Una separación necesaria

Una separación necesaria

viernes, 11 de mayo de 2018

Episodio cuadragésimo segundo


 Corazón de cristal

- Eso fue un poco infantil Marlene. - Comenta Tracey al entrar en la cabaña. - No eres justa Tracey. - La hace girar para mirarla. - Creo que todavía tienes sentimientos por ella, pero estás teniendo dificultades para admitirlo. -  Marlene suspira dejándola ir. - Me gusta estar contigo, de verdad Tracey. - Trata de razonar con ella. - ¿Realmente te escondiste detrás del telón para espiarlos? - Pregunta cruzada de brazos y mirando fija a su cara. Marlene vuélvela vista a otro lado. - Yo, sólo quería saber… -  Responde con honestidad. - ¿Saber qué? ¿No había terminado? Lo que sentías por ella había pasado, no lo entiendo. - Ella resopla buscando una respuesta. - ¡Yo…! Es difícil. -  Vacila en un tartamudeo. – Pensé que al verme con otra persona, solo quería que se fuera. - Marlene hace una mueca y se apoya en la silla, se golpea la frente con la palma de la mano. - He hablado con ella.– Tracey cuenta aclarándose la garganta. - ¿Que quieres decir? -Le pregunta Marlene. – Le pregunté por sus intenciones. – Afirma. Marlene no tiene claras sus intenciones. - ¿Qué dijo? -Tracey bajó la cabeza. - Dijo que nunca amarías a nadie más que a ella. - Marlene se estremece por dentro al oír la frase que pronuncia con tristeza. - ¿Es verdad? – Tracey necesita una confirmación. -Te lo he dicho antes,  sentí que estabas realmente encima de ella y me ha alejado de ti por eso. - Ella le aclara. - ¡Tracey! No sabía que se presentaría aquí en New Port. - Marlene implora. - Siempre ha sido una duda en el fondo de tu mente Marlene. – Ella se interrumpe dando pausa a Marlene. - ¡Es tarde! - Tracey no quiere seguir a su lado esta noche. - Tengo una llamada, creo que debes limpiar tu conciencia fuera. -  Marlene se sienta en el porche con la cabeza apoyada en la pared hasta que se apagaron las luces. Se sube a su automóvil y se sienta dentro pensando que ya era hora de visitar a Rebecca.

 - ¿Quieres más vino? - Rebecca se levanta de la cama y se pone la bata sobre su cuerpo desnudo. - ¡Sí! - Eric se sienta en la cama y ella se dirige a la cocina cuando oye un ligero golpe, mira a su alrededor y luego abre silenciosa la puerta para ver a Marlene allí de pie. - ¡Marlene! ¿Qué estás haciendo aquí? - Ella susurra pensando no la dejaría entrar. - ¡Yo! Tenemos que hablar. -  Ella estira el cuello mirando por encima del hombro de Rebecca, escaneó la habitación débilmente iluminada buscando cualquier signo sobre Eric. - ¡No puedo! Estoy ocupada. -  Le dice apretando el cinturón de su bata. Marlene mira hacia abajo para ver a través de la tela que Rebecca está desnuda. - ¿Te has acostado con él? - Su voz se quiebra cuando ella le pregunta. Rebecca ladea su cabeza hacia atrás. - ¿Qué te importa? - Ella responde rápida. - ¿Rebecca? - Eric la llama desde el dormitorio. - Estaré ahí en un minuto. -  Agarra a Marlene por el brazo y la empuja hacia el porche. - ¿Por qué estás aquí? - La mandíbula de Marlene se aprieta por el estrés.  - Porque tenemos que hablar. -  Argumenta. - No queda nada más que hablar, lo has dejado perfectamente claro, no me quieres y te dije que me iría a Nueva York en unos pocos días. -  Confirma. Marlene comienza a llorar. - Tracey está enojada conmigo, tengo que aclarar mi conciencia. – Gime con desespero. Rebecca corta. - Pensé que tu conciencia era clara, quiero decir que quieres empezar una vida con Tracey y ella te hace feliz. - Gruñe. - ¡Yo! ¿Estás enamorada de él? - Ella le exige en un arrebato tropezando con sus palabras. - No puedo contestar eso. – Insiste. - Debes irte a casa Marlene, necesitas despejar tu cabeza y decidir exactamente qué es lo que quieres. – Le aconseja y despacio se vuelve al interior dejando a Marlene con la mente desordenada.

