CORRIGIENDO ERRORES
- ¿La amas?- La voz de Biggi calma a Marlene en cierto modo.
-
Más que nunca he amado a nadie en toda mi vida.- Comienza a llorar. Biggi la agarra en
un abrazo.
- Y
ahora suceden cosas.- Le comenta en voz baja estirándose hacia atrás y
mirando a su rostro.
-
Cuando te casaste con Rebecca, era para bien y para mal.- Biggi coge la mano de Marlene.
-
Así que de lo que me has dicho es que compartieron un beso. ¿Rebecca te ha contado que no pasó nada más? ¿La
crees?- Le pregunta con
interés.
-
Yo, yo estaba muy enojada anoche y dije algunas cosas duras. Después pensé en
ello, realmente no estaba enojada por el beso, fue por el hecho de que ella no me
lo dijera.- Se levanta de la sofá.
-
Sabía que estaba molesta por algo y le
pregunté aquella semana que era lo que estaba mal, sin embargo ella me evitaba.- Marlene se acerca a la ventana y mira
hacia afuera.
– Puedo
entender el por qué de tu enfadado, pero Marlene no pasó nada más, ella te ama
y lo más importante es que está sufriendo por esta situación.- Biggi la presiona en lo emocional y se acerca
a ella para explicarle con rigor. - El
matrimonio nunca es fácil y Rebecca ya se ha castigado a sí misma lo suficiente
sobre esto.- Marlene se sonríe
fácil.
–
Lo sé Biggi, pero son ese tipo de cosas las que nos separaron antes.- Ella
le corta rápidamente.
- ¿Son las mismas cosas que harán que vuestro matrimonio sea más fuerte? Tienes que utilizar el buen juicio. Ve a casa y habla con ella, trabajar sobre esto y ser fuertes. ¡Sí! Puedo entender cómo te sientes, pero ella es la única que ha decidido hacer su vida contigo. No merece la pena tirarlo a la basura por algo tan insignificante como que no te dijo algo sobre un beso.- Mira a Marlene con interrogante. Ella entiende su razonamiento y acepta de buen grado el consejo.
- ¿Son las mismas cosas que harán que vuestro matrimonio sea más fuerte? Tienes que utilizar el buen juicio. Ve a casa y habla con ella, trabajar sobre esto y ser fuertes. ¡Sí! Puedo entender cómo te sientes, pero ella es la única que ha decidido hacer su vida contigo. No merece la pena tirarlo a la basura por algo tan insignificante como que no te dijo algo sobre un beso.- Mira a Marlene con interrogante. Ella entiende su razonamiento y acepta de buen grado el consejo.
Rebecca está sentada en silencio en su oficina hojeando el informe de gastos que necesitaba para entregar a Abby, la contable.
- ¿Quieres
el almuerzo?- Le pregunta
Ruth desde la puerta.
- No,
gracias, realmente no tengo hambre.-
Le responde sin mirarla.
-
¿Vendrá Marlene para el almuerzo?-
Le pregunta. Rebecca se detiene en lo que está haciendo y la mira pensativa.
-
¡No sé!- Ella frunce el
ceño, la puerta principal suena al abrirse, Marlene entra y deja las llaves
sobre la mesita del recibidor.
-
¡Oh! Marlene estaba preguntando si que vendrías a casa a comer.- Traspasa la puerta de la oficina.
- ¡Ahora
no! Necesito hablar con Rebecca.-
Le responde. Marlene presta toda su
atención a Rebecca.
-
Voy a sacar la basura.-
Ruth contesta y las deja solas.
-
¡Marlene!- Rebecca habla
con una mueca.
- Voy
a subir por las escaleras, tengo que cambiarme antes de acudir a mi cita con el profesor
Schumer, si tienes tiempo podemos hablar.- Rebecca la sigue de cerca,
entran en la habitación y Marlene cierra la puerta.
-
Sé por lo que estás enojada...-
Rebecca rompe el silencio, Marlene la rodea con sus brazos por la cintura mirándola a los
ojos.
