Lahnstein.
En la puerta del estudio Marlene y Rebecca
se detienen nada más traspasar el umbral. Cogidas de la mano miran con altivez
hacia el interior donde los demás charlan afables entre ellos. Tanja se percata
de su presencia e indica a Sebastián mire en su dirección. Elizabeth se acerca
y las abraza con afecto. Tristán observa desde el fondo con una copa en la mano
que apura con ansiedad. Elisabeth las llena de halagos después del primer
saludo, Sebastián se acerca con timidez a su hermana y le pregunta que tal
está, ella responde que recuperada y muy positivista. Tanja se dirige a Marlene
que la mira con ojos de seriedad. – Espero
que no sigas enfadada conmigo.- Le dice a cierta distancia, Marlene sonríe
hipócrita y le responde que no es rencorosa. – No, no lo estoy, soy feliz. La vida da y quita lo que cada uno se
merece. A mi me premia con lo que mas quiero en este mundo. ¿Y a ti? - Tanja tuerce el gesto se da cuenta que ha
perdido a su amiga, es demasiado orgullosa para pedir perdón y no volverá su
amistad, ha herido su orgullo con lo sucedido con Rebecca y se alejará de ella
para siempre.
Tristán se acerca con reservas y da las
buenas noches como si de unas extrañas se tratara. Elisabeth le reprende por
esa actitud tan fría y distante, para colmo entra Asgard con su clásica ironía
para dar el toque de mal gusto aludiendo a la frustrada boda de Tristán con Marlene.
- ¡Ya está bien Asgard!- Elisabeth corta la frase. - Estamos aquí para celebrar que Rebecca
ya está recuperada y ha venido a vernos, es un motivo de alegría y no para
sacar las malas artes de las que hacéis gala a menudo. – Desde el pasillo
Elena entra y abraza a su hermana. –
Cuanto me alegro de verte y que te hayas recuperado.- Rebecca se sorprende,
así lo manifiesta con cierta mirada espantada hacia su novia. - ¿De verdad te alegras o es algo forzado
Elena? – Le responde con frialdad, Elena la mira algo compungida, baja la
vista hacia el suelo y a continuación levanta el rostro para mirar a su hermana
a los ojos . - ¡Lo siento! Lo siento
mucho Rebecca. Debo confesarte que en tus momentos difíciles no estuve a la
altura de una hermana, perdóname no era consciente de tus problemas y no hice
nada por ayudarte. De verdad que me arrepiento de ello. Eres mi hermana, la
única hermana que tengo y me he portado mal contigo.- Rebecca la contempla
que casi está a punto de llorar y se enternece. La abraza casi con la misma
congoja. – No te preocupes, todo está
bien, escribiremos una nueva vida desde hoy. Te quiero.- Elena vuelve a
abrazarse con fuerza a ella. Marlene las mira con cariño y los demás miran
hacia abajo como reconocimiento del error cometido con Rebecca en el pasado.
Todos menos Tristán y Asgard, el uno pone gesto de enfado manifiesto y el otro
una medio sonrisa irónica, como si presenciase una escena cómica.
Durante la cena se habla de muchas cosas,
la moda, el banco, política etc. Elisabeth preside, a su derecha Rebecca al
lado de Marlene, Dana y Hagen a continuación. Por el otro lado de la mesa,
Elena ha usurpado el asiento a Asgard al lado de Elisabeth, quiere estar cerca
de Rebecca, Tanja y Sebastián a su lado frente a Marlene. Tristán cierra ese
lado. Asgard se sienta frente a Elisabeth entre Hagen y Tristán como queriendo
decir que también él, puede presidir algo en la familia. Elena se interesa por
el trabajo de Rebecca en N. York y Elisabeth entabla conversación con Marlene
sobre su carrera de actriz. Los hermanos varones no hablan más que de sus
respectivos negocios con Asgard mientras que Dana cuenta cosas y anécdotas sobre
sus caballos con Tanja.
A los postres Elisabeth le pide a Justus
unas copas de champán para brindar por el regreso de las dos hermanas y
Marlene, todos levantan sus copas deseando buenas nuevas para ellas, se
sientan, Rebecca permanece en pie y llama su atención. Con voz temblorosa comienza
a hablar.
– Tengo…
bueno… Marlene y yo tenemos que daros una noticia sobre nuestro futuro. Como
sabéis en el pasado Marlene y yo convivimos juntas durante un tiempo. Aquello
se rompió por mis errores y egoísmos. Este verano nos encontramos por
casualidad, fue algo inesperado pero encantador y hemos retomado nuestra
relación de nuevo, era lo que necesitaba para cerrar un amargo capítulo de mi
vida. Ahora estamos bien y nos queremos con más pasión que nunca. – Mira a
su novia y acaricia su rostro con el dedo pulgar, Marlene besa su mano. - Hace
unas semanas he propuesto a Marlene que se case conmigo y ella ha aceptado. Solo
quería participar nuestra felicidad con vosotros. – Las caras de sorpresa
relativa en el seno de algunos miembros de la familia se transforma al segundo
siguiente en un cúmulo de felicitaciones, del que se aparta Tristán, no lo
soporta a pesar del tiempo transcurrido. Justus se suma a las felicitaciones
como uno más.
De vuelta a la orangerie Rebeca estalla a
llorar abrazando a Marlene con fuerza. Gime con fuerza sin tino, Marlene no
sabe que pensar. Consigue calmarla con paciencia y cariño. - ¿Qué te ha pasado? – Le pregunta
inquieta. Rebecca se explica con voz balbuceante que había estado acumulando mucha
tensión. Tener enfrente a Tristan y Tanja era una presión insoportable y se
había estado conteniendo durante toda la velada. Marlene abraza a Rebecca con
la fuerza del cariño. – Todo está bien.
Todo ha estado muy bien. Entiendo lo que has pasado y este desahogo te dejará
en paz. Has superado tus miedos, de ahora en adelante te sentirás menos
incómoda, aunque estén presentes. Recuerda que el odio se pasa, el amor nunca.
– Hay sabiduría en las palabras de Marlene, siente el dolor de Rebecca como
propio y trata de que camine sin esa pesada lacra del rencor. Mira dulce a los
ojos de Rebecca y con suavidad besa sus labios en señal de apoyo y amor
incondicional.
Han pasado varios días y en la familia
Lahnstein aún no conocen la existencia de Tomy. Todo este tiempo ha estado al
cuidado de Thomas y Biggy junto con el hermano de Marlene, otro Thomy con el
que juega continuamente. Marlene y Rebecca, mientras, comienzan a gestionar los
trámites para la boda. El día que regresen a Nueva York lo harán casadas, así
que se afaman en cumplimentar todos los pasos lo más pronto posible. Biggy y
Thomas acuden a la llamada de Marlene que les ha pedido acerquen a Tomy al castillo, ellas esperan en la orangerie. Al abrirse la puerta el niño se lanza a los brazos de su madre corriendo como un loco, luego
se cambia a los de Rebecca que lo recoge con alborozo. Poco después entran en
el estudio donde Sebastián y Elisabeth despachan algunos asuntos. Elisabeth se
sorprende al ver un crio rubio de ojos azules que se acerca de la mano de
ellas. – Y ¿Quién es este personaje? – Pregunta
con simpatía y algo inquisitoria. – Es
nuestro hijo.- Responde Marlene. Rebecca la mira con cara de pasmo. Es la
primera vez que escucha esa expresión de labios de Marlene. No es una idea que
se le haya ocurrido nunca, pero oído así, casi le parece perfecto lo dicho por
su novia. - ¿Qué tenéis un hijo? Pero…
¿Cómo…? - Sebastián está petrificado,
Elisabeth en estado de schok. – Es una historia
que no merece la pena, un error de la vida, pero… ¿A que es guapo? - Expresa
Marlene con jovialidad, Rebecca sonríe con satisfacción. No dan más explicaciones
sobre la existencia del pequeño. De pronto, aparece Elena a sus espaldas y
pregunta que está pasando, la cara de sorpresa que pone al conocer la noticia
es todo un poema. Rápidamente se abalanza a por el niño que pone en su rostro
una mueca, Rebecca se acerca y lo tranquiliza. Nadie hace preguntas solo
celebran el tener un miembro más en la familia. Tanja y Tristán están fuera de
esta situación. Poco tarda Sebastian en comunicarlo a su esposa. Tristán será
el último en saberlo cuando regrese de un viaje a Londres por unos asuntos de los
negocios.
La locura acude de nuevo al hermano de
Rebecca, Tristán. Nada más llegar a Koningbrunm. Elena le cuenta la buena
nueva. Marlene y Rebecca tienen un hijo. El rostro de Tristán se convierte en
lúgubre, por dentro siente sus entrañas revolverse. Que sean felices y con
familia propia es algo que colma su desdicha.
Recorre los pasillos hasta llegar al
comedor donde se sirve una copa que bebe de un trago, recarga el vaso y se
sienta con la mirada perdida y cargada de animosidad. Entra Elisabeth a buscar
una botella de agua y lo encuentra en sombría actitud sobre una silla. -
¿Qué ocurre Tristán? – Él no responde en principio, Elisabeth insiste en
saber cuál es el motivo de esa actitud tan poco templada. Tristán enloquece su
mirada. - ¿Crees que conoces mi problema?
¡Pues nó! Nadie se interesa por mí. – Elisabeth se espanta y da un paso
atrás ante los gritos de su hijastro. –
No solo tienen que venir a restregarnos su felicidad por las narices. Ahora
resulta que también son madres. ¿Qué debo pensar? ¿Sentirme feliz y contento?
Sigo muy molesto y cada vez que están delante me dan ganas de…- Elisabeth corta la frase de forma brusca. -
¿Estas bebido? ¿Cómo se te ocurre
semejante cosa después de tanto tiempo? Tu sed de venganza no tiene límite.
Deberías olvidar y emprender una nueva vida. De esta manera solo conseguirás
arruinar tu propia existencia. Ellas están muy alejadas de ti y lo estarán toda
tu vida. – Tristán se levanta, bebe el contenido del vaso y desencajado se
enfrenta a ella en un tono áspero. – Nada
que digas tú o mis hermanos me hará cambiar lo que siento. Así que no me
sermonees, yo tomaré mis propias decisiones.- Dicho lo cual abandona el
comedor con aire altivo como si fuera a comerse el mundo de un solo bocado.
A la tarde siguiente mientras Rebecca
escribe unos impresos sentada a la mesa en la orangerie, Marlene está en el parque
con su hermano y su hijo, suenan unos golpes en la puerta, se levanta y acude,
Tristán aparece firme delante de ella con la mirada fija en su rostro. - ¡Tristán! – Él tarda en responder. - ¿Me puedes invitar a una copa? – Pregunta
sin saludar. - ¡Pues claro! Entra, y
buenas tardes. – Tristán se sienta en el sofá con la mirada algo perdida.
Le cuenta que ha visto salir a Marlene con los niños. - … y he pensado que era el mejor momento para hablar con mi hermana
pequeña. – Le expone sin preámbulos. - ¡Ah! No sabía que querías hablar conmigo. Y ¿De
qué se trata? – Le cuestiona mientras sirve sendas bebidas. – Quería preguntarte si no es demasiado precipitado eso de casaros. ¿Lo
has pensado bien? – Rebecca no se precipita, entiende que la pregunta de su
hermano va con doble intención, algo que solo preocupa a su calenturienta
personalidad. - ¡No y sí! Es una decisión firme y no estoy
preocupada por nada de lo que puedas imaginar. Es la respuesta a todo lo que
deseo en este mundo, estar toda la vida con la persona que amo, Marlene. Nadie,
repito nadie me apartará de ella jamás. – La respuesta no hace que él se
sienta retraído. - ¡Ya! Pero creo que te
precipitas, no sé si estás recuperada, todo esto puede ser fruto de tu
deficiencia mental después de lo que te ocurrió. Me agrediste. ¿Lo recuerdas? –
Rebecca comienza a sentirse incómoda. Ve cual es la intención de su
hermano, aun pensando que se encuentre débil en presencia de Tristán saca su
carácter Lahnstein para defenderse lo mejor que sepa. – Estoy completamente recuperada. Tomo mis propias decisiones sin injerencias
de nadie y no, no estoy condicionada por lo que me pasó. Lo único que puedo
decirte es que, lo siento. Siento haberte agredido de aquella manera, no era yo
en aquel momento. La ira se apoderó de mi y te pido disculpas por ello. ¿Qué
más quieres? – Le pregunta con fuerza en el tono. Ante la respuesta
contundente de su hermana, Tristán se sorprende, en su interior pensaba que
todavía estaba bajo los efectos de la depresión y los medicamentos. - ¡Está bien! Acepto tus disculpas, comprendo
lo ocurrido y ya veo que has recuperado toda tu capacidad. – Hace una
pausa, respira con tranquilidad. - Me acabo de enterar que tenéis un hijo. ¿Qué
ha ocurrido? Me gustaría saber algo más. – Rebecca sabe que no debe decir
nada sobre la paternidad de Tomy. Empieza a dudar. – No creo que deba decirte nada de lo que nos ocupa a Marlene y a mí, es
nuestro hijo y no hay nada más que hablar. – Contundente trata de zanjar el
tema. Tristán, sin embargo, de pronto se le enciende una luz de sospecha. Cree
que Rebecca trata de ocultarle alguna cosa, su actitud es defensiva y piensa
que debe haber detrás de todo esto algún secreto inconfesable. - ¡Está bien! Respeto tu planteamiento, es
asunto vuestro. – En ese momento se abre la puerta y entra Marlene en
compañía de los dos niños. - ¡Oh!
Tristán. ¿Qué haces aquí? – Pregunta muy sorprendida de su presencia en la
orangerie. – Hemos aclarado algunas cosas…
como hermanos.- Explica Rebecca adelantándose. - ¿Y lo habéis conseguido? – Ambos responden afirmativamente, es un
asunto del que se alegra Marlene correspondiendo con una sonrisa de
conformidad. Tristán mira a los dos críos. – Este es Thomy, tu hermano y este otro ¿Quién es? – Pregunta con
cierta intriga. – Es mi hijo, y se llama
Tom, así se dice en California. – Tristán sonríe satírico. – ¡Una aventura perdida! – Lo dice en tono
de sarcasmo. Marlene se tensa algo antes de responder. – Eso fue. Algo fallido. No suelo tener suerte con los hombres. – Tristán
vuelve a sonreír irónico. – Si se ve que
te van mejor las mujeres. – Expresa mirando a su hermana. Se despide con
fría expresión y se marcha con diligencia. El rostro de Marlene se enciende de ira. - ¿A qué ha venido eso? – Pregunta completamente aturdida. - ¡No lo sé! Me preguntó si no era precipitado
lo de la boda y después intentó sondearme sobre Tomy. No le he dicho nada, que
es nuestro hijo y nada más. – Marlene está irritada, así lo hace ver con su
mirada. - ¡Venga! No te enfades solo ha venido a curiosear para llenar su ego si
encontraba algo con qué alimentarlo y no se ha llevado nada. – Rebecca
trata de tranquilizarla y la acaricia en el hombro y baja con la mano hasta la
suya en un gesto de ternura. – Ya ves, le
he tenido delante a solas y lo he superado.- Marlene sonríe agradecida y
complaciente. Le da un corto beso y acaricia su mejilla. - ¡Por cierto! Cuando dijiste a todos que es nuestro hijo. Me
desconcertaste, no me lo esperaba. ¿Se te ocurrió así de golpe? – Rebecca
pregunta divertida mientras se sienta en el suelo al lado de los niños. – Hace semanas que lo vengo pensando. No
tenía intención de hablarlo hasta que llegásemos a la boda. Ayer me salió sin
pensarlo, lo tenía interiorizado, y salió sin más. – Le cuenta festiva.
Rebecca le indica con el dedo que se acerque, que se agache a su lado y de los
niños. Marlene obedece misteriosa y se coloca a su lado en cuclillas. Rebecca
acerca su rostro y la besa con profundidad. Los niños juegan y casi ni aprecian
el movimiento de las adultas. - ¡Te
quiero! – Le musita al oído a Marlene y pronto se disponen a jugar como si
fueran otras dos niñas pequeñas.
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