Decisiones
del corazón
Rebecca y André están revisando el video
del desfile de moda. - ¡Wow! Parece ser
el favorito de los espectadores. - Rebecca expresa con admiración, André
sonríe apoyada la barbilla en sus manos.
- Creo que la actualización de fantasía húmeda fue una gran idea, has
conseguido para la más vieja línea una nueva mirada. -Rebecca se sienta a
la mesa de dibujo pensando en Marlene y la sesión de fotos que hicieron juntas.
- ¿Estás bien? - Él le toca el hombro
y la devuelve a la realidad. - Simplemente
recordando algo. - Le sonríe, Siente a Marlene en el fondo de su corazón. - ¿Quieres compartirlo? - Se sienta a su
lado. - ¿Estás pensando en Lizette? Quiero
decir, que no ha pasado tanto tiempo… - Ella niega con la cabeza. - En Lizette no. - Le mira con extrañeza.
- ¿Hay alguien más, aparte de Lizette? –
Le pregunta algo desconcertado. – Lo
hubo, ella es el mayor amor de mi vida, nos encontramos recientemente. - Duda
un momento. - Estaba casada y tiene una
nueva carrera. – Dice. - ¡Oh! ¿Todo se
reavivó? ¿Qué pasó? - André pregunta
curioso. - Solo
digamos que le rompí el corazón, teníamos todo, pero dejo que este trabajo y
mis indecisiones nos arruinen. - Ella lo mira un momento. - ¡Lo siento Rebecca! ¿Lo de Lizette,
entonces era…? - Él pregunta, haciendo ver si Lizette era un amor pasajero,
necesita saber. - No realmente, Marlene
fue hace años, me encontré y me enamoré de Lizette más tarde, tú ya sabes eso. –
Se ríe, ambos disfrutan de una risotada. -
Marlene, sé que dices que estaba casada, pero ¿Sientes que todavía hay una
posibilidad? - Rebecca se cruza de brazos. Algo bulle en su cabeza. - No podría haberla. Ella optó por llevar su
carrera a nuevas alturas y se fue. – El tono le parece triste a André. - ¡No te rindas! - Él le ordena. - Te
conozco y puedo decir que hay algo que realmente te molesta. – Ella hace
una mueca. - Eric y yo salimos anoche. -
Le dice buscando una respuesta. - ¡Hmmm! ¿Encaja en tu esquema de cosas? – Le
pregunta colocando sus manos sobre los hombros de Rebecca, ella se levanta del
taburete. - Debes ser honesta con él
acerca de tu pasado, si sientes que esto va a ir a algún lugar. El necesita saber
de tu sexualidad. - Le advierte. - ¡Me
gusta! Realmente me gusta mucho. – Afirma. - Y sé que debe saber sobre mi pasado, si las cosas empezaran a crecer
entre nosotros, tendré que ser honesta. - De repente se sorprenden al ver a
un repartidor parado frente a ellos con una docena de rosas rojas. - ¿Rebecca Von Lahnstein? - Le pregunta
empujando las flores hacia adelante y entregándolas. Ella las huele. - ¡Gracias! - Las deposita y coge la
tarjeta del centro del ramo. - ¡Bueno! No
me dejes en ascuas. - André la apremia, ella se burla y abre la tarjeta. - Hermosas rosas para una dama encantadora,
espero que tengas un día maravilloso, Eric. - Lee en voz alta. – Es exactamente de lo que estoy hablando Rebecca, este tipo está muy
interesado en ti y tienes que decidir si Marlene es por quien tienes
sentimientos profundos porque puedes no ser justa con ninguno de ellos si
juegas sin pensar. – André le expone la cruda realidad. - Tengo algunas decisiones que tomar, pero
ahora mismo solo quiero divertirme un poco, salir, salir, salir y disfrutar de
la compañía con la que estoy. – Le
comenta divertida, lo que provoca que André se ría entre dientes y coge un
rollo de material. - Tengo trabajo que
hacer, la colección de mayo no esperará. – Le dice y sale cerrando la
puerta. - ¡Buenas noches! – Rebecca
vuelve a leer la tarjeta de Eric.
Grace entra en el apartamento de Marlene. - ¡Hola! - Cierra la puerta detrás de
ella y empiezan a decorar el pequeño árbol de Navidad que Marlene ha comprado. - Es un poco tarde. ¿No crees? - Grace
le observa dándole un pequeño empujón. -
¡No! es el diecinueve de diciembre y es mejor tarde que nunca. - Le dice en
serio. - ¿Cacao? - Marlene cambia de tema. - ¡Claro! – Se acercan a la pequeña cocina de la sala de estar,
Grace se sienta a la mesa, Marlene prepara el chocolate, Grace mira hacia abajo
y encuentra sobre la mesa la carta a Rebecca. - ¡Marlene!