-
Sí muy enojada.- Le susurra. - Pero no quiero hablar en este momento, sólo deseo abrazarte y tenerte
entre mis brazos.- Rebecca la mira con incredulidad, apoya la barbilla
encima del hombro de Marlene y cierra los ojos, con el corazón latiendo acelerado.
-
Lo siento mucho. Te amo y me siento como una idiota.- Una
lágrima rueda por su mejilla. Marlene se estira hacia atrás y con su pulgar seca
la lágrima de su rostro.
- Te
amo Rebecca, sé que habrá momentos en que sucedan cosas, y que debería sentirme
herida y enojada, pero me doy cuenta en mi corazón que tengo que superarlo. Sé
que a partir de ahora esto nunca volverá a suceder.- Le habla con severidad. Rebecca baja la
cabeza.
- Yo
debería habértelo dicho inmediatamente todo es por mi culpa, yo soy la única responsable.- Se confiesa por el remordimiento. Marlene
baja la cara y con su dedo índice levanta la barbilla de Rebecca, mira sus
labios, acerca lentamente los suyos para reunirlos en dulce beso de sorpresa. Se separa y comienza a desvestir a Rebecca.
- ¿Estás
segura?- Rebecca pone su
mano sobre el brazo de Marlene.
-
¡Sí! Estoy segura.- Sonríe y se despojan de sus vestimentas para
caer en la cama y llenar su cuerpo de felicidad.
- ¿Cuándo
se lo vas a decir a Tanja?- Rebecca pregunta al tiempo que Marlene se
levanta de la cama.
- Esta
tarde, después del encuentro con el profesor Schumer.- Rebecca se encuentra bajo el calor de las mantas.
-
¡Ok! Voy a tratar de dormir un poco.-
Le dice y Marlene comienza a vestirse para
su cita.
-
Supongo que la otra habitación no era muy cómoda. - Murmura.
-
¡No! No lo era, no podía dormir pensando en cómo me he comportado.- Ese
fue el precio por su error. Marlene se endereza la falda que se ha puesto y
luego echa hacia atrás su cabello, besa a Rebecca con dulzura en los labios.
- ¿Vas
a ir a LCL después?-
Rebecca le pregunta.
–
Iré, Tanja debería saberlo de inmediato.- Ella coge su bolso de encima
de la cómoda.
-
¿Supongo que sería inútil pedirte que no te acerques a Sofía?- Ella la mira con aprensión.
-
¡Sería!- Le responde con
sarcasmo. Rebecca se queda mirando el techo sabiendo que no puede detenerla.
-¡Buenas
tardes Profesor Schumer!- Expresa Marlene al entrar por la puerta de su
oficina.
-
¡Señora Von Lahnstein! Es un placer verla de nuevo, por favor entra. ¿Podría ofrecer té o café?- Se
levanta de su escritorio, con un gesto le indica que tome asiento.
-
¡No, Gracias!- Le responde
para a continuación recordarle los términos de la oferta que le había hecho días
antes.
- Me parece ver que ha tomado una decisión.- Él habla con franqueza.
-
¡La tengo! He decidido aceptar su oferta.- Le manifiesta con una sonrisa.
-
Ésta es una noticia maravillosa.-
Él estrecha su mano temblorosa con firmeza.
–
He de hablar con Tanja Von Lahnstein esta noche para hacerle saber mis planes,
debo avisar con dos semanas.-
Le confía al profesor Schumer.
- ¡Bueno,
bueno!- Él resopla.
-
Sin embargo tengo que hacerle una petición.- Le expresa con convencimiento.
-
Cualquier cosa. ¿En qué puedo ayudarle?- Se
interesa.
- Me
gustaría empezar inmediatamente después de dejar LCL. Y poder tener mi oficina dispuesta,
a ser posible.- Ella le expresa.
- La
mayoría de la gente quiere pasar sus vacaciones de verano lejos de aquí.- Él sonríe entre dientes. – Usted quiere todo lo contrario a eso, no
veo ningún problema.- Le responde abriendo su agenda. - Estaré
unos días de descanso, volveré a principios del próximo mes. - Él anota algo
en la agenda.
-
Tengo muchas cosas pasando por mi cabeza, me gustaría tener un plan de clases en
orden y disponer de una oficina y buscar un
asistente.- Ella baja la vista a su vientre.
-
Tengo un bebé en camino y mucho que pensar.- Sonríe con
satisfacción.
-
Ya le asigné una oficina al final del pasillo, cuando la ocupe, tendrá a
Cassandra Hefner que la ayudará con el plan de clases, le va a mostrar cómo son
las pruebas de grado, ella ha sido una gran ayuda para todos nosotros. Ha
trabajado con muchos de los instructores de aquí, y le puede ayudar en otras
tareas de oficina. Le sugiero que prepare una lista de preguntas.- Sonríe y Marlene le devuelve los
documentos.
-
¿Está todo en orden?- Los coloca en una carpeta marcada con su
nombre. Extiende la mano hacia ella y la estrechan.
- Bienvenida
al equipo, creo que le gustará su libertad aquí, y estoy impresionado con sus
deseos de hacer un cambio en su vida profesional.- Le responde
caminando hacia la salida.
- Nos
vemos el día doce.- Le
apunta.
-
¿Me puede tener un par de candidatos para el puesto de asistente?- Ella no quiere dejar ese tema para última
hora.
-
Tenemos varios estudiantes que están cerca de la graduación y que se van a dedicar a la enseñanza.- Le agrega con una sonrisa.
- Gracias
de nuevo profesor Schumer, esto significa mucho para mí y espero que lo que la
Universidad me ofrece le pueda responder
con satisfacción.- Le responde en un tono feliz. Se despiden. Marlene deja el nuevo entorno que estará
trabajando con sentido de logro.
-
¡Marlene!- Tanja llama con voz firme. - ¡Tanja!- Marlene saluda al entrar en
su oficina y tomando asiento frente a su escritorio.
-
¿Asumo que Sophia ha hablado contigo acerca de Riga?- Marlene podía sentir los latidos del
corazón acelerándose.
-
¿Riga? ¿Pensé que estábamos centrando en susurros nocturnos y la colección
adolescente?- Le pregunta con asombro.
–
Estamos, pero pensé que no estaría de más poner de relieve su más reciente
colección.- Tanja le responde
con seriedad. Marlene piensa un momento.
- Tengo
que decirte algo.- Le habla
en un tono severo haciendo que Tanja le dé su completa atención.
-
¿Estás bien Marlene?- Ella le pregunta intrigada.
- Me
han ofrecido un puesto en la Universidad de Dusseldorf como instructor de
diseño gráfico. Me han entrevistado, he revisado cuidadosamente lo que me
ofrecen y he decidido aceptar.-
Mira a los ojos de Tanja con los labios
tensos, Tanja permanece tranquila estudiando la expresión del rostro de Marlene. - ¡Es cierto!- Le ratifiaca.
- ¿No
bromeas, verdad?- Le responde plantando su puño bajo la barbilla y en
estado de shock y asombro. - ¿Creo que no
te haría ningún bien hacerte otra oferta para quedarte?- Le pregunta de
forma deliberada.
-
Me gusta mi trabajo aquí y estoy agradecida por todo lo que has hecho por mí,
pero esto es una verdadera oportunidad para brillar, mostrar a los demás el talento que tengo, quiero hacer algo
diferente, Tanja.- Su
sinceridad resuena con claridad mientras habla. Tanja frunce sus labios.
–
Puedo entender cómo te sientes y te deseo todo lo mejor, sé lo que perdemos por aquí. - Una
lágrima de gratitud cayó por la mejilla de Marlene. - ¿Qué pasa con tu embarazo?-
Tanja preguntó.
- Ellos
asumen el reto y se han comprometido a trabajar durante la baja de maternidad
según lo han programado. Voy a tener un pequeño equipo para hacerse cargo
mientras estoy fuera de servicio.- Le dice con confianza.
–
¿Para cuándo?- Tanja cuestiona moviendo las hojas de su
agenda abierta.
