Una separación necesaria

Una separación necesaria

viernes, 26 de enero de 2018

Episodio decimo cuarto


Dagas diminutas


Tristán se aclara la garganta al ver a Marlene y la atención que le presta Rebecca, sonríe cauteloso. - Nuestros invitados se están preguntando donde andan desaparecidas ustedes dos. - Ambas se estremecen, Rebecca se limpia las lágrimas de la cara, Tristán le entrega un pañuelo. Marlene sale dejando a Rebecca con su hermano y éste la abraza, Ella le pregunta. - ¿Lo has oído? - Se echa hacia atrás mirando su cara. - ¡Lo hice, lo siento! - Él coge el pañuelo de su mano y le limpia la mejilla. - Puedes negarle todo lo que quieras, pero hacer el amor con ella confirma lo que sientes. ¿No te parece? -  Tristán le insinúa tranquilamente que un tono cálido. - Me encanta Lizette Tristán. - Ella insiste. - ¡No! Tú no Rebecca. - Él duda por un segundo. - Nunca amarás a nadie como amas a Marlene. - Ella lo abraza. - ¡No puedo! No lo haría nunca. No funcionaría. Oíste que su marido decía que estaban tratando de tener un hijo, Marlene tampoco lo negó. -Tristán cierra su abrazo sobre ella. - Quizás deberías retirarte por esta noche. Puedo decirles que no te sentías bien. -  Le dice con cariño tomando su barbilla entre el pulgar y el dedo índice. Le seca la cara de nuevo. - Tienes que preguntarte si la amas Rebecca, sabes que te quiere y es un amor poderoso, lo sé de primera mano. - Tristán la conduce por la puerta de la mano, entran en la gran sala, Marlene le sonríe ligeramente. – Veo que te encuentras mejor. – Elisabeth le expresa. - ¡Sí! ¡Gracias! ¡Lo siento! - Se disculpa con todo el mundo y continúa conversando. - Si estás sufriendo en cualquier parte, debería saberlo. -  Mark se le acercó, lo miró e intentó sonreír. - Solo un poco de rigidez. – Le responde. Marlene se acerca a ellos. - Marlene me ayuda muchísimo. - Mark se da la vuelta para verla. - ¡Oh sí! -  Le besa la mejilla. - ¿No es hermosa? No sabes lo afortunado que soy. - Marlene frunce el ceño, Rebecca lo mira fijamente. - ¡Oh! Sé lo afortunada que es, no olvides que ella formó parte de nuestra familia una vez y estuvimos muy cerca. - Marlene siente su garganta apretarse. - ¡Mark! Es tarde,  deberíamos irnos, tengo que coger un vuelo a primera hora. -  Rebecca mira con extrañeza. Mark las deja para agradecer a Elisabeth su hospitalidad. - ¿Te vas? - Rebecca le coge la mano a hurtadillas. - ¡Dana! Hagen está en Baltimore y ahora es el momento para que pueda hablar con ella. Así que voy a pasar la noche a Hannover, estaré de vuelta el martes por la noche. Vendrá Grace a trabajar contigo mañana, si eso no es un problema. - Rebecca baja la cabeza. - ¡Me gusta! - Retira su mano de la de ella. – Veo que no es un problema. – Le dice Marlene. - Deberíamos hablar cuando regrese, quiero que sepas… - Deja de hablar y mira alrededor de la habitación.  - ¡Te amo! - Le susurra en voz baja. - ¡Por favor déjalo! - Ella musita, hay un momento de silencio. - ¡Buenas noches!  - Se da la vuelta y agarra a Mark por el brazo. - ¡Buenas noches a todos! - Se alejan dejando a Rebecca atrapada en una incógnita. - ¿Tomamos un trago? - Ofrece Tristán sosteniendo un vaso de whisky escocés, Rebecca acepta y lo sigue hasta el estudio, se sientan en el sofá. - Fue toda una tarde. - Manifiesta Tristán.  - ¡Si! – Responde algo aturdida y contempla el vaso del que está bebiendo. - Debe de ser difícil, alguien como Marlene caminando por la puerta después de tantos años, se casó, con una nueva carrera y ella te dice que todavía está enamorada de ti Rebecca. - Ella mira a su hermano y da  un trago de su bebida. - ¡No sé qué decir! Nunca esperé que ella me dijera que todavía me amaba. - Tristán gruñe. - ¡Rebecca! Alguna vez has perdido la esperanza en ella. – Ella lo piensa un segundo. - Siempre tendré sentimientos por ella, pero ha sido un tiempo muy largo. - Se levanta y se acerca a la chimenea, poniendo su brazo sobre la repisa. - Fue mi gran amor, yo, yo… - Se pone nerviosa. - Ella está casada. Nunca regresó, era ya un pensamiento lejano. - Se sienta de nuevo, Tristán le sirve otra copa. - ¿Qué vas hacer? Ella está aquí ahora y obviamente no ama a su marido. - Rebecca pone los ojos en blanco. – Estás equivocado, creo que ella lo ama y verme es simplemente miedo y me empuja a un rincón para que no sepa de mí. -  Ella duda de nuevo. - Creo que una vez que ella se acomode y se dé cuenta de que me encanta Lizette y mi vida será con ella. Verá que su marido es con quien debe estar y no yo. – Tristán vuelve a gruñir. - Creo que cometes un error. No te hubiera dicho que estaba enamorada de ti si no lo sintiera. – Replica a Rebecca que acaba con el resto de su bebida. - ¡Es tarde! Y tengo terapia por la mañana.- Se escuda. – Y yo me iré temprano, Ann tiene que recoger a las niñas y estoy seguro de que está lista para ello. Las traeremos de vuelta, un seminario bancario retrasó un poco nuestros planes. -  Comenta, besa a su hermana en la mejilla y la deja en el estudio.



