Una separación necesaria

Una separación necesaria

viernes, 24 de marzo de 2017

CAPÍTULO 60

                                       

                                                    NUEVAS DUDAS

Marlene se levanta temprano y descubre el otro lado de la cama vacío, ella pasa la  mano acariciando la almohada de Rebecca. Se va a la sala de estar encontrando a Rebecca profundamente dormida en el sofá. Se sienta a su vera frotando su hombro, luego se acerca colocando los labios en su oído.
- ¡Por favor! No te enfades, te amo y me siento feliz a tu lado.-  Ella le susurra haciendo que Rebecca despierte. Los ojos de Marlene se centran en un lado de su cara, allí la besa y Rebecca se pone acostada de espaldas.
- No has respondido a mi pregunta.- Rebecca le recuerda.
- ¡No! Yo tenía dieciséis años y ni siquiera había pensado en nada  más allá de un beso.- Le  responde.
- Debería haber sido más comprensiva.- Ella frunce el ceño suspirando.
- Y yo no debería haber sido tan inconsciente con ello. Fue una sorpresa total verlo. Hablamos mucho acerca de ese verano, de las personas con las que compartimos, las cosas que hicimos.- Empieza a recordar de nuevo. - ¡Por favor! No te enojes con él.- Marlene implora. - Imagínate cómo se sentía volver a conectar después de todos esos años.- Rebecca se inclina hacia delante poniendo su cara al lado de Marlene.
- ¿Le dijiste que nos casamos? - Ella cuestiona en voz monótona, Marlene no se apresura a contestar. - ¿Marlene?- Rebecca se levanta mirándola.
- Yo le dije que estoy casada.- Dice con cierto  tartamudeo. - Pero no le hable de nosotras.- Rebecca se siente molesta.
- ¿Por qué no? ¿Estás ahora de repente tentada por él de nuevo?- Esas palabras enojan a Marlene
- No tuve la oportunidad, estábamos tan ocupados hablando de nuestras vidas como acabo de decir, eso es todo, teníamos que volver a LCL y nos separamos al volver al trabajo.- Le  explica, pero oculta el hecho de que él intentó  besarla. Rebecca se está vistiendo.
- Te sugiero que se lo digas lo antes posible.- Le dice, saca un par de botas, se deja caer en la cama para calzarse. Marlene hace una mueca, siente algo de náuseas.
- ¿Estás bien?-  Rebecca pregunta recogiendo su abrigo.
- Sólo un poco de náuseas matutinas, estaré bien.- Rebecca comienza a cerrar la cremallera de la capa de cuero que se acaba de poner.
- ¿A dónde vas tan temprano?-  Marlene pregunta.
- A la oficina, me olvidé de mi agenda y tengo que atar algunos cabos sueltos con Aarón esta mañana.- Le responde mirando el reloj.
- Empezarán la entrega de los muebles alrededor de las nueve. ¿Vas a estar en la casa para entonces?-  Pregunta con paciencia.
- ¡Lo haré!- Responde con su sonrisa cortante mientras mira la hora en su reloj de pulsera.
- ¿No vas a decir nada a Aarón que eres tú?- Ella la sigue hasta la puerta.
- ¡No! ¿Por qué? Esto no es un poco de amor de la escuela secundaria. No puedo creer que no te molestaras en decirle nada de nosotras o que estás casada con una mujer, un poco embarazoso ahora.  Te puedo asegurar que no tiene problemas con dos mujeres. En Riga quiso hacerse amigo de Katherine y de mi.-  Suelta toda su ira y cierra la puerta detrás de ella. Rebecca siente frustración e ira. Busca en su mente mientras camina hacia LCL. - ¿Qué es lo que piensa?- Rebecca se cuestiona.

