Una separación necesaria

Una separación necesaria

viernes, 18 de mayo de 2018

Episodio cuadragésimo cuarto


No podría perderte


-¡Hey! ¿Sales temprano hoy? - Marlene le pregunta a Grace mientras camina hacia la puerta.  - ¡Uh! ¡Sí! Tengo que recoger a Rebecca en el aeropuerto. - Marlene la mira con intriga, desliza sus manos en los bolsillos de su bata. - ¡Oh! Entonces… ¿Así que ella ha decidido volver? - Marlene pregunta. - ¡Sí! - Responde Grace mientras busca las llaves del coche en su bolso. - Necesito irme, no quiero llegar tarde. - Ella deja a Marlene allí de pie, observando cómo se apresura hacia su coche. - ¡Hola! - Tracey aparece detrás de ella, sus manos se apoyan en los hombros de Marlene. - ¿Cenamos esta noche? - Le pregunta, Marlene observa en silencio como Grace se aleja.  - ¡Uh! ¿Qué decías? -  Se expresa lejana a Tracey.  - ¡Lo siento!  Estaba perdida en mis pensamientos. - Se gira para mirarla. - ¿Esta noche? - Le repite. - ¡Claro, claro! ¿A qué hora? - Intenta actuar con normalidad Tracey frunce el ceño. - ¿Estás bien? – Pregunta sintiéndose rechazada. - ¡No! Quiero decir…  ¡Estoy bien! -  Su corazón hace tic tac acordándose de Rebecca. - ¡Entonces! ¿Qué tienes en mente? - Marlene pregunta mirando alrededor del vestíbulo para poder besar a Tracey en los labios.  – Tengo pensado hacer una sopa de almejas. – Le dice mientras recoloca la solapa de la bata de Marlene. - ¡Hmmm! Supongo que te veré un poco más tarde, entonces. – Responde con una sonrisa. - ¿A las seis? - Tracey reflexión. - ¡A las seis pues! Tengo algunas cosas que hablar contigo. – Le recuerda. – No debes preocuparte. Allí estaré. - Regresa a su oficina.  Rebecca regresa a su pensamiento, ha pasado más de un mes desde su último encuentro y no tiene intención de tener problemas con Tracey. 



- Ya estás aquí. - Grace se acerca a Rebecca después de esperarla frente a las puertas del aeropuerto. - ¡Hola. Grace! Gracias por venir a recogerme. – Le sonríe y se abrazan, pero Grace intuye que algo no está bien en Rebecca. Le ayuda a recoger su equipaje y Rebecca empieza a toser. - No suena bien. – Aprecia palidez  en su piel. - He tenido una tos persistente durante estos últimos días, estaré bien pronto. - Se dirigen al coche. - ¿Qué tal en Nueva York? -  Le pregunta al arrancar el coche. - Maravilloso, la pequeña tienda que encontré en la calle Stanton estaba disponible, así que la alquilé.  He adecentado mi apartamento y lo he preparado para vivir en el de nuevo. - Le responde tosiendo de nuevo. - No me gusta la forma en que suena esa tos Rebecca. Deberíamos ver a David para que te explore. - Ella le expresa con preocupación. - ¡Mañana! Sólo necesito una buena noche de sueño, nada que un poco de aire del océano no cure. - Rebecca mira a Grace. Se siente terriblemente mal y comienza a sudar, pero nota frío y su cuerpo caliente.
Llegan a la cabaña y abre la puerta. Acarrean el equipaje hacia dentro de la vivienda. - Entra y voy a por la última maleta. – Ordena Grace, ella obedece y pasa dentro. Cierra el auto y camina hacia el porche, abre la puerta. - ¡Bueno! ¿Cómo están las cosas? - Grace pregunta, pero no hay respuesta. - ¡Rebecca! – La llama en voz alta desde la puerta, pero de nuevo no hay respuesta. Grace deja la maleta, pasa por delante de la cocina y encuentra a Rebecca tendida en el suelo y sin conocimiento.  - ¡Rebecca! – Grace le chilla y la agita, pero no responde. Coge su teléfono celular del bolsillo de su chaqueta y llama a emergencias. Hace rodar a Rebecca y puede ver que respira con dificultad. Cuando llega la ambulancia los sanitarios entran a la sala de estar. Ella se identifica. - Nos vemos en el Memorial de New Port, he llamado a mi esposo y él estará en urgencias. – Les informa y sigue a la ambulancia en su coche.

