- Tú en casa temprano. - Mark habla a Marlene al entrar en el
apartamento. Su mente está en la conversación con Rebecca. Trata de sonreír. - ¡Sí! Estoy muy cansada. - Ella se
sienta en el sofá. - ¿Puedo arreglar algo?
¿Tal vez te gustaría que me encargara la comida para llevar? - Trata de
hacer conversación. - Realmente no tengo
hambre. - Sirve una copa de vino se la entrega a él. - ¡Gracias! - Se pasa los dedos por el cabello y se sienta junto a
ella. - ¿Mucha terapia hoy? - Le
pregunta y ella lo mira sin expresión. -
No he estado durmiendo muy bien y el estrés de nuestros problemas no ha ayudado
a nada. - Arquea su ceja mirándolo.
Mark se afloja su corbata. - Hablé hoy
con David. – Le comenta cambiando el tema y le sonríe. - ¿Cómo están las cosas? – Ella se interesa. - ¡Bueno! David tiene una buena noticia. - Se inclina hacia delante
sobre el sofá con las manos en las rodillas. - No me mantengas en suspense. - Le empuja con el puño. - Le han ofrecido ser el jefe de cirugía en
Newport y a Grace se le ofrecerá el puesto de directora de fisioterapia. -
Suspira. - Eso es una gran noticia. -
Ella entrecierra los ojos. - Pero saldrán
de New Haven, ¡Wow! - Ella expone con sorpresa. – Se me ocurre que no hubiera pensado en un millón de años que Grace
estaría dispuesta a de dejar a su familia. - Marlene se encoge de hombros. - Nunca pensé que dejaría Nueva York y mira
donde estoy ahora. – Él se gira con una mirada de desaprobación. - ¿Y supones que es mi culpa? - Mark
gime bronco. Marlene se siente culpable,
frustración y rabia ante sus fríos comentarios. - ¿Pensé que no íbamos a discutir? - Ella muestra desaire al
levantarse del sofá. - No debería haber dicho eso, está fresco en mi
mente, todavía duele y me enoja. - Se
levanta y acude a su lado. - Mark ¿Vas a
dejar que esto te mancille para siempre? En serio te dije la verdad, pero eso
parece no debe ser suficiente. - Él baja la cabeza. - ¿Cómo crees que me siento? ¿Creías que podía cerrar lo que sentía
como se cierra un grifo? - Él la mira con desesperación acalorada. -
Mark prometimos que no íbamos a hacer
esto. ¿Cuál es el problema? - Ella le gruñe cuando su teléfono celular
empieza a sonar. - Es del hospital, tengo
que coger la llamada. - Él camina de regreso a la cocina dejándola sola y en
incertidumbre. – Me tengo que ir, un accidente malo, un chico de dieciocho años
necesita cirugía, voy a llegar tarde. - Recoge sus llaves dejando sin
palabra a su esposa. Ella se queda pensando en la conversación que han tenido
antes de marcharse. - ¡Mierda! -
Cierra los puños en un ejercicio de descarga de estrés. Coge su teléfono y
envía un mensaje a Rebecca. “¿Todavía quieres verme? ¿Hablar?” Lo envía y espera respuesta. "¡Sí! ¿Puedes venir al castillo?”
Ella responde. “Estaré allí en
breve"
No pierde el tiempo y se dirige allí sin saber qué era lo
que Rebeca quería discutir. El sendero exterior
destaca por la iluminación mientras va cayendo la noche, Koningsburnm aparece
al fondo brillando en la semi oscuridad. Aparca en las cercanías del
invernadero, se acerca sin un atisbo de
duda y golpea en la puerta, Rebecca la abre y está allí con una
sonrisa plasmada en su cara. - ¿Cómo te las has arreglado para escapar? –
Pregunta con misterio cerrando la puerta detrás Marlene. - Tiene una emergencia. - Rebecca puede ver la tensión y la
tristeza en las expresiones faciales de Marlene. - Pareces molesta. - Le sirve una copa de vino y se sientan en el
sofá. - Esta noche he discutido con Mark... otra vez. Yo estaba cansada y no tenía mucho ánimo para escuchar un sermón
sobre cómo mentí y cómo se siente de herido
e incapaz de apagar sus sentimientos. - Suspira en profundidad y toma un
trago de vino. - ¿Querías hablar? -
Marlene pregunta en suposición. - ¡Sí!- Coloca
sus piernas dobladas debajo de ella para estar cómoda en el sofá. Marlene abre
los ojos con admiración. - ¡Wow! La
flexión de esa pierna es muy buena. ¿No te duele? - Marlene le dice mirando
hacia su pierna. - He estado haciendo
ejercicios de estiramiento como me has enseñado y sí, es un poco duro, pero tengo que
hacerlo para llegar más rápido. - Su sonrisa y entusiasmo calientan a
Marlene dentro. - Supongo que no has oído
nada más de Lizette. - Rebecca busca una respuesta. - ¡No! Estoy segura de que ella ha corrido a los brazos de su amante o
de uno de sus amantes. – Se lamenta. - ¡Lo
siento Rebecca! Y siento que te haya pasado esto de esta manera, tener que
vivir con algo tan traumático que casi te cuesta la vida. - Rebecca mira
absorta lo que le ha dicho. - Marlene
Creo que las cosas pasan por una razón. - Comienza a acercar su mano hasta
el lado de su cara y se apoya en ella. - No
estaba feliz, obviamente yo sabía lo que tenía, tenía suficiente con que mi
mente nunca fue lejos de tí y me estaba mintiendo a mí misma e hiriendo
profundamente en mi interior. Lo que tuvimos fueron los mejores momentos de mi
vida y sé que nunca podré reparar el daño y la desconfianza que te causé.
Deberíamos haber ido a Nueva York, siento que te saqué de los mejores momentos
de tu vida porque yo estaba centrada en la mía porque era una egocéntrica e
irresponsable. - Marlene la detiene con un toque de sus dedos en los
labios. Ella está siendo realista mientras habla. - ¡Ya lo sé! - Marlene afirma. -
¡Rebecca! Lo llaman destino.- Sonríe, respondiendo a sus preocupaciones. - Fui una estúpida y lo sabes, estaba enojada
con mi familia y quería mostrarles quién era exactamente. No pensé en las
consecuencias en absoluto. - Le dice
y bebe un último trago de vino mientras se levanta y busca la botella. - ¡Rebecca! Es historia y ambas la hemos aceptado, no quiero revivir eso, lo he olvidado,
realmente quiero ir hacia adelante y no hacia atrás. - Responde sincera. - Te amé mucho. - Rebecca sonríe entre dientes. - Me di cuenta de cuánto te extrañé y te
necesitaba, mi mundo giraba fuera de control, la ruptura era solo la punta del
iceberg, me diste todo lo bueno que tuve entonces, pero era difícil separar mi
vida personal de mi carrera. – Vuelve a hablar con realismo. - ¡Ahora lo sabes! - Le confirma Marlene. - ¡Sí!
Lo sé y necesito aclarar eso, no he
olvidado esa parte de mi vida, pero los últimos dos años son una neblina total.
- Menciona con preocupación, Marlene presta
oídos a Rebecca. - Sabes que le dije a
Lizette que no la amaba, que estaba enamorada de otra persona, sé que mis
palabras la lastimaron y la herí porque no me acordaba, ella quería pasar
página del motivo por el qué discutimos
y yo quería acabar con ella. – Marlene intercede por el bien de su salud
mental. - Ella te ha estado engañando con
otra persona, no puedes aceptar eso. Ese otro asunto fue antes del accidente,
obviamente terminó con quienquiera que fuese y quiso trabajar las cosas contigo,
puedo ver donde ella pensó que nunca recordarías ese día. – Respira
profundo y mira hacia el techo. - Tengo
mi propio conjunto de problemas que empezaron conmigo mintiendo a mi marido y
luego engañándolo. - Marlene aborda el tema. - ¡Lo siento! Fue culpa mía al dejar que pasara. - Rebecca siente el arrepentimiento. - ¡No Rebecca! Yo te deseaba. - Se refleja en la oscuridad de los ojos de
Rebecca. - Mark y yo hemos discutido
mucho últimamente, te dije que está tratando de superar las dificultades que
ambos estamos afrontando. Él se hace cargo de hacer las cosas y tomar
decisiones sin incluirme. - Rebecca hace una mueca cómica. - ¿Algo así como yo? - Pregunta divertida. - ¡Precisamente! Y eso es irritante, parece que no lo entiende al
no conseguirlo, comienza a abogar por
una segunda oportunidad. Me dice que
quiere resolver las cosas pero después consigue enojarse sobre mi pasado
sacándolo a la luz, yo no sé… - Rebecca deja la copa de vino negando con la
cabeza. - ¿Supongo que se enfrentó de nuevo para
tener un bebé? – Rebecca pregunta. -
¡Sí! Nunca supe que deseaba hijos y me puso en la peor situación, descubrió que
estaba tomando la píldora y se enojó enérgicamente, se pone frenético. Me
asusta a veces Rebecca. - Ella coloca su mano en el rostro de Marlene en un
intento de consolarla. - Estoy tratando
con fuerza de solucionar esto, le dije que no quería niños, que nos acabamos de
casar y mi carrera está despegando. - Rebecca para sus palabras. - Puedo entender, pasaste mucho tiempo sin una vida profesional y
encontraste una carrera para demostrarte a ti misma y temes que si tienes un
hijo ahora, nunca serás capaz de vivir a tu potencial. - Marlene pone los
ojos en blanco. - Exactamente, lo entiendes, él no lo hace.
Sigue presionado y no es que no quisiera tener un hijo, simplemente no es bueno
para mí en este momento. - Se pone ruidosa y quiere justificarse. - Sé
que estás frustrada y atormentada. - Ella
la toma con sus manos en un abrazo, Marlene cierra los ojos deseando librarse
de cualquier pensamiento de él de su conciencia. - No estoy enamorada de él, sí, lo quiero pero no en ese sentido, y me
temo que intentará convencerme de que tener un hijo arreglará las cosas. - Se
aparta de Rebecca. - Marlene si sabes que no eres feliz y esto no es lo que quieres. ¿Por
qué te quedas con él? – Su interrogatorio va directo al centro de sus
preocupaciones. - Porque estoy casada con
él y sabes lo que pienso del compromiso. - Ella le dirige una mirada severa. - ¡Lo sé! Pero no te detuvo para terminar
las cosas conmigo. Tú eres terca que es una de las cosas que amo de ti. –
Lo dice con una risita y ambas sonríen por su comentario. - Sé en mi corazón que esta confraternidad significa mucho para él y
no quiero avergonzarle. Es su trabajo y su causa, no quiero que se sienta
inferior con sus colegas, necesita mantenerse enfocado en su trabajo y necesito
apoyarlo. - Ella contesta con naturalidad. - No eres del tipo servil Marlene. ¿Dónde trazas la línea? - Piensa un instante. - Sabes que ya le dije eso, también compartí mi pasado con él. Si
descubriera que podría haber mentido acerca de ti y de nuestra relación, él no
sabía que aborté y se dio cuenta de que tal vez por eso no quería tener un
hijo, sé que no sabía lo que era bueno para su carrera, una esposa, un hijo. -
Ella suspira. - ¿Qué es lo que realmente quieres Marlene? -
Rebecca tiene que hacer esa pregunta candente. - Quiero tener una formación técnica
competente y ayudar a la gente, quiero a alguien a mi lado que me apoye y me
ame, que no me coloque en un pedestal, no quiero estar en una vitrina en un
estante, simplemente esa no sería yo. - Responde y sus tensiones parecen
más relajadas. - ¡Ok!
Así que sabes lo que quieres, el compromiso no te detuvo en el pasado. - Interrumpe Marlene. - Ahora estoy casada, Rebecca, tú y yo nunca dimos ese paso, es
diferente. He madurado y…- Rebecca
la interrumpe. - Eres una mujer adulta
que puede pensar por sí misma, el compromiso no te detendrá si no eres
realmente feliz Marlene, no puedes ser miserable toda tu vida, tienes una
voluntad muy fuerte y no olvides que una vez tuviste las cualidades de una diva.
– Suelta una risita, Marlene se
relaja. - ¡Es cierto! estoy tratando de
ganar experiencia y ser una buena persona. - Rebecca frunce el ceño. - Eres una buena persona, Marlene, nadie podría quitarte tu buen hacer.
- Marlene les sirvió otra copa de vino. -
¿Quieres permanecer en Alemania? Quiero decir después de tomar una decisión de
vida o cuando tu beca haya terminado. - Ella inclina la cabeza. - Nunca tuve ninguna intención de volver
aquí, cuando me fui la segunda vez, sabía que no podíamos resolver lo nuestro, estabas
tan arraigada en los asuntos de tu familia que no podía hablar contigo. Estabas
perdida como antes de irme la primera vez.
Decidí que no importaba lo que fuera, iba a demostrarme a mí misma que podría
ser tan profesional como lo fui en otras cosas, y trabaje duro para ese
objetivo. - Rebecca gruñe suavemente y luego. - Nunca supe que pensabas en darnos otra oportunidad. - Marlene frunce los labios. – No habías cambiado en absoluto, todavía andabas
muy preocupada por el trabajo y que alguien había estado robando tus diseños. –
Vuelca su corazón y las razones de no querer volver. - Te quiero Marlene, ha sido difícil, me siento tan culpable por hacer
el amor contigo. Nunca se lo dije a Lizette, la verdad la mantuve enterrada, no
pude. Creo que estabas en lo cierto todo el tiempo. Ella habría corrido
directamente a tu esposo y le hubiera dicho que no podías hacerle daño de esa
manera. - Marlene se seca los ojos, traza el borde de la copa de vino con
el dedo. - ¿No te sientes culpable? –
Marlene hace una profunda respiración. - Esto
puede ser difícil de creer, pero en el fondo, no me siento culpable, sí es
doloroso que he mentido a Mark, a veces no creo que esté pensando racionalmente,
pero la tentación de estar contigo de una manera romántica e íntima es grande…
- Rebecca rápidamente coloca sus labios en su boca, siente que la empuja a ello, sus labios se fusionan en un
beso romántico. - Tienes un sabor tan
bueno. A veces pienso en la forma en que probaste y en cómo nos perdíamos en nuestro
tiempo juntas. - Rebecca recuerda. - Traté
de olvidar. - Marlene comenzó. - Olvídate de cómo hacíamos el amor o
simplemente nos abrazábamos, nuestras conversaciones, esas conversaciones que tuvimos…
- Se ríe entre dientes. - Si que
fueron buenos tiempos. - Añade Rebecca, y se hace el silencio, pero el
silencio se rompe repentinamente por el tintineo del teléfono de Marlene,
rápidamente lo saca de su bolso. - ¿Dónde
estás? - Ella lo lee en voz alta. -
¡Hmmm! ¿Está en casa? - Rebecca le pregunta. Marlene le devuelve el texto. - Él todavía está en el hospital, esto suena
sospechoso, ¿Por qué me preguntaría eso si él todavía está allí? - De pronto la preocupación aumenta al oír unos
golpes en la puerta del invernadero. Se miran
y Rebecca se dirige a abrir la puerta y se encuentra a Mark apoyado en
el lateral. - ¡Mark! - Exclama
sorprendida, - Rebecca, sé que Marlene
está aquí. - Baja la cabeza y abre más. Él encuentra a Marlene sentada en
el sofá. Marlene le dirige una mirada enfurecida. - ¿Qué haces aquí? - Le
pregunta con ira, él entra para encararse con ella. - Volví al apartamento y por supuesto no te encontraba en ninguna
parte, paseé por el complejo y no estabas cerca de allí, así que me pregunté. ¿Dónde
más podrías estar? Tenias que estar aquí. - Su tono es cortante y duro. - ¿Me estás siguiendo? ¿Desconfías de mí
tanto que me estás siguiendo? - Él comienza a andar. - ¡Mark, por favor! Marlene y yo estábamos hablando. - Él la mira de reojo. - No te creo, ¿Sabes que ella
te ama? - Él se ríe en voz alta y continúa. - Ella me dijo que no esperaba
que yo lo entendiera y no, ni voy a ser capaz, es sólo una parte más de sus
mentiras. – Él la mira allí sentada en el sofá. – ¡Mark vete! Marlene es inocente. – Se revuelve rápido la cabeza
hacia Rebecca. - ¿Inocente? Es curioso
que me haya dicho lo mismo de ti, la misma mentira. - Comenta con dureza. - ¿Qué esperabas encontrar? - Rebecca
hace una pregunta envolvente. - No confío
en mi esposa contigo, sí, dije que ella es mi esposa y lo que haya entre ustedes
dos es inexistente ella está conmigo y no voy a dejar que usted o alguien lo destruya
¿Dónde está tu bolso? – Se acerca y la agarra por el brazo con violencia. - Detente a Mark. - Rebecca rápidamente
llama a la policía. - La policía está en
camino. - Le muestra la puerta. - Marlene debes volver a casa ahora,
necesitamos para hablar. - Marlene está en estado de shock. Rebecca
refunfuña. - ¿Bien?
- La cara de Marlene está en sus manos. - Estoy bien y tengo que ir a casa y resolver esto antes de que me acuse
de volver a acostarme contigo. Y que te amo.- Rebecca baja los hombros y se preocupa por la
seguridad de Marlene. - Déjame marchar ahora. - Hace una
mueca al irse, Rebecca cierra y bloquea la puerta.
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