El
camino por delante
Marlene se dirige al castillo un poco antes
de lo previsto. - ¡Buenos días! ¡Vienes
muy temprano! - Rebecca mira a sus
ojos intentando descifrar la mirada de Marlene. Ella está rodando el pie sobre
la pelota tratando de adelantar ejercicios. Frunce el ceño. - ¿Dónde está tu amiga? - Marlene suspira
al mirarla. - La dejé durmiendo en casa. –
Contesta. - ¿Quieres intentar estirar ahora? - Deja la colchoneta de yoga. - ¡Claro! – Rebecca percibe cierta
ansiedad. Marlene se queda detrás de ella agarrando sus brazos mientras los
levantaba en el aire. -Tenemos que hablar.
- Propone Marlene. - ¡Estoy escuchando! – Levanta la cabeza
hacia ella. - Lizette vino a visitarme
ayer, me sorprendió bastante. - Rebecca pone cara de enfado. - ¿Ella qué? ¿Qué dijo? - Baja los
brazos para mirar a Marlene. - Ella
quería disculparse al principio, pero luego me hizo preguntas sobre quién era
yo para ti en el pasado, si conocía tu gran amor. - Cruza sus brazos
apretando la mandíbula. - ¡Lo siento! No
tenía ni idea de que… ¿Qué le dijiste? - Rebecca pregunta curiosa. - Le dije que estuve casada con Hagen y que
el matrimonio no duró, que tú te mudaste a Nueva York. Si Lizette encuentra algo
sobre nosotros, entonces me temo que lo usará contra mí. - Rebecca frunce el ceño. - ¡Tonterías Marlene! ¿No estás siendo un poco paranoica? – Rebecca
es contundente. - Lizette no me gusta y
siente que soy una amenaza. - Le dice
con preocupación. - No creo que ella…, no
te gusta y no creo que sea tan vengativa. – Dice Rebecca en un intento de
aliviar la mente preocupada de Marlene. -
Te mencionó a ti y al amor que te costó superar. ¿Era yo o alguien más? –
Ella le pregunta buscando una confirmación.
Grace llega al castillo sin que Marlene tenga
conocimiento. - ¡Gracias! - Sale y
paga al taxista, se acerca a la puerta y llama al timbre. Justus la abre y
pregunta. - Sí, señora, ¿Puedo ayudarla?
– Sonríe. - ¿Está Marlene aquí? Soy
su amiga Grace. - Se inclina para dejarla entrar. - Creo que están en la sala de ejercicios. - Le acompaña por el
pasillo. - A través de esa puerta,
señora. – El mayordomo hace una reverencia y se aleja. - ¡Gracias! – Grace se acerca a la puerta cuando advierte que hay
una conversación entre Marlene y Rebecca.
Rebecca escucha callada. - No me
estás respondiendo Rebecca. Lo que tú y yo compartimos. ¿Fue tan insignificante
para ti que no puedes responder a la pregunta? - Rebecca baja la cabeza y
la sacude. - ¡No! Pero fue hace tanto
tiempo y…- Deja de hablar. La garganta de Grace se tensa, su corazón late acelerado
escuchando algo insospechado. - ¡Rebecca! - Marlene la aferra por los hombros. – Te fuiste, yo no quería, pero dijiste que
no había segundas oportunidades. ¿Te acuerdas? - Ella se aparta. Marlene
gruñe. - Porque me habías engañado. - Le espeta en voz alta. - Vamos Marlene, no se trataba sólo de
hacer trampas. Había otras cosas que nos destrozaron, mi carrera, tu… ¿Por qué
estamos discutiendo esto? - Ella se queda perpleja. - Porque Lizette se enterará, no sé lo que le has dicho y no quiero que
me atrapen en medio. – Marlene se hace realista. Replica Rebecca. - Quieres decir que no quieres que tu marido
lo descubra. - Se aparta de ella y se acerca a la ventana. - Lizette
no sabe quién soy yo. ¿Verdad? – A Rebecca le resulta difícil hablar. Grace
golpea algo fuerte la puerta y Marlene gira la cabeza. - ¡Grace! ¿Cómo llegaste hasta aquí? - Le pregunta caminando hacia ella, Grace decide
quedarse callada sobre lo que ha escuchado. -
Acabo de tomar un taxi, no puedo creer que no me despertaras. - Ella se quejó
de Marlene moviendo el dedo. - Pensé que necesitabas
descansar, estás de vacaciones y no quiero hacerte trabajar. – Grace vuelve
la mirada hacia la ventana. - ¡Buenos
días, Rebecca! No quise ser grosera – Saluda cordial, pero su mente se queda
con Marlene. - Vamos a trabajar -
Ordena Grace, Marlene la sigue. – Me ayudarás con los estiramientos de la
pierna. – Comenta Marlene con voz temblorosa. - ¡Marlene! ¿Estás bien? Pareces nerviosa. - Grace entrevé, por
la conversación que ha escuchado detrás de la puerta, que en el pasado hubo
algo entre las dos. - Estoy bien, solo un
poco malhumorada. - Responde tomando asiento. - Rebecca extiende la pierna, por favor. - Ella obedece extendiendo
su pierna y soportando los ejercicios con una mueca de dolor, mientras trabaja los estiramientos. - Debes estar cansada. - Grace le dice
al tiempo que masajea suave su pantorrilla. -
El entrenamiento ha sido duro, pero lo soporto. ¡Gracias! - Rebecca le
explica sin manifestar señal alguna de dolor.
- ¡Y tienes razón! Estoy cansada y
necesito una ducha. - Mira de reojo
a Marlene y sale de la sala. - Lo siento
Grace, parece que Rebecca está un poco mal hoy. - Marlene arguye recogiendo sus cosas.
Salen del castillo y regresan al apartamento.
- ¡Marlene! - Grace llama su atención. - Tú y Rebecca parecíais estar en desacuerdo esta mañana. ¡Marlene! ¿Estás bien? -
Grace pregunta sabiendo que hay algo entre ella y Rebecca. La mira insólita. - ¿Yo? – Responde con la cabeza fuera de lugar. Marlene podía sentir su corazón hundirse. - Nosotras hablamos de la rudeza de Lizette
eso es todo. - Se disculpa sobre la forma en que estaba actuando. Grace logra
sonreír levemente. - Marlene, no puedo
evitar preguntarme si eres completamente sincera acerca de ti. – Prosigue
su razonamiento, Grace. - Creo que no le
has dicho a Mark toda la verdad acerca de por qué no quieres tener un hijo y
sobre tu pasado. - Marlene frunció los labios con la garganta reseca de la
angustia. - Soy tu mejor amiga Marlene,
pero siento que no sé nada de ti, has vuelto a tu casa y te has hecho muy
reservada. – Ella le habla con cierta dureza para intentar llamar la
atención de Marlene. - Nunca quise volver
aquí. - Una lágrima rueda por su mejilla. - Yo
estaba feliz en New Haven. Aquí están mis recuerdos tristes, las cosas que me
causaron tanto dolor. - Grace la abraza. - Habla conmigo, Marlene, por favor. – Le implora, pero el sonido
de la puerta que se abre interrumpe todo. Marlene mira hacia la ventana para limpiar
sus lágrimas. - David, Mark, regresáis temprano. - Hablan y se ríen cuando Grace
se acerca a ellos. - ¡Bueno! Pensamos que,
ya que partimos a Zurich a primera hora de la mañana, os llevaremos a las dos
damas a pasar una noche en la ciudad. – Mark se acerca a Marlene y la abraza,
La percibe rígida. - ¿Qué tal tu día? -
Él sonríe y la besa. – Ha estado bien. -
Su respuesta es poco convincente. - Me voy a duchar y cambiar. - Ella le sigue con la mirada. Mark se acerca a
Grace. - ¿Marlene está bien? - Le
pregunta. - Sólo cansada. - Ella le sonríe tranquilamente.
Marlene se despierta por el sonido de su
teléfono celular, sale de la cama y lo coge de la mesilla. “No puedo hacer la terapia hoy, te escribiré más tarde.” El corazón
de Marlene salta un latido sintiendo que Rebecca se había enojado.