Grace responde a un mensaje de Marlene. - ¡Sí! Tomamos café. – Mira al techo preparándose para la tormenta que Marlene estará experimentando. Deja la taza  y recuerda la noche anterior, la cólera y los celos de Marlene terminaron por estropear la velada.  Grace niega con la cabeza, incrédula de que el mundo de su mejor amiga estuviera colgando de un hilo y haciendo equilibrios. - ¡Hola! – Le abre lentamente la puerta y se abrazan. - ¿Estás bien? - Grace le da unas palmaditas en la espalda y luego le sirve el café. Se sientan en el porche. - No te veo bien. – comenta Grace. - Yo tampoco me siento bien, exactamente. - Reflexiona en cómo había hecho un lío de las cosas. -  Tracey me ha alejado, está enfadada porque cree que yo espiaba a Rebecca. -  Mira de reojo a Grace. - ¡Marlene! Fue infantil. -  Ella confirma. - ¡Yo solo…! - Deja de hablar moviendo la cabeza. - Tienes que mirar dentro de ti, Marlene, no puedes tener las cosas así. Tienes que decidir a quién  amas realmente. ¡Sí! Una de ellas se lastimará y otra ganará, no es fácil para ninguna de las dos, si no paras de jugar con fuego, te quemarás. -  Grace le aconsejó racional. - Siento que Rebecca querrá que vuelva a Düsseldorf a vivir una vida con la que no estaré contenta. - Explica Marlene. - Si estás enamorada. ¿Qué es aquello que te hace infeliz en cuestión? – La pregunta es clara y exige una respuesta concreta. - No quiero estar atrapado en una rutina de la que no pueda salir, Grace, Tracey es joven, emocionante y simple, sin complicaciones familiares con asuntos de dinero. - Le comenta. - Entonces es obvio que has hecho tu elección. Deberías decirle a Rebecca lo que sientes y hacer una pausa limpia para que pueda moverse. – Le caen los hombros. - ¡Tienes razón! Necesito decirle…, ella dijo algo sobre ir a Nueva York pronto, debería hablar con ella. -  Grace se levanta y  camina hacia el final del porche. - Estás cometiendo un error. - Murmuró Grace mirando la calma del mar.

Rebecca sale de debajo de las sábanas, se coloca la bata y mira a su alrededor en busca de Eric. - ¡Ahí estás! - Ella bosteza y se estira. – Él le acerca una taza de café caliente. - ¡Gracias! – Le sonríe leve. - Tengo que ir a Boston, mi editor me ha enviado un mensaje. Me dice que haga un reportaje sobre una nueva casa de moda. – La abraza con cariño. - Realmente no tuvimos muchas oportunidades de hablar anoche, ¿Sabes lo que vas a hacer? - Él pregunta intrigado. – Descansaré unos días y luego me dirigiré a Nueva York. El apartamento es mío y he pensado visitar a algunos amigos y ver si el lugar en Stanton Street está disponible. – Ella comunica sus planes inmediatos. - ¡Oh! – Él hace una reverencia. - Pensé que tal vez habías pensado en volver a Düsseldorf. - El comentario la deja pensativa. - Eric, me importas mucho y disfruto el estar contigo. - Eric levanta la mano con desespero.   - Pero no es lo mismo. - Dice sabiendo cómo se siente. - ¡No! No, y si eres honesto contigo mismo, verás que siempre estaré enamorada de Marlene y nunca seré feliz fingiendo por estar contigo. – Responde con una lágrima asomando por sus párpados y corriendo por su mejilla. Eric extiende su pulgar hacia adelante y se la quita de la cara. - Y si lo piensas bien, siempre tendrías una duda sobre mí detrás de tuya. Solo causaría dolor, angustia y celos. - Le asegura con sapiencia. - ¡Tienes razón!  No sería feliz, solo esperaba que tuvieras un cambio de corazón, tenía que intentarlo. – Hace una mueca de sonrisa. - ¡Lo siento mucho! – Se disculpa. - Ya sabes las razones por las que estoy aquí y no me rendiré, Marlene vendrá tarde o temprano, solo tengo que esperar. - Asiente Eric. Entiende la situación. - Gracias por la noche pasada. – Menciona y camina hacia la habitación para vestirse. - Las dos necesitamos que se dé cuenta de lo que es mejor para nosotras. – Expone de un modo realista. - Rebecca, siempre te amaré, compartimos lo que sentí por ti y nuestro tiempo juntos. -  Se siente a gusto. - No te olvidaré nunca, has sido una gran amiga. – Le recuerda. – Te llamaré a un taxi. - Marca el número en su teléfono. Rebecca lo observa mientras se abotona la camisa y lo acompaña hasta la puerta. - Tu taxi está aquí. - Él la besa dulcemente en los labios y se mete en el coche. Se va sin mirar hacia atrás. Rebecca se para en el porche viendo como el vehículo se perdía de vista.

