Una separación necesaria

Una separación necesaria

martes, 3 de abril de 2018

Episodio trigésimo segundo


Decisiones del corazón


Rebecca y André están revisando el video del desfile de moda. - ¡Wow! Parece ser el favorito de los espectadores. - Rebecca expresa con admiración, André sonríe apoyada la barbilla en sus manos. - Creo que la actualización de fantasía húmeda fue una gran idea, has conseguido para la más vieja línea una nueva mirada. -Rebecca se sienta a la mesa de dibujo pensando en Marlene y la sesión de fotos que hicieron juntas. - ¿Estás bien? - Él le toca el hombro y la devuelve a la realidad. - Simplemente recordando algo. - Le sonríe, Siente a Marlene en el fondo de su corazón. - ¿Quieres compartirlo? - Se sienta a su lado. - ¿Estás pensando en Lizette? Quiero decir, que no ha pasado tanto tiempo… - Ella niega con la cabeza. - En Lizette no. - Le mira con extrañeza. - ¿Hay alguien más, aparte de Lizette? – Le pregunta algo desconcertado. – Lo hubo, ella es el mayor amor de mi vida, nos encontramos recientemente. - Duda un momento. - Estaba casada y tiene una nueva carrera. – Dice. - ¡Oh! ¿Todo se reavivó? ¿Qué pasó? -  André pregunta curioso.  - Solo digamos que le rompí el corazón, teníamos todo, pero dejo que este trabajo y mis indecisiones nos arruinen. - Ella lo mira un momento. - ¡Lo siento Rebecca! ¿Lo de Lizette, entonces era…? - Él pregunta, haciendo ver si Lizette era un amor pasajero, necesita saber. - No realmente, Marlene fue hace años, me encontré y me enamoré de Lizette más tarde, tú ya sabes eso. – Se ríe, ambos disfrutan de una risotada. - Marlene, sé que dices que estaba casada, pero ¿Sientes que todavía hay una posibilidad? - Rebecca se cruza de brazos. Algo bulle en su cabeza. - No podría haberla. Ella optó por llevar su carrera a nuevas alturas y se fue. – El tono le parece triste a André. - ¡No te rindas! - Él le ordena. - Te conozco y puedo decir que hay algo que realmente te molesta. – Ella hace una mueca. - Eric y yo salimos anoche. -  Le dice buscando una respuesta. - ¡Hmmm!  ¿Encaja en tu esquema de cosas? – Le pregunta colocando sus manos sobre los hombros de Rebecca, ella se levanta del taburete. - Debes ser honesta con él acerca de tu pasado, si sientes que esto va a ir a algún lugar. El necesita saber de tu sexualidad. - Le advierte. - ¡Me gusta! Realmente me gusta mucho. – Afirma. - Y sé que debe saber sobre mi pasado, si las cosas empezaran a crecer entre nosotros, tendré que ser honesta. - De repente se sorprenden al ver a un repartidor parado frente a ellos con una docena de rosas rojas. - ¿Rebecca Von Lahnstein? - Le pregunta empujando las flores hacia adelante y entregándolas. Ella las huele. - ¡Gracias! - Las deposita y coge la tarjeta del centro del ramo. - ¡Bueno! No me dejes en ascuas. - André la apremia, ella se burla y abre la tarjeta. - Hermosas rosas para una dama encantadora, espero que tengas un día maravilloso, Eric. - Lee en voz alta. – Es exactamente de lo que estoy hablando Rebecca, este tipo está muy interesado en ti y tienes que decidir si Marlene es por quien tienes sentimientos profundos porque puedes no ser justa con ninguno de ellos si juegas sin pensar. – André le expone la cruda realidad. - Tengo algunas decisiones que tomar, pero ahora mismo solo quiero divertirme un poco, salir, salir, salir y disfrutar de la compañía con la que estoy. – Le comenta divertida, lo que provoca que André se ría entre dientes y coge un rollo de material. - Tengo trabajo que hacer, la colección de mayo no esperará. – Le dice y sale cerrando la puerta. - ¡Buenas noches! – Rebecca vuelve a leer la tarjeta de Eric.



Grace entra en el apartamento de Marlene. - ¡Hola! - Cierra la puerta detrás de ella y empiezan a decorar el pequeño árbol de Navidad que Marlene ha comprado. - Es un poco tarde. ¿No crees? - Grace le observa dándole un pequeño empujón. - ¡No! es el diecinueve de diciembre y es mejor tarde que nunca. - Le dice en serio. - ¿Cacao? - Marlene cambia de tema. - ¡Claro! – Se acercan a la pequeña cocina de la sala de estar, Grace se sienta a la mesa, Marlene prepara el chocolate, Grace mira hacia abajo y encuentra sobre la mesa la carta a Rebecca. - ¡Marlene! Pensé que lo habías enviado la semana pasada. - Marlene se da la vuelta. - No sé Grace, no es un buen momento y necesito seguir adelante. Rebecca, no creo que esté lista para una relación permanente. - Grace toma su mano. - No lo sabrás a menos que lo intentes y sepas en tu corazón que ella está dispuesta. Ella ha pasado por muchas cosas y puedes respetar su deseo de encontrar de nuevo lo perdido en los últimos tiempos.- Trata de ser útil y alentadora, Marlene juguetea con la tarjeta. - Envíala, tienes razón, ya he sido rechazada una vez, no me podría herir. -  Hay un aire de negatividad que la rodea. - Sé amable y no te enojes. -  Le ordena Grace. – Lo que más quiero es que ella sea feliz, pasé por algo similar cuando terminó nuestra relación hace diez años, no se trataba de segundas oportunidades, se trataba de que comenzar de nuevo. - Comenta con firmeza bebiendo su cacao. - Y le has dado ese mismo espacio, ¿Cómo sabes lo que está sintiendo? - Grace miró a Marlene. - Lo enviaré por correo mañana. -  Marlene se derrumba.



- Es tarde y estoy cansado. - Manifiesta André. Él y Rebeca están terminando la última lámina de su colección para primavera.  - ¡Excelente trabajo! - Ella le da un golpecito en el hombro. – No podía haberlo hecho sin ti. – Él sonríe. - ¡Hola! - Eric saluda subiendo las escaleras. Rebecca mira su reloj. - ¡Lo siento! Hemos estado trabajando y no me he dado cuenta de la hora. – Rebecca se justifica. - ¡Hola! Soy André. -  Eric le extiende la mano y la estrechan. - ¡Que os divirtáis! - Él les despide con una sonrisa. - ¿Estás lista? - Le pregunta ayudando a Rebecca a ponerse el abrigo. - ¿Qué tienes planeado? – Ella pregunta curiosa. - Cena y pensé que podríamos ver una película. - Ella acepta el plan. Disfrutan de la velada. Finalizada la diversión Eric la lleva de regreso al castillo.  - ¿Quieres tomar una copa? – Ella le pregunta. - ¡Claro! – Sonríen y entran al castillo y pasan a la gran sala. - Este lugar es asombroso y espero que me lo enseñes algún día. – Le expresa Eric mirando las bellas obras de arte en la pared. Se sientan frente a la chimenea, las llamas chispean y crepitan. – Quería agradecerte de nuevo por el ramo de tan bellas rosas.- Bebe de su whisky. - ¡Rebecca! Estas últimas semanas han sido maravillosas, divertidas y he disfrutado estar contigo y quiero verte más veces. – Él le implora.  – La verdad es que yo también he disfrutado este tiempo contigo, y sí, me gustaría verte con más frecuencia. -  Le sonríe, ella se levanta poniendo su vaso sobre la mesa. Él toma a Rebecca por la mano tirando de ella y la acerca, besa sus labios apasionadamente. Rebecca le retira. - Se está haciendo tarde y tengo una reunión temprano por la mañana. – Le expone al tiempo que, con los dedos, traza la solapa de su chaqueta. - ¡Si! Debería irme. - Ella lo acompaña hasta la puerta, allí, él se le acerca de nuevo y coloca sus labios en los suyos otra vez y se besan con suavidad.  Le despide en voz baja él se separa y sale. Ella regresa al invernadero.