“¡Bien! Tengo dos nuevos pacientes hoy, házmelo saber." Contesta
al mensaje de Rebecca. Se acerca al baño y después se prepara para el trabajo,
se peina el pelo en una cola de caballo y termina aplicando un poco de
maquillaje. - ¡Buenos días Grace! –
Saluda al salir del dormitorio. - ¡Buenos
días! David y Mark deben estar disfrutando del congreso. Planean una gira por
los Alpes mañana por la tarde. – Le cuenta Grace. - ¡Sí!
Mark me dijo que el primer día fue muy movido, hablé con él anoche. - Grace
sonríe. - Te hace pensar que deberíamos
haber ido con ellos. - Marlene arqueó la ceja. - ¿Sabes cómo es Mark, lo difícil que puede ser arrancarle de un
seminario? - Se toma un sorbo de café. -
¿Planeas ir conmigo hoy? ¿Iremos con
Rebecca lo primero? Me ha encantado ese viejo castillo y me gustaría
recorrerlo. – Grace narra un pensamiento. - ¡Uh! No va a ser posible hoy. Me escribió un mensaje antes diciendo
que no se sentía bien. - La mente de Grace recuerda la conversación entre
ellas. - ¡Oh! ¡Lo siento! Espero que el
entrenamiento de ayer no fuera demasiado estresante para ella. - Trata de
ser razonable. - ¡Supongo! - Marlene
parece triste. - ¡Acerca de Rebecca! No terminamos la conversación sobre ella. -
Marlene suspira. - No hay nada más que decir, Rebecca está ansiosa desde el accidente y
todo le ha causado mucho dolor y angustia. – Sin más explicaciones trata de
cerrar el tema. Marlene la
defendió de una manera amable. - Creo hoy
caminaré a lo largo del río, ver algunos de los lugares de interés de por aquí.
- Afirma Grace, Marlene le da
instrucciones antes de partir hacia el hospital.
Marlene llega muy cansada, entra en el
apartamento y percibe el olor de la cocina. - Grace,
¿Has cocinado? - Ella la mira descubriendo las marcas de la fatiga en el
rostro. - ¿Día duro? - Le pregunta
dejando que Marlene pruebe la salsa de los espaguetis que había hecho. - ¡Hmmm! Buena cocinera también. - Ambas
ríen. - Pensé que después de un largo día de trabajo, quizás te gustaría algo
casero y una noche relajada. - Sonríe Marlene. – Una larga conversación sobre tus pacientes y el horario para el día
siguiente. - Marlene da un sorbo al vino. - ¿Cómo te fue de turista? – Cambia de tema y se trasladan al sofá llevándose
la botella de vino tinto que comparten. -
Düsseldorf es un lugar precioso, no puedo imaginar las cosas tristes que hicieron
que te fueras de aquí. - Se relaja con la conversación, no queriendo
distraer o molestar a Marlene. - Amo mi
hogar, es que fueron las cosas que sucedieron lo que provocó que quisiera
marcharme. - Grace reflexiona por un momento. - Tu matrimonio con el hermano de Rebecca. Pensé que estaba resuelto.
¿Él está casado con tu hermana? - Marlene se sentó en su vaso vacío. - Llevan casados hace años y es un buen matrimonio,
supongo… - Ella comenta, su
móvil suena, mira la pantalla de su celular y lee un mensaje de Rebecca. “¡Lo siento!
Lizette se iba a las Bahamas esta mañana.” Termina de leer el mensaje con la cara
sonriente. "Está bien, ¿Tal vez mañana?" Ella le cuestiona. "Bien"
La conversación termina. - La trágica
muerte de mi madre, Kim y Emilio se fueron, he pasado por muchas cosas, no tuve
mucha suerte. – Añade guardando el teléfono. - ¡Sí! Pero las has superado, Mark es un tipo con suerte. - Le guiña
un ojo, las entrañas de Marlene comienzan a moverse. No quiere hablar sobre Mark o de tener un bebé. - Es tarde, espero que no te importe, pero me
gustaría tomar una ducha caliente y acostarme temprano. - Grace termina el
último sorbo de vino en su vaso. - Creo
que haré lo mismo también. - Marlene se dirige a la habitación y comienza a
desnudarse.
