Razones
Eric espera a que Rebecca hable, su corazón
le late fuerte en la garganta. - Es la única
persona de la que realmente estoy enamorada. – Responde con honestidad, él
la suelta. - ¿Todavía tienes sentimientos
por ella? - Pregunta aturdido. - ¡Sí!
Siempre la he amado y siempre lo haré. – Le responde en un tono emotivo. - ¡Ya! Y ¿Por qué estoy aquí? Contigo, en
esta habitación, ahora mismo. – Se mantiene tranquilo mientras habla. - ¡Eric! No es tan fácil, Marlene vive en
Estados Unidos, donde está feliz y ha encontrado su carrera. - Se frota la cara de angustia. - No pude imaginar que primero estuvieras
con Lizette. ¿Habría sabido alguna vez de ella de no haber salido de tu
despacho ese día? – Rebecca se da la vuelta y se acerca a la ventana. - Al final te lo habría dicho. - Habla
ella sin mirarlo. - Me importas Rebecca,
pero no puedo jugar. – Le dice en voz baja. - Me gustas mucho y estos últimos meses han sido maravillosos, te dije
cuando nos conocimos que no quería nada serio, ponerme bien y recuperar mi
memoria es lo más importante, no quiero discutir contigo, prefiero tomar las
cosas con calma, no puedo manejar los celos o las peleas, esto no es de lo que
se trata. - Expone con firmeza. - Puedo
entender y disfruto mucho el estar contigo también, pero no quiero infelicidad
entre nosotros. - Él se acerca
detrás de ella cogiéndole la barbilla, la apoya sobre su hombro. - La cena la servirán pronto debemos irnos.
- Ella se separa y se dirigen al comedor
él la sigue.
- ¿Te interesa una copa? -
Tristán le ofrece a Eric cuando entran en la sala. - ¡Claro! - Él mira a Rebecca. -
Elisabeth y yo tenemos cuentas trimestrales para revisar. – Sonríe al hablar.
Tristán y Eric se sientan en la sala. - ¿Cigarro?
- Eric acepta. - ¡Entonces! ¿Cómo
están las cosas con Rebecca? – Comienza preguntando. - ¡Bueno! Nos llevamos bien y nos divertimos haciendo cosas juntos. –
Comenta intentando ocultar su incertidumbre. - Mi hermanita, es maravillosa, hermosa y talentosa. – Se da un
baño de hermana. - Realmente me importa Tristán,
conocerla ha sido lo mejor que me ha ocurrido. - Deja de hablar y mira el interior
de su copa. - Detecto que hay un problema
– Dice Tristán arqueando la frente al preguntar. – Creo que ella tiene un pasado del que no está segura. - Él
responde taciturno. - El accidente ha cobrado su precio, pero
ella se está recuperando muy bien. –
Él juega con sus palabras. - ¿Lizette? –
Pregunta. Tristán pone los ojos en blanco. -
Lizette fue un error, no estuvo muy dedicada a Rebecca, ella es una mentirosa y
una tramposa, entre otras cosas. - Mira a Eric severamente mientras habla. -
¡Exactamente! - Eric se muestra de acuerdo. - Pero si no hubiera aparecido
en LCL ese día, puedo entender que no sabría que había estado con una mujer. -
Tristán gruñe. - ¿Eso te molesta? -
Eric pensó por un momento. - Al principio
no estaba seguro y creo que Rebecca no estuvo muy comunicativa sobre ella, pero
no tanto sobre la otra mujer en su vida, Marlene. – Le dice a Tristán en
voz baja. - Le pregunté sobre eso y
obviamente todavía tiene algo que ver con ella. – Le dice. - ¡No tienes idea! - Le comenta socarrón,
dándole a Eric una dosis de realidad. -
Es tarde y debería encontrar a Rebecca. - Deja el vaso sobre la mesa
auxiliar.
Elisabeth y Rebecca miran el último de los informes
trimestrales. - Estoy cansada y el
papeleo siempre me agota. - Elisabeth frunció el ceño. - Eric estaba muy callado durante la cena. ¿Sucedió algo? - Ella
pregunta insegura. - Eric me preguntó por
Marlene, yo debería estar muy enfadada con él. - Ella mira a Elisabeth. - ¿Por qué? – Se sorprende. - Porque leyó la tarjeta que Marlene me envió,
realmente, me gusta mucho pero no estoy preparada para una seria relación de
peluche con él. Me estoy recuperando y me dije a mí misma que tenía que conseguirlo
antes de que me relacione en serio con alguien de nuevo. – Rebecca espeta
todo gruñendo. - ¿Tienes esos
sentimientos por él? - Rebecca sacudió la cabeza. - ¡No sé! No estoy enamorada, es amable y apasionado, pero no puedo
Elisabeth. – Responde lamentándose. - Rebecca, has estado durmiendo con él, las
cosas cambian cuando te entregas a un hombre o una mujer. - Suspira con un
puchero sabiendo que Elisabeth conoce sus movimientos. - Sé lo que estás diciendo, pero yo amo a Marlene. – Expresa con
valentía. - ¡Rebecca! Tienes que
preguntarte si Marlene es la correcta para ti, las relaciones a larga distancia
son difíciles. Os habéis separado porque era lo mejor para las dos, quiero que
sepas que apoyo cualquier decisión que tomes, Eric está aquí y tienes una
relación con él. ¿Realmente estás segura de que no estás enamorada de él? -
Elisabeth sabe la respuesta, pero
pregunta de todos modos buscando que ella se lo confirme. - ¡No lo estoy! Ahora es el momento de empezar a pensar en lo que
realmente quiero. – Deja sola a Elisabeth y vuelve al invernadero.
Rebecca entra por la puerta, Eric se sienta
en el sofá con las manos juntas.
- ¡Hola! - Rebecca se acerca a él y se levanta. - ¡Escucha! Voy a dormir a mi apartamento
esta noche. - Él hace una mueca. -
¡Está bien! – A Rebecca no le sorprende su decisión. - Eric tienes que hacer lo que creas que es mejor, odio verte triste y de
mal humor, no voy a mentir acerca de mis sentimientos, simplemente no sería yo,
quieres honestidad, realmente amo a Marlene, pero se ha ido y se ha decidido
por una vida que la hace feliz, como yo, ella es muy profesional y disfruta de
su trabajo. - Ella le mira fijamente
mientras habla. - Yo sólo pensé, diablos,
no debería haber pensado saber lo que tú… he pasado por el tiempo que me
dijiste que tomarías en recuperarte, no quiero estar en tu camino Rebecca, pero
yo… me he enamorado de ti y tú necesitas estar segura de lo que realmente quieres.
- Su rostro enrojece, su voz se agrieta por la emoción. - ¡No! No puedo oír esas palabras, no estoy
preparada para un compromiso. - Camina
hacia la puerta mientras la escucha. - Nos lo pasamos muy bien y disfruto de las
cosas que hacemos, no necesito o quiero el estrés de una relación seria. - Él sale y la deja sola. Rebecca baja la cabeza y luego se dirige hacia
el dormitorio, extrae la tarjeta que Marlene le había enviado y la lee de
nuevo. - Te quiero tanto. - Mira de
nuevo la tarjeta. - No importa qué, yo
sólo te amo. – Se acurruca en la cama y cae en un sueño profundo.
Tracey está de pie en la estación de
enfermeras, estudiando el planning diario. - ¡Buenos días! - Grace aparece a su espalda. - ¡Hola! – Ella corresponde. -
¿Cómo van las cosas? – Empieza Grace la conversación. - ¡Bueno! Quería agradecerte personalmente por recomendarme el trabajo.
- Grace le pone una mano en el hombro con seguridad. - David parece pensar que eres un buen fichaje y tengo que estar de
acuerdo. - Sonríen cuando Marlene sale de su despacho. - ¡Marlene! - Tracey se vuelve para mirar a Grace. - ¿Qué pasa con ella? – Le responde
volviendo la cabeza. - Parece agradable,
tomamos un café el otro día. - Grace parece sorprendida. – Lo es y además una buena amiga. - Le añade. -
¡Me gusta! - comenta sacando su cabello de su la cara. - ¿Te preguntas si está con alguien? – Grace busca una
respuesta. - Me disculpo, espero no ser demasiado atrevida, pero cuando tomamos el
café tuve la sensación de que está sola. -
Se siente intrusa al preguntar. - Ella está divorciada, y estoy segura de
que te lo dijo. – Grace habla con franqueza. - ¡Si! lo ha hecho, pero no me ha explicado gran cosa. - Contesta
ella. - Eso le corresponde a ella
decirlo. - Replica Grace en confianza. -
Puedo decirle que estás interesada. – Ella frunce el ceño, Grace la mira en
positivo. – ¿Es ella…?- Pregunta Tracey
con los ojos abiertos. Grace duda un segundo. - Sé que ella no cree en las etiquetas y está disponible. - Grace hace un guiño para que Tracey se sienta
más a gusto. - Ahora si me disculpas,
tengo trabajo que hacer. - Ella añade.
Tracey está allí mirando a Marlene conversando con una paciente, pensando en lo
amable que era y hermosa. Marlene termina y se acerca con paso lento a ella. - ¡Buenos días! - Saluda la joven
doctora con alegría. – Y buen día para ti,
es mi tiempo de descanso. ¿Te tomas un café? – Marlene la invita, Tracey
asiente con la cabeza y se dirigen a la cafetería. - Me gustó la pequeña cafetería que fuimos el otro día, quería darte
las gracias de nuevo por la hospitalidad. - Marlene la mira a los ojos. - No hay problema. Ya sé cómo es esto, un
lugar nuevo, realmente no conoces a nadie. - Ella agita la crema en su café
mirando hacia Marlene. Hubo un momento de silencio entre ellas. - ¿Grace Brandon es amiga tuya? -
Finalmente pregunta. - ¡Sí! Mi mejor
amiga desde hace años. – Sonríe. -
Espero que no te importe, pero le pregunté por tí. - Tracey se pone
nerviosa al hablar. - ¡Oh! - Marlene
tragó saliva. - Cuando hablamos la otra
noche me dijiste que eres soltera, divorciada y me costó un poco leer, pero ...
- Rápidamente toma un sorbo de café antes de continuar. - Me preguntaba si te gustaría salir, uh , quiero
decir en una cita. - Tartamudea sintiendo enrojecidas sus mejillas, Marlene
sonríe y pregunta seria. - ¿Así que me
estás pidiendo una cita? - Tracey
baja los hombros. - ¡Sí! - Marlene
frunce los labios, le echa una sonrisa. -
¡Acepto! – Tracey se siente eufórica. -
¡Bien! Te llamo el viernes por la noche y si el sábado estás libre tal vez
podamos comer algo, ver una película. – Describe con entusiasmo. Una fecha
se hace realidad y terminan su café. - Tengo
un paciente a las once. - Marlene
observa mirando a su reloj. - Y tengo un montón
de papeleo para acabar, te veré más tarde. - Mira alrededor de la cafetería
y aprieta la mano de Marlene ligeramente. Marlene se queda apoyada contra la
pared de su despacho viendo como ella se aleja. - Parece bastante amable. - Comenta Grace sorprendiendo a Marlene.
- Me asustaste - Le dice frunciendo
el ceño. - No creo que te haya
avergonzado. - Añade entre risas. - Ella
es amable y tenemos una cita el sábado por la tarde. – Responde. - ¡Oh! Ella me preguntó por ti. - Grace
escogió. - Bueno, veremos cómo van las
cosas. - Ella respondió.
Rebecca está sentada a la mesa dibujando.
Se detiene un momento mirando por la ventana las gotas de lluvia que caen
lentamente contra los paneles, se levanta y se sienta en el alféizar de la ventana, las floraciones
de la primavera comienzan a mostrarse. -
¡Rebecca! – La puerta del invernadero se abre lentamente, Eric se queda
allí de pie con un ramo de flores en la mano. - ¡Hola! – Sonríe y continúa mirando hacia afuera. - Sé que estás ocupada. - Observa las
plumas, lápices y papel extendidos sobre la mesa. - Estoy trabajando en una colección, una nueva colección para mí misma.
