Una separación necesaria

Una separación necesaria

martes, 6 de noviembre de 2018

13ª Entrega


 Lahnstein.

En la puerta del estudio Marlene y Rebecca se detienen nada más traspasar el umbral. Cogidas de la mano miran con altivez hacia el interior donde los demás charlan afables entre ellos. Tanja se percata de su presencia e indica a Sebastián mire en su dirección. Elizabeth se acerca y las abraza con afecto. Tristán observa desde el fondo con una copa en la mano que apura con ansiedad. Elisabeth las llena de halagos después del primer saludo, Sebastián se acerca con timidez a su hermana y le pregunta que tal está, ella responde que recuperada y muy positivista. Tanja se dirige a Marlene que la mira con ojos de seriedad. – Espero que no sigas enfadada conmigo.- Le dice a cierta distancia, Marlene sonríe hipócrita y le responde que no es rencorosa. – No, no lo estoy, soy feliz. La vida da y quita lo que cada uno se merece. A mi me premia con lo que mas quiero en este mundo. ¿Y a ti? - Tanja tuerce el gesto se da cuenta que ha perdido a su amiga, es demasiado orgullosa para pedir perdón y no volverá su amistad, ha herido su orgullo con lo sucedido con Rebecca y se alejará de ella para siempre. 
Tristán se acerca con reservas y da las buenas noches como si de unas extrañas se tratara. Elisabeth le reprende por esa actitud tan fría y distante, para colmo entra Asgard con su clásica ironía para dar el toque de mal gusto aludiendo a la frustrada boda de Tristán con Marlene. - ¡Ya está bien Asgard!-  Elisabeth corta la frase. - Estamos aquí para celebrar que Rebecca ya está recuperada y ha venido a vernos, es un motivo de alegría y no para sacar las malas artes de las que hacéis gala a menudo. – Desde el pasillo Elena entra y abraza a su hermana. – Cuanto me alegro de verte y que te hayas recuperado.- Rebecca se sorprende, así lo manifiesta con cierta mirada espantada hacia su novia. - ¿De verdad te alegras o es algo forzado Elena? – Le responde con frialdad, Elena la mira algo compungida, baja la vista hacia el suelo y a continuación levanta el rostro para mirar a su hermana a los ojos . - ¡Lo siento! Lo siento mucho Rebecca. Debo confesarte que en tus momentos difíciles no estuve a la altura de una hermana, perdóname no era consciente de tus problemas y no hice nada por ayudarte. De verdad que me arrepiento de ello. Eres mi hermana, la única hermana que tengo y me he portado mal contigo.- Rebecca la contempla que casi está a punto de llorar y se enternece. La abraza casi con la misma congoja. – No te preocupes, todo está bien, escribiremos una nueva vida desde hoy. Te quiero.- Elena vuelve a abrazarse con fuerza a ella. Marlene las mira con cariño y los demás miran hacia abajo como reconocimiento del error cometido con Rebecca en el pasado. Todos menos Tristán y Asgard, el uno pone gesto de enfado manifiesto y el otro una medio sonrisa irónica, como si presenciase una escena cómica. 
Durante la cena se habla de muchas cosas, la moda, el banco, política etc. Elisabeth preside, a su derecha Rebecca al lado de Marlene, Dana y Hagen a continuación. Por el otro lado de la mesa, Elena ha usurpado el asiento a Asgard al lado de Elisabeth, quiere estar cerca de Rebecca, Tanja y Sebastián a su lado frente a Marlene. Tristán cierra ese lado. Asgard se sienta frente a Elisabeth entre Hagen y Tristán como queriendo decir que también él, puede presidir algo en la familia. Elena se interesa por el trabajo de Rebecca en N. York y Elisabeth entabla conversación con Marlene sobre su carrera de actriz. Los hermanos varones no hablan más que de sus respectivos negocios con Asgard mientras que Dana cuenta cosas y anécdotas sobre sus caballos con Tanja.
A los postres Elisabeth le pide a Justus unas copas de champán para brindar por el regreso de las dos hermanas y Marlene, todos levantan sus copas deseando buenas nuevas para ellas, se sientan, Rebecca permanece en pie y llama su atención. Con voz temblorosa comienza a hablar.
Tengo… bueno… Marlene y yo tenemos que daros una noticia sobre nuestro futuro. Como sabéis en el pasado Marlene y yo convivimos juntas durante un tiempo. Aquello se rompió por mis errores y egoísmos. Este verano nos encontramos por casualidad, fue algo inesperado pero encantador y hemos retomado nuestra relación de nuevo, era lo que necesitaba para cerrar un amargo capítulo de mi vida. Ahora estamos bien y nos queremos con más pasión que nunca. – Mira a su novia y acaricia su rostro con el dedo pulgar, Marlene besa su mano. -  Hace unas semanas he propuesto a Marlene que se case conmigo y ella ha aceptado. Solo quería participar nuestra felicidad con vosotros. – Las caras de sorpresa relativa en el seno de algunos miembros de la familia se transforma al segundo siguiente en un cúmulo de felicitaciones, del que se aparta Tristán, no lo soporta a pesar del tiempo transcurrido. Justus se suma a las felicitaciones como uno más.

De vuelta a la orangerie Rebeca estalla a llorar abrazando a Marlene con fuerza. Gime con fuerza sin tino, Marlene no sabe que pensar. Consigue calmarla con paciencia y cariño. - ¿Qué te ha pasado? – Le pregunta inquieta. Rebecca se explica con voz balbuceante que había estado acumulando mucha tensión. Tener enfrente a Tristan y Tanja era una presión insoportable y se había estado conteniendo durante toda la velada. Marlene abraza a Rebecca con la fuerza del cariño. – Todo está bien. Todo ha estado muy bien. Entiendo lo que has pasado y este desahogo te dejará en paz. Has superado tus miedos, de ahora en adelante te sentirás menos incómoda, aunque estén presentes. Recuerda que el odio se pasa, el amor nunca. – Hay sabiduría en las palabras de Marlene, siente el dolor de Rebecca como propio y trata de que camine sin esa pesada lacra del rencor. Mira dulce a los ojos de Rebecca y con suavidad besa sus labios en señal de apoyo y amor incondicional.  

Han pasado varios días y en la familia Lahnstein aún no conocen la existencia de Tomy. Todo este tiempo ha estado al cuidado de Thomas y Biggy junto con el hermano de Marlene, otro Thomy con el que juega continuamente. Marlene y Rebecca, mientras, comienzan a gestionar los trámites para la boda. El día que regresen a Nueva York lo harán casadas, así que se afaman en cumplimentar todos los pasos lo más pronto posible. Biggy y Thomas acuden a la llamada de Marlene que les ha pedido acerquen a Tomy al castillo, ellas esperan en la orangerie. Al abrirse la puerta el niño se lanza a los brazos de su madre corriendo como un loco, luego se cambia a los de Rebecca que lo recoge con alborozo. Poco después entran en el estudio donde Sebastián y Elisabeth despachan algunos asuntos. Elisabeth se sorprende al ver un crio rubio de ojos azules que se acerca de la mano de ellas. – Y ¿Quién es este personaje? – Pregunta con simpatía y algo inquisitoria. – Es nuestro hijo.- Responde Marlene. Rebecca la mira con cara de pasmo. Es la primera vez que escucha esa expresión de labios de Marlene. No es una idea que se le haya ocurrido nunca, pero oído así, casi le parece perfecto lo dicho por su novia. - ¿Qué tenéis un hijo? Pero… ¿Cómo…? -  Sebastián está petrificado, Elisabeth en estado de schok. – Es una historia que no merece la pena, un error de la vida, pero… ¿A que es guapo? - Expresa Marlene con jovialidad, Rebecca sonríe con satisfacción. No dan más explicaciones sobre la existencia del pequeño. De pronto, aparece Elena a sus espaldas y pregunta que está pasando, la cara de sorpresa que pone al conocer la noticia es todo un poema. Rápidamente se abalanza a por el niño que pone en su rostro una mueca, Rebecca se acerca y lo tranquiliza. Nadie hace preguntas solo celebran el tener un miembro más en la familia. Tanja y Tristán están fuera de esta situación. Poco tarda Sebastian en comunicarlo a su esposa. Tristán será el último en saberlo cuando regrese de un viaje a Londres por unos asuntos de los negocios.
La locura acude de nuevo al hermano de Rebecca, Tristán. Nada más llegar a Koningbrunm. Elena le cuenta la buena nueva. Marlene y Rebecca tienen un hijo. El rostro de Tristán se convierte en lúgubre, por dentro siente sus entrañas revolverse. Que sean felices y con familia propia es algo que colma su desdicha.
Recorre los pasillos hasta llegar al comedor donde se sirve una copa que bebe de un trago, recarga el vaso y se sienta con la mirada perdida y cargada de animosidad. Entra Elisabeth a buscar una botella de agua y lo encuentra en sombría actitud sobre una silla.  - ¿Qué ocurre Tristán? – Él no responde en principio, Elisabeth insiste en saber cuál es el motivo de esa actitud tan poco templada. Tristán enloquece su mirada. - ¿Crees que conoces mi problema? ¡Pues nó! Nadie se interesa por mí. – Elisabeth se espanta y da un paso atrás ante los gritos de su hijastro. – No solo tienen que venir a restregarnos su felicidad por las narices. Ahora resulta que también son madres. ¿Qué debo pensar? ¿Sentirme feliz y contento? Sigo muy molesto y cada vez que están delante me dan ganas de…- Elisabeth corta la frase de forma brusca. - ¿Estas bebido? ¿Cómo se te ocurre semejante cosa después de tanto tiempo? Tu sed de venganza no tiene límite. Deberías olvidar y emprender una nueva vida. De esta manera solo conseguirás arruinar tu propia existencia. Ellas están muy alejadas de ti y lo estarán toda tu vida. – Tristán se levanta, bebe el contenido del vaso y desencajado se enfrenta a ella en un tono áspero. – Nada que digas tú o mis hermanos me hará cambiar lo que siento. Así que no me sermonees, yo tomaré mis propias decisiones.- Dicho lo cual abandona el comedor con aire altivo como si fuera a comerse el mundo de un solo bocado.

A la tarde siguiente mientras Rebecca escribe unos impresos sentada a la mesa en la orangerie, Marlene está en el parque con su hermano y su hijo, suenan unos golpes en la puerta, se levanta y acude, Tristán aparece firme delante de ella con la mirada fija en su rostro. - ¡Tristán! – Él tarda en responder. - ¿Me puedes invitar a una copa? – Pregunta sin saludar. - ¡Pues claro! Entra, y buenas tardes. – Tristán se sienta en el sofá con la mirada algo perdida. Le cuenta que ha visto salir a Marlene con los niños. - … y he pensado que era el mejor momento para hablar con mi hermana pequeña. – Le expone sin preámbulos. - ¡Ah!  No sabía que querías hablar conmigo. Y ¿De qué se trata? – Le cuestiona mientras sirve sendas bebidas. Quería preguntarte si no es demasiado precipitado eso de casaros. ¿Lo has pensado bien? – Rebecca no se precipita, entiende que la pregunta de su hermano va con doble intención, algo que solo preocupa a su calenturienta personalidad. - ¡No y sí! Es una decisión firme y no estoy preocupada por nada de lo que puedas imaginar. Es la respuesta a todo lo que deseo en este mundo, estar toda la vida con la persona que amo, Marlene. Nadie, repito nadie me apartará de ella jamás. – La respuesta no hace que él se sienta retraído. - ¡Ya! Pero creo que te precipitas, no sé si estás recuperada, todo esto puede ser fruto de tu deficiencia mental después de lo que te ocurrió. Me agrediste. ¿Lo recuerdas? – Rebecca comienza a sentirse incómoda. Ve cual es la intención de su hermano, aun pensando que se encuentre débil en presencia de Tristán saca su carácter Lahnstein para defenderse lo mejor que sepa. – Estoy completamente recuperada. Tomo mis propias decisiones sin injerencias de nadie y no, no estoy condicionada por lo que me pasó. Lo único que puedo decirte es que, lo siento. Siento haberte agredido de aquella manera, no era yo en aquel momento. La ira se apoderó de mi y te pido disculpas por ello. ¿Qué más quieres? – Le pregunta con fuerza en el tono. Ante la respuesta contundente de su hermana, Tristán se sorprende, en su interior pensaba que todavía estaba bajo los efectos de la depresión y los medicamentos. - ¡Está bien! Acepto tus disculpas, comprendo lo ocurrido y ya veo que has recuperado toda tu capacidad. – Hace una pausa, respira con tranquilidad. -  Me acabo de enterar que tenéis un hijo. ¿Qué ha ocurrido? Me gustaría saber algo más. – Rebecca sabe que no debe decir nada sobre la paternidad de Tomy. Empieza a dudar. – No creo que deba decirte nada de lo que nos ocupa a Marlene y a mí, es nuestro hijo y no hay nada más que hablar. – Contundente trata de zanjar el tema. Tristán, sin embargo, de pronto se le enciende una luz de sospecha. Cree que Rebecca trata de ocultarle alguna cosa, su actitud es defensiva y piensa que debe haber detrás de todo esto algún secreto inconfesable. - ¡Está bien! Respeto tu planteamiento, es asunto vuestro. – En ese momento se abre la puerta y entra Marlene en compañía de los dos niños. - ¡Oh! Tristán. ¿Qué haces aquí? – Pregunta muy sorprendida de su presencia en la orangerie. – Hemos aclarado algunas cosas… como hermanos.- Explica Rebecca adelantándose. - ¿Y lo habéis conseguido? – Ambos responden afirmativamente, es un asunto del que se alegra Marlene correspondiendo con una sonrisa de conformidad. Tristán mira a los dos críos. – Este es Thomy, tu hermano y este otro ¿Quién es? – Pregunta con cierta intriga. – Es mi hijo, y se llama Tom, así se dice en California. – Tristán sonríe satírico. – ¡Una aventura perdida! – Lo dice en tono de sarcasmo. Marlene se tensa algo antes de responder. – Eso fue. Algo fallido. No suelo tener suerte con los hombres. – Tristán vuelve a sonreír irónico. – Si se ve que te van mejor las mujeres. – Expresa mirando a su hermana. Se despide con fría expresión y se marcha con diligencia.  El rostro de Marlene se enciende de ira. - ¿A qué ha venido eso? – Pregunta completamente aturdida. - ¡No lo sé! Me preguntó si no era precipitado lo de la boda y después intentó sondearme sobre Tomy. No le he dicho nada, que es nuestro hijo y nada más. – Marlene está irritada, así lo hace ver con su mirada. - ¡Venga! No te enfades solo ha venido a curiosear para llenar su ego si encontraba algo con qué alimentarlo y no se ha llevado nada. – Rebecca trata de tranquilizarla y la acaricia en el hombro y baja con la mano hasta la suya en un gesto de ternura. – Ya ves, le he tenido delante a solas y lo he superado.- Marlene sonríe agradecida y complaciente. Le da un corto beso y acaricia su mejilla. - ¡Por cierto! Cuando dijiste a todos que es nuestro hijo. Me desconcertaste, no me lo esperaba. ¿Se te ocurrió así de golpe? – Rebecca pregunta divertida mientras se sienta en el suelo al lado de los niños. – Hace semanas que lo vengo pensando. No tenía intención de hablarlo hasta que llegásemos a la boda. Ayer me salió sin pensarlo, lo tenía interiorizado, y salió sin más. – Le cuenta festiva. Rebecca le indica con el dedo que se acerque, que se agache a su lado y de los niños. Marlene obedece misteriosa y se coloca a su lado en cuclillas. Rebecca acerca su rostro y la besa con profundidad. Los niños juegan y casi ni aprecian el movimiento de las adultas. - ¡Te quiero! – Le musita al oído a Marlene y pronto se disponen a jugar como si fueran otras dos niñas pequeñas.

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