Rebecca le envía a Marlene un mensaje proponiendo hablar.  Se citan en la cabaña de Rebecca que elige ropa, se viste y espera su llegada. Marlene va algo nerviosa en dirección a la cabaña ensayando ansiosamente lo que le quiere decir a Rebecca. Aparca y sale del coche, se acerca y llama a la puerta. Rebecca abre. - ¡Por favor, entra! -  La sigue hasta la sala. - ¿Se ha ido tu novio? - Marlene pregunta. - ¡Sí! Se ha ido. - Se sienta en el sofá, Marlene se coloca a su lado. - ¡Anoche…! - Rebecca comienza a hablar, Marlene la interrumpe. - ¡Lo siento! Fue grosero y fuera de lugar. - Baja la cabeza juntando las manos. - ¿Por qué viniste? – Rebecca le pregunta. - Sólo quería saber quién era y lo que era para ti. – Le dice con honestidad. - Él es un amigo y eso es todo, no hay nada entre nosotros que puedas interpretar como romántico. – Le dice severa. - Te acostaste con él Rebecca. – Afirma. - ¿Y eso dice algo? Él tiene sentimientos que yo no tengo o nunca compartiré, ambos estábamos necesitados anoche, para mí es la verdad y para él es un sentimiento que nunca tendré en la forma en que él espera. – Le declara. Marlene la mira fijamente. - He pensado mucho últimamente y sobre todo anoche.  Por mucho que te amo, no puedo volver a vivir como fueron las cosas en el pasado. Estoy recelosa y temerosa de encontrar la felicidad. – Se expresa con un nerviosismo poco frecuente. - Marlene, he cambiado y me siento tan bien como siempre y sé que si no hubiera tenido mi accidente nos habríamos reunido mucho antes. - Rebecca le ruega que intente entender. - Cuando pedí que vinieras para vivir una vida conmigo y te negaste, con ese rechazo, me hiciste darme cuenta de que todavía tenías grandes preocupaciones familiares y estaba LCL. - Rebecca gimotea y pone mirada triste. - ¿Has oído algo de lo que he dicho? Tenía que recuperar mi memoria y lo que había perdido. - Ella habla con enojo y emoción.  Marlene suspira. - He tomado una decisión. - Le anuncia a Rebecca que se queda muda. - Tracey me hace feliz Rebecca, tengo sentimientos por ella y no quiero hacerle daño. -  Rebecca niega con la cabeza. - Pero la lastimarás, siempre estarás molesta y plagada de dudas sobre mí, no puedes negarme a mí, a ella o cualquier otra persona lo cierto de nuestro amor. – Frunce el ceño al expresar palabras que hacen a Marlene estremecerse. - Una vez que te hayas ido no tendré que preocuparme por eso. – Responde segura. - ¡Vamos Marlene! Las dos sabemos que eso no es verdad. -  Marlene se levanta y se mueve hacia la puerta. - ¡Date la vuelta! - Rebecca le ordena con firmeza, ella agarra el pomo de la puerta. - No salgas esta vez, quédate, si sales por esa puerta, no volverás a saber de mí. - Le advierte, su corazón late con fuerza esperando a saber lo que hará, Marlene tiembla de miedo. - ¡Marlene! – Rebecca le suplica de nuevo. - ¡Por favor! ¡No Rebecca! - Ella se aferra a la puerta. Rebecca corre hacia ella y la abraza, pone su cara frente a su rostro para mirarla de cerca. - ¡Te amo, Marlene! - Rebecca le profesa en serio, la mirada penetra en sus ojos azules. - ¡No puedo Rebecca! -  Rebecca, la abraza con toda su fuerza. - Si te vas, lo digo en serio, Marlene. - Le susurra con sus labios a punto de contacto con los de ella, continúan mirándose, Marlene apenas puede soportar la ansiedad de que todo esté preparado para un contacto sexual, el calor sube por su cuerpo de forma incontrolada. - Dime Marlene, dime que estás enamorada de mí. – Rebecca le suplica con un tono sexual, con sus labios pasea por el costado del cuello arqueado de Marlene. - ¡No Rebecca!- Las palabras salen con dificultad de su garganta seca. - ¡Por favor, para! - Le suplica con menos convicción. Rebecca es implacable, está dispuesta a luchar hasta la extenuación. Agarra sus muñecas y las aprieta contra la pared, sus labios y lengua acarician su cuello en besos suaves, ella se separa un momento y encuentra la mirada de Marlene atrapada por el deseo. - ¿Bésame! - Le pide con dulzura. Marlene se acerca y pone sus labios en la boca de Rebecca en un apasionado beso.   - Nunca he querido a nadie de la forma que te quiero. – Le dice soltando sus manos. Rebecca se aparta de ella y espera el siguiente movimiento de Marlene que se mantiene contra la pared sin moverse. Rebecca lentamente se quita la camisa mostrando su pecho a través del sostén, desabrocha sus vaqueros y los deja caer al suelo, Marlene contempla su figura bien formada su abdomen tenso muestra una forma física envidiable, mira bien su desnudez y con un dedo dibuja su camino a la línea divisoria de su pecho. - ¡Rebecca! – Pronuncia en un bisbiseo. Tira de ella, acercándola hasta el contacto, permanecen en silencio, mirándose y atravesando la habitación. - ¡Haz el amor conmigo! - Rebecca le ruega. Marlene la abraza con sus manos sin dejar de reflejarse en sus ojos, la acaricia mientras se besan y hurgan en sus bocas con sus lenguas. Marlene conduce a Rebecca hacia el dormitorio, la empuja a la cama y le quita la única pieza que viste su oculta feminidad. Mira a Rebecca. ella levanta la mano y tira de Marlene haciendo que caiga encima suya. - ¡Te amo! - Ella suspira con ardor. Marlene se monta a horcajadas, Rebecca cierra sus piernas y extiende sus brazos alrededor de la cintura de Marlene acercándola aún más a su cuerpo. - ¡Quítate la ropa! – Le pide. Marlene se levanta lo suficiente para que Rebecca le desabroche los pantalones  y se los quita. Le desabrocha la camisa y luego el sujetador. Se acuestan desnudas entre besos y caricias. - ¡Rebecca! - Marlene habla en un murmullo. -  ¡No! Ahora solo quiero amarte. - Susurra tocando su rostro con la mano, Marlene la besa, sus bocas unidas y su lengua revolotea dentro de Rebecca. Con sus labios, Marlene trata de dibujar la longitud de su cuerpo, entrar en ella saboreando su dulzura hasta que logra que  alcance un clímax descontrolado bamboleando y temblando al ritmo de los envites de Marlene. Rebecca se da la vuelta hacia ella y la  besa de forma impulsiva y muy excitada. Con lujuria erótica su boca encuentra el camino hacia su pecho y los besa tomando cada uno de ellos entre sus dientes su haciendo que Marlene jadee.  Rebecca se mueve lentamente hacia su abdomen inferior llenando cada rincón de suaves besos. Marlene pasa su mano por las puntas del cabello de Rebecca y la incita hacia su interior, Rebecca la estimula con intensidad consiguiendo que ella se arquee y curve la espalda para dar salida a una explosión orgásmica. - ¡Rebecca! – Hace una mueca gimiendo y suspirando al pronunciar su nombre.

Se duermen la una en los brazos de la otra.  Rebecca finalmente se despierta pensando que había soñado, gira levemente la cabeza para ver a Marlene apoyada en su costado con la cabeza apoyada en su brazo. Rebecca toca sus labios con un dedo y acaricia su rostro hasta llegar a la frente de Marlene, que se despierta. - ¡Hola! – Dice con suavidad. Rebecca se queda en silencio disfrutando del momento en que aprieta su mano. - No quiero que este momento termine. -  Rebecca le expresa con una mirada dulce. – Te amo tan profundamente y tan incondicionalmente que estoy dispuesta a hacer cualquier sacrificio necesario para estar contigo. - Mira al techo mientras habla. Marlene levanta la cabeza. - ¡Deberíamos hablar! -  Rebecca puede ver un tono dudoso en su voz. - ¡Ok! Habla.- Le ordena. Marlene se sienta frente a ella, Rebecca se acomoda descansando su cabeza sobre las almohadas. - Sabes que te amo, cómo no puedo amarte, eres todo lo que en una mujer podría querer, pero no quiero vivir en la incertidumbre  Rebecca. -  Ella aprecia una lágrima en el rabillo del ojo. - Cuando me fui hace tantos años fue para encontrar un mejor yo. - Con el dedo señala hacia su pecho. - Encontré eso, una nueva vida, una carrera que encanta,  vivir en este pequeño pueblo y amo a las personas que lo habitan, ya no soy partidaria de la glamurosa vida de Broadway, estoy tranquila y sin preocupaciones. -  Narra con una sonrisa. - Te amo, créeme, pero no quiero vivir una vida con alguien temperamental, impulsado más allá de lo que hay aquí. – Explica centrándose en sí misma y mirando a Rebecca. Ella permanece calmada y callada. - Entonces, lo que estás diciendo es que eres feliz aquí y que no debería pedir nada en una relación contigo que vaya más allá de tu carrera o tus necesidades personales, que deberíamos estar en dos mundos diferentes. – Rebecca coloca la situación en el tejado de Marlene. - No pudimos hacer que funcionase antes Rebecca, y yo simplemente no quiero o necesito tener más dolor y angustia. No hay ninguna duda de que nos amamos, nos lo hemos demostrado. - Sonríe acariciando con su dedo la mejilla de Rebecca.- ¿Qué pasaría si te dijera que estoy dispuesta a superarlo? – Dice mirando a sus azules ojos.  - ¡No lo harás! - Marlene responde con seguridad. - ¿Cómo lo sabes? ¿No has escuchado lo que he dicho? Te acabo de decir que estoy dispuesta a hacer sacrificios para estar contigo, no quiero vivir separada de ti, te amo más que nunca. ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Pararme al otro lado de la puerta mientras haces una vida feliz con alguien diferente? -  Su interrogatorio se vuelve abrupto y acalorado. - No puedo verlo,… nosotros… Rebecca. – No encuentra respuesta,  trata de calmarse mientras racionaliza la situación. - ¿Todo esto significa algo para ti? -  Rebecca pregunta mientras sus manos se mueven nerviosas. - El sexo nunca fue un problema, siempre ha sido generoso y apasionante, y no, nunca encontraré este tipo de amor que siento por tí Rebecca. - Ella la tranquiliza. - Entonces danos otra oportunidad Marlene, te quiero. Tracey no puede hacerte sentir como yo. - Tartamudea mientras habla. Marlene baja la cabeza al oír que el nombre de Tracey. Hace que se sienta culpable y horrible. - Eso puede ser así, pero tenemos una conexión que es cómoda y fácil, y eso es lo que quiero. – Se define con confianza. Rebecca se sienta en el borde de la cama. - ¿Te estás escuchando? No hay Marlene sin Rebecca. - Se pone de pie y se vuelve hacia ella con los brazos cruzados.




















2 comentarios: