma su mano y la coloca sobre la cama, le quita la ropa y se entregan al amor. - ¡Háblame de ella! - Le susurra Lizette a Rebecca con los ojos cerrados. - La quería mucho, estaba casada con mi hermano Hagen. Yo me fui a Nueva York y cuando volví a casa se habían divorciado. Ella se había unido con Tristán, Marlene pasó por muchas cosas.- Se calla poniendo las manos detrás de la cabeza y mirando al techo. - ¿Qué pasó? - Le pregunta con curiosidad. - La violaron y descubrió que estaba embarazada, no podía mantenerlo porque la violación estaba en el centro y decidió abortar. – Vuelve a guardar silencio. - Estuve allí para ella como amiga, pero mi amistad con ella se convirtió en algo mucho más doloroso, tuve que esconder lo que sentía y no quería lastimarla. El amor era demasiado fuerte y le confesé mis sentimientos. - Gira la cabeza para mirar a Lizette, que parece intrigada con su historia. – Continúa. - Rebecca carraspea. - Se lo tomó muy mal al conocer mis sentimientos, ella luchó conmigo y cuando me di cuenta de que nunca sentiría lo mismo que yo, me alejé de ella, no podía manejar aquella situación. La presión era enorme, yo me alejaba y ella se acercaba hasta que se dio cuenta de sus sentimientos y cedió a sus propios deseos. Se mantenía cerca sabiendo que estaba enamorada de mí, pero lo negaba, ella le mintió a Tristán, a mí y a su familia. Pretendía casarse con él, le supliqué que no lo hiciera, para darnos una oportunidad de que seríamos buenas juntas, ella hizo lo impensable y dejó a Tristán en el altar el día de su boda. – Suspira en una respiración profunda. - ¡Bueno! Me alegro. -Replica Lizette, Rebecca frunce el ceño y pregunta. - ¿Me alegro de qué? - Ella se pone de costado.  - Que no funcionara, o no serías mía. -  Ella se ríe frunciendo los labios de manera burlona. Rebecca se pone seria. - Realmente te amo. – Le dice, pero su mente regresa a su apasionada aventura con Marlene, la quietud  cubre la habitación. - ¿Que estás pensando? - Lizette rompe el silencio. - Nada en realidad.- Ella responde pensando en Marlene. Se siente extraña como si necesitara verla. Rebecca se levanta de la cama y empieza a vestirse. - ¿Qué pasa? Vuelve a la cama.- Lizette le suplica. - Necesito ir a LCL, tengo trabajo que hacer. -  Le responde, pero siente un ligero dolor al oír a su novia. - Me vestiré e iré contigo. – Manifiesta. - ¡No! Te quedas aquí, te llamaré, tengo que ocuparme de algunos asuntos de programación. - Se viste rápidamente dejando a Lizette.



“¿Podemos vernos?” Lee  Marlene en un mensaje.  “Estoy muy ocupada.”  Responde.   "¡Por favor!” Rebecca le suplica que se organice para una cita en el parque de LCL, un lugar favorito para compartir el almuerzo y otros buenos momentos vividos. Rebecca se sienta frotándose las sienes tratando de relajarse. Marlene se acerca a ella. - ¡Oh! Gracias por venir. - Levanta la vista hacia ella. - Mark está durmiendo y luego tiene rondas para hacer para el Dr. Kessler, he podido escapar un tiempo. ¿Estás bien? - La mira con extrañeza. - No lo estoy. - Menea la cabeza con fuerza. - ¿Qué te pasa? – Marlene apoya la mano en su hombro. - ¡Yo! ¿Caminamos?- Rebecca hace un gesto señalando hacia el frente de los árboles que bordeaban el costado de LCL. Marlene obliga a que caminen por el estrecho sendero a la zona de  sombra. Rebecca se gira a Marlene tomando su mano. - ¡No! - Marlene se suelta, Rebecca la agarra de nuevo, esta vez con fuerza. - Rebecca necesito arreglar las cosas con mi esposo, ya he hecho un lío con mi vida y con la tuya, no puedo continuar así. – Lo dice con tristeza en su voz.  - Dijiste que me amabas. - Rebecca exterioriza su sentimiento y suelta su mano. – Te amo, pero no es lo que tú quieres.- La mira buscando sus ojos. - Estoy confundida acerca de muchas cosas en este momento. - Comienza a frotar sus sienes otra vez, siente que su juicio está nublado en éste momento. Se ayuda a sí misma. - No me ha dado una respuesta firme, ella no quiere renunciar a su carrera todavía. ¡No sé! -  A Marlene le parece preocupada. -  No puedo ser un rebote para ti Rebecca, yo ya tengo una gran cantidad de problemas con mi matrimonio. Si Mark se entera que estoy aquí… - Se estremece al pensarlo. Se cubre los ojos con su mano. - Mark te está controlando Marlene, sé que tenéis discusiones sobre nosotras, tu vida anterior te ha atrapado y mi terapia solo aumenta la miseria. - Afirma con seguridad. - ¡No lo amo! – De forma insospechada deja que las palabras se le escapen. – Le quiero en cierta forma, pero no estoy enamorada de él. - Marlene no puede evitar acercarse a Rebecca, la abraza por la cintura y se refleja directamente a la profundidad de sus ojos marrones, deseando besarla. La curva de sus labios la llama, cierra los ojos presionando sus labios contra los de Rebecca en un suave, pero indomable beso. Rebecca permite que Marlene explore sus labios, la atrae con fuerza con su propia boca. Ella retrocede con una mirada inquisitoria.  - Te he preguntado esto antes. ¿Ella te besa como yo? - Su pregunta causa un revuelo en Rebecca. - ¡No! Nunca me han besado así. - Responde con temblor. - ¿Te abraza con gran ardor como yo? ¿Te obsequia con las manos así? - Marlene con el dorso de la mano acaricia dulcemente la piel del rostro de Rebecca, ella baja la cara y rápidamente mira hacia atrás. - ¡Por favor! Ven conmigo. - Le pide de nuevo a Marlene. Rápidamente se dirigen a LCL. Entran en una oficina desocupada, de pie frente al sofá centrado en la habitación. Rebecca retira  los cojines con su mano, mientras desliza la camisa de Marlene sobre su cabeza, sus labios se encuentran en un frenesí de besos, labios y lenguas logran cubrir cuellos y caras desnudas a la tenue luz de la oficina. Las manos de Marlene guían a Rebecca hacia una posición de reposo en el sofá, se hunden en el, Marlene la coloca debajo, los mechones de su cabello rubio rodean la cara de Rebecca mientras se besan apasionadas, las puntas de los dedos juegan salvajes sobre la piel. Rebecca le roza el cabello a Marlene mirando a los hermosos ojos azules que la observaban.  - Quiero sentirte dentro de mí, quiero que me muestres lo mucho que me amas. – Se muestra Rebecca receptiva con sus palabras a su amor verdadero. La punta de la lengua de Marlene viaja hasta el contorno del pecho de Rebeca,  los besa y los presiona con los suyos. Rebecca gime en voz alta a su juego, la mano que se extiende a lo largo de la espalda de Marlene. - ¡Te amo! - Marlene le susurra al  oído, Rebecca arquea la cabeza y de nuevo la tensión que sentía había dejado su mente clara y libre de cualquier culpa o preocupación. Marlene podía sentir la presión de las manos de Rebecca en sus nalgas contra sus montículos. Se hace más apasionada besando cada centímetro del abdomen tenso de Rebecca. Las manos de Rebecca se mueven juguetonas en los hombros de Marlene empujándola hacia abajo donde un espacio vacío aguarda ocupación. Marlene la obliga a deslizarle la lengua profundamente dentro haciendo que Rebecca se escape de control hasta que alcanza el clímax repetidamente. - ¡Como me haces sentir! - Rebecca logra sacar unas palabras, Marlene continúa besándola y acariciándola, ella se aferra a su cintura desnuda bailando ambas unidas. Se desliza de debajo de ella hacia arriba, mientras Marlene le clava las manos en sus nalgas. - Muéstrame cómo te sientes realmente. - Susurra Rebecca. - ¡Amo cada parte de ti! -.  Marlene suplica sexualmente, se besan salvajes, Rebecca sostiene el pecho de Marlene con las manos y lo acaricia con gesto suave y burlón. Adhiere su cuerpo para encontrarse con el de Rebecca por completo. - Quiero cada parte de ti. -  Rebecca susurra. - Tienes cada parte de mí. - Expresa en voz baja mientras Rebecca entra en ella con constantes movimientos hasta que consigue llevarla al culmen. Reposan agotadas de un placer sin igual.
Están mirándose cara a cara, pasado el acto de amor emocional que acaban de disfrutar. - ¿Qué estás pensando? - Marlene pregunta en voz baja, Rebecca se queda callada un instante. - Estoy pensando en cómo sigo lastimando a la mujer que amo y cómo pierdo el control cuando estoy contigo. La tentación es demasiado fuerte para resistirme. -  Sonríe Marlene escuchando a Rebecca. - El sexo nunca fue un problema entre nosotros, Rebecca. - Marlene le recuerda y luego se sonríe.
El teléfono comienza a sonar sorprendiéndolas, tanto que, Marlene lo busca a tientas. - ¡Dios! Es Mark. – Va a responder, pero Rebecca se la arrebata y la arroja sobre la mesa de café.  - ¿Podemos obviar sobre él y Lizette en este momento? - Ella sorprende a Marlene con su agresividad. - Lo que sea que digas. - Marlene responde rodando sobre Rebecca y comienza a besarla.