- ¡Buenos días Rebecca!- Aaron la alcanza y camina a su lado.
- ¡Buenos días!- Entran juntos para tomar el primer café. - Tengo que disculparme por lo de la oficina de ayer por la tarde. ¡Lo siento! Fue descuidado por mi parte dejarte así, espero que me disculpes.- Él transmite sus excusas al entrar en la oficina juntos.
- Te dejé hablar con Marlene. ¿Dónde fuiste?-  Ella le pregunta como por casualidad, mientras recoge su agenda. - Caminamos por el parque.-  Él mira hacia el techo y una sonrisa aparece en su rostro.
- ¡Ya veo!-  Rebecca no tarda en responder tirando de la cuerda.
- Marlene me llevó a un lugar llamado “No Limits”. Nos sentamos y hablamos, me había olvidado de lo divertido que fue aquel verano, fue tan agradable. Bueno,  sólo un refrito de viejos tiempos. - Él mira a Rebecca. - No puedo creer aún que me la encuentre de nuevo. Le pregunté por qué dejó de escribir. - Rebecca está curiosa.  
- ¿Y su respuesta?-  Le mira fisgona. 
- Éramos unos niños y la vida sigue, ella me dijo que no creía que una relación de larga distancia seria funcionaría, así que era mejor dejar que continuar. Yo nunca dejé de pensar en ella, incluso después de todos estos años ella cruzaba mi mente de forma ocasional. Luego  encontrarla en su trabajo aquí…-  Esta perdido en sus pensamientos y deja de hablar.
- Ella está casada.- Rebecca le espeta. - Me lo dijo.- Su sonrisa se vuelve de repente a un gesto de desagrado. 
- ¡Eso es un tipo con suerte!-  Responde haciendo una respiración profunda.  - Creo que tengo que cerrar ese tema, no quiero causarle ningún problema.-  Habla con resignación.
- ¿Qué quieres decir?-  Rebecca sondea. - Traté de darle un beso, sé que fui un poco lanzado, simplemente por volver a conectar de nuevo y todo.- Rebecca se encrespa.
- ¿Darle un beso? ¿En qué estabas pensando?- Ella trata de mantener la calma. 
- Yo no estaba muy seguro, quería ver si todavía quedaba alguna chispa, pero recordé que éramos jóvenes y que las cosas en la vida cambian y la gente sigue su camino.- Él coge su cámara y comienza a ajustar el obturador.
- Necesito que vengas a mi casa esta tarde. ¿Sobre la una?-  Rebecca le oferta.
- ¡Ok! Allí estaré.- Le dice con una sonrisa. Rebecca le mira seria. 
-Termina de  organizar la oficina. He dejado un par de cuadernos en tu escritorio, me gustaría  que revisaras las fotos y mira lugares. Reúnete con Emily antes del almuerzo y programar una sesión de fotos para su colección. - Ella le ordena y mete su agenda bajo el brazo. - Te veré esta tarde.- Ella sonríe, pero su ira está a punto de estallar en el interior. Rebecca se dirige a la casa esperando que Marlene esté allí. - ¡Hola!- Ella la recibe en la puerta con un beso y un abrazo.   
- Los muebles están en camino.- Ella expresa con emoción.  Rebecca se tranquiliza. Las puertas de arcos abiertas al hall de entrada, hay una pequeña araña colgando por encima de ella. A la derecha está la oficina de Rebecca, tiene una gran ventana que da a la calzada circular y acceso a un pasillo exterior corrido. Las paredes son de un color gris claro que hace juego con la alfombra un poco más oscura. La gran sala está a la izquierda y tiene puertas francesas que se abren a la chimenea, la zona de estar también tiene una gran ventana hasta el suelo a juego con la que está en la oficina de Rebecca el piso es de terrazo que se llena de grandes alfombras. Caminan de la mano por el pasillo adelante y hacia la derecha. Más allá de la oficina de Rebecca se encuentra la escalera hacia las habitaciones de arriba, junto a la escalera un vestidor. La cocina es un concepto abierto,  se sientan a la derecha más allá de la escalera. Los mostradores son de granito gris y negro, los muebles de negro para que coincida con los aparatos que son de acero inoxidable. Las luces están empotradas en toda la cocina dando buena luz al bar que está situado frente a la cocina.
- Esto se ve maravilloso.- Rebecca finalmente dice algo.
- ¿Qué te parece la barra del bar? Los taburetes negros coinciden con los gabinetes y encimeras perfectamente.-  Ella se siente cautivada.
- ¡Sí! Y tú tienes un montón de espacio para cocinar.- Añade. Coge a Marlene de la mano y caminan alrededor de la cocina y en la sala contigua.
– El comedor detrás de la cocina. ¿Crees que nuestras familias puedan encajar aquí?- Le pregunta a Rebecca, ella la mira con sorna.
- Lo creo, me gusta la iluminación empotrada, así no hay lámpara polvorienta que limpiar.-  Las dos ríen con ganas. Las paredes de la cocina con rayas gris empotradas en las baldosas, el piso es blanco. Hay una puerta fuera en la pared posterior de la sala comedor.
