Una separación necesaria

Una separación necesaria

martes, 16 de enero de 2018

Episodio décimo primero


Corazones robados.

- ¡Buenos días! - Saluda Tristán a Rebecca tocando en el hombro con el periódico al entrar en el comedor. - ¡Ehh! Debes de haber llegado tarde anoche. – Ella le responde. Él se sienta a la mesa, Justus sirve el café e intenta preguntar. - ¿Vas a desayunar? – Tristán responde afirmativo, Justus inclina la cabeza. – Haré que lo traigan. – Le dice y se da la vuelta para salir. - Pareces contenta esta mañana, ¿Cómo va la terapia? – Se interesa por Rebecca - ¡Bueno! Estoy algo tiesa esta mañana - Contesta ella recordando su noche de pasión con Marlene. - ¿Estás segura de que no mejoras un poquito? – Se echa a reír. Rebecca traga saliva apartando la mirada. Tristán busca alrededor. - ¿Dónde está Elisabeth esta mañana? - Investiga mirando a Rebecca. - En "LCL, tenía una reunión temprano. - Ella termina el desayuno de su plato. – Me tengo que ir tengo terapia en unos minutos. - Se seca la boca con su servilleta. - ¿Nos vemos después en la cena? -  Él pregunta. - ¡Sí, claro! -  Ella se levanta y le besó la mejilla, dirigiéndose a la sala de ejercicios. Al entrar se encuentra con Grace. - No me di cuenta de que ya estabas aquí. – Expresa en voz alta buscando a Marlene. - Marlene me dejó porque tenía que ocuparse de algo esta mañana. ¿Empezamos? – Grace pregunta. - ¡Claro! - Rebecca sonríe arqueando la ceja. Trabajan en ejercicios de estiramiento, se detienen para hacer un descanso. - ¿Agua? - Rebecca le ofrece y le da una botella, se sientan. - ¡Entonces! ¿Estás disfrutando tu estancia en Alemania? - Comienza la conversación. - ¡Si! Lo estoy, me gusta, Düsseldorf es una hermosa ciudad, casi odio irme. - Parece triste. - ¿Supongo que detestas perder a Marlene? – Pregunta con inocencia. - ¡Si! Ella es mi mejor amiga y la echo de menos. - Le transmite pensando en ella. - Es una persona maravillosa. -  Rebecca mira con una sonrisa pícara, Grace respira hondo. - Espero que no creas que soy demasiado atrevida, pero Marlene me habló sobre ti. – El corazón de Rebecca saltó en un latido que hace que baje su mirada. - Nunca pensé que se lo diría a nadie, sé que Mark no lo sabe. - Rebecca se recuesta en su silla, Grace sacude la cabeza. - Entiendo, no hay nada de que avergonzarse, ella debería contarle a Mark que tú fuiste una parte muy importante de su vida en el pasado. -  Narra solemne. - La herí muy mal Grace, sólo puedo imaginar el dolor profundo que sintió. Cuando ella se fue de aquí la segunda vez, se fue para siempre, nunca habría otra oportunidad entre nosotras y ambas tuvimos que seguir adelante, yo estuve inconsolable al principio. Sé, en mi corazón, que era lo correcto y tengo que respetar por qué ella sentía la necesidad de permanecer en silencio. - Grace frunce el ceño. - ¿Sabe Lizette acerca de Marlene? - Hay cierta vacilación por parte de Rebecca. – Ella, de alguna manera sabe algo, aunque no la conoce por su nombre, sabe que estuve enamorada una vez y que ella era mi gran amor. – Rebecca va aliviando sus tensiones mientras habla. - Marlene dijo que ustedes dos habían tenido que luchar para defender ese sentimiento. - Le menciona. - ¡Si! ¡Las luchas que tuvimos para estar juntas! Estábamos locamente enamoradas. - Ella se ríe pensando en los tiempos difíciles. Grace piensa por un momento. – ¡Rebecca! ¿Puedo decirte algo? - Ella le dirige una mirada de seria preocupación. Insinúa entre dientes. - Marlene y yo somos las mejores amigas desde que nos conocemos, me di cuenta de las muchas cicatrices que abundaban en ella. Nunca quise elucubrar mucho y no la he empujado. Pero al volver aquí ha cambiado de manera manifiesta. No es la Marlene que yo conozco. -  Se detiene un momento. - Me di cuenta de esos cambios cuando llegué y pasar un tiempo trabajando con ella. No ha estado tan cerca de mí como antes. Me di cuenta de que algo no estaba en su sitio. Cuando se habla de ti parece distraída, como perdida. Creo que todavía está enamorada de ti. - Rebecca levanta bruscamente la cabeza. - No sé si ese es el caso, quiero decir que amo a Lizette es mi futuro. Mark es un gran tipo que puede hacerla feliz, no podría volver a mí, arruiné cualquier oportunidad de darle lo que ella realmente quería y necesitaba. – Grace no se conforma con la sensata respuesta de Rebecca. - Me dijo que era duro estar a tu lado, que estás centrada en ti misma y tu familia y que eras una adicta al trabajo. - Ella la mira fijamente a los ojos de Rebecca mientras habla. - ¡Es cierto! Pero eso no cambia el hecho, no realmente. – Responde con tranquilidad. - Viviendo en New Haven, mantuvo ese hecho oculto, mantuvo esos sentimientos enterrados. - Rebecca rápidamente interviene. - Siempre la amaré en el fondo ella cosió las cuerdas de mi corazón, es el amor más grande. - Manifiesta sonriendo.  -¿Supongo que no estás realmente interesada? – Grace pulsa a Rebecca con clara intención. - ¡Uh! No. Como dije, Lizette es mi futuro. - Trata de ser convincente. - ¿Lista para continuar? - Grace interrumpe la conversación. - ¡Sí! -  Se ponen a trabajar de nuevo. Terminan la sesión justo cuando Marlene aparece. - ¿Confío en que Grace ha realizado un buen trabajo? - Pregunta en voz baja. - ¡Sí! Te eché de menos. – Le responde en un tono reconfortante. - Tenía asuntos en el hospital que cerrar. ¡Lo siento! - Se disculpa con amabilidad. - ¡Grace! ¿Estás lista? - Pregunta abriendo la puerta. - Espera Marlene. ¿Puedo hablar contigo? - Ella le ruega con delicadeza. - ¡Si me disculpan! Esperaré en el auto. Adiós Rebecca. – Grace se despide sintiendo que está de más y las deja solas. - ¿Sí? - Marlene afirma con interrogante, Rebecca hace una mueca. - ¿Supongo que estás enfadada conmigo? - Pregunta mirando al suelo. Marlene gruñe levantando la barbilla de Rebecca con el dedo índice. - No lo estoy. Pero me acabas de golpear con una o dos clavijas. - Ella intenta sonreír. - ¡Lo siento! No quise hacerte daño Marlene. - Ella se encoge de hombros. - Grace habló conmigo. - Marlene entrecierra los ojos. - ¿Qué? - Rebecca se acerca más a sus manos y encuentra allí el camino hacia las caderas de Marlene. - La otra noche. - Comienza a hablar. - Cuando hicim… - Interrumpe Marlene poniéndole los dedos en los labios. - ¡Por favor no! Sé que no debimos hacerlo, me dijiste que fue un error, no dijiste nada a Grace. – Marlene se preocupa. - ¡Nooo! No, no, no lo hice. ¡Por favor! Déjame terminar. - Marlene la mira a los ojos. - ¡Está bien! Quieres hablar, pues habla. -  Mira hacia las manos de Rebecca. - Marlene, eres maravillosa y muy bella. Tienes mucho para ofrecer, entiendo por qué te fuiste, pero mira, lo feliz que eres, una carrera en ciernes, un marido que te quiere. - Marlene toma la mano de Rebecca y la aprieta suavemente. - Me preocupo por ti Rebecca, pero no voy a arruinar la tuya o mi vida, tomé en serio lo que acordamos, que ahora tenemos vidas separadas, yo solo tuve un momento fugaz. - Rebecca permanece en silencio. - Tengo que irme, Mark estará en casa esta tarde, te veré el lunes. – Se marcha y la deja sola de pie sin palabras. Rebecca toma la toalla que estaba envuelta alrededor de su cuello y se seca las gotas de sudor que están pegadas a su frente.
Un agudo rayo de luz se disparó a través de su cabeza, un recuerdo de algo que se había despertado en su interior frunció el ceño haciendo muecas y frotándose las sienes, Lizette hace eco en su cerebro.

- Llegas tarde a cenar, no pensaba que fueses a venir. -  Tristán saluda con la boca llena. - ¡Lo siento!  Tuve un duro entrenamiento esta mañana y estoy un poco dolorida y cansada. – Le responde sentándose al lado de él. - Tengo los informes trimestrales listos para sus revisiones. - Elisabeth incorpora un tema de conversación que discuten durante la cena.  Tristán y Rebecca se trasladan a la gran sala después para tomar una copa. - ¿Marlene es dura contigo? - Pregunta burlándose de ella. - ¡No! En realidad, su amiga Grace fue quien me dio la sesión hoy. - Ella respondió con sarcasmo. - ¿Grace? No creo que la haya conocido. - Sirve a cada uno de ellos un whisky. - ¡Gracias! – Le entrega la copa y se sienta de nuevo. - Marlene decidió que no podía trabajar contigo todo? -  Su pregunta es un poco brusca. - ¡No! Creo que hoy tenía asuntos pendientes en el hospital. - Ella elude la respuesta. Se hace un silencio.  - ¿Has tenido la oportunidad de hablar con Marlene? – Se sirve otra copa. – Algo. Ha sido incómodo a veces. - Aclara su garganta. - Sé que volver a verla debe ser difícil, tu gran amor. -  Tristán comenta tratando de obviar a  Lizette. - Amo a Lizette, Tristán, me gustaría que pudieras verlo por lo que es. -  Se pone a la defensiva, suspira sacudiendo la cabeza. - Sé que no lo quieres escuchar, pero algo no está bien con ella, ella es difícil y grosera. - Bromea pero no comparte sus sospechas. - Tuve una especie de relámpago hoy. - Ella cambia el tema y se viene ligeramente arriba. - ¿Recuerdas algo? - Pregunta con esperanza en su corazón. - Acabé escuchando el nombre de Lizette, que  hacia eco en mi mente. ¡No sé! -  Le dice mientras él piensa.  - ¡Hmmm! Tal vez pronto recordarás y podremos poner este horrible accidente detrás de todos nosotros. Por cierto, he convencido de traer a Ann y las chicas de visita la semana que viene.- Su tono mejora, Rebecca sonríe. - ¡Genial! - Tristán suspira. - ¿Todo lo demás está bien?  Pareces preocupada. – Le menciona casualmente. Rebeca mira a su hermano. - Tú has sido mi confidente, mi luz en toda esta oscuridad y nunca te has apartado de mi lado. Me enfado y me frustro cuando no puedo recordar lo que pasó. – Interviene Rebecca con cariño. - Te quiero, nuestra hermana y yo no pudimos dejarte, pienso en lo mal que te traté y cuando perdiste a Marlene. Ella y yo hicimos lo impensable. - Se detiene. - Simplemente sucedió, ya lo he superado, pero… - Ella deja de hablar brevemente. - ¿Pero qué?  -  Él la mira inquisitorio. - No estoy segura de que alguna vez lo haya superado. - Expresa con la las palabras perplejas ante él. - ¿Qué quieres decir? ¿Qué ha sucedido durante el tiempo que pasas con ella? - Él pregunta poniendo su atención completa en ella. - ¿Qué ocurre? ¿Sucedió algo, con ella? ¡Rebecca! - Suplicó abruptamente. - ¿Importa? ¡No es nada!- Se arruga, la frente le arde y su corazón se acelera pensando en su encuentro de sexo romántico. - ¡Te conozco! Algo pasa. – Le toca el brazo a Tristán temblando. – Yo… hice el amor con ella. - Tristán mira alrededor de la habitación, conteniendo la respiración - ¡Está casada! - La mira con incredulidad. - Ella apareció tarde la otra noche, empezamos a hablar, pero no estaba allí solo para hablar, quería más. - Rebecca se expresa con sensación culpable. – Una cosa llevó a otra y terminamos en mi cama. – Describe con precisión. - ¡Ahh! ¡Mi hermanita! - Replica él. – Esto no es gracioso, es serio Tristán. Engañé a Lizette y Marlene a Mark, hicimos lo que no debíamos. - Suspira en voz alta y se enfada. - ¡Bueno! Lizette no es mejor…, perra. - Refunfuña por lo bajo. – No seas imbécil, Lizette es inocente en esto. – Argumenta. -  Lizette nunca es inocente Rebecca. - Resuena bebiendo el resto de su bebida. Rebecca se levanta. - Si tu no lo estás, yo si estoy agotada y necesitada de una ducha. – Se va y lo deja reflexionando sobre lo que ella había compartido con él.