Grace se sienta en la sala de espera de urgencias contemplando el teléfono y dudando si llamar o no a Marlene. Al final decide enviar un mensaje. - Perdóname, Tracey. - Marlene coge el teléfono de su bolso. - ¡Oh! Es Grace, tiene una emergencia. Déjame llamarla. – Se levanta del sofá y sale. - ¿Grace está todo bien? – Ella siente extraña la voz de Grace. - ¡No! No lo está, Marlene, es Rebecca, estamos en la sala de urgencias. - Marlene se siente enferma. - ¿Qué le pasa Grace? -  Su voz se hace penumbra. - La encontré desmayada y sin conocimiento cuando la traje a la cabaña. - Contesta con un temblor en su voz. - Estaré allí en breve. – Contesta presa de un importante nerviosismo. – No hace falta, te llamo más tarde. – Marlene ya no escucha, agarra su bolso y el suéter. - ¿Qué está pasando? - Tracey le pregunta. - Tan pronto lo sepa te llamo. - Rápidamente besa su mejilla y sale fuera, se monta en su coche y sale corriendo hacia el hospital.  Grace repiquetea con el tacón sentada en la sala de espera, Marlene entra con mirada de intriga y desconociendo lo que está sucediendo.  - ¡Marlene! Gracias por venir. - Ella se sienta a su lado. - Estoy esperando a que David salga. - Ella baja el rostro entre las palmas de las manos. - ¿Qué pasó? - Marlene pregunta en un tono sombrío. - Cuando la recogí en el aeropuerto noté que parecía pálida, tenía un aspecto terrible, estaba sudorosa y fría. - Reconoce Grace. – ¡Continua! - Apura Marlene con el miedo en el cuerpo. - Estábamos descargando su equipaje, ella se adelantó y yo la seguí poco después, la encontré en el suelo sin conocimiento. - Marlene puede sentir el miedo en su voz, Marlene se levanta inclinando la cabeza, la apoya en la pared casi en el sollozo y traga saliva con desespero. No puede hacer nada, espera a que David aparezca. Los minutos parecen horas, mientras Marlene camina hacia adelante y hacia atrás. Finalmente, David sale con el rostro gris y hosco, Marlene corre a su lado, lo mismo hace Grace. - Ha sido providencial que estuvieras allí en ese momento Grace. -  Le dice. -  La vamos a trasladar a la unidad de cuidados intensivos. - El corazón de Marlene se hunde en lo más profundo, siente la necesidad de llorar, pero pone cara de valiente. - ¿Qué le ocurre? - Grace tiene miedo de preguntar, pero lo hace. - Ella tiene una grave neumonía en el pulmón izquierdo, el derecho muestra cierta congestión, las próximas cuarenta y ocho horas serán críticas, hemos hecho radiografías de tórax, el análisis de sangre completo saldrá por la mañana.  - Contesta cruzado de brazos. - La tenemos con oxígeno puro, continúa inconsciente, necesita respiración asistida.  Ella es joven y fuerte, pero su situación sigue siendo crítica. – Advierte con firmeza. - ¡David! ¿Puedo quedarme con ella? - Marlene le coge del brazo con desespero y le suplica. Él puede ver la tristeza en sus ojos. - Si quieres, podrías colaborar incluso en su cuidado, no estará de más, haré los arreglos con la UCI para que estés allí. - Marlene lo sigue hasta la unidad de cuidados intensivos. Mira a Rebecca a través de la ventana de vidrio, la impresión la atenaza e intenta componerse del impacto que está siendo verla allí indefensa, inconsciente y totalmente desvalida.  - Puedes entrar ahora. – Le dice la enfermera. - Su corazón late fuerte y hace algunas muecas, pero eso es inconsciente. -  Lo mira con un gesto de gratitud. - ¡Gracias! - Poco a poco gira el picaporte de la puerta, se lleva la mano a la boca mientras mira las líneas de los monitores a los que está conectada Rebecca. Le acerca su mano a la de ella y siente la frialdad de su tacto, la agarra con fuerza. - ¡Rebecca! – Le dice en un susurro, casi con llanto, pero no hay ninguna respuesta, aunque la llame por su nombre. Unas lágrimas comienzan a caer de sus ojos mirando la expresión en blanco de su rostro.

