Una separación necesaria

Una separación necesaria

viernes, 12 de enero de 2018

Episodio Décimo


Un secreto a mantener.

- ¡Rebecca! Contéstame. - Marlene se hace algo inflexible, pero ella se aleja de su enganche. - Es tarde, deberías irte. - Marlene solo puede mirar. - ¿Seguro que eso es lo que quieres? – Le pregunta en un tono tranquilo.  Rebecca comienza a llorar mientras se pone la túnica.  - ¡Por favor! ¡Vístete y vete! No puedo creer que permitiera que esto haya sucedido. - Marlene comienza a vestirse. - ¡Lo siento! Pensé... - Marlene deja de hablar brevemente. - Esto me hace pensar que quizás…- Comenta con la sombra de la duda. - No quiero que estés enojada, nuestras vidas son diferentes ahora, diferentes por todos los años pasados. - Rebecca le razona tomando por el brazo a Marlene y la sienta sobre la cama. - ¿Podemos hablar? – Le dice con tranquilidad. - Dijiste que debería irme. - Se cruza de brazos, Rebecca intenta sonreír. - Cuando me dejaste, estaba destrozada. - Ella duda un instante.   - ¡Bueno! Ambas estábamos destrozadas. Traté de culparme por las cosas que salieron mal entre nosotros. -  Suspira Marlene. - No éramos felices. -  Rebecca levanta la voz. - ¡Por favor! Déjame terminar. -  Marlene asiente con la cabeza. - Eran lo suficiente, como para saber que tenía que dejarte ir, que a pesar de que estaba herida y devastada por tu decisión de no darnos una segunda oportunidad, sabía que necesitabas encontrar tu camino. En aquel momento y desde entonces me he encontrado perdida. – Marlene escucha a Rebecca que se expresa sombría mientras habla. -  Nunca pensé que volvería a Düsseldorf, mucho menos a Alemania, creí que podría barrer esos malos recuerdos estando lejos, no quería revivirlos. – Sonríe con levedad. - Es tarde y Grace no sabe que me he ido. -  Se encoge de hombros y se levanta de la cama. - ¿Marlene? - Replica Rebecca mientras ella se levanta y se acerca a la puerta - ¡Lo siento!  No deberíamos haber hecho el amor esta noche. - Marlene se mete el bolso sobre el hombro. - No estoy decepcionada y no me disculparé. - Su mirada se endurece. - Puede que no hayamos sido felices, pero nunca fue por el sexo. - Rebecca se confunde en el sentido que ella quiere expresarlo. - ¿Esto era sólo sexo para ti? – Le pregunta colocando su mano contra la puerta impidiendo a Marlene salir. - ¡No! Tampoco quise decirlo de esa manera, lo que quise decir es que nunca perdimos el gran sexo que tuvimos, el sexo era como te distraía de tantas cosas. - Le responde con sinceridad. - Pero nuestras vidas no giraron totalmente en torno al sexo, tuvimos una relación tierna y cariñosa. -  Rebecca habla con un tono hiriente.  -Tienes que reconocer tus sentimientos Rebecca.  No me respondiste antes cuando te pregunté si estabas enamorada de Lizette, tienes que admitir lo que realmente sientes. - Le susurra antes de salir de la orangery dejando a Rebecca pensando en lo que acababa de decir. Marlene hace girar el pomo de la puerta. - ¡Buenas noches! - Susurra al salir del invernadero y dejando que Rebecca piense lo que acababan de hablar. Rebecca se apoyó la espalda contra la puerta y comienza a rememorar su noche de pasión y lo excitante que fue, pero la cruda realidad de Lizette regresa a su mente, hizo lo impensable, engañar a la mujer que quiere. De repente siente un malestar que la atraviesa como un relámpago. - ¡Dios! ¿Cómo puedo explicar esto? – Habla sola volviendo a la cama. - Me prometí a mí misma que no mentiría ni engañaría. - Se enoja y hostiga a si misma al acostarse, en realidad se le ha quitado el sueño.

Marlene entra en silencio en el apartamento, deja el bolso sobre la mesa y se quita la chaqueta. Una sonrisa espontánea aparece mientras se dirige al dormitorio.  Mentalmente su mente regresa de nuevo al acto de amor que tuvo con Rebecca.  Sus caricias la forma en que la besaba, la manera en que ella la manejaba dulcemente en la cama. Las cosas que más extrañaba de hacer el amor eran aquellas que Rebecca siempre le había dado. Con ella aprendió lo que es un amor apasionado. Marlene piensa todo esto bajo las sábanas, fantasea en sus sueños y deseos más salvajes, pero una enfermedad se le presenta en la boca de su estómago, Mark, que amaba a Mark, pero no quiere lastimarlo. La ansiedad del engaño inunda sus pensamientos, las lágrimas llenan sus ojos por la angustia y la confusión que ha creado en su mente. - ¿Cómo puedo decírselo? - Expresa en voz alta, se muerde el labio inferior y guarda silencio, no quiere que Grace la oiga, la noche comienza nerviosa y le falta el sueño.
Se despierta por la mañana después de una noche inestable y apenas sin dormir.     - ¡Buenos días! - Saluda Grace, cuando Marlene sale del dormitorio vestida y lista para el trabajo del día siguiente. - ¿Dónde fuiste anoche? – Pregunta directamente.  - ¿Qué? - Marlene siente una punzada de vergüenza. - ¡Saliste anoche! – Afirma segura. - No podía dormir y salí a dar un paseo para aclararme la mente. – Respuesta rápida para trasmitir firmeza. Grace termina su café. - ¡Marlene! ¿Qué está pasando contigo? - No duda en seguir explorando. - Somos las mejores amigas prácticamente desde que nos conocemos, pero estás extraña y aparentemente en desacuerdo contigo misma. - Ella se mueve más cerca. – Estoy… estoy bien. - Grace la coge por los brazos. - Por lo tanto, tal vez estés embarazada después de todo. -Pretende sentarse junto a ella, Marlene la mira sin que comprenda que no quiere hablar más. - ¿Sigues tomando la píldora? - Ella se interesa. - ¡Lo estoy! – Exclama con pudor. - ¿Todavía no has compartido nada con Mark sobre la anticoncepción? - Marlene la mira. - ¡No! No he tenido corazón, él quiere a un niño y no está aceptando un no por respuesta, ya te dije esto. - Su tono es afilado.  - ¡Ok! Lo hiciste, pero no puedo ayudarte a pensar fuera de ti. - Ella comienza a cavar un poco más profundo. - ¡Por favor, Grace! Deja de acosarme, ya me siento bastante mierda acerca de todo esto del bebé. - Coloca la palma en su frente. - No estoy hablando de estar embarazada. – La mira seriamente un momento. - Estoy hablando de la extraña sensación que tengo cuando tú y Rebecca están en la misma habitación juntas. – Le suelta sin remilgos.  La expresión en su rostro es un poema.    - ¿Qué quieres decir? -  Ella pregunta con la mirada en blanco. - Creo que hay más acerca de Rebecca de lo que te gustaría que se supiese. – Le dice estoica.  Marlene no puede evitar que ella conjeture. – Te lo agradezco, pero deja a Rebecca fuera de esta conversación. – Baja la cabeza, su corazón salta a su garganta. - ¡Marlene, háblame!  ¿Crees que me enfadaré o decepcionaré si hubiera algo? De Rebecca no me dijiste nunca nada. - Su interrogatorio le hace pensar en lo que dice su amiga. Marlene hace una respiración profunda, exhalando lentamente, se sienta en el sofá Grace la sigue y se coloca junto a ella.  - ¡Grace! Quiero que entiendas algo y espero en mi corazón que no me juzgues. – Comienza a hablar. Grace toma su mano y la mira a los ojos. - Cuando Hagen y yo nos divorciamos, me involucré con Tristán, el hermano de Hagen y Rebecca, durante el comienzo de nuestra relación me violó un conocido suyo y… me quedé embarazada, Rebecca había regresado de Nueva York y me ayudó a superar todo eso. Hace una pausa para tragar saliva. - Durante ese tiempo, Rebecca se había enamorado de mí . – Dice esperando una respuesta de Grace. - Estoy escuchando, continúa. - Le asegura que esta bien. - No me lo tomé muy bien al principio, le dije que no era lesbiana y que no estaba interesada en una relación con ella o cualquier otra mujer. Pero las cosas cambiaron, Rebecca intentaba distanciarse de mí y yo la volvía a atraer, no podía dejarla en paz, me desconcertaba de muchas maneras. Yo seguía empeñada en que mi destino era otro. Tristán, el hermano de Rebecca y yo nos comprometimos, tenía toda la intención de casarme con él, pero como el destino dispone otra cosa, no sucedió. -  Grace tranquiliza a Marlene ahora llora sin remedio. - ¿Tristán? No creo que lo conozca. -  Marlene sacude la cabeza negativamente y continúa.  - Nunca supe que podía amar a nadie tanto como la amaba a ella, cuando me di cuenta era demasiado tarde para Tristan y yo… - Se levanta del sofá. - … le hice mucho daño, dejé a este hombre que sólo quería una vida feliz conmigo en el altar, lo avergoncé por el amor de Rebecca.- Limpia sus ojos mientras Grace procesa las confesiones de Marlene. - ¡Está bien Marlene! - Ella trata de aliviar su conciencia. - Eso fue el principio, hice lo impensable. - Hace una mueca, Grace se queda sin habla mientras Marlene confesaba. - Me acosté con Rebecca mientras estaba saliendo con él, hice a Rebecca miserable, les mentí a los dos, estaba confundida y yo misma no creía que me estaba enamorando de una mujer. - Interrumpe Grace. - Entonces ¿Tuviste algo por Rebecca y te acostaste con ella antes del día de tu boda? - La mirada de Marlene es de pena. – Pero, a él le dije la verdad, nos costó mucho nuestra relación, estaba celosa de Rebecca y la chica con la que había comenzado a salir. - Responde Marlene cruzándose de brazos y caminando. La mente de Grace se tambaleó ante las revelaciones de Marlene. - Así que Rebecca comenzó a ver a alguien más para tratar de quitarte y no te lo tomaste muy bien. - Le dice, agarrando a Marlene por el brazo y tirando de ella hacia el sofá. - ¡Si! Estaba enfadada y celosa, Tristán sospechaba que algo estaba pasando, me interrogó y le dije que Rebecca significaba más para mí que una simple amiga, pero traté de enmendar, lo amaba y quería seguir con nuestra relación, Rebecca o cualquier relación con ella no estaba en mis planes, simplemente no podía hurgar más de lo que ya tenía pero cuando estás enamorada es imposible continuar con otra persona, nunca habría sido feliz con Tristán y no podría seguir mintiendo, amaba a Rebecca, eso era seguro, solo tenía que dejarlo, dejar de amarla era imposible. Mas tarde Tristán me arruinó de muchas maneras. - Grace se queda muda mientras ella confiesa.   – Él se encargó de amargarnos la vida a Rebecca y a mí hasta que las cosas empezaron a agotarse y ponerse difíciles entre nosotras. - Interrumpe Grace en voz baja. - ¿Estoy presintiendo que las cosas entre tú y Rebecca no duraron? – Marlene respira, pero no deja de lagrimear. - Rebecca y yo nos amamos, siempre lo haremos, pero no pudimos hacerlo funcionar. – Toma aire en un suspiro. - Rebecca estaba muy entregada a su trabajo, su familia, principalmente Tanja, que la presionaba y la amenazaba causando un estrés que hizo insoportable su trabajo. Yo estaba desocupada, Rebecca trabajaba constantemente, luchamos por encontrar la felicidad y el equilibrio, finalmente tomé el trabajo de recepcionista en LCL, pero las cosas entre nosotras no fueron complacientes. - Marlene se muerde la lengua en un esfuerzo por ser valiente para hablar del hecho en que Rebecca la había engañado. – Lo siento mucho Marlene. - Grace le ofrece cierta condolencia. - Rebecca me lastimó Grace, hizo trampa, fue solo una vez, habíamos discutido y en el calor de un enojo, ella se acostó con el Director de Arte de LCL. Me mintió durante semanas y me enteré por otra persona de su infidelidad. Imagina cómo me sentí, simplemente no podía lidiar con las mentiras y la infelicidad y las promesas que nunca parecía mantener. - Grace suspira profundamente. - Supongo que rompiste entonces. – Regresa el llanto. - ¡Lo hice! Y prometí que no le daría otra oportunidad, en ese momento no podía. Le di una dosis de su propia medicina y me acosté con Tristán por rencor y la ira.  Esto la hirió mucho y todo se hizo muy difícil para reparar lo que teníamos. Sólo sentía que necesitaba encontrarme a mí misma y debía ser lejos de ella. Conseguí un trabajo en LA y me fui, no duró mucho y volví a Düsseldorf, la evité como pude y me marché de nuevo, fue cuando llegué a New Haven. - Termina de hablar juntando sus manos. - ¿Mark sabe lo de Rebecca?- Grace pregunta sabiendo la respuesta. - ¡No! Solo de Hagen no tiene idea de mi bisexualidad y elegí no decirle nada porque no quería dolor, el dolor que me causó mi relación con Rebecca. – Afirma enérgica. - ¿Crees que debería conocerlo Marlene? - Ella responde con sinceridad. - No estoy lista para decirle nada ahora, no tenía ni idea, cuando regresé aquí, que ella estaba en este estado y necesitaba mi ayuda y la suya. ¡Wow! ¿Quién hubiera adivinado que esto pasaría?  Hace mucho tiempo, Grace. -  Ella mira fijamente a Marlene. - ¿Por qué tomaste su caso de terapia? - La interroga. - Porque Mark pensó que yo podría ayudarla, un viejo amigo y ex familia sería más fácil de tratar y Rebecca no tenía ningún problema con eso, al principio me sentí incómoda, pero amo a Mark y Rebecca también se ha enamorado y ama a Lizette. – Ella afirma con un gesto de su cabeza. Grace le entrega a Marlene un pañuelo de papel y se seca los ojos. - Voy a llegar tarde al trabajo. - Marlene recoge el bolso de la mesa y sus llaves.  – Te veré en el almuerzo. - Ella silenciosamente deja el apartamento con su corazón palpitando fuera de control como resultado de la conversación con Grace, que la ha dejado reflexionando sobre la triste historia que ha compartido con ella.

Marlene busca las llaves de la oficina de Mark, su teléfono celular suena, entra cerrando la puerta por dentro y mira su teléfono. “Deberíamos hablar” “Dime, cuando y donde."  Lee el mensaje de Rebecca.  Sus dedos se desplazan ágiles por el teclado “Tengo un paciente a las nueve y media” Marlene percibe rodar una lágrima por su mejilla. “¿Te parece a las once en el café de LCL?”   Rebecca se muestra de acuerdo. Marlene termina sus rondas y se dirige nerviosa hacia el café. Rebecca está sentada en la esquina bebiendo. Marlene aparece y una sensación culpable acribilla su rostro. - ¡Marlene! - Ella saluda mientras toma su taza, Marlene se sienta y pide un café. - ¡Lo siento! Sobre anoche, Rebecca, me equivoqué y no pensé. – Le expresa con humildad. - Soy tan culpable como tú, quiero decir que dejé que ocurriera. - Se encogió de hombros. - Ambas debemos cargar con la culpa, tengo que ser sincera con Lizette. - Le comenta. - No puedes decírselo, si le dices algo a Lizette, luego lo usará contra mí. -  Rebecca frunce el ceño. -  No dejaré que eso suceda. - Le asegura. -  No confío en ella, piensa que tengo algo raro. - Marlene se siente insegura y preocupada.  - La amo y ella me ama, quiero que mi vida con ella sea honesta y sincera, no puedo tener esta nube colgando sobre mi cabeza. - Es sincera en su tono. – Yo no puedo confiar en ella. – Le dice con voz firme. Rebecca exhaló en voz alta. - Sobre la noche anterior… - Comienza a inquietarse en su silla. - ¡Sí! - Marlene aguarda. - No puedo dejar de pensar en cuánto te he echado de menos, en verdad. - Sus ojos marrones oscuros la hipnotizan. - Pero, no creo que pueda hacerte feliz, lo sé. He tenido mucho tiempo para pensar y dejarte ir fue lo mejor para nosotras dos. - Ella tiembla mientras habla. Marlene tiene una lágrima rodando por su mejilla. Rebecca se percata. - ¡Lo siento! Una vez más siento haber dejado que mis sentimientos por ti lleguen a mi mente. - Levanta la taza de café a sus palabras. Rebecca le hace sentir como si estuviera muriendo dentro. - Diez años es toda una vida todo ha cambiado. -Rebecca quiere sentenciar. Interviene Marlene rápidamente. - Pero no del todo. Aún no se ha cerrado el círculo. - Le recuerda dirigiendo una sonrisa. Rebecca no ha cambiado mucho Marlene mira fijamente la línea que bordea su mandíbula cuadrada y que conduce al hoyuelo marcado en su barbilla. Había una tormenta siempre que se miraba en esos grandes ojos marrones. Su cabello bien cuidado, mostraba el elegante escote que siempre le gustaba acariciar, la curva de sus labios, invitando. - Si deseas buscar otro terapeuta, lo entendería. -  Le propone serena. – Nosotras… Hemos llegado hasta aquí Marlene, en lo que a mí respecta, me has ayudado mucho y siempre estaré en deuda contigo. - Sonríe y le transmite el mensaje. - ¿Pero no tienes sentimientos por mí? -  Marlene preguntó cautelosa. - ¡No! Siempre te amaré en mi corazón, eras mi guinda, y tus sentimientos han sido y son muy especiales para mí, y aprecio esos recuerdos, pero eso es todo lo que son ahora, recuerdos. - Marlene puede sentir su garganta apretarse mientras escuchaba con melancolía. - ¡Yo…! - Marlene mira su reloj. – He quedado a almorzar con Grace, por favor, considéralo, siento que solo se causarán problemas. - Deja a Rebecca pensando en lo que le ha dicho. Abandonada se volvió a mirar a través de la ventana la imagen de la mujer que una vez hizo de ella su mundo.  Se siente triste, deprimida y ansiosa, camina pensando que debía concentrarse en su marido y en el bebé, que tan desesperadamente quería tener.


Grace espera la llegada de Marlene al apartamento para almorzar, ha preparado sándwiches y té. - ¿Cómo ha sido la mañana? - Le da la bienvenida a Marlene cuando cruza la puerta, el almuerzo está sobre la mesa. - Ha estado bien. Tengo una paciente que he reservado para esta tarde, un verdadero desafío. - Cuenta mordiendo su sándwich. – Me ha dicho David que estarán aquí mañana por la tarde.- Ella suelta una risita, Marlene alcanza a decir que lo había echado de menos.  Termina su comida y bebe su té. Su tripa se revolvió pensando en Rebecca. - Puedo ayudarte con Rebecca en la mañana, si lo deseas, pero la tarde estará reservada para mi esposo. - Ella le guiña un ojo. - ¡Sí! Y tú un tiempo a solas con Mark. - Marlene parece sombría y callada. - ¿Estás bien? - Ella preguntó. - ¡Yo! ¡Si! Estaré bien. -

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