Un secreto a mantener.
- ¡Rebecca!
Contéstame. - Marlene se hace
algo inflexible, pero ella se aleja de su enganche. - Es tarde, deberías irte. - Marlene solo puede mirar. - ¿Seguro que eso es lo que quieres? – Le
pregunta en un tono tranquilo. Rebecca comienza
a llorar mientras se pone la túnica. - ¡Por favor! ¡Vístete y vete! No puedo
creer que permitiera que esto haya sucedido. - Marlene comienza a vestirse.
- ¡Lo siento! Pensé... - Marlene deja de hablar brevemente. - Esto me hace pensar que quizás…- Comenta
con la sombra de la duda. - No quiero que
estés enojada, nuestras vidas son diferentes ahora, diferentes por todos los
años pasados. - Rebecca le razona tomando por el brazo a Marlene y la sienta
sobre la cama. - ¿Podemos hablar? – Le dice con tranquilidad. - Dijiste que debería irme. - Se cruza
de brazos, Rebecca intenta sonreír. -
Cuando me dejaste, estaba destrozada. - Ella duda un instante. -
¡Bueno! Ambas estábamos destrozadas. Traté
de culparme por las cosas que salieron mal entre nosotros. - Suspira Marlene. - No éramos felices. - Rebecca
levanta la voz. - ¡Por favor! Déjame
terminar. - Marlene asiente con la
cabeza. - Eran lo suficiente, como para saber que tenía que dejarte ir, que a
pesar de que estaba herida y devastada por tu decisión de no darnos una segunda
oportunidad, sabía que necesitabas encontrar tu camino. En aquel momento y
desde entonces me he encontrado perdida. – Marlene escucha a Rebecca que se
expresa sombría mientras habla. - Nunca pensé que volvería a Düsseldorf, mucho
menos a Alemania, creí que podría barrer esos malos recuerdos estando lejos, no
quería revivirlos. – Sonríe con levedad. - Es tarde y Grace no sabe que me he ido. - Se encoge de hombros y se levanta de la cama.
- ¿Marlene? - Replica Rebecca mientras
ella se levanta y se acerca a la puerta -
¡Lo siento! No deberíamos haber hecho el
amor esta noche. - Marlene se mete el bolso sobre el hombro. - No estoy decepcionada y no me disculparé.
- Su mirada se endurece. - Puede que
no hayamos sido felices, pero nunca fue por el sexo. - Rebecca se confunde
en el sentido que ella quiere expresarlo. -
¿Esto era sólo sexo para ti? – Le pregunta colocando su mano contra la
puerta impidiendo a Marlene salir. - ¡No!
Tampoco quise decirlo de esa manera, lo que quise decir es que nunca perdimos
el gran sexo que tuvimos, el sexo era como te distraía de tantas cosas. - Le
responde con sinceridad. - Pero nuestras
vidas no giraron totalmente en torno al sexo, tuvimos una relación tierna y
cariñosa. - Rebecca habla con un
tono hiriente. -Tienes que reconocer tus sentimientos Rebecca. No me respondiste antes cuando te pregunté si
estabas enamorada de Lizette, tienes que admitir lo que realmente sientes. - Le
susurra antes de salir de la orangery dejando a Rebecca pensando en lo que
acababa de decir. Marlene hace girar el pomo de la puerta. - ¡Buenas noches! - Susurra al salir del invernadero y dejando que
Rebecca piense lo que acababan de hablar. Rebecca se apoyó la espalda contra la
puerta y comienza a rememorar su noche de pasión y lo excitante que fue, pero
la cruda realidad de Lizette regresa a su mente, hizo lo impensable, engañar a
la mujer que quiere. De repente siente un malestar que la atraviesa como un
relámpago. - ¡Dios! ¿Cómo puedo explicar
esto? – Habla sola volviendo a la cama. - Me prometí a mí misma que no mentiría ni engañaría. - Se enoja y
hostiga a si misma al acostarse, en realidad se le ha quitado el sueño.