La enfermera entra tirando de una silla al lado de la cama.  - ¡Siéntate! La espera será larga. – Le ordena amable, muestra un recipiente con compresas en la bandeja. - Sudará mucho de vez en cuando, sécale el rostro, la frente y el pecho, ayudará a mantenerla seca. -  La enfermera le sonríe. Marlene apenas puede decir una palabra, se encuentra muy abrumada por la situación. - ¿Estarás aquí? - Le pregunta. - Las próximas ocho horas, si necesitas algo, no tienes más que decirlo. – Le responde acariciando su hombro. Marlene se sienta cerca del rostro de Rebecca y la mira con lamento. - ¡Rebecca! - Marlene susurra cerca de su oído, le acaricia el brazo con el dorso de la mano, hay un movimiento de ella, gemidos bajos y respiración ronca. Marlene coge una compresa y empieza a secarle el sudor que le corre por sus labios y los seca. - ¡Te amo! – Pronuncia en voz baja. Llora mirando su cuerpo inerte y frío.
Las horas pasan lentamente sin que Rebecca muestre alguna respuesta. Marlene, sentada en la silla, entra y sale del sueño. Grace abre lenta la puerta. - ¡Hola! – Saluda en un susurro. - Te he traído un poco de café. - Se lo da en la mano. - ¡Gracias! – Marlene lo bebe con avidez. - ¿Alguna respuesta de ella? - Grace le pregunta acariciando su hombro. - ¡No! - Ella comienza a llorar de nuevo. - Grace, no puedo perderla, yo no puedo vivir sin ella, Ella lo es todo en mi vida, hemos pasado por demasiadas cosas para que ahora se pueda ir sin más. – El lamento cae de sus labios como pidiendo auxilio. – Te espera un camino duro por delante Marlene, ella está muy enferma, sé que no necesito decirte lo peligroso que puede ser esto. - Le advierte. - Me he equivocado, la he rechazado sin piedad, necesito recuperarla de nuevo. No puedo vivir sin ella. – Vuelve a mirarla comprueba que una lágrima corre por el lado de su cara. Marlene se la limpia y le acaricia la frente. - ¡Por favor! Despierta. - Le suplica en voz baja. – Te dejo ahora, luego regreso. - Le dice Grace, Marlene asiente y coge la compresa para secarle otra vez la cara. Grace sale al pasillo, David la espera de pie mirando hacia Marlene. - ¿Cómo está Marlene? - Le pregunta y la abraza. - Angustiada. - Le responde. - Esperaba eso. -  Afirma. Sonríe y toma a Grace de la mano. - ¿Qué estás pensando? - Le pregunta Grace mirando su expresión.  - Va a ser difícil, esto no es algo que Rebecca superará de repente.  Marlene necesita saber que, con los antibióticos que le estamos dando y los otros medicamentos, espero una recuperación completa, pero lenta. - Grace se relaja. - ¡Bueno! Eso es positivo, conozco tu toque profesional y lo listo que eres. – Le dice, él envuelve su brazo en el de su esposa. - Déjame llevarte a casa. - Sonríe pellizcándole la mejilla. - Dejaré que Marlene tenga su tiempo con Rebecca y volveré un poco más tarde y comprobar como está. – Le dice ella. - Pasaré por su apartamento y le cogeré ropa limpia y algunas cosas que puede necesitar. - David se ríe. - Buena idea, las necesitará, apuesto a que tendrá a Rebecca para ella para mucho tiempo. - Caminan hacia el automóvil y se dirigen a su casa.



Marlene saca una nueva compresa del recipiente y comienza a limpiar la cara de Rebecca otra vez. Ella hace una mueca a través de su expresión fantasmal. - Recuerdo la primera vez que nos besamos. - Le habla mientras acaricia, mas que limpia su rostro y sus hombros. - Ese juego tonto de girar la botella. – Sonríe y mira hacia adelante recordando. - Nunca me habían besado así en mi vida. - Duda por un segundo. - Supe entonces que estaba enamorada de ti. - Se seca las lágrimas de los ojos volviendo a sentarse. Marlene comienza a dormitar cuando suena el móvil. Tracey le envía un mensaje.  "¿Qué pasa, alguna noticia?" Lee, Marlene suspira pensando en cómo responderle. "Es tarde hablaremos mañana" Le contesta en otro mensaje y luego apaga el teléfono.



Rebecca empieza a temblar y a mover los brazos. - ¡Marlene! - Ella se estremece al no abrir los ojos, su cabeza gira un poco hacia atrás y hacia adelante. - ¡Marlene! – Gime al despertar.  - ¡Rebecca! - Exclama con suavidad, pero Rebecca está inmóvil. - ¡Por favor, Rebecca! Abre los ojos. - Le acaricia un lado de su cara con los dedos, apartando las diminutas gotas de sudor, se inclina y le besa la frente. Tira de la silla más cerca y apoya su cabeza al lado de Rebecca. Marlene se despierta por la sacudida de su brazo, se levanta de un salto y mira a una Rebecca durmiente. - ¡Grace! - Trata de enfocar sus ojos. - ¿Qué hora es? - Grace deja la bolsa junto a la puerta. – Las siete, necesitan entrar aquí y hacer algunas pruebas, te traje ropa y artículos de tocador. - Le señala la bolsa al lado de la puerta. - Ve al vestuario de los médicos y date una ducha. - Salen fuera de la habitación permitiendo que las enfermeras entren. Grace la sigue. - Le dije a Tracey esta mañana que no te moleste. -  Marlene se encoge de hombros suspirando. - Ella me puso un mensaje anoche y yo estaba muy mal. Le contesté y apagué mi teléfono. -  Gruñe molesta. - Tienes que decirle la verdad Marlene. - Entran en el vestuario de los doctores. - ¿De que estoy enamorada de Rebecca? Creo que ella ya lo sabe. Estábamos tratando de resolver nuestros problemas y ahora esto. - Ella levanta los brazos en el aire con incredulidad. – Ve a ducharte, te traeré un café. -  Ella se va fuera del vestuario. Marlene se queda sola, se ducha con rapidez y se viste. - ¡Oh! ¡Tracey! - Marlene se sobresalta cuando sale del vestuario y se la encuentra delante y le da un beso a Marlene. – Lo he oído. – A Tracey le parece triste. - ¡Sí! Debería haberte llamado, está en estado grave y no quería irme. - Tracey se cruza de brazos. - Puedes entender que no conoce a nadie más aquí y no querría estar sola. -  Camina acompañando a Marlene y la sigue de regreso a la UCI. - Gracias por tu comprensión. – Marlene le responde. - Te veré un poco más tarde, tengo un montón de papeleo que terminar. - Le besa en la mejilla. - ¡Te amo! - Le dice Tracey con una sonrisa. Ella le da una palmada en la espalda.

Marlene se sienta allí esperando que las enfermeras completen sus tareas, David sale viendo la gráfica de Rebecca, levanta la vista y ve a Marlene.  - ¡Buenos días! – Saluda. - ¿Cómo está ella realmente? David. - Le pregunta preparándose para lo peor. – Está grave, pero su respiración es mucho mejor esta mañana que anoche. - Le dice honestamente. - ¡Gracias a Dios! – Explota. - ¡Sí! Las cosas podrían haber sido terribles si Grace no hubiera estado allí. - Marlene niega con la cabeza. - No entiendo. – Comenta. - Ella puede haber cogido el mal en cualquier lado, quién sabe. Pero es fuerte. Marlene, a veces, cuando la gente pasa por un trauma importante en su vida, eso puede tomar su peaje, sí, ella es fuerte como he dicho, pero su sistema inmunológico puede ser muy difícil, tendré una idea más concreta esta tarde si el antibiótico que le damos es efectivo. – Le responde y le acaricia el hombro. - Las enfermeras están a punto de terminar con ella. - Sonríe aliviando sus tensiones. Marlene se apresura a regresar al lado de Rebecca y encuentra un nuevo recipiente de compresas y empieza a secarla. - ¡Buenos días! - Le sonríe hablando en voz baja.  - Necesito que te mejores. Hay muchos vestidos que necesitas diseñar y coser. - Sus labios tocan su mejilla en un beso Rebecca permanece indiferente. Marlene extrae el teléfono de su bolso y llama a Tristán y le explica la situación. - ¡Sí! Te llamaré en el momento en que despierte, te lo prometo. - Le responde. - Ese era Tristán. - Murmura y puede sentir el dolor de un escozor en su garganta, trata de tragar, pero se siente ahogada.
Rebecca mueve su cuerpo y se retuerce ligeramente, abre los ojos lentamente. - ¿Dónde estoy? - Su voz alerta a Marlene que agarra su mano.  - Rebecca soy yo. - Ella pulsa el botón para llamar a la enfermera. - ¿Marlene? - Ella susurra, una lágrima cae del ojo de Marlene, sonríe en un gesto a medio camino del llanto. La enfermera entra rápidamente, Marlene llama al teléfono de David. - Está despierta. - Grita emocionada. - Estaré allí en breve. - Le responde. - Estás en el hospital. -  Marlene le dice. Rebecca extrañada se siente incoherente. - ¿Hospital? - Ella pregunta, sus ojos se hunden. - ¡Sí! - Ella responde. David entra. - ¿Puedes disculparnos? -  Él pregunta. – Rebecca estaré justo aquí fuera. - Le promete. Marlene se dirige a la sala de espera. Grace se acerca a ella. - ¿Así que está despierta? Eso es muy bueno. - Marlene frunce el ceño, la abraza y rompe a llorar de forma estrepitosa. Descarga sobre su amiga toda la ansiedad acumulada en las últimas horas. - ¡Está viva, ha revivido! - Grace la tranquiliza acariciando su espalda. - No puedo ni me alejaré de su lado Grace, tengo pacientes. - Interrumpe Grace rápida.  - Los he reasignado por ahora, Marlene, sé lo importante que es para ti estar aquí, ahora. -  Marlene sonríe algo después de tantas horas de angustia. - Eres la mejor amiga que cualquiera podría tener Grace Brandon. - Ella se confía.  David sale de la zona de la UCI.  - Parece que los antibióticos están funcionando. Lo ha superado, pero todavía tenemos un camino por recorrer. - Marlene lo abraza con fuerza. Aún tiene los ojos gripados del llanto. - ¡Gracias David! – Él hace un rápido ademán hacia dentro del cuarto de Rebecca. Marlene corre hacia ella. - ¡Hola! - Le sonríe. - ¡Hola! – Responde Rebecca mientras trata de tragar con dificultad. - ¿Te lo han dicho? -  Ella le pregunta a Rebecca, ella asiente con la cabeza no queriendo hablar mucho. - Gracias por estar aquí. - Ella finalmente consigue articular las palabras. Marlene acerca a su rostro al de ella. - Yo no estaría en ningún otro lugar sino aquí, quiero que sepas eso. – Con el dedo acaricia su barbilla. - ¿Para qué son los amigos? - Susurra Rebecca, Marlene sonríe mirando con cautela. - ¡Te amo! - Responde Rebecca sonriendo y cierra los ojos. - Descansa un poco, te veré pronto. -  Ella coloca sus labios en la frente de Rebecca que se queda dormida.



Marlene ha quedado con Tracey en la cafetería donde se sientan a almorzar.  - Neumonía viral, ¡Hmmm! Podría haberlo cogido en Nueva York. - Tracey conjetura mordiendo su ensalada. – Yo… Marlene, ¿Por qué no me dejas cocinar para ti? Esta noche, una comida caliente te haría bien. - Marlene toma un sorbo de té. – He de ver cómo está. - Responde, Tracey se sienta. - Sé que estás preocupada, pero ella está en buenas manos Marlene. – Con su mano acaricia el lado de la cara de Marlene mientras habla. - No tiene a nadie más aquí, Tracey y yo he prometido a su hermano que me ocuparía de cuidarla y que lo llamaría cuando despertara. - Su mirada es severa al responder. - Está bien, bueno pues avísame, pensé que un poco de tiempo a solas esta noche sería bueno. - Menciona Tracey al terminar la ensalada. Se pone de pie dejando a Marlene sola en la mesa. Marlene piensa cómo va a contarle a Tracey sus verdaderos sentimientos sobre Rebecca.

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