Por la mañana Rebecca se encuentra en su oficina revisando una de las revistas de moda cuando alguien llama a su puerta. - ¡Adelante! – Ordena en voz alta. Rebecca levanta la vista para ver a Lizette allí de pie frente a ella. - ¿Que estás haciendo aquí? -  Expresa sorprendida al verla. - Pensé pasar por aquí, tuve una sesión de un día en Kölonia y quería saber cómo estás. - Se acerca un poco más. - ¡Estoy bien! ¿Café? - Ella responde. - ¡No! No, gracias. Te veo bien. - Comenta observando sus ojos. - Estoy mucho mejor. ¿Y tú? - Le pregunta ofreciendo asiento a Lizette con un movimiento de su mano. - ¡Estoy bien! Trabajando mucho y en la medida de lo posible, voy de camino a casa, necesito un descanso. - Ella responde acomodándose en la silla. - ¿Vas a pasar la Navidad con tu familia? – Rebecca se interesa, su tono es cordial, pero nada afectivo, mas bien parece frío. - Mi padre piensa que estoy lejos demasiado tiempo y la salud de mi madre es frágil. – Lizette responde algo cohibida. - ¿Marlene? – Pregunta y, mira alrededor de la oficina buscando algún rastro de ella. - Marlene no está aquí, ella tomó un trabajo en Estados Unidos hace varios meses. - Carraspea mientras contesta. - ¡Lo siento por ti Rebecca! - Comenta Lizette. - ¡No es necesario! - Replica Rebecca, le impide hablar más. - Siento que te debo algo y todavía te amo. – Dice en un lamento. - ¡Lizette! Nunca iba a funcionar, no estabas feliz y si lo piensas en realidad tampoco lo éramos. - Reconoce Rebecca, mirando de reojo. – ¡Honestamente! - Ella la mira directamente a los ojos. - Me acosté con Marlene, nunca te lo dije, solo que no quería que tomases represalias y perjudicaras mis posibilidades de hacer las paces con ella. - Rebecca afirma impactando a Lizette, se siente pequeña y quebrantada. - ¿Has hecho trampa? - Dice atropellando sus palabras. Hay un momento de silencio que no se puede decir que la habitación no estuviera llena de tensión. - ¡Lo siento! Pero estoy enamorada de Marlene. – Le expone con sinceridad, las palabras que no podía pronunciar, “amo a Marlene”, cayeron de sus labios. - ¡Lo sé!  Sé que lo estás, lo has dicho muchas veces, pero me he sentido castigada. - Señala con rabia. – Todas las veces que te has acostado con ella. ¿Por qué lo hiciste? ¿Esperabas a que me fuese? - Rebecca baja la cabeza. - ¡No fue así! Yo estaba sola mucho tiempo, te rogué que te quedaras o… ¿Te olvidaste de eso? - Su pregunta da sobre el blanco, Lizette se levanta airada. - ¿Por qué no somos honestas? - Rebecca aprieta los dientes. - ¿Ser honestas? Nunca fuiste honesta, me mentiste desde el principio. - Lizette se pone en enojo y enrojece su cara. – Con esa base no veo, no hay ninguna posibilidad de que nosotras seamos felices. - Ella contesta racionalmente. Lizette supone en su pensamiento que hay alguna posibilidad. - Te acabo de decir que necesito seguir adelante y tú también. No podríamos continuar en este círculo de desconfianza y falta de honestidad. Sabes que amo a Marlene, pero ella necesita ser feliz y para hacerlo tuvo que salir. No es lo mismo que tú hiciste, no te haré volver jamás. - Lizette frunce los labios, enjugándose los ojos. Rebecca se ríe con sarcasmo y continúa. - Dices que dejarás atrás todo, dejarías los pases de moda para moverte aquí conmigo. Ambas sabemos que es una estratagema, nunca te conformarás con quedarte quieta, es solo otra mentira en tu esquema de cosas. - Casi se cae por las palabras de Rebecca, siente que la pone de rodillas. - No cambia el hecho de que todavía te amo. - Suplica, Rebecca grita. - Se acabó, tengo que seguir adelante y creo que ya hemos decidido ese hecho, es lo mejor para nosotras. -  Lizette comienza a llorar al escuchar las duras palabras de Rebecca. - Tengo que saber algo. - Expresa con un temblor en su voz. - ¿Realmente me amaste alguna vez? - Rebecca pone una mirada dura. - Sería una mentirosa si dijera que no lo hice. - Responde racional. - Entonces todavía hay una posibilidad, una oportunidad. -  Lizette expone en voz baja. - ¡No! No la hay. Eso es todo. ¡Por favor! ¡Márchate! – Lizette escucha limpiándose los ojos.  

