Una separación necesaria

Una separación necesaria

martes, 28 de marzo de 2017

CAPITULO 61

                                         
                                         
                                                HOGAR DULCE HOGAR

Rebecca trabaja hasta altas horas de la noche para completar las tareas que había comenzado en su oficina. El sol había caído con los últimos rayos del día asomando a través de la persiana abierta de la ventana. 
Marlene coloca el último de los platos en el armario y se encamina al sofá de la sala. Se quita los zapatos frotando sus pies cansados,  se sienta hundiendo la cabeza entre los cojines alineados en el sofá. 
Rebecca pone la última de las cajas fuera y cierra las puertas. Enciende las luces del porche y mira de nuevo al orden que había puesto en su oficina. Todo está tranquilo, demasiado tranquilo, piensa mientras camina hacia la cocina. Al pasar por la puerta de la sala ve a su esposa completamente dormida en el sofá. Coge una fina manta de paño del respaldo del sofá y la arropa. Con su mano le acaricia la frente con suavidad y provoca que ella abra con levedad un ojo.
- ¡Oye! ¿Por qué no te vas a la cama?- Le dice en un susurro entre pregunta y mandato.
- ¡Hmmm! Sólo si vienes conmigo.- Marlene se ríe abriendo los ojos ya completamente.
- Estoy bastante cansada.-  Levanta la mano para colocarla entre las de Rebecca. 
Necesito una ducha.- Le dice y se dirige hacia las escaleras con Marlene detrás de ella. Entra en la habitación y contempla la decoración que Marlene ha realizado. 
- Has hecho un trabajo precioso. Como siempre tienes mi aprobación.- 
Comienza a desvestirse hasta quedar desnuda delante de ella. Sin perder un segundo Marlene rápidamente se quita la ropa. Se incorporan abrazadas a una larga ducha de agua caliente. Al terminar se secan de forma mutua, se visten sendos pijamas antes de incorporarse a la cama. Las buenas noches y caen en un profundo  sueño abrazadas.

Los sonidos inusuales de la nueva casa despiertan a Rebecca temprano, la nueva cama es cómoda. Se queda allí hasta que siente que Marlene se mueve.
- ¡Buenos días!- Le besa en la mejilla antes de que se levante y se ponga la bata. 
- ¡Oye! ¿A dónde vas?- Rebecca bracea tratando de agarrar su mano. 
- Sólo quédate en la cama, tenemos un poco de tiempo antes de que comiencen a traer nuestras cosas de la Orangerie.  Mi familia estará aquí esta tarde para ayudar.- Marlene huye de la habitación. Rebecca se recuesta debajo de las sábanas, cierra los ojos. Comienza a quedarse dormida cuando oye el tintineo de una bandeja y abre un ojo. Marlene trae preparado el desayuno.
- Torta de avena y pan tostado con mermelada, café caliente y zumo de manzana.- Rebecca la mira con ojos de admiración.
- ¡Hmmm! Desayuno en la cama.-  Le sonríe mordiendo un bocado de su torta de avena, Marlene mordisquea una tostada y toma un sorbo de su café.
- Yo podría acostumbrarme a esto todos los días.- Rebecca le cuenta tomando un trago del zumo de manzana. Marlene sienta la bandeja a un lado y vuelve la vista hacia los ojos de Rebecca. Sus miradas se vuelven intensas, la mano de Rebeca se acerca a la mejilla y se besan. Marlene lentamente aparta su mirada.
- ¡Lo siento! Ayer hice que te enojaras. Me pusiste a mí y a Aarón en una situación que no debería haber ocurrido.-  Rebecca juega con un mechón de su cabello.
- Creo que va a estar pidiendo disculpas siempre.-  Le dice con una sonrisa.
- ¡Te quiero!- Marlene no habla solo mira.
- ¡Y yo a ti!- Rebecca alivia su expresión de la pequeña chispa de culpa que sentía que por fin se evade.
- A veces sucede que encontramos a personas, después de años de no verlas, y que fueron una parte muy importante de nuestro pasado. Estoy segura de que habrá otras personas que nos encontraremos en el camino.- Marlene rápidamente pone sus labios en los de ella.    
- No olvidemos quienes somos Rebecca y a quien pertenecemos.-  Terminan el desayuno y se visten para comenzar la tarea de hacer su casa habitable. Justus y algunas doncellas del castillo comienzan a traer cajas de libros que dejan en el estudio. Los estantes pronto se ven llenos de las cosas que habían coleccionado en los últimos años. Rebecca entra en la gran sala y  mira el espacio por encima de la chimenea, visualiza el retrato de Marlene con el marco de oro que había encargado. Hay otras muchas fotos apiladas contra la pared. 
- ¿Por dónde empezar?-  Se pregunta mirando las otras paredes desnudas. - ¡Marlene!- Rebecca la llama para no obtener una respuesta. - ¡Marlene!- La  llama de nuevo, finalmente se va por el pasillo hasta la cocina. Marlene está ocupada organizando la batería de cocina, fue un regalo de boda de Thomas y Biggi . - Podría jurar que estás en tu elemento, estoy segura que podrías cocinar con alguna celebridad en una cadena de televisión local.-  Se ríe con soltura dando pausa a Marlene. Rebecca corre alrededor del mostrador para besarla casi salvaje en el cuello, juegan  persiguiéndose  alrededor de la cocina. De pronto suena  el timbre de la puerta y se asustan. Rebecca corre hacia la puerta y encuentra a Elizabeth de pie con un gran paquete envuelto.
– Esto vino para ti.-  Ella mira por encima y lo levanta.
- ¡Ahh! Es el retrato de Marlene con su vestido de novia.- Elisabeth se quita los guantes y se desabrocha el abrigo, Rebecca le indica que  entre.
- ¡Es hermosa Rebeca!- Sus ojos  miran hacia el techo.
- ¡Sí! No es el castillo, pero…-  Elisabeth sonríe.
- Es todo lo que necesito, te lo aseguro.-  Entran en la gran sala.
– Pintoresco. – Expresa Elisabeth. Rebecca apoya el cuadro enmarcado contra la chimenea y comienza con Elisabeth un recorrido por el resto de la casa.  Marlene está en la cocina.
- Veo que tienes tu cocina en orden.-  Comenta alegre.
– Todavía tengo mucho que hacer, y la intención de preparar algunas de mis recetas.-  Elisabeth se ríe entre dientes.     
- Rebecca eres una afortunada.-  Ella le pellizca la mejilla. Rebecca y Elisabeth se s¡entan en la sala de visita. Marlene les prepara una taza de té caliente que sirve en una bandeja con crema y azúcar.
- ¡Gracias!-  Mientras mueve el té con azúcar comenta. - Estoy entusiasmada con lo que hemos logrado en la colección de lencería. Se centra en la mujer madura que creo es lo mejor de la línea.  Ángelo  está haciendo un buen trabajo.- conjetura Rebecca.
- ¡Marlene! ¿Qué piensas de nuestra colección?-  Le pregunta Elisabeth.
- Siempre he dicho que se trataba de una puerta abierta para LCL y creo que crecerá.  Que tenga un nombre permanente es acertado. No tengo dudas de que usted y Ángelo no tendrán ningún problema.- El comentario hace relajarse a Elisabeth. Su sonrisa da salida a sus preocupaciones.    
- Debería dejar que las niñas vuelvan al trabajo. Voy a encontrarme con Charlie para el almuerzo.- Elisabeth se pone el abrigo y los guantes. Rebecca la acompaña a la puerta.
-¿Qué hay para el almuerzo?-  Pregunta Rebecca, acercándose a la cocina después de despedirse de Elizabeth.
- Pizza, habrá que pedirla yá, papá y Biggi estarán aquí en un poco.-  Marlene contesta.
- Pizza será. Pues voy a llamar para que nos la traigan.- Rebecca extrae el teléfono del bolsillo del pantalón y comienza a marcar. Al minuto preparan la mesa en el comedor poniendo la vajilla china de Viktoria sobre el mantel. 
- Creo que mamá agradecería que estemos usando sus buenos platos.-  Marlene hace la observación con una lágrima en su ojo. Rebecca le acaricia la espalda con su mano.
- Estoy segura de que lo haría, de hecho hay un poco de su toque aquí y allí.- Ella comenta enternecedora al corazón de Marlene. Terminan en el comedor y traen  el último paquete completando el paso de la Orangerie a la nueva casa. - Necesitas un descanso.- Le dice Rebecca jugueteando con sus muecas. 
- ¡Si! Estoy cansada, creo que voy a relajarme en el estudio con un libro hasta que llegue el almuerzo.-  Marlene toma la mantita de encima del sofá y se cubre  con ella al sentarse. Rebecca se retira a la gran sala y comienza a quitar el papel de embalaje marrón que cubre el retrato. Ella mira con asombro el buen trabajo del marco que complementa la hermosa fotografía de la novia.  Se sienta a contemplarla cuando suena el timbre de la puerta. El almuerzo llega justo a tiempo. Rebecca prepara para Marlene una rebanada de pizza y una botella de agua.
- Me encanta cuando estás pendiente de mí.- Rebecca sonríe poniendo ojitos.  
- Estoy segura de que voy a tener que hacerlo muy a menudo.-  Se sienta junto a ella en el sofá, comparten algunas risas ambas muy cansadas del duro trabajo que ha supuesto su nuevo hogar. Rebecca mira a su alrededor.
- ¡Es nuestra! Marlene, todo es nuestro.-  Pone el brazo alrededor de su hombro, Marlene apoya la cabeza en su pecho.
- Lo sé, por fin me siento como una verdadera familia.-  Rebecca baja la cabeza, Marlene se ríe.
- ¡Rebeca! Estaba contenta viviendo en el castillo, tu familia ha sido maravillosa conmigo y estoy agradecida…- suspira antes de continuar.
- Pero necesitábamos esto, un lugar propio, quiero formar nuestra familia sin distracciones, un nuevo comienzo,  lo que hemos hablado antes de casarnos.- Ella la atrae más cerca.
– Lo sé, esto es exactamente lo que nos exigimos y no hay vuelta atrás, ya estamos aquí.- Marlene dulcemente besa la mejilla de Rebecca, se abrazan con fuerza. Suena el timbre con insistencia. Rebecca rápidamente se pone de pie.
- ¡Yo iré!-  Thomas y Biggi esperan en la puerta. - ¡Bienvenidos! - Ella les pide que entren y caminan hacia el comedor para dar cuenta de la pizza. Después hacen un recorrido por la casa.
- ¿Thomas me puede ayudar?-  Pregunta Rebecca. Él asiente y la sigue a la gran sala. Rebecca pone el retrato frente a él que se queda sin habla. 
- ¡Mi hija! ¡Es tan bonita!- Expresa emocionado pero tranquilo.
- Ella es eso y mucho más, todos los días bendigo mi suerte, Thomas.- Rebecca refleja sus sentimientos.         
– Hice que ampliaran este retrato y lo enmarcaran para ponerlo encima de la chimenea.- Le dice señalando la altura. Thomas abre la escalera sube en ella y coloca el cuadro por encima de la repisa de la chimenea.  
- ¿Cómo se ve?- Rebecca da un paso atrás y  lo estudia durante un breve momento. 
- ¡Fantástico! ¡Marlene! ¡Biggi!-  Las llama gritando. Marlene, en realidad desconoce la existencia del cuadro en cuestión. Entra en la gran sala y de repente se detiene ante el retrato con los ojos como platos y brillando intensamente como la hermosa hoja de oro del marco.           
- ¡Rebecca! Es precioso. - Biggi elogia al tiempo que empuja el brazo de Marlene. 
- ¡Es…, me encanta! - Ella se acerca hacia Rebecca y la abraza.
- ¡Te quiero! – Le dice en un susurro mientras mantiene el abrazo. 
- Pensé que estabas bromeando cuando dijiste que querías colgar mi foto sobre la chimenea.- Este comentario causa un  revuelo entre ellos.  Thomas mira el reloj.
– Nos tenemos que ir, Kim y Emilio están cuidando de Tommy y no quiero llegar demasiado tarde. - Él indica con suavidad.
Después que Thomas y Biggi se fueran  Rebecca se dirige a Marlene.
- Tengo mucho trabajo que hacer esta tarde, no voy a volver demasiado tarde.-  Besa a Marlene en la frente
– Y yo voy a terminar en la cocina, después un baño caliente está en mi agenda.-  Le responde.  