Grace entra en el castillo, Justus la escolta hasta la sala de ejercicios. - Rebecca ha tardado un poco en terminar el desayuno y necesita cambiarse, estará aquí en breve. ¿Puedo servirle algo? - Le pregunta cortésmente. - ¡No, gracias! prepararé las cosas y la esperaré. – Ella le sonríe. - ¡Muy bien! – Responde y cierra la puerta detrás de él. Grace mira alrededor la gran sala de ejercicios y se acerca al gran ventanal que da al jardín. Königsbrunn es hermoso, pensó para sí misma cuando de pronto la sorprende el abrirse la puerta. Rebecca al entrar pide disculpas por la tardanza. Pone su toalla sobre la silla. - ¡Buenos días!  ¿Cómo te encuentras hoy? - Mira a Grace con cierta aprensión. - Física o mentalmente. - Inclina su cabeza en una risa. – Ambas cosas. - Después de media hora de terapia se toman un descanso. Durante el relajo hablan de cosas y surge el tema de Marlene. - Cuando te pregunté el otro día sobre ella y te dije que pensaba que todavía estaba enamorada, ¿Me creíste? - Grace toca con suavidad el tema. - ¡Sí! Pero ya no la quiero así, me encanta Lizette y no quiero herirla más. Es doloroso, nunca debería haber permitido que estas sesiones de terapia comenzaran. Me sentí acorralada por Mark, estoy tan en deuda con él por lo que ha hecho por mí y… No podría lastimar a Marlene negando su sugerencia. - Ella le transmite y recoge la toalla para limpiarse el sudor de la cara. La conversación es intensa e intrusiva. - Marlene necesita decirle a Mark la verdad sobre ti, y no sé si debería herirle diciéndole que se ha acostado contigo. - Rebeca se siente extraña y culpable. - Y dejar de mentirle sobre ella solo complicará las cosas. -  Reflexiona. Grace dirige a Rebecca a la cinta. - Hoy comenzamos con una pequeña inclinación y a una velocidad más lenta. -  Rebecca la mira por el rabillo del ojo. - Estás dolorida y enojada porque Marlene es tu mejor amiga y Mark es alguien muy cercano desde hace tiempo. ¡Lo entiendo! Nunca quise que sucediera esta cadena de eventos. Le dije a Marlene que Lizette sabrá la verdad en el momento adecuado. Me arriesgo a que Lizette me abandone, pero eso es algo de lo que tendré que ocuparme por mi cuenta. - Rebecca camina constante mientras habla. Grace siente pena por Rebecca de muchas maneras. - Es una situación que podría haber evitado. Marlene se sentirá herida por tus revelaciones, pero es algo que tendrás que hacerle entender si quieres seguir adelante con Lizette. -  Detiene la cinta de correr para ayudarla a sentarse. Beben una botella de agua antes de que Grace regrese al apartamento.