- ¿Este va a ser el cuarto de la niñera?- Rebecca pregunta con  humildad.
- ¡No! Me gustaría que ella estuviera arriba al principio.- Le responde Marlene.
- ¡Ok! ¿Pero tienes que entrevistar alguna?- Rebecca quiere saber.
- Ya he hablado con la agencia, entrevistaré algunas a la próxima semana.-  Ella le asegura. Regresan a la cocina y ver el cuarto frente a la cocina pintado con colores cálidos, un lugar para la televisión y para relajarse hay una gran estantería con armarios debajo de ella, unas puertas francesas llevan al patio. La vista desde  allí es hermosa,  mira hacia abajo sobre el arroyo.
- Puedo oír el murmullo del agua.- comenta Rebecca cerrando los ojos para escuchar los sonidos de la naturaleza. Marlene puso su brazo alrededor de su cintura.
– Los muebles deben estar aquí dentro de poco, creo que debemos tener un poco de pan tostado.- Caminan hacia el interior y hacia la cocina. Marlene abre la nevera y saca una botella de champan, así como dos copas.  
- Por ti y por nosotros.- Marlene y Rebecca brindan chocando las copas.
- ¡Hmmm!- Pero la realidad de Aarón vuelve a entrar en su mente.  
- Tengo que preguntarte algo.- Rebecca comienza a hablar cuando suena la campanilla del timbre de la puerta. 
- Eso debe ser la mudanza de los muebles.-  Marlene deja su copa en la encimera y corre a la puerta. Abre y encuentra una furgoneta grande parada delante de la casa.
- ¿Por dónde quiere que empecemos  señora?-  Un hombre fornido grande pregunta entregándole la documentación en su mano. Se vuelve hacia Rebecca. - Arriba las camas, deben ser lo primero.-  Señala  la escalera. Comienzan a moverse colocando todos los muebles durante la mañana.             
- Tengo que recoger algunas cosas del invernadero.-  Expresa Marlene a Rebecca.     
- No tengas prisa, la señora Lentz acaba de enviarnos el almuerzo.- Ella contestó.   
- Vuelvo rápido para comer, me muero de hambre.- Ella le responde colocándose el abrigo y saliendo por la puerta principal. Rebecca coge la canasta de alimentos y se sienta en la barra, saca dos botellas de agua del refrigerador y extiende los manteles que la señora Lentz había preparado. Se sienta a la barra y abre la servilleta de papel que envuelve un sándwich.
- ¡Oh!- Exclama Marlene entrando. - Veo que la señora Lentz hizo algunos de esos buenos sándwiches de ensalada de atún.-  Ella se sienta al lado de Rebecca y abre la botella de agua.
Envió uvas y fresas para acompañar al sandwich.-  Comen en silencio un tanto muertas de hambre a causa del trabajo duro de mover tantas cosas a un nuevo hogar. - Estoy lista para poner las sábanas en la cama.- Marlene comenta al dirigirse hacia las escaleras. Rebecca vuelve a su oficina. Les indica a los de la mudanza dónde poner su escritorio.
- Un lugar cerca de la pared y frente a la ventana con una buena vista.- Piensa mientras juguetea con las sillas que están delante de la mesa.            
- ¡Rebecca!- Una voz llama desde la puerta abierta.
- ¡Aquí!- Le dice a Aarón.           
- ¡Wow!- Mirando a su alrededor.
– Salgamos, te mostraré los alrededores.- Él comenzó a caminar de vuelta al vestíbulo y luego hasta la cocina, el comedor y por fin el estudio.
- Me encantan los colores, se ve cómodo.- Menciona mientras  pasan por delante de las escaleras que conducen al dormitorio principal.
- ¡Rebecca!- Marlene la llama. Caminan por el pasillo casi choca con ellos.
- ¡Aarón!- Ella sonríe con cautela.
- ¡Marlene! ¿Qué estás haciendo aquí?- Le pregunta contento de verla de nuevo. Ella se queda sin habla durante un breve segundo, Rebecca la mira cruzada de brazos sin decir palabra.
- ¡Marlene! ¿Estás bien?-  Se interesa agarrándola por el brazo.
- Yo vivo aquí Aarón.- Ella respondió con una sonrisa, sabe que está en problemas con Rebecca. Se hizo el silencio entre los tres. Rebecca se aclara la garganta.
- Creo que Marlene tiene algo que decirte, si me disculpáis vuelvo a mi oficina y si no te importa ven a verme antes de salir.- Ella esboza una sonrisa y regresa por las escaleras.
– Marlene. ¿Vives aquí?- Él pregunta con brusquedad.
- ¡Sí! Tenemos que hablar.-  Se sientan en el banco del pasillo. -  Fue  una emoción verte de nuevo, ver a alguien de mi pasado fue enternecedor. Mi apellido es Lahnstein, he estado casada con dos de ellos. - Ella cruza las piernas y apoya el brazo en la rodilla. - Me casé con el hermano mayor de Rebecca, Hagen pero no funcionó, nos divorciamos y empecé a salir con Tristán otro hermano. Pero Rebecca regresó de Nueva York y nos hicimos amigas, las cosas cambiaron, nos enamoramos. Fue difícil al principio, tuvimos que luchar mucho para estar juntas. Luego sucedieron cosas entre nosotras que provocaron que nos separásemos. Me mudé a Los Ángeles y regresé el pasado verano porque nunca podría amar a nadie más que a Rebecca. Nos casamos y aquí estamos.- Ella le narra su historia. Él permanece tranquilo.
- Así que estás casada con Rebecca, lo siento mucho, he hecho el tonto contigo, me siento muy mal.- Ella le palmea el hombro.      
- ¡Está bien! Yo debería haber sido mas honesta contigo, mi matrimonio y mi sexualidad.- Ella lo tranquiliza.
- ¡Gracias Marlene! Gracias por no estar enfadada, estuve algo agresivo.- Él junta las manos. 
- ¿Sabe Rebecca lo afortunada que es?- Él pregunta sacudiendo la cabeza.
- Lo sabe muy bien, me lo dice cada día.- Aaron se pone de pie tomando su mano.
- ¡Felicidades! Ahora debo ir a hablar con Rebecca.- La deja sentada en el banco. Rebecca está descargando una caja de cartón de material de oficina y cosas personales en su escritorio.
- ¿Necesitas una mano?- Aaron pregunta apoyado en la puerta.
- Está bien.- Ella se siente aliviada de que Marlene le haya dado explicaciones.
- Debo pedirte disculpas, me da vergüenza lo que te comenté Rebecca.- Ella lo mira colocando una foto de la boda de ella y Marlene en el escritorio.
- Está bien, Marlene te lo explicó todo estoy segura.- Ella termina de poner orden. 
- ¿Por qué no me lo dijiste?- Se acerca y se sienta frotándose la cara.
– Es Marlene quien debía decirlo, ella es una mujer madura y puede tomar esa decisión. ¿Por qué ella no te lo dijo de inmediato? A mí me sorprendió al principio, pero puedo entenderlo en cierto modo, ella estaba abrumada, no verte durante años, la alegría de recordar el pasado y las cosas que ustedes dos dejaron de hacer. –Aarón suspira profundamente.
- Prometo que si lo hubiera conocido…- Ella le detiene.       
- Aaron no lo sabías, hubo mucha emoción y las cosas se salieron de control.- Ella baja el tono de su voz. – Quiero que sepas que estamos muy enamoradas, solo recuerda que, ésto, es algo sagrado.-  Rebecca le habla con inteligencia. Aarón se siente un tanto abrumado, lo que le obliga a cambiar de tema.
- Estudié por encima los libros de Kim, la sesión de fotos se ha fijado para el martes, hablaré con Katherine, cenaré con ella esta noche, se irá  por la mañana.- Él transmite mientras abre su agenda. - ¿Estás bien con ella?- Pregunta
- ¡Bueno! Ella ha estado en el castillo durante los últimos días y debo decir que ha sido tenso.-  Él sonríe y añade. 
- Estoy seguro de que voy a escuchar todo sobre ello.- Ambos ríen. - ¿Has traído el resto de mis cosas de la oficina?-  Ella le interroga.
- Los transportistas llegaron y recogieron esas cajas que están apiladas en la esquina.-  Baja la mirada a las cajas señalándolas.  
- Sí las tengo.-  Él se pone de pie.
– ¡Me voy!  Te mantendré informada y te veré más tarde, por favor saluda a Marlene de mi parte.-  Cierra su agenda y deja a Rebecca  terminar el resto de su desembalaje.  Marlene en silencio observa a Rebecca trabajar en su oficina desde la puerta.        
- Debes estar enojada, no te he visto en toda la tarde.- Rebecca continúa poniendo los libros en el estante.
- He estado ocupada, además de que estaba colocando la mudanza.-  Su expresión facial es seca.
- ¡Lo siento!- Ella vuelve a hablar para recuperar la atención de Rebecca.
- ¿Y eso porqué?-  Le dice en un tono cortante.    
- Yo debería haber sido sincera con él, no sé por qué.- Rebecca le interrumpe.         
- ¿Ahora tienes un problema de estar con una mujer? ¿Sigue siendo tan difícil cuando te encuentras con un hombre, decir la verdad? - Ella sacude la cabeza para respirar profundamente. Marlene se siente acorralada y con dolor. 
- ¡Te quiero Rebecca!-  Marlene se declara, la cabeza de Rebecca explota.
- ¡Exactamente!- Ella llega a su punto de firmeza.
- Actúas como si yo estuviera avergonzada de ti, de nuestra relación.- Marlene contesta en una rabieta.
- ¿Lo estás?- Ella pregunta con frialdad volviéndose hacia la estantería y haciendo una reverencia con la cabeza.    
- No quiero discutir contigo, yo desde luego no me avergüenzo de ti. Te amo.- Ella gruñe en voz alta.
- ¿Estás segura? Pues tienes una extraña manera de demostrarlo.-  Rebecca le hace darse cuenta del dolor que le causa.

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