Rebecca termina de escribir notas en su agenda y el revisado de los nuevos bocetos que Katherine le había dejado en su cartera. Siente un escalofrío al acercarse a la ventana, una corriente de ráfagas de nieve  sacude contra los cristales mientras mira el césped. Cierra las persianas y se dirige hacia las escaleras con la necesidad de dormir. Rebecca entra en el dormitorio encontrando numerosas velas encendidas, la lámpara de la mesilla de noche tiene un brillo sutil.
- ¡Marlene!-  Llama pero solo escucha el goteo de agua del baño, entra en él para encontrar a Marlene recostada en la bañera desnuda y el cuerpo cubierto con la espuma de baño fragante. - ¡Hmmm!-  Rebecca gime, Marlene abre un ojo y le entrega una copa de champán helado.
- ¡Quítate la ropa!-  Le ordena, Rebecca sonríe se desviste y entra en la  bañera. La calidez rápida del agua pone la piel de gallina a su delicada piel. Brindan y beben entre risitas.
- ¿Sabes lo que quiero hacer?- Le hace a Rebeca un guiño.  
- ¿Qué?- Ella pregunta dejando su copa de champán al lado y acercándose a Marlene.
- Dormir hasta tarde, no hay mudanza, ni la empresa y no hay relojes de alarma.- Ambas ríen con ganas.
- Creo  que podemos arreglar eso.- Le asegura juntando sus labios en un tierno beso.
- ¿Y sabes lo que quiero?- ­Pregunta Rebecca mientras con el dedo índice cubierto con espuma de jabón se la deposita en la punta de la nariz de Marlene.
- ¡Hmmm! Déjame que lo piense …-  Rebecca coge a Marlene por los hombros acercándose y  estrechándola entre sus brazos, los ojos fijos en la bruma de una mirada lujuriosa. 
- Yo sólo quiero hacer el amor contigo.- Le dice en un tono sincero. Rebecca gira a Marlene para poner su espalda apoyada en el pecho. Coge el paño y suavemente frota su espalda y luego su pecho bajando hacia el montículo. Marlene se queja excitada en voz alta por los efectos relajantes del juego sexual. Tiembla arqueando la espalda en respuesta a la carrera de la mano de Rebecca.
- ¡Oh! por favor, Rebecca.-  Musita en voz baja. La punta de la lengua de Rebecca traza una línea en la nuca desnuda de Marlene, la fresca fragancia de la espuma envía oleadas de placer al cuerpo dolorido de Rebecca, mínimas mordeduras  dejan pequeñas huellas en su piel. Marlene se pone de pie tomando de la mano a Rebecca para salir de la bañera, envuelven sus cuerpos mojados en una toalla grande y se dirigen a la cama. Se quitan y arrojan la toalla al suelo, se besan  con pasión, sus lenguas encerradas en puro éxtasis, sus manos frotando entre sí con fuerza. Rebecca levanta la cara mirando el rostro de Marlene, sin decir nada su lengua recorre toda la longitud del cuerpo de Marlene causando sensaciones incontrolables, prolonga sus labios sobre ella hasta los suyos, su lengua entrando y saliendo a un ritmo apasionado hasta que llega al clímax de su cuerpo con una erupción de placer. Marlene arquea la espalda flexionando sus músculos al mismo tiempo que el aire escapa de su interior. Hace una mueca recuperando el aliento con la última gota de energía que le queda.
- ¡Rebecca!- Marlene pronuncia en un intento de reducir el ritmo de su respiración. - ¡Shhh! - Le besa el lado de la mejilla y se queda a su lado. La mano de Marlene se apoya sobre su abdomen, con el dedo índice hace el camino hasta el ombligo se gira hacia ella y comienza a besar su hombro, la frescura de su piel la excita. Marlene traza círculos sobre el cuerpo de Rebecca con sus dedos ingeniosamente, acaricia los finos mechones de pelo de Rebecca la besa en la boca, el cuello y luego en el pecho. Se asienta entre sus piernas empujando con fuerza su montículo contra el de ella. Con movimiento pausado se miran de nuevo sin palabras y la expresión seria. Marlene se mueve lentamente, ironiza con la mirada mientras aumenta el movimiento, sus manos van a la  cabeza atrayendo la boca de Marlene dentro de la suya hasta que ella gime en voz alta y abrupta cuando llega a su clímax, una y otra vez su corazón golpea salvaje en el culmen, generando ondas de placer como un rayo de electricidad.
- Lo que consigues hacer conmigo.- Rebecca habla en un susurro. Marlene ya descansa junto a ella, le acaricia la cara mientras Rebecca trata de controlar su respiración entrecortada. Poco después se quedan dormidas la una en brazos de la otra.