Marlene recorre el camino de grava hacia el granero, donde Dana está recogiendo algunas cosas de la granja. - ¡Qué bien que podamos vernos! Ha pasado mucho tiempo. - Su hermana la abraza fuerte sin querer soltarla. Entran y atraviesan el granero, suben un tramo de escaleras hasta el desván, Marlene mira a su alrededor jadeando, Dana coge el bolso que trae Marlene y lo coloca en la habitación de invitados. - Es hermosa, acogedora y cómoda. - Dana se ríe. - Hagen y yo somos felices aquí, los caballos, Maxi, papá y Tommy disfrutamos de los animales y la naturaleza. Los muchachos han crecido mucho. – Le cuenta preparando unas tazas de té caliente. Marlene hunde sus huesos cansados en el calor del sofá. - Hagen, ¿Está bien? – Se interesa tomando una taza de té de la mano de su hermana. - ¡Está bien! ¿Cómo está Düsseldorf? - Pregunta con curiosidad. - Mi trabajo es asombroso, Mark… - Duda mientras toma un sorbo de su té. - ¡Ok!  No hemos tenido oportunidad de conocerlo y tan pronto como Hagen vuelva, podemos acercarnos un fin de semana y nos encantaría que lo trajeras aquí. - Sonríe, dándole a Marlene una sensación de tranquilidad. Dana deja su taza. - Pero de alguna manera creo que algo pasa contigo. – Dice y le aparta el cabello del rostro de su hermana. - Marlene sabes que podemos hablar de cualquier cosa. – Le asegura. A Marlene le cuesta encontrar las palabras. – Creo que mejor me cuentas cosas sobre ti en este momento. - Ella desvía el tema, Dana comparte con ella todas las noticias que han sucedido con ella, Hagen y la granja. - ¿Por qué no caminamos por la granja? Creo que sería una terapia relajante para ti. - Dana le ruega tirando de ella de la mano y la obliga a seguirla escaleras abajo hacia el camino de tierra que conduce al prado. - ¿Están bien las cosas contigo y Mark? – Marlene está indecisa antes de hablar mucho de él. Marlene se decide. - Es maravilloso, todo lo que una mujer puede desear y lo quiero. -Contesta deslizando las manos en los bolsillos de sus vaqueros. - ¿Qué es lo que sucede? O no estarías aquí. -  Dana murmura sin conocer la situación. Toman asiento en un árbol caído. - ¿Por qué no me hablaste de Rebecca? – Marlene le pregunta con severidad Dana mira a su hermana con el ceño fruncido. - Pensamos que Rebecca no lo lograría, quiero decir que toda la familia estaba devastada por el accidente. - Ella suspira y continúa. – Su vida colgó de un hilo, Tristán casi pierde la razón. - Marlene interrumpe. – Él me dijo que continuó luchando. – Le cuenta. - De todos modos, ha pasado por mucho. Ha sido un largo camino para recuperarse – Dana cuenta el sufrimiento de Rebecca a su hermana. - Mark la operó y yo la estoy recuperando con la fisioterapia. - Dana pareció sorprendida. - ¿Por qué no nos lo dijiste? - Marlene se encogió de hombros. - He pasado mucho tiempo fuera, lo que tenía con ella pensé que estaba muerto. ¿Por qué ni iba a tratarla? - Se levanta del árbol en el que están sentadas, Marlene camina mirando al infinito. - No tomé lo que le sucedió muy bien y si no lo hubiera hecho, me hubiera sentido devastada. - Baja la cabeza. - Trabajar con ella no es lo que esperabas. - Dana aprieta tratando de pescar la verdad de ella. - No pensé que sería un problema, pero… - Aprieta las manos. - Déjame adivinar, los viejos sentimientos han resurgido por sí mismos. – Le dice. - Al menos para mí. - Marlene comenzó a llorar. - ¡Oh! Marlene. ¡Lo siento! – La abraza con fuerza. - ¿Has hablado con Rebecca sobre lo que sientes? Ella también preguntó. – Tartamudea. - ¡Lo he hecho! Pero está Mark y como estoy segura que sabes, también está Lizette. -  Un aire de melancolía la rodea. Dana se levanta y sonríe abiertamente. - Todos hemos tenido nuestra parte justa de Lizette, pero Rebecca se ha quedado con ella. Hagen y Tristan creen que ella es la causa del accidente que Rebecca tuvo, como ya debes saber, Rebecca recibió un duro golpe en la cabeza y no recuerda mucho acerca de ese día. - Marlene se aclara la garganta. - ¡Sí! Ya hemos hablado de eso. – Habla con sinceridad. - ¡Ok! Así que le has hablado de tus sentimientos. ¿Qué dijo? - Dana pregunta un poco intrigada. - Que lo que tuvimos fue maravilloso, pero fue hace mucho tiempo y parte de su pasado y como yo, ella siguió adelante, que está enamorada de Lizette y que yo he conocido a un hombre maravilloso que me ama y es dedicado a mí y que debería ser feliz con eso. - Dana racionaliza. - Así que, en otras palabras, ella te rechazó. -  Le espeta con claridad. - ¡Sí! Ella me rechazó y cómo me dolió escuchar esas palabras de Rebecca, es como si nunca hubiera vuelto, que aquello es un recuerdo lejano. -  Asegura Marlene. - De