Una separación necesaria

Una separación necesaria

martes, 20 de noviembre de 2018

17ª Entrega


 Volver a la vida. 

Marlene duerme apoyada su cabeza sobre el costado de Rebecca que tarda en recuperarse. Abre lentamente los ojos, pero le cuesta mantenerlos abiertos. Incluso la tenue luz resulta dolorosa. Finalmente puede concentrar la vista en el jarrón de flores al otro lado de la habitación. Continua parpadeando tratando de saber dónde se encuentra. Las blancas paredes no dan indicios y ese terrible sonido del monitor la incomoda. Aprieta los párpados y abre los ojos completamente, respira profunda y mientras el aire llena sus pulmones, aparecen sus últimos recuerdos llenando su conciencia. Su memoria repite toda la confrontación con Tristán, el dolor agudo al caer, y luego una última escena final, Marlene, que se cierne sobre su llanto. Rebecca abre de nuevo sus pesados ojos tratando desesperadamente de reconocer el entorno. A pesar del desconcierto de dónde se halla y sus alrededores. No hay confusión en cuanto a quién busca. - ¿Marlene? – Trata de que su voz se esfuerce por ir más allá de un susurro. - ¿Marlene? - Es entonces cuando se da cuenta. Marlene está maravillosamente dormida a su lado. Coloca la mano encima de su pelo y lo acaricia, luego le toma de la mano y la envuelve con la suya. Escanea el resto de la habitación percibiendo finalmente cual es el entorno dónde se encuentra. Se concentra en el amor que duerme a su lado. Una vez más, y esta vez con un suave apretón de la mano de Marlene, Rebecca susurra. - ¡Marlene! -  Ella siente los párpados como pesados, muy pesados. El agotamiento todavía mantiene capturada a Marlene, pero el sonido de su nombre la hace luchar contra su necesidad de dormir. Oye el susurro de su nombre. - ¡Marlene! - Esta vez lo escucha acompañada por una suave caricia en su mejilla. Lucha contra la necesidad de dormir y se obliga a abrir los ojos. La aguarda una oleada en su cuerpo que será como las primeras mariposas de amor mezcladas con el temor y de que todo fuera un sueño. Mira fijamente a la causa por lo que había estado orando durante los últimos días. Puede sentir que sus propios ojos comienzan a llenarse de lágrimas al contemplar de nuevo los hermosos ojos marrones de Rebecca. Tiene miedo de parpadear, está asustada de que en realidad no sea más que un sueño. - ¿Rebecca?-  Rebecca confirma el hecho de que Marlene no sueña, sonríe al oír la voz de Marlene. El alivio y la excitación en Marlene borran de su rostro cualquier signo de agotamiento que pudiera haber tenido. Sabiendo que Rebecca continua en estado frágil, con su temblorosa mano acaricia cuidadosa el rostro de Rebecca. No hacen falta más pruebas para demostrar que no está soñando. Con el pulgar limpia suavemente la lágrima que escapa por el exterior del ojo de Rebecca. - ¡Oye! - Rebecca le susurra. - ¡Oye, tú! - La sonrisa de Marlene provoca una lágrima y en una vertiginosa risa la acompaña. Con la mayor ternura besa los labios de Rebecca. Nunca lo había puesto tan dulce. Nunca un beso significó más para ella. A pesar de que todavía estaba en una nube drogadicta por los medicamentos, Rebecca también percibe que el beso de Marlene es la mejor sensación de siempre, quería más, pero al acercar más a Marlene se da cuenta de la gravedad de su situación. El dolor atraviesa su cuerpo, es incapacitante y hace que Marlene se separe. Ella responde de inmediato fijando su atención en los gestos el dolor de Rebecca, y se despierta en su conciencia la necesidad de hacer que se lo calmen. Inmediatamente alcanza el botón de llamada con la esperanza de que Ricardo, la enfermera o cualquier persona llegue rápidamente para aliviar el malestar que la está incordiando. En este punto, los pies de Marlene están listos para arrastrar a una enfermera allí, si tenía que hacerlo, pero afortunadamente Ricardo se abre paso a través de la puerta. - ¡Ricardo, está sufriendo, tienes que hacer algo para el dolor! - Marlene está ansiosa y su carácter protector se ha activado con fuerza. No queriendo inquietar a Marlene, Rebecca hace todo lo posible por no mostrar cuánto dolor está soportando. Ricardo llega a su lado. – Estoy encantado de ver que ya estás alerta.- Responde. - ¡Hola mi amigo! - Rebecca sonríe forzando el gesto. - ¡Hola.- Le responde y se dirige de inmediato a la enfermera que lo había seguido, dando orden que preparare los medicamentos para el dolor que necesita. Marlene ronda mientras Ricardo examina a Rebecca. - Respira profundo. - Le ordena Ricardo mientras escucha atentamente el corazón y los pulmones de Rebecca, satisfecho, su sonrisa le brinda alivio a Marlene. - Todo está sonando muy bien, los signos vitales de Rebecca están donde deben estar. - En ese momento la enfermera inyecta en el suero el medicamento para el dolor prescrito. - Y esto pronto hará efecto, mitigará la mayor parte de tu malestar. - Expresa Ricardo mientras la enfermera hace su trabajo buscando el alivio de la paciente. - Nos habéis dado un susto de muerte, pero ahora que estáis despiertas tengo plena fe de que os recuperaréis completamente. - Marlene se aparta con Ricardo mientras la enfermera mantiene su atención en Rebecca. - Gracias Ricardo por todo lo que has hecho, sé que Rebecca nunca habría sobrevivido sin tu gran cuidado. - Exclama Marlene con aire de aprecio. - Rebecca es una de mis amigas más queridas, siempre he mantenido un interés cercano sobre ella. El hecho de que ahora esté despierta y alerta es un paso en la dirección adecuada. Sin embargo, ella todavía está sanando y es importante que no sufra ningún estrés. Me gustaría mantenerla todavía durante un día más en la UVI para controlar cualquier signo extraño que aparezca de la hemorragia interna sufrida. Después de examinarla no veo ninguna razón por la qué Rebecca no puede tener una recuperación completa. - Marlene no puede contener su felicidad, coge a Ricardo por sorpresa al abrazarle alrededor de su cuello. - Ricardo es la mejor noticia que he escuchado, no se cómo puedo agradecértelo. -  La felicidad de Marlene contagia a Ricardo y él sonríe, pero no pierde el sentido de la realidad. - ¡Bueno! No quiero atribuirme todo el éxito, tú has sido una parte muy importante en que regrese entre nosotros, tu amor la ha salvado. Ahora necesito atender a otros pacientes en este momento. Estoy feliz por vosotras Marlene. Sé que esto no ha sido fácil para ninguna de las dos ...- Le embarga la emoción. - De verdad que me voy a ir. Estoy seguro de que Rebecca estará bien cuidada contigo a su lado.- Ella le mira contenta. - Naturalmente.- La sonrisa de Marlene crece al ver a Rebecca ya relajada, una vez que la enfermera termina sus deberes. Rápidamente recupera el puesto a su lado. Toma la mano de Rebecca entre las suyas. - ¡Marlene! – La llama con una sonrisa y una voz aún débil pero hermosa. Le dice que está empezando a sentir los efectos de alivio de los medicamentos y el dolor se está marchando. Ya casi aliviada, se concentra en Marlene en lugar de su incomodidad.  - ¡Dios! Nunca he estado tan feliz de oírte decir mi nombre.- Marlene besa ansiosamente la mano de Rebecca y luego la sostiene pegada a su mejilla. No puede evitar una vez más las lágrimas por la alegría de que Rebecca la mirara. No dejan de mirarse a los ojos con pasión encendida. - ¡Lo siento mucho! – Marlene pide perdón a Rebecca.  - ¿Perdón por qué? -  Pregunta a Marlene.  - Nunca debería haberte puesto en peligro, nunca debería haber permitido que Tristán se acercara, tu has pagado las consecuencias de la virulencia de tu hermano para conmigo.-  Rebecca levanta la mano y pone un dedo en su boca. -Shhhh, para, para ahora, no tienes la culpa, no hay necesidad de discutir esto más, se acabó, todo ha terminado. Nos casaremos y nos iremos de aquí, como teníamos planeado. Eso es todo lo que quiero. - Marlene se tranquiliza.  - ¿Cómo que terminó? ¿Qué quieres decir? - Marlene no está segura de que Rebecca ese encuentre en situación para decidir alguna cosa en estos momentos. – Mi hermano no nos volverá a molestar, no volveremos a verle nunca más, para mí está desaparecido. -Marlene respira con profundidad. -¡Lo siento Rebecca! Pero Tristán no ...- Rebecca detiene a Marlene en medio de la frase. – Espera. Se que esto ha sido un desgraciado accidente, el no lo hizo de forma intencionada, pero sus acciones, intencionadas o no, siempre acaban mal, lo más seguro es mantenerle alejado, porque a su lado no sabes lo que puede suceder. -  Se entristece algo por el comentario de Rebecca, Marlene quiere ser sincera con ella, debe narrarle la visita que le hizo hace dos días.  - Tristán está muy afectado…-  En pocos minutos le cuenta como se desarrolló la conversación y lo confuso que estaba. – Le dolía en el alma verte ahí sin conocimiento y al borde del abismo. Reconocí el arrepentimiento en su mirada y me dijo también que lo sentía, que todo lo que había hecho por hacernos daño que había sido un error. ¡Ah! También me dijo que había sido tu héroe.- Rebecca aspira aire con lentitud. – Aún así creo que alejarnos no es una broma. El es gafe cuando se trata de nosotras. Creo que he podido morir y te hubiese dejado sola.-  Busca a Marlene para acercarla más a ella. - Y yo nunca habría sobrevivido si eso hubiera ocurrido. Te amo. - Es todo lo que Marlene podía pensar en decir para devolver el afecto de Rebecca. – Y yo también te amo.- Rebecca está empezando a sentir los efectos de somnolencia del medicamento para el dolor. - ¿Crees que podrías hacer algo por mí?- Pregunta con misterio. - Haré todo lo que necesites. - Responde Marlene. - ¡Abrazarme de nuevo! - Marlene no puede evitar cumplir el pedido de Rebecca. De hecho, es lo único que ella quería hacer. Por no hablar de mirar esa cara preciosa y esos ojos marrones que la iluminan. Marlene nuevamente se coloca con cuidado junto a Rebecca y las dos cogidas de la mano. Marlene rompe el breve silencio y se posa sobre su codo para mirar a Rebecca a los ojos. - Estos últimos días pasé miedo de perderte para siempre. Fue un sufrimiento horrible. – Le cuenta con algo de sentimiento, necesita liberar su angustia. - Lo siento Marlene.-  Rebecca se siente ligeramente culpable por haber preocupado a Marlene. Ella responde. – No quiero estar sin ti. ¿Entiendes?-  Libera su ansiedad acumulada. Los ojos azules de Marlene sólo  refuerzan su declaración. Rebecca asiente con la cabeza. Comprende la sinceridad de Marlene y le responde. - Entonces contigo, para siempre, es donde me quedaré, donde quiero quedarme. Es donde quiero vivir, donde tu estés, viviré yo.- Marlene sella el trato con un beso que está lleno de amor.


1 comentario:

  1. Gracias por compartir! El amor en su estado mas sincero, transparente y natural. Felicidades a las dos mujeres que te inspiraron y a tí por escribir y publicar!!!!

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