Marlene y Rebecca yacen descansando sin que los rayos del sol radiante que penetran a través de la gran ventana de su dormitorio lleguen a molestar. Marlene se estremece al sentir el calor del aliento de Rebecca en su cuello. Sonríe y la  acaricia poniéndose más cerca de ella.
- ¿Pensé que querías dormir hasta tarde?- Rebecca expresa elevándose sobre su codo.
- Podemos quedarnos aquí en nuestra propia cama y disfrutar de la novedad de nuestra casa.-  Murmura.
- ¡Claro!- Responde ella acurrucándose más cerca de Marlene.
- Sólo quiero que me abraces Rebecca.- Marlene la agarra por la muñeca y tira de su brazo alrededor suyo.         
- ¿Has oído eso?-  Marlene le pregunta, Rebecca pone atención tratando de escuchar.
- ¡No oigo nada!-  Responde finalmente.
– ¡Precisamente! No hay ningún ruido, este sitio es tranquilo y sólo quiero que disfrutemos de ello.- Rebecca sonríe.
- ¡Sí! Mientras que podamos, porque en poco tiempo un bebé va a estar aquí.- Ella exclama haciéndole cosquillas. Marlene rápidamente rueda encima de ella, le aparecen lágrimas en los ojos.
- ¿Qué pasa?- Rebecca pregunta con preocupación quitándose el pelo de la cara.
- ¿Marlene?-  Vuelve a preguntar.
- Creo que estoy hormonal, malhumorada.- Responde con seguridad. Ambas ríen, se besan, se acarician...

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