Marlene entra en silencio en el apartamento,
deja el bolso sobre la mesa y se quita la chaqueta. Una sonrisa espontánea
aparece mientras se dirige al dormitorio.
Mentalmente su mente regresa de nuevo al acto de amor que tuvo con
Rebecca. Sus caricias la forma en que la
besaba, la manera en que ella la manejaba dulcemente en la cama. Las cosas que
más extrañaba de hacer el amor eran aquellas que Rebecca siempre le había dado.
Con ella aprendió lo que es un amor apasionado. Marlene piensa todo esto bajo
las sábanas, fantasea en sus sueños y deseos más salvajes, pero una enfermedad se
le presenta en la boca de su estómago, Mark, que amaba a Mark, pero no quiere
lastimarlo. La ansiedad del engaño inunda sus pensamientos, las lágrimas llenan
sus ojos por la angustia y la confusión que ha creado en su mente. - ¿Cómo puedo decírselo? - Expresa en
voz alta, se muerde el labio inferior y guarda silencio, no quiere que Grace la
oiga, la noche comienza nerviosa y le falta el sueño.
Se despierta por la mañana después de una
noche inestable y apenas sin dormir. - ¡Buenos
días! - Saluda Grace, cuando Marlene sale del dormitorio vestida y lista
para el trabajo del día siguiente. - ¿Dónde
fuiste anoche? – Pregunta directamente. - ¿Qué? -
Marlene siente una punzada de vergüenza. -
¡Saliste anoche! – Afirma segura. -
No podía dormir y salí a dar un paseo para aclararme la mente. – Respuesta
rápida para trasmitir firmeza. Grace termina su café. - ¡Marlene! ¿Qué está pasando contigo? - No duda en seguir explorando. - Somos las mejores amigas prácticamente
desde que nos conocemos, pero estás extraña y aparentemente en desacuerdo contigo
misma. - Ella se mueve más cerca. – Estoy…
estoy bien. - Grace la coge por los brazos. - Por lo tanto, tal vez estés embarazada después de todo. -Pretende
sentarse junto a ella, Marlene la mira sin que comprenda que no quiere hablar
más. - ¿Sigues tomando la píldora? -
Ella se interesa. - ¡Lo estoy! – Exclama
con pudor. - ¿Todavía no has compartido nada
con Mark sobre la anticoncepción? - Marlene la mira. - ¡No! No he tenido corazón, él quiere a un niño y no está aceptando un
no por respuesta, ya te dije esto. - Su tono es afilado. - ¡Ok! Lo
hiciste, pero no puedo ayudarte a pensar fuera de ti. - Ella comienza a
cavar un poco más profundo. - ¡Por favor,
Grace! Deja de acosarme, ya me siento bastante mierda acerca de todo esto del
bebé. - Coloca la palma en su frente. -
No estoy hablando de estar embarazada. – La mira seriamente un momento. - Estoy hablando de la extraña sensación que
tengo cuando tú y Rebecca están en la misma habitación juntas. – Le suelta
sin remilgos. La expresión en su rostro
es un poema. - ¿Qué quieres decir? - Ella
pregunta con la mirada en blanco. - Creo
que hay más acerca de Rebecca de lo que te gustaría que se supiese. – Le
dice estoica. Marlene no puede evitar
que ella conjeture. – Te lo agradezco,
pero deja a Rebecca fuera de esta conversación. – Baja la cabeza, su
corazón salta a su garganta. - ¡Marlene, háblame! ¿Crees que me enfadaré o decepcionaré si
hubiera algo? De Rebecca no me dijiste nunca nada. - Su interrogatorio le hace
pensar en lo que dice su amiga. Marlene hace una respiración profunda,
exhalando lentamente, se sienta en el sofá Grace la sigue y se coloca junto a
ella. - ¡Grace! Quiero que entiendas algo y espero en mi corazón que no me
juzgues. – Comienza a hablar. Grace toma su mano y la mira a los ojos. - Cuando Hagen y yo nos divorciamos, me
involucré con Tristán, el hermano de Hagen y Rebecca, durante el comienzo de
nuestra relación me violó un conocido suyo y… me quedé embarazada, Rebecca
había regresado de Nueva York y me ayudó a superar todo eso. – Hace una
pausa para tragar saliva. - Durante ese tiempo, Rebecca se
había enamorado de mí . – Dice esperando una respuesta de
Grace. - Estoy escuchando, continúa.
- Le asegura que esta bien. - No me lo
tomé muy bien al principio, le dije que no era lesbiana y que no estaba interesada
en una relación con ella o cualquier otra mujer. Pero las cosas cambiaron,
Rebecca intentaba distanciarse de mí y yo la volvía a atraer, no podía dejarla
en paz, me desconcertaba de muchas maneras. Yo seguía empeñada en que mi
destino era otro. Tristán, el hermano
de Rebecca y yo nos comprometimos, tenía toda la intención de casarme con él,
pero como el destino dispone otra cosa, no sucedió. - Grace tranquiliza a Marlene ahora llora sin
remedio. - ¿Tristán? No creo que lo conozca.
- Marlene sacude la cabeza
negativamente y continúa. - Nunca supe que podía amar a nadie tanto como
la amaba a ella, cuando me di cuenta era demasiado tarde para Tristan y yo… -
Se levanta del sofá. - … le hice mucho
daño, dejé a este hombre que sólo quería una vida feliz conmigo en el altar, lo
avergoncé por el amor de Rebecca.- Limpia sus ojos mientras Grace procesa
las confesiones de Marlene. - ¡Está bien
Marlene! - Ella trata de aliviar su conciencia. - Eso fue el principio, hice lo impensable. - Hace una mueca,
Grace se queda sin habla mientras Marlene confesaba. - Me acosté con Rebecca
mientras estaba saliendo con él, hice a Rebecca miserable, les mentí a los dos,
estaba confundida y yo misma no creía que me estaba enamorando de una mujer. -
Interrumpe Grace. - Entonces ¿Tuviste
algo por Rebecca y te acostaste con ella antes del día de tu boda? - La
mirada de Marlene es de pena. – Pero, a
él le dije la verdad, nos costó mucho nuestra relación, estaba celosa de
Rebecca y la chica con la que había comenzado a salir. - Responde Marlene
cruzándose de brazos y caminando. La mente de Grace se tambaleó ante las
revelaciones de Marlene. - Así que
Rebecca comenzó a ver a alguien más para tratar de quitarte y no te lo tomaste
muy bien. - Le dice, agarrando a Marlene por el brazo y tirando de ella
hacia el sofá. - ¡Si! Estaba enfadada y
celosa, Tristán sospechaba que algo estaba pasando, me interrogó y le dije que
Rebecca significaba más para mí que una simple amiga, pero traté de enmendar,
lo amaba y quería seguir con nuestra relación, Rebecca o cualquier relación con
ella no estaba en mis planes, simplemente no podía hurgar más de lo que ya
tenía pero cuando estás enamorada es imposible continuar con otra persona,
nunca habría sido feliz con Tristán y no podría seguir mintiendo, amaba a
Rebecca, eso era seguro, solo tenía que dejarlo, dejar de amarla era imposible.
Mas tarde Tristán me arruinó de muchas maneras. - Grace se queda muda
mientras ella confiesa. – Él se
encargó de amargarnos la vida a Rebecca y a mí hasta que las cosas empezaron a
agotarse y ponerse difíciles entre nosotras. - Interrumpe Grace en voz baja.
- ¿Estoy presintiendo que las cosas entre
tú y Rebecca no duraron? – Marlene respira, pero no deja de lagrimear. - Rebecca y yo nos amamos, siempre lo haremos,
pero no pudimos hacerlo funcionar. – Toma aire en un suspiro. - Rebecca estaba muy entregada a su trabajo,
su familia, principalmente Tanja, que la presionaba y la amenazaba causando un
estrés que hizo insoportable su trabajo. Yo estaba desocupada, Rebecca trabajaba
constantemente, luchamos por encontrar la felicidad y el equilibrio, finalmente
tomé el trabajo de recepcionista en LCL, pero las cosas entre nosotras no fueron
complacientes. - Marlene se muerde la lengua en un esfuerzo por ser valiente
para hablar del hecho en que Rebecca la había engañado. – Lo siento mucho Marlene. - Grace le ofrece cierta condolencia. - Rebecca me lastimó Grace, hizo trampa, fue solo una vez, habíamos
discutido y en el calor de un enojo, ella se acostó con el Director de Arte de
LCL. Me mintió durante semanas y me enteré por otra persona de su infidelidad. Imagina
cómo me sentí, simplemente no podía lidiar con las mentiras y la infelicidad y
las promesas que nunca parecía mantener. - Grace suspira profundamente. - Supongo que rompiste entonces. – Regresa
el llanto. - ¡Lo hice! Y prometí que no le
daría otra oportunidad, en ese momento no podía. Le di una dosis de su propia
medicina y me acosté con Tristán por rencor y la ira. Esto la hirió mucho y todo se hizo muy difícil
para reparar lo que teníamos. Sólo sentía que necesitaba encontrarme a mí misma
y debía ser lejos de ella. Conseguí un trabajo en LA y me fui, no duró mucho y
volví
a Düsseldorf, la evité como pude y me marché de nuevo, fue cuando llegué a New
Haven. - Termina de hablar
juntando sus manos. - ¿Mark sabe lo de
Rebecca?- Grace pregunta sabiendo la respuesta. - ¡No! Solo de Hagen no tiene idea de mi bisexualidad y elegí no
decirle nada porque no quería dolor, el dolor que me causó mi relación con
Rebecca. – Afirma enérgica. - ¿Crees
que debería conocerlo Marlene? - Ella responde con sinceridad. - No estoy lista para decirle nada ahora,
no tenía ni idea, cuando regresé aquí, que ella estaba en este estado y
necesitaba mi ayuda y la suya. ¡Wow! ¿Quién hubiera adivinado que esto pasaría? Hace mucho tiempo, Grace. - Ella mira fijamente a Marlene. - ¿Por qué tomaste su caso de terapia? -
La interroga. - Porque Mark pensó que yo
podría ayudarla, un viejo amigo y ex familia sería más fácil de tratar y
Rebecca no tenía ningún problema con eso, al principio me sentí incómoda, pero
amo a Mark y Rebecca también se ha enamorado y ama a Lizette. – Ella afirma
con un gesto de su cabeza. Grace le entrega a Marlene un pañuelo de papel y se
seca los ojos. - Voy a llegar tarde al
trabajo. - Marlene recoge el bolso de la mesa y sus llaves. – Te veré
en el almuerzo. - Ella silenciosamente deja el apartamento con su corazón
palpitando fuera de control como resultado de la conversación con Grace, que la
ha dejado reflexionando sobre la triste historia que ha compartido con ella.
Marlene busca las llaves de la oficina de
Mark, su teléfono celular suena, entra cerrando la puerta por dentro y mira su
teléfono. “Deberíamos hablar” “Dime, cuando y donde." Lee el mensaje de Rebecca. Sus dedos se desplazan ágiles por el teclado “Tengo un paciente a las nueve y media”
Marlene percibe rodar una lágrima por su mejilla. “¿Te parece a las once en el café de LCL?” Rebecca
se muestra de acuerdo. Marlene termina sus rondas y se dirige nerviosa hacia el
café. Rebecca está sentada en la esquina bebiendo. Marlene aparece y una
sensación culpable acribilla su rostro. -
¡Marlene! - Ella saluda mientras toma su taza, Marlene se sienta y pide un
café. - ¡Lo siento! Sobre anoche,
Rebecca, me equivoqué y no pensé. – Le expresa con humildad. - Soy tan culpable como tú, quiero decir que
dejé que ocurriera. - Se encogió de hombros. - Ambas debemos cargar con la culpa, tengo que ser sincera con Lizette.
- Le comenta. - No puedes decírselo, si
le dices algo a Lizette, luego lo usará contra mí. - Rebecca frunce el ceño. - No dejaré que eso suceda. -
Le asegura. - No confío en ella, piensa que tengo algo raro. - Marlene se siente insegura y preocupada. - La amo
y ella me ama, quiero que mi vida con ella sea honesta y sincera, no puedo
tener esta nube colgando sobre mi cabeza. - Es sincera en su tono. –
Yo no puedo confiar en ella. – Le dice con voz firme. Rebecca exhaló en voz
alta. - Sobre la noche anterior… - Comienza
a inquietarse en su silla. - ¡Sí! -
Marlene aguarda. - No puedo dejar de
pensar en cuánto te he echado de menos, en verdad. - Sus ojos marrones
oscuros la hipnotizan. - Pero, no creo
que pueda hacerte feliz, lo sé. He tenido mucho tiempo para pensar y dejarte ir
fue lo mejor para nosotras dos. - Ella tiembla mientras habla. Marlene tiene
una lágrima rodando por su mejilla. Rebecca se percata. - ¡Lo siento! Una vez más siento haber dejado que mis sentimientos por
ti lleguen a mi mente. - Levanta la taza de café a sus palabras. Rebecca le
hace sentir como si estuviera muriendo dentro. - Diez años es toda una vida todo ha cambiado. -Rebecca quiere
sentenciar. Interviene Marlene rápidamente. -
Pero no del todo. Aún no se ha cerrado el círculo. - Le recuerda dirigiendo
una sonrisa. Rebecca no ha cambiado mucho Marlene mira fijamente la línea que
bordea su mandíbula cuadrada y que conduce al hoyuelo marcado en su barbilla. Había
una tormenta siempre que se miraba en esos grandes ojos marrones. Su cabello
bien cuidado, mostraba el elegante escote que siempre le gustaba acariciar, la
curva de sus labios, invitando. - Si deseas
buscar otro terapeuta, lo entendería. - Le propone serena. – Nosotras… Hemos llegado hasta aquí Marlene, en lo que a mí respecta,
me has ayudado mucho y siempre estaré en deuda contigo. - Sonríe y le transmite
el mensaje. - ¿Pero no tienes
sentimientos por mí? - Marlene
preguntó cautelosa. - ¡No! Siempre te
amaré en mi corazón, eras mi guinda, y tus sentimientos han sido y son muy
especiales para mí, y aprecio esos recuerdos, pero eso es todo lo que son
ahora, recuerdos. - Marlene puede sentir su garganta apretarse mientras escuchaba
con melancolía. - ¡Yo…! - Marlene mira
su reloj. – He quedado a almorzar con
Grace, por favor, considéralo, siento que solo se causarán problemas. - Deja
a Rebecca pensando en lo que le ha dicho. Abandonada se volvió a mirar a través
de la ventana la imagen de la mujer que una vez hizo de ella su mundo. Se siente triste, deprimida y ansiosa, camina
pensando que debía concentrarse en su marido y en el bebé, que tan
desesperadamente quería tener.
Grace espera la llegada de Marlene al
apartamento para almorzar, ha preparado sándwiches y té. - ¿Cómo ha sido la mañana? - Le da la bienvenida a Marlene cuando cruza
la puerta, el almuerzo está sobre la mesa.
- Ha estado bien. Tengo una paciente que he reservado para esta tarde, un
verdadero desafío. - Cuenta mordiendo su sándwich. – Me ha dicho David que estarán aquí mañana por la tarde.- Ella
suelta una risita, Marlene alcanza a decir que lo había echado de menos. Termina su comida y bebe su té. Su tripa se revolvió
pensando en Rebecca. - Puedo ayudarte con
Rebecca en la mañana, si lo deseas, pero la tarde estará reservada para mi
esposo. - Ella le guiña un ojo. - ¡Sí!
Y tú un tiempo a solas con Mark. - Marlene parece sombría y callada. - ¿Estás bien? - Ella preguntó. - ¡Yo! ¡Si! Estaré bien. -
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