Pensé que lo habías enviado la semana pasada. - Marlene se da la vuelta. - No sé Grace, no es un buen momento y
necesito seguir adelante. Rebecca, no creo que esté lista para una relación
permanente. - Grace toma su mano. -
No lo sabrás a menos que lo intentes y sepas en tu corazón que ella está
dispuesta. Ella ha pasado por muchas cosas y puedes respetar su deseo de
encontrar de nuevo lo perdido en los últimos tiempos.- Trata de ser útil y
alentadora, Marlene juguetea con la tarjeta. - Envíala, tienes razón, ya he sido rechazada una vez, no me podría
herir. - Hay un aire de negatividad
que la rodea. - Sé amable y no te enojes.
- Le ordena Grace. – Lo que más quiero es que ella sea feliz,
pasé por algo similar cuando terminó nuestra relación hace diez años, no se
trataba de segundas oportunidades, se trataba de que comenzar de nuevo. - Comenta
con firmeza bebiendo su cacao. - Y le has
dado ese mismo espacio, ¿Cómo sabes lo que está sintiendo? - Grace miró a
Marlene. - Lo enviaré por correo mañana. - Marlene se derrumba.
- Es
tarde y estoy cansado. - Manifiesta
André. Él y Rebeca están terminando la última lámina de su colección para primavera. - ¡Excelente
trabajo! - Ella le da un golpecito en el hombro. – No podía haberlo hecho sin ti. – Él sonríe. - ¡Hola! - Eric saluda subiendo las escaleras. Rebecca mira su
reloj. - ¡Lo siento! Hemos estado
trabajando y no me he dado cuenta de la hora. – Rebecca se justifica. - ¡Hola! Soy André. - Eric le extiende la mano y la estrechan. - ¡Que os divirtáis! - Él les despide
con una sonrisa. - ¿Estás lista? - Le
pregunta ayudando a Rebecca a ponerse el abrigo. - ¿Qué tienes planeado? – Ella pregunta curiosa. - Cena y pensé que podríamos ver una película.
- Ella acepta el plan. Disfrutan de la velada. Finalizada la diversión Eric la lleva de
regreso al castillo. - ¿Quieres tomar una copa? – Ella le
pregunta. - ¡Claro! – Sonríen y entran
al castillo y pasan a la gran sala. - Este
lugar es asombroso y espero que me lo enseñes algún día. – Le expresa Eric
mirando las bellas obras de arte en la pared. Se sientan frente a la chimenea, las
llamas chispean y crepitan. – Quería
agradecerte de nuevo por el ramo de tan bellas rosas.- Bebe de su whisky. - ¡Rebecca! Estas últimas semanas han sido
maravillosas, divertidas y he disfrutado estar contigo y quiero verte más
veces. – Él le implora. – La verdad es que yo también he disfrutado
este tiempo contigo, y sí, me gustaría verte con más frecuencia. - Le sonríe, ella se levanta poniendo su vaso sobre
la mesa. Él toma a Rebecca por la mano tirando de ella y la acerca, besa sus
labios apasionadamente. Rebecca le retira. -
Se está haciendo tarde y tengo una reunión temprano por la mañana. – Le
expone al tiempo que, con los dedos, traza la solapa de su chaqueta. - ¡Si! Debería irme. - Ella lo acompaña
hasta la puerta, allí, él se le acerca de nuevo y coloca sus labios en los
suyos otra vez y se besan con suavidad.
Le despide en voz baja él se separa y sale. Ella regresa al invernadero.
Por la mañana Rebecca se encuentra en su
oficina revisando una de las revistas de moda cuando alguien llama a su puerta.
- ¡Adelante! – Ordena en voz alta.
Rebecca levanta la vista para ver a Lizette allí de pie frente a ella. - ¿Que estás haciendo aquí? - Expresa sorprendida al verla. - Pensé pasar por aquí, tuve una sesión de un
día en Kölonia y quería saber cómo estás. - Se acerca un poco más. - ¡Estoy bien! ¿Café? - Ella responde. - ¡No! No, gracias. Te veo bien. - Comenta
observando sus ojos. - Estoy mucho mejor.
