Una separación necesaria

Una separación necesaria

viernes, 27 de abril de 2018

episodio trigésimo octavo


La cabaña en Grey Gull Lane


Marlene sube las escaleras, por el pasillo balconado accede a la puerta de la habitación veintiséis. Golpea fuerte, pero no hay respuesta, aporrea de nuevo, pero en vano. Se siente angustiada apoyada en el marco de la puerta. - ¿Dónde estás Rebecca? – Reposa su frente contra la pared respirando hondo. Se da la vuelta para salir y mira por el balcón. Sobre las rocas que bordean la orilla ve una figura femenina sentada allí. - ¡Rebecca! -  Ella hace una mueca de dolor y se apresura a bajar las escaleras, se acerca a las rocas y se sienta a su lado.  Rebecca se limita a mirar al mar. - ¿Recibimiento muy caluroso? - Le pregunta. Rebecca gira su cabeza lenta hacia ella y luego mira hacia atrás hacia el agua. - ¡No! No lo fue. – Ella empieza a hablar. - No sé qué esperar, pero cuando te fuiste fue lo mejor, necesitaba ese tiempo para sanar y para ver si podría ser parte de tu vida otra vez, era realmente lo que ambas queríamos, nunca esperé ser tratada como una ciudadana de segunda clase. – Explica Rebecca. Marlene responde algo avergonzada. - ¡Lo siento! Nunca pensé que volvería a verte y fue un shock, solo solté groserías. - Se aclara la garganta. - Supongo que no debería sorprenderme, realmente no dejamos las cosas de una buena manera. - Respiró hondo. -  ¿Por qué estás aquí? - Ella mira fijamente a Rebecca. - Te lo acabo de decir Marlene. - Le echa la mirada Lahnstein de desaliento. – ¿Ahora quieres que estemos juntas? - Ella eleva el tono de su voz. - Quiero decir… ¿Por qué otra cosa estarías aquí? No voy a regresar a Alemania, no ahora, nunca, no serás capaz de arrastrarme de vuelta a una vida de aburrimiento y desesperación. - Se pone de pie en un bufido, Rebecca se vuelve cauta. - ¿Por qué actúas así Marlene? - Rebecca la sigue por las rocas.  - Nunca dije nada acerca de llevarte de vuelta a casa. - Le suplica. Marlene camina a paso rápido hacia su coche. Ella la sigue pisándole los talones. - He conocido a una mujer agradable, me preocupo muy profundamente por ella, Rebecca, y yo simplemente no quiero jugar, eres temperamental, incierta sobre las cosas y pensativa a veces, es, es demasiado.- Balbucea lanzando sus manos en el aire. - ¿No estás siendo un poco dura Marlene? - Rebecca siente el estómago en la garganta. - ¡Por favor! Vuelve a Düsseldorf y déjame en paz. - Abrió la puerta del coche, Rebecca la empuja. - ¡No! No, no es posible que no quieras escuchar esto, pero estás enamorada de mí. -  Ella rompe en una sonrisa con sorna. – ¡Traté de olvidarte! – Eso la enoja aún más y la mira con descontento. - No me olvidarás, me amas demasiado. -  Rebecca intenta bromear. – ¡Para! Y déjame ir. ¡Por favor! Vuelve a casa. - Se mete en el auto y se aleja dejando a Rebecca de pie en el estacionamiento. Ella inclina la cabeza en señal de deshonra personal e insatisfacción. Rebecca camina lentamente de regreso a su habitación y cae de nuevo en la cama con sensación de derrota.



Llaman a la puerta. Se levanta y abre. - ¡Hola Grace! Adelante. - Grace duda al ver la expresión del rostro de Rebecca. – Coge tu bolso y tu abrigo que necesitas comer y por encima de eso tenemos que hablar. – Ella la sigue dócil. Entran en un pequeño café no lejos del hotel. - Creo que cuando hablamos, debería haberte informado sobre la nueva compañera de Marlene. – Grace se sincera. Rebecca gime triste. - No habría importado, habría venido de todos modos. – Suavemente Grace le cuenta. - Marlene me confesó que una de las cosas que más le duele, y es lo máximo,  que nunca podías decir: “Estoy enamorada de ti Marlene.” - Rebecca frunce los labios con fuerza y ​​asiente con la cabeza. – Y yo puedo decir que ella me lo dijo en más de una ocasión, que estaba enamorada de mí, pero ya lo sabías. -Rebecca le dirige una mirada de claridad. - ¡Sí, lo sabía!  Hablamos de cómo eras  distante e inflexible acerca de Lizette. Le dije que le estabas mintiendo a ella y a ti misma. Que te diese tiempo para que te dieras cuenta de lo que ella significa para ti. – Grace habla con sapiencia. – Tenía muchas dudas y confusión. Había pasado por tanto sufrimiento que necesitaba estar sola y poder resolver las cosas. Nunca dejaré de amarla, no importa lo que traiga nuestro futuro, no podía decir  esas palabras que ella quería oír y sé que le duele. -  Grace frunce el ceño y pregunta. -Todos estos meses aparte. ¿Conociste a alguien más? - Rebecca sabe lo perspicaz que es Grace. - ¡Sí! Lo hice, conocí a un hombre, Eric, nada serio y terminé con él cuando finalmente me reencontré, sabía que lo que realmente quería era estar con Marlene. – Le comenta seria. - Tienes un duro trabajo preparado para ti. – Grace le responde y ordenan la cena. - ¡Grace! Hay tanto acerca de Marlene. - Interviene rápidamente. - Obviamente no sé ni la mitad. - Rebecca se ríe. - ¡Bueno! Ella te mantuvo en secreto durante todos los años desde que la conocí. - Ambas estallan en carcajadas. - En aquellos días, ella era una pervertida bruja cuando se casó con mi hermano Hagen, era una diva total y no se detenía en nada para salirse con la suya. - Responde bebiendo una taza de té caliente. - ¿Qué crees que la cambió? -  Grace sondea. - La aventura de Hagen con su hermana, Dana. Sabía que su matrimonio no duraría. Y luego su enredo con Tristán, la violación, el embarazo, el aborto. – Habla con suave tono relatando su pasado. - ¡Es verdad! Marlene también ha pasado por muchas cosas. - Comenta Grace. - No me gustaba cuando se casó con Hagen. Nos peleamos por un vestido de novia, ella fue muy insistente. Yo me fui a Nueva York, pero cuando regresé a casa las cosas habían cambiado, ella estaba sola, desorientada, sí estaba con Tristán y él la amaba profundamente, la violación y el embarazo la cambió mucho, necesitaba alguien en quien apoyarse. - Reflexiona acariciando su puño debajo de su barbilla. - ¿Entonces fue cuando comenzaste a enamorarte? - Grace interesa curiosa. – Tuve una ligera idea durante el aborto. Conocí a la verdadera Marlene en el hospital, estaba sola y angustiada. Le cogí la mano y pude sentir el ambiente, era extraño y algo que nunca había experimentado, comencé a sentir algo. Cuando nos acercábamos no podía controlarme. Estaba muy enamorada de ella, pero fue una lucha y una lucha en la que ella estaba totalmente perdida, su mundo giraba fuera de control. Siempre estaba enojada, irritada y celosa y quise quitarla de encima. Traté de seguir adelante, pero ella estaba allí al frente y al centro, nunca me dejaba alejarme. - Lo recuerda en la reflexión. - Esto es difícil, ella parece estar feliz con Tracey y yo ciertamente no quiero enojarla ni tomar partido, pero me gustas tú y siento que eres el adecuada para ella, sólo tenemos que trazar algún plan. - Sonríe ampliamente dando a Rebecca un impulso de confianza. - ¿Tracey? ¿Ese es su nombre? - Pregunta en voz baja. - Tracey Connors, encantadora, pero muy simple y lo han logrado, no te voy a mentir,  no va a ser fácil para ti. – Siguen hablando tratando de elaborar un plan.



Marlene se ducha, y se sienta al espejo, comienza a secarse la cabeza con la toalla. Oye el timbre de la puerta sonar y se impacienta.  Ata la faja de su bata y camina hacia la puerta. - ¿Quién es? - Ella pregunta con calma. – ¡Tracey! – Resuena detrás de la puerta. Marlene abre. - ¡Hola! Pensé en venir a comprobar cómo te encuentras. – Comenta. - He tenido mejores días. - Cierra la puerta detrás de ella y se sientan en el sofá. – Te fuiste muy seria, como si algo te estuviera molestando. - Ella supone mirándola fija. - Realmente no tengo ganas de hablar, solo quiero descansar y acostarme temprano. ¿Entiendes? -  Ella le pregunta, dulcemente envía el mensaje para deshacerse de Tracey. - ¡Claro! Entiendo. Te llamaré mañana para ver cómo estás. ¿Si no te importa? - Le comenta levantándose del sofá y caminando hacia la puerta, el teléfono de Marlene suena. - Espera, es Grace. - Tracey espera junto a la puerta mientras Marlene habla. Tracey escucha cuidadosamente. - ¡Ok! Sí le preguntaré. – Cuelga y la mira. - Grace y David harán una cena  mañana por la noche y se preguntaban si nos gustaría unirnos a ellos. - Ella sonrió. - Me encantaría, pero depende de cómo estés tú. - Marlene frunce el ceño. - Creo que estaré bien. - Le responde.



- ¿Puedo ayudarte con algo? - Rebecca le pregunta a Grace. - ¡No! Todo está bien. - David entra en la cocina cogiendo a Rebecca por los hombros. - Será la mejor sopa de pescado que has comido. Ahora ven. - Le da un vaso de vino tinto y se sientan en el porche. Una brisa fresca sopla a través de las dunas de arena.  - Es hermoso éste lugar. – Dice Rebecca mirando hacia arriba y observando las gaviotas hacer cabriolas de vuelo en el cielo. - ¡Lo es! Me encanta. - David contesta. – Me ha contado Grace que Marlene no estuvo muy amistosa. - Trata de ser sensible con sus palabras. - Eso es subestimarla, se mostró muy enojada. - Rebecca responde con una sonrisa. - Creo que nuestros invitados están llegando. - Levanta la vista. Marlene y Tracey entran sin ver a Rebecca, Grace las recibe en la puerta. - ¿Nos disculpas un momento Tracey? – Coge a Marlene de su codo y la lleva a la cocina.     - No te enfades, hemos invitado a Rebecca. – Le dice en voz baja. Marlene aprieta los dientes. - ¿Cómo quieres que le explique eso a Tracey? - Susurra en un tono cortante. - ¡Lo siento! Pero ella está aquí sola y se siente horrible por lo que pasó entre ustedes dos ayer. - Tracey en cocina. - Espero no interrumpir. - Se siente fuera de lugar e intrusiva. - ¡No! ¡Lo siento! ¿Quieres una copa de vino? - Saca un vaso del armario. - ¿Marlene? - Les sirve una copa. Llaman a la puerta y llegan dos invitados más. David y Rebeca entran desde el porche. Marlene sólo puede mirar fijamente. - ¡Marlene! - Rebecca saluda y luego mira a Tracey. - ¿Ustedes se conocen? -  Parece sorprendida. Rebecca extiende su mano y la estrechan.              - ¡Rebecca! Rebecca Von Lahnstein. -  Se presenta con cordial gesto. - ¡Hola! Tracey Connors. - Responde y luego agarra la mano de Marlene. Rebecca mira hacia abajo para ver el cálido intercambio entre las dos. Siente que sus entrañas se revuelven.  - ¡Tracey! - La voz oportuna de una compañera de trabajo la llama, se excusa de Marlene y Rebecca. - ¿Por qué no te has ido a casa? - Habla humilde siguiendo a Rebecca hacia el porche. - No voy a casa.- Proclama con una mirada firme. - ¿Qué quieres decir? - Pregunta angustiada.  - Justo lo que dije, he venido a quedarme. – Le comunica. - ¡Por favor! No lo hagas, vas a terminar arruinando mi vida. -  Ella empieza a caminar de regreso. Tracey los encuentra en el porche. - Odio romper esto. - Marlene asiente caminando de nuevo dentro. - No quería interrumpir, supongo que tú y tu amiga tienen algo que hablar, pero tengo una emergencia en el hospital. -  Marlene siente un levantamiento de peso de su pecho. - Puedo conseguir que Grace me lleve casa. -  Rebecca las ve salir a la puerta, se inclinan y se besan.    - ¡Marlene! - Grace la llama a un lado. - ¡Lo siento! No sabía qué más hacer. - Ella hizo una mueca. - ¡Está bien! - Encuentra a Rebecca en el porche. - ¿Te importa si damos un paseo antes de que se ponga el sol? - Rebecca pregunta con una sonrisa. - ¡Sí! Déjame conseguir mi suéter. – Pasan más allá de las dunas y caminan cerca del agua, hay silencio. - ¡Marlene! Tengo tanto que decir. - Ella comienza a hablar. - Estoy escuchando. -  Le confirma. - He pensado muy a menudo en ti, mi corazón simplemente no estaba en el lugar correcto, traté de enterrarme en mi trabajo. Salí del pozo y sabía que tenía que averiguar si tú y yo podíamos hacer que funcionara de verdad. - Con la mano tira de Marlene y se coloca delante de ella. - Quiero que sepas lo mucho que significas para mí. -  Marlene levanta la mano. - ¡Alto! Muchas de las veces que hemos estado juntas dije que estaba enamorada de ti. Te quedabas guardada, silenciosa y nunca te has comprometido a nada. - Ella implora y comienza a caminar más lejos de la orilla.       - ¡Lo siento! Tienes que creerme. ¿Cómo puedo decir esas palabras, palabras que sé que querías oír? - Marlene cambia rápidamente de tema. - Mira todas esas cabañas, encantadoras, ¿Verdad? – Rebecca mira. - Quiero tener una, tal vez un día. - Baja la cabeza y Rebecca se pone de pie delante de ella. - ¿Es eso lo que es importante para ti? - Ella pregunta en un intento de aligerar su estado de ánimo. - Tengo las cosas que son importantes para mí, tengo libre reinado aquí, he conocido a una mujer maravillosa que comparte cosas sencillas, que tiene una cabaña en el camino, y últimamente he pasado mucho tiempo allí, el cacao al lado del fuego, paseos por la playa. - El corazón de Rebeca se desgarra. - ¿Marlene la amas? - Ella la agarra por los dos brazos y la mueve para llamar su atención. - No lo sé Rebecca. -  Su tono es ronco. - Sólo sé que cuando estoy con ella me siento viva y querida. - Rebecca niega con la cabeza. - ¿Creo que nunca te di eso? - Ella le quita la mano a Marlene. - Me diste mucho más, más que cualquier relación que yo hubiera tenido, me liberaste y me enseñaste que estaba bien amar a cualquiera sin importar quién fuera  y estoy agradecida. -  Rebecca llora escuchando. - ¿Agradecida? - Marlene deja de hablar.  - Cuando hacíamos el amor en el invernadero, te decía que estaba enamorada de ti. ¿Sabes lo me dolía ver que nunca respondías? - Rebecca se aclaró la garganta en un - Sabías que estaba en un aturdimiento. ¡Por dios Marlene! Estaba enredada, sabes de primera mano por lo que pasé, recuerdo todo sobre nosotros, nuestra relación, recuerdo todas las peleas y el dolor, el dolor de estar juntos, mi carrera, el negocio familiar que pesó mucho sobre mí. No podía darte una respuesta. Amaba a Lizette o al menos yo pensaba que sí y sí, ella me dolió mucho y fue devastador para mí, simplemente no era un buen momento para hacer declaraciones y compromisos que no podía cumplir. -  Marlene escucha las súplicas frenéticas de Rebecca. - Siento que me usaste porque estaba allí y alguien a quien conoces bien, no soy una obra de teatro, un juguete o algo que puedas sacar de un estante y mostrarlo, Rebecca. - Contesta enfadada, rápidamente camina de regreso a la casa de Grace y se marcha.



Rebecca despierta de una noche agitada de sueño, se viste y baja al vestíbulo. Recoge un café, un periódico y regresa a su habitación. Se sienta a estudiar los anuncios. Llega a las agencias de bienes raíces y llama para concertar una cita para mirar las cabañas. - Creo que te va a gustar esta. –

Camina por un camino de adoquines a una cabaña de tejas grises con un porche adornado por cajas de ventana rebosantes de flores primaverales. - Como se puede ver la casa ha sido renovada, la han pintado en su totalidad  y el porche delantero es nuevo. -  El agente de bienes raíces explica con detalle todas las virtudes de la casa. Él desliza la llave en la puerta. - Es linda, en realidad perfecta. -  Sonríe mientras entran. Rebecca se enamora de la cabaña, se siente acogida en ella. Desplaza la mano a lo largo de la encimera de la cocina mientras miran alrededor,  las paredes están blancas y limpias.  - Como puede ver, tiene una chimenea, dos habitaciones y mire esto. -  Abre las puertas francesas que dan a un porche trasero cubierto con muebles de patio con una vista espectacular. Rebecca respira en el cálido y soleado aire. - ¡Hermoso! Me encanta. ¿Está cerca el hospital? - Ella le pregunta. - Está a unos diez minutos a pie del nuevo hospital y, como puede ver, cerca de las tiendas y la ciudad. -  Él le indica. Miran hacia atrás en el horizonte.     - ¡Es perfecto! - Vuelven a entrar y se sienta en la barra de la cocina. - El piso de arriba es pequeño y tiene un estudio, ideal para pintores o escritores o lo que sea que te guste hacer. - Rebecca sube por la escalera mirando la habitación y la vista desde arriba. Pasea silenciosamente por el estudio. – La vida aquí puede ser bastante cara, esta casa no ha estado en el mercado durante mucho tiempo y los propietarios anteriores la han cuidado. - Él comienza a hablar hojeando los papeles.  - No durará mucho, aunque tiene un precio alto. – Añade observando todos los rincones. - Es hermosa y pintoresca. -  Rebecca comenta fascinada. - Tengo otras en la lista si quisieras verlas. – Le dice.  - No será necesario, me gusta esta. – Le responde mirando las flores por la ventana. - Por lo tanto ¿Quieres hacer una oferta? Los propietarios viven al otro lado de la bahía. -  Él pregunta. - ¡No! No quiero hacerles una oferta, es un objeto. - Ella le define. Regresan a su oficina y se dedican a la tarea de llenar el papeleo.

El agente inmobiliario programa una reunión con los propietarios para el día siguiente. - ¿Venta en efectivo dices? - Le pregunta ansioso. - Haré que el banco le entregue el dinero a primera hora de mañana. – Le confirma. - Voy a conseguir esto rápido sin demora, pero tardará unos días en conseguir el título y todo el papeleo en orden. – El agente le informa. - ¿A qué reunirnos con ellos? Tengo algo muy especial planeado y esperaba que una vez, el dinero estuviese depositado podría obtener la llave, estoy ansiosa por instalarme. – Rebecca se expresa en un tono feliz. - Estoy seguro de que no será un problema. -  Afirma. Rebecca termina de firmar todos los documentos necesarios. Empieza a cumplir sus sueños y los de Marlene, ponerse en el camino frente a ella, éste es  lugar y el momento de poner en marcha un nuevo plan. Le envía un mensaje a Grace y organiza una reunión con ella en su nueva casa, la casa de campo, a las tres y diez, Gray Gull Lane.

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