-
¡Dos semanas!- Ella responde
de forma rápida.
-
Supongo que Rebecca debería venir aquí inmediatamente para que podamos hacer
una búsqueda de un nuevo director de arte.- Coge el teléfono para redactar un texto. Marlene se pone de
pie.
-
Veré ahora a Sofía para hablar sobre Riga.- Le cuenta, y se
encamina hacia la puerta.
- Y
una vez más, gracias Tanja.-
Marlene abandona el despacho de Tanja y enfila las escaleras hacia el área de
diseño. Sophia se da cuenta de que Marlene la está observando desde corta
distancia, trabaja febrilmente en un patrón para sumar a su colección.
-
¡Buenas tardes!- Marlene le habla para su sorpresa.
-
¡Oh! Marlene. Buenas tardes.- Ella deja lo que está haciendo, deja el
patrón a un lado.
- Tanja
me ha pedido que nos reunamos para hablar de Riga.- Marlene comienza la conversación.
-
¡Sí! Ella y yo lo hemos discutido anteriormente y ha decidido hacer una pequeña
presentación.- Responde
con una sonrisa haciendo que Marlene se sienta incómoda.
- ¿Vamos a mi despacho?- Marlene le pregunta señalando la puerta. Se dirigen a la oficina, Sophia se sienta frente al escritorio cruzando las piernas y relajada.
- ¿Vamos a mi despacho?- Marlene le pregunta señalando la puerta. Se dirigen a la oficina, Sophia se sienta frente al escritorio cruzando las piernas y relajada.
-
Yo no he planificado un tema.-
Comenta Marlene mirando a la hermosa mujer sentada frente a ella.
- ¿Algo
con el verano en mente?- Ella propone.
-
¡Hmmm! Podría, y tendría que aprobarlo tanto Tanja como Rebecca.- Ella aborda el tema.
-
No creo que ninguna de ellas tenga un problema con lo que les proponga.- Ella la interrumpe, Marlene recoge su
pluma de tinta y comienza a golpear con ella en su escritorio.
-
Voy a ver a Rebecca para que me ayude a decidir sobre algo, pero tendrá que ser
rápido ya que Riga se acerca rápidamente.- Responde Sophía con un
intento de sonrisa.
- Rebecca
tiene talento, no sólo en el diseño de moda, también para otras cosas.- Marlene hace una mueca al escuchar las
palabras amables de Sophia, puede sentir el calor de la ira aumentando a través
de su cuerpo antes de hablar.
-
Ella tiene mucho talento y es una buena besadora.- Marlene
revela con el ceño fruncido de su frente. Sophia se siente endeble e incómoda
mientras observa la mirada agresiva de Marlene, envolviendo su mente de culpa.
-
¡Marlene!- Casi no puede
decir su nombre
- ¿Tienes
algo que decir? Pareces un poco ansiosa, preocupada.- Ella le pregunta en un tono molesto.
-
Te debo una explicación.-
Marlene la interrumpe.
-
No me debes nada.- Ella
sonríe con un suspiro.
-
¡Yo! Rebecca debe haberte contado lo de Bruselas.- Le dice en espera de una respuesta,
Marlene sonríe tímidamente.
-
¡Sí! lo hizo, pero realmente no la puedo culpar, Rebecca es atractiva, mundana
y con talento, algo que crea un atractivo por ella.- Sophia siente en la boca que se le revuelve el
estómago.
-
¡Lo siento! No sabía que estaba casada, nunca quise interferir en ella o en su
vida.- Le implora, se
agarra y frota su garganta.
- Rebecca
está fuera de tu alcance. Creo que no tendré que decir esto nunca más.- Ella le relata directamente. Sophia asiente.
-
Rebecca me lo dejó perfectamente claro, no habrá ninguna interferencia por mi parte.- Ella se estremece de vergüenza.
- Dejaré que reflexiones sobre el tema.- Sophia se levanta de la silla y regresa a su estación con un aire incómodo, se siente confundida y avergonzada.
- Dejaré que reflexiones sobre el tema.- Sophia se levanta de la silla y regresa a su estación con un aire incómodo, se siente confundida y avergonzada.