¿Y tú? - Le pregunta ofreciendo asiento a Lizette con un movimiento de su
mano. - ¡Estoy bien! Trabajando mucho y
en la medida de lo posible, voy de camino a casa, necesito un descanso. -
Ella responde acomodándose en la silla. -
¿Vas a pasar la Navidad con tu familia? – Rebecca se interesa, su tono es
cordial, pero nada afectivo, mas bien parece frío. - Mi padre piensa que estoy lejos demasiado tiempo y la salud de mi
madre es frágil. – Lizette responde algo cohibida. - ¿Marlene? – Pregunta y, mira alrededor de la oficina buscando
algún rastro de ella. - Marlene no está
aquí, ella tomó un trabajo en Estados Unidos hace varios meses. - Carraspea
mientras contesta. - ¡Lo siento por ti
Rebecca! - Comenta Lizette. - ¡No es
necesario! - Replica Rebecca, le impide hablar más. - Siento que te debo algo y todavía te amo. – Dice en un lamento. - ¡Lizette! Nunca iba a funcionar, no estabas
feliz y si lo piensas en realidad tampoco lo éramos. - Reconoce Rebecca, mirando
de reojo. – ¡Honestamente! - Ella la
mira directamente a los ojos. - Me acosté
con Marlene, nunca te lo dije, solo que no quería que tomases represalias y
perjudicaras mis posibilidades de hacer las paces con ella. - Rebecca
afirma impactando a Lizette, se siente pequeña y quebrantada. - ¿Has hecho trampa? - Dice atropellando
sus palabras. Hay un momento de silencio que no se puede decir que la
habitación no estuviera llena de tensión. -
¡Lo siento! Pero estoy enamorada de Marlene. – Le expone con sinceridad,
las palabras que no podía pronunciar, “amo a Marlene”, cayeron de sus labios. - ¡Lo sé! Sé que lo estás, lo has dicho muchas veces,
pero me he sentido castigada. - Señala con rabia. – Todas las veces que te has acostado con ella. ¿Por qué lo hiciste?
¿Esperabas a que me fuese? - Rebecca baja la cabeza. - ¡No fue así! Yo estaba sola mucho tiempo, te rogué que te quedaras o…
¿Te olvidaste de eso? - Su pregunta da sobre el blanco, Lizette se levanta
airada. - ¿Por qué no somos honestas? -
Rebecca aprieta los dientes. - ¿Ser
honestas? Nunca fuiste honesta, me mentiste desde el principio. - Lizette se
pone en enojo y enrojece su cara. – Con
esa base no veo, no hay ninguna posibilidad de que nosotras seamos felices. -
Ella contesta racionalmente. Lizette supone en su pensamiento que hay alguna
posibilidad. - Te acabo de decir que
necesito seguir adelante y tú también. No podríamos continuar en este círculo
de desconfianza y falta de honestidad. Sabes que amo a Marlene, pero ella
necesita ser feliz y para hacerlo tuvo que salir. No es lo mismo que tú
hiciste, no te haré volver jamás. - Lizette frunce los labios, enjugándose
los ojos. Rebecca se ríe con
sarcasmo y continúa. - Dices que dejarás
atrás todo, dejarías los pases de moda para moverte aquí conmigo. Ambas sabemos
que es una estratagema, nunca te conformarás con quedarte quieta, es solo otra
mentira en tu esquema de cosas. - Casi se cae por las palabras de Rebecca,
siente que la pone de rodillas. - No
cambia el hecho de que todavía te amo. - Suplica, Rebecca grita. - Se acabó, tengo que seguir adelante y
creo que ya hemos decidido ese hecho, es lo mejor para nosotras. - Lizette comienza a llorar al escuchar las
duras palabras de Rebecca. - Tengo que
saber algo. - Expresa con un temblor en su voz. - ¿Realmente me amaste alguna vez? - Rebecca pone una mirada dura. - Sería una mentirosa si dijera que no lo
hice. - Responde racional. - Entonces
todavía hay una posibilidad, una oportunidad. - Lizette expone en voz baja. - ¡No! No la hay. Eso es todo. ¡Por favor!
¡Márchate! – Lizette escucha limpiándose los ojos.
Eric entra a LCL y se dirige hacia la
oficina de Rebecca, ve que las persianas estaban cerradas y antes de llamar
escucha voces procedentes del interior. -
¿Por qué? No hay nada que se interponga
en nuestro camino, puedo amarte si lo deseas. Ella se ha ido, sé que echas de
menos lo que teníamos, por favor Rebecca, te ruego que lo reconsideres. - Las súplicas caen en saco roto y sus intentos
de conciliar son todos en vano. - Tengo
que olvidarme de ti, lo que no fue fácil desde el principio, pero pensar en ti
con otros hombres y dios sabe quién más, solo fomenta mi ira. - Rebecca
hace una mueca. - ¿Te reconciliarás con ella?
– Le pregunta seria. – Ella ya no
está en el cuadro. Aún no estoy lista para una relación seria, tengo que
encontrar mi camino de nuevo. Necesito recuperar todo lo que perdí con el
accidente, mis recuerdos regresan lentamente, mi cabeza está más clara que en
mucho tiempo, has sido destructiva y no confío en ti, nunca lo haré. De nuevo,
no puedo decir que no te amo, pero es algo que superaré con el tiempo, rompiste
mi corazón, destruiste cualquier oportunidad real para nosotras al mentir y
hacer trampa. - Eric sólo puede mirar fijamente tomando en
cuenta las revelaciones que Rebecca acababa de decir. - ¡Entonces! Supongo que es un adiós. - Tartamudea Lizette y sale rápidamente. Eric se aparta de su
camino. Rebecca toma un pañuelo de papel de la caja de su escritorio y se seca
los ojos. Eric entra en el despacho. -
¡Lo siento! No pude evitar... – Se disculpa. - Ahora no es un buen momento, Eric. - Dice Rebecca con angustia. - Rebecca, creo que me debes una explicación.
- Él responde sereno, respira hondo y cierra la puerta. - Lizette ha sido mi novia. – Cuenta. - Durante tres años. - Él tropieza con sus palabras. - ¿Novia? - Cuestiona inseguro de lo que
realmente había escuchado, o si lo había oído alguna vez. - ¡Sí! Ella fue mi novia modelo. -
Sonríe maliciosamente, tratando de olvidar la conversación que se
desarrollaba entre los dos. - ¿Quieres dar un paseo? - Ella le pide y
agarra su abrigo de encima de la silla. -
Necesito un poco de aire fresco. - Él se siente tenso, pero la sigue. - Rebecca ¿Por qué no me dijiste que eras,
eras gay? - Busca las palabras adecuadas y se sientan en un banco del
parque al que han llegado. - No me
importan las etiquetas, lo que me importa es cómo me siento con alguien cuando
lo encuentro, si me fascinan de alguna manera. - Ella sonríe y le mira a
los ojos. - Estábamos enamoradas, pero
ella es una mentirosa y una tramposa. Planeó todo para conseguir cosas a mi
lado. – Rebecca se explica. - ¿Fue la
causa de tu accidente? - Él quiere saber y tratar de entender la situación.
- Discutimos acerca de sus infidelidades
y yo había decidido dejarla, nos enfrentamos y las cosas se calentaron. Salí de
prisa y fue entonces cuando ocurrió el accidente - Le narra.
- No sé qué decir, obviamente aún la amas. - Suelta Eric, Rebecca se lleva la cara a sus
manos. - Entiendo que esto no sea
correcto para ti, si no quieres verme… - Rebecca le coge el antebrazo por la manga de
su camisa. - Pero todos tenemos un pasado
y bueno, armarios hay de todo tipo. - Se pone seria, Eric la mira mientras
piensa en la conversación que había escuchado. - Me preocupo mucho por ti Rebecca, pero tal vez necesites tiempo,
tiempo para pensar en saber lo que quieres exactamente. - Él le dice con honestidad. - Tengo muchas cosas en qué pensar, pero
ahora mismo me estoy divirtiendo contigo, tu compañía es genial. - Intenta aliviar sus contrariedades. - Nada es serio entre nosotros, simplemente
no estoy lista para ese tipo de compromiso Eric. - Le asegura con algo de
afecto, él gruñe con inquietud. - Tengo
que volver al trabajo, he de cerrar la edición. Te llamaré esta tarde. - Le relata y la deja sentada en el banco
reflexionando sobre lo que ha sucedido.
Marlene se coloca la bata de trabajo. Una
vez que la última paciente se haya marchado, ve con alivio que la esperan unos
días de descanso. - ¡Navidad! -
Parece emocionada ante Grace. - Me alegro
de la mejoría de tu estado de ánimo. – Salen de la sala de rehabilitación. - Voy a hornear un pastel de chocolate
alemán para la cena, receta de mi abuela. - Ella sonríe y se detienen en la
estación de la enfermera, recoge sus fichas.
- ¿Enviaste esa tarjeta a Rebecca? - Marlene se detiene en el pasillo. - Lo hice al día siguiente, después de que
habláramos, puede que le llegue mañana. – Le explica en tono gris. - No te rindas, sé que en el fondo estás sola.