Las cálidas gotas de agua caen sobre la
piel de Marlene, las burbujas fragantes del jabón que utiliza alivian el estrés
que sentía antes del baño. Con el pelo mojado sale de la ducha y empieza a
secarse. De improviso aparece en su mente Rebecca y el beso que compartió con
ella.
Marlene descansa en su cama desnuda, cierra
los ojos, simplemente no puede sacar a Rebecca de su pensamiento. El calor nota
que se hace más vivo, sube de intensidad a través de su cuerpo. Siente que los
momentos se perciben como horas. Se mueve y se revuelve en la cama, mira el
reloj que marca las diez y media. - ¡Dios!
Debo de estar loca. - Susurra en voz alta y espera que cualquier ruido que
pudiera recibir del movimiento de Grace arriba. Marlene lentamente sale de la
cama y comienza a vestirse. Se desliza fuera cerrando la puerta del dormitorio
con tranquilidad. Primero mira la escalera y luego apaga la luz del apartamento
y escapa cerrando la puerta con cuidado detrás de ella. Grace baja las
escaleras ha notado movimiento abajo y abre la puerta del dormitorio de Marlene
sólo para encontrar que no está. Sube de nuevo la escalera y se sienta pensando
a dónde se había escapado Marlene. Supone que bien iba a hacer una visita a
Rebecca. Se lamenta de lo que Marlene está haciendo, Mark la llena de
pensamientos tristes, su amigo, un hombre como un hermano para ella, está a
punto de ser devastado por la única mujer que ama. Grace volvió a la cama pensando
que era la hora de enfrentarse a Marlene sobre Rebecca.
Rebecca está trajando hasta tarde en
papeleo de oficina. Ya es de noche, está en la orangeríe vestida con un traje
de satén y bata. Se tumba estirada en la cama cuando unos golpecitos en la
puerta llaman su atención. Mira el despertador en la mesita de noche y se
pregunta quién podría estar llamando tan tarde. Marlene espera pacientemente al
otro lado de la puerta, se arregla el pelo y se ata la faja de su túnica antes
de que se abra la puerta. - ¡Marlene! -
La mira sorprendida. - ¡Es tarde! ¿Qué
haces aquí? - Ella sonrió, Marlene parecía grave. - Lamento que sea tan tarde, pero tenemos que hablar. - Rebecca
bajó los hombros. - Realmente no tenemos
nada de que hablar, no quiero volver a nuestro pasado. - Ella sostiene la
puerta con fuerza. - ¡Por favor Rebecca! Sólo
cinco minutos eso es todo lo que estoy pidiendo. - Ella suspira y la deja
entrar. - ¡Marlene! - Ella empieza a
cerrar la puerta. - ¿Está Lizette? – Pregunta
en un tono apresurado. - ¡No! Decidí
dejar que las cosas se enfríen y hablaré con ella cuando regrese. ¿Es esto lo
que quieres hablar o es sobre…? Marlene se molesta algo. - Creo que necesitamos limpiar el aire. - Ella
duda. - ¿Qué te preocupa tanto? -
Marlene arroja su bolso al sofá. - Lizette prepara una venganza y no sé por
qué, nunca le he dado motivos para hacerlo. - Rebecca alza la mano para
interrumpirla. - Esto no se trata de
Lizette. ¿Es de ti Marlene? - Le dirige una dura mirada. - ¿Qué
quieres decir? - Las palabras de Rebecca la confunden. - Es porque aquí es donde quieres estar. - Habla suavemente
llamando la atención de Marlene. - ¡Yo,
yo! - No puede hablar más. Sólo miró a los ojos de Rebecca, levanta la
mano, la extiende y acaricia la mejilla de Rebecca. Ella le confiesa con brevedad.