Eric entra a LCL y se dirige hacia la oficina de Rebecca, ve que las persianas estaban cerradas y antes de llamar escucha voces procedentes del interior. - ¿Por qué?  No hay nada que se interponga en nuestro camino, puedo amarte si lo deseas. Ella se ha ido, sé que echas de menos lo que teníamos, por favor Rebecca, te ruego que lo reconsideres. -  Las súplicas caen en saco roto y sus intentos de conciliar son todos en vano. - Tengo que olvidarme de ti, lo que no fue fácil desde el principio, pero pensar en ti con otros hombres y dios sabe quién más, solo fomenta mi ira. - Rebecca hace una mueca. - ¿Te reconciliarás con ella? – Le pregunta seria. – Ella ya no está en el cuadro. Aún no estoy lista para una relación seria, tengo que encontrar mi camino de nuevo. Necesito recuperar todo lo que perdí con el accidente, mis recuerdos regresan lentamente, mi cabeza está más clara que en mucho tiempo, has sido destructiva y no confío en ti, nunca lo haré. De nuevo, no puedo decir que no te amo, pero es algo que superaré con el tiempo, rompiste mi corazón, destruiste cualquier oportunidad real para nosotras al mentir y hacer trampa. - Eric sólo puede mirar fijamente tomando en cuenta las revelaciones que Rebecca acababa de decir. - ¡Entonces! Supongo que es un adiós. - Tartamudea Lizette y sale rápidamente. Eric se aparta de su camino. Rebecca toma un pañuelo de papel de la caja de su escritorio y se seca los ojos. Eric entra en el despacho. - ¡Lo siento! No pude evitar... – Se disculpa. - Ahora no es un buen momento, Eric. - Dice Rebecca con angustia. - Rebecca, creo que me debes una explicación. - Él responde sereno, respira hondo y cierra la puerta. - Lizette ha sido mi novia. – Cuenta. - Durante tres años. - Él tropieza con sus palabras. - ¿Novia? - Cuestiona inseguro de lo que realmente había escuchado, o si lo había oído alguna vez. - ¡Sí! Ella fue mi novia modelo. -  Sonríe maliciosamente, tratando de olvidar la conversación que se desarrollaba entre los dos.  - ¿Quieres dar un paseo? - Ella le pide y agarra su abrigo de encima de la silla. - Necesito un poco de aire fresco. -  Él se siente tenso, pero la sigue. - Rebecca ¿Por qué no me dijiste que eras, eras gay? - Busca las palabras adecuadas y se sientan en un banco del parque al que han llegado. - No me importan las etiquetas, lo que me importa es cómo me siento con alguien cuando lo encuentro, si me fascinan de alguna manera. - Ella sonríe y le mira a los ojos. - Estábamos enamoradas, pero ella es una mentirosa y una tramposa. Planeó todo para conseguir cosas a mi lado. – Rebecca se explica. - ¿Fue la causa de tu accidente? - Él quiere saber y tratar de entender la situación. - Discutimos acerca de sus infidelidades y yo había decidido dejarla, nos enfrentamos y las cosas se calentaron. Salí de prisa y fue entonces cuando ocurrió el accidente -  Le narra. - No sé qué decir, obviamente aún la amas. -  Suelta Eric, Rebecca se lleva la cara a sus manos. - Entiendo que esto no sea correcto para ti, si no quieres verme… - Rebecca le coge el antebrazo por la manga de su camisa. - Pero todos tenemos un pasado y bueno, armarios hay de todo tipo. - Se pone seria, Eric la mira mientras piensa en la conversación que había escuchado. - Me preocupo mucho por ti Rebecca, pero tal vez necesites tiempo, tiempo para pensar en saber lo que quieres exactamente. -  Él le dice con honestidad. - Tengo muchas cosas en qué pensar, pero ahora mismo me estoy divirtiendo contigo, tu compañía es genial. -  Intenta aliviar sus contrariedades. - Nada es serio entre nosotros, simplemente no estoy lista para ese tipo de compromiso Eric. - Le asegura con algo de afecto, él gruñe con inquietud. - Tengo que volver al trabajo, he de cerrar la edición. Te llamaré esta tarde. -  Le relata y la deja sentada en el banco reflexionando sobre lo que ha sucedido.



Marlene se coloca la bata de trabajo. Una vez que la última paciente se haya marchado, ve con alivio que la esperan unos días de descanso. - ¡Navidad! - Parece emocionada ante Grace. - Me alegro de la mejoría de tu estado de ánimo. – Salen de la sala de rehabilitación. - Voy a hornear un pastel de chocolate alemán para la cena, receta de mi abuela. - Ella sonríe y se detienen en la estación de la enfermera, recoge sus fichas. - ¿Enviaste esa tarjeta a Rebecca? - Marlene se detiene en el pasillo. - Lo hice al día siguiente, después de que habláramos, puede que le llegue mañana. – Le explica en tono gris. - No te rindas, sé que en el fondo estás sola. -  Los buenos deseos de su amiga son bien recibidos. - Estoy mejorando Grace, estoy disfrutando de mi trabajo aquí, me encantan mis solitarios paseos por la playa y estoy pensando en volver al yoga a partir de la primavera. ¡Quién sabe! Quizás conozca a alguien especial. -  Frunce el ceño. - ¡O tal vez no! - Se ríe de si misma con sarcasmo. - Estoy contenta de que estés aquí con nosotros, sabes David y yo queremos apoyarte, lo que necesites estaremos aquí para ti. – Le responde, tocando con su dedo índice la mejilla de Marlene. - Tengo una paciente esperando. - Le dice y la deja en medio del pasillo. Grace niega con la cabeza. - Espero que realmente hayas enviado esa carta por correo. - Expresa en voz baja.



Rebecca entra por la puerta del castillo. - Has vuelto temprano. – Saluda Elisabeth. - Es víspera de Navidad, envié a todo el mundo a casa temprano y cerramos. -Contesta colgando el abrigo. Rebecca se dirige con ella a la cocina. - Tristán y las chicas están aquí. ¿Vendrá Eric? -  Elisabeth se interesa. – Mandó un mensaje esta mañana. Pasará la Navidad en Londres. – Comenta con una expresión de tristeza en su rostro. - ¿Te gusta verdad? - Le pregunta con tono suave. - ¡Sí! Mucho, él es muy amable y sincero, nos divertimos, no es algo serio sólo un buen momento. - Ella duda antes de continuar. - Se enteró de mi relación con Lizette, ella apareció el otro día y tuvimos un enfrentamiento tan duro como innecesario. – La señora Lentz le trae una taza de ponche de huevo a la mesa. Ella acepta con la cabeza. - ¿Lizette quería continuar las cosas, supongo? - Elisabeth conjetura. - ¡Lo hizo! Eric escuchó nuestra conversación y se sorprendió, creo que no estaba preparado para el hecho de que yo estuviera con una mujer, me preguntó acerca de mi sexualidad. – Le añade, sorbiendo el ponche. - ¿Y qué hiciste? – Elisabeth le pregunta. – Le conté que no me gustan las etiquetas. Que se trata de la persona y de cómo me fascine cuando la conozco. - Le explica. - Él sabe acerca de Lizette, ¿Mencionaste…? - Rebecca hace una mueca. - ¡No lo hice! Elizabeth, sabes lo que siento por Marlene, quiero que sea feliz, aunque me sea difícil decir que todavía estoy enamorada de ella. - Una lágrima asoma por el rabillo del ojo. - Todavía estoy en el camino hacia la recuperación y no quiero, no necesito otro dolor de corazón. -  Elisabeth le acaricia la mano. - ¿Entonces Eric es solo un amigo para ti? – Rebecca mueve la cabeza. - No sé a dónde llevará esto, solo sé que él es grandioso y un caballero y nos gustan algunas de las mismas cosas. - Se seca los ojos con una servilleta.
Elisabeth extrae un sobre de detrás de la mesa y se la entrega a Rebecca. - Esto llegó hoy para ti de Marlene. - Observa la expresión de felicidad en la cara de Rebecca. - ¿Por qué no te la llevas y la lees? Descansa un poco, has estado trabajando duro desde el desfile de modas. - Su voz es tranquilizadora. - ¡Gracias Elisabeth! Eres la que mejor me entiende. – Ambas se ríen. Se levanta de la mesa y se dirige al invernadero, abre la puerta y enciende las luces. Es un lugar solitario, que ella siente como incompleto, piensa en la emoción de las Navidades pasadas. Se deja caer en el sofá lentamente. Lee la tarjeta una y otra vez, la vuelve a introducir en el sobre, se levanta de la comodidad del sofá y se la lleva a la cama. Recupera su teléfono celular del bolso y escribe. “He recibido tu tarjeta hoy. ¡Gracias! Estoy muy bien y cada vez más fuerte. El trabajo me mantiene ocupada, como estoy segura de que el tuyo también. Que tengas una Navidad maravillosa y un próspero año nuevo. Siempre, Rebecca." Ella adjunta un emoticono sonriente y lo envía. Tira el teléfono encima de la cama, pone sus manos detrás de su cabeza mirando fijamente al techo, pensando en la dirección a dónde va su vida.

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