-
¡Hey!- Rebecca se acerca a
ella. - ¿Estás bien?- Le pregunta. Sophia mira hacia la puerta de la oficina de Marlene.
-
¡No aquí!- Ella le habla
humilde. Rebecca la sigue hasta el almacén y cierra la puerta.
- Marlene está enfadada conmigo.- Se pasa la mano por los ojos que se humedecieron.
- Marlene está enfadada conmigo.- Se pasa la mano por los ojos que se humedecieron.
-
¡Lo siento Sophia! Le dije la verdad, tenía que hacerlo, no puedo guardar
secretos a mi esposa.- Sophia deja de pasearse y se quita el pelo de
la cara.
-
¿Por qué no se lo has dicho cuando sucedió?- Ella le cuestiona con
severidad. Rebecca traga saliva.
- Pensé que no era para tanto.- Ella baja la cabeza y fija la mirada en su mano.
-
¿Tanto es qué?- Ella la
coge la mano y la mira fijamente a los ojos.
- Realmente
quería que trabajaras para nosotros y yo no quería arruinar cualquier
posibilidad de no poder contratarte.- Se declara con conciencia culpable.
– ¿Pensaste
que Marlene estaría en contra si se lo hubieses dicho de inmediato? - Rebecca bajó la cabeza. - Contéstame
Rebecca.- Le ordena con fuerza, su voz resuena en todo el almacén.
-
¡Sí!- Ella suelta el sí
con pena.
- Imagínate
lo avergonzada que estaba cuando ella me lo espetó a mí.- Sophia la regaña.
-
¡Lo siento! Nunca quise que esto se me fuera de las manos.- Rebecca sacude la cabeza con incredulidad.
- ¿Por
qué un beso puede causar un problema así? No lo entiendo.- Ella transmitió con angustia, Rebecca
suspira profundamente.
-
Mentirle a ella no es una opción, significaría su salida. Además que ella
esté embarazada, significa que es algo que he tratado de evitar a toda costa.- Sophia puede ver la tristeza en su rostro.
- Hemos tenido una relación tormentosa, y
es un deseo de nunca volver a vivirlo. Mi infidelidad estaría delante más que mi
deseo de trabajar. Todo el tiempo pensando en cómo se sentiría, era algo que
hubiese arruinado nuestras vidas.- Rebecca se confiesa, Sophia escucha a una
Rebecca muy angustiada. -
Ninguna de las dos éramos felices y se notaba, aquello nos llenó de cicatrices
y ella simplemente no pudo aguantar más, la engañé y mentí acerca de ello
durante semanas. Ella me dejó. ¿Cómo podía volver a confiar en la mujer que
construyó toda su vida a su alrededor?- Rebecca llora incontrolada. - Ella
se marchó mucho tiempo y cuando volvió estaba con Katherine.- Rebecca se enjuga las lágrimas de la cara. - ¡Qué lío he hecho de mi vida, a mí
misma! - Sofía la abraza.
-
No te castigues, todos cometemos errores.- Rebecca se aparta de
ella.
-
Yo los sigo haciendo, nunca debería haberla mentido, a pesar de que era un
error honesto.- Rebecca implora.
–
Entiendo tu proceder. Heinrich y yo, bueno, he intentado ser sincera, pero
nunca di un segundo pensamiento a extravío, sabía desde el principio de mis
sentimientos y sí, lo amaba pero las cosas se ponen en el camino…-
Sophía trata de explicarse.
–
Amo a Marlene, siempre tengo la sensación de que voy, no, no voy a cometer el
mismo error de nuevo.- Expresa
con honestidad. Sofía levanta un ojo hacia ella.
- Nunca
digas nunca, te conozco, hay amor entre las dos y este niño va a ser un ejemplo
de vuestro amor, pero no puede haber incertidumbres, que nunca se sabe lo que
depara el futuro.- La aconseja
caminando hacia la puerta. Rebecca baja la cabeza quiere recomponerse del dolor
de antes y se dirige al baño para se lavarse la cara.
-
¡Aquí estás!- Marlene abre
la puerta y la abraza por la cintura girándola
para verla frente a ella.
-
¡Hey! ¿Qué pasa? ¿Has estado llorando?- Rebecca baja la cabeza.
- Todo
es acerca de mí. ¡Bien! ¿Hablaste con Tanja?- Ella cuestionó
tratando de cambiar el tema.
- Lo
hice, me dijo que iba a verse contigo de inmediato.- Le
dice Marlene. - ¡Hmmm! Ahora está en una
reunión con Sebastian y Abby.- Marlene la atrae hacia si besando sus labios con
delicadeza.
- Hablé
con Sophia.- Rebecca le transmite
mirándola a los ojos.
-
¿Tú has hablado?-
Marlene le pregunta a gusto.
- ¿Tu
lo hiciste antes? ¿Verdad?
- Busca en su expresión de la verdad.
-
Lo hice y creo que lo he hecho muy claro sin perturbarla a ella.- Pasa el dedo índice por el lado de la
mandíbula de Rebecca.
-
¡Yo!- Marlene la hace
callar con rapidez.
-
¡Shh!- Pone sus labios en
los de ella de nuevo, esta vez separándolos con la lengua. Se detiene con sus
ojos puestos en Rebecca.
-
Tú perteneces a mí y sólo a mí, no voy a dejar que nadie se interponga entre
nosotras. Todo el tiempo intentaré mantenerte satisfecha en todo lo que significa el matrimonio. Así no tendré nada de qué preocuparme.- Rebecca se derrite en sus brazos con las
palabras que le expresa.
- No
sabía que podías amarme con esta pasión.- Expresa con la cabeza apoyada
en el pecho de Marlene.
-
¡Pero sí!- Marlene comienza a acariciar su espalda abrazada
firmemente en ella.
- Marlene, me encantaría poder hacerlo, pero tengo que cumplir con Tanja.- Le gimotea.
- Marlene, me encantaría poder hacerlo, pero tengo que cumplir con Tanja.- Le gimotea.
-
Tanja puede esperar.- Ella
la toma de la mano y la conduce a uno de
los puestos del cuarto de baño. Cierra y bloquea la puerta, se besan apasionadas
y completamente fuera de control. Rebecca estira la cabeza hacia atrás contra
la pared cuando Marlene le besa el cuello con fuerza intensa. Las manos de Rebecca
corren violentas por los largos mechones de su pelo rubio. Besa entrando en su boca con suavidad. La
empuja contra la pared y le abre la
camisa y el sujetador besando su pecho ahora al descubierto, besa su pecho. Marlene gimotea y suspira, las rodillas se le debilitan
dando paso a los deseos de Rebecca. Ella La mira en profundidad en el azul
eterno de sus ojos, desabrocha los pantalones y desliza su mano hacia abajo en
su vacío que espera sus caricias. Marlene susurra dulces deseos a Rebecca
mordisquea y besa la oreja hasta que llega el frenesí del orgasmo. Marlene abrazada
por la pasión que solo en ella ha
encontrado. Rebecca la sostiene manteniendo su presión contra la pared, con sus labios baila y juega en la piel de Marlene
hasta volver a ver sus ojos de nuevo frente a ella. Marlene se endereza dejando
que Rebecca se recomponga a sí misma, Marlene se arrastra lentamente por detrás
de ella.
-
¿Hay más de eso de donde vienes?-
Le susurra besándole la nuca.
-
¡Hmmm! Me gustaría tener una cita con usted, tengo un dolor y usted es justo lo
que me recetó el doctor.-
Se ríen y se besan. Luego se toman en serio la una a la otra una vez más.
-
Te amo Marlene.- Ella comienza
a llorar.
-
No llores.- Le dice acercando sus rostros y sus miradas.
- ¡Yo!
Yo, no puedo evitarlo, sigo cometiendo errores que no debería, pero no importa
qué, yo sólo te amo.- Su abrazo se estrecha.
– Lo
sé, Rebecca.- Le expresa con ésta simple respuesta.