Una separación necesaria

Una separación necesaria

viernes, 5 de octubre de 2018

5ª Entrega


Encuentro

Quince minutos después de salir del Club A Steakhause entran en el apartamento de Rebecca abrazadas y besándose como locas. Apenas un instante después, ya piel con piel, la dulzura regresa para quedarse toda la tarde. Las palabras sobran en instantes tan emotivos. Sin que nada las incomode repiten y repiten una y otra vez los besos, las caricias, los actos de amor sin que el cansancio pueda con ellas. Así las encontró la noche, así la madrugada, olvidando que el mundo exterior existe.  La realidad las reclamaría por la mañana en forma de soniquete insistente de un  par de teléfonos móviles que suenan al unísono. 
Marlene responde  -¿Sí? - Un tanto molesta. Rebecca no consigue dar explicaciones a su interlocutor. – ¡Me tengo que ir!- Dicen ambas al tiempo de colgar. Risas. – ¡Está bien! Pero antes recordemos viejos tiempos.- Rebecca coge de la mano a Marlene y se internan en la ducha para darse un último impulso amoroso bajo la corriente tibia. Allí el agua se convierte en un lecho de amor fluyendo sobre ellas, se besan casi con violencia. Marlene se enlaza entreabriendo las piernas de Rebecca con las suyas. Miran hacia arriba con los ojos cerrados. -  Esto es una locura.- Le dice en un susurro, Rebecca cierra los ojos permitiendo a Marlene explorar cada centímetro de su feminidad hasta que llega a un clímax incontrolable. El cuerpo de Rebecca y sus piernas se contraen en un movimiento de total placer, se estremece conforme las olas de gratificación sexual aumentan. Marlene la abraza con fuerza besando su boca  con ternura.  – ¡Marlene!-  Con la respiración se le escapa el nombre de su amor.  La lengua de Marlene  retoma sus labios tiernamente. Rebecca de repente la empuja contra el muro de la ducha. - ¿Es un poco duro, no?- Le dice Marlene. Rebecca acaricia su pecho, lleva su boca hasta ellos y los besa con suavidad. El agua caliente corre hacia abajo llenando de vapor el entorno. La mano de Rebecca encuentra su camino hacia el montículo. Le desliza sus dedos en el interior. - ¡Te quiero!-  Le susurra con ternura en su oreja, Marlene gime atrayendo el cuerpo de Rebecca al suyo. - ¡Oh, dios Rebecca!-  Y llora en la cumbre del éxtasis.

Mientras se secan y se visten, Marlene toma la palabra. - Tengo mucho que contarte. Hoy sería un buen día, pero el trabajo manda. Debo acudir a una audición. ¡Eso es lo que me han recordado! -  Le dice sorprendiendo a Rebecca.  - ¿Una audición?- Le pregunta con extrañeza. - ¡Si! Luego te lo explico. ¿Nos vemos a la tarde?- Marlene tiene prisa. – Y ¿Por qué no ahora? – Rebecca está muy curiosa     - Es largo de contar. Cuando acabe te llamo y hablamos. Ahora debo irme. Llego tarde.- Besa en los labios a Rebecca y con dulzura le acaricia el rostro. - ¡Te quiero! ¡Lo sabes! - Le dice mirando sus ojos marrones grandes como  perlas. – Yo, también te quiero.-  
Rebecca  no se explica tanto misterio, pero no le preocupa en exceso. Se ha reencontrado con el amor de su vida y para ella el futuro ahora es ilusionante. Con la mirada perdida y el rostro proclamando su alegría, se acomoda en el sofá ensimismada en lo sucedido las últimas horas. Da un salto al recordar que la han llamado por una cita que tenía programada, debe acudir a la tienda a toda prisa.

Rebecca llega al comercio exultante de alegría. Saluda con afabilidad a las sorprendidas costureras y un par de clientes que esperan. Percibe que éste día es un nuevo día de una nueva vida. Pasa el resto de la mañana feliz y radiante. Nadie  se explica en la tienda semejante cambio, pero todas las empleadas se alegran de ver a su jefa feliz y contenta. Siempre tan seria y preocupada por el trabajo. Marlene se ha comprometido a visitarla en cuanto sus obligaciones se lo permitan. Al salir de casa de Rebecca, Marlene emprende camino al Teatro. Cruza la Quinta avenida y entra en Central Partk por la calle setenta y nueve y toma la senda hacia el interior del parque.  Atraviesa la East Dr. Y la travesía setenta y nueve hasta llegar al castillo Belvedere y de allí al jardín de Shakespeare al lado del teatro Delacorte, entra por la puerta de artistas, se dirige a los camerinos. Se adecenta un poco, luego toma en su mano un libreto y sale para dirigirse al escenario.
Durante el ensayo le da la impresión de estar fuera de sitio, a duras penas consigue concentrarse en el texto. Lleva una hora  intentando hilar dos frases seguidas sin dejar de pensar en las últimas horas. Hasta que el director detiene el ensayo. Marlene se disculpa, él cree conocer la causa de su estado de ausencia mental por lo que presenció el día anterior. – Lo siento. No estoy aquí. Me ha sucedido algo muy trascendente y no me puedo concentrar. Necesito tiempo y aire.-  El director trata de  entenderlo por lo que le permite leer el texto en el guión el resto del ensayo.   -¡Mañana te quiero fresca!- Le dice en tono de advertencia. - ¡Lo haré bien!- Responde con convicción. No puede esperar, nada más acabar el ensayo regresa a un nuevo encuentro con Rebecca.  Toma un taxi para dirigirse a la calle Stanton, Durante el trayecto su mente se va al encuentro con Rebecca. El rostro sonriente y la mirada ensimismada. Ahora no es capaz de pensar en otra cosa, ella es lo más valioso en estos momentos. Está impaciente por estar a su lado de nuevo. Contarle todo sobre su nueva vida, sobre todo lo más vital de sus sentimientos. El dolor al abandonar  Düsseldorf. Todas las sensaciones que experimenta a su lado. Y un sinfín de cosas más. Quiere compartir con ella todos los momentos que ha vivido sin su compañía. -¡Son diez dólares!- El conductor la saca de la ensoñación.
Rebecca también sueña con cada uno de los detalles que vivió construyendo este negocio. Está impaciente por contárselo. Cómo había seguido todos los consejos e ideas que ella sugirió en otro tiempo, cuando pensaron en vivir en New York.
Es mediodía, hoy luce el sol de primavera entrando entre los rascacielos buscando iluminar las calles. Marlene llega antes de lo previsto. El taxi la deja en la acera de enfrente. Levanta la vista y lee en el luminoso de la fachada “M&R”  A través del cristal contempla la figura de Rebecca trabajando sobre la mesa de costura. En ese momento se le enciende el rostro con una sonrisa. Cruza la calle y entra en la tienda buscando con la mirada. Se planta ante ella firmes con el bolso cogido con las dos manos sin gesticular movimiento alguno. Rebecca percibe cierto cosquilleo y levanta la mirada. La alegría crece en su expresión. Se acerca y besa con gran dulzura los labios de Marlene. Todos los presentes en la tienda, empleadas y clientes, dan por explicada, al mismo tiempo que sorprendidas, el comportamiento alegre de Rebecca.

Marlene está impresionada del éxito de  Rebecca. Le enseña todos los vericuetos del negocio. Los modelos, el taller de costura. En el almacén, un rato a solas, le roba un prolongado y apasionado beso. Al salir a la calle, mientras  caminan hacia la quinta avenida, Rebecca le confiesa que: M&R, es Marlene&Rebecca. – Sin el apellido Lahnstein, la vinculación termina  por condicionar el estilo. Siempre pensé que  compartiríamos éste proyecto.  Tú como manager y yo en la creación. Solo debes dar tu conformidad.   Llevo mucho tiempo pensando en este día y en este momento. Quiero que volvamos a ser felices juntas. – Expresa Rebecca con una alegría no vivida desde hace tiempo. – He comenzado algo nuevo, diferente y con la libertad que necesito. Sin limitaciones y sin normas. Quiero mostrar una moda que refleje la inquietud femenina. ¡Sabes! Todo lo que siempre quise fue hacer diseño de moda propio, quería hacer algo diferente de lo que siempre he hecho en LCL.- Marlene nerviosa, duda que decir. Coge la mano de Rebecca. – Espera un poco. Es muy pronto. No quiero decir que no lo deseo. ¡Si! Quiero volver a ser feliz contigo. Pero hay cosas que hacer antes. Necesito tiempo. Este encuentro tan hermoso, ha sido una gran sorpresa, no me lo esperaba,  no entraba en mis planes.- Marlene se explica a medias, no dice nada de aquello que “debe hacer antes”. Rebecca se intranquiliza nerviosa pero ella la serena, haciendo ver que tiene una vida presente y necesita ordenar algunas cosas. 
- Me fui en busca de algo que faltaba en mi vida y lo encontré, yo sé  quien soy ahora. Al renunciar a ti, a la persona que siempre amaré, no buscaba una oportunidad. Necesitaba saber quien soy después de que mi vida se fuera al traste al perder mi voz. No sé si recuperaré el tiempo perdido,  a ti, el amor de mi vida y todas las demás cosas que me hicieron feliz. – Marlene abre su corazón con plenitud, está ante la oportunidad de recuperar lo perdido, pero quiere ser prudente, no precipitar las cosas y sobre todo ganar confianza en que el mañana esté en equilibrio con su vida.

 – Me has contado casi todo lo que has hecho. ¡Ahora me toca a mí! Mi vida ha cambiado mucho.  ¡Más de lo que imaginas!-  En esos instantes ya caminan por Central Park.  – Antes de ayer por la tarde me pareció reconocerte en la puerta de la sesenta y siete. – Le cuenta Rebecca mientras se acomodan en el césped. – ¡Pues era yo! Regresaba al hotel después del ensayo.- Marlene le cuenta que se ha convertido en una buena monitora de expresión teatral. El mundo del escenario seguía llamando su atención. En California había continuado con el trabajo de entrenadora vocal. Un día su amigo Jakov Bailey, y hoy representante, consiguió para ella un cameo en una serie de televisión. Fue un papelito corto que le gustó representar, no hacían falta cualidades especiales. Consiguió agradar a los productores y a sí misma. Mas adelante condujo su ilusión en aprender nuevos aspectos escénicos, diferentes a los de la revista musical. En talleres de teatro  fue modelando sus cualidades para convertirse en actriz. Llegó a interpretar papeles secundarios en escenarios de la misma  ciudad, en San Diego y San Francisco con cierto éxito. Apariciones esporádicas en series de televisión, y por fin el cine. Toda una carrera para un solo año. – Hace unas semanas Jakov me llamó para decirme si quería venir a New York, y de paso interpretar algo de Shakespeare. ¿Te puedes imaginar lo que para mi carrera puede suponer? Aún estaría en California de no ser por esta oportunidad.- Rebecca escucha seria y expectante. Marlene le explica que el festival Shakespeare de Central Park es de un gran prestigio. Un papel secundario puede ser muy importante en la trayectoria de cualquier actriz. – Pero habías desechado la opción de dedicarte a la interpretación.- Marlene sonríe. - ¡Sí, claro! Recuerdo que en aquellos momentos todo era muy difícil para mí. Fuiste muy dulce apoyándome. Eso demostró que me querías con más pasión que realismo.-  En aquellas audiciones Rebecca siempre le insistió que debía perseverar. – Creía que estaba acabada, que nunca pisaría un escenario de nuevo. Tenías razón. La interpretación es un arte que, una vez aprendido, se puede modelar. Solo hay que perseverar y entrenar. En aquel momento no estaba preparada.- 

En dos días estrenará en el auditorio Delacorte de Central Park.  Marlene está descentrada.- Ahora estoy conmocionada por nuestro encuentro.- Le cuenta que esa mañana fue incapaz de acabar el ensayo. - ¿Vienes al estreno?- Le pregunta interesada. - ¡Claro que sí! Estoy impaciente por verte en ese escenario.- Rebecca señala en dirección del auditorio. – Estoy deseando actuar ahí.- Rebecca responde que estará siempre para apoyarla. Marlene mira a Rebecca con inquietud, sabe a qué se refiere, volver a vivir la una al lado de la otra, como antes. Ella lo contempla, pero no como algo inmediato. Antes tiene la necesidad de poner muchas cosas en su sitio, la más trascendente, la relación entre ellas. Lo ocurrido años atrás trajo  consecuencias  que en apariencia pueden no apreciarse, pero que sospecha se pueden repetir. Le asaltan muchas dudas y la vida de las dos ha cambiado mucho,  sus sentimientos permanecen inalterables. Es una situación nueva en un lugar diferente, sobre todo para ella. Si algunas realidades  emotivas no se reafirman entre ambas, el futuro puede no ser lo que se espera. Rebecca ha dejado atrás la problemática situación de  Düsseldorf. Marlene huyó al  no poder soportar el “adúltero” comportamiento que ambas tuvieron. Rebecca con el diseñador que la adulaba con persistencia y, ¡Ella misma! No sabe todavía si en venganza o por el alcohol. Lo hizo con Tristán en el almacén de “No Limits”.
- Lo que tuvimos fue maravilloso, pero empezaba a necesitar espacio. Y sobre todo tiempo para intentar borrar lo que pasó, que la mancha desapareciera.- Le explica Marlene a Rebecca. - Quise recuperar mi vida. Tenía que mirar hacia adelante sin ti, si estabas cerca no podía. Necesitaba una nueva perspectiva de la existencia, saber lo que mi alma necesitaba y para ello debía alejarme. Los Ángeles me pareció el lugar perfecto. Te enojaste y ello me turbó mucho, no puedo estar enfadada contigo, no lo soporto, hasta el punto que no fui capaz de marcharme sin despedirme. No puedo estar enojada contigo, me es imposible.- Rebecca escucha con la mirada llena de cariño hacia Marlene, está a punto de germinar una lágrima de sus ojos y el gesto de sus labios es de dolor dentro de la felicidad. - ¡Marlene! No quería aceptar que todo había terminado entre nosotras. Dejé que mi carrera y el negocio se interpusiera entre nosotras. Yo  me iba de casa a trabajar, tú te quedabas sola en el castillo día tras día sin nada que hacer. Habías perdido tu voz. Tristán se aseguró de  arruinar tu carrera como cantante. Yo estuve demasiado ciega con mi ambición y no noté el dolor y el miedo que tenías. No fue fácil seguir adelante, me escondí en el trabajo, en mis patrones e hilos. Lo único que sé es que a solas sufro si no estás a mi lado.- Rebecca no está dispuesta a separarse de Marlene. Quiere encontrar argumentos para convencerla. - Debemos aclarar muchas de las cosas que sucedieron y que no estoy dispuesta a vivir e nuevo. Mi amor por ti sigue siendo incondicional. Estoy preparada para vivirlo contigo pero debemos aclarar muchas cosas.-  Marlene le expone con toda crudeza. Recuerda los peores momentos antes y después de separarse.
- Yo estaba en una actitud negativa por todas las cosas tontas que nos aislaron. Era un dolor horroroso, sólo quería olvidar, yo quería olvidarte. ¡Nunca he podido hacerlo! Cuando estoy  sola asaltas mi pensamiento y duele, duele mucho.- Marlene le explica que se sentía entumecida. - Necesitaba cambiar de ambiente. En aquellos momentos tenía que buscar encontrarme.  Tuve la fortuna de tener cerca una persona maravillosa, Jakob, mi representante,  al que estoy muy agradecida por todo. Me estuvo apoyando durante mucho tiempo, sabía que estaba sufriendo.- Ella le mira con una sonrisa. – En realidad entonces no me daba cuenta de quién era yo. Había estado fingiendo ser otra persona, sin saberlo.-  Marlene se expresa relajada apoyando la espalda en el respaldo del banco. - De alguna manera Rebecca me hiciste ver quién era. La Rebecca, de la que me separé,  ya no era la que me había enamorado.-  Respira tranquila y quiere ser dulce, presiente que la Rebecca que la está escuchando, es aquella de la que se enamoró.  - Sigo amando a aquella Rebecca buena y cariñosa que me hizo tan feliz, que me empujaba a hacer cosas y me apoyaba en los momentos difíciles. Tengo que saber si podemos encontrar el camino de vuelta a lo que teníamos. -Toma aire de nuevo y reflexiona por un momento. - Me han dicho muchas veces en mi vida que debo escuchar a mi corazón y eso me ha hecho ser capaz de perdonar. Mis heridas se han curado, pero necesito saber la respuesta a una pregunta que me hecho muchas veces: ¿También ella? ¿Me habrá perdonado? ¿Tendrá una respuesta? Es lo que necesito.-  Explica Marlene  con emoción. Rebecca la mira con asombro, siente un nudo en el estómago.- No pienso que esto sea fácil, pero estoy enamorada. ¿Que me lastimes de nuevo? ¡Sí! Siempre hay esa posibilidad, pero el tiempo no ha borrado esa pequeña chispa que queda, deseo correr ese riesgo, si no lo intento nunca te voy a tener.






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