Lizette se gira y levanta mirando las puertas francesas que se asoman por encima de la costa. Estira y arruga su almohada causando que el hombre que está en su cama gruña y se retuerza. Sale de la cama deslizándose en su camisa y camina hacia la puerta. - Vuelve a la cama, es temprano. - Él se queja. - Voy a la ducha y a empacar,  Francisco. -  Le dice en una risa. El individuo alto y delgado salta de la cama cogiéndola en sus brazos. - Rebecca me espera de vuelta. No puedo esperar otro día. Además tienes que volver a España. – Ella le dice, él la besa. Sus ojos castaños claros clavados en los de ella, toca su fino bigote. - ¿Cuándo va Rebecca a saber algo acerca de nosotros? – Pregunta muy interesado. - ¡Francisco! No estoy lista. Ella ha pasado por muchas cosas y no necesita ningún estrés o desilusión en este momento y yo todavía no estoy preparada. – Le dice argumentando. - Lo que tenemos es mágico y completamente erótico. ¿Por qué arruinarlo si estamos constantemente el uno con el otro? - Ella se quita la camisa y abre el grifo de la ducha. - ¡Únete a mí! -

Mark y Marlene están tendidos en la cama. -Te eché de menos. - Le dice mientras se retuerce una mecha de pelo con el dedo. - ¡Y yo a ti! - Le responde sonriendo y luego le besa. - Fue una semana larga, había mucho que hacer y aprendí  mucho. – Explica Mark. – Tu siempre tan talentoso. ¿Tanto había allí de lo que no sepas hacer? -  Ella se ríe y empieza a hacerle cosquillas, se ríen. El rueda encima de ella. - Quiero hacer el amor. – Le dice seriamente. - ¿Ahora? - Ella dice temerosa. – ¡Marlene! ¿Qué pasa? ¿Dije algo inconveniente? - Ella lo silencia. – Grace, David. – Señala con el dedo hacia el techo. - Grace y David están arriba haciendo sus recuerdos dorados, deberíamos estar haciendo un bebé. - Él arquea su frente desabotonando su camisa, ella agarra su mano. - ¡Mark! - Él coloca sus labios en los de ella. Marlene siente una frialdad a su roce, no quería discutir en tener un bebé. La idea de que ya podría estar embarazada era difícil de pensar. - ¿Te encuentras bien? - Él pregunta mientras se quita la camisa y la tira al suelo. Ella se acuesta de su lado lejos de él. - He estado fuera una semana. ¿No quieres hacer el amor? - Le ruega trazando el lado de su brazo con el dedo. - ¡No en este momento! -  Se muestra inflexible. - La mayoría de las esposas se alegran de ver a sus maridos después de haber estado fuera por un tiempo. - Él le agarra por el hombro y se acerca. Marlene se sale de la cama sin decir una palabra, entra en el cuarto de baño y se desnuda, se viste con la bata que cuelga en la parte interior de la puerta del baño. Asoma la cabeza para ver a Mark allí  tumbado mirando al techo. Abre el botiquín y extrae el paquete de píldoras anticonceptivas del estante y se toma una.  Por un instante piensa, “ ¿Qué pasa si estuviera embarazada?" Mete la caja de las píldoras detrás de unas botellas de medicina y abre la puerta. Mark gira la cabeza hacia el crujido de la puerta que se abría y silba ante la piel desnuda que se presenta detrás. -Te he echado de menos. – Le susurra él mirando fijamente el torso apretándose contra su pecho cuando ella se arrastra a su lado. Él traza su cuello con su lengua, Marlene piensa en Rebecca, su toque de la manera en que la besó, la pasión que compartieron. Cierra los ojos con fuerza con la esperanza de que Mark no note cambio en ella haciendo el amor. -Te amo Marlene - Exclama exhausto por el esfuerzo. - Te amo también. - Se vuelve de nuevo a su lado tirando del edredón sobre su carne. Se sintió fría e indigna del contacto con sus sentimientos. Marlene gime entre dientes pensando en el maravilloso hombre que estaba a su lado. Los secretos que logró mantener, pero todo lo que podía hacer era estar allí y pensar en Rebecca, su sonrisa, su encanto y lo enamorada que todavía está realmente de ella. - ¿Sabes cuál es mi horario lunes? – Mark interrumpe sus ensoñaciones. Le pregunta de una manera extraña.  - ¡No! No lo sé, no creo que tengas alguna cirugía la semana que viene. – Le responde tranquila, todavía aturdida por Rebecca. - Deberíamos ver a un ginecólogo. ¿No crees? - La pregunta la sorprende, pero también la aterroriza en cierto modo. - Realmente no creo que sea necesario, dale algo de tiempo. - Le sugiere en voz alta. - ¡Sí! No deberíamos tener prisa, por si sucede. - Él deja de hablar aliviándola sobre el hecho de ser madre, y la duda de que puede estar ya embarazada.
La cena la comparten con David y Grace. - Yo estaba pensando en dar un paseo por el Rin, es un hermoso lugar. - Propone Grace secando el último plato. - ¿Tú y yo? - Le dice Marlene. - ¡Me parece bien! - Ellas cogen sus suéteres y dejan a David y Mark hablando de negocios.

- Estabas terriblemente callada esta noche. – Marlene se cruza los brazos mientras camina. - Mark quería hablar de tener un bebé, ha comenzado a hablar de un ginecólogo y de obstetricia. – Le responde algo frenética. - ¡Cálmate! ¿Qué le dijiste? -  Marlene se inclina sobre la barandilla y mira fijamente el agua del río. - Le dije que no era necesario que le diéramos un poco de tiempo. – Contesta. - Entonces ¿No le dijiste que ya lo estarías? – Le recrimina. Ella rápidamente le corta. - ¡No! Quiero estar segura, simplemente no he tenido las agallas para obtener una prueba de embarazo, solo para ver. -   Le dice cruzando sus brazos. - ¿Y si estuvieras embarazada? - Preguntó cautelosamente. - ¡No sé! Es mucho para absorber y… - Mira a Grace. - Necesito hablarle sobre Rebecca, no puedo tener este secreto sobre mí. - Grace la abrazó. - Sé que tienes miedo, miedo de lo que él pueda pensar, pero sé que Mark puede estar decepcionado, pero la verdad es lo mejor para ti. – Le cuenta. - Tengo algo que decir, por favor escucha. - Grace se agarra la parte superior de su brazo y continúa. – No veo la forma de pararte. - Marlene no espera el siguiente razonamiento. - No he contado nada sobre Rebecca porque sé que todavía estás enamorada de ella. - Marlene la mira con expresión de espanto.

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