- Le entrega las flores y huele su frescura. - Así que has decidido empezar a diseñar de nuevo. - Él parece sorprendido. - ¡Sí! ¿Por qué no? Debería estar trabajando junto a mis diseñadores. -
Ella busca un jarrón debajo del gabinete y coloca las flores en él. - Sólo me detuve a ver cómo estás, Wolfsburgo
fue bastante aburrido. - Sonríe entre dientes acercándose a la ventana. - Pensé que tal vez podríamos hablar. - Él aborda el tema. - No estoy segura de lo que nos queda por hablar Eric. - Ella se cruza de brazos bajando la cabeza. - ¡Lo siento! Nunca pensé en lo que podrías
sentir y yo fui un egoísta cuando salí de aquí la otra noche. – La mira con
sus ojos azules hoscos. - Tengo un pasado
que no está resuelto. Estar contigo, salir contigo es genial y no hay lazos,
tampoco quiero que me ahoguen, tengo que pensar en mi misma. - Traga saliva
con fuerza. - Necesito hacerlo sola y no preocuparme por lo que otros están pensando de mí. – Eric le acaricia
el hombro. - Supongo que no debería haberte
dicho que me estaba enamorando de ti. - Él comenta. - No importa Eric, me preocupo por ti, pero no estoy lista para ese
tipo de compromiso. – Concluye racional. Eric se sienta en el sofá. - Quiero algo más, algo más de lo que estás
dispuesta a dar, sé que suena injusto y unilateral, pero es la forma en que me
siento Rebecca. No puedo decirte cómo pensar y no quiero controlar tu vida,
pero estoy llegando a la edad en la que estoy preparado para establecer una
familia. - Ella se siente tensa escuchando, como si lo que había dicho no
hubiera sido oído. - No quiero hablar más
de esto, por favor, necesito terminar el trabajo que empecé mientras está en mi
cabeza. – Le acompaña a la puerta, él se inclina tiernamente, toca sus
labios con los de ella. - ¡Por favor! Piensa
en lo que dije, toma todo el tiempo que necesites, por favor Rebecca no descartes eso, te amo. - Ella asiente
con la cabeza sintiéndose desprotegida. Cierra la puerta volviendo a la ventana
y mirando hacia afuera piensa en Marlene, sus ratos juntas, las muchas veces
que miraban por ventana y los días que caminaban por los terrenos. - Quiero
tanto ver que te sostienen mis brazos. - Susurra mientras llora y piensa en
Eric, no quiere hacerle daño, pero es inevitable que las cosas estén a punto de
cambiar.
Marlene y Tracey salen de la sala de cine. – Ha sido genial. - El aire fresco de
la primavera las rodea con una brisa constante. Marlene tiembla. - Me encantan los viejos clásicos. - Comenta
frotando los costados de sus brazos en un intento de calentarse. - ¿Frio? - Pregunta Tracey mientras
entran en el coche. - ¡Sí! – Arranca
el coche. - Tengo un poco de chocolate
para hacer en mi casa, si quieres te invito. – Propone mientras conduce por
las calles. - Me parece muy bien. - Caminan hasta una casa pequeña en la calle de
la playa. - Tiene un ambiente agradable.
- Comenta Marlene al entrar en el cálido ambiente de la sala. – Una gran vista. - Las luces entran a
través de la ventana brillan intensas. -
Tuve suerte de haber encontrado este lugar. - Pone el agua en la cocina a
calentar. - ¡Siéntate! – Le ofrece a
Marlene – No tuve mucho tiempo para
buscar una cabaña, así que me conformé con el primer apartamento que estaba
bien. – Explica su situación de cuando llegó a este lugar. Tracey se sienta a
su lado. - El agua deberá estar lista en
unos minutos. – Mira a los ojos de Marlene. - Me alegro de que me hayas pedido salir. - Comenta Marlene. - No estaba segura de que aceptaras, podría
haberte insultado y avergonzado. – Suelta una risita. – Pero no lo hiciste y no soy el tipo de
persona que puede ser insultada, más o menos estoy halagada. - Ella le responde
con agudeza. - El primer día que te vi,
supe que quería llegar a conocerte. No
es que yo estuviera buscando, no lo estaba, me he mantenido ocupada. - Responde
Marlene. - Yo tampoco he estado mirando.
Escuela, facultad de medicina y mi residencia que fue larga y dura. Todos los días trabajaba hasta altas
horas de la madrugada, por las tardes¡ y temprano por las mañanas. - El
silbido en la tetera las sobresalta. Tracey prepara el chocolate caliente en dos
grandes tazas y regresa de nuevo al sofá. -
¡Hmmm! ¡Que buen gusto! - Marlene halaga la bebida caliente. - Me alegro de que te guste. – Beben sin
hablar, Marlene sienta su taza sobre la mesita. - ¿Puedo conseguirte algo más? - Ella pregunta. -
¡Gracias! Estoy disfrutando de la compañía. - Tracey sienta su taza también
y se acerca un poco más a Marlene. - He deseado
besarte toda la noche. - Coloca su mano en el costado de Marlene acariciándola
suavemente, Marlene estira el cuello y mueve su cara cerca de Tracey y se besan.
Marlene retrocede lentamente y suspira. -
¿Qué pasa? - Ella pregunta angustiada. -
¡Nada! No me han besado así desde hace mucho tiempo y lo disfruté. - Tracey
suelta un suspiro de alivio. - ¿Tu marido
era un buen besador? - Ella la mira sin estar segura de cómo Marlene
responderá. - ¡Sí! Pero no de la manera
en que mi amante me besaba. – Comenta. Tracey despistada. - ¡No entiendo! - Dice en voz baja. - Estuve con una mujer antes de mi marido.
Una mujer de la que estaba muy enamorada. - Tracey toma su taza y le da un
trago. - Espero que no te importe que
pregunte, pero ¿Qué pasó? - Marlene suspiró. - Yo era la persona más afortunada de la tierra, con la suerte de ser
amada por alguien que me quería y me amaba profundamente, todo lo que siempre quise
era una casa con ella, una familia, ella era muy profesional y motivada,
trabajaba todo el tiempo y yo esperaba junto a la puerta. - Una lágrima
corre por su rostro y baja la vista antes de volver a mirarla. – Nos distanciamos y no pudimos arreglar lo
que estaba roto. - Tracey abraza a Marlene en sus brazos en un gesto
reconfortante. - ¡Lo siento! ¿Quieres que
te lleve a casa? - Tracey pregunta al darse cuenta de que Marlene parecía
cansada. - ¡Sí! Debería volver al
apartamento, tal vez podrías tomar una copa. – Propone mientras vuelve a
ponerse el suéter. - Creo que me gustará.
- Cierra la puerta detrás de ella. Conduce
a Marlene de vuelta a su apartamento.
-
¿Scotch? - Ella le ofrece
sirviéndose uno. - ¡Claro! - Toman
asiento, Marlene trata de besar a Tracey pero ella mira hacia otro lado. - ¿Qué pasa? - Ella siente una punzada
de vergüenza correr por su piel. - ¡Nada!
Creo que estás pensando en la mujer con la que estabas y ella todavía está en tu
corazón, besándome traes los recuerdos de ella. ¿Tiene un nombre? - Ella la
mira seria. - ¡Rebecca! - Ella no
pierde tiempo respondiendo. - ¿Rebecca de
Alemania? – Pregunta. - ¡Sí! – Le
dice con incomodidad, Tracey toma un trago fuerte de whisky que le quema la
garganta. - Debería irme Marlene, yo creo
que tienes mucho en tu mente y siento que Rebecca es quien está en tu pensamiento,
me gustas y quisiera verte, pero creo que primero debes aclarar tu conciencia
acerca de ella. – Deja el vaso sobre la mesa en la cocina. - Te veré la próxima semana. - Sonríe al
salir del apartamento, Marlene frunce el ceño cuando la puerta se cierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario