Corazón de cristal
- Eso
fue un poco infantil Marlene. -
Comenta Tracey al entrar en la cabaña. - No
eres justa Tracey. - La hace girar para mirarla. - Creo que todavía tienes sentimientos por ella, pero estás teniendo
dificultades para admitirlo. -
Marlene suspira dejándola ir. - Me
gusta estar contigo, de verdad Tracey. - Trata de razonar con ella. - ¿Realmente te escondiste detrás del telón para
espiarlos? - Pregunta cruzada de brazos y mirando fija a su cara. Marlene vuélvela
vista a otro lado. - Yo, sólo quería
saber… - Responde con honestidad. - ¿Saber qué? ¿No había terminado? Lo que
sentías por ella había pasado, no lo entiendo. - Ella resopla buscando una
respuesta. - ¡Yo…! Es difícil. - Vacila en un tartamudeo. – Pensé que al verme con otra persona, solo quería que se fuera. -
Marlene hace una mueca y se apoya en la silla, se golpea la frente con la palma
de la mano. - He hablado con ella.– Tracey
cuenta aclarándose la garganta. - ¿Que
quieres decir? -Le pregunta Marlene. –
Le pregunté por sus intenciones. – Afirma. Marlene no tiene claras sus
intenciones. - ¿Qué dijo? -Tracey
bajó la cabeza. - Dijo que nunca amarías
a nadie más que a ella. - Marlene se estremece por dentro al oír la frase
que pronuncia con tristeza. - ¿Es verdad?
– Tracey necesita una confirmación. -Te
lo he dicho antes, sentí que estabas
realmente encima de ella y me ha alejado de ti por eso. - Ella le aclara. -
¡Tracey! No sabía que se presentaría aquí
en New Port. - Marlene implora. - Siempre
ha sido una duda en el fondo de tu mente Marlene. – Ella se interrumpe
dando pausa a Marlene. - ¡Es tarde! -
Tracey no quiere seguir a su lado esta noche. - Tengo una llamada, creo que debes limpiar tu conciencia fuera. - Marlene se sienta en el porche con la cabeza apoyada
en la pared hasta que se apagaron las luces. Se sube a su automóvil y se sienta
dentro pensando que ya era hora de visitar a Rebecca.
- ¿Quieres
más vino? - Rebecca se levanta de la cama y se pone la bata sobre su cuerpo
desnudo. - ¡Sí! - Eric se sienta en
la cama y ella se dirige a la cocina cuando oye un ligero golpe, mira a su
alrededor y luego abre silenciosa la puerta para ver a Marlene allí de pie. - ¡Marlene! ¿Qué estás haciendo aquí? -
Ella susurra pensando no la dejaría entrar. -
¡Yo! Tenemos que hablar. - Ella
estira el cuello mirando por encima del hombro de Rebecca, escaneó la
habitación débilmente iluminada buscando cualquier signo sobre Eric. - ¡No puedo! Estoy ocupada. - Le dice apretando el cinturón de su bata.
Marlene mira hacia abajo para ver a través de la tela que Rebecca está desnuda.
- ¿Te has acostado con él? - Su voz
se quiebra cuando ella le pregunta. Rebecca ladea su cabeza hacia atrás. - ¿Qué te importa? - Ella responde
rápida. - ¿Rebecca? - Eric la llama
desde el dormitorio. - Estaré ahí en un
minuto. - Agarra a Marlene por el
brazo y la empuja hacia el porche. - ¿Por
qué estás aquí? - La mandíbula de Marlene se aprieta por el estrés. - Porque
tenemos que hablar. - Argumenta. - No queda nada más que hablar, lo has dejado
perfectamente claro, no me quieres y te dije que me iría a Nueva York en unos
pocos días. - Confirma. Marlene comienza
a llorar. - Tracey está enojada conmigo, tengo
que aclarar mi conciencia. – Gime con desespero. Rebecca corta. - Pensé que tu conciencia era clara, quiero
decir que quieres empezar una vida con Tracey y ella te hace feliz. - Gruñe.
- ¡Yo! ¿Estás enamorada de él? - Ella
le exige en un arrebato tropezando con sus palabras. - No puedo contestar eso. – Insiste. - Debes irte a casa Marlene, necesitas despejar tu cabeza y decidir
exactamente qué es lo que quieres. – Le aconseja y despacio se vuelve al
interior dejando a Marlene con la mente desordenada.
Grace responde a
un mensaje de Marlene. - ¡Sí! Tomamos
café. – Mira al techo preparándose para la tormenta que Marlene estará
experimentando. Deja la taza y recuerda la
noche anterior, la cólera y los celos de Marlene terminaron por estropear la
velada. Grace niega con la cabeza,
incrédula de que el mundo de su mejor amiga estuviera colgando de un hilo y haciendo
equilibrios. - ¡Hola! – Le abre
lentamente la puerta y se abrazan. -
¿Estás bien? - Grace le da unas palmaditas en la espalda y luego le sirve el
café. Se sientan en el porche. - No te
veo bien. – comenta Grace. - Yo
tampoco me siento bien, exactamente. - Reflexiona en cómo había hecho un
lío de las cosas. - Tracey me ha alejado, está enfadada porque
cree que yo espiaba a Rebecca. - Mira de reojo a Grace. - ¡Marlene! Fue infantil. - Ella
confirma. - ¡Yo solo…! - Deja de
hablar moviendo la cabeza. - Tienes que mirar
dentro de ti, Marlene, no puedes tener las cosas así. Tienes que decidir a quién amas realmente. ¡Sí! Una de ellas se
lastimará y otra ganará, no es fácil para ninguna de las dos, si no paras de
jugar con fuego, te quemarás. - Grace
le aconsejó racional. - Siento que
Rebecca querrá que vuelva a Düsseldorf a vivir una vida con la que no estaré
contenta. - Explica Marlene. - Si
estás enamorada. ¿Qué es aquello que te hace infeliz en cuestión? – La
pregunta es clara y exige una respuesta concreta. - No quiero estar atrapado en una rutina de la que no pueda salir, Grace,
Tracey es joven, emocionante y simple, sin complicaciones familiares con
asuntos de dinero. - Le comenta. - Entonces
es obvio que has hecho tu elección. Deberías decirle a Rebecca lo que sientes y
hacer una pausa limpia para que pueda moverse. – Le caen los hombros. - ¡Tienes razón! Necesito decirle…, ella dijo
algo sobre ir a Nueva York pronto, debería hablar con ella. - Grace se levanta y camina hacia el final del porche. - Estás cometiendo un error. - Murmuró
Grace mirando la calma del mar.
Rebecca sale de
debajo de las sábanas, se coloca la bata y mira a su alrededor en busca de
Eric. - ¡Ahí estás! - Ella bosteza y se estira. – Él le acerca
una taza de café caliente. - ¡Gracias!
– Le sonríe leve. - Tengo que ir a
Boston, mi editor me ha enviado un mensaje. Me dice que haga un reportaje sobre
una nueva casa de moda. – La abraza con cariño. - Realmente no tuvimos muchas oportunidades de hablar anoche, ¿Sabes lo
que vas a hacer? - Él pregunta intrigado. – Descansaré unos días y luego me dirigiré a Nueva York. El apartamento
es mío y he pensado visitar a algunos amigos y ver si el lugar en Stanton
Street está disponible. – Ella comunica sus planes inmediatos. - ¡Oh! – Él hace una reverencia. - Pensé que tal vez habías pensado en volver
a Düsseldorf. - El comentario la deja pensativa. - Eric, me importas mucho y disfruto el estar contigo. - Eric
levanta la mano con desespero. - Pero
no es lo mismo. - Dice sabiendo cómo se siente. - ¡No! No, y si eres honesto contigo mismo, verás que siempre estaré
enamorada de Marlene y nunca seré feliz fingiendo por estar contigo. – Responde
con una lágrima asomando por sus párpados y corriendo por su mejilla. Eric extiende
su pulgar hacia adelante y se la quita de la cara. - Y si lo piensas bien, siempre tendrías una duda sobre mí detrás de
tuya. Solo causaría dolor, angustia y celos. - Le asegura con sapiencia. - ¡Tienes razón! No sería feliz, solo esperaba que tuvieras un
cambio de corazón, tenía que intentarlo. – Hace una mueca de sonrisa. - ¡Lo siento mucho! – Se disculpa. - Ya sabes las razones por las que estoy
aquí y no me rendiré, Marlene vendrá tarde o temprano, solo tengo que esperar.
- Asiente Eric. Entiende la situación. -
Gracias por la noche pasada. – Menciona y camina hacia la habitación para
vestirse. - Las dos necesitamos que se dé
cuenta de lo que es mejor para nosotras. – Expone de un modo realista. - Rebecca, siempre te amaré, compartimos lo
que sentí por ti y nuestro tiempo juntos. -
Se siente a gusto. - No te
olvidaré nunca, has sido una gran amiga. – Le recuerda. – Te llamaré a un taxi. - Marca el
número en su teléfono. Rebecca lo observa mientras se abotona la camisa y lo acompaña
hasta la puerta. - Tu taxi está aquí. - Él la besa dulcemente en los labios y se
mete en el coche. Se va sin mirar hacia atrás. Rebecca se para en el porche
viendo como el vehículo se perdía de vista.
Rebecca le envía a
Marlene un mensaje proponiendo hablar.
Se citan en la cabaña de Rebecca que elige ropa, se viste y espera su
llegada. Marlene va algo nerviosa en dirección a la cabaña ensayando
ansiosamente lo que le quiere decir a Rebecca. Aparca y sale del coche, se
acerca y llama a la puerta. Rebecca abre.
- ¡Por favor, entra! - La sigue
hasta la sala. - ¿Se ha ido tu novio? -
Marlene pregunta. - ¡Sí! Se ha ido. -
Se sienta en el sofá, Marlene se coloca a su lado. - ¡Anoche…! - Rebecca comienza a hablar, Marlene la interrumpe. - ¡Lo siento! Fue grosero y fuera de lugar.
- Baja la cabeza juntando las manos.
- ¿Por qué viniste? – Rebecca le pregunta. - Sólo quería saber quién era y lo que era para ti. – Le dice con
honestidad. - Él es un amigo y eso es
todo, no hay nada entre nosotros que puedas interpretar como romántico. –
Le dice severa. - Te acostaste con él
Rebecca. – Afirma. - ¿Y eso dice algo?
Él tiene sentimientos que yo no tengo o nunca compartiré, ambos estábamos
necesitados anoche, para mí es la verdad y para él es un sentimiento que nunca tendré
en la forma en que él espera. – Le declara. Marlene la mira fijamente. - He pensado mucho últimamente y sobre todo
anoche. Por mucho que te amo, no puedo
volver a vivir como fueron las cosas en el pasado. Estoy recelosa y temerosa de
encontrar la felicidad. – Se expresa con un nerviosismo poco frecuente. - Marlene, he cambiado y me siento tan bien
como siempre y sé que si no hubiera tenido mi accidente nos habríamos reunido
mucho antes. - Rebecca le ruega que intente entender. - Cuando pedí que vinieras para vivir una vida
conmigo y te negaste, con ese rechazo, me hiciste darme cuenta de que todavía
tenías grandes preocupaciones familiares y estaba LCL. - Rebecca gimotea y
pone mirada triste. - ¿Has oído algo de
lo que he dicho? Tenía que recuperar mi memoria y lo que había perdido. - Ella
habla con enojo y emoción. Marlene
suspira. - He tomado una decisión. -
Le anuncia a Rebecca que se queda muda. -
Tracey me hace feliz Rebecca, tengo sentimientos por ella y no quiero hacerle
daño. - Rebecca niega con la cabeza.
- Pero la lastimarás, siempre estarás
molesta y plagada de dudas sobre mí, no puedes negarme a mí, a ella o cualquier
otra persona lo cierto de nuestro amor. – Frunce el ceño al expresar
palabras que hacen a Marlene estremecerse. -
Una vez que te hayas ido no tendré que preocuparme por eso. – Responde
segura. - ¡Vamos Marlene! Las dos sabemos
que eso no es verdad. - Marlene se
levanta y se mueve hacia la puerta. - ¡Date
la vuelta! - Rebecca le ordena con firmeza, ella agarra el pomo de la puerta.
- No salgas esta vez, quédate, si sales
por esa puerta, no volverás a saber de mí. - Le advierte, su corazón late
con fuerza esperando a saber lo que hará, Marlene tiembla de miedo. - ¡Marlene! – Rebecca le suplica de
nuevo. - ¡Por favor! ¡No Rebecca! -
Ella se aferra a la puerta. Rebecca corre hacia ella y la abraza, pone su cara
frente a su rostro para mirarla de cerca. -
¡Te amo, Marlene! - Rebecca le profesa en serio, la mirada penetra en sus
ojos azules. - ¡No puedo Rebecca! - Rebecca, la abraza con toda su fuerza. - Si te vas, lo digo en serio, Marlene. - Le
susurra con sus labios a punto de contacto con los de ella, continúan mirándose,
Marlene apenas puede soportar la ansiedad de que todo esté preparado para un
contacto sexual, el calor sube por su cuerpo de forma incontrolada. - Dime Marlene, dime que estás enamorada de
mí. – Rebecca le suplica con un tono sexual, con sus labios pasea por el
costado del cuello arqueado de Marlene. -
¡No Rebecca!- Las palabras salen con dificultad de su garganta seca. - ¡Por favor, para! - Le suplica con
menos convicción. Rebecca es implacable, está dispuesta a luchar hasta la
extenuación. Agarra sus muñecas y las aprieta contra la pared, sus labios y
lengua acarician su cuello en besos suaves, ella se separa un momento y encuentra
la mirada de Marlene atrapada por el deseo. -
¿Bésame! - Le pide con dulzura. Marlene se acerca y pone sus labios en la
boca de Rebecca en un apasionado beso. - Nunca he querido a nadie de la forma que
te quiero. – Le dice soltando sus manos. Rebecca se aparta de ella y espera
el siguiente movimiento de Marlene que se mantiene contra la pared sin moverse.
Rebecca lentamente se quita la camisa mostrando su pecho a través del sostén, desabrocha
sus vaqueros y los deja caer al suelo, Marlene contempla su figura bien formada
su abdomen tenso muestra una forma física envidiable, mira bien su desnudez y
con un dedo dibuja su camino a la línea divisoria de su pecho. - ¡Rebecca! – Pronuncia en un bisbiseo.
Tira de ella, acercándola hasta el contacto, permanecen en silencio, mirándose
y atravesando la habitación. - ¡Haz el
amor conmigo! - Rebecca le ruega. Marlene la abraza con sus manos sin dejar
de reflejarse en sus ojos, la acaricia mientras se besan y hurgan en sus bocas
con sus lenguas. Marlene conduce a Rebecca hacia el dormitorio, la empuja a la
cama y le quita la única pieza que viste su oculta feminidad. Mira a Rebecca.
ella levanta la mano y tira de Marlene haciendo que caiga encima suya. - ¡Te amo!
- Ella suspira con ardor. Marlene se monta a horcajadas, Rebecca cierra sus
piernas y extiende sus brazos alrededor de la cintura de Marlene acercándola
aún más a su cuerpo. - ¡Quítate la ropa! –
Le pide. Marlene se levanta lo suficiente para que Rebecca le desabroche los
pantalones y se los quita. Le desabrocha
la camisa y luego el sujetador. Se acuestan desnudas entre besos y caricias. - ¡Rebecca! - Marlene habla en un murmullo. - ¡No! Ahora solo quiero amarte.
- Susurra tocando su rostro con la mano, Marlene la besa, sus bocas unidas
y su lengua revolotea dentro de Rebecca. Con sus labios, Marlene trata de
dibujar la longitud de su cuerpo, entrar en ella saboreando su dulzura hasta
que logra que alcance un clímax descontrolado
bamboleando y temblando al ritmo de los envites de Marlene. Rebecca se da la vuelta
hacia ella y la besa de forma impulsiva
y muy excitada. Con lujuria erótica su boca encuentra el camino hacia su pecho y
los besa tomando cada uno de ellos entre sus dientes su haciendo que Marlene
jadee. Rebecca se mueve lentamente hacia
su abdomen inferior llenando cada rincón de suaves besos. Marlene pasa su mano
por las puntas del cabello de Rebecca y la incita hacia su interior, Rebecca la
estimula con intensidad consiguiendo que ella se arquee y curve la espalda para
dar salida a una explosión orgásmica. -
¡Rebecca! – Hace una mueca gimiendo y suspirando al pronunciar su nombre.
Se duermen la una en los brazos de la otra.
Rebecca finalmente se despierta pensando
que había soñado, gira levemente la cabeza para ver a Marlene apoyada en su costado
con la cabeza apoyada en su brazo. Rebecca toca sus labios con un dedo y
acaricia su rostro hasta llegar a la frente de Marlene, que se despierta. - ¡Hola! – Dice con suavidad. Rebecca se
queda en silencio disfrutando del momento en que aprieta su mano. - No quiero que este momento termine. - Rebecca le expresa con una mirada dulce. – Te amo tan profundamente y tan
incondicionalmente que estoy dispuesta a hacer cualquier sacrificio necesario
para estar contigo. - Mira al techo mientras habla. Marlene levanta la
cabeza. - ¡Deberíamos hablar! - Rebecca puede ver un tono dudoso en su voz. - ¡Ok! Habla.- Le ordena. Marlene se sienta
frente a ella, Rebecca se acomoda descansando su cabeza sobre las almohadas. - Sabes que te amo, cómo no puedo amarte,
eres todo lo que en una mujer podría querer, pero no quiero vivir en la
incertidumbre Rebecca. - Ella aprecia una lágrima en el rabillo del ojo.
- Cuando me fui hace tantos años fue para
encontrar un mejor yo. - Con el dedo señala hacia su pecho. -
Encontré eso, una nueva vida, una carrera que encanta, vivir en este pequeño pueblo y amo a las
personas que lo habitan, ya no soy partidaria de la glamurosa vida de Broadway,
estoy tranquila y sin preocupaciones. - Narra
con una sonrisa. - Te amo, créeme, pero no quiero vivir una vida con alguien
temperamental, impulsado más allá de lo que hay aquí. – Explica centrándose
en sí misma y mirando a Rebecca. Ella permanece calmada y callada. - Entonces, lo que estás diciendo es que
eres feliz aquí y que no debería pedir nada en una relación contigo que vaya
más allá de tu carrera o tus necesidades personales, que deberíamos estar en
dos mundos diferentes. – Rebecca coloca la situación en el tejado de
Marlene. - No pudimos hacer que
funcionase antes Rebecca, y yo simplemente no quiero o necesito tener más dolor
y angustia. No hay ninguna duda de que nos amamos, nos lo hemos demostrado. - Sonríe
acariciando con su dedo la mejilla de Rebecca.-
¿Qué pasaría si te dijera que estoy dispuesta a superarlo? – Dice mirando a sus azules ojos. - ¡No
lo harás! - Marlene responde con seguridad. - ¿Cómo lo sabes? ¿No has escuchado lo que he dicho? Te acabo de decir
que estoy dispuesta a hacer sacrificios para estar contigo, no quiero vivir
separada de ti, te amo más que nunca. ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Pararme
al otro lado de la puerta mientras haces una vida feliz con alguien diferente?
- Su interrogatorio se vuelve
abrupto y acalorado. - No puedo verlo,…
nosotros… Rebecca. – No encuentra respuesta, trata de calmarse mientras racionaliza la
situación. - ¿Todo esto significa algo
para ti? - Rebecca pregunta mientras
sus manos se mueven nerviosas. - El sexo
nunca fue un problema, siempre ha sido generoso y apasionante, y no, nunca
encontraré este tipo de amor que siento por tí Rebecca. - Ella la
tranquiliza. - Entonces danos otra
oportunidad Marlene, te quiero. Tracey no puede hacerte sentir como yo. -
Tartamudea mientras habla. Marlene baja la cabeza al oír que el nombre de
Tracey. Hace que se sienta culpable y horrible. - Eso puede ser así, pero tenemos una conexión que es cómoda y fácil,
y eso es lo que quiero. – Se define con confianza. Rebecca se sienta en el
borde de la cama. - ¿Te estás escuchando?
No hay Marlene sin Rebecca. - Se pone de pie y se vuelve hacia ella con los
brazos cruzados.
Scomchale hasta cuando tantos rodeo
ResponderEliminarSi no hay problema, no hay novela.
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