Marlene entra en el apartamento para encontrar a Mark sentado en el sofá con un trago en la mano. - ¿Dónde has estado? - Él le pregunta con calma. – Fuera haciendo recados. ¿Por qué? - Ella respondió. - Vine a casa del hospital, tú no estabas aquí,  traté de llamar y no contestabas. -  Le comenta con nostalgia. - No oí el teléfono. – Él se acerca más. - ¿Por qué tengo la sensación de que estás mintiendo otra vez? - Habla muy cortante. - ¿Qué pasa, no confías en mí? Me dijiste que querías trabajar en nuestra relación y ahora crees que estoy mintiendo.- Ella se siente exasperada ante sus comentarios. - Entonces no te importará contestarme, ¿Dónde has estado? - Él pregunta de nuevo. - Tenía recados que hacer y no voy a discutir contigo. - Ella comienza a alejarse. - Has estado con Rebecca ¿no? - Ella se detiene en seco al escuchar el comentario. - ¿Qué te dio esa idea? - Ella cruza sus brazos y le grita. -  Yo he tratado de encontrarte en cualquier otro lugar excepto con ella. - Se levanta del sofá y se dirige hacia Marlene. - No entiendo tu enamoramiento con ella, realmente. -  Marlene se siente débil y sin defensa. - No quiero hablar de ella. ¿Por qué la sustentas? Deberías superarla, yo lo hice. - Lo deja parado en medio de la sala de estar. Él rellena su copa de bebida y la sigue hasta el dormitorio.  Agarra a Marlene por el brazo y la atrae hacia él. - ¡Te quiero! -. Intenta besarla, ella se echa hacia atrás. - ¡Basta, Mark! -  Se suelta de su agarre. - Me estás lastimando. – Le espeta en un tono serio. - ¡Vamos Marlene! Han pasado días, seguro que lo quieres. – Dice con voz engreída. - Mark me asustas. ¡Por favor! - La violación de su pasado ahora está presente en su cabeza. - ¿Soy tu esposo Marlene o estás olvidando eso? - Él empieza a desabrocharse la camisa. - Mark no. ¿Cómo puedes querer esto en tu estado de ánimo? - Él arroja la camisa al suelo. - ¡No estoy en ningún estado de ánimo y tú eres mi esposa! - Exclamó repitiéndose.  - No quiero discutir y no quiero tener relaciones sexuales fuera de control. -  Ella le empuja y huye de la habitación.  Él levanta la vista de sus manos. - Estoy totalmente confundido por todo, mi esposa perfecta, no me gusta la mentira y si te estás acostando con ella, has cruzado la línea de la profesionalidad, Marlene. - Ella baja ligeramente la cabeza. - Yo no haría nada para herirla, ella ha pasado por mucho y no voy a arruinar mi carrera haciendo ostentación. – Añade con firmeza. Él piensa brevemente. - ¿Cómo pudiste hacernos esto? – Le dice con frialdad. - No espero que lo entiendas Mark, pero la amo. - Puede sentir el aire escapar de los pulmones la tensión dejándola mientras expresa aquellas palabras. Él la mira callado al principio. - ¿Qué estás diciendo?  ¿Es verdad? ¿La quieres y no a mí? - Marlene suspira. - Te amo, pero ella y yo tenemos una historia, no puedo explicar la forma en que me siento al verla. -  Mark nota que  su corazón se hunde a sus pies, la ira que abrigaba ahora se convierte en desesperación. - ¿Ella siente lo mismo? -  Pregunta por último. - Ella tiene una novia. - Marlene baja la cabeza. - Ama a Lizette y está feliz, ¿Qué quieres que diga? -  Ella implora. - ¿Me vas a dejar? - Él audazmente preguntó. - ¡No lo sé! Hay cosas de las que no estoy contenta. Venir aquí, que el apartamento sea subarrendado sin mi conocimiento. Quiero que me pregunten cómo me siento sobre aquello que nos atañe. Insistes en tener un bebé en este momento, no es lo yo que quiero, he trabajado duro para esta carrera y estar ensillada con un niño significará que nunca voy a salir adelante. Nunca discutimos ninguna de estas cosas y me duele. Me hace sentir pequeña cuando me entero que has tomado decisiones sin incluirme. - Su mirada es indiferente.   - Supongo que mi comportamiento últimamente ha sido un reto para ti. - dijo remarcando sus manos en los bolsillos de sus jeans azules. - Tus acciones y reacciones me asustan Mark. -  Marlene llora mientras habla del dolor que soporta en su corazón, todo lo que puede hacer es mirar al hombre que una vez pensaba que la enamoró por su actitud, pero endureció su ira de forma implacable. - Deja de mentir Marlene y no te acuestes con ella, no se ve bien. -  Mark gruñe y sale de la habitación.

martes, 20 de febrero de 2018

Episodio vigésimo primero


Segundas oportunidades


- ¡Hola! – Recibe un saludo sorpresa. Rebecca abre los ojos cuando, se da cuenta de la presencia de Lizette de pie en el dormitorio.  - No te oí entrar. - Se acercan y se abrazan por la cintura, un beso termina con la bienvenida. – Acabé mi trabajo antes de lo que esperaba, y ya estoy en casa. -  Ella sonríe con la extrañeza de Rebecca.  - ¿Estás molesta? - Rebecca se encoge de hombros y responde. - ¡No! Estoy bien.  En realidad, has estado en mis pensamientos, estoy pendiente de lo que hablamos. - La atrae a su frente y la centra, Rebecca sonríe. - ¿Has tomado una decisión? - Le pide firme que no aparte los ojos de ella. – La tengo. - Continúa hablando en serio. - Te amo Rebecca y quiero más que nada casarte contigo, pero hay tantas cosas sobre mí, cosas que nunca hemos discutido. - Lizette se pone triste. - Yo también te quiero y no hubiera preguntado si pensaba que no seríamos geniales juntas. - La abraza con fuerza. - Mi pasado no es el mejor que el tuyo. – Rompe a llorar.  - Obviamente tú has amado a alguien con quien estás en contacto cercano. -  Lizette continúa con cautela. - Marlene no está en esta discusión, sí, ella es mi pasado y no puedo cambiar el hecho de que ella es parte de mi vida, Lizette y ella siempre lo estará. – Le habla con severidad. -Simplemente no confío en esta situación con ella, creo que como he dicho antes, está detrás de ti. - El corazón de Rebecca late de forma errática. - ¿Crees eso? - Lizette hace una mueca. - Porque tuvisteis algo en común y creo que ella quiere reavivarlo, eso es todo lo que digo, Rebecca. – Le dice en voz alta. – Tienes que ser razonable, ella es solo mi terapeuta y nada más. – Le dice con cautela. - Puede que no te des cuenta, pero siente algo por ti, Rebecca. -  Rebecca piensa realmente cuáles son los sentimientos de Marlene.

Marlene está sentada tranquila en su escritorio llenando el último de sus informes del día. Revisa el teléfono a la búsqueda de cualquier mensaje de Mark, no hay ninguno. Suspira y tira el aparato encima de la mesa. El teléfono de la oficina comienza a sonar. - Señora Blair, la señorita Lizette Marlow, está aquí para encontrarse con usted. - Marlene traga saliva. - ¡Si! Que entre. - Se recuesta en su silla. Lizette aparece pocos segundos después. - ¡Marlene! - Se acerca al escritorio. - ¿Qué puedo hacer por ti? -  Le pregunta con aire de suficiencia. - ¡Rebecca! - Ella arquea una ceja al sentarse. - ¿Qué hay de ella? - Ella juega con sus palabras.  - Supongo que no te ha dicho que me pidió que me case con ella. - Marlene gime en voz baja. - ¡Uh! ¡No! ¿Por qué iba a hacerlo? - Pregunta fingiendo no saberlo. Marlene levanta la cabeza y la mira fijamente.  - ¿Bien? - Lizette sonríe triunfal. - Creo que deberías preguntarle a Rebecca como se siente ella. - Marlene pone el balón en su campo. - Marlene, sé todo sobre ti y Rebecca. – Le dice con una sonrisa pícara. - ¿Qué sabes? - Marlene cuestiona muy seca. - Sé de tu pasado con ella. -

Marlene se queda mirando. - ¡Sí! Es cierto, estuvimos enamoradas, vivimos juntas una vez, pero eso fue hace mucho tiempo, estoy casada y ella te tiene a ti. – Sonríe con ironía. - ¡Marlene! ¿De alguna manera te importa con quién está o el hecho de que estés casada? -  Marlene se levanta y mira por la ventana. - No haría nada para lastimar a Rebecca ni arruinar mi matrimonio. - Siente la angustia de la mentira arrastrándose sobre ella. - ¿Qué es lo que quieres Lizette? - Ella pregunta con aire de suficiencia. - Quiero que te alejes de Rebecca, que encuentres a otra persona para que haga su terapia. - Marlene inclina la cabeza hacia atrás y la mira de forma inexpresiva. - ¿Y bien? -  Lizette sonrió. - Creo que deberías preguntarle a Rebecca cómo se siente al respecto. -  Marlene pone el balón en su tejado.

Mark sale rápidamente de la sala de reuniones de la junta. - ¡Bueno! Me alegro de que pudiéramos resolver estos problemas. - Comenta David, notando que Mark está preocupado. David le da una palmada en la parte superior de su hombro. - ¿Qué pasa? Has estado distante desde que has regresado. - Salen por los escalones que hay en la entrada del hospital, Mark suspira profundo. - Hay cosas, cosas sobre Marlene y nuestro matrimonio. – Habla penoso, a David le parece disgustado.  – Creía que todo estaba bien, Grace no ha mencionado nada. – Mark comienza a hablar. -  Necesito una copa. -  Propone y caminan por la calle hasta un bar donde se sientan y se pide un whisky. - No te veo contento. Cuando os dejamos todo parecía normal. - Le mira extrañamente. - Marlene no ha sido veraz acerca de ciertas cosas, especialmente sobre su matrimonio en Alemania y su vida después de su divorcio.- Toma un trago del whisky en su vaso. -  No entiendo lo que quieres decir, ahora estás casado con ella y su vida está contigo. - Mark lo miró con dureza. - ¡Rebecca!-  Pronunciando su nombre su garganta se tensa. - ¿Qué hay de ella? – Pregunta. Mark comienza a relatar. - Rebecca y Marlene tuvieron una vida juntas. -  David arguye sin saber. - Bueno, estoy seguro de que eran buenos amigos, ella estuvo casada con su hermano, seguramente estaban cerca. - Le dice sobre Marlene. - Estaban enamoradas y vivieron juntas como pareja. - Se rió sarcásticamente mientras tomaba otro sorbo de su bebida. - ¿Qué? - David parece sorprendido. - ¿Por qué dices eso? Marlene nunca me pareció una lesbiana. – Le responde. Mark pide otra copa a la camarera. - Se lo pregunté, David, ella no lo negó. - David está perdido con sus palabras. - Ojalá hubiera sido sincera. ¿Por qué mentiría, quería protegerse? ¿Crees que se avergonzaría de admitir ante mí o alguien que tuvo un romance con una mujer? - Mark pregunta girando el hielo en su copa. David muestra perplejidad. - Grace no ha dicho nada, me pregunto si ella siquiera lo sabe. - Replica él, queriendo llegar al fondo del asunto. - ¿Importa? Grace es su mejor amiga y comparten secretos Estoy seguro. - Mark se retracta. - ¿Qué vas a hacer? - Le pregunta. - ¡No sé! Tengo que volver a Düsseldorf mañana y estoy seguro de que está anticipando el movimiento que voy a hacer. - Frunce el ceño. - Seguramente la perdonarás, solo no te dijo algo que era muy privado y parte de su pasado. – Comenta paternal. - Eso es sólo una parte de todo. Quería tener un hijo con ella, ella me ha puesto fuera, no está involucrada al respecto, me mintió sobre eso también, ha estado tomando la píldora, lo descubrí por error, es la verdad David y yo sólo puedo… - David comprueba que el enrojecimiento de su cara comenzaba a aflorar. -  ¡Guau! Parece que tal vez no eres realmente feliz después de todo lo que creías que tenías con ella. - Piden otro whisky. - La amo y esto ha sido duro para mí, no sé en qué más ha mentido y será difícil confiar en ella de nuevo. -  Le expresa. - ¿Quieres trabajar en tu matrimonio o volver aquí y vivir en depresión? - Le interroga con franqueza. Mark levanta sus ojos hacia él. -Tengo mucho en qué pensar. – Terminan sus copas y se levantan para salir. - Pienso que no seré una buena compañía, si me disculpas, creo que necesito una ducha caliente y dormir un poco. - David lo sigue y caminan de regreso al hospital. - Grace estará decepcionada. - Mark mira hacia el suelo. – Espero que lo entienda. - Él asevera con firmeza. – Creo que sí. - Sonríe. Mark llama un taxi para que lo lleve de regreso al hotel.

David entra en el apartamento se sienta y se relaja en el sofá. - ¡Hey! ¿Dónde has estado y dónde está Mark? - Grace se interesa curiosa. - De vuelta en el hotel, no se siente bien, tomamos unos tragos, hablamos. - David coloca su brazo alrededor de Grace sentado en el sofá con ella. - ¿Puedo preguntarte algo? – Dice con timidez. - ¡Sí, claro! - Responde Grace, Le parece divisar una extraña mirada.  - Mark me dijo que él y Marlene están teniendo problemas. - Grace hace una mueca.   - ¿Has hablado con ella? - Él preguntó. - Hace un par de días. ¿Qué te contó? - Él busca una respuesta.  Le narra que Marlene le confesó haber tenido una relación de amor con Rebecca. Se le frunce la frente y se frota las manos. - ¿Lo sabías? - Preguntó en un tono penetrante. - Marlene ha pasado por muchas cosas, la escuela, el trabajo, un nuevo matrimonio y luego tener que volver a casa donde las cosas no eran tan buenas, sí, ella lo compartió conmigo, pero solo cuando los visitamos allí, sabía que algo estaba pasando entre ellos. - David la interrumpe para protestar - ¿Por qué no me lo dijiste? - Se siente excluido. - Marlene no había compartido esa parte de su pasado con él, solo quería olvidar a Rebecca y las razones por las que las cosas no funcionaron para ellas. - Responde Grace sinceramente, David se frota con las manos. - ¿Sabías que Mark y Marlene estaban tratando de tener un bebé? Mark descubrió que estaba tomando la píldora, que le había estado mintiendo, está enojado y lo suficientemente herido como para que este matrimonio no dure. - Expresa con tristeza. - Sé que Marlene no está lista para tener un bebé, le dije varias veces que tenía que ser honesta con él. Ella me dijo que continuamente la presionaba y que no quería lastimarlo o enojarlo. – Afirma. - Creo que nuestros amigos están en problemas. - Comenta David abrazando a su esposa Grace.  



Marlene está en silencio en su escritorio, profundamente pensativa. - Mark estará en casa esta noche. - Habla bajo su aliento sobresaltada por el sonido del teléfono del escritorio. - La Sra. Von Lahnstein está aquí. ¿Le digo que espere en la sala de terapia? -  La recepcionista le pregunta. - ¡Sí! Estaré abajo en unos minutos. - Se levanta y se viste con la bata. Recoge la ficha de Rebecca. Se encuentran en la sala de terapia. - ¡Hola! -  Trata de estar alegre. - ¡Hola! - Rebecca también saluda con una sonrisa. Comienzan sus ejercicios de estiramiento. - Supongo que tu marido no ha vuelto. – Se interesa Rebecca. – Esta noche y sólo puedo imaginar su estado de ánimo. - Murmura ligeramente. - ¡Lo siento, lo siento! El no lo tomó muy bien con respecto a nosotras. - Rebecca se explica mirándola fijamente en los ojos. - Debería haber sido veraz desde el principio. He sido sincera contigo, te amo y no tenía absolutamente nada de lo que avergonzarme, eras toda mi vida y una parte muy importante de mi pasado. Quiero que sepas eso. - Marlene habla con sensatez. - Ojalá las cosas fueran diferentes. - Rebecca le menciona, su expresión es intensa mientras hace la terapia. -  No podemos continuar poniéndonos en evidencia. - Marlene finalmente habla. - Lizette vino a verme otra vez. -  Rebecca hace una mueca. - ¿Qué? – Y se molesta.  Se enfrentó a mí y me arrojó a la cara sobre lo de casaros y vuestra relación, yo…, ya no puedo hacer esto contigo. - Coloca su cara en sus manos sollozando. - ¡Marlene! – Expresa con dulzura. Rebecca se acerca más, y tocando sus manos. - ¡Por favor! No Rebecca. – Muestra la tristeza en su alma, Rebecca retira sus manos. - Eres tan hermosa, yo, yo… -  Interrumpe Marlene. - No digas nada, no digas cosas que no significan nada y luego no las puedes respaldar. - Se encrespa y se pone brusca quitando las manos de Rebecca de las suyas. - Me tengo que ir. - Rebecca se apresura, siente que la tensión del trabajo molesta en su pierna, Marlene no dice nada, solo está muy incómoda. Rebecca recoge sus cosas y se aleja sin mirarla.



Mark recoge sus maletas en la sala de equipaje y saca el teléfono celular del bolsillo. Se siente cansado del viaje, pero quiere ver a Marlene, marca su número.     - ¡Hola! - Ella responde dulcemente. -  Estoy en el aeropuerto voy de vuelta al apartamento, necesitamos hablar. -  Se expresa racional. – Te estaré esperando. -  Marlene camina por el apartamento arreglando en su mente lo que piensa decirle a Mark. Oye que la cerradura de la puerta chasquea,  permanece quieta en el salón mientras él entra en el apartamento. - ¡Hola! - Saluda poniendo su equipaje dentro de la puerta. - ¿Viaje largo? – Pregunta con voz suave. - Demasiado largo. - Él intenta una sonrisa. - ¿Querías hablar? - Pregunta ella sentada en el sofá y juntando las manos. - Creo que deberíamos. - Él se sienta frente a ella. - ¡Marlene! - Él habla mientras sus ojos grises se entrecierran fruncidos. Nervioso masajea su mandíbula. - Te amo, independientemente de nuestros argumentos o tus fracasos para decirme cosas. - El levanta su mano hacia ella en espera que escuche. - Déjame decir lo que necesito, creo que después de todo lo que ha sucedido me debes eso al menos. – Mark pone sus ojos afilados en el rostro de ella. - ¡Ok! – Murmura ella.  - Mentir es inaceptable en ésta relación y yo solo puedo… Tratas con secretos o agendas ocultas de ti, no sé qué te sucedió mientras estuviste aquí, sé que me impresionaste por Rebecca, tu pasado con ella, no sabía que habías sido violada, que no me lo dijiste. ¿Por qué no supe que estabas embarazada y abortaste? - Parece melancólico con ella, como si pensara sobre ella que está embarazada y abandonando al niño. - ¡Mark! Fui violada si, estaba insegura si el niño era del violador o de Tristán, me costó lidiar con todo esto, el juicio, su sentencia me pesaron mucho, tuve mucho miedo al descubrir que estaba embarazada, me preocupaba. ¿Y si salía de la cárcel? ¿Querría derechos por ser el padre? - Ella preguntó en voz alta. Mark suspiró levantándose y sirviéndose una copa. - No sé si puedo confiar en ti otra vez, te he pedido que no vuelvas a ver a Rebecca, pero no lo harás. - Se sienta de nuevo. - Y detener su terapia, ya hemos tenido esta conversación. No puedes controlar mi vida y no voy a ser servil porque pienses que debería serlo por tenerme como tu esposa, no veo dónde estamos ni cómo resolverlo Mark. - Ella finalmente consigue decirle todo con cierto descaro. - ¿Me amas? – Pregunta él dando al tono un matiz de intriga. - Te amo, eres mi esposo, pero siempre he sentido que las cosas deben ser entre iguales, dar y recibir, las cosas compartidas y no separadas. Estaba equivocada por no contarte mi pasado y si pudiera hacerlo de nuevo, entonces las cosas serían diferentes. – Se expresa como en una reprimenda. - ¿Estabas avergonzada de tu relación con ella?  Le pregunta con algo de sensibilidad. - ¡Nunca! La amé profundamente. ¿Fue una lucha al principio? ¡Sí! Fui descubriendo que tenía sentimientos por una mujer, negándolos, no hacía otra cosa que alterar mi estado emocional. - Ella Se explica honesta. - Pero no importa lo mucho que lo intentamos, no pudimos hacer que funcionara, ninguna de nosotras era feliz. Te he dicho esto y que me mudé para comenzar una nueva vida sin ella, me casé contigo, pero a veces no pareces razonar. -  Añade. – Para poder decir que todo entre nosotros está bien, va a tomar algo de tiempo y no quiero ser la comidilla del hospital, los rumores son molestos y tengo suficiente con lidiar con el aprendizaje de este sistema, los médicos, pero si estás dispuesta a trabajar en nuestro matrimonio, yo lo estoy. - Se emociona al decirlo igual que Marlene.



Rebecca se viste para cenar, cuando Lizette entra silenciosamente cerrando la puerta de la orangery. - ¿Dónde has estado? - Rebecca comenta caminando desde el baño. - ¡Fuera! ¿Porqué? - Se siente turbada por el interrogatorio de Rebecca.    - ¿Fuiste a ver a Marlene hoy? - Lizette cuestiona humilde. - Rebecca, Marlene tiene que saber sobre nosotros, tu propuesta. – Camina hacia el baño. - ¿Por qué necesita saberlo? - Ella arquea la frente y pone los ojos en blanco. - ¿Crees que esto es un tipo de competencia entre las dos? -  Ella coloca las manos en su cintura y mira fijamente a Lizette. - Deja a Marlene sola, no es una amenaza y no necesita más estrés. – Le replica Rebecca. - ¿Cuándo terminarás con la fisioterapia? - Ella pone cara de inocencia. - En un par de semanas. ¿Por qué? - Rebecca le pregunta con severidad. - Porque estoy cansada de esto, la angustia es una mierda. - Responde con voz ronca. Rebecca suspira con desprecio. - No hagas costumbre de visitar a Marlene cada vez que sientas que es una amenaza o por miedo, no tienes absolutamente nada de qué preocuparte. - Le advierte que con el tiempo tendrá que decirle la verdad sobre su asunto, Lizette se cruza los brazos. - ¿Vas a prepararte para la cena? - Rebecca pregunta mirando a través d espejo. - He tenido un almuerzo tardío y no tengo tanta hambre, además tengo que hacer unas llamadas telefónicas, a mi padre una. -  Le comenta. – Ponte cómoda. -  Le dice al salir dejándola con su conversación en el teléfono. Lizette esperó a escuchar cómo se cerraba la puerta antes de llamar rápidamente a Francisco. - ¡Hola hermosa! - Le dice desde el otro extremo. - ¡Hola!  Te echo de menos. – Balbucea.  - Ven a Puerto Rico, estoy haciendo un rodaje este fin de semana, podría llamarte solo tienes que decir una palabra. – Le oferta unas vacaciones. Suspira. - ¡No sé! Quiero y amo a Puerto Rico en esta época del año. - Murmura Lizette sentada en la cama. - Quiero verte. - La atrae. - Reservé un vuelo a falta de obtener la confirmación. - Suelta una risita y cuelgan.



Rebecca bosteza y rueda para mirar a Lizette. - ¿Día ocupado? – Pregunta ella, trazando el puente de la nariz de Rebecca con los dedos. - ¡Sí! Tengo que ir a LCL hoy y tengo reunión con los diseñadores, tenemos trabajo que hacer para el próximo espectáculo de otoño. - Se levanta de la cama. - ¿Tienes planes para hoy? - Ella miró hacia atrás. - ¡No! He decidido que podría ir contigo y trabajar en la pasarela de LCL. -  Ella sonríe sentándose en la cama y estirando la pierna. - Ahora eso es lo que quiero escuchar, tú a mi lado, trabajando conmigo. ¿Has pensado más en mi propuesta? - Pregunta tomándola de la mano. – ¡Lo hago! – De repente son interrumpidas por el tintineo de su teléfono.

viernes, 16 de febrero de 2018

Episodio Vigésimo

Caer.

Marlene se sienta en la cama y llora durante las horas que el apartamento  permanece en silencio, Mark se había marchado sin llevar nada con él, se incorpora y se dirige al lavabo. Quiere arrojar su vida por él en pedazos después de que su esposo la despedazara emocionalmente. - ¿Que haré? - Ella implora al mirar su reflejo en el espejo. - Mi marido me odia, Rebecca no me quiere. - Se pasa la toalla por el rostro, la tristeza se muestra por los párpados oscurecidos bajo los ojos. Nada más que la confusión la había recibido en su casa. Marlene se lava el dolor de su rostro y endereza su camisa, le envía un mensaje a su marido y se sirve un whisky, una bebida fuerte pero muy necesaria. - ¡Vamos Mark! - Agarra su teléfono suspirando con dureza y lo arroja al sofá con rabia, la puerta se abre, gira su cabeza y mira a un distraído Mark. - ¿Dónde has estado? – Le dice con manifiesta ansiedad. - ¿De verdad te importa? – Él lanza sus manos al aire. - Me importa, te amo y lo siento. – Le contesta cortés. - ¿No sé si puedo hacer esto ya? Nuestras vidas son una mentira y una gran decepción. - Él responde de pie. Arroja sus llaves a la mesa. - Dices que nuestra vida es una gran decepción, en realidad, no me has dado una oportunidad, ¿Crees que me gusta discutir? -  Ella se cruza de brazos acercándose a él.  - ¡Te quería! Pero creo que estás enamorada de alguien más. - Responde con franqueza, la mirada de su rostro que le dice todo a Marlene. - ¡Tienes razón! Yo amaré a Rebecca toda la vida. Pero decirte que ya no la amo sería una falsedad, porque nunca quise perder la única cosa que más ha significado para mí y es ese amor que compartimos. - Expresa con crueldad. - Creo que necesitamos un período de reflexión, tengo algunas cosas para ponerme al día en el trabajo y necesito regresar a New Haven unos días, espero que lo entiendas. – Le comenta distante. - ¡Bien! ¿Cuándo te vas?- Ella mira algo sorprendida. - Pasado mañana. Me iré a dormir a la habitación de arriba hasta entonces. - Hace su camino al dormitorio y empieza a poner ropa en una maleta, Marlene le sigue. - ¡Lo sabía! Ya tenías esa idea. ¿Planeaste volver a casa cuando surgió esto? - Le pregunta con sarcasmo. - Hace un par de días. - Cierra la maleta y se mueve al cuarto de baño para recuperar sus otras cosas sin mirarla. - ¿Sabías que tendrías que regresar a New Haven pero no me lo has dicho? – Ella le cuestiona con una actuación rigurosa. - ¿Qué diferencia hay ahora, en realidad? ¿Has escuchado algo de lo que he dicho? – Él recoge sus pertenencias y sale por la puerta dejando a Marlene de pie sola. Ella baja la cabeza, camina hacia la puerta y la cierra de golpe. De pronto piensa en Grace. Envía un mensaje.  “Sé que es tarde, pero estamos en problemas.” – Pulsa el botón del teléfono y se acurruca en la cama, cerrando los ojos, ya no puede llorar, ha derramado demasiadas lágrimas. El teléfono comienza a sonar, Grace suena nerviosa. Encuentra a Grace. - ¿Me necesitas? - Pregunta sin cuestionar nada.  Marlene le cuenta. - Él irá a New Haven unos días. – Le dice. - Sé que tiene algún negocio con la junta ortopédica, pensé que lo haría por medio de un poder. - Hubo un momento de silencio. - ¿Exactamente qué sabe? – Le pregunta, Marlene duda.  - Sobre el control de la natalidad, mi historia con Rebecca. – Le explica contándole todo.
Lizette conduce a Rebecca a las puertas del aeropuerto de Lisboa, abraza a Lizette en sus brazos. - Olvidé preguntar, ¿cuánto tiempo estarás en Sudáfrica? - Ella pasa los dedos por los cabellos de Rebecca. - Una semana, pero prometo que hablaremos en serio cuando regrese. - Le besa suavemente los labios. - ¡Te amo! - Le dice Rebecca sonriendo. - Tengo que tomar un vuelo y no quiero perderlo. - Ella recoge su equipaje y le da otro beso. Entra por las puertas dejándola sola de pie contemplando, qué hacer. El bocinazo de un coche hace que Lizette se de la vuelta, Francisco la espera. - Te he echado de menos. - Él la abraza cuando ya entra en el coche. - Tenemos que tomar un vuelo, he recogido tu equipaje. - Se inclina besándola. - Rebecca me ha pedido que me case con ella. - Ella lo mira fijamente a los ojos. Frunce el ceño. - ¿En serio? - Él también pregunta. -  Me ama y piensa que es hora de que nos establezcamos, está cansada de todos mis viajes y me está presionando para que me comprometa. - Él se inquieta.  - ¿Y dijiste que sí? - Él sale del estacionamiento. - ¡No! No lo he hecho, la amo. Es una decisión difícil. - Tiene una lágrima a punto de rodar por su rostro, pensó en su fin de semana romántico juntas.  - Voy a necesitar tiempo, cuando estemos en Sudáfrica, no necesito ninguna distracción de tu parte. - Ella amablemente lo empuja alejándolo de sí.  - ¡Lizette! Tú no eres el tipo de persona que piense en el matrimonio. - Él bromea tratando de obtener una sonrisa.  Ella se pone todavía más seria.  - Si acepto este compromiso, entonces tendré que decirle la verdad sobre ti y las razones por las que discutimos el día que tuvo su accidente. - Expresa con severidad. - Y algún otro amante en otro momento. - Le recuerda Francisco mientras caminan por el aeropuerto.
Rebecca entra en la recepción en el hospital de San Vicente. - ¿Puedo ayudarle? - La recepcionista le pregunta. - Tengo una cita de terapia con Marlene Blair. – Llama a su oficina. - Ella estará con usted en un momento, si le apetece puede tomar asiento. -  Rebecca encuentra una silla desocupada y hojea una revista mientras espera. - ¡Rebecca! -  Marlene lleva su ficha en la mano. - ¡Oh! ¡Hola Marlene! - Caminan por el pasillo hasta la sala de terapia. - Estiramientos primero. – Marlene le dispensa un trato de lo más profesional, estira la colchoneta y Rebecca la mira con curiosidad. - ¿Está todo bien? - Ella al final pregunta. - ¡Está! - Ella no la mira directamente. - ¡Empecemos! -  Comienzan con los ejercicios, Marlene trabaja rigurosa con escasas palabras entre ellas. Marlene bajó los brazos y luego se sentó a la mesa tomando notas en sus fichas. - ¡Marlene! - Comienza Rebecca a mirarla. - Estoy tratando de mantener un trato profesional. ¿No es eso lo que tú querías? - Ella se muerde la lengua, pero entra en cuestión. - ¡Hey! ¿Te ha sucedido algo? - Ella le toca la mano con suavidad.  - ¡Estaré bien! – Le responde separando la mano de Rebecca. - ¿Podemos hablar? - Pregunta ella, cogiendo un mechón de pelo de Marlene y apartándolo de su rostro. -Tengo un descanso después. – Le dice mientras continúan la sesión.

Marlene y Rebecca salen al parque adyacente al hospital encontrando un banco y se instalan allí. - Mi esposo ha tenido dificultades para lidiar con el hecho de que he tenido una relación lésbica, hemos discutido y está muy enojado y herido. - Añade gimiendo de disgusto. - No puedo decir que lo culpo, él piensa que soy una mentirosa. – Le brillan los ojos, pero continua. - Traté de explicarle por qué no se lo dije y él cree que yo todavía estoy enamorada de ti. - Ella mira de reojo a Rebecca. - ¡Wow! - Murmura entre dientes. – Él piensa que necesitamos un período de reflexión, va a irse a New Haven mañana durante unos días, se ha trasladado a la planta alta del apartamento. - Deja de hablar dando paso a Rebecca. - ¡Lo siento!  Creo que realmente te ama y este tiempo alejado le dará fuerzas para hablar con tranquilidad. - Le dice ella sintiéndose culpable. - Eso no es lo peor. -  Le cuenta, Rebecca traga saliva. - ¿Qué quieres decir? – Pregunta algo sorprendida. - Me ha estado presionando para tener un hijo, descubrió que estaba tomando la píldora y se marchó, nunca lo había visto así y me asustó. - Rebecca se siente triste. - Marlene él podrá aclararse. - advirtió con firmeza. - ¡No sé!  Realmente no sé qué hacer, no estoy segura de que sea capaz de aceptar la forma en que las cosas han sucedido. No he hecho nada más que mentir, él me dijo que toda nuestra relación no es más que una mentira. - Ella golpea sus manos. Rebecca rodea a Marlene con el brazo. - Me preocupa, me siento responsable de alguna manera. - Marlene le asegura que ella no tiene nada que ver con su indignación, que ella no es la causa.

Mark coloca su equipaje junto a la puerta y revisa su pasaporte cuando Marlene sale de la habitación. - Sé que no quieres hablar conmigo, pero ... - La mira con dureza. - ¿De qué hay que hablar? No puedo creer cualquier cosa que digas… -  Guarda su pasaporte en el bolsillo de su chaqueta. - Me has ignorado toda la semana, la gente en el hospital está comenzando a hablar.  No eres justo. - Ella se pone delante de él. - ¿No soy justo? ¿Yo no soy justo? – Se pregunta señalando a sí mismo. - ¡Mark! ¡Por favor! Escúchame, solo puedo disculparme tantas veces como quieras, puedes decidir lo que quieres, no puedes dejarme colgando así, soy tu esposa. – Lo agarra por los brazos. - Necesito tiempo para pensar, te lo he dicho. Me tengo que ir, voy a perder el vuelo. -  Se aparta de ella, recoge su maleta y la deja al cerrar la puerta. Marlene se hunde en el sofá, mira la banda de oro en el dedo y sacude negativa la cabeza.

Un golpe llama en la puerta, ella se apresura a pensar que Mark había regresado deseando hablar. - ¿Sabes…? – Empieza a hablar al abrir la puerta. Marlene se decepciona de que no sea Mark. Es Rebecca. - ¿Esperabas a tu marido? - Ella le habla después de una breve mirada. - ¡Sí! – Se apoya en la puerta y luego invita a entrar a Rebecca. - Realmente estoy preocupada por ti y quería ver como estás. - Ella le expresa su inquietud. - ¿Café? -  Le propone. - ¡Por supuesto! – Rebecca acepta la bebida caliente y se sienta en el sofá. Marlene prepara el café y se sitúa al lado de ella. - Se ha marchado hace un rato y no me habló muy bien. - Toma un sorbo de la taza. - ¿Crees que volverá? - Le pregunta. - Es una beca por lo que está aquí, tuvo que firmar un juramento, por así decirlo. - Le dice. Continúan disfrutando del café. - Marlene yo debería decirte algo, viajé para ver a Lizette. - Ella la ve con tristeza mientras Rebecca le habla. - ¿Están bien las cosas? Quiero decir que pareces triste. – Marlene le cuestiona al tiempo que ella toma un sorbo de café.  - Hemos pasado el fin de semana en Lisboa, es una ciudad hermosa en esta época del año. - De repente está como perdida, se queda sin palabras. – De alguna forma no creo que estés aquí para comentar el clima de Lisboa. - Se acerca a ella, Rebecca hace una media sonrisa. - Le conté a Lizette nuestra historia. - Marlene la mira y respira hondo. - Quería que supiera que tú eras la persona con la que compartí mi vida y no se sorprendió. Le expliqué por qué mantuve el tema alejado de ella durante tanto tiempo. No creo que ella te amenace por ello. – Deposita su taza de café sobre la mesa. - Ya te he dicho que Mark lo sabe todo, o casi todo. – Se levanta, lleva la mano a ponerla en la frente y prosigue con una pregunta. - ¿Le has dicho que nos hemos acostado? - Rebecca carraspea.   - ¡No! No, no lo hice, mis sentimientos eran…Si se lo dijera ella me dejaría y yo quiero resolverlo con ella, la amo. - Marlene percibe que su corazón comienza a golpear rápidamente. - ¿Qué nos pasó? - Marlene se sienta de nuevo a su lado. - Nos separamos, no éramos felices y no pudimos ver cuál era la causa real. - Rebecca contesta mirando algo extrañada.   - Pero tú ya sabes esto y fue hace mucho tiempo. - Le recuerda. - Sé que hay muchas razones por las que debería haberme quedado. - Exclama Marlene. - Hiciste la elección correcta, hemos hablado de esto, siento que estés enamorada de mí, pero la verdad es que he pedido a Lizette que se case conmigo. - Un silencio sepulcral llena la habitación. Marlene sólo puede mirar. Dura unos instantes que a Rebecca se le hacen eternos. - ¡Por favor!  Dime algo. - Rebecca implora en voz baja. - ¡Oh! ¡Eh! Yo, yo estoy feliz por ti. – Balbucea y tartamudea, no acaba de creer lo que ha escuchado. - ¿Qué… te ha respondido? - Ella espera una respuesta con el alma encogida. - Estaba emocionada, pero no está segura de que el matrimonio sea lo que quiere en este momento, así que la dejé ir a Sudáfrica y creo que en una semana espero que ella tenga una respuesta. -  Le cuenta como en una novela. Marlene exhala un suspiro de alivio y empieza a pensar en cómo podía hacer que Rebeca cediera su amor por el suyo que es genuino. - ¿Y si ella dice que no? - Le pregunta Marlene con curiosidad. - ¡No sé! Si lo negara. Tendría que repensar las cosas, quiero un compromiso y si no lo hay, entonces… - Cierra la boca sin decir otra palabra. - Sé que no quieres escuchar esto, pero te amo, por favor no nos descartes. - Añade Marlene. - ¡Marlene, yo! Te acabo de decir que quiero una vida con Lizette. ¿Por qué te haces esto a ti misma? Estás casada y tendrías una vida con él si no hubieras vuelto aquí. - Ella mientras hablaba. - Pero él no es mi destino ni yo el suyo. Hay una razón por la que he regresado, el por qué tú y yo cruzamos nuestros caminos otra vez y tan de cerca. -  Rebecca se levanta del sofá. - Debería irme. - No quiere hablar más sobre su relación pasada. - Escucha a tu corazón, Rebecca, eso es todo lo que te estoy pidiendo. - Ella la sigue a la puerta. - Nosotras, tú y yo hemos hecho cosas que nunca debimos hacer. - Le implora. - ¡No puedo Marlene! Solo puedo… ¡Lo siento! - Se apresura a salir del apartamento sin mirar a Marlene. 

Frota su rostro con sus manos, y siente que el pomo de la puerta gira. Thomas entra. - ¿Marlene, estás bien? - Pregunta con preocupación al ver su expresión y puede sentir que sus rodillas se doblan. - ¡No papá! No lo estoy. – Le grita. Él la toma de la mano y la cintura. Se la lleva de regreso al sofá que se sientan. – Tu hermana me ha contado y tu mirada te delata, ambas cosas me hacen pensar que estás en un dilema. - Se enjuga las lágrimas, su visión se hace borrosa. - He hecho un lío de cosas. - Comenta, Thomas le lanza una mirada burlona. - Déjame adivinar. ¿Rebecca? – Va directo al grano. - Yo nunca pensé que volvería a verla. - Contesta en confianza. - Dana me contó el accidente y que Mark hizo la cirugía y tú has hecho la terapia. - Le cuenta. -  Dejé que todo se saliera de control y… - De repente deja de hablar frunciendo los labios. - ¿Le contaste a Mark tu pasado? - Pregunta acariciando el rostro de su hija en un intento de aliviarla. - ¡Lo hice! Pero tiene en su mente que le traicioné y no fui honesta acerca de muchas cosas. – Le responde a Thomas con la mandíbula apretada por el estrés. – Te dije el día de tu boda que deberías haberlo contado. ¿Lo amas lo suficiente como para ver esto? Quiero decir, obviamente, se ha sentido dolorido por ello… - Marlene interrumpe sin rodeos. - Esa es solo la mitad. - Se levanta antes de continuar. - Me ha estado presionando para que tenga un hijo. - Mira directamente a su padre. Thomas se estremece. - ¡Ahora, aquí! Marlene estás recién casada y has iniciado una carrera, todo ese trabajo duro se pondría a un lado si tuvieras un hijo en este momento. – Él razona con audacia. - Exactamente, eso es, pero él es inflexible y me ha empujado en un rincón, nunca discutimos la posibilidad de tener un bebé antes de comprometernos y o casarnos, me cegó, yo he estado tomando medicación anticonceptiva sin que él lo supiera. Se enteró y explotó. Me acusó de todo tipo de cosas, debería haber dicho la verdad sobre la píldora, pero es difícil de razonar con quien, cuando decide algo ni siquiera me da un momento para pensarlo. El decidió venir a Düsseldorf, nunca quise volver y vivir aquí, nunca. –  Se mantiene firme mientras camina hacia la cocina. - Obviamente él quería sorprenderte, hacerte feliz. – Thomas va detrás de ella. - Tomó esta decisión sin decirme o incluso preguntarme cómo me sentía, recién comenzada mi carrera, subarrendó el apartamento, no tenía ni idea hasta que me dijo que se había reunido con el inquilino. - Ella puso los ojos en blanco. - ¿Y dónde encaja Rebecca en todo esto? – Le cuestiona con seriedad. A Marlene le cuesta hablar. - La amo papá, sé que no lo querías escuchar. - Baja la cabeza. - Nunca estarás contenta con Mark si has reavivado algo con Rebecca. - Le aconseja con todo cariño. – Se lo he dejado claro a ella, pero ella no siente lo mismo, se ha movido y me ha dicho más de una vez que hemos tenido nuestro tiempo. - Thomas suspira profundamente. - De alguna manera no creo que hayas contado todo. - Marlene duda. - ¿Sabes lo difícil que es trabajar tan de cerca con alguien con quien has compartido tu vida? - Comienza a desgarrarse. – Tocarla y sentirla, volver a encontrar ese amor perdido que dejé escapar. - Thomas no dice nada solo escucha atento. - Creí que ella sentiría lo mismo, al menos el tiempo que hemos pasado juntas ha sido especial y he hecho una diferencia en su vida, sin embargo, acostarme con ella, es probable que no fuese la mejor idea que hemos tenido. – Mira interrogante a su padre y con mirada de remordimiento. - ¡Uh huh! - Él anota sacudiendo la cabeza. - Bueno, ella debe sentir algo, no creo que Rebecca hiciera eso si no hubiera una chispa de algún tipo. - Cruza los brazos y espera una respuesta. - Me sentí de esa intensa manera, pero ella me negó su amor por mí. Me ha dicho que le pidió a su novia en matrimonio. - Responde Marlene revuelta por dentro. - ¡Hmmm! ¿Y ella aceptó? - Marlene frunce el ceño. - No o por lo menos, no todavía. Ella está lejos en una tarea de trabajo y Rebecca espera que cuando regrese tendrá una decisión. Amo a Mark papá, pero ya no quiero lastimarlo más, estoy enamorada de Rebecca y no me importa lo que sea necesario, tengo que hacer que lo sea. – Suspira en desasosiego. - ¿Qué vas a decirle a Mark? - Thomas pregunta en busca de seguridad. - Cuando regrese de New Haven merece saber la verdad, cómo me siento realmente, no puedo partirle más el corazón y si por casualidad Rebecca no puede aceptarme entonces tendré que tomar una decisión sobre seguir adelante. - Ella cierra los ojos soñando con Rebecca.