- ¡No puedo Marlene! Me encanta Lizette. -
Los labios de Marlene se mueven. - No
estarías aquí parada de esta manera si realmente la amases. – Contradice su
afirmación no apartando los ojos de Rebecca que gruñe. - ¡No puedo hacer esto! Yo…- Marlene le coge la barbilla con su
dedo índice levantando su cara hacia ella, más cerca de la suya. Marlene coloca
sus labios en los de Rebecca explorando cada centímetro de su boca y gime
mientras el beso se hace más intenso. Rebecca se aparta mirando fijamente a sus
ojos. - ¡Marlene! – Pone un dedo en
su boca y le susurra. - Déjame mostrarte
cómo me siento. - Se besan de nuevo apasionadamente. - ¡Te quiero! - Le dice con
voz tierna y tono suave. Rebecca la toma por la mano llevándola a la habitación.
Marlene mantiene la túnica de Rebecca asegurada, la desata tirando de la bata
de nuevo y dejándola caer al suelo. La seda de su vestido de satén resplandece por
la luz que irradia a través de la ventana. -
¡Eres tan hermosa! - Marlene habla sensual, suelta los brazos alrededor de
la cintura de Rebecca y termina de desvestirla. Marlene se quita la camisa y se
desnuda. Una lágrima llega a los ojos de Marlene. - ¿Qué pasa?– Pregunta mientras sus labios besan el cuello. -Te he echado mucho de menos. - Ella traga saliva buscando aire, el calor
erótico de los labios de Rebecca le provoca más pasión. - ¡No hables! - Le susurra. Se deja llevar por los efectos de una pasión y
el deseo que la arrastra sobre ella. Rebecca se sitúa encima de Marlene, sus
caras cerca, tiernamente besa sus labios con candor sumergiéndose en su
interior. - ¡Rebecca! - Expresa con voz
apagada, las olas de pasión provocan que
en su cuerpo se contraiga. Marlene hace
rodar a Rebecca esperando que comience a presionar su montículo contra el suyo.
Con sus labios besa cada faceta del rostro de Marlene, muerde suave su oído y
le susurra. - Nunca he amado a nadie de
la manera que te quiero. - Su aliento ahora suena dulce, se aparta ligera y
mira la belleza de la boca de Rebecca. -
Sigues siendo tan hermosa, incluso después de todos estos años. - Le expresa con dulzura. Rebecca la coge
por la nuca y la lleva de nuevo a sus labios en un beso con deseo, Marlene le
acaricia el pecho y luego besa cada rincón del torso trazando la ruta con la
punta de la lengua, Rebecca comenzó a respirar pesadamente. - ¡Por
favor! No pares de amarme. – Le dice con firmeza. Sus pechos adheridos, sus manos bailando por
los costados de sus cuerpos, las bocas unidas en una sola y sus cuerpos
conectados en un baile erótico hasta que llega el frenesí de la convulsión simultánea
de ambas.
Se abrazan la una en manos de la otra
después del encuentro sexual que han compartido. Los momentos de silencio
siguientes se rompen por el susurro de Marlene. - ¿Que estás pensando? - Pregunta a Rebecca, retorciéndole una
mecha de pelo en el dedo. - Cómo hemos
llegado a este punto. - Suspira mirando hacia ella. - Porque es lo que ambas queremos. - Contesta Marlene mientras sus
labios rozan la piel de Rebecca. - ¿Cómo
le explicas esto a tu marido? – Marlene se incorpora. - No quiero hablar de él ni de Lizette ni de nadie quiero acostarme
contigo y recrearnos en la pasión que acabamos de disfrutar. - Comenta con
franqueza y con cara de felicidad. - Nuestras
vidas continuarán con esas personas Marlene. - Ella habla con realismo. - Por favor, Rebecca no arruines este
momento o lo que acabamos de compartir. - Rebecca se levanta de la cama y
empieza a pasear por la habitación. - ¿Cómo voy a explicar esto a Lizette? - Se
pasa nerviosamente la mano por el pelo, Marlene se levanta y se acerca a ella. Toma
con sus manos la cara de Rebecca. - ¿La
amas, de verdad? - Le pregunta mirando sus marrones ojos.
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