alguna manera no creo que eso sea totalmente cierto. Cuando te marchaste fue para empezar de nuevo, una nueva vida y estoy de acuerdo, encontraste una fantástica carrera, eres una mujer dedicada, pero en el fondo el amor que tuviste por ella nunca se fue. – Le observa ella mientras sus dedos se acercaban a un mechón de pelo de Marlene y se lo quita de la cara. - El ser uno mismo ha sido difícil, casi insoportable. – Lo dice en voz baja. - ¿Por qué cogiste su caso? - Marlene suspira. - Porque que yo soy un ex miembro de la familia, alguien que ella conoce, y que haría la transición mucho más fácil, ninguno de nosotros pensó que sería un problema. - Contesta en un tono sombrío. - ¿Se ha convertido en un problema? Pienso que Mark no sabe nada de Rebecca, ¡Verdad? - Le insinúa. - ¡No! Él no, sólo conoce lo de Hagen, ni siquiera he tenido las agallas de decirle lo de Tristán.  Sé que si lo hago él empujaría por más y entonces se enteraría de lo mío con Rebecca. No estoy segura de que pueda manejarlo. - Dana protesta. - Deberías haberlo dicho desde el principio, los matrimonios no pueden basarse en una mentira Marlene. - Argumenta el punto. - Nunca pensé que me pondrían en esa posición. Le dije a Rebecca acerca de que Mark no sabía lo nuestro y ella lo entendió. – Le cuenta. - ¿Tienes algo con Rebecca? - Dana pregunta con cautela. - ¡Uh, bueno! - Susurra, con la garganta seca. - Marlene, por favor respóndeme. – Le ruega notando la reticencia de ella. - Además. ¡Me he acostado con ella! - Dana contiene la respiración, su mente se tambalea escuchando la revelación de su hermana. - ¿Creía que dijiste que ama a Lizette y quiere estar con ella? - Marlene se siente pequeña y enojada. - Ella lo dice, pero estábamos solas y bien, una cosa llevó a otra y terminamos en la cama. - Deja de hablar. - ¿Y cómo te sientes al respecto ahora? – Dana sondea a su hermana. - La quería, quería que sucediera, ella no lo hizo al principio, pero me obligué en ella, hizo que mi corazón se rompiera, literalmente, engañé a mi marido, algo que pensé que nunca haría, yo lo amo Dana, es todo lo que es bueno y correcto en el mundo y ni siquiera tiene una pista y ciertamente no merece saber de mi infidelidad. – Entre un mar de lágrimas corriendo por su rostro espira su sentido de culpabilidad. - Marlene tienes que preguntarte si este matrimonio es adecuado para ti, no puedes seguir lastimando a ese hombre. - Ella gruñe con exasperación.  - ¿Crees que no lo sé? ¿Cómo demonios me he metido en esta trampa? ¡Realmente! - Exclama en voz alta, se levanta y se pasea inquieta. - Porque estás enamorada de Rebecca. - Marlene se vuelve hacia su hermana, su cabeza se balancea en un movimiento lento. - Todo lo que sentías antes está llegando a su fruición, todo lo que intentaste pelear ahora es una causa perdida, Mark no merece tu desconfianza lo que él merece es la verdad sobre Rebecca, tú dices que Rebecca no responde a esos sentimientos, tal vez tú y Mark pueden resolverlo. - Marlene mira hacia el suelo. - Él quiere tener un hijo, no estoy segura de hacerlo, pero me está presionando Dana. - Se pone de pie para mirarla.  - ¿Y qué estás haciendo para detenerlo? – Lanza la pregunta al aire. - Tomo píldoras anticonceptivas, pero él no lo sabe y empieza a sospechar. – Le dice. - ¡Ya! - Responde ella frunciendo el ceño. - ¿Entonces es posible que estés embarazada? – Dana la interroga. - ¡Sí!  Pero no he realizado una prueba de embarazo. – Dana agarra a Marlene por la mano y la lleva de vuelta a la casa.
- Tienes suerte, tengo uno, veamos esa posibilidad esperamos que tengas estrella. - Dana puede ver la incomodidad en el rostro de su hermana. - ¡Lo siento!  No pensé en tus sentimientos. - Le dice nerviosa. - ¡Está bien! Ve y ya veremos. – Marlene entra al baño y toma la muestra para la prueba y sale con el test en la mano, Dana está sentada en el sofá. Marlene cierra los ojos y deja que Dana vea los resultados. - ¡Bueno! Sé que una cosa es segura… - Comienza a hablar, el corazón de Marlene late con fuerza. - No estás embarazada. -  Marlene baja los hombros y respira. - ¡Gracias a Dios! - Tartamudea. - Marlene, esto debería ser una señal, tienes que decidir a quién amas realmente y con quién quieres estar de verdad. - Le aconseja sonriéndole. - Yo amo a Rebecca, siempre he estado enamorada de ella, pero ella no escuchará la razón, no puedo seguir mintiéndole a Mark y tener un bebé ahora solo empeoraría las cosas, me temo. – Se expresa con franqueza. - Sé lo que debes hacer y quiero que sepas que apoyo cualquier decisión que tomes. - Se abrazan y hablan durante toda la noche.

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