- Los buenos deseos de su amiga son
bien recibidos. - Estoy mejorando Grace,
estoy disfrutando de mi trabajo aquí, me encantan mis solitarios paseos por la
playa y estoy pensando en volver al yoga a partir de la primavera. ¡Quién sabe!
Quizás conozca a alguien especial. -
Frunce el ceño. - ¡O tal vez no! -
Se ríe de si misma con sarcasmo. - Estoy
contenta de que estés aquí con nosotros, sabes David y yo queremos apoyarte, lo
que necesites estaremos aquí para ti. – Le responde, tocando con su dedo
índice la mejilla de Marlene. - Tengo una
paciente esperando. - Le dice y la deja en medio del pasillo. Grace niega
con la cabeza. - Espero que realmente
hayas enviado esa carta por correo. - Expresa en voz baja.
Rebecca entra por la puerta del castillo. - Has vuelto temprano. – Saluda Elisabeth.
- Es víspera de Navidad, envié a todo el
mundo a casa temprano y cerramos. -Contesta colgando el abrigo. Rebecca se
dirige con ella a la cocina. - Tristán y
las chicas están aquí. ¿Vendrá Eric? - Elisabeth se interesa. – Mandó un mensaje esta mañana. Pasará la Navidad en Londres. –
Comenta con una expresión de tristeza en su rostro. - ¿Te gusta verdad? - Le pregunta con tono suave. - ¡Sí! Mucho, él es muy amable y sincero,
nos divertimos, no es algo serio sólo un buen momento. - Ella duda antes de
continuar. - Se enteró de mi relación con
Lizette, ella apareció el otro día y tuvimos un enfrentamiento tan duro como innecesario.
– La señora Lentz le trae una taza de ponche de huevo a la mesa. Ella acepta
con la cabeza. - ¿Lizette quería
continuar las cosas, supongo? - Elisabeth conjetura. - ¡Lo hizo! Eric escuchó nuestra conversación y se sorprendió, creo
que no estaba preparado para el hecho de que yo estuviera con una mujer, me
preguntó acerca de mi sexualidad. – Le añade, sorbiendo el ponche. - ¿Y qué hiciste? – Elisabeth le pregunta.
– Le conté que no me gustan las
etiquetas. Que se trata de la persona y de cómo me fascine cuando la conozco.
- Le explica. - Él sabe acerca de
Lizette, ¿Mencionaste…? - Rebecca hace una mueca. - ¡No lo hice! Elizabeth, sabes lo que siento por Marlene, quiero que
sea feliz, aunque me sea difícil decir que todavía estoy enamorada de ella. -
Una lágrima asoma por el rabillo del ojo. -
Todavía estoy en el camino hacia la recuperación y no quiero, no necesito otro
dolor de corazón. - Elisabeth le acaricia
la mano. - ¿Entonces Eric es solo un amigo
para ti? – Rebecca mueve la cabeza. -
No sé a dónde llevará esto, solo sé que él es grandioso y un caballero y nos
gustan algunas de las mismas cosas. - Se seca los ojos con una servilleta.
Elisabeth extrae un sobre de detrás de la
mesa y se la entrega a Rebecca. - Esto
llegó hoy para ti de Marlene. - Observa la expresión de felicidad en la
cara de Rebecca. - ¿Por qué no te la
llevas y la lees? Descansa un poco, has estado trabajando duro desde el desfile
de modas. - Su voz es tranquilizadora. -
¡Gracias Elisabeth! Eres la que mejor me entiende. – Ambas se ríen. Se levanta
de la mesa y se dirige al invernadero, abre la puerta y enciende las luces. Es
un lugar solitario, que ella siente como incompleto, piensa en la emoción de
las Navidades pasadas. Se deja caer en el sofá lentamente. Lee la tarjeta una y
otra vez, la vuelve a introducir en el sobre, se levanta de la comodidad del
sofá y se la lleva a la cama. Recupera su teléfono celular del bolso y escribe.
“He recibido tu tarjeta hoy. ¡Gracias! Estoy
muy bien y cada vez más fuerte. El trabajo me mantiene ocupada, como estoy
segura de que el tuyo también. Que tengas una Navidad maravillosa y un próspero
año nuevo. Siempre, Rebecca." Ella adjunta un emoticono sonriente y lo
envía. Tira el teléfono encima de la cama, pone sus manos detrás de su cabeza
mirando fijamente al techo, pensando en la dirección a dónde va su vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario